julio cesar - Bibliotecas Públicas

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GAIUS IULIUS CAESAR
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JULIO CÉSAR
WILLIAM SHAKESPEARE
MARZO MMXV
CLUB DE LITERATURA Y CINE “LEER EN IMÁGENES”
BIBLIOTECA JESÚS DELGADO VALHONDO· MÉRIDA
http://www.bibliotecaspublicas.es/merida
Cayo Julio César fue un hábil estratega, político sagaz y un militar valeroso, cuyas
victorias permitieron extender el territorio romano; sus medidas populistas le granjearon
el afecto de grandes estratos de la población y con su dictadura puso fin a la República
en Roma. Nació el 13 de julio del año 100 a.C. en Roma. Procedía de la familia patricia
Julia quiénes decían descender de Eneas, hijo de Venus. Con 10 años fue puesto a
disposición de Marco Antonio Gnifón, que le enseñó materias como la literatura clásica.
Aprendió a leer y escribir con la traducción de la Odisea hecha por Livio Andrónico. Sus
dotes naturales le permitieron aprovechar al máximo las enseñanzas de su maestro, de
modo que fue perfeccionando su lenguaje y aprendiendo los rudimentos de la oratoria,
fundamentales para una carrera política. Su familia no había ocupado altos cargos en el
gobierno, sin embargo, el matrimonio de su tía Julia con el poderoso político y militar
Cayo Mario, permitió al padre de César acceder a la pretura.
En el año 85 a.C., con quince años, abandonó las
vestiduras infantiles orladas de púrpura por la toga viril y murió su padre. Al año
siguiente tomó por esposa a Cornelia, hija de Cinna, uno de los dirigentes máximos
(junto con Cayo Mario) del partido popular y hombre todopoderoso en Roma. De esta
relación matrimonial nació su hija Julia, a la que estuvo vinculado toda su vida y por la
que siempre sintió un profundo afecto. En esa época fue designado “flamen dialis”,
sacerdote de Júpiter, el más importante de los dioses romanos.
En el 82, Sila, que había vencido a Mitrídates, regresó victorioso a Roma tomando
cumplida venganza sobre sus adversarios “populares”; los asesinó, prohibió el ascenso
a cargos públicos de sus descendientes, incautó sus bienes e instauró una nueva forma de estado, inaugurando un tipo de
dictadura absoluta por tiempo indefinido. Sila, que tuvo algunas consideraciones con las familias patricias inclinadas hacia el
populismo, exigió a César que repudiara a Cornelia a lo que éste respondió al mensajero de Sila: "dile a tu amo que en César
sólo manda César" y optó por el exilio en Asia. Fue perseguido y se puso precio a su cabeza. Tuvo que comprar su libertad a
un soldado que le había encontrado, y finalmente, por ruegos de familiares cercanos al dictador y la intermediación de
sacerdotisas de la diosa Vesta, Sila indultó «al joven de la toga suelta», costumbre de César de no ajustarse el cinturón de la
misma, uso que entonces se consideraba poco viril. No se atrevió a regresar a Roma y pasó al servicio del propretor Termes, el
cual, por ser César hijo de un miembro del Senado, le confirió el grado de oficial.
Enviado a la corte de Nicomedes, rey de Bitinia en la costa sur del mar Negro, a fin de afianzar relaciones, trabó una íntima
amistad con éste que fue objeto de rumores (dicho reino fue incorporado a Roma como una provincia más a la muerte del
citado rey). Sus enemigos le recordarían a menudo este oprobioso episodio, llegando a bautizarle con el infamante
sobrenombre de “Bithynicam reginam” (reina de Bitinia). Su gran capacidad de mando, arrojo y valor personal demostrado en
la toma de Mitilene de Lesbos, ciudad aliada con Mitrídates, le valió la condecoración al valor más alta que se otorgaba en la
República romana, la corona cívica. Contaba con 22 años de edad.
A la muerte de Sila en el 78 a.C., César regresó a Roma, iniciando una carrera como abogado en el Foro romano, dándose a
conocer por su cuidada oratoria procurándole fama pero no le consiguió un cargo, por lo que viajó a Rodas para realizar
estudios de retórica; regresando a Roma en el 73 convertido en un orador muy persuasivo. En el 69 a.C., César fue elegido
cuestor y enviado a Hispania Ulterior, territorio que conocía muy bien, donde no sólo hizo sólidas amistades, sino que
enriqueció el erario público y fortaleció notablemente su peculio personal y su capacidad de mando sobre un gran ejército,
condición indispensable para el éxito político en Roma. A su regreso, continuó con su trabajo de abogado siendo nombrado
edil curul en el 65, y en el 63 pontifex maximus. La pretura, el peldaño inmediatamente anterior al consulado, le llegó en el 62.
