Blastocystis Descripción general. Blastocystis es un parásito anaerobio intestinal que fue primeramente descrito a comienzos de 1900. A pesar de su larga historia, existen lagunas en el conocimiento sobre este organismo, y el tema de su patogenicidad permanece sujeto a debates. Blastocystis spp. ha sido detectado en un amplio rango de animals hospederos, con aislamientos de humanos identificados como Blastocystis hominis. Sin embargo, estudios moleculares sugieren que existe considerable heterogeneidad antigénica y genética entre B. hominis and Blastocystis spp. Blastocystis hominis vive en el colon y tiene diferentes formas morfológicas, incluyendo un quiste fecal que se cree que sea la forma infectiva. Efectos sobre la salud humana. Blastocystis hominis es probablemente el protozoo mas comúnmente detectado en muestras de heces fecales humanas en todo el mundo. Las infecciones ocurren en individuos inmunocompetentes e inmunodeprimidos. Los rangos de prevalencia reportados van desde un 2% a un 50%, con mayores rangos reportados para países en desarrollo con higiene ambiental deficiente. La infección parece ser más común en adultos que en niños. Sin embargo, un estudio demostró que el pico de la infección ocurría a los 10 años de edad y después más tarde en vida. La patogenicidad de B. hominis es controvertida debido a los síntomas no específicos y la prevalencia de infecciones asintomáticas. Algunos casos de estudios controles de individuos con y sin síntomas no muestran diferencias en la prevalencia de B. hominis. Los síntomas atribuidos incluyen diarrea líquida, dolores abdominales, escozor anal, pérdida de peso y exceso de gas. La duración de la infección no es bien conocida, algunas infecciones pueden durar por semanas, meses o años. En algunos pacientes, los síntomas se resuelven, aún cuando Blastocystis puede ser detectado en heces. Esto ha sugerido que B. hominis podría ser un organismo comensal que se vuelve patógeno cuando el hospedero está inmunodeprimido, desnutrido o con otras infecciones. Fuentes y prevalencia. La fuente de infecciones humanas por Blastocystis es incierta. Blastocystis ocurre en algunos animales, incluyendo insectos, reptiles, aves y mamíferos. Alguna evidencia sugiere que Blastocystis podía no ser un huésped específico y que la transmisión de animal a humano es posible. Un estudio reciente en Malasia demostró que los manejadores de animales y los trabajadores de mataderos tenían mayor riesgo de infección que el grupo control de ciudadanos. Blastocystis es excretado como un quiste, el cual puede ser persistente en el ambiente, pero no existen datos sobre su supervivencia en el ambiente. Blastocystis ha sido identificado en muestras de aguas residuales. Vías de exposición. Las vías de transmisión no han sido establecidas, pero la ruta fecal–oral es considerada ser la principal vía de transmisión. Los estudios de transmisión entre ratones indican la infección después de la inoculación oral de quistes fecales. El transmisión por el agua y los alimentos han sido sugeridas pero no confirmadas. Relevancia de su presencia en agua de consumo. El papel del agua de consumo como una fuente de infecciones por Blastocystis no ha sido establecido. Sin embargo, una investigación en Tailandia provee evidencia de la transmisión hídrica y la identificación en muestras de aguas residuales sugiere la potencialidad para que esto ocurra. Dentro de un PSA, las medidas de control deben enfatizar la prevención de una contaminación de la fuente de agua por desechos humanos y animales para reducir los riesgos potenciales. Existe un poco de información sobre la remoción y/o inactivación de Blastocystis por los procesos de tratamiento de agua y de aguas residuales. La morfología de Blastocystis varía en un amplio rango, y su talla estimada varía. Los quistes fecales pueden ser tan pequeños como de 3-10mm, y ellos son probablemente removidos por los métodos convencionales de filtración granular en forma similar a los quistes de Cryptosporidium que son de 4-6 mm de diámetro. Se ha reportado que los quistes de Blastocystis son relativamente resistentes al cloro. Debido a esta resistencia, E. coli (o, alternativamente coliformes termotolerantes) no debieran ser empleados como un índice de la presencia/ausencia de Blastocystis en fuentes de agua de consumo. Referencias seleccionadas. Leelayoova S et al. (2004) Evidence of waterborne transmission of Blastocystis hominis. American Journal of Tropical Medicine and Hygiene, 70:658–662. Rajah SH et al. (1999) Blastocystis in animal handlers. Parasitology Research, 85:1032–1033. Stenzel DJ, Boreham PFL (1996) Blastocystis hominis revisited. Clinical MicrobiologyReviews, (4):563–584. 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