piedad que cada rociada de acetato de plomo en el agua acidulada

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piedad que cada rociada de acetato de plomo en el agua acidulada,
equivale á una bocanada de humo lanzada á la atmósfera. Debemos
a ñ a d i r , sin embargo, que la semejanza no es perfecta si el a g u a está
tranquila, porque nunca lo está el aire, y las corrientes deforman r á pidamente las caprichosas formas de las nubes de humo. L a semejanza llega á ser perfecta_cuaudo se arroja el humo con las necesarias precauciones.
Hé a q u í como hay que proceder para obtener por p r e c i p i t a c i ó n
q u í m i c a bellas coronas que desciendan sin deformarse hasta el fondo
de l a vasija, y permitan que se conserve por bastante tiempo la diafanidad del líquido que sirve de medio para el experimento. H a y que
valerse de una vasija grande, siendo m u y á propósito una cuba hidron e u m á t i c a de cristal, porque r e ú n e la g r a n ventaja de tener paredes
planas y por lo tanto no hay en ella deformación por refracción, como en los vasos cilindricos. L a disolución contenida en esta vasija,
conviene sea m u y débil, y bastante concentrada la del líquido que se
proyecta gota á gota. Por ú l t i m o , es preciso que esta p r o y e c c i ó n se
verifique pausadamente y desde m u y poca altura sobre el n i v e l del
liquido en l a vasija. E l mejor modo de dejar caer las gotas en buenas
condiciones es valerse de una pipeta. Conviene a d e m á s emplear sustancias tales, que el precipitado resultante sea bastante denso, para
que se deposite pronto y no enturbie el líquido. Nosotros hemos obtenido m u y buenos resultados en los anillos de cloruro mercurioso. Con
estas precauciones y un poco de ejercicio, el experimento es fácil y
lo hemos repetido muchas veces con buen éxito delante de nuestros
alumnos. No podemos fijar el grado de c o n c e n t r a c i ó n de las disoluciones, porque estos v a r í a n s e g ú n las sustancias empleadas. A d e m á s
cuanto m á s concentrada esté l a una, tanto m á s diluida d e b e r á estar la otra, pues cuando el precipitado es demasiado espeso no se
forman anillos. L a disolución que haya de servir de medio para la
producción del f e n ó m e n o , es decir, la de la vasija, debe ser la menos
concentrada, por razones de e c o n o m í a y menor densidad. E l mejor
medio de cerciorarse de que las disoluciones e s t á n en el punto debido, es hacer previamente algunos tanteos en una copa.
Veamos ahora el modo de producir aureolas de humo.
H a b í a m o s observado hacia tiempo que el humo desprendido d i rectamente de un cigarrillo de papel (no el arrojado por la boca ó las
fosas nasales) formaba á veces coronas m á s ó menos imperfectas y
hasta alguna rara vez llegamos á producirlas de intento. Este hecho
nos movió á ensayar algunos experimentos para investigar las condiciones de p r o d u c c i ó n del f e n ó m e n o y su verdadera causa, A l efecto estudiamos detenidamente la formación de los anillos de h i d r ó g e -
Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Revista del Ateneo Científico, Literario y Artístico. 8/6/1878.
no fosforado é hicimos, aunque con escaso éxito, regular n ú m e r o de
experimentos con humo de tabaco desprendido en la cuba hidroneum á t i c a , ó inyectado en bolitas de j a b ó n . Ocupados en asuntos de mayor urgencia é i n t e r é s , abandonamos estos trabajos, no sin propósito de reanudarlos cuando t u v i é s e m o s mayores ocios. Una circunstancia, sin embargo, nos hizo ocuparnos m u y pronto nuevamente del
asunto.
Hojcñbüiiio.s con interés la ú l t i m a edición de l a obra de Física alemana de Kisenlohr. cuando vimos con sorpresa y satisfacción tratado
el asunto y resuelto el problema de la p r o d u c c i ó n de anillos, con h u mo de tabaco precisamente. El aparato que con esto objeto describe
el mencionado autor, se parece mucho en su forma á la balanza de
torsión para estudiar las atracciones y repulsiones eléctricas. L a gran
vasija cilindrica inferior, tiene por objeto proporcionar á los anillos
una a t m ó s f e r a ó medio ambiente perfectamente en reposo y el c i l i n dro superior, de corto d i á m e t r o , es el destinado ¿ contener y dar salida al humo por su parte inferior. A l efecto está cerrado por este
extremo con una cartulina taladrada en su centro y está cubierto en
la parte superior por una membrana tensa. Dando ligeros golpes
sobre esta, se desprenden por el orificio inferior, anillos de humo,
que bajan hasta el fondo de la vasija grande.
Nos apresuramos á practicar el experimento y lo repetimos en
presencia de nuestros alumnos con el aparato simplificado, dejando
caer los anillos desde un cilindrito de cartulina que t e n í a m o s en la
mano, al interior de un vaso de precipitados. Y con objeto de que la
a n a l o g í a de f e n ó m e n o s se presentase por si sola á su mente y dejase
indeleble huella, dejamos caer en seguida y como accidentalmente,
algunas gotas de ácido clorhídrico en otro \aso de precipitados lleno de nitrato de mercurio m u y diluido que, como residuo de la obt e n c i ó n del bióxido de n i t r ó g e n o , h a b í a m o s conservado de intento;
observamos con satisfacción un movimiento de espontánea sorpresa
de los alumnos, al ver pradue.ir.se y descender los anillos líquidos
exactamente del mismo modo que acababan de presenciar en los gaseosos.
Eisenlohr explica el hecho como simple fenómeno de cohesión,
mejor dicho, adherencia entre el humo y los bordes del orificio, explicación que no nos satisfizo por completo. Nosotros vimos a d e m á s
un efecto complejo del rozamiento en las paredes, empuje en el
eje y e x p a n s i ó n del gas á l a salida, lo que dá perfectamente cuenta
de la especie de rotación de la faja gaseosa sobre sí misma. Jira consecuencia ineludible de esta explicación, que toda corriente de humo,
lanzada á intervalos y mediante impulsos repentinos por un tubo,
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