Cuando fue elegido cónsul por primera vez en el 59 a.C. César formó el primer triunvirato junto a Craso y Pompeyo quien, con
el fin de fortalecer aún más su relación, se casó con Julia, hija de César. En el 58 a.C. fue gobernador de la Galia. Durante los
siete años siguientes dirigió las guerras de estas provincias romanas limítrofes con Italia. Sus crónicas están registradas en La
guerra de las Galias (De
De bello gallico),
gallico una de las dos obras conservadas de César, escrita entre 52-51, que no sólo es el
documento más valioso para el conocimiento de aquel hecho, sino que también debe ser considerada como una pieza maestra
del latín clásico.
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Surgieron diferencias entre César y Pompeyo, cuyos lazos familiares se habían roto con la muerte de Julia en el 54. En el 52
Pompeyo fue nombrado único cónsul al fallecer Craso. El Senado, incitado por Pompeyo, decidió acabar con el poder de César
pidiéndole que renunciara a su mando y disolviera su ejército o sería considerado enemigo público. Los tribunos, que eran
agentes de César, vetaron esta moción siendo expulsados del Senado. Las fuerzas de Pompeyo, muy superiores a las de
César, estaban dispersas por todas las provincias y sus tropas de la península Itálica no estaban preparadas para la guerra.
En el año 49 a.C. César cruzó el Rubicón, un pequeño río que separaba la provincia Galia Cisalpina de Italia y se dirigió hacia el
sur cuando, según unos por su proverbial osadía y según otros por imperativo de los hados, fue presa de un impulso
irrefrenable y arrastró sus tropas tras de sí exclamando “¡Alea jacta est!” (¡la suerte está echada!). Esta acción desencadenaría
la guerra civil (49-45) que fue recogida en De bello civil,
civil la otra obra conservada de Julio César. Pompeyo huyó a Brundisium y
desde allí a Grecia. En el periodo de tres meses, César controló toda la península Itálica y sus fuerzas tomaron Hispania y el
puerto clave de Massilia en Francia. César se convirtió en dictador hasta ser elegido cónsul en el 48 a.C. En Grecia destruyó las
fuerzas de Pompeyo en Farsalia. Éste huyó a Egipto, donde fue asesinado.
En el 47 a.C. César visitó Egipto, instaló a Cleopatra como reina, con la que mantuvo una intensa y famosa relación amorosa
que daría como fruto un hijo: Cesarión y a la que hizo ir a Roma colmándola de honores y de presentes. Regresó a Roma como
dictador. El poder de César era su posición de dictador perpetuo (dictator perpetuus). También fue nombrado cónsul por diez
años en el año 45 a.C. y recibió la inviolabilidad de los tribunos. Además, como sumo sacerdote, fue jefe de la religión del
Estado, pero sobre todo tenía el mando de todos los ejércitos. En las provincias eliminó el corrupto sistema de impuestos,
patrocinó el establecimiento de colonias de veteranos y amplió la ciudadanía romana. En la metrópoli reorganizó las asambleas
e incrementó el número de senadores.
Tras la muerte de la primera esposa de César, Cornelia, en el 68 a.C.,
contrajo matrimonio con Pompeya, nieta de Sila. Fue difamada por las
habladurías y César se divorció, arguyendo ante el Senado que su esposa
debía estar por encima de toda sospecha (no sólo debía ser honrada, sino
parecerlo). En el 59 se casó con Calpurnia por intereses políticos y no
tuvieron hijos. Al no tener César herederos varones, en su testamento
estableció la condición de que su sobrino nieto, Octavio, se convirtiera en
su sucesor. Octavio llevaría a cabo las reformas de César y se convertiría
en el primer emperador de Roma con el nombre de Augusto.
