Palacio de Sástago

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Introducción:
La zaragozana calle del coso ha sido una de las mas importantes y representativas vías de la cuidad. En el
siglo XVI, cuando fue construido el Palacio de los Condes de Sástago, era ya frecuente la admiración que
muchos de los viajeros y cronistas la reputaban como una de las calles con mayor amplitud de las ciudades
españolas, pues hasta seis carruajes a la vez podían transitar su ancho.
En ese centro axial zaragozano, pues, se levantó la casa solariega de los Condes de Sástago, enfrente de la
llamada Cruz del Coso, núcleo de la vida ciudadana de la época.
En enero de 1987 Europa Nostra concedió al palacio de Sástago la medalla de honor que esta institución
otorga al monumento mejor restaurado de Europa y al que mejor ha sabido adaptar su espacio a distintas
actividades culturales. De esta forma llegaba el reconocimiento internacional a una obra que, no sólo ha
recuperado para la ciudad de Zaragoza un palacio renacentista, sino que ha abierto sus antiguos salones a todo
tipo de acontecimientos culturales. Desde que en 1981 la Diputación Provincial de Zaragoza adquirió el
edificio hasta la primera vez que se abrieron los antiguos aposentos del conde, como salas de exposiciones, el
30 de octubre de 1984 con una muestra de fotografías de Ramón y Cajal, el palacio no ha cesado en su
actividad. Exposiciones, conferencias, muestras de vídeo, sesiones musicales,... hasta cuatro actividades
distintas se han cobijado en sus salones y entre las columnas de su patio renacentista, el más esbelto de todos
los de Zaragoza.
En poco tiempo el palacio de Sástago se ha convertido en uno de los centros esenciales de la cultura
zaragozana. Consolidado, restaurado, arreglada su fachada, abierto a la ciudad, Sástago es un ejemplo de
como hasta los monumentos más deteriorados tienen una salvación posible.
Un palacio renacentista:
El Palacio de Sástago es una construcción típica de la arquitectura civil aragonesa del siglo XVI, que pervivió
durante los siglos posteriores. Esta arquitectura es copia de los palacios renacentistas de la Toscana italiana, al
que se le han ido incorporando las pervivencias locales del gótico y del mudéjar, además de los conceptos
innovadores del manierismo.
Su prototipo arquitectónico queda configurado por un bloque cúbico liso de ladrillo, a cuyo exterior se abren
hileras de ventanales y una gran puerta de acceso a un patio o luna interior que distribuye sus dependencias;
en la planta noble se localizan las habitaciones y salones principales, y la tercera planta alberga otras
dependencias secundarias, abiertas a la calle a través de una galería de vanos o loggia sobre los que a modo de
voladiza, apea un alero de madera profusamente decorado.
Su construcción es de gran sencillez, no exige el empleo de materiales nobles, ni de ricas maderas, ni estucos
finos o mármoles, ni otra suerte de ornamentos de tipo palacial, pues tampoco alberga grandes salones y
suntuosas estancias.
Historia:
El palacio de los Condes de Sástago es un edificio renacentista que mandó construir don Artal de Alagón y
Luna, III conde de Sástago y que sería virrey de Aragón, en el siglo XVI, mandó construir en Zaragoza una
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casa solariega para su vivienda. El 17 de septiembre de 1570 acordaba con los calcineros Juan de Escobar y
Juan Barta, los materiales a comprar para la construcción del edificio.
Poco después, el dia 29 de ese mismo mes y año, otorgó junto a su mujer, Luisa de Heredia, una capitulación
y concordia con el morisco y nuevo converso, el maestro de casas Lope de Chacho, al cual le encomendaron
las obras del palacio y que se desarrollaron entre enero del año 1571 hasta julio de1574.
El palacio estaba situado en la parroquia de San Gil, en el Coso, y confrontaba con casas de Pedro Rodrigo y
con el monasterio de San Francisco, así como con las del capitán Labayría, doña Bernardina Molón y el
cirujano maese Pedro Belchite.
