LA ECONOMÍA Y LA CONTABILIDAD VISTA A TRAVÉS DE LA ORDEN TEMPLARIA Monagas Dulce & Véliz Carlos Universidad De Los Andes (ULA) Mérida-Venezuela 1 No hay duda de que la Orden del Temple se identifica con las Cruzadas, cronológicamente nace con la Primera Cruzada y se disuelve cuando se torna imposible el proyecto de la última. A pesar de que la Orden fue oficialmente proscripta y disuelta tengamos muy en cuenta que nunca fue condenada por la misma Iglesia Católica y hoy día, ante la incontestable prueba del Acta Vaticana que la absuelve de todos los cargos imputados en su infame proceso, no podemos negar que vuelven a tomar vigencia muchas de sus motivaciones, aportes a la civilización y al progreso de la humanidad en su más amplio sentido. Cuando se encara el estudio o al menos se trata de conocer e interpretar a la Orden del Temple encontramos bien definidos cuatro planos: El religioso El histórico-militar El económico-financiero El esotérico o los misterios De los dos primeros y del cuarto, se han ocupado y se siguen ocupando cientos de eruditos autores e investigadores de diversos países, algunos serios otros no tanto, algunos manifiestamente parciales otros con cierta objetividad. La presente investigación solo abordará los aspectos económicos y financieros que rodearon la actividad de nuestra querida Orden del Temple en los increíbles 200 años de existencia que podemos denominar "oficial". Como todo estudio de los Templarios, siempre se va a encontrar con un terrible vacío de documentación; muchos de estos testimonios escritos desaparecieron o fueron destruidos. Muchos hechos y acontecimientos difícilmente puedan demostrarse con documentación fehaciente, sería por casualidad que se pudieran encontrar documentos secretos y menos los que jamás se hicieron públicos, sobre todo aquellos que los Templarios hubieran escrito para manifestar intenciones o planes de gran envergadura. Es por ello que debemos basarnos en la realización de pequeños trabajos, recorriendo ingente bibliografía, haciendo un seguimiento muy parecido al de Sherlock Holmes y sacando conclusiones 1 Fue fundada el 12 de Junio de 1.118 en el Castillo de Arginy por Hugo de Payns y ocho compañeros, a iniciativa de Bernardo de Fontaine, llamado de Clairvaux (San Bernardo), se esclarece en Tierra Santa y en Europa la Milicia de los Pobres Caballeros del Christo y del Templo de Salomón, en los combates y en la paz civil de las encomiendas, para gloria de Dios. Su divisa era y sigue siendo "Non nobis Domine, non nobis sed nomini tuo da gloriam" (No para nosotros Señor, no para nosotros, sino para gloria de tu nombre, resumido en "Nada para nosotros") basándonos en indicios y deducciones. Y muchas veces, también como en el caso de este personaje, nos pasa de tener la solución a la vista y nos perdemos en lo más simple o evidente. También es interesante acotar que, cuando se emprende una investigación que afecta hechos históricos o del pasado de la humanidad, no siempre los temas estrictamente históricos o quienes son los eruditos en esta materia, son los que pueden abrirnos los ojos de lo que realmente sucedió y por qué. Muy a menudo la Historia necesita reunir otros conocimientos, otras disciplinas, a veces muy ajenas a la misma Historia, para sacar conclusiones y establecer verdades que por sí sola, la Historia no podría llegar a desentrañar. Mucho se ha hablado y escrito aseverando que los Templarios fueron artífices de su propia decadencia al olvidar sus famosas Reglas y su objetivo primordial de la defensa de Tierra Santa, y fueron víctimas de su codicia y de un manejo interesado de sus inmensas riquezas. Es evidente que si es difícil aceptar el concepto monjes-soldados con la aparente contradicción de sus términos, imagínense como deberíamos pensar en monjes -banqueros. Pero si tenemos en cuenta sus objetivos primigenios, sembrados por el gran visionario que fue Bernardo de Clarval, nos damos cuenta que a la luz de conceptos modernos de civilización, progreso y cultura, resulta totalmente lógico y necesario alcanzar el poder económico, pero no como un poder más, agregándolo al militar, sino más bien como una herramienta indispensable para el cumplimiento de un objetivo. La tradición