Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. CARTAS AL EDITOR la amilasa sérica fueron normales. El estudio serológico determinado por ELISA (Behring) reveló anticuerpos IgG frente al virus de la parotiditis positivos y anticuerpos IgM frente al virus de la parotiditis positivos. De esta forma se confirmó el diagnóstico de sospecha. La evolución del cuadro fue hacia la resolución espontánea sin secuelas. Para realizar el diagnóstico diferencial de una tumoración laterocervical se puede realizar una primera aproximación según la localización topográfica del tumor. En la región retroangulomandibular se hallan los tumores de la celda parotídea y los parafaríngeos (nerviosos); en la bifurcación carotídea y subangulomandibular: las adenopatías, quistes braquiales y tumores vasculares, y en la región submaxilar adenopatías y tumores de la glándula submandibular o submaxilar. El aumento de volumen de la glándula submandibular y, en general, de las glándulas salivales puede deberse a la infección por otros virus distintos del de la parotiditis, como el de la gripe, Coxsackie y el de la parainfluenza. La infección bacteriana se puede producir en enfermos debilitados con enfermedades subyacentes graves, y el agente causal suele ser el Staphylococcus aureus. Puede haber afección de la glándula en el curso de una sarcoidosis y en el síndrome de Sjögren. Cabe citar por último los procesos neoformativos propios de la glándula submandibular5,6. La introducción de la vacuna triple vírica en el calendario vacunal sistemático en 1982 ha contribuido a la disminución de casos de infección por el virus de la parotiditis, cuya mayor trascendencia radica en la aparición de orquiepididimitis, que puede llegar a afectar la capacidad genésica del individuo cuando afecta a varones después de la pubertad, en un 20 a un 30%7,8. La circulación del virus salvaje no ha disminuido, ya que se necesitaría una inmunización del 90% de la población, objetivo no conseguido hasta el momento actual1,2. El aumento del número de casos de infecciones por el virus de la parotiditis se está incrementando en los últimos años; así, la cifra de casos de parotiditis declarados en España pasó de 7.002 en 1994 a 10.046 en 1995. La aparición de varios brotes de parotiditis y sarampión en adolescentes y adultos jóvenes indica una bolsa de predisposición en dicho grupo poblacional. En un estudio reciente sobre la prevalencia de anticuerpos frente a estas enfermedades entre la población joven, se encontró que un 15% de los individuos carecía de ellos9. Estos datos parecen indicar que se debería insistir en la revacunación de la vacuna triple vírica a toda la población de entre 11 y 13 años de edad para que alcancen la edad adulta con anticuerpos protectores, tal como recomienda el calendario de vacunaciones sistemáticas de la infancia, debido a la importante trascendencia de la infección en dicho grupo. Sonia Martínez Machuca, Nélida Parga Soler, Juan Carlos Obaya Rebollar y Gema Aparicio Jablaquinto Médicos de Familia. Centro de Salud Tres Cantos. Tres Cantos. Madrid. 1. Galazka AM, Robertson SE, Kragher A. Mumps and mumps vaccine: a global review. Bull World Health Org 1999; 77: 3-14. 2. Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene. Grupo de Trabajo de Vacunación en el adulto. Guía de Vacunación en el Adulto. Madrid: Laga, 1995. 3. Linder TE, Brestel R, Schlegel C. Mumps virus infection: case report of an unusual head and neck manifestation. Am J Otolaryng 1996; 17: 420-423. 4. Moulin G, Andre P, Chagnaud C, Cheynet F, Harle JR, Bartoli JM. Extravasation of salivary secretions and mumps infection of submandibular gland. Eur J Rad 1993; 17: 195-197. 5. Galán ML. Tumores del cuello. En: Espinás Boquet J, coordinador. Guía de actuación en ateción primaria. Barcelona: Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria, 1998; 145-150. 6. Gershon A. Virus parotiditis. En: Fauci, Braunwald, Isselbacha, Wilson, Martin et al. Harrison Principios de medicina interna (14.ª ed.). Madrid: McGrawn Hill Interamericana España, 1998; 1291-1292. 7. Casella R, Leibundgut B, Lehmann K, Gasseer TC. Mumps orchitis: report of a mini-epidemic. J Uro 1997; 158: 2158-2161. 8. López Palacios JC, Parra Muntaner L, Piñeiro Fernández MC et al. Orquitis por el virus de la parotiditis; revisión de 8 casos. Archiv Esp Uro 1998; 51: 331-333. 9. Bayas JM, Vilella A, Vidal J, Nebot X, Cabó JM, Navarro G et al. Susceptibilidad al sarampión, rubéola y parotiditis en adultos jóvenes. 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Med Clin (Barc) 2001; 116: 179181. 