El precio de la obra fueron ciento veinticuatro mil sueldos de la época .La cantería de las columnas del patío,
zaguán y escalera la realizaron los Juan de Ramudio, padre e hijo, que cobraron dos mil sueldos en 1572. En
agosto y octubre de 1573, Juan de Orive, tapiador y Diego de Vera, obrero de la villa, recibieron cierta
cantidad de dinero, por sus trabajos en el cerramiento del huerto de la casa.
Era costumbre de la época, que los palacios tuviesen una capilla para los cultos religiosos, pero el Palacio de
Sástago no disponía de ella. En agosto de 1573 fue aceptada, por parte del monasterio de San Francisco, la
petición de practicar un pasadizo hasta el convento. A cambio, los condes edificarian una oficina o aposento
para los novicios en el convento.
Desde su construcción hasta nuestros días el palacio fue posada de reyes, cuartel de los Sitios y Capitanía
General. Blasco Ijazo, cronista oficial de la ciudad, describió las distintas etapas que atravesó el edificio. Era
residencia de los reyes cuando éstos visitaban Zaragoza. Felipe II se hospedó en sus estancias cuando en 1585
casó, en La Seo, a su hija doña Cristina con el duque de Saboya. Carlos IV se alojó también cuando pasó por
la ciudad para asistir a la boda de sus hijos en Barcelona y Fernando VII también fue uno de sus huéspedes.
Durante más de dos siglos, se conoció al Palacio de Sástago como la Casa del Virrey, fue ganando en riqueza,
según los usos de cada época y variando su fisonomía hasta principios del siglo XIX, cuando estalló la guerra
de la Independencia. Como el palacio se encontraba anexo al convento de San Francisco, sufrió grandes
destrozos al incendiarse este (actual sede de la Diputación Provincial de Zaragoza), durante los Sitios de
Zaragoza.
En 1813 fue sede del Consejo de Guerra y se instalaron allí las oficinas del Cuartel General del Ejercito de
Aragón, fue casa del general Palafox hasta 1815 y en 1825 se convirtió en Capitanía General. De 1827 a 1847
fue sede de la Contaduría del Ejercito y jefatura de policía, durante este periodo el edificio sufrió un gran
deterioro. El Gobierno Civil estuvo instalado hasta 1858.Todos estos inquilinos modifican en gran parte la
estructura original del palacio.
El casino de Zaragoza:
El último conde de Sástago, Joaquín María Fernández de Córdoba, alquila en 1843 una parte del palacio al
casino de Zaragoza. En el contrato de cesión de sus dos últimas plantas se estipula que esta sociedad debe
realizar obras de mejora en esta parte. El casino cumple lo estipulado en el contrato de 1848, y despeja de
tabiques la galería claustral y otras partes de la planta. El patio se arrienda en 1882 al café París, que respeta
su estructura. Pero el café cierra en 1915 y allí se instala cinco años más tarde el Banco Español de Crédito,
que en 1960 "decora" al uso de los tiempos su patio de operaciones ocultando totalmente su aspecto original.
Mientras la planta calle se deteriora el casino embellece la parte noble. En 1889, Magdalena decora su salón
principal, construye la coqueta biblioteca y respeta la estructura de sus salones principales. Pero la obra
conservadora del casino choca con el deterioro del resto del edificio que, incluso pudo ser derribado en 1974,
alegando su estado de ruina. Parte de su fachada posterior cayó bajo la piqueta y sólo la rápida actuación de
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un colectivo de ciudadanos, y de profesionales de la arquitectura, que logró la incoación de expediente de
Monumento Nacional, evitó el desastre. Así la fachada principal del palacio y los salones de la primera planta
fueron declarados Monumento Nacional por la Dirección de Bellas Artes.
La recuperación del palacio de Sástago para la ciudad se inicia en 1981, cuando la Diputación Provincial de
Zaragoza, presidida por Gaspar Castellano, compra el edificio por 165 millones de pesetas. Entonces
solamente la planta ocupada por el casino ofrecía un aspecto decoroso, la planta calle estaba ocupada por
varios establecimientos comerciales y un banco que ocupaba la mayor parte del antiguo patio, del que sólo
quedaban vestigios en el corredor de acceso al casino.
