06 LA METAFORA IMPERIAL

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Índice
Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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1. Historia, identificación y creencia . . . . . . . . . . . . . .
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2. El apocalipsis anual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
45
3. Los cultos locales y los cultos oficiales . . . . . . . . . . .
89
4. Las fiestas locales y sus cultos . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125
5. El brasero de incienso: comunicación y deferencia . 171
6. El daoísmo y sus clientes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 203
7. Ang Gong, o la verdad de las marionetas . . . . . . . . . 243
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 267
Glosario chino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 273
Índice alfabético . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 285
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Prefacio
Este libro trata sobre la religión popular china. Un lector inteligente se preguntará: ¿qué es eso? ¿cómo se la denomina? Nos
hemos acostumbrado a poner nombre a las religiones como si
fueran identidades de naciones o culturas, o, al menos, doctrinas
conocibles. Pero con respecto a esta religión, estas razonables
preguntas resultan desconcertantes, porque carece de nombre.
No nos encontramos ante la religión de un Libro, ni ante la más
conocida de China, el daoísmo. Esta religión, en cambio, con la
filosofía daoísta en su base, está más cerca de la religión popular que de las otras religiones identificables de China, sea el culto oficial imperial en honor a Confucio y al Cielo, o sea el budismo y el islam. La religión popular incluye ciertos elementos
budistas y del culto imperial, y algo más del daoísmo, aunque
no se la puede identificar con ninguna de ellas.
Es una religión del pueblo, pero no «del pueblo» en el sentido de una cultura de masas nacional. En China todavía tiene
que desarrollarse esta cultura. Pero es del pueblo en la medida
en que posee una relación crítica, una relación política, con la
religión oficial y con otros pretendientes al control, es decir, a
la ortodoxia en China. Y es popular en el sentido de ser local y
genuina de la China de los Han, o del pueblo que habla chino,
donde cada lugar tenía o tiene sus cultos locales y fiestas peculiares asociadas a ellos. La institución de las fiestas y la de los
templos locales no se conoce tanto en comparación al culto a
los antepasados y a los templos de los linajes y clanes, pero han
sido un hecho universal de la vida china hasta que las repúblicas nacionalista y popular trataron de transformar a ambas instituciones.
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Este libro demostrará que se trata de una institución distintiva. El lector tendrá que decidir si es una religión con identidad
propia. Se han escrito muchos artículos y libros sobre los dioses y las fiestas de los pueblos y ciudades chinas. Siguiendo estos estudios1 y utilizando mis propias investigaciones en Taiwan, espero que esta obra ayude a conocer mejor la institución.
El presente libro es el resultado del espacio ocupado por una
traducción que incluye lo que he visto, escuchado y leído, lo
que otros han escrito sobre temas similares –tanto en chino como en lenguas europeas– y el lenguaje europeo y las realidades
a las que las refiero. Al tratar de dar sentido a estas cosas tengo
que cambiar el lenguaje habitual de análisis y la misma descripción. Por ejemplo, el concepto de «religión» está muy forzado, y hay otros términos como «dioses» y «demonios» que
cambian por el uso que hago de ellos. Toda descripción es interpretativa y cualquier traducción debe serlo. Pero el espacio
de la traducción resulta más evidente y misterioso cuando se
trata de imágenes y de prácticas religiosas que, por ejemplo, si
se tratara de una descripción de la organización económica.
Por otra parte, los lectores chinos y en particular aquellos
lectores cuyas prácticas describe este libro, encontrarán que las
categorías y preocupaciones de mi interés por ellas y la descripción que finalmente he realizado, son extrañas comparadas
con las que ellos poseen. Vuelven a ellos desde un espacio
igualmente peculiar. No es un comentario del gobierno, de desaprobación, recomendando el cambio, sino que resulta incluso
más distante y generalizador.2
De cualquier modo, a lo largo del libro he incluido informes,
minuciosas descripciones de sucesos y celebraciones, y traducciones de lo que la gente dijo y de las historias que contaron,
dentro de descripciones del contexto más generales. Deberían
ser reconocibles, ilustradoras, incluso tan absorbentes como a
mí me resultan.
