Campesinos ricos, mercado y crecimiento económico en Castilla en el siglo XV En una reciente evaluación de los estudios sobre el mundo rural medieval en la Corona de Castilla, José Ángel García de Cortazar y Pascual Martínez Sopena señalaban que dos de los problemas fundamentales a resolver por la historiografía eran la cuestión de estratificación social en el mundo rural y la compleja relación entre economía agraria y mercado. 1 Si nos situamos en la atalaya del último medievo, uno de los grandes problemas a resolver, me permito añadir, tiene que ver con la interpretación del ciclo de crecimiento en el mundo rural y sus implicaciones, cuestión que, obviamente, engloba los dos aspectos anteriores. 2 Cierto es que en los últimos años la producción historiográfica sobre el mundo rural ha conocido una evidente retracción. También, que las propias características del repertorio documental disponible para el estudio de la Corona de Castilla dificultan enormemente el análisis de determinados aspectos. En cualquier caso, las cuestiones de economía agraria y crecimiento económico bajomedieval si han merecido la atención de la historiografía internacional de modo que podemos afirmar que en poco tiempo se han transformado notablemente los parámetros de interpretación generalizados hasta el momento. 3 Existe un amplio consenso historiográfico en la definición del siglo XV castellano como un periodo de crecimiento sostenido. Aunque sus fechas de arranque disten de estar claras, el despegue comenzó antes en Andalucía, y a partir de 1450 evidencias procedentes de lugares muy diversos nos hablan de un incremento de la producción y una tendencia alcista generalizada. 4 Las interpretaciones tradicionales de 1 GARCÍA DE CORTAZAR, J.A.,; MARTÍNEZ SOPENA, P., “La historia rural de la sociedad hispanocristiana”, Historia Agraria, nº 31 (2003), pp. 57-86 2 Para un análisis en profundidad de estos aspectos, OLIVA HERRER, H.R, “El mundo rural en la Corona de Castilla en la baja Edad Media: dinámicas socioeconómicas y nuevas perspectivas de análisis.”, Edad Media. Revista de Historia, nº 8 (2007), pp. 295-328 3 Vease al respecto, por ejemplo, DYER, C., An Age of Transition. Economy and Society in the Later Middle Ages. Oxford, 2005 4 Sobre los ritmos del crecimiento, LADERO QUESADA,M.A.; GONZÁLEZ JIMÉNEZ,M., Diezmo eclesiástico y producción de cereales en el reino de Sevilla (1408-1503). Sevilla, 1978. CASADO,H. “Evolución de la producción agraria, precios y coyuntura económica en los obispados de Burgos y Palencia a lo largo del siglo XV”, en Studia Historica, vol. IX, (1991), pp. 67-110; DIAZ DE DURANA, J.R Alava en la Baja Edad Media. Crisis, recuperación y transformaciones socioeconómicas (C. 12501525). Vitoria, 1986 y “La recuperación del siglo XV en el nordeste de la Corona de Castilla”, Studia 1 este ciclo de crecimiento en el siglo XV castellano tienden a subrayar su carácter predominantemente extensivo, basado en la ampliación del espacio cultivado, confirmada por una miríada de estudios regionales que reflejan la intensidad y ritmos del fenómeno de las roturaciones. La importancia de las roturaciones y de las cesiones enfitéuticas de propiedad nobiliaria fundamentan un paradigma que presenta bastantes paralelismos con el tradicional modelo ricardiano/malthusiano. Interpretaciones más recientes, influidas por los economistas de la escuela institucionalista, tratan de matizar el carácter exclusivamente extensivo del ciclo de crecimiento. Hilario Casado señaló en su momento como una de las claves del incremento de la producción, un proceso paralelo de racionalización productiva, vinculado al aumento de la capacidad normativa de los concejos que tendría su reflejo en la ordenación de las prácticas agrarias que las ordenanzas municipales vendrían a sancionar. 5 En cualquier caso, ha sido probablemente Bartolomé Yun quien ha facilitado la versión más elaborada. Para Bartolomé Yun el fenómeno de las roturaciones se conjugó con una mayor eficiencia en el empleo de los factores productivos, dando como resultado en una mayor seguridad en los derechos de propiedad y una ordenación de los tiempos y prácticas agrícolas y por tanto un incremento en la productividad del trabajo, que facilitaría también la expansión en el mundo rural de producciones de tipo artesanal. 6 Una de las muchas virtudes que atesora el análisis de B. Yun es la relevancia que otorga a la creciente mercantilización de las producciones, en el marco un proceso de paulatina integración comercial de las economías regionales, sin que del elevado nivel Historica, vol. VIII (1990), pp. 79-118; LADERO QUESADA,M.A., “El crecimiento económico en la Corona de Castilla en el siglo XV: algunos ejemplos andaluces”, Los mudejares de Castilla y otros estudios de historia medieval andaluza. Granada, 1988, pp. 257-288. GONZÁLEZ JIMÉNEZ, M., "Las crisis cerealistas en Carmona a fines de la Edad Media", en Historia. Instituciones. Documentos 3 (1976), pp. 283-307. ÁLVAREZ VÁZQUEZ,J.A., “Evolución de los arrendamientos agrícolas de 1450 a 1850 en Zamora”, Congreso de Historia Rural, siglos XV al XIX, Madrid, 1984. LÓPEZ-SALAZAR.J.; MARTÍN GALÁN,M., “Producción cerealista en el arzobispado de Toledo (1463-169)”, Cuadernos de Historia Moderna y Contemporanea, 1981, pp.21-101. También los más recientes YUN CASALILLA, B., Marte contra Ninerva. El precio del imperio español, c. 1460-1600. Madrid, 2004; MONTES ROMEROCAMACHO, I., “Crisis de subsistencias y comercio exterior de cereales en la Sevilla del Siglo XV”, en OLIVA HERRER,H.R.; BENITO MONCLÙS,P., Crisis de subsistencia y crisis agrarias en la Edad Media. Sevilla, 2006; y DODDS,B., “Crisis de subsistencia y desarrollo económico en Inglaterra y Castilla durante la Edad Media”, Ibídem. 