La necesidad de un tutor en una Carrera Universitaria

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LA NECESIDAD DE UN TUTOR EN UNA CARRERA UNIVERSITARIA
Dra. Ma. Inés Capurro de Castelli
Dra. en Lenguas Modernas
Universidad Católica Argentina
Facultad de Filosofía y Letras
Secretaria del Departamento de Lenguas
Profesora Titular de la cátedra de Gramática Inglesa I
(En las Carreras de Traductorado Público y Profesorado en Ingles)
Alicia Moreau de Justo 1500
Email: [email protected]
Universidad del Salvador
Profesora Titular de las Cátedras de Gramática Inglesa I y II de las Carreras de
Traductorado.
Profesora Titular de las Cátedras de Inglés Técnico de las Carreras de
Fonoaudiología, Nutrición y Diagnóstico por Imágenes.
Facultad de Letras e Historia
Facultad de Medicina.
Tucumán 1846
Sumario
Todo proceso educativo y de aprendizaje atraviesa por momentos de incertidumbre
y conflictos. El alumno que elige una carrera en un idioma extranjero enfrenta
además problemáticas específicas relacionadas con sus habilidades en dicho
idioma. A dichas problemáticas se le agregan aquellas propias relacionadas con el
formar parte de una Universidad y el ingresar a una carrera universitaria. Este
conjunto de dificultades nos lleva a reflexionar sobre la necesidad de un tutor en las
carreras de Traductorado Público y del Profesorado de Inglés.
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La necesidad de un tutor en una Carrera Universitaria.
La realidad social, cultural y económica esta atravesando períodos de
cambios muy profundos que se ven reflejados en la forma de vivir, de pensar, de
aprender. El estudiar ya no es como en las generaciones anteriores una garantía de
encontrar una ocupación. Sin embargo, el no hacerlo puede significar quedar afuera
de un mundo en el cual el conocimiento es el nuevo valor imperante e indiscutible.
Se requiere de ductilidad para el trabajo en equipo, disposición a cooperar y a
mantener la solidaridad del grupo , pero ,sobretodo, de una cosmovisión ética que le
dará sentido a nuestro trabajo cotidiano, y, consiguientemente, a la actitud con que
miramos nuestra vocación de servicio a las personas y a las culturas en las que
vivimos inmersos. Como dijo Chesterton, “el sabio es quien quiere asomar su cabeza
al cielo”, al infinito, en tanto que el loco es “quien quiere meter el cielo en su cabeza”,
creyéndose, precisamente, la medida de todo. Este también es el dilema actual al
que nos vemos enfrentados cotidianamente en la docencia.
La realidad de los estudiantes de las carreras de Traductorado Público y del
Profesorado en Inglés.
No existen procesos educativos ni aprendizajes que se realicen sin
contradicciones ni conflictos. Aquellas carreras que suponen un cierto dominio de
una lengua diferente a la materna y el estudio en esa lengua presentan, además,
dificultades y problemáticas particulares.
Mi exposición constará de dos partes. Primero haré una descripción de las
características generales de los ingresantes a dichas carreras. Y luego, haré
referencia a distintos aspectos que surgen en los posteriores años de estudio.
En ambos momentos, la presencia de un profesor tutor serviría para
acompañar, reflexionar y orientar sobre la realidad que se presenta. La palabra
“orientar” proviene de “Oriente”: el lugar donde nace el sol, donde surge la luz del
día. Este término da también la idea de gestación. Gestación de nuevas realidades,
experiencias y conocimientos, de nuevas conductas y de decisiones importantes. De
esta manera, el que orienta señalará caminos, reafirmará vocaciones, y según Ma.
Victoria Gordillo “ayudará a que cada individuo haga suyo lo que la cultura le ha
transmitido”.
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PRIMERA PARTE.
Características de los ingresantes.
A) EL ingreso a la Universidad.
Ingresar a la Universidad significa formar parte de un mundo desconocido y
nuevo. Como toda situación nueva crea ansiedad en la persona que la atraviesa. De
allí, que los ingresantes sientan miedo no sólo en pertenecer a esta nueva Institución
sino tambien por lo que vendrá y deberán enfrentar.
B) Nivel de conocimiento del idioma.
A este primer miedo, se suma el miedo a no contar con el nivel de inglés
requerido para desempeñarse tanto en el lenguaje oral como en el escrito. Este
miedo da lugar a las inhibiciones. Las inhibiciones se producen ante el temor al
fracaso o a exponerse ante las críticas ajenas. Son frecuentes las inhibiciones del
aprendizaje ante situaciones nuevas vivenciadas como muy amenazantes.