celta, sin duda, influenció en gran medida, en la creación de la Orden. San Bernardo y sus más cercanos colaboradores, el abad Suger de Saint Denis en Paris, el Abad Pedro el venerable de Cluny, San Esteban de Harding del Cister, el propio Hugo de Payns crearon la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo, con objetivos que podemos llamar metafísicos o religiosos, y una pantalla de sus actividades proclamándose como la fuerza militar que los hacía consituirse en los artífices de la protección de los peregrinos en Tierra Santa y defensores de los Santos Lugares. Los Templarios eran maestros para aplicar la táctica del tero, poner el huevo en el nido y cantar lejos 2 de él para despistar a sus enemigos. En muchos escritos del Cister , su joven abad proclamaba la necesidad de que la humanidad estuvieras organizada para que los hombres cumplieran sus objetivos materiales y espirituales. San Bernardo pregonaba que una organización política de la civilización debía tener como objetivos básicos tres elementos: 1. Garantizar pan, o comida a sus componentes 2 La Orden del Císter, o abreviadamente el Císter, es una orden religiosa fundada por Roberto de Molesme en 1098. Debe su nombre al de la abadía francesa de Cîteaux en que se originó (la antigua Cistercium romana, localidad próxima a Dijon). Se les llamó en la Edad Media los monjes blancos, por el color de su hábito, en oposición a los monjes negros, que eran los benedictinos. 2. Aplicar el conocimiento para obtener las mejores herramientas 3. Garantizar la circulación del conocimiento, los bienes y los hombres. En una palabra manejar los medios de comunicación.(Caminos y mares) A estos conceptos se le debía agregar que los que ejercían el poder debían ser responsables de la seguridad y la aplicación de justicia. A su vez debía existir una fuerza compuesta por un ejercito poderoso, rica en los aspectos materiales, pero con una salvedad; ésta debía ser manejada por gente desinteresada en sí misma, protegiendo toda actividad humana. Hacía hincapié también, en que esta concepción de civilización debía tener como pilares la espiritualidad y el conocimiento. Entre otras cosas se afirmaba que sin lo espiritual, el trabajo no es más que un reflejo condicionado y lo intelectual memoria aplicada. La tradición celta, inspiradora de algunos conceptos anteriores, daba fundamental importancia al poder sobre las vías de comunicación como propiciadora de cualquier acción civilizadora. Las vías romanas eran militares, las de los galos eran comerciales, los Templarios llegaron a ejercer un control y vigilancia sobre las vías de comunicación del mundo conocido en ese entonces. No había nada escrito ni oficial al respecto, simplemente imponían su presencia e idoneidad, sin duda obedecían a una orden superior. Lo que más sorprende del accionar templario es la firmeza de sus designios, la continuidad de su acción y la habilidad y pragmatismo para utilizar los mejores medios en el momento más oportuno. Para nuestros conceptos actuales sobre el capitalismo lo que más llamaría la atención es la gran creación templaria: el Banco Nacional o el Gran Banco como institución (el nombre de sucursal fue inventado en esa época y se utilizaba para designar una sub-comandería.) Lo ingenioso del Temple, fue la utilización de un banco como una importantísima y fundamental herramienta de desarrollo económico comercial, no como una institución con fin de lucro o riqueza en sí misma. Si pensamos que Hugo de Payns fue el mismísimo fundador de las Casas de Londres y Paris, que se construyeron teniendo en cuenta una arquitectura de fortaleza, en medio de importantes vías de comunicación, en ese momento muy cercano a la génesis de la Orden: ¿A qué objetivo militar obedecía la creación de ambas importantes encomiendas? ¿Qué necesidad había de emplazar tan importantes construcciones fortificadas, cuando se estaba lejos de los frentes militares? ¿Por qué construyeron el imponente castillo del Temple de Paris con su famosa torre, en medio de la ciudad? Ni siquiera el rey tenía algo parecido. Cuando Hugo de Payns la funda, ni siquiera se había comenzado la recaudación de las importantes donaciones que luego llovieron sobre la Orden; todavía