DIRECTRICES BICHAT* PARA LA GESTIÓN CLÍNICA DE LA TULAREMIA Y SUS IMPLICACIONES DE BIOTERRORISMO P Bossi, A Tegnell, A Baka, F Van Loock, J Hendriks, A Werner, H Maidhof, G Gouvras Grupo de trabajo sobre amenazas por agentes químicos y biológicos, Dirección de Salud Pública y Evaluación de Riesgos, Dirección General de Sanidad y Protección de los Consumidores, Comisión Europea, Luxemburgo Autor corresponsal: P. Bossi, Hospital de La Pitié-Salpêtrière, París. [email protected] Francisella tularensis es una de las bacterias patógenas más infecciosas conocidas. Con la inoculación o la inhalación de tan sólo 10 organismos comienza la infección humana. La tularemia por inhalación consecutiva a la emisión deliberada de una cepa virulenta de F. tularensis tendría grandes repercusiones y causaría morbilidad y mortalidad elevadas. Otra ruta de contaminación en caso de emisión deliberada podría ser la contaminación del agua. Están descritas siete formas clínicas, según la vía de inoculación (piel, mucosas, aparato digestivo, ojos, vías respiratorias), la dosificación del inóculo y la virulencia del organismo (tipos A o B). La forma neumónica de la enfermedad es la más probable si esta bacteria se utilizara como agente de bioterrorismo. La estreptomicina y la gentamicina se consideran actualmente el tratamiento de elección para la tularemia. La quinolona es un medicamento alternativo eficaz. No son precisas medidas de aislamiento de los aquejados de neumonía. La estreptomicina, la gentamicina, la doxiciclina o el ciprofloxacino se recomiendan para la profilaxis en caso de exposición. Introducción La tularemia es una zoonosis bacteriana causada por un cocobacilo pequeño, no móvil, gramnegativo, Francisella tularensis. Este agente es una de las bacterias patógenas más infecciosas conocidas. Con la inoculación o la inhalación de tan sólo 10 organismos comienza la infección humana [1, 2]. La tularemia tiene distribución mundial, pero se presenta especialmente en el hemisferio norte, en Europa, América del Norte, Oriente Próximo, la antigua Unión Soviética, China y Japón. Se han venido notificando brotes de tularemia en algunas áreas de Europa, como Suecia, Finlandia, España y Kosovo [3, 4, 5]. En 2000 se notificaron 270 casos en Suecia y 327 casos en Kosovo [4, 5]. En el último decenio del s. XX se notificaron 1 368 casos en los Estados Unidos (<200/año) [3]. En algunas regiones endémicas aparecen brotes con frecuencia, mientras que partes adyacentes del mismo país pueden estar completamente exentas de la enfermedad [4]. Generalmente los casos se dan en verano, de junio a septiembre, cuando es más común la transmisión por artrópodos. F. tularensis puede encontrarse en el agua o el suelo contaminados, garrapatas o tábanos infectados, animales no domésticos (liebres, conejos, ardillas, musgaños, castores o venados) y, ocasionalmente, algunos animales domésticos (ovejas, gatos o perros) [3, 6, 7]. Diversos animales pequeños son probablemente el reservorio natural de la infección. Contraen la infección Eurosurveillance - 2004 - http://www.eurosurveillance.org por picadura de garrapatas, moscas y mosquitos, o por contacto con ambientes contaminados. Las personas contraen la infección de varias maneras: picaduras de artrópodos (garrapatas, tábanos, mosquitos), que representan la ruta principal de la contaminación; manipulación de tejidos o líquidos de animales infectados; ingestión de agua o alimentos contaminados, o contacto directo con ellos o con suelo contaminado, e inhalación de aerosoles infecciosos (por ejemplo, aerosolización al utilizar una cortadora de césped o un cortador de cepillo) [1, 8, 9]. Tularemia y bioterrorismo La tularemia por inhalación consecutiva a la emisión deliberada