5 CASADO,H. “Evolución de la producción agraria, precios y coyuntura económica en los obispados de Burgos y Palencia a lo largo del siglo XV”, en Studia Historica. Historia Medieval, vol. IX, (1991), pp.79-83 6 YUN CASALILLA, B., Marte contra Ninerva. El precio del imperio español, c. 1450-1600. Madrid, 2004, pp. 215-239 2 de comercialización haya que deducir necesariamente una transformación radical del sistema económico. Por lo demás, la interpretación de B. Yun se aproxima a la tesis de R. Brenner al aceptar que las propias estructuras de percepción de los ingresos señoriales y su dedicación claramente orientada a garantizar la reproducción social actuaban como un freno a la innovación impidiendo inversiones conducentes a una reproducción ampliada del capital. 7 Su concepción, por tanto, se puede resumir en una incorporación al modelo extensivo del crecimiento agrario, basado meramente en las roturaciones, de un incremento de la productividad del trabajo y una reducción de los costes de transacción, dentro de los límites que permite la propia estructura de percepción y gasto del ingreso nobiliario. La crítica al modelo extensivo de crecimiento efectuada desde esta perspectiva parece bien fundada, aunque restan lagunas importantes en esta interpretación. Sin duda, la más importante es preguntarse por el papel jugado por los productores agrarios en ese modelo. De hecho, Las interpretaciones efectuadas sobre el desarrollo agrario castellano del XV no han descendido al nivel de analizar las racionalidades productivas de los distintos segmentos de las comunidades rurales. Tampoco se han abordado en profundidad las relaciones existentes entre mundo rural, crecimiento económico y comercialización del producto agrario. Paradójicamente, la imagen resultante tiene mucho que ver con la inercia de la concepción tradicional de la inmutabilidad del universo agrario: se considera que las formas de gestión del patrimonio nobiliar y la particular estructura de consumo de este grupo, principalmente orientada a la reproducción social, no eran susceptibles de generar innovaciones en la producción agraria, mientras que se da por descontada la incapacidad de los productores agrarios de protagonizar transformaciones tendentes a incrementar la productividad en términos generales. Entiendo que la condición imprescindible para resolver las insuficiencias de las explicaciones admitidas del ciclo de crecimiento, pasa precisamente por reconocer a los productores agrarios el papel de agentes y por analizar sus comportamientos y lógicas específicas, lo que implica además efectuar un análisis de las complejas relaciones 7 YUN CASALILLA, B., Marte contra Ninerva. El precio ..., p. 237 3 entre economía agraria y mercado y sus implicaciones en los distintos segmentos de las comunidades rurales. Tal reconocimiento no fue problemático para la historiografía inglesa, que clausuró el debate Brenner al poner de manifiesto la importancia de los efectos de la producción para el mercado en las comunidades rurales, las posibilidades de acumulación de tierra y sus implicaciones en la propia estratificación local y por tanto, en la consolidación de una élite campesina capaz de obtener considerables beneficios, incluso de introducir innovaciones capaces de incrementar la productividad en términos generales. 8 La historiografía hispana ha llamado también la atención sobre la emergencia en las comunidades rurales de un segmento de campesinos ricos a lo largo del XV, con peculiaridades específicas en las distintas regiones. 9 De entre ellos se suele destacar su papel intermediario en el arrendamiento de la propiedad nobiliar y paradójicamente resultan más conocidos por sus reclamaciones políticas que por sus fuentes de renta y su evolución en la coyuntura secular. 10 Ni siquiera se ha confirmado si la visibilidad de este grupo en las fuentes a mediados del XV es un fenómeno cualitativamente diferente respecto a otros labradores abonados de época precedente. Mi propósito es replantar las interpretaciones del ciclo de crecimiento en el medio rural a través de un análisis específico de la actividad del segmento más dinámico 8 Cf. GLENNIE, P., “In search of agrarian capitalism: manorial land markets and the acquisition of land in the Lea Valley, c.1450-c.1560”, Continuity and Change, nº 3 (1988), pp.11-40; MATE, M., “The East Sussex land market and agrarian class structure in the late middle ages”, Past and Present, nº 139 (1993), pp. 46-65; HOYLE, R., “Tenure and the land market in early modern England : or a late contribution to the Brenner debate”, Economic History Review, nº 43 (1990), pp. 1-20; WHITTLE, J., “Individualism and the family-land bond: a reassessment of land transfer patterns among the English peasantry, c.12701580”, Past and Present, nº160 (1998), pp. 25-63 9 Cuestión desvelada en su momento por los trabajos de E. Benito y de María Asenjo en el entorno segoviano ratificada por toda una serie de trabajos posteriores sobre otras regiones Además de Segovia y Cuellar, Alba de Tormes, Ávila, Astorga, Burgos o la propia Tierra de Campos proporcionan otos ejemplos. Cf. BENITO RUANO, E., “El labrador mas astroso de Cuellar”, En la España Medieval, nº 1 (1980), pp. 11-6; ASENJO,M., “Labradores ricos: Nacimiento de una oligarquía rural en la Segovia del siglo XV”, En la España Medieval, IV (1984), Tomo I, pp. 63-8; OLMOS HERGUEDAS E,.La comunidad de villa y tierra de Cuellar a fines de la Edad Media, Valladolid, 1998, p. 293; MONSALVO ANTON, J.M., El sistema político concejil. El ejemplo del señorío medieval de Alba de Tormes y su concejo de villa y tierra. Salamanca, 1988, pp. 253-255 y “Usurpaciones de comunales. Conflicto social y disputa legal en Ávila y su Tierra durante la Baja Edad Media. Historia Agraria, nº 24 (2001); MARTIN FUENTES, .J.A., El concejo de Astorga. (siglos XIII-XVI). Leon, 1987, pp. 113-114; CASADO,H., Señores, mercaderes y campesinos. La comarca de Burgos..., pp.513-535; OLIVA HERRER, H.R., La Tierra de Campos a fines de la Edad Media: economía, sociedad y acción política campesina. Valladolid, 2002, pp. 233-300. 