no se había desarrollado la actividad bancaria y financiera. Sin embargo ya se constituían Londres y Paris como los dos más importantes centros de la actividad financiera y se pensaba en la creación de estas dos Casas Bancarias como casas matrices de la actividad. No es razonable pensar que ya se tenía claro el proyecto de llegar a una especie de hegemonía económica mediante la creación de una gran empresa multinacional apuntalada por una poderosa banca? Irrumpen también con una novedosa operatoria del manejo de la riqueza. Todos los grandes señores, príncipes y reyes de la época, estiman que la base de la potencia económica de sus estados está en el atesoramiento de metálico, oro o plata, en lingotes y monedas, es decir se es más rico o más pobre evaluando la presencia física de oro y la plata en sus arcas. Los Templarios ponen en práctica una novedosa teoría, las riquezas se potencian con inversiones, con su movilidad; ellos aligeran el peso del metal, le dan alas, ponen en práctica algo que hoy día es totalmente normal en las grandes empresas: no hay que dejar dinero inmovilizado en caja. El secreto del poder y la riqueza de la Orden está en una gran innovación: ponen en marcha y crean el crédito. Los Templarios concibieron la Banca tal como hoy en día funcionan los modernos sistemas bancarios: toman depósitos y se emiten papeles (Letras y cheques) para evitar el movimiento de metálico, llevan fondos de donde sobran hacia donde faltan. Y a todo ese circuito le dan confiabilidad y eficiencia. El Temple es la caja fuerte de todos. En Paris, Londres o Jerusalem los objetos de valor, el metálico, los documentos importantes son confiados a sus monjes, ganan la confianza de los soberanos. Muchos de ellos, se transforman en los ministros de hacienda de reyes. Los templarios les enseñan a hacer fructificar sus depósitos, desarrollan una ciencia del dinero que no tuvo parangón en su época. Compiten con lombardos y judíos, pero por su rectitud, eficiencia y honestidad los suplen con ventaja. Muchos autores le asignan un papel secundario a la actividad templaria en el plano financiero, además la toman como causante de su decadencia y del abandono de los objetivos primordiales fijados en sus Reglas originales. Pero una vez más, creo que nos equivocamos y subestimamos a la Orden. Esta operación, para el templarismo, es una de las más importantes herramientas y principal eje de una superior misión civilizadora. Conceptualmente San Bernardo afirmaba que ninguna obra civilizadora podía desarrollarse sin tener seguridad en el intercambio, y que éste debía hacerse en todos los niveles y al alcance de todos los involucrados. Este intercambio generalizado se debía llevar a cabo con honestidad, seguridad en los registros contables y administración, con continuidad en el tiempo, con reglas claras conocidas por todos. Había de aplicarse por igual a reyes y pequeños comerciantes, y servir para capitales chicos o grandes, y ser brindado por una institución , no cabía duda de que la única que podía llevar adelante tan ambiciosa operatoria era el Temple. Todo estaba contenido en las Reglas inspiradas por San Bernardo: la Orden debía ostentar el poder, pero ninguno de sus componentes caballeros podía sacar ventajas personales de ello. No hay duda de que la actividad del Temple en Occidente, mucho más financiera que militar, tenía objetivos que sobrepasaban sobradamente, si tenemos en cuenta sus resultados, las necesidades militares y estratégicas de Tierra Santa. Como se explicó en los párrafos anteriores, el propio Hugo de Pyens dejó en marcha los dos centros financieros más importantes (Londres y Paris) y dejó a sus espaldas al procurador de la Orden Hugo Rigaud, verdadero cerebro de la organización administrativa financiera. Tan mal no les fue. ¿Quién duda de que hoy día, ambas ciudades no sigan siendo, dos de los centros principales de la economía mundial? El propósito de este trabajo es mostrar los aspectos económico- financieros de la Orden del Temple. Como esta actividad se desarrolló principalmente en Europa Occidental, nos ocuparemos de la organización templaria de este continente y no nos detendremos en la organización de la Milicia 3 Templi en los reinos cristianos