7. Fine MJ, Smith MA, Carson CA, Mutha SS, Sankey SS, Weissfeld LA et al. Prognosis and outcomes of patients with community-acquired pneumonia. JAMA 1996; 275: 134-141. 8. Mensa J, Gatell JM, Jiménez de Anta MT, Prats G. Guía de terapéutica antimicrobiana. 10.a ed. Barcelona: Masson, 2000. Neumonías adquiridas en la comunidad seguidas de forma ambulatoria Sr. Editor: Dada la escasez en nuestro medio de estudios sobre la neumonía adquirida en la comunidad en pacientes no hospitalizados, he leído con gran interés el artículo de Álvarez et al publicado recientemente en su revista1. Uno de los objetivos del estudio fue determinar la etiología de las neumonías. Aunque los resultados de su investigación corroboran otros previos en los que se evidencia que los gérmenes típicos son causa frecuente de neumonía en pacientes que no requieren ingreso hospitalario2-4, la búsqueda etiológica se redujo a la serología sin considerar la realización sistemática de estudio microbiológico de esputo y hemocultivos. Por otra parte el 59% de los diagnósticos serológicos se hicieron por título único, cuya validez es cuestionada por algunos autores5. Si no se tienen en cuenta estos dos hechos, tras la lectura del artículo, podría olvidarse que el neumococo es el organismo que con mayor frecuencia produce neumonía, independientemente del ámbito en el que se trate, de la edad de los pacientes, de su comorbilidad o de la gravedad de la neumonía6. De hecho, en un metaanálisis de 122 artículos sobre neumonía adquirida en la comunidad publicados en la bibliografía anglosajona entre 1966 y 1995 se demostró que el 63% de los 7.063 casos en los que se llegó a establecer el diagnóstico etiológico estaban causados por Streptococcus pneumoniae7. En otro orden de cosas, hubiera sido muy interesante que los autores especificaran el diagnóstico etiológico de los pacientes que recibieron tratamiento con macrólidos y con cefalosporinas, ya que como es bien conocido estas últimas no tienen actividad in vitro frente a los llamados gérmenes “atípicos”8. Juan Emilio Losa Unidad de Medicina Interna. Fundación Hospital de Alcorcón. Madrid. 1. Álvarez Gutiérrez FJ, Del Castillo Otero D, García Fernández A, Romero Romero B, Del Rey Pérez JJ, Soto Campos G et al. Estudio prospectivo de 221 neumonías adquiridas en la comunidad seguidas de forma ambulatoria. Etiología y evolución clinicorradiológica. Med Clin (Barc) 2001; 116: 161-166. Sr. Editor: Agradecemos el interés mostrado por Losa en la lectura de nuestro artículo. En relación con sus comentarios, queremos hacer algunas consideraciones. Estamos de acuerdo en que, además de la elevada frecuencia de gérmenes atípicos, el neumococo probablemente sea el agente etiológico más frecuente en nuestro medio. De hecho, en ningún momento se sugiere lo contrario en el artículo y hasta en dos ocasiones se indica en la discusión tal posibilidad, al subrayarse el hecho de que en los casos sin etiología demostrada (mayoritarios) éste puede ser el agente más frecuente. Por desgracia, en nuestro ámbito extrahospitalario, como sucede en la mayor parte de los estudios realizados en este entorno, la utilización de forma habitual de cultivos de esputo y hemocultivos para la investigación etiológica tiene una rentabilidad mínima, por lo que lo anteriormente indicado no deja de ser una hipótesis probable. Esta circunstancia explica que no realicemos estas técnicas regularmente, a no ser en el contexto de algún ensayo clínico. Sin embargo, sí utilizamos desde el año 2000 técnicas como la determinación de antígeno urinario de Legionella pneumophila que pueden corroborar (al menos frente al serogrupo 1) el diagnóstico de este germen. Otro tema comentado es el diagnóstico serológico por título único. Es cierto que está discutida y su validez está en continua revisión, pero hemos de indicar que en el artículo se establecen títulos más elevados que los sugeridos en otros trabajos similares con objeto de disminuir el número de falsos positivos. Por último, queremos recordar la necesidad e instamos a la realización de más estudios en el ámbito extrahospitalario. Consideramos que difícilmente se pueden asumir como válidas y aplicables normativas generales de tratamiento empírico de neumonías extrahospitalarias si no se realizan estudios clínicos en este ámbito que las puedan corroborar. Francisco Javier Álvarez Gutiérrez Unidad de EPOC e Infecciones Respiratorias. CE Dr. Fleming. Unidad Médico-Quirúrgica de Enfermedades Respiratorias. Hospital Universitario Virgen del Rocío. Sevilla. 79