UN ALTO EN NUESTRO TRAYECTO DE FORMACIÓN... Ojeda, Mariana C.; Resoagli, María Ester Universidad Nacional del Nordeste [email protected]; [email protected] Resumen Con este trabajo queremos compartir una experiencia de formación realizada con los alumnos/as de 5to año del profesorado en Ciencias de Educación, en la asignatura Pedagogía de la Formación. Lo que intentaremos relatar es una experiencia de formación mediante la puesta en marcha de dispositivos metodológicos vinculados con la narrativa biográfica utilizando dos preguntas que atraviesan la asignatura: ¿Cómo se llega a ser el que se es? formulada por Nietzsche (en Larrosa, 2004) ¿Qué es lo que forma en la formación? pregunta enunciada por Terhart (1987). Como equipo de cátedra, sostenemos que estos interrogantes son una alternativa válida para interpelar, a quienes formamos y a quienes se forman, a buscar posibles sentidos que orienten las respuestas y las propuestas de acción. Congruentemente con la postura epistemológica asumida, cuestionarse y preguntarse, es una manifestación de la disposición de apertura, de disponibilidad del sujeto en la búsqueda de la experiencia y del saber que surge de ella. La propuesta se materializa en la escritura de la propia biografía personal, escolar y académica en torno a la experiencia de formación acaecida en el propio trayecto, próximo a finalizar: el profesorado. Palabras clave: Pedagogía de la Formación; narrativa biográfica; experiencias. Presentación: por qué, para qué y cómo proponemos la experiencia de trabajar con la autobiografía a estudiantes próximos a egresar La propuesta del trabajo es compartir una experiencia de formación realizada con los alumnos/as de 5to año del Profesorado en Ciencias de Educación, en la asignatura Pedagogía de la Formación de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Nordeste. El contexto del trabajo con la autobiografía: la asignatura y la cátedra. El campo de estudio de la Pedagogía de la Formación es relativamente nuevo, en nuestro Plan de Estudios se inició en 2005, es decir lleva 10 años de desarrollo. Constituyó, en aquellos tiempos, una novedad ya que no existían –y aún hoy no encontramos- otras asignaturas de este tipo en planes de formación de grado. Por otro lado, al ser un campo académico en construcción tal como lo enuncian Diker y Terigi (1997), se nutre año a año de bibliografía que amplía y profundiza los saberes que la integran. Estas razones hacen que cada vez elaboremos propuestas didácticas que intenten comprender y componer este campo. Curricularmente, al estar ubicada en el último año, ofrece el espacio para integrar el trayecto de formación propuesto por dicho plan, asumiendo un lugar central porque el perfil de formación es la formación de formadores. En tanto encuadre epistemológico, la Pedagogía de la Formación que proponemos ancla sus raíces en el saber que surge de la reflexión sobre el fenómeno educativo entendido como una práctica social y como experiencia humana. Saber pedagógico portador de una mirada compleja y propositiva, es decir que tiene en su naturaleza la intervención, la acción, la práctica sobre el otro, los otros. Un saber sobre un acontecer entre sujetos, en las relaciones intersubjetivas. La educación, los sujetos y su formación toman así un lugar central para componer este campo académico relativamente nuevo. Recupera el debate epistemológico revisando significados que superen lo técnico e instrumental asumiendo una posición orientada a la formación que pretende abordarla desde una nueva mirada apartada de aquella que se obtiene mediante las pedagogías científico-técnicas u otro saber que, con pretensiones de cientificidad, no alcanza a comprender el sentido social, político, ético y crítico (Larrosa, 2000 y 2004). Partimos del concepto de formación entendido como lo plantea el autor referenciado, pensando por fuera de las posturas dicotómicas tradicionales en Pedagogía (educare y ex -ducere), es decir, ni un desarrollo autogenerado aisladamente ni un modelo externo prefigurado. Se trata de una experiencia y de la construcción de la subjetividad a partir de ella (Pérez de Lara y Contreras, 2010). Es así como dos preguntas fundamentales estructuran el programa ¿Cómo se llega a ser el que se es? formulada por