10 Sobre esta cuestión me permito remitir a mi propio trabajo OLIVA HERRER, H.R., Justicia contra señores. El mundo rural y la política en tiempos de los Reyes Católicos. Valladolid, 2004 4 y de más repercusión en el conjunto de las comunidades rurales, precisamente ese segmento de campesinos enriquecidos al que las fuentes hacen referencia. Entiendo que un análisis en profundidad de estas cuestiones demostrará, no sólo que los distintos grupos de la sociedad rural fueron capaces de soportar amalgamas complejas de producciones para la comercialización y la subsistencia 11 , sino también la capacidad específica del segmento más abonado de la misma para desarrollar estrategias productivas planificadas, capaces de generar transformaciones en la configuración de las estructuras agrarias y producir aumentos en la productividad, que nos abocan a una rectificación de la interpretación generalizada del crecimiento en el medio rural y a un análisis específico de la reconfiguración de la propia sociedad rural a lo largo del XV y a comienzos del siglo XVI. Dado que he efectuado una revisión historiográfica reciente sobre estos aspectos, a la que remito, planteando las que a mi juicio son las orientaciones más interesantes, me contentaré con reincidir aquí en la necesidad de estudios microanáliticos para contestar a estas preguntas. 12 Sólo ellos permitirán desvelar la lógica de la evolución de las explotaciones campesinas durante el ciclo de crecimiento. Necesitamos, tal y como planteara para otro contexto M. Bailey, en un conocido artículo, estudios de detalle que nos permitan afinar unas interpretaciones generales que se sustentan sobre evidencias empíricas muy limitadas. 13 Dedicare las páginas que siguen precisamente a esto: A estudiar la evolución de la estructura de la explotación de una familia de campesinos ricos entre 1457 y 1543, tratando de analizar la lógica que se desprende y de extraer las consecuencias que se derivan de un análisis de este tipo para las interpretaciones comúnmente aceptadas del ciclo de crecimiento. Modelos locales: campesinos ricos y dinámicas de la explotación en Tierra de Campos 11 Reflexiones muy interesantes al respecto en BAILEY, M., “Peasant Welfare in England, 1290-1348”, The Economic History Review, nº 51 (1998), pp. 223-251; SCHOFIELD, P.R., Peasant and Community in Medieval England. Basingstoke, 2003 y DODDS, B., Capitalism and subsistence on the Durham manor. Comunicación presentada en 2006 en el International Medieval Congress (Leeds). 12 Nuevamente, me permito remitir a mi propio trabajo, OLIVA HERRER, H.R, “El mundo rural en la Corona de Castilla en la baja Edad Media: dinámicas socioeconómicas y nuevas perspectivas de análisis.”, Edad Media. Revista de Historia, nº 8 (2007), pp. 295-328 13 BAILEY, M., “Peasant Welfare in England, 1290-1348”, The Economic History Review, nº 51 (1998), pp. 223-251 5 Parece claro que para contestar el tipo de preguntas que aquí se plantean es necesario un tipo particular de fuente que permita seguir en detalle en el tiempo las modificaciones de la explotación agraria. La documentación que manejo procede de listas de propiedad elaboradas al nivel de la comunidad campesina, que nos permiten seguir la evolución de la configuración de las explotaciones agrarias parcela a parcela, en una zona, la Tierra de Campos palentina, en la que la tierra en propiedad constituía el núcleo esencial de la explotación agraria. 14 En concreto voy a utilizar las referencias procedentes de la familia de un labrador de la villa de Torremormojón, Juan González. 15 Los registros fiscales de Torremormojón, para el arco cronológico estudiado, reflejan la posesión por parte de los miembros de esta familia en algún momento, de hasta 667 parcelas dedicadas al cultivo del cereal y de 338 dedicadas al viñedo. La información permite un tratamiento sistemático y desvela elementos claramente reveladores. Desde luego, el importante incremento patrimonial de González y de sus herederos es uno de ellos. Con todo, y como veremos, lo más importante es comprobar que la evolución de la estructura de las heredades de Juan González y su familia, nos alejan claramente del modelo de crecimiento únicamente extensivo. Cuadro nº 1: La familia de Juan González según los libros de pecherías del concejo de Torremormojón Juan González I Catalina González Juan González II Felipe González Juan González III 14 OLIVA HERRER, H.R., La Tierra de Campos a fines de la Edad Media ..., pp. 142-149 15 Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Sección Protocolos y Padrones. 59/ 4. 6 La documentación notarial refleja a la altura de 1504 el indiscutible protagonismo de Juan González el viejo (al que nos referiremos como Juan González I), en la vida comunitaria en el lugar de Torremormojón. Se trataba éste de un pueblo que formaba parte del señorío del Condestable de Castilla, al que el censo de 1528 atribuye una población en 194 vecinos de base económica fundamentalmente agraria y con alguna presencia de producciones textiles bajo modelos organizativos de tipo verlagssystem. 16 La destacada posición que Juan González ostentaba dentro del entramado social local es fácil de verificar a la luz del papel desarrollado en la gestión local de la crisis de 1504. 