Soledad Silenciosa en un punto de asfixia, como si el silencio

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Soledad
Silenciosa en un punto de asfixia, como si el silencio abrumador fuese el resultado de una muerte
lenta y pausada, -como una vida sin deseos-.
Ni el murmullo constante de la tecnología cambiaba ese vacío, tan certero al momento de asustar
a los débiles, que le helaba los pensamientos. Se permitió un suspiro lastimero que resonó entre
toda la habitación y quizás –pensó- si no hubiera estado sudando de calor hubiera cerrado las
ventanas con tal de aminorar la sensación de soledad que las cortinas moviéndose le provocaban,
¿porque? Ni el mismo lo sabía, simplemente las cortinas danzando, como siendo algo pero sin ser
nada más que viento le mortificaban, aumentaban su sensación de ser solo el en un espacio
demasiado grande para la soledad.
Rodo los ojos; comenzó a mover los labios, los ojos y cualquier tipo de musculo facial,
descubriendo lo que siempre se ha manejado, pensando en las sensaciones, lo que caracterizaba
al frio y a lo que llamamos calor, se reclamó a el mismo por cosas banales del pasado y decidió que
la soledad tan solo era una ilusión, que se necesitaba de una mente creativa para darse cuenta de
que no era para nada molesta.
¿Que es sentirse solo? Estar en un rincón y desear repentinamente que alguien llame, escuchar
otra voz, saber que no se trata ni de uno ni de dos; se trata de miles que pueblan este mundo, a la
vida, tirados como dados, en la suerte que les toco, sin reclamo pero con mucha pena.
Estiro las manos, sintió tantos músculos que nunca se había molestado en sentir. Siguiendo la línea
de sus palmas, preguntándose a si mismo por la suerte, y deslizándose hasta los codos resecos,
sintió como sus dedos al pasar por su brazo dejaban una especia de calor, reflexiono en que esas
sensaciones se acrecentaban cuando venían de otro ¿porque pasaba eso?
No le gustaba para nada, era algo como “tenemos un mínimo de poder sobre nuestro sentir, y un
nulo poder sobre el sentir de los demás… lo cual no es acertado del todo, porque a mí me parece
que todo nuestro sentir esta guiado por el resto” o alguna de las típicas incongruencias de la
mente dormida.
Dejados y desgastados los pensamientos el sintió que quizás ya no era tiempo de encuentros con
sí mismo. Se levantó para ponerse una chaqueta y salir a fumar un rato, el exterior su casa le
pareció aterradora, por ello al entrar de nuevo creyó que la sensación de asfixia era más fuerte
cada vez, el silencio no solo era pesado, también inconsecuente ya que a ratos se cortaba para dar
paso a algún sonido lejano. Él estaba solo allí en casa pero la ciudad estaba acompañada de gritos
y vida nocturna.
De tanto divagar se quedó dormido, cosa que el pretendía desde hace cuatro horas, cuando
descubrió que esa noche tendría insomnio. Si durmió bien o tuvo pesadillas es algo que ignoro,
pues solo por molestarlo me hice la dormida, porque es frustrante no poder dormir y ver como los
otros están pegados a la almohada. Si tuvo buenos sueños o pesadillas es algo que ignoro, porque
al sentir su espalda contra la mía me quede yo muy dormida, tan dormida como él creía que yo
estaba.
Como mencione antes, ¿qué es la soledad? No estar con alguien, pero no solo eso: no sentir a ese
alguien, ignorar que ese alguien siente tu presencia, no poder molestarle con la mirada y
escudriñar en sus facciones. Yo estaba ahí, con mi respiración y el calor de mi cuerpo, sin
embargo él se encontraba solo, deseoso de un simple bostezo, de que su cuerpo de pidiera
dormir.
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