Nietzsche (en Larrosa, 2004) y ¿Qué es lo que forma en la formación docente? enunciada por Terhart (1987), para movilizar dos planos en el desarrollo: la formación humana, personal y la formación profesional docente. “En definitiva, se trata de la pregunta por el sentido; es la búsqueda del sentido de la experiencia en cuanto que experiencia educativa. La pregunta por el sentido es la pregunta que despierta la experiencia…” (Pérez de Lara y Contreras, 2010: 40.) En este contexto se torna ‘ineludible’ conformar un espacio donde los alumnos y alumnas puedan comprender las coordenadas de su propia formación junto con la formación que ellos promoverán en sus futuros colegas y alumnos. El dispositivo pertinente para abordar la experiencia y la construcción de la subjetividad como formador, es la autobiografía. Como equipo de cátedra, sostenemos que es una alternativa válida para interpelar, a quienes formamos y a quienes se forman, a buscar posibles sentidos en la formación. Congruentemente con la postura epistemológica asumida, esta metodología permite a los sujetos involucrados relatar, pensar, reflexionar y producir un saber poniéndose en un lugar protagónico. Sabemos que no ofrece un espacio seguro y cómodo sino que por el contrario, es inestable, desestructura, desacomoda y devela lo que muchas veces no queremos saber; pero es la propuesta adecuada para mantener-se en estado de formación. ¿Por qué y para qué pretendemos que los y las alumnos/as relaten su autobiografía? A continuación exponemos aquellas razones que nos interpelan como formadoras para dotar de sentido a un trabajo académico de este tipo. Por una parte, porque como anunciamos, la etapa en que ellos y ellas se encuentran es un momento significativo para revisar lo que me pasa -como diría Larrosa-; en un doble rol, aún como estudiante pero a la vez como futuro profesional. Como señalan diferentes autores, esta propuesta además de ser un instrumento de investigación es un dispositivo de formación docente (Clandinin y Connelly, 1990 en Anijovich et.al., 2014 y en Bolívar, 2010) que permite “revisar” experiencias pasadas que portan representaciones acerca de la profesión y la práctica docente que vienen desde las propias historias familiares y escolares. El estudio de la experiencia como un relato es uno de los modos más relevantes de pensar acerca de la experiencia. La investigación narrativa como metodología implica un punto de vista del fenómeno; es decir, es adoptar un particular modo narrativo de la experiencia como fenómeno objeto de estudio (p. 477) (Bolívar, 2010, p. 3). Estas representaciones orientarán sus acciones futuras de alguna manera, siguiendo lo que plantea Davini (2002) cuando incluye a la biografía escolar como parte del trayecto de formación docente. Terhart nos dice: Ante las inseguridades de la situación docente y del contacto con los colegas, el joven recurre al fondo a saber, reglas de acción y actitudes que adquirió en su propia época escolar en contactos con sus profesores… Si la preparación del profesorado es una low impact enterprise todo en ella tendrá una influencia débil y con el inicio de la vida profesional se impondrá la cultura de la práctica (149-150 y 153-154 pp.) Como equipo de cátedra suponemos, junto a estos autores y conociendo investigaciones existentes, que nuestros/as estudiantes de profesorado tienen naturalizadas ciertas teorías implícitas o de uso sobre lo que es ser docente, lo que hay que hacer y cómo comportarse, ideas que están establecidas, que constituyen un deber ser y que no se cuestionan. Sostenemos que, identificarlas, explicitarlas, y trabajarlas a nivel del análisis pedagógico en este momento de su carrera posibilitaría el cambio y la mejora hacia una posición diferente en la futura práctica profesional. Creemos que la autobiografía es el dispositivo que favorece ese proceso. En este sentido, definimos dispositivo pedagógico como aquél que interviene en los sujetos con potencia y posibilidad de dar algo nuevo, crear, generar, cambiar y provocar acciones (Souto, 1999 en Edelstein, 2011). Finalmente, expresamos que el propósito de esta ponencia es conocer qué efectos produjo realizar un trabajo que tiene como eje la escritura y análisis pedagógico de su autobiografía, en dos