Julio César fue dueño absoluto de la República romana y del mundo
mediterráneo. Se había cumplido el sueño de su juventud: la totalidad del
poder, dentro del marco legal de la República. César era imperator y
dictador. Como tal, volvió a ejercer su típica clemencia con sus enemigos;
no olvidó su política agraria y de asentamiento de colonos; aumentó el
número de fiestas populares, aunque cuidándose de no incurrir en gastos
ruinosos para el Estado; dispuso normativas económicas y financieras que
protegían a los menos fuertes, trató de moderar el lujo de los poderosos y
limitó los gastos en banquetes; diseñó profundas transformaciones
políticas, dictó leyes que ampliaban la ciudadanía romana a capas más
vastas de la población, y comenzó a pensar en un mundo distinto al hasta
entonces conocido dentro de los límites de la ciudad romana.
César estaba convencido de que, para mantener el dominio en Oriente y
poder llevar a cabo con éxito la expedición final contra los partos (la única
amenaza para el imperio), necesitaba ser rey absoluto fuera de los confines territoriales de Roma. Unos sesenta miembros de
familias importantes, casi todos senadores, se conjuraron para eliminar a César y restaurar la legitimidad y legalidad de la
República, temerosos de que la abrumadora acumulación de cargos y privilegios que recaían en su persona terminase por
darle la puntilla a la desvencijada República y César se proclamase a sí mismo rex (rey), título que, como republicanos,
odiaban.
Dirigían la conjura Casio, Bruto y Casca. Bruto era hijo de Servilia, la más famosa de las amantes de César, y el propio Julio
César lo había acogido como hijo adoptivo y colmado de honores. Casio había luchado junto a César siempre en busca de
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botín, por lo que no fue difícil comprarlo. Casca, por último, era un tradicional enemigo de Julio César. Probablemente, otros
conjurados no tenían otro objetivo que el de eliminar al dictador y se comprometieron, como impuso Bruto, a respetar a su
lugarteniente Marco Antonio.
César concurrió al Senado el 15 de marzo del 44 a.C. (los idus de marzo) a la sesión que discutiría la expedición contra los
partos a pesar de los ruegos de Calpurnia de que no lo hiciera, ya que durante la noche había tenido sueños premonitorios.
Alguien retuvo a Marco Antonio en la antesala del Senado. Cuando César se hubo sentado, lo rodearon y lo atacaron con sus
puñales y dagas. Según la tradición, ante la puñalada de Bruto, César exclamó “kai su teknon”, frase en griego que
posteriormente se latinizó en la famosa “¡tu quoque, fili mi!” (¡tú también, hijo mío!). César emitió un quejido a la primera
puñalada, luego se mantuvo en silencio. Recibió 23 puñaladas; posiblemente siendo una sola de ellas mortal. Mientras los
aterrorizados senadores huían, César, envuelto en su toga, caía al pie de la estatua de Pompeyo. La sanguinaria escena,
augurada por los adivinos y que desataría una nueva guerra fratricida, acredita, siguiendo la descripción de Suetonio, la
postrera elegancia del héroe: "Entonces, al darse cuenta de que era el blanco de innumerables puñales que contra él se
blandían de todas partes, se cubrió la cabeza con la toga, y con la mano izquierda hizo descender sus pliegues hasta la
extremidad de las piernas para caer con más dignidad". Cleopatra volvió rápidamente a su país después del crimen.
El 17 de marzo el Senado se reunió de forma urgente para tratar la crítica situación del estado a raíz del asesinato de César.
Se aprobaron medidas de compromiso entre los dos bandos opuestos: los tiranicidas no eran castigados y, a su vez, no se
condenaba ni la persona ni la obra de César. El poder recayó en Marco Antonio, que en ese momento ocupaba el consulado
junto con César. El testamento de César legaba 300 sestercios a cada ciudadano necesitado de Roma y entregaba sus jardines
del Trastevere al pueblo romano, lo que estimuló la devoción popular por su figura hasta extremos impresionantes; se pidió la
ejecución de los tiranicidas y se rechazó el compromiso de Marco Antonio con los asesinos de César, lo que a la larga le
costaría el poder.
Según el historiador latino Suetonio, César sedujo a numerosas mujeres a lo largo de su vida y sobre todo a aquellas
pertenecientes a la alta sociedad romana. Entre ellas se encontraban: Postumia, esposa de Servio Sulpicio Rufo; Lollia, esposa
de Aulo Gabinio; Tertulla, esposa de Marco Licinio Craso; Mucia, esposa de Pompeyo; Eunoë, esposa de Bogud, rey de
Mauritania y Servilia Cepionis, madre de Bruto, cuyo amor era conocido públicamente en Roma.
