El Campo Intelectual en Corrientes entre 1880 y 1920

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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDESTE
Comunicaciones Científicas y Tecnológicas 2000
El Campo Intelectual en Corrientes entre 1880 y 1920.
Problemáticas y Representaciones
Quiñonez, María Gabriela
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ANTECEDENTES
La producción escrita, como lo afirma Hayden White, resulta una importante evidencia histórica puesto que
los textos se hallan saturados de elementos ideológicos que reflejan el “clima mental” de la época en que
fueron producidos. Lo propio acontece con la praxis social, que a través de los comportamientos colectivos de
los actores refleja las ideas, emociones y percepciones de una sociedad en un período y escenario
determinados.
Consideramos que el complejo proceso intelectual y político del que fue escenario la provincia de Corrientes
entre 1880 y 1920 constituye una etapa importante en la paulatina definición de los rasgos identitarios de la
sociedad correntina.
El análisis del campo intelectual nos permite identificar problemáticas debatidas o subyacentes y rescatar las
distintas maneras de ver y percibir la realidad y el pasado, por parte de la elite dirigente.
MATERIALES Y METODOS
Entre las fuentes utilizadas podemos mencionar, en primer lugar, los periódicos de distintas tendencias
partidarias como El Autonomista (1880-1884), La Provincia (1880-1881/ 1906-1916), La Verdad (18801889), El Litoral (1888-1891/ 1896-1900 / 1902-1905), La Libertad (1893-1902 / 1904), El Trabajo (18951901 / 1904-1906), Corrientes (1895-1900), La Unión (1907 / 1912-1914), La Opinión (1910), El Civismo
(1911- 1914), Las Cadenas (1890), El Progreso (1887-1889 / 1906- 1909), La Reacción (1899-1901), El
Liberal (1918-1920), entre otros; publicaciones periódicas como La Ilustración Correntina (1910-1911), las
Guías Generales de la Provincia de Corrientes de 1900, 1904 y 1910, las Publicaciones Oficiales, los
Mensajes de Gobernadores, el discurso parlamentario (Diarios de Sesiones), las conferencias, los impresos
políticos (volantes, circulares, etc.) y las obras históricas elaboradas entre 1880 y 1920.
DISCUSION DE RESULTADOS
El historiador norteamericano Robert Darnton (1995) establece la distinción entre lo que denomina
historia intelectual e historia cultural, y sostiene que la primera se refiere al pensamiento informal y al clima
de ideas y opiniones vigentes en un marco espacio-temporal determinados; mientras la segunda se vincula al
estudio de la cultura en sentido antropológico, abarcando las percepciones, las visiones del mundo y del otro,
y las mentalidades colectivas.
En nuestra investigación intentamos articular estas categorías a través de un hilo conductor determinado
por una problemática que domina el campo intelectual correntino: la búsqueda por parte de la elite dirigente
de mejores posiciones para la provincia de Corrientes en la vida política y económica del país y en la
historia nacional.
Una de las características fundamentales de la sociedad correntina radica en el hecho de que sus
principales referentes intelectuales, que constituyen lo que denominamos la elite dirigente, se desempeñan al
mismo tiempo en el terreno de la política, de la educación, del periodismo y de la producción histórica.
Esto se traduce en una estrecha vinculación entre el campo político y el campo historiográfico, y
determina que la historia local desempeñe un papel fundamental al proporcionar argumentos sobre cuestiones
políticas, especialmente en la relación de la provincia con el estado nacional, o bien, de la elite dirigente local
con la elite nacional.
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La elite dirigente correntina consideraba que su tradición e ilustración la habilitaban para el manejo de los
asuntos públicos y asumía como un deber ineludible el desempeño de la función de conductora de la sociedad
en todos los órdenes, razón por la que a pesar de su discurso liberal, en la práctica recurrió a la utilización de
mecanismos que le permitieron el control del poder político y de las opiniones.
Como clase política, la elite correntina revelaba conductas claramente conservadoras. Si bien se puede
afirmar que los miembros del Partido Liberal demostraron mayor respeto hacia las libertades cívicas y se
alinearon con la Unión Cívica Nacional, y algunos de sus miembros con el Radicalismo, es probable que los
miembros del Partido Autonomista hayan logrado mejores canales de comunicación con los sectores
populares, que les permitieron interpretar mejor sus intereses y necesidades. Las diferencias entre ambos
grupos políticos transitaron mas bien por los enfrentamientos personales que por cuestiones ideológicas. En
sus formulaciones discursivas, ambos grupos se manifestaban legítimos herederos de los héroes provinciales
del período de las luchas civiles y la organización y creían encarnar las convicciones democráticas de los
sectores populares. Al analizar sus acciones en la función pública y en la política partidaria resulta evidente el
divorcio entre el discurso político y las prácticas.