aspectos: en el propio sujeto, qué pensaron y cómo lo pensaron; y por otro lado, en cuanto al logro de los objetivos del dispositivo pedagógico que elaboramos. ¿Cómo abordamos la metodología de trabajo desde la cátedra? El punto de partida fue al inicio de la materia cuando anunciamos la realización de una autobiografía de cada uno y cada una de los cursantes, solicitando que desde ese momento comenzaran a escribirla (sin mayores indicaciones técnicas); para finalizar el cursado con un trabajo final integrador que tuviera como insumo principal a dicha producción. En esa misma clase, entregamos una breve guía de trabajo que consistía en relatar acerca de ¿quién soy? y ¿cómo elegí la carrera? , acompañado de un collage de fotos. La indicación fue que asistieran al Primer Taller con esa producción. Para acompañarlos en diferentes instancias, la cátedra propuso dos talleres y un momento final de tutorías grupales. El primero se realizó al mes del cursado, el segundo luego de dos meses y las tutorías, antes de finalizar el cuatrimestre. Primer Taller: Se buscó revisar y analizar, en forma colectiva, la escritura del relato biográfico basado en la primera consigna, teniendo en cuenta la forma y el contenido del texto. Trabajamos en grupos pequeños leyendo voluntariamente relatos individuales, se les solicitó que además, expresaran el collage y le colocaran un título al relato. Luego de la lectura, se les sugirió una guía de análisis que permitió revisar lo escrito con preguntas orientadas, por ejemplo ¿están ustedes en el relato o sólo cuentan lo que pasó?; ¿es de ustedes este relato o puede ser de cualquier otro?; ¿lo escribieron en primera persona?. Un lector que no vivió la experiencia, ¿se entera leyendo el relato acerca de qué pasaba en un primer momento, qué pasaba luego, qué se cuestionaron, qué planificaron hacer, qué hicieron, cómo lo resolvieron y qué resultados tuvieron?”1 A partir de este primer momento, los alumnos y alumnas continuaron con la propuesta de la cátedra de escribir su autobiografía teniendo como eje central ¿cómo llegué al ser el que soy? Focalizándolo en el trayecto de formación del Profesorado en Ciencias de la Educación que está finalizando. Segundo taller: Luego de transcurridos dos meses de cursado, se realizó el taller al que debían concurrir con el relato finalizado. El propósito fue trabajar con la producción completa a través de la lectura voluntaria, la escucha de los compañeros y profesoras, de los aportes, comentarios, reflexiones –con ciertos resguardos de cuidados respecto de la susceptibilidad-. El clima generado favoreció que se sumen muchas voluntades y que se enriquezcan los relatos y aportes. Por otra parte, agregamos otra actividad al plantear la consigna de la categorización es decir, de la detección de los posibles ‘temas’ recurrentes que oíamos en cada relato. Así, iniciamos el incipiente trabajo del análisis interpretativo con categorías que fueron surgiendo. La tarea continuó con la consigna del análisis de las categorías, a partir de los autores y conceptos trabajados en la cátedra. Tutorías: Las establecimos como instancias para acompañar el proceso de análisis y revisar la escritura del relato, previo a la entrega del Trabajo Final Integrador. La intención fue lograr una atención más personalizada y un clima íntimo por lo que el grupo total de cursantes se dividió en cuatro grupos pequeños, aproximadamente de 10, coordinados por una de nosotras. En esta circunstancia surgieron emociones de cada uno/a que leía, cuestiones que debíamos ir manejando en nuestro rol, mediando palabras y orientaciones. Se hicieron aportes, aclararon dudas, se dieron sugerencias en un ambiente de trabajo colaborativo entre compañeros/as. La consigna del Trabajo Final Integrador: Se trató de un trabajo individual escrito que contó de dos partes, una primera que consistió en el relato autobiográfico (de no más de 4 páginas) y una segunda parte de análisis. Este último, tenía como ejes centrales las preguntas que mencionamos anteriormente, en torno a las cuales debieron surgir las propias categorías de análisis que les permitieron relacionar la experiencia con conceptos y teorías. 