Marcos 1, 12-15 – Providence – Sábado, 28 de febrero de 2015

Anuncio
Marcos 1, 12-15 – Providence – Sábado, 28 de febrero de 2015
¡Tentaciones! ¿Ustedes tienen experiencias de tentaciones? Tener tentaciones es
probablemente una de las características más comunes de la vida humana.
Sabemos lo que debemos hacer pero tenemos el deseo de no hacerlo o de hacer
lo contrario.
Por ejemplo, el domingo por la mañana – o aquí, el sábado por la tarde – es el
tiempo de la misa. Pero, con este frio, tengo la tentación de quedarme en el calor
de mi casa y dormir un poco más. O bien, sé que está bien pasar tiempo jugando
con mis niños, o visitar amigos, o hablar con mis padres mayores, pero tengo la
tentación de solamente quedarme viendo un partido de fútbol en la tele. Otro
tipo de tentación: yo sé que no es bueno para mi salud comer otra porción de
papas fritas, o este postre, o tomar otra cerveza o abrir otra botella de vino pero
tengo una gran tentación de hacerlo. Otra más: sé que todos nosotros, seres
humanos, somos hijos e hijas de Dios, igual en dignidad, pero hay algunos que me
cuesta tratar bien, de quienes me gusta bromear porque son diferentes, son de
otro color de piel o de otra nacionalidad. Esa es una tentación que siempre se
oculta pero que de verdad está muy presente. Hay también otra tentaciones, más
generalas, más profundas. Existe el orgullo, la tentación de pensar que soy mucho
mejor que los demás. Y existe, también, la tentación del desaliento y quizás de la
desesperanza. Cuando estoy pensando que nunca seré capaz de hacer algo, de
encontrar este trabajo que necesito, de hacer esta formación, de aprobar este
examen, nunca seré capaz de afirmarme frente a otros o de defenderme. ¡Son
grandes tentaciones, la tentación del orgullo y la del desaliento!
La Buena Notica de hoy es que Jesús, también, conoció la tentación. En el
evangelio de Marcos, no hay muchos detalles sobre las tentaciones de Jesús.
Solamente se dice: “el Espíritu impulsó a Jesús a retirarse al desierto, donde
permaneció cuarenta días y fue tentado por Satanás.” Jesús fue tentado. No
sabemos más. Pero, esto significa que cada vez que nos sentimos tentados
podemos identificarnos con Jesús. Es importante mirar a Jesús tentado porque
nos recuerda lo cerca que Jesús está de nosotros. Jesús entiende lo que vivimos
en la tentación porque él también tuvo la experiencia de la tentación. Entonces,
nos podemos acercar a él para resistir las tentaciones, para vencer las
tentaciones, para no dejar que nos destruyan.
Hay dos puntos que me parecen importantes en lo que hemos escuchado sobre
Jesús tentado en el desierto. Primero, vemos que Jesús vivió entre animales
salvajes pero que los ángeles le servían. Es una imagen muy fuerte. En la
tentación, hay “animales salvajes,” hay fuerzas del mal, hay cosas que nos hacen
temer, particularmente el temor de sucumbir a la tentación. Pero también, lo que
a veces olvidamos es que hay “ángeles”. Jesús tuvo ángeles que le servían.
¿Nosotros a quiénes tenemos? Quizás, amigos. Quizás, la familia. También
tenemos una comunidad Cristiana. Quizás, nos acordamos de personas que
fueron importantes en nuestras vidas y cuyos modelos siguen ayudándonos a
afrontar los desafíos de hoy. Nosotros también tenemos, nuestros “ángeles.”
El segundo punto es que la tentación no engloba toda la vida de Jesús. Después
de los cuarenta días, Jesús se va a predicar el Evangelio de Dios. Eso es lo principal
de su vida, no la tentación. Jesús no es destruido por la tentación. Lo mismo
sucede con nosotros. Sea cual sea la tentación que experimentamos, nuestra vida
no se reduce a esa tentación. Aunque a veces la tentación parece ganar, somos
mucho más que ella, somos mucho más que creaturas tentadas. Somos creaturas
para vivir y amar. “¡El Reino de Dios ya está cerca!” Siempre existe la posibilidad
de arrepentirse, de tratar de nuevo, de ir más adelante. Como el Papa repite todo
el tiempo: ¡Dio nunca se cansa de perdonar!
Estamos empezando el tiempo de cuaresma, un tiempo bendecido porque es el
tiempo para acercarnos más a Dios. Mirando a Jesús que fue tentado en el
desierto, recordemos que tenemos en él un compañero muy cerca de nosotros
cuando estamos luchando contra nuestras propias tentaciones. “Se ha cumplido
el tiempo. El Reino de Dios ya está cerca.”
Descargar