de Ultramar, que es bien conocida por todos. No existe ninguna duda de que los Templarios de Tierra Santa no hubieran existido ni hubieran podido realizar su misión sin los Templarios de la retaguardia, los que actuaban y trabajaban en Europa. Unos eran la punta de la lanza los otros eran el asta que les proveía de hombres, armas, caballos, pertrechos, comida y fundamentalmente: el dinero. Para ambos grupos regía la misma Regla, utilizaban la misma vestimenta, efectuaban las mismas oraciones, tenían los mismos derechos y obligaciones y obedecían a un único Maestre, pero, evidentemente, las varias ramas de la Orden desarrollaron diferentes actividades y habilidades según la región en que estaban implantadas. Una vez más el Temple demuestra su gran versatilidad y pragmatismo. Por ejemplo: el Caballero Templario que cumplía tareas en España, no debía desarrollar las mismas actividades que en Francia, Italia o Inglaterra. Inglaterra, Francia y España eran las tres regiones más importantes de Occidente e importantes para la Orden., éstas eran sus depósitos, sus graneros y sus arsenales. En cada una la Orden encontró una acogida más que favorable; desde sus más tempranos días recibió donaciones, tierras, edificios, hombres. Para 1291 tenían diferentes características. Cada una de estas tres provincias (Francia, Inglaterra y España) tuvieron distintivas funciones dentro de la Orden y más importantes aún si tenemos en cuentas las disímiles relaciones con los soberanos en cuyos reinos actuaban. En todas la Orden poseía y administraba grandes extensiones de tierra. Inglaterra se asemejaba a un puñado de arena que se hubiera distribuido por su territorio, donde cada grano representaba una granja o un castillo. En Francia en cambio, 9000 factorías y encomiendas cubrían todas las rutas de su actual territorio. En España, donde no era fundamental la producción 3 La Milicia Templi aparece entre los siglos XI y XII cuando el monje cisterciense San Bernardo de Claraval (Clairvaux), predicador de la segunda cruzada, hablando sobre la Orden del Temple, dijo:"Esta nueva milicia lucha sin descanso combatiendo en un doble frente: contra los hombres de carne y hueso, y contra las fuerzas espirituales del mal sino la lucha contra los moros, solo en Aragón había 38 castillos fortificados enclavados y dominando señorías completas. Además administraban y cuidaban más de 120 pueblos pequeños. HERRAMIENTAS FINANCIERAS, ECONÓIMICAS Y CONTABLES Hemos visto que los Templarios fueron los primeros banqueros de Europa en los tiempos donde la usura, los préstamos de dinero por interés estaban prohibidos por la Iglesia. Sin embargo, existían prestamistas en este período medieval, y en algunas regiones donde no existía antisemitismo, la comunidad judía que habitaba en algunos estados europeos, ofrecía este servicio a la comunidad, siendo utilizado inclusive por reyes y señores feudales. ¿Qué hacía la diferencia a favor de los Templarios? Era primordialmente la ausencia de usura, la transparencia y lo completo de su servicio operativo. Todo ello se puede ver a través del siguiente ejemplo: era posible depositar una suma de dinero en la encomienda de Paris, en una cuenta cifrada discreta, detallando exactamente donde se desearía cobrar esa suma, en qué moneda de otro lugar y en qué momento. Todo este servicio se brindaba a cambio del pago de un honorario razonable. Los Templarios eran los que ofrecían tal posibilidad, funcionaban como un Banco y una Casa de Cambio simultáneamente; todo en una institución. Las ventajas del sistema eran evidentes, se obviaban los peligros de los viajes y se tenía certeza y transparencia en la operatoria de los diferentes tipos de cambio, con valores de distintas monedas muy difíciles de equiparar entre sí (Cotizaciones actualizadas).Esta sola tarea ya era considerada admirable en la época. Se cree que los Templarios tenían un patrón propio de moneda, que sólo ellos manejaban. Una especie de moneda de consolidación, que le permitía evaluar las mejores oportunidades, aprovechando las diferentes circunstancias de cada región, fueron pioneros en el aprovechamiento de la "globalización" de los negocios. El Temple de Londres era la plaza favorita para tomar