2 Breve encuadre teórico: formación, experiencia y autobiografía Planteamos en el primer punto lo que entendemos como formación, aquel trayecto del sujeto en el que, siguiendo a Larrosa (2004) tiene experiencias. La experiencia es lo que nos pasa (87) en el tiempo que vivimos. Tiene tres elementos: el acontecimiento: algo pasa; la atención al acontecimiento: ir al encuentro de lo que pasa, ponerse a la escucha, dejarse interpelar; y el movimiento de la reflexión y la metamorfosis: cómo el acontecimiento nos va modificando (Larrosa, 2000). En el tiempo de la formación se conjugan en el presente, el pasado y el futuro, que se relata en un lenguaje narrativo, subjetivo y biográfico. El trabajo constructivoformativo de la narración permite el traslado en el tiempo reviviendo, desde el que se es hoy, lo que fue, los procesos, los que vendrán, trabajando sobre las representaciones y las subjetividades. Estos argumentos conceptuales nos condujeron a la opción por el relato narrativo autobiográfico como condición para que los sujetos de la formación aborden su experiencia: el uso que nosotros haremos aquí de esta palabra tiene otra tradición, otro recorrido semántico, otros significados reales y potenciales que son los que queremos explorar…proponemos… mirar a la educación como experiencia…lo educativo en tanto que vivido, en tanto que lo que se vive. Pero por sobre todo es acercarse a lo que alguien vive… (Contreras y Pérez de Lara, op.cit.: 23) Trabajar con autobiografía de formación docente implica un cambio de lógica, se pasa de una concepción de la formación basada en adquisiciones (saberes, conocimientos, técnicas) a un modelo centrado en el proceso – de autoformación- y en el análisis- de lo imprevisible y no dominable. Ferry (1990) sostiene que se puede lograr un trabajo de desestructuración – re-estructuración del conocimiento de la realidad. Es una manera de “restituir la experiencia a quien la ha vivido, haciendo un pasaje del nivel inconsciente al consciente” (Anijovich: 2011:p90) La intención es convertir la palabra dicha en palabra escrita, nuestra palabra escrita, y luego gozar de un estímulo maravilloso: leer con otros/as lo que han escrito, conversar con otros/as sobre lo que han producido. La búsqueda consiste en hacer transparente la experiencia que, tomando la forma de un relato, no se despojará de las complicaciones, confusiones, sospechas y contradicciones; para encontrar distintas miradas. Mediante la narrativa construimos, reconstruimos, en cierto sentido hasta reinventamos, nuestro ayer y nuestro mañana. La memoria y la imaginación se funden en este proceso. Aun cuando creamos mundos posibles de la ficción, no abandonamos lo familiar, sino que lo subjuntivizamos, transformándolo en lo que hubiera podido ser y en lo que podría ser. La mente del hombre, por más ejercitada que esté su memoria o refinados sus sistemas de registro, nunca podrá recuperar por completo y de modo fiel el pasado. Pero tampoco puede escapar de él. La memoria y la imaginación sirven de proveedores y consumidores de sus recíprocas mercaderías (Bruner, 2002:130). En este sentido, todo relato es necesariamente una construcción “digna de narrar”, como dice Irene Klein (2010), que ordena de alguna manera comprensible los hechos del pasado para una comunidad de oyentes e intérpretes. Es decir, un relato se constituye como tal en la medida en que logra construir una historia que valga la pena ser contada y que pueda ser comprendida por quien la recibe. Podría decirse que somos lo que contamos de nosotros, lo que relatamos de nuestros recuerdos y el cúmulo de historias que otros han contado de nosotros cuando no podíamos aún construir estos relatos. El relato es el medio privilegiado para contar lo que de otro modo pasaría inadvertido. El que narra solo tiene de sí mismo algunas huellas de su pasado, el resto lo “inventa”: “el pasado del relato histórico se construye por mediación de la imaginación, en tanto representación de la ausencia” (Klein, 2008: 20). El relato asume ciertos rasgos estéticos, plásticos, que, en términos de Klein, contribuyen a la construcción de la fuerza ilocutiva del relato, es decir, pretenden buscar respuestas emocionales y procesos de identificación en quien lo recibe. Los relatos que se repiten en nuestra historia construyen su valor identitario en la repetición. Volver a contar