Capítulo IV La distribución de la renta En las páginas precedentes se ha analizado la tien-a como principal fuente de riqueza en la provincia de Toledo del Antiguo del Antiguo Régimen, la distribución de su propiedad y la apropiación original de su excedente desde la forma aún no elaborada de producto bruto. Resta por examinar lo que resultaba la culminación del proce ^o económico: quiénes eran los beneficiarios de su puesta en circulación, de su gasto; lo cual, a la vez, implicaba la redistribución del mismo y el avivamiento de los demás sectores de la producción. A la vista de los resultados finales se aplicaría la Única Contribución. Pero el tratamiento de la riqueza final ofrece gran complejidad práctica, y más que por la váriedad de rentas parciales de que estaba compuesta porque sus conceptos no son homogéneos. Ello obli= ga a tener que prescindir de la tentación de plasmarla en un único total numérico para seguir un costoso procedimiento de individualización de sus componentes cuyo objetivo último sea la descripción, más que el resumen, de aquélla. Para su organización general, se han tomado los apartados clasificatorios que el Grupo 75' establece en La economía del Antiguo Régimen, y no los de la propia lnstrucción de 1749 -en sus ramos real, de comercio e industrial-, por parecer más clarificadores. La riqueza imponible del estado seglar, que también servirá de pauta para la distribución de la eclesiástica, quedaba dividida en tres grandes bloques: la que el Catastro denominaba Rentas de particulares, que abarcaba el así mismo llamado «Ramo de real». Reunía además de las rentas de la tierra a las procedentes de alquileres de edificios en general: casas para vivienda, construcciones para actividades artesanales y de transformación con sus ingenios y artefactos, establecimientos donde se realizaba el comercio al por menor (carnicerías, boticas,...) y locales para servicios (mesones, ventas, tabernas,...); los intereses devengados a particulares por préstamos de dinero: censos y tributos, juros y situados. También se incluían las rentas procedentes de 423 memorias laicas; las de alquileres relacionados con la actividad agropecuaria ( pajares, eras y dehesas) y los esquilmos o rentas provenientes de la ganadería. • las rentas de origen fiscal: los «emolumentos del común», arriendos de tierras de propios o comunales e impuestos que percibían los concejos por diversos conceptos; la parte de las rentas provinciales enajenadas a la Corona y en manos de particulares ( alcabalas, tercias); los ingresos fiscales procedentes de derechos señoriales; los diezmos y primicias privativos (rentas de origen eclesiástico en manos laicas) y las rentas derivadas de empleos enajenados a la Corona. • las rentas del trabajo humano agrupaban a las procedentes del rendimiento personal: a las masas salariales anuales de los sectores primario y secundario y a las utilidades de las actividades artesanales y comerciales; a los beneficios derivados del desarrollo de los oficios considerados como «liberales» y de los del sector de servicio. Se incluye también en este apartado un tipo de renta que resulta peculiar por estar vinculada al sector primario: la de «colonos eclesiásticos» o la utilidad líquida que anualmente dejaba la tierra eclesiástica después que sus arrendatarios hubiesen satisfecho lo estipulado a los propietarios (1). EL ESTADO SEGLAR RENTAS DE PARTICULARES AZquileres de edificios (la renta de «edificios de cualquiera calidad»). 1. Casas para habitación Con frecuencia, las escrituras de estos alquileres se hacían por una o dos vidas, comprometiéndose el arrendatario a pagar una renta fija y a reparar a su costa los posibles desperfectos. Se estipulaba también en la escritura la prohibición de traspaso por parte del inquilino debiéndose, en todo caso, dar antes el derecho de tanteo al dueño 0 (1) Según la Instrucción de 1760 se excéptuaban «los sueldos y prestaciones de oficiales y tropas de las armadas y ejércitos de mar y tierra y los que gocen los milicianos y marineros matriculados». 424