El gobierno reprime

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CAPITULO XX
EL GOBIERNO REPRIME
EL GOBIERNO REPRIME
El gobierno había aplicado la movilización militar a numerosos gremios que protestaban:
bancarios, portuarios, ferroviarios, transporte automotor, etc. Miles de cesantes, miles de
trabajadores humillados por el trato militar; Frondizi, había destruido los puentes... ya no tendría
retomo hacia el sector popular.
Ese primer día del año, sin embargo, América Latina vivirá un episodio que todavía hoy genera
polémicas. Nadie pensó en aquel momento, cuando Fidel Castro entró triunfalmente a La
Habana, que terminaría aliándose al marxismo. Nuestra prensa, en general, siguió con simpatía
las acciones de Fidel Castro, quien representaba en esos momentos a un sector muy especial de
Cuba. Además, con Fidel Castro había un argentino, Ernesto Guevara, quien también tendrá
especial significación en la política contemporánea de nuestra agitada región.
El nuevo año no hizo más que ratificar hasta dónde se había ampliado el abismo entre el gobierno
y los sectores populares, especialmente los sindicatos. El gobierno había aplicado ya la
movilización militar a numerosos gremios que protestaban por salarios y/o condiciones de
trabajo. Entre los movilizados podemos citar a bancarios, ferroviarios, basureros, transporte, etc.
Sin duda. No había retorno. El plan económico puesto en marcha bajo los auspicios del FMI era
una prueba irrefutable de ello.
El 3 de junio de 1959, el ministro del Interior denuncia un plan que pretende alterar el orden.
Culpa del mismo a peronistas y comunistas. Este mismo día son detenidos numerosos dirigentes
de la Asociación Bancaria, que habían decretado una nueva huelga por tiempo indeterminado. El
Ejército sale a patrullar las calles. Pocos días después, una radio privada, a la que se la sindicaba
vinculada con la UCR del Pueblo, da a publicidad el Pacto Perón-Frondizi. El gobierno, por
supuesto, niega tal pacto. En las Fuerzas Armadas se reavivan los sentimientos antiperonistas. El
24 de junio, Frondizi le ofrece el Ministerio de Economía al ingeniero Alvaro Alsogaray, el mismo
que unos meses antes había dicho que el plan enunciado por el gobierno era bueno, pero que
necesitaban un conductor para cumplirlo.
Alsogaray ocupará también la cartera de Trabajo. Sobre este episodio R. Prieto, en el libro ya
citado, al referirse a Alsogaray dirá: "Entre los más asiduos visitantes de la casa de Avenida de los
Incas —la casa de Frigerio— desde el estallido de la bomba y después de ella hasta mediados de
junio, cuando se hizo cargo de los ministerios de Economía y Trabajo, estaba el ingeniero Alvaro
Alsogaray. Iba generalmente por las mañanas, antes de que Frigerio se trasladara a Olivos a
trabajar con Frondizi, desde que renunció a la Secretaría Técnica y Asuntos Sociales, y cuando
Frigerio que recibía a otras visitas tardaba en atenderlo, se entretenía con Alejandro, un cebollita
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de cuatro años que, al verlo seguido y paciente en la salita, le preguntaba: y vos, ¿quién sos? Yo
soy Alsogaray; ¿Y vos, cómo te llamas? Era el tiempo en que Alsogaray juntaba orines para entrar
en el equipo paralelo. En esas mismas entrevistas se discutía invariablemente el plan de
desarrollo puesto en marcha, y jamás Alsogaray mostró la menor discrepancia con él...". Hoy don
Ramón Prieto tendrá que admitir que la estrategia de Alsogaray —juntar orines— le dio
excelentes resultados.
Alsogaray permanecerá al frente de la cartera económica por espacio de 22 meses (junio '59 abril '61), y será durante todo este tiempo un ministro omnipotente, un ministro que, además,
cubrirá casi la mitad del periodo del frondicismo.
La visita del "Che'” al presidente, realizada en el mayor sigilo, será otro motivo de problemas para
Frondizi. Los comandantes le hacen llegar su desacuerdo por la presencia en nuestro país de un
representante del comunismo internacional. El general Poggi, en nombre del Ejército, le
manifiesta que "los comandantes de las tres armas han expresado su desagrado. El Ejército ha
perdido su confianza en el señor presidente por habar recibido a un representante de un país
comunista, traidor a su patria”.
El contraalmirante Vago, en nombre de la Marina, también manifiesta su disconformidad: "Hay
indignación por haber recibido a un comunista renegado y criminal. Causa daño al país y tuerce la
línea Internacional. No se rompe con Cuba y, además, se recibe a la peor expresión de ese
régimen. Aunque en Marina no se acostumbra a dar explicaciones a los subordinados esto ha
descolocado a los mandos".