de una cepa virulenta de F. tularensis tendría grandes repercusiones adversas para las personas, dada su elevadísima infecciosidad por aerosolización. Los brotes de tularemia neumónica, en particular en zonas de baja incidencia, deben hacer pensar en bioterrorismo [1]. Se ha calculado que una dispersión por aerosolización de 50 kg de F. tularensis virulenta en una zona metropolitana de 5 millones de habitantes ocasionaría la incapacidad de 250 000 víctimas, 19 000 de las cuales serían mortales [10]. Un brote que se notificó de tularemia entre soldados soviéticos y alemanes en la segunda guerra mundial quizá fuera el resultado de una emisión deliberada [1]. Son varios los países que han estudiado, convertido en arma y almacenado F. tularensis, entre ellos Japón y EE. UU. [1]. Otra ruta de contaminación en caso de emisión deliberada podría ser la contaminación del agua [1]. Nunca se ha comunicado la transmisión de persona a persona. Características microbiológicas F. tularensis es un cocobacilo gramnegativo no móvil, intracelular facultativo, aerobio estricto. Se conocen tres subespecies: F. tularensis tularensis (tipo A), F. tularensis holarctica (tipo B) y F. tularensis mediasiatica [11], que no son distinguibles serológicamente. La inyección subcutánea de 10 a 1 millón de organismos de tipo A suele ser mortal para los conejos, mientras que la inoculación con 1 millón de organismos de tipo B no suele llevarlos a la muerte. Además, por vía subcutánea o aérea, la infección por 50 microorganismos de tipo A inducirá enfermedades moderadamente graves en las personas, mientras que la inoculación con 12 000 microorganismos de tipo B produce una infección leve, que desaparece espontáneamente [12]. El tipo A es el tipo más comúnmente notificado en América del Norte, mientras que el tipo B es más frecuente en Eurasia [13]. Francisella no produce toxinas. F. tularensis tiene una delgada cápsula lipopolisacárida. Es un microorganismo resistente, no formador de esporas, que puede mantenerse vivo durante semanas a temperatura baja en el agua, el suelo o en cadáveres de animales en descomposición, y durante años en carne de conejo congelada [9]. Características clínicas Tras un período de incubación de 3 a 5 días (con variaciones entre 1 y 25 días), según la vía de inoculación (piel, mucosas, aparato digestivo, ojos, vías respiratorias), la dosificación del inóculo y la virulencia del organismo (tipos A o B) [1, 2] (cuadro I), pueden presentarse siete formas clínicas, que son: neumónica, ulceroglanglionar, tifoidea, glanglionar, oculoglanglionar, orofaríngea y septicémica. Una vez inoculada, F. tularensis es fagocitada por macrófagos, en los que se multiplica. Eurosurveillance - 2004 - http://www.eurosurveillance.org Generalmente, sea cual sea la forma clínica, el inicio de la tularemia es abrupto, con fiebre, escalofríos, mialgias, artralgias, cefalea, coriza, dolor de garganta y, a veces, disociación pulsotemperatura, náuseas, vómitos y diarrea. La tularemia neumónica suele ser resultado de la inhalación directa de aerosoles contaminados (neumonía primaria o tularemia por inhalación) o es secundaria a la propagación hematógena secundaria desde un sitio distal (neumonía secundaria) [6, 14]. En los EE.UU., entre el 10 % y el 20 % de los pacientes tularémicos presentan neumonía [8, 12, 14]. En Suecia, durante el brote de tularemia de 2000, más de 5 % de los afectados tuvieron neumonía [4]. La tularemia por inhalación parece ser más común en una zona donde la enfermedad es endémica que en un área donde es emergente [4]. La exposición por inhalación se presenta comúnmente como una enfermedad aguda similar a la gripe, sin grandes signos de enfermedad respiratoria. Entre sus características figuran: fiebre, escalofríos, cefalea, dolores musculares y articulares, tos seca, faringitis y dolor torácico pleurítico. No obstante, los signos respiratorios pueden ser mínimos o inexistentes. En la radiografía de tórax se observan con frecuencia infiltrados peribronquiales que suelen progresar característicamente hacia la bronconeumonía, derrames pleurales y linfadenopatía hiliar. En algunos enfermos se han observado neumonía intersticial, lesiones cavitarias, fístula broncopleural y calcificaciones. El hemograma completo suele ser normal. En ausencia de tratamiento puede haber progresión a neumonía grave con dificultad respiratoria, expectoración sanguinolenta, insuficiencia respiratoria, formas sistémicas y defunción. Los principales diagnósticos diferenciales deben hacerse con enfermedades similares producidas por otros agentes de bioterrorismo, como la peste, el carbunco pulmonar (aunque la progresión de la tularemia es más lenta que la de la peste o el carbunco) o la fiebre Q. El diagnóstico de tularemia por emisión deliberada se sugiere si un gran número de personas comienzan la enfermedad con una neumonía atípica. La tularemia ulceroglanglionar (75 % a 85 %) es la forma más común de la enfermedad [4, 5], que aparece tras manipular una res en canal contaminada o después de una mordedura de artrópodos. Es característica la aparición de una pápula local en el lugar de la inoculación, junto con fiebre y dolores. La lesión puede ser pruriginosa y crece hasta formar una pústula, que se rompe y se convierte en una úlcera dolorosa, poco activa, tal vez cubierta por una escara. Las úlceras son generalmente lesiones aisladas de 0,4 a 3,0 cm de diámetro. Puede darse también una erupción vesiculopapulosa localizada. Las lesiones adquiridas de vectores mamíferos están generalmente ubicadas en las extremidades superiores, mientras que las lesiones contraídas a través de artrópodos suelen estarlo en las extremidades inferiores. La lesión se asocia con aumento de volumen y dolor a la palpación de uno o más ganglios linfáticos regionales, que pueden tornarse fluctuantes y romperse liberando material caseoso. La enfermedad local a menudo sigue progresando a pesar de una antibioterapia apropiada. Esta forma de la enfermedad no suele dar lugar a afecciones ni complicaciones graves. La linfadenopatía puede persistir hasta 3 años. La tularemia glanglionar (5 % a 10 %) se presenta con linfadenopatía y fiebre, pero sin úlcera. Eurosurveillance - 2004 - http://www.eurosurveillance.org La tularemia oculoglanglionar (1 % a 2 %) es consecutiva a la exposición por transmisión aérea, a la autoinoculación o a la manipulación de canales de animales infectados. La ulceración de la córnea produce conjuntivitis purulenta, quemosis, edema periorbitario, nódulos o ulceración conjuntival, dolor y linfadenopatía preauricular o cervical dolorosa a la palpación [1, 15]. La tularemia orofaríngea (25%) se adquiere al tomar agua o alimentos contaminados, por inoculación directa de las manos a la boca y, a veces, al inhalar gotículas o aerosoles contaminados. Los afectados pueden contraer una estomatitis, pero es más común la faringitis exudativa o una amigdalitis, con o sin ulceración dolorosa de mucosas. Puede producirse un absceso retrofaríngeo o la supuración de los ganglios linfáticos regionales. Con el término tularemia tifoidea se designa una enfermedad aguda inespecífica similar a la gripe, que suele cursar con diarrea y vómitos, cefalea, escalofríos, rigideces, mialgias y artralgias, postración y adelgazamiento. No hay signos clínicos que indiquen el lugar de la inoculación ni la localización anatómica de la infección. La tularemia tifoidea puede ser consecutiva a la ingestión o la inhalación de