alacena | perejil 84+SALUD perejil | alacena Su facilidad de cultivo, variedad en la cocina y valor decorativo han incrementado la popularidad del perejil en las más altas gastronomías del mundo Perejil Hierba versátil De temida planta en la Antigüedad, con el paso de los siglos el perejil se convirtió en un inofensivo detalle ornamental de platillos gastronómicos y encontró su justo sitial como ingrediente medicinal y culinario María Isabel Capiello | fotografía orlando palencia Escritos antiguos revelan que el perejil jugó a favor de una vitoria bélica. El historiador griego Plutarco (46-120 dC) cuenta que un gobernante celta logró detener una invasión de los griegos a su territorio con esta hierba: ante la aplastante ventaja numérica de las tropas enemigas, el soberano decidió enviar a cientos de asnos cubiertos de perejil hasta donde estaban los invasores, quienes terminaron huyendo despavoridos. Ese terror que despertaba el perejil tiene su respuesta en la relación con la muerte que, para entonces, se hacía con esta hierba. Según la leyenda, Ofeltes, hijo del rey Licurgo, fue muerto por la mordedura de una serpiente, y de su sangre brotó la primera rama de perejil. Desde ese momento, se le conoció con el nombre de Archemorus, que significa “presagio de muerte”. De allí que los griegos incorporaran esta hierba en los ritos para enterrar a sus muertos y que utilizaran la frase de’eis thai selinon (necesitar sólo perejil) para referirse a alguien que estaba “con un pie en la tumba”. Durante el Imperio Romano, el perejil tuvo mejor suerte. Los gladiadores lo usaban antes de los combates para avivar su astucia. El nombre de esta hierba se asociaba al dios Júpiter Pancratés –símbolo de lucidez–, quien, según la mitología, asistía siempre a los banquetes con una corona de perejil: costumbre seguida por los romanos para disminuir la embriaguez y mantener la cordura durante sus desenfrenadas bacanales. De acuerdo con los historiadores, siglos más tarde el rey Carlomagno (742-814 dC) sucumbió a un queso aromatizado con perejil y dio la orden de que lo sembraran en todos sus dominios para que este ingrediente, de sabor intenso en su estado fresco, no escaseara jamás en su despensa. Sin embargo, pasarían muchos años antes de que la asociación del perejil con la muerte se desvaneciera de forma definitiva. En la Edad Media no faltaría quien vinculara esta hierba con Satán. Las vírgenes no podían plantarla sin el peligro de ser poseídas, y los hombres sólo lo hacían durante el Viernes Santo. 85+SALUD alacena | perejil La palabra perejil deriva del griego petroselinum (que significa “apio de las piedras”), término relacionado con su capacidad para crecer en cualquier lugar, incluso sobre las rocas Más temerosas aún eran las razones que explicaban la lenta y errática germinación de la planta (que puede demorar de tres a seis semanas): se decía que la tardanza se debía a que las semillas tenían que viajar dos, tres, siete o hasta nueve veces al infierno antes de que pudieran crecer. Rol medicinal Pese al temor que aún despertaba, el perejil comenzó a utilizarse en la Edad Media como una hierba medicinal para el tratamiento de ciertas enfermedades, como el asma y la peste. Se dice también que el herbolario medieval alemán San Hildegardo de Bingen recetaba vino de perejil para aliviar trastornos cardíacos. Estudios posteriores han comprobado que gracias a componentes como el apiol y la miristicina, el perejil tiene un efecto diurético que lo convierte en un excelente aliado para aliviar las irritaciones del tracto urinario, así como para contrarrestar los cálculos renales. Estas sustancias también estimulan las contracciones del útero, una propiedad que favorece la menstruación en mujeres con períodos irregulares, pero que –en exceso– representa un riesgo de aborto para las embarazadas. Además, aunque sin resultados conclusivos, algunas investigaciones científicas realizadas en animales arrojan indicios sobre el poder de la miristicina para reducir