Jorge Cuesta, Poemas y ensayos, México, UNAM, 1978. En Jorge

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Jorge Cuesta, Poemas y ensayos, México,
UNAM, 1978.
En Jorge Cuesta encontramos el interés que la
educación socialista despertó en los círculos inte­
lectuales de ese tiempo. Cuesta es un critico de la
realidad nacional que le tocó vivir en la época
cardenista. Precisamente sus escritos sobre edu­
cación empiezan cuando surge la agitación so­
cial en torno a la reforma del Artículo Tercero
constitucional; sólo así se puede entender lo que
Cuesta transmite en esos ensayos que se encuen­
tran en su libro Poemas y Ensayos, tomo IV, en­
sayos 3.
Me resulta más fácil hablar de ellos hacien­
do una división donde primero se vería el conflic­
to Universidad-Estado y en segundo, donde se
discute el problema de la educación socialista.
Empezaré primero por los artículos que giran en
tomo al problema de la autonomía universitaria.
El conflicto Universidad-Estado surgió a
raíz del proyecto de reforma del Artículo Tercero
constitucional presentada por el Partido Nacio­
nal Revolucionario y donde se quería incluir a la
Universidad en la educación socialista. Esto pro­
vocó, como lo afirma Vicky Lerner, el inicio de la
agitación social.
Dentro de la Universidad se discutía, o la au­
tonomía de la misma y la libertad de cátedra, o
sujetarse al gobierno e impartir la doctrina marxista. Sobre esto, Cuesta analiza la situación en
dos fases: cuando surge el conflicto en 1933y des­
pués de realizada la reforma en 1935.
Cuesta nos dice que la finalidad de la Uni­
versidad es la de proporcionar la cultura por la
cultura y no por el afan de lucrar, su naturaleza
“como cultura que es, no es beneficiar a los hom­
bres como individuos, sino como sociedad” (p.
476). En este sentido si la cultura no se financia,
la Universidad no puede existir en México, por­
que sus recursos son muy exiguos, insuficientes
para satisfacer sus necesidades educativas. Y el
Estado la abandona a “sus propios fines”. A pe­
sar de ello, la Universidad tiene el camino abier­
to para dar a la sociedad lo que ésta le exige y
afrontar con “absoluta autonomía moral la ne­
cesidad y el problema que le entregan juntas su
autonomía política y su asfixia económica” (p.
480).
De aquí surge el conflicto entre educación
socialista y educación burguesa. Dentro de un
Estado socialista no cabe una universidad autó­
noma porque ésta representa a la burguesía. Sin
embargo, no se entiende que el significado de
“autonomía” es el económico y no el dogmático.
El autor nos dice que, como se supone que el
régimen político es “maravillosamente” socialis­
ta en “el seno de una sociedad capitalista, la fun­
ción de la Universidad debe ser socialista, es de­
cir, que preste sus servicios a la colectividad y no
a los individuos en particular. De este hecho sur­
ge el problema de las profesiones liberales, que
es otro punto atacado por el Estado. Por este mo­
tivo, es el Plan Sexenal, que se formuló durante
la campaña de Cárdenas por el Partido Nacional
Revolucionario se afirmaba que la Universidad
no sería sostenida por el gobierno, tomando en
cuenta que la educación que allí se impartía no
era técnica ni científica. Es así que “el Estado se
déclaraba indiferente y hostil a la enseñanza uni-
versitaria, porque cree que de este modo restringe
o limita el ejercicio individual de las profesio­
nes” (p. 637).
Señala que esta confusión —profesión lo mis­
mo que enseñanza universitaria—pone de mani­
fiesto que se ataca un derecho individual: el ejer­
cicio de las profesiones. De ello no tiene la culpa
la enseñanza universitaria, ni siquiera los profe­
sionistas; la culpa es de la “Constitución de la Re­
pública” que consigna muchos derechos indivi­
duales.
Resulta así el otro punto que trata en sus ar­
tículos y que es el fundamental para nuestro inte­
rés: la educación socialista.
