“José Angel Vega: el hombre, entre el centro de gravedad y sus márgenes”. José Ángel Vega. Catálogo de la exposición. Jaén, Galería Martínez Montañés, diciembre de 1999. JOSÉ ANGEL VEGA: EL HOMBRE, ENTRE EL CENTRO DE GRAVEDAD Y SUS MÁRGENES Rodrigo Gutgiérrez Viñuales La trayectoria de José Angel Vega ha venido transitando en los últimos años por un camino ligado a una profunda comprensión de las experiencias internas del ser humano, inmerso en la naturaleza, abarcando todos sus tiempos y explorando todos sus espacios. A través de variadas actitudes plásticas ha logrado crear nuevos conceptos, entendidos justamente estos como nuevos tiempos y espacios donde se conjugan los paisajes interiores más ocultos del hombre. Esta continua reflexión en la que los materiales, aun siendo un fin en sí mismos y que han sido por lo general pasados por el tamiz que representa la intervención del hombre, se convierten en el medio idóneo para la creación, ha llevado paulatinamente al artista a buscar la consolidación de ciertos conceptos esbozados tiempo atrás, abriendo a la par nuevas ventanas de percepción. Si nos retrotraemos a una de sus exposiciones más recordadas, “Estrata Puerta Ekis”, realizada en Granada en 1995, recordaremos el tratamiento de aquellas superficies, especialmente las puertas de madera, en las que se incidía con otros materiales como piedras vírgenes o fragmentos de mármol pulido y se llegaba a conseguir una tercera dimensión. Aquel condicionamiento del soporte, en el que había una cierta intención podríamos decir “decorativa”, apuntaba a la exploración por los mundos externos e internos, palpables y ocultos, creándose un espacio en donde cabían, según palabras del propio artista, desde el equilibrio al caos, del orden al desorden y desde la quietud al desplazamiento. Ya se apuntaba en aquel entonces hacia una decidida mirada introspectiva navegando en el tiempo y la memoria, la espiritualidad y la reflexión, el universo, la tierra, el horizonte, el silencio. Estos últimos años han significado para José Angel Vega una indagación más profunda en esos conceptos. Como decíamos, confirmándolos y abriendo nuevos caminos en la que “Erosiones del Orden”, su última y reciente exposición individual (Granada, febrero-marzo de 1999) resulta un paso intermedio e inmediato a esta nueva expresión que es +- GRAVITAS 2.0. Esta exposición es punto de arribo, en el sentido que se llega, luego de una ardua lucha del artista consigo mismo, a una reconciliación con las leyes del Universo, pero a la vez, y como bien lo destaca José Angel Vega, es más un punto de partida en el sentido de que hasta ahora, había venido trabajando piezas más concretas y ahora el campo de acción se ha expandido, se ha abierto una puerta para utilizar otros medios, otros conceptos, y multiplicar así los campos de análisis. Esta obra es pues, ante todo, producto de una madurez artística, punto culminante de un proceso concienzudo que a la vez se propone nuevas metas. Un proceso lento pero de sólidos logros en el que a la propia reflexión, al propio trabajo, se sumaron experiencias que él considera decisivas, como la participación en talleres con artistas de la talla de Mitsuo Miura o Rafael Canogar quienes le han aportado una apertura de visión que se halla en plena ebullición. En tal sentido, reconoce José Angel Vega una ampliación de su campo técnico, con el hallazgo y la incorporación de nuevos materiales, especialmente en la utilización de las superficies metálicas, que le han supuesto un verdadero descubrimiento. Con ellas se hace prácticamente innecesaria cualquier intervención; de la misma manera que 1 cuando al realizar un grabado se incide sobre una plancha, en aquel caso casi no es necesario ya que por sí solas las placas metálicas funcionan como aglutinadoras de información y la transforman. Y con respecto al espectador, se crea un diálogo con esa superficie y la mente, la razón, el sentimiento. Otro hallazgo que incorporó es el de las nuevas tecnologías, como en la obra titulada “Poema átomo”. +-GRAVITAS 2.0 la componen ocho instalaciones. Hablaremos primero de la titulada “Espiral 1”, que parte del concepto de obra gráfica. Consiste en una plancha de grabado de acero inoxidable que se ha estampado parcialmente superponiendo la hoja, luego se ha disgregado y a partir de allí se ha hecho la composición. La idea que guió al artista fue la de integrar el concepto de obra gráfica dentro del concepto de instalación a manera de simbiosis entre ambas. A nivel simbólico, el tema del espiral esta íntimamente vinculado al concepto de gravedad, en actitud de apuntar hacia el centro y hacia abajo, hacia el centro de la tierra. También en la instalación titulada “Núcleo” se advierte la presencia de una fuerza interior que tira hacia abajo. Debe señalarse que no en todas las obras de esta exposición está presente esa fuerza de la gravedad, de ahí ese + - presente en el título. En cuanto a lo de “2.0” simboliza esta cifra la presencia palpable del nuevo milenio como incidencia mental real dentro de los espacios y tiempos de reflexión humana. “Aire” es justamente uno de los ejemplos en que la fuerza de gravedad se diluye, donde está ausente el elemento que apunte hacia abajo. Solamente hallamos superficies que están enrolladas persiguiendo la idea de infinito, superficies que pueden seguir siendo desenrolladas y expandidas. Las piezas metálicas integradas al conjunto están perforadas, simbolizando las partículas que están en el aire. Para esta muestra José Angel Vega recupera una de sus piezas iniciáticas en este camino hacia el centro de la tierra: “El tiempo y la memoria”, una obra de 1994 en la que incorpora vértebras humanas, símbolos del ser humano. Existen unos tubos de conexión, unos canales, que apuntan hacia el suelo donde solo hay arena, simbolizando el paso del tiempo, reflexionando acerca de como se va pasando la vida del ser humano hasta su final, quedando sólo la memoria. “Agujero virtual” consiste en una perforación, una superficie metálica, limpia pero con un claro trasfondo virtual dado que a pesar de que se llega a una representación de la realidad la misma está cambiando constantemente según la iluminación, según el punto de observación del espectador y de su subjetividad. Está trabajada con tonos grises y con un negro intenso que apunta hacia abajo, verticalmente, hacia el centro de gravedad. La titulada “Poema átomo” es una instalación de suelo, conformada por cuatro piezas de madera de pino y ha sido intervenida mediante infografías, imágenes digitales a ordenador. El artista ha partido de un átomo, de una partícula, a la que ha ido multiplicando sucesivamente. Por último encontramos la instalación “De la relatividad”, ligada a la teoría de Newton ya que rescata la idea de la existencia de una cuarta dimensión que él consideraba que era el tiempo, además del plano vertical y el horizontal. Aquí hay seis planchas de cobre, tres verticales y tres horizontales; las primeras reciben la información del exterior, más objetivas, y las horizontales funcionan como proyecciones, como subjetivas. La presencia de esta cuarta dimensión marca un avance decisivo en la obra de José Angel Vega y abre un camino de indudable interés y reflexión para el futuro inmediato, para ese nuevo milenio que está a la vuelta de la esquina. RGV. Octubre de 1999 2