Por su parte, la Aeronáutica, por boca de Cayo Alsina, también pondrá su acento crítico y agresivo
al mismo tiempo: "La impresión del arma es como si hubiese venido el propio Kruschev" (estos
comentarios fueron extraídos del libro de Ramón Prieto, ya citado). Es que para nuestras Fuerzas
Armadas eso de "función específica" abarca desde enseñar orden cerrado hasta cómo debe
comportarse el presidente…
El inicio del '62
había mostrado
un Frondizi
deteriorado en
todos los frentes.
A quienes creyó
sumar como
aliados, fueron
en definitiva
quienes
produjeron su
derrumbe.
Episodios de este tipo, en los que Frondizi modificó luego diametralmente sus puntos de vista se
suceden de continuo. Ante la menor presión no dudó en pedirle la renuncia a su hombre de más
confianza —Rogelio Frigerio— impedirle después que lo visitase en la Quinta Presidencial,
intervenir una provincia como Córdoba, porque así lo quiso un grupo militar o clausurar su
semanario, "Argentina en Marcha", dirigido por su directo colaborador y ex ministro —Carlos
Florit—, y en el cual escribía Rogelio Frigerio.
Al reemplazar a Alsogaray, el gobierno inició —o reinició con mayor énfasis— la
reestructuración de los ferrocarriles. Dice Prieto, en su libro, al referirse al tema: "Supresión de la
mitad del personal ferroviario. Transferir a la actividad privada todas aquellas funciones ajenas al
servicio mismo —talleres, confiterías, limpieza de estaciones, etc. — que mantenían una
cantidad excesiva de personal provocando un déficit elevadísimo en sueldos y servicios.
Reformas al reglamento de trabajo distorsionado por el exceso de personal. Reequipamiento a
través del crédito externo. Reestructuración de la administración, receptáculo de una burocracia
de una frondosidad espantosa. . . pese a la confabulación generalizada para oponerse a la batalla
del riel, la energía con que se llevó adelante logró eliminar 4.000 km. de vías, eliminar 55.000
agentes... se cerraron 8 talleres... . en la etapa que siguió inmediatamente a Alsogaray, el
gobierno de Frondizi centró sus objetivos, además de lo atinente al sector ferroviario, en
restablecer el ritmo de desarrollo y consolidarlo... y así lo anunció Frondizi a raíz de la crisis
ministerial de enero de 1962, acelerando las medidas demoradas por el capitán ingeniero.
El inicio del '62 había mostrado un Frondizi deteriorado en todos los frentes. A quienes creyó
sumar como aliados, fueron en definitiva quienes produjeron su derrumbe. Para este sector ya
no había acto de gobierno que aceptaran. Frondizi recibió al "Che" y se produjo un gran
escándalo (que podemos juzgar "comprensible"); apoyó la Alianza para el Progreso que
impulsaba Kennedy desde la presidencia de los Estados Unidos y también recibió agudos
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ataques.
Su figura era manoseada sin miramientos. El Teatro Maipo puso en escena un espectáculo
revisteril, "La vuelta al mundo en elefante" en clara alusión al viaje de Frondizi a la India, y su
caricatura.
Unos días antes de finalizar enero del 62, mientras en nuestro país se agitaban las campañas
electorales, los Cancilleres del Continente se reunían en Punta del Este. El tema de la reunión:
Cuba. Tras muchos días de deliberación Cuba sería excluida de la OEA. Como dato, entre quienes
se opusieron a la exclusión cubana estuvo nuestro país.
Este voto generó evidentes disgustos públicos en la Argentina, comenzando en los mandos
militares.
Frondizi supuso que el malestar generado en los mandos podría borrarse, impugnando la
candidatura de Perón a vicegobernador de la Provincia de Buenos Aires y así lo hizo.
El inefable Rojas tenía motivo para ser noticia continuamente. La actitud de la Argentina de no
apoyar la exclusión de Cuba lo impulsó a enviar a los diarios un comunicado personal en el que
sostenía que "se había confirmado desgraciadamente la alineación de nuestro país en la llamada
Tercera Posición. Se ha hecho un gran servicio al comunismo, se ha comprometido el prestigio de
nuestra Nación, se ha asestado un rudo golpe a la unidad continental y se ha debilitado
efectivamente la causa del mundo libre".
La presión de los grupos ultras llevaron a que Frondizi el 8-2-62, rompiese relaciones con Cuba,
dándoles a los representantes de Fidel Castro en nuestro país, un plazo de 48 horas para
abandonarlo.