F. tularensis. No suele haber neumonía, lesiones mucocutáneas ni linfadenopatía regional. La septicemia tularémica puede ser grave y mortal. Cualquier forma de tularemia puede verse complicada por la septicemia. Ciertos signos inespecíficos como fiebre, dolor abdominal, diarrea y vómitos pueden ser importantes al inicio de la enfermedad. La disociación pulso-temperatura aparece en menos de la mitad de los casos. Después, los pacientes presentan signos característicos de toxicidad, que puede progresar hacia choque septicémico, coagulación intravascular diseminada, hemorragia, síndrome de distrés respiratorio agudo, confusión, insuficiencia orgánica y coma. La pericarditis puede complicar ambos síndromes [2]. La hepatitis leve es común. Ocasionalmente pueden presentarse eritema nudoso, enteritis, apendicitis, peritonitis y meningitis [2, 16-18]. Sin tratamiento antibiótico, la mortalidad general para la tularemia de tipo A es del 8 % (entre 5 % y 15 %); del 4 % para la ulceroglanglionar y del 30 % al 50 % para las tifoideas, septicémicas y neumónicas. Con un tratamiento apropiado, la mortalidad se reduce a un 1 %. Las infecciones de tipo B rara vez son mortales [1, 2]. Diagnóstico La presunción clínica sigue siendo crucial para el diagnóstico. No obstante, el primer caso de un brote de tularemia no siempre se diagnostica fácilmente. Las definiciones de casos presuntos, confirmados y debidos a emisión deliberada se presentan en los cuadros 2 y 3. F. tularensis puede identificarse por examen directo de secreciones, exudados o muestras de biopsia mediante tinción directa inmunohistoquímicas o por anticuerpos fluorescentes. Los cultivos de secreciones pulmonares, faríngeas, gástricas (en ayunas), pleurales, de exudados de lesiones cutáneas, las biopsias de ganglios linfáticos y los hemocultivos permiten el aislamiento y la caracterización de F. tularensis. Es difícil de cultivar, y el manejo de esta bacteria entraña un riesgo significativo de infección para el personal de laboratorio. Sólo un Eurosurveillance - 2004 - http://www.eurosurveillance.org laboratorio experimentado en la manipulación de F. tularensis puede estudiar su sensibilidad a los antibióticos. Para identificar F. tularensis puede recurrirse al análisis de detección de antígenos, a la RCP o al análisis por inmunoabsorción enzimática (ELISA). Los dos últimos métodos no se han evaluado adecuadamente para el diagnóstico de la tularemia neumónica. Un cociente de 4:1 del título de anticuerpos entre una muestra sérica de la fase aguda y otra de la fase de convalecencia, o un único valor superior a 1/160 en aglutinación o a 1/128 en microaglutinación, permiten el diagnóstico de F. tularensis [1, 19-21]. Los títulos de anticuerpos séricos no alcanzan un nivel diagnóstico hasta 10-14 días tras la aparición de la enfermedad. La prueba serológica sólo es útil retrospectivamente, pero confirma el diagnóstico. Para la confirmación definitiva de laboratorio son precisos el cultivo y un aumento de los anticuerpos específicos en los sueros seriados. El aumento de los valores suele aparecer de 10 a 14 días después del inicio de la enfermedad. Tratamiento Se han publicado muchas directrices de tratamiento y profilaxis de la tularemia [1, 19-27] (cuadro 4). La estreptomicina y la gentamicina se consideran actualmente el tratamiento de elección para la tularemia [24-26]. El tratamiento con aminoglucósidos debe seguirse durante 10 días [1, 1923]. La quinolona puede ser una alternativa eficaz [24]. Aunque no se dispone de grandes series de datos sobre enfermos de tularemia, hay que prescribir ciprofloxacino (principalmente) u ofloxacino para 10 a 14 días [1, 23]. La administración de tetraciclinas y cloranfenicol durante un breve período se asocia