estas decisiones financieras Además, gracias a los sistemas de movimientos de fondos, los Templarios eran prestamistas de dinero en gran escala (Se cree que una de las razones de Felipe el Hermoso para ponerse en contra de los Templarios y gestar su eliminación, fue el ser deudor de la Orden por fuertes sumas en oro y plata). Las primeras conclusiones que surgen al estudiar este tipo de servicios dado por los Templarios y sus encomiendas, es que funcionaba una verdadera red de distribución de dinero, en diferentes monedas y formas (algo así como lo que hoy día llamaríamos un sistema de "clearing") Se emitían regularmente estados de cuentas consolidados, tanto para los clientes como para las casas templarias entre sí, balances por encomienda, gestiones de créditos y cobranzas, informes de unos a otros de los distintos saldos de cuenta, e informes de resultados entre las grandes ciudades de Europa medieval que formaban parte de las diversas provincias y capítulos. Eran realmente precursores de un sistema de inversiones. Lo común entre los grandes señores y príncipes era que el metálico que provenía de las recaudaciones de impuestos, y que sobraba de algún gasto directo, se atesorara en grandes cofres en un oscuro sótano de un bien protegido castillo; lo esencial era su atesoramiento físico en metales (monedas y lingotes) y piedras preciosas. Los señores medievales eran poderosos pero mal educados y rústicos, los Templarios eran totalmente distintos, el manejo de sus riquezas se parecía mucho más a las actuales empresas multinacionales. Una multimillonaria empresa actual raramente mantenga un saldo importante en dinero efectivo, lo que dice vulgarmente saldo de caja; por el contrario, es un signo de mala administración tener inmovilizado dinero contante. Pues bien, este concepto básico de economía moderna, era manejado perfectamente por los ingeniosos e inteligentes Templarios. Sus riquezas: la propia y la de terceros, administradas por ellos, se encontraban en permanente movimiento, llevándolas de un mercado de abundancia a otro de escasez, aprovechando oportunidades de inversión (lo que hoy llamaríamos funciones de "brockers", inversores) buscando siempre el mejor rendimiento. Compraban tierras, las hacían progresar (desarrolladores), desmotaban bosques, construían molinos, puentes, curtiembres, rutas a peaje, cobraban regalías en ferias, almacenaban mercaderías propias y de terceros. Acumulaban riquezas con más ganancias, hacían compras globalizadas para sus posesiones de ultramar en Tierra Santa, abasteciendo sus encomiendas/factorías y tropas. Lo curioso de todo esto es que todo este movimiento financiero los ejecutaba personal que no recibía paga por ello. Simplemente era un deber de cumplimiento de los objetivos de la Orden, pero, como vemos, con un alto grado de eficiencia, transparencia y honestidad. Si comparamos un sistema bancario actual con el de los Templarios, no hay duda de su similitud; eran unos verdaderos adelantados de su tiempo. Otro concepto moderno que manejaba muy bien era el de las garantías en conjunción con un buen sistema de información en cuanto a solvencia de sus deudores. Los Templarios concibieron la Banca tal como hoy en día funciona, tomaron depósitos, emitieron cheques o notas pagables a la vista, cobrando una razonable y mínima comisión de corretaje. Es imposible descubrir con los reportes financieros de la época un solo acto de usura o de mala fe en las operaciones efectuadas en este sentido por nuestros monjes-caballeros, ahora devenidos en monjes-banqueros. La sustitución del metálico por papel que los representa, puesta a circular ampliamente, no fue un invento de los judíos sino, algo totalmente original de los Templarios. Príncipes, barones, nobles, burgueses y mercaderes depositaban sus riquezas en sus sitios inviolables, con la facilidad de retirar parte de ellos a su voluntad y mediante letras o cheques cobrables en cualquier comandería templaria diseminadas por todo el mundo conocido. Estas letras son como plata contante y sonante. El sello de la Orden en un pergamino es garantía suficiente hasta para el más desconfiado. La gratuitidad de los servicios era aparente. La usura es anticristiana y está prohibida, por