Casi nadie recordaba ya aquel palacio que se abría al Coso por un patio de esbeltas columnas. Diputación
Provincial adquirió todo el edificio, su mobiliario, y también el compromiso de devolver a la ciudad un
monumento. En los primeros meses que sucedieron a la compra se realizó un detallado estudio del estado del
edificio. Lo primero que se hizo fue limpiar los salones del Casino Principal restaurando tapices y pinturas
murales. El impulso definitivo a las obras lo daría la Corporación presidida por el socialista Florencio
Repollés, que aceleró las tareas de restauración del patio y las salas de la planta baja. El patio se abrió a la
ciudad un 6 de octubre de 1985. Desde la fecha en que Sástago fue adquirido por Diputación Provincial ha ido
mostrando, poco a poco, los múltiples secretos que ha escondido entre sus paredes, las obras que se realizaron
en él en años difíciles para el monumento o en épocas en que guerras e incluso catástrofes naturales
modificaron su aspecto primitivo. El palacio, a pesar de todo, ha permanecido enmascarado muchos años,
pero hoy, afortunadamente, vuelve a mostrar su aspecto original.
La fachada
Un sobrio aspecto exterior el palacio de Sástago muestra al Coso su fachada principal, una sobria construcción
en ladrillo que ha sufrido modificaciones con respecto a su aspecto original, esencialmente en lo que respecta
a la modificación de los balcones con sus cabeceros. La galería adintelada que remata el edificio también
sufrió modificaciones en sus extremos laterales, donde se recrecieron unos pilares para reforzar el alero, ya
que el edificio quedó seriamente dañado por el terremoto de Lisboa. Estas obras las realizó Ricardo
Magdalena.
En todo caso, la fachada principal de Sástago, responde a la estética de los palacios renacentistas aragoneses,
si bien en este edificio cabe destacar su grandiosidad, tanto en la fachada como en su interior. La fachada del
palacio se abre al Coso por medio de dos grandes portones y cuyas portadas son de alabastro, con pilastras y
capiteles jónicos que soportan un frontón partido con volutas y adornado con guirnaldas. Entre las dos
portadas originales se abrió un amplio ventanal. Hay una serie de huecos o vanos a la altura de estas puertas,
que correspondería a la entreplanta y que en un principio fueron grandes ventanales para dar luz a
dependencias secundarias y sobre ellas se asoman los balcones de su planta principal que son siete. Remata el
edificio una galería de arquillos que sustenta el alero. Este alero o rafe está compuesto por diversos caserones
con claves pinjantes, intercalados por canetes que arrancan de un friso decorado a base de ondas, palmetas,
ovas y dentículos labrados en madera de pino.
Tras las obras de restauración se ha conservado en su fachada la antigua confitería, de la que se ha respetado
su decoración de principios de siglo a base de madera de roble. En el otro lado del palacio se ha practicado
una intervención a base de elementos de moderno diseño que guardan una exquisita proporción con el
conjunto a base de un estudio de cadencias de huecos. Estas dos estancias, ocupadas desde el siglo pasado por
establecimientos comerciales, aparecen ya descritas como pequeños cuartos en el documento original de obra.
En cuanto a la fachada posterior del palacio, está totalmente desfigurada, ya que se demolió en parte. Sin
embargo, va a reconstruirse parte de ella, ya que ha aparecido el antiguo atrio que abría el palacio al jardín
interior. Sobre el palacio original se construyó el pasado siglo una nueva planta que se levantó sobre las
antiguas falsas y en la que el casino colocó algunos de sus salones. Esta segunda planta se levanta sobre la
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cúpula que cierra el patio y que delimita de esta forma el espacio del palacio renacentista del resto.
Interior del palacio:
En el interior del palacio destaca la arquería que separa el zaguán de la luna o patio, y que al estar elevada
produce un gran efecto plástico.
El patio tiene unas proporciones esbeltas que lo hacen sobresalir de los de otras construcciones solariegas. Es
un bello conjunto, delimitado por diez esbeltas columnas jónicas, estriadas en sus tres quintas partes, hasta el
collarino, en que son lisas. Sobre ellas se asienta la rica decoración en algez, que recubre la estructura de
madera sobre la que descansa el antepecho de la planta principal. El patio tiene dos niveles en su planta calle y
a la zona de columnas se accede desde el zaguán por medio de tres gradas de alabastro. La galería superior de
columnillas abalaustradas resulta muy esbelta por la carencia de una profusión ornamental.