con recaídas, por lo que deben darse durante al menos 14 a 21 días [1, 23]. En los casos graves, debe considerarse combinar dos antibióticos, como aminoglucósidos y fluoroquinolonas. Los macrólidos no están recomendados para tratar la tularemia [1]. Generalmente, las betalactaminas se consideran ineficaces. No son necesarias medidas de aislamiento de los enfermos neumónicos. La estreptomicina, la gentamicina, la doxiciclina o el ciprofloxacino se recomiendan para la profilaxis tras la exposición, y deben tomarse durante al menos 14 días. Existe una vacuna atenuada, no patentada, que parece ofrecer protección contra la tularemia ulceroglanglionar y neumónica. A falta de más datos, no se recomienda la vacunación como profilaxis tras la exposición [1, 27]. En conclusión, F. tularensis es unas de las bacterias patógenas más infecciosas que se conocen. Un ataque biológico aerosolizado con una cepa virulenta de F. tularensis de tipo A tendría efectos devastadores para las personas. La tularemia ulceroglanglionar es la forma más común de la enfermedad humana y es generalmente consecuencia de una mordedura de artrópodos, que actúan como vector al haber comido previamente un animal infectado. La forma neumónica de la enfermedad se presenta raramente, pero es la que probablemente adoptaría la enfermedad si se utilizara esta bacteria como agente de bioterrorismo. El diagnóstico de tularemia por emisión deliberada lo sugiere principalmente el inicio de la enfermedad como neumonía atípica. Eurosurveillance - 2004 - http://www.eurosurveillance.org Referencias 1. Dennis DT, Inglesby TV, Henderson DA et al. Tularemia as a Biological Weapon. Medical and Public Health Management. JAMA 2001; 285:2763-73 2. Evans M, Gregory D, Schaffner W, McGee Z. Tularemia: a 30-year experience with 88 cases. Medicine 1985; 64: 251-69 3. Tularemia-United States, 1990-2000. MMWR 2002; 51: 9 4. Eliasson H, Lindbäck J, Nuorti J, Arneborn M, Giesecke J, Tegnell A. The 2000 tularemia outbreak: a case-control study of risk factors in disease-endemic and emergent areas, Sweden. Emerg Infect Dis 2002; 9: 956-60 5. Reintjes R, Dedushaj I, Gjini A et al. Tularemia outbreak investigation in Kosovo: case control and environmental studies. Emerg Infect Dis 2002; 9: 969-73 6. Tarnvik A, Berglund L. Tularaemia. Eur Respir J 2003; 21: 361-73 7. Ohara Y, Sato T, Homma M. 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Tularemia: www.phls.org.uk/facts/deliberate_releases.htm 23. Agencia Europea de Medicamentos (EMEA) CPMP/4048/01 - Guidance document on use of medicinal products for treatment and prophylaxis of biological agents that might be used as weapons of bioterrorism. Jul 2002; www.emea.eu.int 24. Limaye A, Hooper C. Treatment of tularemia with fluoroquinolone: two cases and review. Clin Infect Dis 1999; 29: 922-4 25. Edson R, Terrell C. The aminoglycosides. Mayo Clin Proc 1999; 74: 519-28 26. Enderlin G, Morales L, Jacobs R, Cross J. Streptomycin and alternative agents for the treatment of tularemia: review of the literature. Clin Infect Dis 1994; 19: 42-7 27. Ellis J, Oyston PC, Green M, Titball RW. Tularemia. Clin Microbiol Rev 2002 Oct; 15(4):631-46 28. Decisión 2002/253/CE de la Comisión, de 19 de marzo de 2002, por la que se establecen las definiciones de los casos para comunicar las enfermedades transmisibles a la red comunitaria, de Eurosurveillance - 2004 - http://www.eurosurveillance.org conformidad con la Decisión n° 2119/98/CE del Parlamento Europeo y del Consejo. Diario Oficial de la Unión Europea. DO L 86 de 3.4.2002, p. 44 29. Decisión 2003/534/CE de la Comisión, de 17 de julio de 2003, por la que se modifica la Decisión n° 2119/98/CE del Parlamento Europeo y del Consejo y la Decisión 2000/96/CE por