En el capítulo 1 explicito tanto como me ha sido posible los
términos con los que describiré esta institución de la religión
popular. Aparecen determinados aspectos que podrían ser provocadores para los historiadores y científicos sociales: cómo
describir las creencias en los dioses de otros sin recurrir a las
propias y permaneciendo fiel a lo que dicen y muestran sobre
ellos; la perspectiva básicamente política e histórica con la que
considero que pueden ser mejor comprendidos; las operaciones
de identificación y representación de las que creo que son un
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ejemplo. También presenta las imágenes de los dioses y demonios chinos y de los rituales con que se dirigen a ellos.
Los siguientes capítulos describen la institución de los cultos
locales, sus fiestas y sus dioses en el contexto religioso y político de la China republicana e imperial. El culto oficial imperial,
la naturaleza e ideología del gobierno imperial, son especialmente tratados en los capítulos 2 y 3. El gobierno republicano y
las trasformaciones de los cultos y las fiestas locales bajo su
mando, requerirían otro libro. Pero se incluyen en todos los capítulos descripciones de las condiciones de la república en el
continente y en Taiwan. El daoísmo y el gran rito de las ofrendas realizado para inaugurar un nuevo templo o su reconstrucción se desarrolla en gran parte del capítulo 6. Los cultos imperiales y el daoísmo constituyen el contexto religioso más
importante de los cultos locales, son los que están más relacionados y también los que resultan más problemáticos para su especificidad desde el punto de vista de los defensores de la ortodoxia china. La política de la ortodoxia y la heterodoxia está
siempre presente en todos estos capítulos.
La cultura política de los templos y las fiestas locales se describe con detalle en los capítulos 4 y 5. El contenido de las imágenes y las prácticas religiosas en que se expresa se desarrolla
en otro capítulo. No obstante,la cualidad de las imágenes y las
funciones de la representación son el tema central de los capítulos 5 y 7.
La descripción detallada de las fiestas locales y las organizaciones de templo aparece en el capítulo 4. Está basada en mis
propias observaciones realizadas en Taiwan. Se trata de un capítulo donde espero haber sido capaz de fundamentar, con referencias a otras regiones, especialmente del norte de China, la
omnipresencia de la institución de los cultos territoriales y sus
fiestas en China.
Cada capítulo, incluyendo el primero, puede leerse independientemente. Pero son como los ladrillos de un edificio. Cada
uno amplía lo que es solamente utilizado en los otros y cada
uno da un nuevo paso en la exploración de los temas suscitados
en los capítulos anteriores. Al final espero haber demostrado
convincentemente que existe algo distintivo en la institución de
las fiestas locales y los cultos territoriales y que se relaciona
con una representación del poder demoníaco. Qué significa
«poder demoníaco» y sus representaciones creo que se aclarará
sólo al acabar de leer el libro.
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Nota sobre la transcripción de los términos y nombres
chinos
Con dos excepciones, todos los nombres y términos chinos
se transcriben en lo que se ha convertido el sistema estándar:
pinyin. Incluso cuando se refieren a declaraciones realizadas en
algunas de las lenguas-dialecto de China –Sur de Fujian, cantonés, y otras– las he transcrito en la lengua normalizada (putonghua). Esto debería evitar confusiones y también ayudar a
relacionar las prácticas y las creencias populares.
Una de las excepciones es cuando cito directamente un texto
que utiliza otro sistema de transcripción, normalmente el sistema Wade-Giles. En esos casos he conservado la transcripción
utilizada en el original, insertando la transcripción pinyin después de la Wade-Giles si no resulta totalmente evidente por la
similitud de la transcripción. La otra excepción es cuando reproduzco expresiones del habla del sur de Fujian, o de Xiamen
(Amoy), el dialecto que se habla también en Taiwan. El sistema
para transcribir esa pronunciación es el creado para el habla de
Xiamen (Amoy) por Bodman. Para aclarar los términos se añaden inserciones y explicaciones en pinyin.
Notas
1. Dos en especial, Ahern (1981a) y Sangren (1987).
2. Un intento de negociar esta distancia se hace en Feuchtwang y Wang
Mingming (1990).
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