La escalera era claustral, de tres tramos y se dispone en la parte izquierda del patio, el opuesto con respecto a
la entrada, tenia un techo de bovedillas y bajo él un mirador. La majestuosa escalera da paso al corredor de
arquillos al que se abren los salones principales del palacio. Tras superar el primer tramo se accede a una de
las entreplantas, descrita en el documento original, en la que hay dos pequeñas estancias, en una de las cuales
−la que se abre al Coso− se ha descubierto un sencillo artesonado aragonés con viguería de madera
policromada y bovedilla de revoltón decorada con motivos florales y zoomorfos−animales. Esta entreplanta,
que tiene otra gemela en la parte derecha, se abre al patio por medio de ventanales.
Al fondo del patio se abre un gran portón que da paso a una enorme estancia en la que se han descubierto
pinturas murales del siglo XVI y que comunica al atrio que sale al jardín. A la derecha otra gran puerta abre
los antiguos aposentos del conde. También a derecha e izquierda hay sendas puertas que dan acceso a antiguas
estancias de servicio del palacio y que se abren al patio por medio de unas ventanas.
Los salones principales:
A través del patio se accedía a los aposentos del conde, en los cuales de una estancia se pasa a otra mayor y de
ella a dos habitaciones, una de estas comunica con otra gemela en la parte superior.
En la planta noble se encuentran los salones principales, el del trono y los dos adyacentes que se abren al
Coso, fueron ricamente decorados por el arquitecto Ricardo Magdalena, que liberó la zona de tabiques y
recuperó su estructura primitiva. En el salón principal mandó pintar una alegoría de Zaragoza, en su bello
techo abovedado, al maestro Alejandro Ferrant. Los muros fueron decorados con pinturas de Unceta, Lasuén,
Pallarés, Aramburu, García Pueyo y el propio Magdalena. La ebanistería es obra de Ezequiel González.
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El corredor de arquillos tiene el pavimento de madera, no así los salones principales que se decoran con
baldosín coloreado de la época de la reforma. Magdalena liberó la galería de arquillos y la cerró con vidrieras
modernistas que hoy están colocadas en las ventanas del tercer piso. El resto de los salones se ha
redescubierto y decorado siguiendo los planos originales.
Se ha respetado la cafetería del casino pero se han restaurado el gran salón adyacente que se abre al jardín y
que da paso a una gran estancia que da paso a otro salón de menor tamaño y a la coqueta biblioteca
modernista diseñada por el propio Magdalena, que da también al antiguo jardín del palacio. En esta zona está
el espacio de la antigua capilla de palacio.
En cuanto a la tercera planta, a la que se accede por una escalera de bello diseño desde el segundo piso,
conserva algunos de sus salones del siglo XIX. Los que dan a la fachada principal se asoman desde la galería
superior y presentan un bello decorado modernista, imitando artesonados hexagonales en escayola, así como
una bella chimenea. Este salón tiene otro adosado de idénticas características y junto a ellos hay otro salón
con chimenea, decorado con bellos espejos y decoraciones florales en escayola. A los salones se accede por
un corredor que se asoma sobre la cúpula que cierra el palacio y en el que se han instalado las vidrieras
modernistas de Magdalena y el arrimadero o zócalo de madera de la planta noble.
En su parte trasera se ha recuperado la antigua sala de esgrima del casino y queda una amplia zona que da al
jardín con ventanales modernistas, donde se ubican las oficinas de la Institución Fernando el Católico.
Materiales empleados en la construcción:
La materia esencial de la construcción del palacio era el alabastro, al analizarlo se comprobó que procedía de
las canteras de Fuentes de Ebro y Gelsa; del mismo Fuentes de Ebro se ha sacado todo el alabastro necesario
par la restauración del palacio y fue tallado por los canteros de Calatorao en el mismo palacio y de la misma
forma que se hacia en el siglo XVI.