vincula la actividad de seguir una historia con la de anticipar el final y el sentido de ella: de este modo, lo contingente se inscribe como necesidad y, de este modo también, a través de la repetición, el relato constituye la identidad (Klein, 2008: 23). Lo que la autobiografía les dejó… categorías de análisis que surgen de las voces de los protagonistas Nuestro propósito es descubrir, “sacar a la luz” a través de las palabras de los propios sujetos protagonistas de la escritura de su autobiografía, los efectos de escribirla. Efectos, según la Real Academia Española, es “aquello que sigue por virtud de una causa” –en este caso aquello que sigue a la autobiografía propuesta por un trabajo-, “impresión hecha en el ánimo” –que “les dejó” como experiencia-, o “fin para que se hace algo” – sentido que le otorgan los escritores-. Nos interesa pues, conocer aquello que dejó la narración autobiográfica y su análisis pedagógico en cuanto el pensamiento de sí mismo como futuro docente y; en lo más específico de la construcción del texto: los obstáculos que tuvieron y las estrategias –previstas por la cátedra o bien surgidas espontáneamente del alumno o del grupo- que posibilitaron su escritura. Se analizaron 37 documentos escritos conteniendo una respuesta a la pregunta abierta sobre los efectos que produjo escribir la autobiografía. A partir de la lectura se han relevado fragmentos significativos y recurrentes para luego categorizar en grandes conceptos analíticos, es decir, se realizó un proceso inductivo de producción de categorías. Lo que piensan sobre sí mismos los y las estudiantes luego de haber finalizado el trabajo En primer lugar, en las respuestas de los y las alumnos/as se reiteró hasta la saturación la palabra ‘reflexión’ tanto sobre sí mismos como sobre aquellos hechos y experiencias en la formación. Tendría dos procesos, uno la identificación de ese proceso reflexivo y otro, el contenido de esa reflexión. Un fragmento expresa: “la reflexión sobre mi formación me permitió ver que todo eso me atraviesa y me hace, que los otros tienen mucho que ver en cómo soy, y que hay situaciones que me dejaron más huellas de las que pensé”. Otro alumno dice que el proceso de “retorno hacia nuestra trayectoria (mi trayectoria), (fue) un esfuerzo considerable al que no estaba acostumbrado”. Esa reflexión puso en evidencia el obstáculo que significa la escritura y el desafío de hacerlo para construir este proceso reflexivo: uno de ellos dice “la escritura no es una habilidad desarrollada en mí” otro alumno “otro problema es mirarme y escribirme… requirió que desafíe estos obstáculos y que los enfrente”. Relacionado con ello está el proceso de objetivación, una alumna lo menciona así “La autobiografía hizo posible la objetivación, a partir de la toma de distancia de los propios procesos vivenciados en estos años así como también de las representaciones”. El recuerdo se presentó relacionado con la reflexión porque al volver al tiempo pasado se opera un mecanismo de selección de aquellas vivencias en que encuentran sentido (Larrosa, 2004). Les permitió identificar y pensar: “un recuerdo hacia atrás que me impulsó a realizar la escritura… hacer un antes y un después”, otro testimonio dice “Pude ver un trabajo de hormiga en el que de a poco y paso a paso puede llegar hasta acá”. A la vez, como dicen los autores que planteamos como encuadre teórico, el tiempo estructura el relato y en él aparecen el pasado, el presente y el futuro. Este tipo de tarea autobiográfica también posibilita re-pensar el presente y proyectarse al futuro, porque –como vemos seguidamente- identifican situaciones del presente y escriben pensando en el ser profesional del futuro próximo. ¿Qué identifican en dicho proceso de reflexión? A ellos mismos en una vuelta sobre sí para conocerse, allí ven las decisiones que toman y cómo ‘son’ ellos. Al respecto dijeron por ejemplo: “Conocerme más, reflexionar sobre mí mismo, cosa que no fue fácil ponerme como objeto de análisis, pero que fue necesario para encontrarle sentido a mi camino”; otro alumno dice “muchísimo más difícil mirarse a uno mismo que observar a los demás… es muy necesario poder conocerse y poder “construirse” a sí mismo en un relato”. Otro aspecto señalado con importancia fue la