Frente a un gobierno de apoyo popular, no podrían ser Rojas ni sus seguidores quienes
decidiesen la política exterior argentina.
Unos días antes del episodio —Cuba—, Roberto Alemann, ministro de Economía, renuncia a su
cargo (12-1-62), su lugar en ocupado por el doctor Carlos Coll Benegas, quien dictó una serie de
decretos en los que se establecían normas para despidos e indemnizaciones administrativas.
El 16 de enero
del '62, la UCRI
obtuvo un éxito
electoral en
Formosa al sumar
15.108 votos,
contra 14.306 de
la UCRP y 10.355
de la democracia
cristiana. El 26-262, la UCRI
vuelve a repetir
el éxito electoral.
Las elecciones estaban a la vista. Era evidente que el partido oficial salía a buscar votos en
sectores distintos a los que le dieron la presidencia en 1958.
El 16 de enero del '62, la UCRI obtuvo un éxito electoral en Formosa al sumar 15.108 votos, contra
14.306 de la UCRP y 10.355 de la democracia cristiana. El 26-2-62, la UCRI vuelve a repetir el éxito
electoral. Es en La Rioja donde obtienen 21.087 votos contra 15.845 de la UCRP y 13.993, de la
conjunción Democracia Cristiana-Justicialismo. Estos resultados crearon euforia, la UCRI se
sentía ya depositaria de los votos antiperonistas.
Pero la clave de todo estaba en lo que pasaría en las elecciones de Buenos Aires. El frondicismo,
entonado por estos resultados parciales, creyó que podría derrotar al peronismo "en su propia
salsa".
El Movimiento Obrero, por su parte, no estaba inactivo, se había convertido en el gran motor
político del peronismo. A través de las 62 Organizaciones se decidió entrar "con todo" en las
reglas del juego. Se le proponían reglas muy particulares y aceptó. A partir del desafío de este
momento, abandonó totalmente el camino del voto en blanco y armó toda su estrategia en
participar en las elecciones que a partir de 1961 se producirían en todo el país. El gobierno y los
otros partidos contaban con grandes ventajas frente al peronismo. Tenían a su favor la gran
prensa, amplios sectores militares y los grupos económicos. El peronismo solo tenía como medio
de comunicación con sus bases, algún diario de circulación restringida. Américo Barrios, en esos
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momentos delegado de Perón en Montevideo, lanzó et semanario “Recuperación", en el cual
planteaba la línea del "voto positivo" En sus páginas fue expresándose también el sindicalismo
peronista a través de su brazo político, las 62 Organizaciones.
Había un factor decisivo de tremenda gravitación. A pesar de todos los esfuerzos, el aparato
sindical estaba firmemente controlado por conducciones peronistas, salvo contadas excepciones. Cuando hoy se habla de "encuadrar a los sindicatos en su misión específica" con
seguridad que quienes lo proponen saben del tremendo poder político que éstos tienen y que,
además, ejercitan. Continuaba prohibido el uso "peronista” como partido. Así fue que, decididos
a entrar en la lucha de legalizar el Movimiento y participar en los actos comiciales, se puso en
marcha la estrategia de crear las herramientas (partidos) que posibilitarían concurrir a las
elecciones. No hubo uniformidad en el nombre. Difería de provincia en provincia. El gobierno,
por otra parte, utilizando el aparato estatal, intentaba fraccionar en todo lo posible a su gran
adversario, al tiempo que con diversas técnicas continuaba en la tarea de polarizar a su alrededor
todas las fuerzas no peronistas.
La figura de Vandor comienza a perfilarse como pieza clave en el sindicalismo. Desde su poderosa
UOM contribuye a montar el aparato electoral que le permitirá a Framini, ganar las elecciones de
marzo de 1962.
El frondicismo, por otra parte, depositaba demasiada confianza en sus fuerzas y en sus
artimañas, con las cuales pretendía que el peronismo votase a distintos candidatos al mismo
tiempo. Así se puso de moda el término neoperonista.
El incremento de los problemas y tensiones que sufría el gobierno en todos los frentes, al
acercarse el momento de las elecciones, tanto provinciales como nacionales, le auguraba un
nuevo y tremendo frente de tormenta. Desde el gobierno se intentaba convencer a los sectores
peronistas que si se presentaban a elecciones y ganaban, el resultado sería un nuevo golpe gorila.