Numerosos han sido los escritores que sucumbieron ante la apasionante vida de Julio César: Vidas paralelas (Plutarco, 99-100
d.C.), en La Divina Comedia (Dante Alighieri, 1314) César aparece en el Limbo junto a Héctor y Eneas;
Iulius Caesar (Marc-Antoine Muret, 1544); La tragedia de Julio César (William Shakespeare, 1599);
César y Cleopatra (George Bernard Shaw, 1901); Cleopatra (Emil Ludwig, 1937); Los idus de marzo
(Thornton Wilder, 1948); Los conjurados (Jorge Luis Borges,1985); César (Allan Massie,
1993). Julio César aparece en la serie de novelas históricas de Colleen McCullough: Las
mujeres de César (1998), César (1998) y El caballo del César (2003). Y en los
álbumes firmados por René Gosciny y Albert Uderzo: Astérix gladiador (1964),
Astérix y Cleopatra (1965), Astérix legionario (1967), Astérix y los juegos
olímpicos (1968), Los laureles del César (1972) y El regalo del César (1974).
La figura de Julio César ha sido llevada al cine y la televisión por diversos directores e interpretada por múltiples actores: Julius
Caesar (James Stuart Blackton/William V. Ranous, 1908; Charles Kent); Julius Caesar (Frank R. Benson, 1911; Guy Rathbone);
Cayo Julio César (Enrico Guazzoni, 1914; Amletto Novelli); Cleopatra (J. Gordon Edwards, 1917; Fritz Leiber); Cleopatra (Cecil
B. DeMille, 1934; Warren William); César y Cleopatra (Gabriel Pascal, 1945; Claude Rains); Julio César (David Bradley, 1950;
Harold Tasker); Julio César (Joseph L. Mankiewicz, 1953; Louis Calhern); Spartacu
Spartacus (Stanley Kubrick, 1960; John Gavin); Julio
César contra los piratas (Sergio Grieco, 1962; Gustavo Rojo); Julio César, “El conquistador de las Galias” (Tanio Boccia, 1962;
Cameron Mitchell); Cleopatra (Joseph L. Mankiewicz, 1963; Rex Harrison); Julio César (Pedro Amalio López, 1965; Ismael
Merlo); Asesinato de Julio César (Stuart Burge, 1970; John Gielgud); Julio César (Michael Langham, 1979; Sonny Jim Gaines);
Julio César (Yuri Kulakov, 1994; animación); Cleopatra (Franc Roddam, 1999; Timothy Dalton); Astérix y Obélix contra César
(Claude Zidi, 1999; Gottfried John); Vercingétorix (Jacques Dorfmann, 2001; Klaus Maria Brandauer); Julio César (Uli Edel,
2002; Jeremy Sisto); Astérix y Obélix: Misión Cleopatra (Alain Chabat, 2002; Alain Chabat); Imperium: Augustus (Roger Young,
2003; Peter O'Toole); Roma (Michael Apted/Allen Coulter, 2005; Ciarán Hinds); Astérix en los Juegos Olímpicos (Frédéric
Forestier/Thomas Langmann, 2008; Alain Delon).
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JULIO CÉSAR
WILLIAM SHAKESPEARE
Año 44 antes de Cristo en Roma. Han
pasado dos meses del nombramiento
de Julio César como dictador
perpetuo. Entre los patricios romanos existe el sentimiento de que la
dictadura acabará en tiranía y, por
ello, preparan una conjura para deshacerse de él. Un grupo de conspiradores, encabezados por Casio y
Casca, consiguen que se les una
Bruto y deciden acabar con la vida
de César.
Julio César (1599), tragedia en cinco
actos escrita en verso y prosa por William Shakespeare, se refiere al complot y magnicido del gran general que pretendía
convertirse en rey y que, paradójicamente, su muerte dio principio a lo que sus enemigos pretendían evitar: el imperio romano.
Los sucesos los conocemos tanto desde el punto de vista público o histórico, como desde el punto de vista privado, como si
pudiésemos entrar en la mente de sus protagonistas —Bruto y el mismo Julio César—, en los que se aprecian los detalles de
la conspiración, al tiempo que vemos la angustia y la culpa que giran alrededor de la cabeza del republicano Bruto y del resto
de tiranicidas causantes de una guerra civil.
Aunque el interés de esta obra esté en la violencia y en la truculencia, el autor le dedica la misma atención a la política y a las
costumbres romanas como a los procesos mentales y los conflictos del personaje consigo mismo.