presencia de los otros que fueron contribuyendo a la formación. Y allí detectan recuerdos de situaciones y personas “que no me daba cuenta” que fueron formando. También aparecieron sentimientos y emociones recordados, indicando que no solo se producen procesos de pensamiento. Sentimientos mezclados, ambivalentes: “sentimiento de alegría y de melancolía de ser consciente de estar en quinto y no poder creerlo”. Podríamos decir que la reflexión los llevó a pensar sobre sí mismos como persona y como profesional, una frase del escrito de una alumna expresa: “La experiencia que tuve fue detonante en mi para encontrarle el sentido a la profesión, este espacio permitió mirar y reflexionar sobre esas cuestiones que hacen a mi persona y por lo cual hacen a mi futuro desarrollo como docente y los aspectos a tener en cuenta en el momento del ejercicio profesional”. Por último, queremos destacar que para la mayoría de los sujetos involucrados este trabajo significó una “experiencia” para formarse como docente, en el sentido de la palabra tal como la planteamos aquí. En síntesis, en este dispositivo están claramente presentes en los decires de los y las alumnos/as los componentes que Larrosa atribuye a toda experiencia porque identifican los acontecimientos en su propia historia, le prestan atención a ellos y reflexionan sobre éstos, lo observamos en el pensamiento, los sentimientos, y las “marcas” que le han dejado, el cambio que les produjo y las decisiones que los llevó a tomar. El proceso de reflexión es identificado como aquel que fue favorecido con la escritura autobiográfica. Entendemos que esta reflexión generó un saber experiencial subjetivo, particular, aunque también los llevó a un saber pedagógico propio de iniciarse en la docencia. Podríamos convocar aquí también la noción de sujeto reflexivo dialógico de Ricoeur en el texto de Klein (2008) ya que si bien el protagonista es cada uno, sin duda reconocen que son sujetos mediados por otros, inscriptos en un tiempo histórico, pasado, en un contexto de vida particular. Manifestaron claramente que esta experiencia produjo un salto hacia la visualización de sí mismos como personas y como profesionales, llevando lo naturalizado a hacerse evidente y lo inconsciente a lo consciente a pesar de sentimientos y obstáculos que operan muchas veces como resistencias (Anijovich, et. al, 2014) La escritura, cómo lo hicieron, sus obstáculos y facilitadores Con este aspecto enfocamos el trabajo de escritura en sí, cómo llevaron adelante y sus opiniones sobre la estrategia de trabajo de la cátedra. El inicio de todo proceso de escritura es sin dudas, un momento crucial. El primer día de clases, ante la presentación del trabajo detectamos que algunos alumnos asumieron una postura positiva porque les resultó una actividad motivadora e interesante que le permitió encontrarme conmigo. Hallaron a la propuesta diferente "una experiencia distinta a la que veníamos realizando, mas mía y además requería otro tipo de escritura”. Les resultó un desafío que mueve que interesa "ya que durante la carrera hubieron producciones similares esta vez lo hago desde el lugar de casi egresada" Por otro lado, otro sector lo asumió como un desafío por ser un obstáculo "¿escribir sobre mí? ¿cómo? Acá no apruebo nunca "dijo un alumno; otra expresión negativa fue la duda y la confusión que se les planteo ante la consigna. El momento clave del inicio de la escritura fue significativo y allí aparecen frases como "a la hora de escribir no sabía cómo empezar, sentí como una laguna, un vacío… sensación de angustia al no saber cómo iba a empezar, (estar) en blanco" Aunque al finalizar, la sensación fue satisfactoria al darse cuenta cómo se fue conformando y transformando su producción escrita; cuestión señalada como un logro pero que no descarta la dificultad y el esfuerzo: “no quería llegar al final por lo que la experiencia de narrar me permitió entender que no es más que un paréntesis de lo que somos y de lo que seguiremos siendo a lo largo del proceso de formación”. Frase que da cuenta del profundo trabajo de reflexión y pensamiento expresando una gran satisfacción. A la vez, otros señalaron el alivio porque no tenían que seguir escribiendo. El proceso de escribir fue caracterizado como una