C) Metodología del estudio.
Otra realidad que enfrentan los nuevos estudiantes es la falta de metodología
del estudio, es decir, no tienen hábitos de estudio. No saben organizar sus tiempos,
ni los contenidos de las materias. No cuentan con conocimientos sobre las técnicas
de estudio y por lo tanto, no saben aplicarlas. Esto influye no sólo en su desempeño
académico sino también en su conducta. El alumno se retrae y no pregunta, menos
aún, pide ayuda por miedo al que dirán no sólo sus compañeros sino también sus
profesores.
D) Relación con sus pares y docentes
Como consecuencia de sentir cierta incertidumbre ante toda esta situación,
los ingresantes tienden muchas veces a retraerse sobre si mismos y a no entablar
relaciones con sus pares y con sus docentes. Resulta difícil por momentos saber no
sólo qué piensan sino también cómo piensan, qué necesitan y cómo ayudarlos a
caminar por esta etapa tan fundamental que sin lugar a duda recordarán por el resto
de su vida. Nosotros sí sabemos que esperamos de ellos, pero muchas veces
desconocemos que esperan ellos de nosotros ellos. Es esta primera impresión y
experiencia la que marcará su paso por la Universidad.
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SEGUNDA PARTE.
Aspectos que surgen en años posteriores.
A) Acompañamiento de los estudiantes.
No se trata de acompañar nada más que a los ingresantes. Durante los años
siguientes los alumnos atravesarán por distintas etapas y momentos en los cuales la
presencia de un profesor-tutor comprometido con su tarea y consciente de los
alcances de la misma facilitaría los procesos de aprendizaje, colaboraría en el
desarrollo de los talentos própios de cada persona y reafirmaría la personalidad e
individualidad de ella. Se trata de formar, enseñar a aprender, enseñar a pensar,
enseñar a tener una actitud crítica frente a la realidad, trasmitir valores éticos y
sociales, intentar ensanchar propuestas abriéndose a la comunidad.
B) Integración a la comunidad.
El ser estudiante de la Universidad no significa estar integrado y sentirse
parte de ella. El ser estudiante de la Universidad Católica no siempre es sinónimo de
dar testimonio ante la sociedad de Cristo presente hoy y siempre a través del tiempo
y en toda persona humana. Sería, por lo tanto, misión del profesor-tutor el transmitir
el compromiso de llevar el mensaje de Cristo. Como dice SS Juan Pablo II en Ex
Corde Ecclesiae “…la Iglesia y el mundo necesitan del testimonio de las
universidades católicas y de una competente, libre y responsable contribución”. Se
trata de asumir un compromiso y una pertenencia no sólo con la Universidad sino
también con la sociedad y por sobre todas las cosas, con nosotros mismos.
C) Alcance de la carrera.
Con respecto a la parte académica, muchas veces los estudiantes no
conocen tampoco el alcance de la carrera que han elegido. Piensan que se trata de
una mera academia de idiomas a la cual se acercan a tomar clases, de la misma
forma que lo harían en un instituto. Ellos deberán tomar conciencia de que se trata
de un estudio mucho más profundo y minucioso. Serán, en un futuro, profesionales
de la lengua inglesa ya sea en el campo de la traducción como así también en el de
la enseñanza. La presencia de un profesor-tutor les ayudará a reflexionar sobre esto
y a reconsiderar su elección en caso de que esto sea necesario.
D) Materias y contenidos.
La mayoría de los estudiantes desconocen las materias que deben cursar y
por ende, los contenidos de las mismas. Más aún, ignoran la razón por la cual dichas
materias forman parte de la curricula. Tampoco alcanzan a vislumbrar la articulación
y transversalidad de las mismas. El estudio de las materias se realiza en forma
fragmentada. La orientación sería el medio más eficaz para poder explicar y
comprender la dimensión y necesidad de dichas materias como parte de un todo y
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en función de un objetivo común: la formación de profesionales íntegros, a nivel
académico y a nivel humano, reafirmando la tarea educadora como medio de
personalización y solidarización con nuestra especie, de interrogarnos y reflexionar
desde los valores, desde lo que elegimos preservar y desarrollar como vida de mejor
calidad, de mejor “humanidad”.
E) Hábitos de estudio.
Se deberá continuar alentando a los estudiantes a perfeccionar sus hábitos
de estudio. Cada materia tiene características especiales. El profesor-tutor deberá
lograr que el alumno tome conciencia de estas peculiaridades y adecue su plan de
estudios a su propia capacidad, aptitud y vocación, orientándolo conforme a sus
talentos.