William Shakespeare
Fue un dramaturgo, poeta y actor inglés. Conocido en ocasiones como el Bardo de
Avon (o simplemente El Bardo), Shakespeare es considerado el escritor más
importante en lengua inglesa y, junto con Miguel de Cervantes, uno de los autores
más célebres de la literatura universal.
Aunque no esté claro que naciese el 23 de abril de 1564, sí se sabe a ciencia cierta
que fue bautizado al día siguiente en Stratford-upon-Avon, Warwickshire. Tercero de
ocho hermanos, fue el primer hijo varón de un próspero comerciante, y de Mary
Arden, hija de un terrateniente católico. Probablemente, estudió en la escuela de su
localidad y, como primogénito varón, estaba destinado a suceder a su padre al frente
de sus negocios. Sin embargo, según un testimonio de la época, el joven
Shakespeare tuvo que ponerse a trabajar como aprendiz de carnicero debido a la
difícil situación económica que atravesaba su familia. En 1582 se casó con Anne
Hathaway, hija de un granjero, con la que tuvo una hija, Susanna, en 1583, y dos mellizos —un niño, que murió a los 11 años
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de edad, y una niña— en 1585. Abandonó Stratford al ser sorprendido cazando furtivamente en las propiedades del juez de
paz de la ciudad. Se supone que llegó a Londres hacia 1588 y, cuatro años más tarde, ya había logrado un notable éxito como
dramaturgo y actor teatral. Muy poco después, consiguió el mecenazgo de Henry Wriothesley, tercer conde de Southampton.
La vida profesional de Shakespeare en Londres estuvo marcada por una serie de arreglos financieros que le permitieron
compartir los beneficios de la compañía teatral en la que actuaba, la Chamberlain’s Men, más tarde llamada King’s Men, y de
los dos teatros que ésta poseía, The Globe y Blackfriars. Sus obras fueron representadas en la corte de la reina Isabel I y del
rey Jacobo I con mayor frecuencia que las de sus contemporáneos y se tiene constancia de que sólo en una ocasión estuvo a
punto de perder el favor real. A partir del año 1608 la producción dramática de Shakespeare decreció considerablemente
pues, al parecer, se estableció en su ciudad natal Stratford donde compró una casa llamada New Place. Murió el 23 de abril de
1616. Se ha tendido a asociar la muerte de Shakespeare con la bebida, —murió, según los comentarios más difundidos, como
resultado de una fuerte fiebre, producto de su estado de embriaguez—. Investigaciones recientes llevadas a cabo por
científicos alemanes afirman que es muy probable que el escritor inglés padeciera cáncer. Fue enterrado en la iglesia de
Stratford.
Hasta el siglo XVIII, Shakespeare fue considerado únicamente como un genio difícil y sus obras, aunque hoy son muy conocidas
y apreciadas, fueron rechazadas por considerarlas, como al resto del teatro, tan sólo un vulgar entretenimiento. Del siglo XIX
en adelante han recibido el reconocimiento que merecen en el mundo entero. Casi todas sus obras continúan hoy
representándose y son fuente de inspiración para numerosos experimentos teatrales, pues comunican un profundo
conocimiento de la naturaleza humana, ejemplificado en la perfecta caracterización de sus variadísimos personajes. Su
habilidad en el uso del lenguaje poético y de los recursos dramáticos, capaz de crear una unidad estética a partir de una
multiplicidad de expresiones y acciones, no tiene par dentro de la literatura universal. Autores teatrales ingleses posteriores
como John Webster, Philip Masinger y John Ford tomaron prestadas ideas de sus obras, y su influencia en los autores de la
restauración, en especial sobre John Dryden, William Congreve y Thomas Otway resulta más que evidente.
Su carrera literaria se suele dividir en cuatro periodos:
Primer periodo (antes de 1594). Sus primeras obras fueron dramas que tenían como trasfondo los enfrentamientos civiles en
la Inglaterra del siglo XV. Enrique VI
VI (1592) y Ricardo III (1593) tratan de las funestas consecuencias que para el país tuvo la
falta de un liderazgo fuerte y de un proyecto nacional, debido al egoísmo de los políticos de la época. Tito Andrónico (1594),
una tragedia poblada de justas venganzas, que posee una puesta en escena extremadamente detallista. Comedias como La
comedia de los equívocos (1592), una divertida farsa que, imitando el estilo de la comedia clásica romana, basa su interés en
los errores de identidad que provocan dos parejas de gemelos y los equívocos que se producen respecto al amor y a la
guerra; La fierecilla domada
domada (1593), Los dos hidalgos de Verona (1594) y Trabajos de amor
amor perdidos (1594). También
escribió en esta época los poemas eróticos Venus y Adonis (1593) y La violación de Lucrecia (1594).