lo tanto los Templarios no la empleaban, pero existían otras maneras de percibir beneficios: la comisión, los corretajes, las hipotecas, rentas nominales que se transformaban en reales, dejando beneficios para la Orden. Las órdenes se transmitían en forma codificadas; se cumplían y se destruían, por ello no quedaron muchos antecedentes al respecto, más aún luego de su caída en Francia en octubre de 1307, el Temple no llevaba "oficialmente" registros de sus transacciones. Eran conocidas sólo por un nivel de iniciados y estos no rendían cuentas a nadie, pero no había dudas que las decisiones pasaban por el más alto nivel y se tomaban uniformemente en toda la Orden, sin importar el lugar donde se llevara a cabo la operatoria. Los préstamos que hacían dieron lugar a la creación de dos tipos de contratos: mort-gage (prenda muerta) donde el que pedía un préstamo cedía la nuda propiedad del inmueble hasta que el prestamista recibía la devolución de la deuda.(Hipotecas) vief-gage (prenda viva) donde a cuenta de una suma de dinero se cedía el usufructo del bien también aquí hasta el momento de la amortización del préstamo. (Prendas flotantes) A pesar de estas "garantías" las mayor parte de las veces los bienes afectados terminaban como propiedad total y definitiva de los Templarios. Cuando se actuaba en garantías o fianzas, los Templarios siempre actuaban por la Orden, eran demasiado avispados y celosos de las consecuencias que les podía acarrear en caso de no estar bien seguros en lo que hacían y a quién le daban la garantía. La precaución especial que tomaban era la denominada "la courtoise" (traducida sería "la cortez) que era el embargo inmediato de cualquier valor que poseyera el incumplidor. Otra creación templaria, fue la cláusula penal: cuando no se pagaba una deuda a su vencimiento se debía pagar un suplemento como compensación, además ofrecían el "servicio" y los medios para hacerla cumplir. Banqueros de avanzada para su época, también ofrecían garantías a compromisos que efectuaban algunos de sus encumbrados clientes. Cuando San Luis proyectó casar a su hijo con la hija del rey de Castilla, los Templarios fueron garantes del pago de la dote. Si la pareja real de Castilla, todavía con posibilidades de engendrar hijos, hubiera tenido un hijo varón, con lo cual la heredera dejaría de serlo, le debía entonces al rey de Francia una suma cercana a los 30.000 marcos de plata garantizados por los Templarios. Bancos de depósitos, banco de préstamos, banco de negocios, casa de empeño, el Temple ponía en práctica medios de pagos modernos. Descubren e inventan el concepto de la intangibilidad de la moneda, sus diferentes cotizaciones y el giro contra cuentas de números. El trafico del Rey de Inglaterra a sus posesiones en lo que es hoy Francia, se hacen todas a través del Temple. Los fondos que se mueven bajo la bandera del Temple están asegurados, nunca serán atacados ni navíos ni carruajes, ni siquiera por los soberanos cuyos territorios atraviesan. Los principales clientes del Temple, que tendrán cuentas a su nombre serán los papas Gregorio IX, Honorio III, Gregorio X, Honorio IV, Martín IV, Inocente III, IV; los reyes de Inglaterra Enrique II, Ricardo Corazón de León, Juan sin Tierra,; los reyes de Francia Luis VII, Felipe Augusto, Luis VIII, San Luis, Felipe (dos), la reina Blanca de Castilla, los condes de Poitiers, Charles d´Anjou, Roberto d´Artois, todos los hijos de San Luis, el Duque de Borgoña, Juana de Navarra. Fueron tesoreros del rey de Nápoles, Jaime I de Aragón. Los mismos musulmanes de los territorios de Ultramar confiaban sus dineros al Temple, por miedo a que los avatares de la guerra los obligaran a aliarse a los cristianos. La Orden también se encarga de aquellas obligaciones de clientes que tienen que hacer pagos periódicos. Los templarios eran también depositarios de los patrones de pesos y medidas. Los contables del Temple igualaban a los banqueros lombardos, genoveses y judíos en astucia y conocimiento, pero le añadían la honestidad y la probidad que éstos no tenían. El tesorero del Temple era el consejero financiero de los reyes de Francia e Inglaterra, cuando justamente éstos, no tenían ni la gente ni los medios para crear