Cuando estas charlas electorales se hacían con los grupos militares, se les aseguraba que la UCRI
derrotaría al peronismo en las urnas, terminando así con el mito. Pero más allá de charlas y
promesas, había llegado la hora de la verdad. La compulsa electoral el gobierno la planteó en un
pequeño pueblo de Santiago del Estero — Añatuya—, era el muestreo para "lo que se vendría
después". El peronismo, acosado por el gobierno y los grupos más reaccionarios, se había
dividido en distintos grupos. Desde el poder se alentaba a la formación de cuanta lista peronista
quisiese presentarse. En la atomización pretendían encontrar la gran respuesta. Sin embargo, en
Añatuya, tanto el Consejo Superior del peronismo como las "62", decidieron apoyar las boletas
del Partido Socialista. Resultado: el socialismo "fue gobierno” en Añatuya.
La próxima gran prueba sería en la provincia de Santa Fe. Un tradicional reducto peronista. Aquí el
peronismo no se puso de acuerdo. A las urnas llegaron dos grupos peronistas que debían actuar
con siglas donde no se mencionaba el término peronista o similares. Estos dos grupos lo representaron al Partido Laborista, por un lado y Tres Banderas, por otro. Ese 17 de diciembre, el
radicalismo derrotó al partido Tres Banderas por escaso margen de votos, generando una ola de
optimismo tanto en las filas oficiales, como en los grupos ultras. Sin embargo, esta alegría durará
poco.
Perón, ya radicado en España, tenía a su favor la distancia necesaria para contemplar en toda su
dimensión el tablero armado sobre el país.
Así fue preparando su estrategia para dar la gran batalla en el punto clave: la provincia de Buenos
Aires. Sabía Perón de los riesgos ciertos que significaba el juego de dividir al peronismo. El primer
paso era armar una fórmula peronista que nadie podría negar, su candidato fue Framini. No tuvo
idea mejor que agregar su nombre a la fórmula. El país se sacudió ante el impacto Framini-Perón.
El gobierno, jaqueado por mil lados, no dudó. Impugnó el nombre de Perón. Pero la jugada
maestra de Perón estaba ya consumada. Ningún neoperonismo podría disputarle el voto de los
peronistas a Framini. El solo hecho de haber integrado Perón el binomio con Framini, impidió que
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algunos dirigentes peronistas sensibles a guiños oficiales, se animaran a disputar ese terreno.
La impugnación de Perón dio paso a la proclamación de Anglada como vicegobernador. Lo demás
era cuestión de tiempo sí había elecciones, todos los peronistas de Buenos Aires votarían por
Framini.
La gran estrategia de la UCRI, para ganar, había nacido muerta.
En medio de un clima muy tenso; las fechas de alecciones se aproximaban. El 13 de marzo, Vítolo,
ministro del Interior de Frondizi, se dirige al país: “no hay proscripciones pero no se tolerarán
intentos tendientes a restaurar totalitarismos".
¿Qué habría querido decir al ministro político? ¿fue una advertencia? ¿una amenaza? No pocos
interpretaron que lo que realmente dijo el ministro estaba dirigido al resultado electoral “si no
gana el peronismo… ¡viva la democracia!... si gana el peronismo, como es totalitario, lo
impediremos... porque, ¿a qué otro partido, que no fuese el peronista, podía en ese momento
tildarse de totalitario? al comunismo seguro que no; ya que sus posibilidades de triunfo
simplemente no existían.
Un día después —14 de marzo— "La Nación", en su columna política, hacía una serie de
reflexiones, dignas de recordarlas nuevamente. Veamos... "la resistencia del peronismo a la
absorción explica la crisis de los partidos que lanzaron "aperturas" en su dirección.
El acercamiento al peronismo provocó, además, la confusión ideológica de quienes lo intentaron:
el socialismo, el radicalismo, el conservadurismo de los núcleos integracionistas entró
inmediatamente en revisión a partir de la apertura... la fascinación del electorado peronista no
solamente dividió a los partidos, alteró también la vida total de la nueva democracia, un país
político de diez millones de electores vivió para y desde la voluntad de los dos millones de
peronistas ortodoxos, cuya presunta debilidad resultó, al fin, más vigorosa que la fortaleza de
quienes pretendieron captar sus simpatías. La paradoja culmina el domingo. Los partidos
democráticos concurren a las urnas divididos entre sí, mientras el movimiento que quisieron
absorber ha restablecido su disciplina y su cohesión. Y algunos de los que lanzaron hace algún
tiempo aperturas llenas de energía dan ahora su voto al peronismo con la débil y secreta
esperanza de repartirse algún día sus despojos". "La Nación", tenía adentro un viejo rencor. Y lo
demostraba ante la impotencia por evitar el triunfo peronista en las urnas. Culpaba a los viejos
partidos de ello, sin comprender en su rencor, de que el peronismo si a pesar de todos los ataques
y persecuciones que debió soportar continuaba muy firme y unido, había razones muy profundas
que así lo certificaban. Podría ser quizá que el peronismo tuviese errores, pero estaba construido
sobre una gran verdad. Otros grupos, aunque propusiesen hechos técnicamente aptos, partían
desde una irrealidad.