Segundo periodo (1594-1600). Marcado por una profundización en su individualidad como autor teatral, escribió algunas de
sus obras más importantes relacionadas con la historia inglesa y las denominadas comedias alegres, así como dos de sus
mejores tragedias. Romeo y Julieta (1595), Ricardo II (1595), Enrique IV (1597) y Enrique V (1598), que cubren un periodo
de tiempo inmediatamente anterior al de su Enrique VI. Entre las comedias de este periodo sobresale Sueño de una noche de
verano (1595), El mercader de Venecia (1596), Mucho ruido y pocas nueces (1599), Como gustéis (1600), Noche de Epifanía
(1600) y Las alegres comadre
comadres
omadres de Windsor (1599). Y la tragedia sobre el magnicidio de Julio César (1599).
Tercer periodo (1600-1608). El dramaturgo inglés escribió sus mejores tragedias y las llamadas comedias oscuras o amargas.
Hamlet (1601), su obra más universal, Otelo, el moro de Venecia (1604), El rey Lear (1605), Antonio y Cleopatra (1606),
Macbeth (1606), Troilo y Cressida (1602), Coriolano (1608) y Timón de Atenas (1608). Las dos comedias de este periodo
son también algo oscuras, A buen fin no hay mal principio (1602) y Medida por medida (1604).
Cuarto periodo (1608-1616). Comprende las principales tragicomedias románticas: Pericles, príncipe de Tiro (1608),
Cimbelino (1610), El cuento de invierno (1610), La tempestad (1611), el drama histórico Enrique VIII (1613) y Los dos
nobles caballeros (1613). En 1609 fueron editados sus Sonetos que habían estado circulando en forma de manuscrito.
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JULIO CÉSAR
TÍTULO ORIGINAL: JULIUS CAESAR
AÑO: MCMLIII
DURACIÓN: 120 min.
PAÍS: Estados Unidos.
DIRECTOR: Joseph L. Mankiewicz
GUIÓN: Joseph L. Mankiewicz (obra de teatro de William
Shakespeare).
MÚSICA: Miklós Rózsa.
FOTOGRAFÍA: Joseph Ruttenberg.
VESTUARIO: Herschel McCoy.
SIPNOSIS: Terminada la guerra civil entre César y
Pompeyo (49-46 a.C.), César se convierte en dictador
vitalicio y concentra en su persona todos los poderes, lo
cual implica, de hecho, la desaparición de la República.
En el año 44 a. C., Casio y Bruto, dos nobles romanos
defensores a ultranza de las libertades republicanas,
encabezan una conjura contra el dictador, que es
asesinado en los idus de marzo de ese mismo año.
PREMIOS: Oscar 1953 Mejor Dirección Artística en
blanco y negro. Premios BAFTA 1953: Mejor actor
británico (Gielgud) y Mejor actor extranjero (Brando).
Premio nacional de la crítica 1953: Mejor película.
Esta película está considerada como una de las mejores
adaptaciones realizadas sobre la obra de Shakespeare
conservando prácticamente los diálogos originales de la misma. Además de ser una exhibición del gran talento que poseía
Mankiewicz para conseguir lo mejor de sus actores, confrontando la novedad del Actor’s studio por parte de Marlon Brando
con las más clásicas, refinadas y exquisitas interpretaciones de los británicos James Mason y John Gielguld.
REPARTO:
Marlon Brando (Marco Antonio)
James Mason (Bruto)
John Gielgud (Casio)
Louis Calhern (Julio César)
Edmond O’Brien (Casca)
Greer Garson
(Calpurnia)
Deborah
Kerr
(Porcia)
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Joseph Leo Mankiewicz
Joseph Leo Mankiewicz,
Mankiewicz director, guionista y productor estadounidense, nació el 11 de febrero de 1909 en Wilkes-Barres,
Pennsylvania (Estados Unidos). Tercer hijo de una familia emigrante de intelectuales alemanes judíos, Joe, tras abandonar los
estudios de Medicina, se diplomó en Artes en la Universidad de Columbia donde su padre era profesor de Lenguas Extranjeras.