F) Integración con sus compañeros.
El estudiante a lo largo de su carrera vivirá con lo que podríamos llamar “una
democratización de la enseñanza” ya que en un mismo ámbito conviven diferentes
realidades, intereses, necesidades y objetivos. El profesor-orientador tendría que
procurar que los alumnos se conozcan a sí mismos y al grupo, que descubran y
asuman sus responsabilidades, y que coordinen sus esfuerzos conforme al bien
común de cada uno de ellos y del ámbito profesional en el que han elegido
desempeñarse.
G) Integración de ambas carreras.
Los estudiantes de las carreras de Traductorado Público y del Profesorado de
Inglés cursan algunas materias en forma conjunta. Sin embargo, a pesar de
compartir dichas cátedras y de pasar muchas horas juntos, no logran integrarse. Es
así como notamos dos grupos independientes que conviven en una misma aula. El
profesor-tutor debería colaborar para alcanzar una mejor y mayor comunicación
entre ellos. Esta integración sería un aporte valioso en miras a un objetivo superior :
el lograr una comunidad interdisciplinaria en la cual los distintos saberes se
comparten y complementan en función de un enriquecimiento no sólo para la
persona misma sino tambien para la comunidad toda.
H) La realidad del ámbito laboral.
La realidad de nuestros días ha experimentado y experimenta cambios muy
marcados que se traslucen en todos los ámbitos profesionales. La sociedad
contemporánea vive vertiginosamente. Las oportunidades son cada vez más difícil
de vislumbrar y los desafíos se multiplican. El mundo laboral desarrolla una intensa
competitividad, con reglas que paradojicamente se denominan “flexibles” cuando en
realidad son más duras para los participantes. Se enfrentan intereses y valores
contrapuestos dando lugar a mensajes discordantes entre sí. El profesor-tutor
conocedor de estos cambios profundos y constantes, guiaría a los estudiantes a
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estar preparados para ellos. Les iría advirtiendo sobre las nuevas exigencias y
ayudaría a prevenir futuras problemáticas.
I) El rol de los profesores.
Asi mismo, la realidad de los profesores también ha cambiado. Podríamos
pensar que a los profesores hoy en día les falta tiempo para la orientación, pero,
afirma Miller, “muchas de las responsabilidades de orientación el profesor las cumple
con una actitud, además de con un acto. Donde la responsabilidad es más una
actitud que un acto, la cuestión del tiempo pierde su importancia”. Sin embargo, el
profesor en el aula dirige la comunicación, mientras que el orientador tiene una
actitud más receptora. Esto le permitiría captar mejor el sentido de lo que el alumno
expresa, siente y necesita. Y si bien es imposible la comprensión total del alumno
debido a que se comprende al otro conforme a nuestro propio modo, Yela nos dice
que “la comprensión es amor que busca al otro como el otro es, para ayudarle a que
sea quien es, no para imponerle nuestra propia manera”. Se trata de que cada uno
mantenga su propia identidad: el alumno y el profesor-tutor.
Conclusión Final.
Toda carrera universitaria tiene sus propias exigencias y características
únicas. La presencia de un tutor en cada una de ellas ayudaría a comprender cuales
son las peculiaridades de la carrera elegida. Asi mismo, el profesor-tutor aportaría
también una visión del ámbito laboral en el cual deberá desempeñarse el futuro
profesional. El acompañaría al estudiante a transitar por los años de estudios y lo
guiaría para que descubra la llamada “enseñanza oculta”. Como docentes
transmitimos contenidos específicos, y al mismo tiempo, trasmitimos lo que somos.
Esto consiste en formas de relacionarse con los demás, de enseñar y de aprender,
de incorporar y utilizar conocimientos, valores, ideas acerca del mundo, la sociedad,
la vida. Esta enseñanza es la transmisión tácita de una compleja variedad de
afectos, pensamientos, modos de ser y de hacer, que inciden a veces
profundamente en la personalidad de los estudiantes.
El profesor-tutor tendría la difícil misión de orientar al estudiante de forma tal
que su paso por la universidad sirva para ser excelentes profesionales, pero por
sobre todas las cosas, hombres de bien comprometidos con el plan que Dios tiene
para cada uno de nosotros.
Martín Descalzo en su libro Razones para vivir se refiere al tutor como “el palo
para sostener las plantas” y la rama es quien tiene la vida, quien debe crecer y
progresar con su propia vida y estilo; el palo sólo ayuda a que la rama no se
descarríe y tuerza. Aquí está la idea de la tutoría como la que anima y da fuerza a
otro para caminar, para educarse, para crecer”.
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