la formación de tumores en los pulmones. Otros análisis revelan que los aceites volátiles presentes en el perejil podrían neutralizar algunos tipos específicos de cancerígenos. Rica fuente de minerales, como el hierro y el calcio, esta hierba también contiene, entre otros importantes nutrientes, gran cantidad de ácido fólico –que contribuye al bienestar cardiovascular– y de ciertas vitaminas: basta consumir 25 gramos de perejil fresco para cubrir 70% de las necesidades diarias de vitamina C y 30% de los requerimientos de vitamina A. Ingerido como infusión, el perejil es también un poderoso antiflatulento, y masticando sus hojas frescas se convierte en el mejor aliado contra el mal aliento (incluso, puede disipar las persistentes secuelas del ajo en la boca). Condimento popular De origen incierto, se cree que el cultivo de perejil comenzó hace más de dos mil años en la isla de Cerdeña, desde donde se expandió a todo el Mediterráneo y luego al resto del mundo. Su facilidad de cultivo, versatilidad en los fogones y valor decorativo han incrementado la popularidad de esta planta en las más altas gastronomías del mundo. Se conocen dos tipos de perejil muy diferentes entre sí: el liso (Petroselinum sativum latifolium), de hojas verdes con bordes irregulares y forma vagamente triangular, caracterizado por un sabor persistente, ideal como aderezo en platos fríos; y el rizado (Petroselinum sativum crispum), suave y favorable para cocciones largas o tempuras. La salsa verde –reconocida tanto en la gastronomía europea como en la americana– y la bearnesa francesa son algunas de las preparaciones en las que el perejil da señales inequívocas de una de sus grandes virtudes: realza el gusto de otros ingredientes sin enmascararlos. Sólo en pocos platos, como la ensalada tabule, esta hierba aparece como protagonista. Las hojas del perejil condensan su aroma cuando se cortan (mientras más cortes, mayor el carácter que aportan a la preparación) y su tallo concentra el sabor: mezclado con ajo da un gusto particular a los tomates o alcachofas al horno y cortado en tiritas sirve para preparar una salsa, ideal para acompañar mariscos o pescados. No obstante, con la cocción, el perejil pierde la mayoría de sus vitaminas y minerales, así como parte de su fragancia. De modo que la mejor manera de que conserve sus propiedades es mantenerlo en su estado natural. Para que no pierda su frescura en pocos días, es recomendable guardar el perejil en el refrigerador, dentro de una bolsa de plástico, rociado con agua y envuelto en toallas de papel. • Fuentes spanish.universityhealthsystem.com / www.ncbi.nlm.nih.gov / www.ourherbgarden.com / www.whfoods.com /www.culinarycafe.com 86+SALUD perejil | alacena Tabule con cuscús (para 4 personas) Ingredientes 1 cebolla morada mediana 4 ajíes dulces rojos. 1 diente de ajo blanco. 4 tomates. 2 gramos de hojas frescas de hierbabuena. 20 gramos de perejil fresco rizado. 10 gramos de perejil fresco liso. 10 mililitros de aceite extra virgen de oliva. 5 mililitros de vinagre de jerez o vino tinto. 2 gramos de sal fina. 1 gramo de pimienta negra recién molida. 100 gramos de cuscús. 25 mililitros de caldo de vegetales. 2 mililitros de salsa tabasco o picante de su preferencia. Preparación • Lavar todos los vegetales. Cortar la cebolla, los ajíes y el diente de ajo en brunoise (cuadritos de tres milímetros aproximadamente) y los tomates en concassé (pelados, sin semillas y en cubitos). • Lavar y secar bien las hierbas. Cortarlas finamente, evitando triturarlas para que no pierdan verdor ni textura. • Hidratar el cuscús con el caldo de vegetales caliente, para que genere vapor y lo humecte sin que absorba líquido en exceso. • Una vez hidratado, colocarlo en un bol y mezclar con los demás ingredientes. • Sazonar con sal y pimienta al gusto y aderezar con el aceite de oliva, el vinagre –o vino– y la salsa picante. • Servir con ayuda de un aro metálico para que quede en forma cilíndrica. Receta elaborada por el chef Federico Tischler 87+SALUD