USANDO EL MARCO PARA LA BUENA ENSEÑANZA GENERALIDADES El Marco para la Buena Enseñanza; si es beneficioso para los educadores dependerá de cómo se use, porque como cualquier herramienta puede ser mal usado. Esta colección de separatas reproducen las partes pertinentes del capítulo 5 del libro de Charlotte Danielson “Mejorando la Práctica Profesional: Un Marco para la Enseñanza”, que entrega orientaciones de cómo familiarizarse con el marco y su uso. Comprensión del marco Antes de que los profesores o las escuelas puedan usar el marco para la enseñanza, las personas que vayan a trabajar con él deberían dedicar tiempo a entender los criterios y determinar su aplicabilidad a las diferentes situaciones. Apariencia en los diferentes contextos Los criterios y descriptores del Marco para la Buena Enseñanza son genéricos, es decir están definidos para ser aplicados a cualquier situación de enseñanza. Sin embargo, sus manifestaciones reales difieren en varios contextos. Aunque los profesores trabajan para “promover un clima de esfuerzo y perseverancia para realizar trabajos de calidad” (descriptor B.2.4), las acciones específicas que tome un profesor de 2° año básico, un profesor de ciencias del segundo ciclo de la educación básica y un profesor de inglés de la educación media son bastante diferentes. Para comprender como se manifiestan los diferentes criterios en diferentes contextos, los educadores pueden apreciar mejor el constructo subyacente de la conducta específica y, en consecuencia, el verdadero significado de cada criterio. Los educadores necesitan traducir los criterios y sus descriptores en ejemplos específicos y observables en diferentes contextos. Aplicabilidad y ponderación Si el marco se usa para la supervisión o evaluación de la enseñanza, se debe examinar la aplicabilidad y ponderación de cada criterio ¿se aplican todos los descriptores a todas las situaciones de enseñanza, o hay algunos que no? Por ejemplo, los profesores a cargo de la banda del liceo ¿establece relaciones de colaboración y respeto con los padres y apoderados (criterio D.4)? Sin duda tal contacto es diferente al de un profesor de primer ciclo básico; pero muchos educadores están de acuerdo en que los profesores a cargo de la banda sí mantienen ese contacto a su manera. La ponderación es un tema relacionado. ¿Son todos los criterios igualmente importantes, o algunos son más importantes que otros? ¿Son algunos más importantes en algunas situaciones? Los educadores podrían argumentar, por ejemplo, que en una situación de Educación Especial los criterios del dominio B (creación de un ambiente propicio para el aprendizaje de los estudiantes) son más importantes que los criterios del dominio C (enseñanza para el aprendizaje de todos los estudiantes). Los fundamentos para esa ponderación se basan en la convicción de que para los alumnos de la educación especial el ambiente de la sala de clases es esencial para su actitud general hacia la escuela; en consecuencia su éxito académico depende de sentirse seguros y cómodos en un aula. Otros podrían argumentar que el dominio del profesor de la didáctica de las disciplinas que enseña (criterio A.3) es esencial para el éxito del profesor con los alumnos; o podrían argumentar que tal conocimiento, con la habilidad en estrategias de evaluación (criterio A.5) es crucial para los profesores de contenidos académicos avanzados. Las personas involucradas deben tomar estas decisiones, las que pueden ser diferentes en distintas situaciones. Cuando se usa el marco para la autoevaluación y la reflexión, para la tutoría y la capacitación entre pares, son innecesarias las decisiones acerca de la ponderación; en vez de eso, los criterios entregan simplemente el fundamento para la retroalimentación y la orientación del desarrollo profesional. Determinación de la manifestación, aplicabilidad y ponderación Para comprender la apariencia diferente de los criterios, su aplicabilidad, y su ponderación relativa en variados contextos, los educadores deberían considerar cuidadosamente cada criterio. Este esfuerzo se logra mejor a través de una serie de reuniones de grupo centradas en lecturas, cintas de video y discusiones organizadas. Un grupo puede usar las siguientes etapas como una guía para entender un criterio: Cada miembro lee la sección “Fundamentación de criterios y descriptores” de cada criterio y analiza sus fundamentos tratando de aplicarlos a situaciones concretas de su ejercicio profesional. En la medida que lo permitan el tiempo y los recursos, miembros del grupo leen distintos artículos de investigación relacionados con los criterios y preparan un resumen para el grupo. Los participantes interpretan el criterio y los descriptores para su propia situación, describiendo qué acciones específicas o planteamientos esperarían ver u oír de parte de un profesor que está aplicando el criterio a diferentes niveles de desempeño. Estas descripciones pueden ser escritas en papelógrafos y expuestas (para referirse a ellas con facilidad) o simplemente discutidas. Para aquellos criterios que son visibles en la sala de clase, los participantes ven la cinta de video de una clase, citando acciones específicas o intercambios orales que ilustran elementos del criterio. Por supuesto que un solo video puede ilustrar muchos criterios. El grupo podría desear ver la cinta después de haber considerado todos los criterios de un dominio en su totalidad, por ejemplo. Los miembros del grupo comparten sus perspectivas e interpretaciones de los criterios, aislando diferencias importantes y logrando un consenso acerca del significado operacional de los criterios. El grupo puede también determinar cómo la apariencia de los distintos criterios varía de un contexto a otro. El grupo determina la importancia relativa de los criterios y descriptores en situaciones diferentes; algunos pueden no ser aplicables en absoluto, otros pueden ser esencialmente importantes. Estas discusiones no ocurren rápidamente ni deben ser apuradas. De hecho, para muchos educadores estas conversaciones son el aspecto de mayor valor que se deriva del uso del marco. Al concentrarse en diferentes criterios de la práctica y al traducirlos a contextos individuales, los profesores, los especialistas en curriculum y los administradores llegan todos a una comprensión común y a definiciones compartidas de lo que constituye una enseñanza de excelencia y como se manifiesta en la sala, la escuela y la comuna. El marco, entonces, aunque esencial para esta actividad es solamente un vehículo de rica conversación que produce tal consenso.