sistemas administrativos propios. Eran depositarios del Tesoro real; es decir manejaban la recaudación de impuestos. Cuando el rey pedía contribuciones especiales o extraordinarias generalmente se las encargaba a los Templarios, lo curioso es que la mayoría de las veces recaudaban impuestos y/o contribuciones de los cuales ellos mismos estaban exentos. Los importantes fondos que manejaban les permitían adelantar plata o financiar a los mismos reyes en complejas operaciones de finanzas públicas, operaciones éstas que seguían aumentado la fortuna y el poder de la Orden. El personaje más conocido y honrado en Paris era el hermano encargado de las funciones de tesorería debido a sus contactos con el Rey y sus ministros. En el Temple también funcionaban una especie de ventanillas abiertas al público donde éste hacia sus depósitos, se pagaban las rentas y pensiones reales a sus beneficiarios. Cada uno de los cajeros llevaba su propia contabilidad y en diferentes monedas, al cierre se hacía la relación de las operaciones. En cuanto a las rentas de los dominios templarios, todos los priores o comendadores debían depositar los excedentes de sus explotaciones en forma y fecha regulares, se hacían auditorias y controles periódicos para el fiel cumplimiento de estas obligaciones. Con respecto a los depósitos de grandes señores y príncipes, comerciantes, mercaderes y peregrinos, se trataban por igual no importando cuán elevada o pequeña fuese la suma involucrada. Cuando uno de estos clientes depositaba dinero o metálico se le abría una especie de cuenta corriente, se le ponía ciertas condiciones de reembolso, en qué tipo de moneda y en qué lugar se debían efectuar éstos etc. También a los Templarios se les confiaba el cobro de rentas y su reinversión, ejecuciones de contratos y reembolsos de deudas. La originalidad de los templarios radicaba en imitar a los banqueros italianos en cuanto a dar movilidad y posibilidades de reinversión a los fondos a ellos confiados pero le agregaban respaldo, habilidad y rectitud que la Orden garantizaba a sus clientes. Se hacían lo que hoy se conoce por balances tres veces al año; en la Ascensión, en el día de todos los Santos y en la fiesta de purificación de la Virgen. La clientela establecía cartas de pago que por su escueta y tajante redacción fueron los antecesores de nuestros "cheques", éstos eran a la vista, con identificación o no del beneficiario y pagable en diferentes lugares; se podían girar sumas de dinero de una encomienda a otra. Los que tenían cuentas en los Templarios podían hacer traspasos de una cuenta a otra mediante escrituras, sin movimientos reales de fondos. Adoptaron los principios de la partida doble en su contabilidad, los propios administradores de las encomiendas actuaban como notarios públicos, daban fe de actos entre terceros. Si bien la usura o interés estaban prohibidos, se cobraban algunas veces sumas de dinero al entregar la suma original (mayor deuda inicial) pero por conveniencia, algunas veces los Templarios, prestaban sin interés a reyes y señores. Eran extremadamente prudentes en los préstamos, generalmente existía una garantía que como mínimo cubría el importe del préstamo. Existían cláusulas punitorias o multas en caso de incumplimiento. También se les encomendaba la custodia de bienes en espera de ejecución. La Orden del Temple se fue convirtiendo prácticamente, en forma natural, en un poderoso emporio económico-financiero y en la primera mitad del Siglo XII en un eficiente sistema financiero internacional, el más importante de su tiempo. Todo el mundo busca en un sistema financiero la seguridad. Seguridad en el buen fin de las transacciones, garantizada por una firma multinacional por encima de los gobiernos. Sólo reconocían la autoridad del Papa, todos requisitos que cumplía el Temple, agregándole el carácter inexpugnable que tenían sus castillos y establecimientos, y fundamentalmente la solvencia absoluta que demostraron siempre, hasta el fin, sus administradores. BIBLIOGRAFÍA: SUAREZ FERNANDEZ, Jerusalem entre la realidad y el mito en la Edad Media. P. ROUSSET, Les origines et les caractères de la première croisade. Neuchâtel 1945. 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