lo que se refiere a las enfermedades transmisibles mencionadas en estas decisiones, y se modifica la Decisión 2002/253/CE por lo que respecta a las definiciones de casos para las enfermedades transmisibles. Diario Oficial de la Unión Europea. DO L 184 de 23.7.2003, pp. 35-39. * BICHAT, el grupo de trabajo de la Comisión Europea sobre amenazas por agentes químicos y biológicos, ha preparado este conjunto de directrices que podrán ser orientativas para las autoridades nacionales y directamente utilizables por los clínicos, los generalistas y los especialistas al tratar a personas infectadas por estos agentes tras su posible emisión deliberada. Referencia: P. Bossi, F. Van Loock, A. Tegnell, G. Gouvras, Directrices Bichat para la gestión clínica de agentes bioterroristas. Euro Surveill. 2004; 9(12) http://www.eurosurveillance.org/em/index-02.asp?an=2004 Nota de la redacción: El grupo de trabajo y dos expertos designados por cada Estado miembro de la Unión Europea finalizaron el estudio de las presentes directrices clínicas a finales de febrero de 2003. Estas directrices revisadas se presentaron al comité de seguridad sanitaria, que las aprobó en abril de 2003 y acordó su publicación en una revista de gran difusión para que llegaran a la mayor audiencia posible. También en el proceso editorial de Eurosurveillance se introdujeron modificaciones que mejoran los contenidos de las directrices. Eurosurveillance - 2004 - http://www.eurosurveillance.org Cuadro 1 Resumen de las características clínicas y descripción biológica de la tularemia Características clínicas Período de incubación: 3 a 5 días Neumonía tularémica (neumonía primaria y secundaria) la exposición por inhalación aparece como una enfermedad aguda similar a la gripe progresión a neumonía grave con expectoración sanguinolenta, insuficiencia respiratoria y defunción, si no se instaura un tratamiento adecuado radiografía de tórax: infiltrados peribronquiales, bronconeumonía, derrames pleurales y linfadenopatía hiliar. La tularemia ulceroglanglionar (75 % a 85 %) es la forma más común pápula local en el lugar de la inoculación, junto con fiebre y dolores lesión pruriginosa que crece hasta formar una pústula, que se rompe y se convierte en una úlcera dolorosa, poco activa, tal vez cubierta por una escara aumento de volumen y dolor a la palpación de uno o más ganglios linfáticos regionales, que pueden tornarse fluctuantes y romperse liberando material caseoso Tularemia glanglionar linfadenopatía y fiebre no hay úlceras Tularemia oculoglanglionar conjuntivitis purulenta, quemosis, edema periorbitario, nódulos o ulceración conjuntival linfadenopatía preauricular o cervical dolorosa a la palpación Tularemia orofaríngea estomatitis, faringitis exudativa o amigdalitis, con o sin ulceración dolorosa de mucosas absceso retrofaríngeo o supuración de los ganglios linfáticos regionales Tularemia tifoidea enfermedad aguda similar a gripe diarrea, vómitos, cefalea, escalofríos, rigideces, mialgias, artralgias, adelgazamiento y postración no hay indicación del lugar de inoculación no hay localización anatómica de la infección Septicemia tularémica signos inespecíficos, confusión choque septicémico, coagulación intravascular diseminada, hemorragia, síndrome de distrés respiratorio agudo, insuficiencia orgánica y coma Diagnóstico Pruebas de confirmación para la identificación de F. tularensis [28, 29] aislamiento de F. tularensis en una muestra clínica demostración de una respuesta de anticuerpos específicos en los sueros seriados Caso probable Eurosurveillance - 2004 - http://www.eurosurveillance.org un único valor elevado detección de F. tularensis en una muestra clínica mediante análisis por fluorescencia Tratamiento NO es necesario aislar