17 En esta situación de carestía generalizada que afectó a buena parte de la Corona de Castilla, en Torremormojón se solventó mediante la implicación directa de la élite local, que adelantó el dinero necesario para la adquisición del grano destinado a mantener a la población hasta la llegada de la nueva cosecha. 18 La participación de Juan González I en la operación, a pesar de su avanzada edad por aquellas fechas, habla bien a las claras de sus disponibilidades económicas y del papel preeminente que de hecho poseía en la villa de Torremormojón. Probablemente fuera uno de los vecinos más ricos del lugar, sino el que más. Contaba con una heredad de 68,88 Has. (574,5 cuartas) de cereal y otras 19,86 Has. (156,5 cuartas) de viñedo en propiedad. 19 En este momento ya muy cercano al de su muerte, Juan González I había transferido ya a sus herederos una parte de su propiedad, que en su momento culminante había tenido dimensiones aun mayores. De hecho, en esas mismas fechas su hijo Juan González II, referido por la documentación como Juan González el mozo, poseía ya una 16 Archivo General de Simancas. Sección de Contadurías Generales, leg. 768. Sobre la difusión en la comarca de la Tierra de Campos de algunas fases del proceso productivo textil bajo parámetros organizativos del tipo verlagssystem, cfr. H.R. OLIVA HERRER, “La industria textil en Tierra de Campos a fines del medievo”, Studia Historica. Historia Medieval, 18, 2000-2002, 259-285. 17 Archivo Provincial de Palencia. C6652. Torremormojón. (En adelante Torremormojón), leg. 1, fol. 36v. 18 Me he ocupado de abordar estos aspectos en “Reacciones a la crisis de 1504 en el mundo rural castellano”, en en OLIVA HERRER,H.R.; BENITO MONCLÙS,P., Crisis de subsistencia y crisis agrarias en la Edad Media. Sevilla, 2006, pp.259-276 19 Como se sabe la cuestión de la equivalencia de las medidas agrarias es bastante problemática. El tamaño de la cuarta es variable incluso en lugares relativamente cercanos. La determinación de la extensión de la cuarta en Torremormojón se ha efectuado a partir de la información proporcionada por un pleito coetáneo que se conserva en la Chancillería de Valladolid, que otorga a la cuarta una equivalencia de 12 áreas. La medida es similar a la que otorga el Catastro de Ensenada en el propio lugar de Torremormojón, esto es, la cuarta parte de una aranzada. Esta equivalencia, por lo demás es coincidente con la que los vecinos del lugar de mayor edad otorgan actualmente a la cuarta. El pleito en Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Sección Pleitos Civiles. Alonso Rodríguez (D). Caja 1.1. Las referencias al catastro en Archivo Histórico Provincial de Palencia. Catastro de Ensenada. Respuestas Generales. Torremormojón. 7 heredad de dimensiones considerables (37,2 Has. de cereal y 10,71. Has de viñedo). No mucho tiempo después le veremos actuar como regidor en la villa de Torremormojón. 20 Juan González I, el viejo, era por tanto un labrador enriquecido que ostentaba un papel relevante dentro de la élite local, como de hecho ya lo tenía a la altura de 1457, cuando contaba con muchos menos años de edad y ejercía ya en la villa como alcalde de los pecheros. En cualquiera de los casos, sus posesiones entre 1457 y 1504 (o más propiamente 1505, que es precisamente la fecha en que contamos con una descripción detallada de sus propiedades) conocieron un crecimiento espectacular, que es preciso valorar en su justa medida para entender con precisión de que se trata cuando la documentación del XV hace referencia a la consolidación en el mundo rural de un segmento de campesinos abonados. Tabla nº 1: La heredad de Juan González I (1457-1505) Cereal Viñedo Total 1457 parcelas cuartas 22 234 14 56,25 36 290,25 1464 parcelas cuartas 54 449,56 18 93,25 72 542,81 1484 parcelas cuartas 72 741,25 33 178 105 919,25 1505 parcelas cuartas 56 574,5 23 156,5 79 731 La tabla nº 1 nos permite comprobar la intensidad del crecimiento experimentado por la heredad de Juan González. A la altura de 1457, disponía de una heredad de 234 cuartas de cereal y 56 de viñedo (algo más de 35 hectáreas). Veintisiete años más tarde, había conseguido triplicar el tamaño de su explotación. Todavía en 1505, cercano el momento de su muerte, poseía una heredad de 731 cuartas, por tanto, de una extensión de más del doble de la primera referencia que tenemos de él. El proceso de expansión de la heredad de Juan González había sido intenso y continuo. La reducción del tamaño de su explotación en 1505, respecto al dato de que disponemos para 1484 no significa que el proceso de acumulación se hubiera detenido, puesto que se explica por la transferencia de tierra realizada en vida a su primogénito, Juan González II. De hecho, si lo que tomamos como referencia es el conjunto de propiedades de Juan González y sus descendientes, tal y como pueden observarse en las tablas nº 2, 3 y 4 la 20 Torremomojón, leg. 2, fol. 13v. 8 ampliación patrimonial es más rotunda. Entre 1454 y 1520 las propiedades vinculadas al tronco familiar habían multiplicado su extensión por seis, aproximadamente. Tabla nº 2; Propiedades de la familia González (1457-1520). Cuartas. viñedo cereal Total 1457 56,25 234 290,25 1464 93,25 449,56 542,81 1484 178 741,25 919,25 1505 283,5 1006,8 1290,3 1512 237 1012,5 1249,5 1520 331,25 1498 1829,25 Tabla nº 3: Propiedades de la familia González (1457-1520). Cuartas de cereal. 1457 234 Juan González I Juan González II Juan González III Felipe González Catalina González Familia González 234 1464 449,56 1584 741,25 1505 574,5 311 121,25 449,56 741,25 1006,75 1512 1520 444,5 682 588,39 227,75 235,25 332,75 1012,5 1498 Tabla nº 4: Propiedades de la familia González (1457-1520). Cuartas de viñedo. 