escritura lenta y subjetiva. Lenta porque el avance les requirió más tiempo y espacio de lo imaginado al ir reflexionando sobre lo que iban narrando. Subjetiva porque permite encontrar el reflejo de las propias experiencias de formación. Una alumna lo describe como una escritura no estática ni acumulativa sino dinámica en la que a través de cada lectura algo se modificaba y cambiaba. La propuesta incluyó una parte de análisis pedagógico que tuvo la intención de relacionar categorías de análisis surgidas en sus propios relatos autobiográficos con los conceptos de autores trabajados en la materia. Manifestaron interés y gusto por el momento del análisis al ordenar los hechos en categorías, y tomar contacto con los autores que facilitaron tomar distancia, para no mezclarse es decir, para no implicarse dándoles sentidos que no sean adecuados al encuadre planteado por la materia. El análisis pareciera ser un momento de logro de la objetivación aludida en el ítem anterior para poder avanzar en la reflexión. Por otra parte, vuelven a reiterar que la escritura posibilitó seguir pensándose y tomar conciencia de que no se finaliza la trayectoria de formación sino que se abre un nuevo camino. Los obstáculos que se plantearon fueron muchos, no fue una tarea fácil. Un conjunto de ellos provino de las condiciones de realización, así expresaron que una de las dificultades fue el querer contarlo todo y en secuencia cronológica, lo que extendió el relato. Relacionado con esta dificultad estuvo la consigna de trabajo porque se solicitó una síntesis en cuatro páginas. Otro problema fue el tiempo de cursado entre esta y otras materias que no permitió mayor tiempo de trabajo. Un conjunto de factores surgieron de los propios sujetos. La escritura no es una habilidad frecuente (por falta de costumbre, práctica e interés) por ejemplo dijo una alumna: “Es un problema mirar-me y escribir-me”. La propia resistencia del sujeto que escribe a escribirse, a pensarse y a recordarse, a tomar la decisión sobre qué contar y el tiempo para hacerlo. Otro obstáculo vinculado con esa resistencia fue ‘aparecer’ en ese texto, no logrando redactar un texto donde se muestre la particularidad de cada uno de ellos, fue así que se leían textos con una descripción de hechos que le pueden suceder a cualquier estudiante. También relativo a este aspecto surgió la dificultad de hacer aparecer los sentimientos (como lo expresó un alumno). Ahora bien, han hallado aspectos que facilitaron la escritura. La cátedra propuso el dispositivo del taller de producción que sin dudas fue identificado como tal. Algunas frases que lo expresan dicen: “lo que me sirvió para orientarme fue el taller de clases cuando escribimos cómo fue la elección de la carrera”; “el segundo taller donde me di cuenta que en mi autobiografía no estaba presente mucho de mí”. Es interesante este tipo de talleres porque allí se desatan los procesos de pensamiento de sí mismo a partir de compartir y escuchar a los compañeros. Cabe señalar que la interacción con otros se dio en éstos como en otros ámbitos, los estudiantes lo identifican en los consejos, los retos, los alientos que le dan su grupo de estudios y los compañeros de clase: “daban ideas y valoraciones lo que me hacía reflexionar respecto a mi situación”. Como así también fueron importantes en los talleres y en la tutoría, nuestras intervenciones como profesoras con devoluciones y correcciones–como ellos llaman a nuestros comentarios- porque permitieron una mayor concreción y claridad en la escritura. Durante el transcurso de las clases, les resultó un aporte valioso el trabajo con los autores y con las guías de lectura. La lectura de sí mismos fue un facilitador: “Leer y releer (cosa que no hacía antes) fueron necesarios”. La lectura y escritura se manifestaron así como operaciones con potencia formativa: “Cuando comencé a escribir los recuerdos afloraron desde la niñez incluso hasta el punto de no saber si incluir todo, tuve que seleccionar…”. La práctica de la escritura provoca el pensamiento, el recuerdo y allí el proceso de selección ¿cómo se selecciona? Pensando y re-pensando, leyendo y re-leyendo, leerse uno y que otros te lean: “la escritura fue la base de ese descubrimiento, permitiéndome tomar distancia de aquello que