Primeramente hace una crítica a la reforma
del Artículo Tercero donde, según Cuesta, se pre­
tende desaparecer la injusta distribución de la ri­
queza por medio de la escuela. Difícil labor pre­
tenden los hombres de la Revolución dej ar en ma­
nos de los niños. Esta labor se quiere realizar por
medio una educación que sea socialista que el Es­
tado impartirá “con carácter de servicio público”
mediante “la educación primaria elemental”. Pa­
ra nuestro autor esto representa poca conciencia
de su responsabilidad al permitir que la escuela
sea quien rectifique la diferenciación entre explo­
tadores y explotados. El camino a seguir para
lograr desaparecer esta diferenciación es refor­
mando los artículos constitucionales sobre la pro­
piedad y la producción, porque el “verdadero re­
volucionario es el que acepta su responsabilidad
revolucionaria y no la confía a los niños de las es­
cuelas o a las generaciones futuras” (p. 485).
Esto fue lo que causó “cierto alboroto en los
círculos oficiales”. Pero realmente el objetivo de
la escuela “es transmitir el conocimiento y man­
tener la tradición intelectual” y no el “distribuir
la riqueza”. Si realmente fuera la finalidad de la
escuela, y ésta fracasara en su labor, la culpa se­
ría de ella y se “viera en ella un fracaso pedagógi­
co” (p. 507). Lo que se pretende es creer en la edu­
cación socialista, “profesarla como doctrina”,
así tendrá “más efectos revolucionarios cuando
lo profesen los niños, que los que tiene cuando la
profesan los adultos” (p. 508).
En cuanto al socialismo, indica que éste ha
tenido que “hacerse” científico y culto porque sin
estos elementos no puede tener significación so­
cial. “Ahora y después que triunfe la revolución
social, es el socialismo a quien hay que educar, y
no es a la educación a quien hay que hacer socia­
lista” (p. 516), porque una enseñanza socialista no
está en libertad de elegir su doctrina, tiene que
ser la dicléctico-materialista de Marx, que es la
única que hace posible una conciencia socialista.
Así se muestra claramente que en México no pue­
de haber educación socialista porque en la ley
mexicana no se le quiso dar este concepto, lo cual
significa que se le dio un “criterio amplísimo”
donde se puede concebir “un socialismo empírico
de la Revolución Mexicana sin que se pierda la
libertad de dar a la enseñanza del socialismo, un
carácter filosófico y revolucionario en la mejor
oportunidad” (p. 568).
Además, en este “criterio amplísimo” caben
muchas definiciones de la educación socialista
que terminan por confundir a los profesores y los
lleva a “una angustia intelectual” porque las au­
toridades educativas descargan sobre ellos la
responsabilidad de definirla. Como ellos se sien­
ten concapaces de hacerlo, la educación mexica­
na queda en manos de todos los criterios menos
al de la pedagogía. Y la situación se agrava más
cuando se aplican en los programas escolares,
donde se trata de enseñar “el materialismo dialéc­
tico de Marx concillado con la realidad mexicana
y enseñado por personas que no han leído a Marx”
(p. 609).
Lo que Cuesta afirma es que es evidente el
“carácter religioso” de la doctrina de Marx y no
entiende porqué la admite en su educación oficial
un Estado que excluye la doctrina religiosa.
Para terminar, es necesario hacer un breve
comentario respecto de estos dos autores.
En el trabajo de Vicky Lerner notamos una
estructura política que a la vez que es muy abs­
tracta, la lleva a ver el conflicto como un instru­
mento de poder sin importar “la realidad pedagó­
gica del país”. Y en Jorge Cuesta, una estructura
teórica que lo lleva a concretizar, puede ser que en
los mismos términos.
Sería interesante realizar un estudio profun­
do sobre el pensamiento político de Cuesta, por­
que, sobre su obra poética ya se ha escrito algo.4
NOTAS
1.
2.
3.
MAYO, Sebastián. La educación socialista en México. El
asalto a la Universidad Nacional Rosario, Argentina, Edito­
rial.
BEAR, 1964.
CUESTA, Jorge. “La práctica de la educación socialista” en
Poemas y Ensayos, t. IV, Ensayos 3. México, UNAM., p. 606.
LERNER, Victoria. ‘‘La educación socialista1*en Historia de
la Revolución Mexicana. México, El Colegio de México, p. 92.
4.
Sobre su poesía se encuentra el libro de Inés Arredondo, Acer­
camiento a Jorge Cuesta. México, S.EP. (Sep-setentas-Dia­
na, 317), 1982. La tesis de Louis PANABIERE (Jorge Cuesta,
trayectoria de una disidencia, Institut d’Etudes Mexicaines,
Perpignan 1980) entró a la imprenta del Fondo de Cultura
Económica en enero de 1983.
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