1457 Juan González I 56,25 Juan González II Juan González III Felipe González Catalina González Familia González 56,25 1464 93,25 1484 178 1505 156,5 89,25 37,5 93,25 178 283,25 1512 1520 110,5 144,25 131,5 55,5 59,75 66,75 237 331,25 Este crecimiento, no sin desigualdades dentro del grupo familiar, es claramente revelador del proceso de enriquecimiento experimentado por un segmento de las comunidades campesinas al amparo del ciclo de crecimiento. Para desentrañar las características de esta ampliación patrimonial, ajustándome al espacio de que dispongo, me centraré preferentemente en la evolución de la explotación cerealera de Juan González I. En particular, tomaré como punto de referencia la trayectoria su heredad entre 1457 y 1484 ya que nos permite minimizar a efectos analíticos el problema complejo de las interferencias entre configuración de la heredad y 9 ciclo vital, toda vez que la transmisión en vida a sus herederos para la conformación de sus propias explotaciones es la causa esencial de la reducción operada en la heredad de Juan González I entre 1484 y 1505. Como hemos podido comprobar, durante estos 28 años, las propiedades de Juan González experimentaron un crecimiento exponencial, hasta el punto de alcanzar su heredad la máxima extensión: 741, 25 cuartas de cereal (88,95 Has.). Modelando el proceso de crecimiento Cuáles son los elementos que se encuentran en la base de esta secuencia prolongada de ampliación del patrimonio? La tentación de razonar en términos de crecimiento expansivo y roturaciones de acuerdo al peso de la tradición historiográfica es fuerte, pero poseemos suficientes indicaciones de que la roturación no fue el factor central en el proceso de ampliación del terrazgo. Tomemos como referencia la ampliación de la superficie de cereal operada entre 1464 y 1484. Durante este periodo el terrazgo de experimentó un crecimiento de 449,56 cuartas hasta las 741, 25 cuartas y el patrimonio de Juan González I pasó de las 54 a las 72 parcelas. En 1464 las parcelas de Juan González se encontraban dispersas en 36 pagos diferentes. A la altura de 1484, si bien se había desprendido de parcelas en algunos pagos, las heredades de Juan González se habían extendido a otros once pagos en los que antes no poseía heredades. Sin embargo, el crecimiento de la heredad no se había producido sólo en esos pagos. Sólo 180 cuartas de las 291,69 adquiridas corresponden a estos nuevos pagos, el resto se deben a adquisiciones de parcelas en donde Juan González de hecho poseía heredades. La toponimia menor de estos nuevos pagos no sugiere en ningún caso que se trate de zonas de nueva roturación. Tampoco la comparación del tamaño de las parcelas ofrece pistas relevantes en ese sentido. De hecho, el tamaño de las parcelas adquiridas en estos nuevos pagos (promedio 10,02 cuartas) es significativamente similar al del resto de parcelas que componen la explotación (promedio 10,29 cuartas). 21 De hecho, un modelo de crecimiento de la explotación exclusivamente a base de roturaciones debería dar como resultado la adquisición de nuevas propiedades 21 Mayores precisiones sobre estos aspectos en OLIVA HERRER, H.R., Campesinos ricos y crecimiento económico en Castilla en el siglo XV (En preparación) 10 manteniendo el núcleo central de la heredad. Sin embargo, la expansión de la propiedad fue paralela a una reestructuración constante de la heredad en la que el mercado de la tierra se convierte en un factor decisivo. 22 La confirmación de que la compraventa jugo un papel importante en la evolución de la explotación de Juan González con el tipo de evidencias de que disponemos, proviene no tanto de las parcelas nuevamente adquiridas, sino de las que dejaron de integrar su explotación, sin que existieran transferencias de propiedad vinculadas a ciclos familiares Un análisis individualizado de las parcelas permite confirmar que en 1484, Juan González sólo conservaba 126 de las 234 cuartas de cereal que poseía en 1457 y ello, a pesar de que el tamaño de su heredad se había incrementado notablemente. Gráfico nº 1: La evolución de la estructura de la heredad y el mercado de la tierra. 800 741,25 700 600 500 cuartas 449,5 Parcelas 1457 Total parcelas 1464 Extension 400 280 300 234 188,5 200 126 100 0 1457 1464 1484 Tabla nº 5: Ventas de Juan González I (1457-1484). Parcelas de cereal. 1457-1464 1464-1484 Cuartas vendidas 45,5 169,5 Cuartas/ año 6,5 8,47 Porcentaje de la heredad 18,59% 37,7% Porcentaje anual 2,65% 1,88% 22 Aspecto este, el del mercado de la tierra en la Corona de Castilla en la baja Edad Media que no ha sido suficientemente abordado. Una revisión historiográfica en LALIENA CORBERA, C., “Le marché de la terre en Espagne au Bas Moyen Âge », en FELLER L. y WICKHAM, C., Le marché de la terre au Moyen Âge. Roma, 2005. 11 Nos encontramos, por tanto, con una expansión patrimonial compleja, gobernada por lógicas que van bastante más allá de roturación de nuevas tierras y que implican una activa participación en el mercado de la tierra. Resta decir que la actuación de Juan González dista mucho de ser excepcional. Lógicas similares se perciben en otros individuos y en sus propios descendientes. De hecho, la documentación notarial que se conserva para un periodo ligeramente posterior nos presenta un mercado de la tierra dominado por los intereses de los miembros de la élite local. 