pensé al escribir y volviéndome a pensar”. Es preciso señalar que para otros, fue una tarea obstaculizadora: “el leerme fue un obstáculo porque me costaba leer todo aquello que había escrito porque implicaba encontrarme conmigo misma” mostrando así la resistencia –como dimos cuenta más atrás-. La opción por este dispositivo como eje estructurador de un trabajo final que recorre todo el cursado de la asignatura y las estrategias desarrolladas por la cátedra tuvieron el efecto esperado. Creemos importante sostener un andamiaje pedagógicodidáctico para desarrollar este tipo de habilidades en la formación inicial, de otro modo al no estar habituados a la escritura de este tipo y los procesos que desata, los y las alumnos/as podrían llegar a desarrollar o no, experiencias significativas. Dejar este proceso a condiciones aleatorias podría no lograr la potencia formativa que tiene su sentido. El trabajo de escritura de narrativa autobiográfica no es frecuente en la formación de docentes, al menos en esta carrera, representando un desafío, significando un esfuerzo para ellos y ellas; pero, sin dudas ponerlos en marcha tiene un efecto positivo y favorece los procesos de formación tal como lo entendemos. Conclusión Hace tres años trabajamos con el dispositivo de la autobiografía, este año documentamos el proceso porque pensamos que hemos logrado cierto ajuste en la propuesta. La escritura de la ponencia implicó entonces, leernos y re-leernos para volver sobre los efectos de nuestra propia experiencia: vernos envueltas en la experiencia de ver nuestra experiencia y preguntarnos ¿qué nos pasa? La satisfacción de haber generado buenas condiciones para que estos/as estudiantes hayan logrado un espacio para reflexionar, pensarse críticamente y atender a mejorar sus futuras prácticas revisando sus concepciones docentes. Todas ellas, competencias profesionales que hoy se requieren de los docentes para afrontar la realidad escolar cada vez más compleja, incierta y asediante. También, queremos destacar la relevancia de haber incorporado mediante este trabajo, un abordaje pedagógico incorporando la pregunta por el sentido de la experiencia educativa. Perspectiva poco desarrollada en el Profesorado en Ciencias de la Educación centrado preferentemente en el legado técnico-científico. Pero por sobre todo, nos sentimos confortadas de haber provocado experiencias personales, subjetivas, íntimas ligadas a profundos sentimientos y emociones que fortalecen a las personas que se están formando y transformando en profesionales. Como dice Brunner (2003 p.21) “es justamente ese sentido de las cosas, que a menudo deriva de la narrativa, el que hace posible a continuación la referencia a la vida real.” Referencias bibliográfícas Anijovich, R.; Cappelletti, G.; Mora, S.; Sabelli, M.J. (2014) Transitar la formación pedagógica. Dispositivos y estrategias. Buenos Aires: Paidós. Bolivar, A. (2010) La investigación biográfica narrativa en el desarrollo e identidad profesional del profesorado. En J. González Monteagudo (ed.) (2010). Entre formation, identité et mémoire: Les histoires de vie en Espagne. Paris: L=Harmattan. (Mimeo). Bruner, J. (2003) La fábrica de historias. Derecho, literatura, vida. Bs. As. FDCE. Mimeo, pp. 21-25. Contreras, J. y Pérez de Lara, N. (comps.) (2010) Investigar la experiencia educativa. Madrid: Morata. Davini, M. Cristina (coord.) (2002) De Aprendices a Maestros. Enseñar y Aprender a Enseñar. Buenos Aires. Papers Editores. Diker, G. y Terigi, F. (1997) La formación de maestros y profesores: hoja de ruta. Buenos Aires. Paidós. Edelstein, G. (2011) Formar y formarse en la enseñanza. Bs. As.: Paidós Ferry, G. (1990) El trayecto de la Formación. México. Paidos. Klein, I. (2008) La narración. Bs, EUDEBA Larrosa, J. (2000) Pedagogía Profana. Estudios sobre Lenguaje, subjetividad y formación. Buenos Aires. Novedades Educativas. _____________ (2004) La Experiencia de la lectura. Estudios sobre Literatura y Formación. México D.F. Fondo de Cultura Económica. Tèrhart, E. (1987) Formas de saber pedagógico y acción educativa o ¿Qué es lo que forma en la formación? Revista de Educación Nº 284. Madrid. Notas 1 Fuente: Guía del Primer Taller de Autobiografía elaborado por la Prof. Resoagli, autora de este trabajo, 2015.