Fenomenal estudiante y ávido lector, a los 19 años su progenitor le envió a Berlín a estudiar, donde trabajó como traductor al
inglés de subtítulos cinematográficos, además de corresponsal para el Chicago Tribune.
Tribune. Su hermano Herman J. Mankiewicz
(quien co-escribió junto con Orson Welles Ciudadano Kane)
Kane le reclamó en Hollywood, donde redactó subtítulos para las
películas mudas de la Paramount. De 1929 a 1934 escribió los guiones de El hombre que yo amo (William Wellman, 1929);
Skippy (Norman Taurog, 1931), película por la que fue nominado al Oscar; Alicia en el país de las maravillas (Norman Z.
McLeod, 1933) y El pan nuestro de cada día (King Vidor, 1934). Entre 1934 y 1942 produjo películas para la Metro Goldwyn
Mayer: Furia (Fritz Lang, 1936), Tres camaradas (Frank Borzage, 1938), Huckleberry Finn (Richard Thorpe, 1939), Historias
de Filadelfia (George Cukor, 1940), La mujer del año (George Stevens, 1942) y otros títulos menos conocidos.
En 1944, la 20Th Century Fox le contrató como guionista de Las llaves del reino (John M. Stahl, 1944) siendo El castillo de
Dragonwyck (1946) su primera película como director. A partir de aquí, Joseph L. Mankiewicz comenzó una carrera cinematográfica destacada por su excelente dirección de actores, la elegancia en la puesta en escena, el empleo habitual del flashback y
especialmente, la brillantez de sus guiones con ingeniosos diálogos, como se pueden apreciar en: Sólo
Sólo en la noche (1946), El
mundo de George Apley (1947), El fantasma y la señora Muir (1947), Escape (1948), Odio entr
entre
ntre hermanos (1949) y Carta a
tres esposas (1949), comedia dramática que le valió dos premios Oscar, uno a la mejor dirección y otro al mejor guión
adaptado. En los años 50 prosiguió su excepcional trayectoria como director siendo Eva al
al desnudo (1950) galardonada con
cuatro premios Oscar: mejor director, mejor guión original, mejor película y mejor actor secundario para George Sanders.
Otras películas de Mankiewicz fueron Un rayo
rayo de luz (1950), Murmullos en la ciudad (1951), Operación Cicerón (1952), Julio
César (1953), La condesa descalza
descalza (1954), Ellos y Ellas (1955), El americano
americano impasible (1958) y De repente, el último
verano (1959). Mankiewicz se enroló en el megaproyecto Cleopatra (1963) sustituyendo a Rouben Mamoulian tras el despido
de éste pocos días después de comenzar el rodaje. La película tardó varios años en ser rodada y finalmente resultó ser un
fracaso económico produciéndole un gran agotamiento físico y psicológico. Pero continuó
con su carrera cinematográfica con Canción para otra navidad (1964) y Mujeres en
Venecia (1967). En 1970 hizo equipo con Sidney Lumet para dirigir el documental King:
A Filmed Recorded… Montgomery to Memphis,
Memphis película centrada en la figura de Martin
Luther King. Ese mismo año rodó El día de los tramposos (1970) y su última película, La
Huella (1972), le supuso otra nominación más al Oscar como mejor director.
Entre 1934 y 1937 estuvo casado con la actriz Elizabeth Young con la que tuvo a su hijo
Eric Reynald. Dos años después contrajo matrimonio con la intérprete austríaca Rose
Stradner, fallecida en 1958, que le dio dos hijos: Christopher y Thomas y en 1962 se
casó con Rosemary Mathews, madre de su hija Alexandra, aunque también mantuvo
numerosas relaciones extramatrimoniales. Mankiewicz pasó sus últimos años de vida
retirado en su granja de Willow Pond y falleció de un ataque al corazón en Bedford,
Nueva York, el 5 de febrero de 1993 cuando contaba con 83 años.
"Los nuevos directores han cometido un grave error al aprender a
hacer cine en escuelas y universidades. Qué se cultiven, lean; qué
aprendan de Shakespeare, de Molière y de Cervantes, que han sido
unos formidables guionistas."
Documento diseñado y realizado por Vicenta Hernández. Club de literatura y cine “Leer en Imágenes”. Mérida.
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