El 18 de marzo está muy cerca, hay que elegir en casi todas las provincias a los nuevos
gobernadores. El aparato estatal estaba funcionando a pleno. Pero aquí se cerró de una vez y para
siempre la etapa Frondizi-Movimiento Nacional. El Movimiento Obrero había impuesto a su
candidato, el dirigente Andrés Framini como gobernador para la provincia de Buenos Aires. El
peso del peronismo sindical será decisivo.
El candidato oficial será arrasado. Once días después, Frondizi será depuesto por un grupo de
militares enfurecidos que se consideraban engañados por el presidente. La decisión final dé
Frondizi de anular las alecciones de nada le sirvió. Aquellos, que alguna vez creyó sus socios, le
demostraron que en realidad eran sus patrones y lo derrocaron. Martín García será su lugar de
confinamiento. El pueblo había dado otra batalla. La había ganado. Pero quedaba mucho por
andar todavía. Apenas si se cerraba el episodio que demostró que Frondizi no será hombre del
movimiento nacional y popular.
En cada acto que participó Andrés Framini, secretario general de la AOT, una multitud le hizo eco.
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Una multitud fácilmente identificable por sus carteles y cánticos. Los carteles tenían
exclusivamente dos destinatarios: Perón y sus sindicatos. Así, sólo con la tiza y el carbón, como
había ocurrido en 1946, el peronismo, con el bastión que le significaban los sindicatos, arrasó en
las elecciones.
En la madrugada del 19 de marzo, los cómputos en la Provincia de Buenos Aires eran
terminantes:
FRAMINI
UCRI
UCRP
1.197.075
761.200
636.000
Pero esto no era todo. El peronismo también había triunfado en Tucumán, Chaco, La Pampa,
Misiones, Neuquén, Río Negro y Jujuy (este último con fórmula DC), mientras que la UCRI se
adjudicaba la Capital Federal, con 459,000 contra 423.000 del peronismo y 352.000 de los
radicales y las provincias de Corrientes, Entre Ríos, Santa Cruz, Santiago del Estero y Tierra del
Fuego.
La UCRP ganó en Córdoba, —el candidato fue Illia— y Chubut. Los conservadores ganaron en
Mendoza y el bloquismo en San Juan.
Los números dijeron que el gobierno había perdido en las provincias más importantes. La
desazón en las filas del frondicismo no podía ser mayor. Como justificativo a este desastre dirán
más tarde que los culpables del golpe de Estado del 29 de marzo de 1962, fue el Movimiento
Obrero, quien presionó a Perón para ir a elecciones. Sostenían que si no hubiesen sido
derrotados electoralmente por el peronismo, no hubiese existido el golpe militar. En fin, una
razón de poco peso frente a los múltiples problemas que pretendieron controlar.
Al otro día de las elecciones Frondizi, presionado por las Fuerzas Armadas, decide intervenir las
provincias donde había triunfado el peronismo.
Su ministro del Interior, Alfredo Vítolo, renuncia por no compartir ese criterio.
La renuncia de Vítolo es imitada por todo el gabinete. El golpe militar es ya inevitable. Hay
algunos intentos para evitarlo. Como, por ejemplo, cuando John Kennedy declara que si los
militares argentinos acceden al poder, su gobierno revisará el apoyo económico que en esos
momentos estaban dando a nuestro país.
Pero la decisión de los mandos era definitiva. El semanario "Primera Plana", dirigido por Jacobo
Timmerman, comenta el 28-3-62 que en la reunión realizada en la Secretaría de Guerra y en la
que participaron los almirantes Clement, Penas, Palma y Bassi, en representación de la Marina;
los generales Fraga, Poggi, Spirito y Peralta, por el Ejército, y Rojas Silveyra, Romanelli y Pereyra,
por la Aeronáutica, se habrían adoptado grandes decisiones. Del cónclave de la cúpula militar
quedaron definidos tres criterios: a) que se reestructurase el gobierno mediante el ingreso de
todos los partidos —a excepción del peronismo— al gabinete; b) destituir al presidente y
mantener el sistema constitucional; c) reemplazar a Frondizi e implantar una Junta Militar.
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