23 Estamos lejos, por tanto, lejos de un campesino apegado a la tierra que adapta las dimensiones de su heredad a la disponibilidad de mano de obra en su entorno familiar. Un análisis más intensivo de la reconfiguración de la heredad de Juan González I, nos permite ir más allá y afirmar que el proceso de ampliación de la heredad estaba dirigido por criterios bastante claros de racionalidad productiva, destinados a minimizar la dispersión de las parcelas que componen la explotación. La magnitud del cambio operado en la explotación puede evaluase atendiendo a dos factores: La transformación de la estructura del parcelario y la propia localización de las parcelas. La tabla nº 6 y el gráfico nº 2 reflejan la evolución de la estructura del parcelario. Esto es, la superficie de tierra concentrada en parcelas de diferente extensión, agrupadas por intervalos, en términos porcentuales. Tabla nº 6: Evolución de la estructura de la explotación de Juan González I: parcelas de cereal. (Porcentajes acumulados) Cuartas 0-5' 5-10' 10-15' 15-20' 20- 1457 14,95 40,59 71,35 91,43 100 1464 10,78 35,93 76,64 91,09 100 1484 5,38 26,29 60,42 78,76 100 1505 7,7 26,65 51,19 64,07 100 23 Aspectos analizados en profundidad en OLIVA HERRER, H.R., Campesinos ricos y crecimiento económico en Castilla en el siglo XV (En preparación) 12 Gráfico nº 2: evolución de la estructura de la heredad de Juan González I. Parcelas de cereal 120 100 % 80 1457 1464 1484 1505 60 40 20 0 0-5' 5-10' 10-15' 15-20' 20- cuartas La tendencia a la concentración de la tierra en parcelas cada vez más grandes se percibe con claridad. Así por ejemplo, en 1457 aproximadamente el 8% del total de la heredad se concentraba en parcelas de más de 20 cuartas (2,4 Has). A la altura de 1505, las parcelas de más de 20 cuartas abarcaban más de una tercera parte del total de la explotación. Sin duda, el proceso de concentración del parcelario permite hacer lecturas bastante más afinadas pero la tendencia se observa con nitidez. La concentración de la superficie en parcelas de mayores dimensiones permitía dos cosas: en primer lugar maximizar el tamaño de la heredad mediante la eliminación de espacios marginales, por la supresión de linderos. También y muy especialmente, incrementaba la productividad del trabajo, al reducir los tiempos de trabajo y eliminar toda una serie de desplazamientos. Para entender el impacto de estas modificaciones hay que tener en cuenta que la explotación de una heredad de estas dimensiones desbordaba claramente el concurso de la mano de obra familiar. Hay que tener en cuenta, que el trabajo asalariado prestado por jornaleros sin tierra o propietarios de explotaciones reducidas, era un expediente habitualmente utilizado por los labradores ricos de la comarca para la explotación de sus heredades. 24 24 Un análisis de estos aspectos en OLIVA HERRER,H.R, “Propiedad, explotación agraria y organización del trabajo en Tierra de Campos a fines de la Edad Media”. Historia Agraria, nº 21 (2000), pp.33-61. 13 El segundo camino del que disponemos para percibir el proceso de racionalización productiva tiene que ver con la concentración de estas parcelas, cada vez de mayores dimensiones, en un número reducido de pagos, tratando de mitigar los efectos de la dispersión de las parcelas por todo el espacio agrario. Tal y como podemos observar en el gráfico nº3, que recoge la localización de las parcelas de la heredad de Juan González entre 1457 y 1484, la adquisición de parcelas aparece gobernada por una lógica de concentración en unos pagos determinados. También se percibe que esta lógica está gobernada por factores complejos. Es bastante frecuente que la propiedad tienda a concentrarse en aquellos lugares en los que ya se poseía ya una extensión importante de tierra. Pero tampoco es infrecuente desprenderse de parcelas localizadas en pagos donde ya se había concentrado una importante extensión de tierra. Factores de tipo estratégico como la distancia al casco urbano, o muy probablemente la propia dinámica de la oferta en el mercado de la tierra, pueden haber llevado a desprenderse de una extensión de tierra importante situada en un lugar concreto para seguir potenciando el proceso de concentración de tierra en otros lugares. Sea como fuere el punto de llegada revela una marcada tendencia a concentrar una parte importante de la superficie de la explotación en un número reducido de pagos. Gráfico nº 3 : Localización de las parcelas de cereal (1457-1484) 80 70 60 1457 1464 1484 40 30 20 10 Vallejo Torrejon Vaquerin Puerta Reoyo Salsa Santa Cecilia Cavanas Centenos verdes Carrepozuelos Barrizal Carre san Martin Sotero de Fernando Quintanas Sola Carrera Serna Reoyo San Cristobal Oteromajuelos Mojon de Cabo Gramales Lagunillas Carremonte Carrepalacios Carreancha Carremolinera Carrelasheras Carre las sernas Presa (Castro) –Picones Ancho Pero Zaballos Otero de Frailes Mazoquero Montezillo (Vaquerin) Foyal Llanas Costanaverde Carrevillerias Cascajo/Cascajares Carrevaquerin Cararrerrayazes Carrevillarramiro Carrepozo Carrequemada Pedraza - Carrepedraza Carrecastro Carrepalencia Canalejas Carrecapillas 0 Revenga- Carrevenga Cuartas 50 14 Las conclusiones parecen claras: a los largo de un periodo de casi cincuenta años, las propiedades de Juan González I habían experimentado un fuerte crecimiento y en paralelo una intensa reestructuración, en la que la intervención en el mercado de la tierra fue decisiva. La reestructuración de la heredad se llevo a cabo siguiendo un criterio claro de racionalización de la explotación, por más que la trayectoria no fuera siempre necesariamente lineal. Los condiciones estructurales de la oferta de tierra en el mercado o las transferencias de propiedad vía parentesco en cualquier dirección pueden introducir variaciones a corto plazo en una tendencia que, en cualquier caso, se percibe con toda nitidez a largo plazo. De hecho, la reestructuración del tamaño del parcelario y la disminución de la dispersión topográfica de las parcelas son dos caras de un mismo proceso, cuyos resultados finales redundaban en el aumento de la productividad del trabajo, en la reducción de costos y por consiguiente en la obtención de mayores beneficios mediante la comercialización de la producción, a la que sin ninguna duda se dedicaba una