a los aquejados de neumonía tratamiento de elección: estreptomicina y gentamicina (10 días) las quinolonas son una alternativa eficaz (10 a 14 días) la administración de tetraciclinas y cloranfenicol se asocia con recaídas, por lo que deben darse durante al menos 14 a 21 días en casos graves, combinación de dos (aminoglucósidos y fluoroquinolonas) Profilaxis tras la exposición Estreptomicina, gentamicina, doxiciclina o ciprofloxacino (14 días) la vacunación NO se recomienda para la profilaxis tras la exposición Eurosurveillance - 2004 - http://www.eurosurveillance.org Cuadro 2 Clasificación de casos de tularemia Caso posible NA Caso probable enfermedad febril grave inexplicada de una persona anteriormente sana o muerte febril enfermedad respiratoria no explicada grave de una persona por lo demás sana septicemia o insuficiencia respiratoria grave inexplicada no debida a una enfermedad predisponente septicemia grave por alguna especie desconocida de cocobacilo gramnegativo que no crece en agar sangre ordinario, identificado en la sangre o el líquido cefalorraquídeo caso clínicamente compatible que satisface los criterios de laboratorio para un caso probable o tiene una relación epidemiológica Caso confirmado caso clínicamente compatible, con pruebas de laboratorio confirmatorias Fuente: [28, 29] Cuadro 3 Clasificación de emisiones deliberadas de F. tularensis Presunta emisión deliberada Dos o más presuntos casos de tularemia coincidentes en el tiempo y en el mismo lugar, especialmente grupos de enfermedades con relación geográfica según un modelo de dirección de vientos Emisión deliberada Caso aislado confirmado de tularemia endógena NO explicado por la exposición laboral Eurosurveillance - 2004 - http://www.eurosurveillance.org Cuadro 4 Recomendaciones de tratamiento de la tularemia y de profilaxis tras la exposición Adultos(*) Tratamiento de primera línea (10 días) Tratamiento de segunda línea; profilaxis de primera línea (14 días) Niños Tratamiento de tercera línea; profilaxis de segunda línea (21 días) Tratamiento de primera línea (10 días) Tratamiento de segunda línea; profilaxis de primera línea (14 días) Tratamiento de tercera línea; profilaxis de segunda línea (21 días) Tratamiento de casos clínicos presuntos o confirmados (10-21 días) - Gentamicina: 5 mg/kg IV en 1 ó 2 dosis diarias o - Estreptomicina: 1 g IM dos veces al día - Ciprofloxacino: 400 mg IV dos veces al día seguidos de 500 mg por vía oral dos veces al día o - Ofloxacino: 400 mg IV dos veces al día seguidos de 400 mg por vía oral dos veces al día o - Levofloxacino: 500 mg IV una vez al día, seguidos de 500 mg por vía oral una vez al día - Doxiciclina: 100 mg IV dos veces al día seguidos de 100 mg por vía oral dos veces al día - Gentamicina: 2,5 mg/kg IV tres veces al día o - Estreptomicina: 15 mg/kg IM dos veces al día (máximo, 2 g) - Ciprofloxacino: 10-15 mg/kg IV dos veces al día seguidos de 10-15 mg/kg por vía oral dos veces al día - Doxiciclina: . >8 años y >45 kg: dosis adulta . >8 años y < 45 kg o < 8 años: 2,2 mg/kg IV dos veces al día, seguidos de 2,2 mg/kg por vía oral dos veces al día (máximo, 200 mg/d) (*) Se recomienda, cuando sea posible, la interrupción de la lactancia materna. Fuente: [23] Eurosurveillance - 2004 - http://www.eurosurveillance.org Profilaxis tras la exposición (14 días) - Ciprofloxacino: 500 mg por vía oral dos veces al día o - Ofloxacino: 400 mg por vía oral dos veces al día o - Levofloxacino: 500 mg por vía oral una vez al día - Doxiciclina: 100 mg por vía oral dos veces al día - Ciprofloxacino: 1015 mg/kg por vía oral dos veces al día - Doxiciclina: . >8 años y >45 kg: dosis adulta . >8 años y < 45 kg o < 8 años: 2,2 mg/kg por vía oral dos veces al día (máximo 200 mg/d)