La preeminencia del ideario liberal se acentuó con el positivismo que dejó su impronta en el sistema
educativo, y se manifestaron influencias de las ideas socialistas y del nacionalismo. Estas influencias
ideológicas se revelaron en forma paralela a la aparición de una serie de problemáticas de carácter nacional
como los cuestionamientos a la vigencia del sistema federal y al progreso material, los conflictos obreros y la
cuestión social, el peligro del cosmopolitismo y su impacto cultural; que en algunos casos, a pesar de no
manifestarse en la realidad provincial, generaban debates y posicionamientos en su dirigencia, a veces
coincidentes y otras veces opuestos en relación a las opiniones o posiciones adoptadas por la elite dirigente
nacional.
Pero la singularidad del campo intelectual correntino radica en la peculiaridad de sus propias
problemáticas, de carácter local, y en la apropiación de problemáticas ajenas o alejadas del escenario
provincial. Tal es el caso de los conflictos obreros y el cosmopolitismo.
El hilo conductor que revela la problemática esencial del campo intelectual correntino, en torno de la cual
giran cuestiones secundarias, consiste en la certeza por parte de su elite dirigente de que la provincia de
Corrientes a partir del ochenta comienza a perder protagonismo en el plano nacional, y no alcanza a ocupar
en la vida política del país el lugar que consideraba le correspondía de acuerdo a su actuación en el pasado.
Este sentimiento colectivo de “desplazamiento” de lugares o posiciones a las que consideraba debía tener
acceso, se convirtió en motivo de reclamos y de constantes reivindicaciones de carácter político e histórico.
Diversos factores de distinto orden actuaron a lo largo del período alimentando esta posición.
Desde fines del siglo XIX, en que se inicia su desarrollo historiográfico, la versión de la historia local
producida por sus intelectuales, actores en la vida política local, ligados fuertemente a los partidos políticos
provinciales, condujeron a la elaboración de una versión del pasado que pretendía validar las aspiraciones
políticas de la elite dirigente correntina. Para lograrlo se exaltaba la actuación de la provincia de Corrientes
que aparecía diluida en la historia nacional producida por el liberalismo, puesto que ésta pretendía justificar el
dominio de la situación política por parte de Buenos Aires que desde Corrientes se va a cuestionar.
La elite apelaba a su pasado y se presentaba como la “provincia mártir”, la que luchó denodadamente por
su subsistencia, fue cuna del Libertador de América, defendió constantemente su autonomía y al mismo
tiempo realizó los mayores esfuerzos para la concreción de la unidad nacional, gestionó el pacto federal,
levantó cinco ejércitos libertadores contra el régimen de Rosas, actuó junto a Urquiza en Caseros y en
Cepeda, sirvió de baluarte contra el invasor paraguayo, se puso al servicio de Mitre después de Pavón, y
finalmente, la que en defensa de las autonomías, pretendió actuar en forma solidaria con la provincia de
Buenos Aires en 1880.
Cuando la elite, y fundamentalmente sus historiadores, apelaban al papel que la provincia había
desempeñado en el marco de la historia nacional se detenían especialmente en los acontecimientos de la lucha
contra Rosas, denominada “ la cruzada libertadora”, destacaban su condición de “cuna del Libertador” de
América, resaltaban la figura de los héroes provinciales, e imprimían a la educación patriótica un perfil
regional para destacar la participación correntina en la formación del estado nacional. Este aspecto,
relacionado con el análisis de las ideas y las acciones en el ámbito de la educación y en la vida cívica, ha
resultado satisfactoriamente revelador de las representaciones colectivas.