parte muy importante de la cosecha de estos labradores enriquecidos. El crecimiento de su explotación estaba bastante lejos de obedecer por tanto a un movimiento de reproducción simple, meramente extensivo. Parentesco, racionalidad productiva y mercado de la tierra Quedan sin embargo algunas cuestiones por resolver. En particular, si el proceso de racionalización productiva, ejemplificado en Juan González, fue capaz de generar transformaciones estructurales en las explotaciones agrarias del segmento de campesinos enriquecidos al amparo del ciclo de crecimiento. Dicho de otra manera, es necesario evaluar el impacto disolvente de la transferencia hereditaria de la tierra en la racionalización de las explotaciones. Lo que interesa resolver es si el proceso de reconfiguración de la explotación agraria, que hemos reconstituido a través de Juan González I, se reduce a un componente intrínseco de la propia actividad de la élite campesina, ligado al ciclo vital. O si por el contrario, el ciclo de crecimiento del XV llevó aparejados cambios de mayor trascendencia en la configuración de las heredades de este grupo de campesino enriquecidos y, en este caso, cual es su incidencia para la interpretación del ciclo económico en su conjunto. Creo que la mejor forma de contestar a estas preguntas no es llevar a cabo un estudio detallado del reparto hereditario. Es más interesante efectuar un análisis comparado de 15 la estructura de las heredades de Juan González I, de su hijo Juan González II y de su nieto Juan González III. Las tablas nº 7y nº 8 y el gráfico nº 4 recogen una comparativa de la estructura de la explotación de los tres individuos, tomando dos puntos de referencia de acuerdo a los datos de que disponemos: la fecha más antigua y la más reciente para cada uno de los individuos. Estas fechas son 1457 y 1505 para Juan González I: 1505 y 1520 para Juan González II y 1520 y 1543 para Juan González III. De lo que se trata, es de comparar cual fue la evolución de la configuración de sus explotaciones a lo largo de sus vidas. Gráfico nº 4: Comparativa de la evolución de la estructura de la explotación cerealera 120 100 % 80 JGIa JGIIa JGIIIa JGIb JGIIb JGIIIb 60 40 20 0 0-5' 5-10' 10-15' 15-20' 20- cuartas Tabla nº 7 Comparativa de la estructura de la explotación de cereal al comienzo del ciclo (porcentajes acumulados) Cuartas Juan González I Juan González II Juan González IIII 0-5' 14,95 9,16 9,43 5-10' 40,59 42,19 40,31 10-15' 71,35 73,76 67,35 15-20’ 91,43 78,9 78,14 20100 100 100 Tabla nº 8 Comparativa de la estructura de la explotación de cereal al final del ciclo. (porcentajes acumulados) Cuartas Juan González I Juan González II Juan González IIII 0-5' 7,7 8,02 6,59 5-10' 26,65 27,31 29,39 10-15' 51,19 44,50 44,90 15-20’ 64,07 62,70 59,79 20100 100 100 16 En los tres individuos se observa una clara evolución de la estructura de la explotación. Esto viene a confirmar que la intervención en el mercado de la tierra tratando de optimizar la configuración de la explotación se presenta como una constante estructural en la actividad de estos campesinos enriquecidos. Los paralelismos son también claros si comparamos la estructura de la explotación de los tres individuos al comienzo y al final del ciclo, aunque existen algunas diferencias reveladoras. Respecto del punto de llegada, la tendencia es clara: en cada generación el peso de las parcelas de mayores proporciones sobre el conjunto de la superficie de la explotación es más grande. Las diferencias más claras se observan, sin embargo en el punto de partida. La proporción de la explotación en parcelas más pequeñas es mucho más reducida y a la inversa, el peso de las parcelas de más de veinte cuartas sobre el conjunto de la heredad es mucho más destacado. Un tercer aspecto tiene que ver con los ritmos del proceso de concentración, mucho más acelerado en el caso de Juan González II y Juan González III. El reparto de la propiedad entre los distintos herederos suponía disrupciones evidentes que obligaban a los herederos a implicarse nuevamente en el proceso de compraventas para reducir la dispersión del parcelario. Pero las condiciones de partida no eran las mismas. Los descendientes de Juan González I poseían ya desde un primer momento una serie de parcelas de dimensiones considerables. La concentración del parcelario efectuada por Juan González I le permitió dividir su heredad de modo que las explotaciones de sus hijos contaban ya con un cierto número de parcelas de grandes dimensiones. Igualmente importante es que el reparto de su heredad se hizo mitigando la dispersión topográfica del parcelario. Los descendientes de Juan González poseían ya una parte importante de su explotación concentrada en un número reducido de pagos. Las estrategias hereditarias trataban de mitigar en lo posible la dispersión del terrazgo. Lógicamente la división de la heredad conllevaba una cierta fragmentación del parcelario que, en cualquier caso, no anulaba más que de manera parcial los efectos de la concentración efectuada por el cabeza de familia a lo largo de su vida. La implicación de los herederos en el mercado de la tierra corregiría ampliamente y en un lapso de tiempo relativamente breve las disrupciones generadas por el proceso de reparto, 17 alcanzando incluso grados de mayor concentración de la tierra. Todo ello, en unas heredades significativamente mayores a las poseídas por Juan González I en 1457. Creo, por tanto, que cabe afirmar que el proceso de emergencia de un segmento de campesinos enriquecidos al amparo del ciclo de crecimiento, trajo como consecuencia algunas modificaciones estructurales que se dejan sentir en una clara racionalización de las explotaciones agrarias. Las ganancias en la productividad del trabajo