En la mayoría de los edificios renacentistas aragoneses, la decoración de sus estancias estaba realizada en
algez o escayola, por lo que a partir de los restos antiguos, se reconstruyeron de forma artesanal los frisos de
la segunda planta, molduras, remates de columnas, dinteles y jambas.
Los aleros y las cubiertas del edificio eran de madera, en su reconstrucción se ha procurado conservar el alero
restaurando las partes dañadas y reconstruyendo lo que faltaba con madera del siglo XVI procedente de las
cubiertas del palacio. Así mismo en aquellos lugares donde había madera, como son los techados del patio y
de la segunda planta, se han colocado vigas de madera y escayola.
Los pavimentos originales eran de ladrillo rojo delimitado por alabastro, y así se han reconstruido. A su vez el
patio tenía un arrimadero de cerámica de Muel del tipo de cuenca o arista, que se ha completado a partir de las
muestras originales.
Debido a la influencia italiana de la época, las paredes del palacio estaban pintadas en tonos rojizos y
asalmonados.
La fachada principal está toda construida en ladrillo.
Un palacio para la cultura:
Desde que el Casino de Zaragoza se instaló en el Palacio de Sástago (1848), este sufrió una transformación
funcional, ya que hacían falta amplios salones para la comodidad de los socios y también crear una biblioteca
que diese fama a la sociedad y pudiese compararse con las de otras ciudades más importantes de España. De
esta forma a comienzos de 1889, el arquitecto zaragozano Ricardo Magdalena, tomó la dirección de las obras
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para el arreglo de los salones de la planta principal y de la biblioteca.
Fue durante estas reformas cuando llenaron de pinturas los principales salones, ejecutados por pintores
famosos de la época como fueron entro otros: D. Marcelino de Unceta, D. Dionisio Lasuén, D. Joaquín
Pallarés, D. Antonio Arámburu
Este mismo año, Mario de Lasala Valdés , socio del casino, prestigioso militar y apasionado del arte, hizo un
inventario artístico, descriptivo e histórico de los fondos del casino y de las reformas de Magdalena sobre el
decorado, la ornamentación y pinturas de lienzos y tapices de las renovadas estancias, que se acompañaría del
tercer catalogo de la biblioteca redactado por Clemente Herranz y Laín.
Planos:
Aquí tenemos un plano axonométrico del edificio representando principalmente la primera planta con el
detalle de los pilares y los arcos de la planta superior del típico patio aragonés:
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Este es un alzado desde la calle del Coso en el cual se muestran la diferentes plantas del edificio, y como
siempre resaltando la arquitectura del típico patio renacentista aragonés.
Opinión personal:
Todos estos edificios, aunque la gente piense que no tienen ninguna importancia, están muy equivocados,
puesto que con todos estos edificios logramos conservar todo nuestro pasado y lo que todo eso conlleva.
Como buenos aragoneses, tenemos que ayudar a conservar edificios tan típicos de nuestra tierra, como el
Palacio de Sástago, que en Zaragoza es uno de los más importantes del Renacimiento Aragonés.
Todas estas tareas son llevadas a cabo por grandes instituciones, ya que disponen de mayores capitales para
acometer la restauración de estos grandes edificios. Por ejemplo este edificio pertenece a la Diputación
Provincial de Zaragoza, pero también hay otros muchos que pertenecen a distintos bancos, entidades, etc...
que previamente los han adquirido, restaurado y finalmente los muestran con mucho orgullo.
Nosotros no les damos valor, pero como decía antes, estos edificios en su mayoría son actualmente
Monumentos o Bienes de Interés Cultural o Patrimonio de la Humanidad y tienen mucho valor, tanto artístico,
como moral y ahora gracias al Gobierno, que da ayudas para su restauración, pasan a formar parte del
patrimonio de nuestra ciudad, cosa que les afecta positivamente.
Todos estos edificios ya se han cansado de estar tanto tiempo parados y en ruinas, por lo que ahora, los que
han recuperado su esplendor original se emplean para usos diversos, como son las sedes de algunos
organismos oficiales y también para fines culturales: exposiciones de cuadros o escultura, salas para
conferencias, y a su vez también se han construido en su interior bibliotecas, hemerotecas o archivos de
nuestra bonita y gran ciudad, Zaragoza.
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