El reclamo de mayor participación en la vida política y en la historia nacional se produce a medida que
avanza el centralismo y cada vez que los gobiernos nacionales intervienen en la vida política de la provincia
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dominada por el enfrentamiento de los dos partidos antagónicos que difieren en sus argumentos pero
coinciden en sus prácticas, y que aun en el siglo XX no abandonan el recurso a las armas como método de
resolución de las diferencias políticas. Esta particularidad de la vida política provincial, a lo que se sumaban
los intereses electorales de la elite nacional, condujo a la provincia a una serie de intervenciones federales en
1880, 1892-1893, 1907-1909 y 1916-1919. Las circunstancias creadas por las intervenciones y el crecimiento
de los poderes nacionales en detrimento de las autonomías provinciales generaban reacciones en la elite
dirigente que destacaba constantemente su larga tradición de defensora de las autonomías y del federalismo.
En este contexto sus intelectuales intervinieron en el debate que generaban los cuestionamientos al sistema
federal, que se acentuaron con el unicato y el yrigoyenismo.
Por lo expuesto, al tratar la variable política, centramos el análisis en la relación nación-provincia, sin
dejar de lado cuestiones de la política local. En este aspecto nos detenemos en el uso de la prensa por parte de
oficialistas y opositores como campo de debate y como arma política.
En 1881 se produjo un hecho de capital importancia para la provincia: la pérdida del territorio de Misiones
que fue transformado en territorio nacional. Como consecuencia de ello perdió población y recursos naturales
de gran importancia. Este hecho resulta significativo puesto que los reclamos y los proyectos para lograr la
restitución del territorio cercenado permanecen latentes a lo largo del período y tienen relación directa con
otro aspecto de las reivindicaciones.
La elite dirigente consideraba que la provincia de Corrientes no participa de los beneficios del progreso en
la misma medida que las demás provincias del Litoral, que ostentaban posiciones más ventajosas en el
esquema económico nacional.
Además de advertir que su situación no se veía favorecida por la política económica nacional, avanzando
el período sus intelectuales realizan una autocrítica e intentan analizar los factores internos de la postergación:
los fracasos de sus empresas de colonización, el régimen de la tierra, el apego por la ganadería y el escaso
esfuerzo invertido en otros rubros como la agricultura y la actividad industrial; pero al mismo tiempo
reclaman políticas nacionales más equitativas desde el punto de vista económico.
Vuelven sobre sus sacrificios económicos del pasado y su contribución al proceso de organización
nacional y apelan a sus proclamadas potencialidades y los recursos naturales de la región para reclamar mayor
participación en el progreso económico.
En la práctica estos cuestionamientos derivaron en iniciativas de escasa realización que se diversificaron
con la llegada del Centenario, en circunstancias en que en el ámbito nacional se exaltaba el progreso
alcanzado por el país.
Estos argumentos de carácter reivindicatorio se advierten de manera constante e invariable tanto en las
producciones históricas, como en las editoriales periodísticas, en los documentos de gobierno y en los
discursos y conferencias escolares entre 1880 y 1920.
En general, tanto en el aspecto político como en el económico, la elite dirigente se percibe como relegada,
postergada con relación a las demás provincias litorales con las que compartió su protagonismo en el período
de la organización, y en función de esa representación reclama el reconocimiento de sus aportes en el pasado
y de sus sacrificios a partir del 80, y que estos se traduzcan en un mayor grado de participación política en la
dirección del destino nacional y en realizaciones concretas en el terreno económico.
La educación desempeñó un papel fundamental puesto que permitía inculcar en los jóvenes la visión del
pasado que sostenía las pretensiones políticas de la elite y era concebida como el instrumento adecuado para
la transformación de la realidad económica.
Desde este punto de vista analizamos las ideas relativas a los fines de la educación formal y las instancias
de educación no formal e informal. En este aspecto incluimos la participación en el campo intelectual de
individualidades destacadas, de las instituciones escolares y de los nucleamientos y asociaciones de fines
culturales integradas por los intelectuales, el magisterio y los estudiantes.
Analizamos la influencia ejercida en la conformación del sistema educativo por el positivismo introducido
desde la Escuela Normal de Paraná a través de J. Alfredo Ferreira, la repercusión de la ley 1420 y las distintas
leyes y reformas provinciales, la política del Consejo Superior de Educación en sus aspectos coincidentes y
distintivos con relación a la política nacional, y la influencia de la generación del Centenario a través de
Carlos J. Benítez y su crítica a la educación secundaria nacional que incluye un plan de reforma.
Nos detenemos fundamentalmente en dos cuestiones que tienen relación con las problemáticas centrales
del campo intelectual: la importancia dada a la educación práctica como medio para lograr el desarrollo
económico y a la educación cívica como instrumento para moralizar las prácticas políticas.
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