y con ello en la reducción de costos deben interpretarse, por tanto, no como una variable estrictamente ligada al ciclo vital, sino como una componente estructural en la explotación de las heredades del segmento de campesinos enriquecidos en el ciclo de crecimiento. A modo de conclusión Hasta donde alcanza mi conocimiento de la literatura especializada internacional, no disponemos de otros estudios que hayan podido acercarse a la racionalidad productiva de las explotaciones agrarias con este nivel de detalle. Mi impresión, con todo, es que el ejemplo analizado dista mucho de ser excepcional. De hecho, para el propio lugar de Torremormojón, la documentación notarial ofrece indicaciones suficientes que apuntan a que el comportamiento descrito para la familia González constituye una pauta extendida entre el conjunto de la élite local. Más que probablemente, comportamientos similares podrán ser descritos para otras regiones, salvando las diferencias introducidas por las particulares características de los distintos sistemas agrarios. Creo en cualquier caso, que el ejemplo proporcionado sirve para fundamentar una interpretación del crecimiento castellano del XV en el mundo rural desde parámetros más complejos, que incorporan la consideración de los propios productores agrarios como agentes. Sin duda, el ejemplo proporcionado es susceptible de otras lecturas en clave social, en la medida, en que la acumulación de terrazgo en manos de un sector de la élite local tiene implicaciones para el conjunto de la comunidad rural en términos de incremento de la desigualdad. A pesar de que desconocemos en buena medida la constitución del entramado institucional comercial, no parece muy aventurado afirmar que la tendencia de fuerte crecimiento económico en la Castilla del XV ofrecía un escenario que hacía posible la producción exitosa para el mercado: fuerte aumento de la demanda de productos agrarios y tendencia alcista sostenida de los precios del cereal, aunque no exenta de 18 fluctuaciones. 25 En teoría, los factores que hacían posible una estrategia de producción planificada estaban presentes, aunque probablemente en la práctica sólo operaban para beneficiar a un segmento reducido de las élites campesinas. La propia mercantilización de la producción y la presencia de mecanismos especulativos en la comercialización de los productos agrarios multiplica los efectos de un mal año en las economías más desfavorecidas, al igual que la oscilación de los precios.26 La especialización productiva por incipiente que fuera, introducida por la comercialización, si bien pudo inducir mejoras en la productividad posibilitando cierta dedicación funcional en las explotaciones reducidas, por ejemplo una orientación preferente al cultivo del viñedo, redundaba en una mayor exposición a las oscilaciones de un mercado nada sensible a la situación de los menos favorecidos. 27 El tipo de documentación que hemos manejado no permite contrastar estos aspectos que, en cualquier, caso proporcionan indicaciones indispensables para entender los procesos descritos con anterioridad. HIPÓLITO RAFAEL OLIVA HERRER UNIVERSIDAD DE SEVILLA 25 CASADO,H. “Evolución de la producción agraria, precios y coyuntura económica en los obispados de Burgos y Palencia a lo largo del siglo XV”, en Studia Historica, vol. IX, (1991), pp. 88-100. GONZÁLEZ JIMÉNEZ,M., Diezmo eclesiástico y producción de cereales en el reino de Sevilla (14081503). Sevilla, 1978; GONZÁLEZ JIMÉNEZ, “Las crisis cerealistas en Carmona a fines de la Edad Media”, en Historia. Instituciones. Documentos, nº 3 (1976), pp. 283-307; GONZÁLEZ, A. , “Producción y precios de cereales en Trigueros (Huelva) 1450-1503”, En la España Medieval, nº 1 (1981), pp. 129-136; BILBAO BILBAO, L.M. “El precio de los cereales en la ciudad de Vitoria durante el siglo XV (1433-1513)”, Vitoria en la Edad Media. Vitoria, 1982, pp. 309-406. IZQUIERDO BENITO, R., Precios y salarios en Toledo en el siglo XV (1400-1475). Toledo, 1982. YUN CASALILLA,B., Crísis de subsistencias y conflictividad social en Cordoba a principios del siglo XVI. Cordoba, 1980. RUCQUOI,A. Valladolid en la Edad Media..., pp. 445-459 26 Existen trabajos suficientemente esclarecedores que muestran una fuerte correlación entre los picos de venta en el mercado de la tierra y con las oscilaciones de la producción agraria, con un desfase atribuible al crédito. Cfr. BERTHE, M., « Marché de la terre et hierarchie paysanne dans le Lauragais Toulousain vers 1270-vers 1320”, Campagnes médiévales: l’homme et son espace. Études offertes à Robert Fossier, París, 1995, 297-311 y DEMADE, J.,« Transactions foncières et transactions frumentaires: une relation de contrainte ou d’opportunité? L’exemple des tenanciers de l’Hôpital de Nuremberg (1432-1527)”, FELLER, L.; WICKHAM, C. (Eds.), Le marché de la terre au Moyen Âge, Roma, 2005, 341-403. Imprescindibles también al respecto, los trabajos de SEN, A, Poverty and famine: an essay on entitlement and deprivation, Oxford, 1981. PALERMO, L., Sviluppo economico e società preindustriali. Cicli, strutture e congiunture in Europa dal medioevo alla prima età moderna, Roma, 1997 27 BRITNELL, R.H., Commercialisation and economic development in England, 1000-1300’, en BRITNELL, R.H; CAMBELL, B.M.S. (Eds), A commercialising economy: England 1086 to c.1300. Manchester, 1995. SCHOFIELFD, P.R., “Respuestas a la carestía y al hambre en el mundo rural inglés en los siglos XIII y XIV”, en OLIVA HERRER,H.R.; BENITO MONCLÙS,P., Crisis de subsistencia..., pp. 223-237; BERTHE, M. , Famines et épidémies dans les campagnes navarraises à la fin du Moyen Âge, 2 vol., Paris, 1984. BAILEY, M., “Peasant Welfare in England, 1290-1348”, The Economic History Review, nº 51 (1998), pp. 223-251 19