exploración y producción de hidrocarburos - Yo, Industria

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EXPLORACIÓN Y PRODUCCIÓN DE
HIDROCARBUROS
SECRETARÍA DE SALUD LABORAL Y MEDIO AMBIENTE
Departamento de Medio Ambiente
(Grupo Técnico de Hidrocarburos)
MARZO 2014
En el contexto actual de cambios tecnológicos y un considerable incremento de la
competencia mundial, no podemos pasar por alto nuestra responsabilidad a la hora de dar
respuestas coherentes e innovadoras en los aspectos económicos,
sociales y
medioambientales, que favorezcan el cambio en el modelo de crecimiento económico a
través de un desarrollo sostenible.
Actualmente, los hidrocarburos se sitúan en el centro de un intenso debate social y
científico, aunque de forma más activa los hidrocarburos no convencionales. Dicho debate
es abordado casi únicamente por sus aspectos ambientales y descontextualizando el mismo
de otros elementos que les son consustanciales: dependencia y eficiencia energética, costes,
competitividad, desarrollo económico e impacto económico, etc.
Con el presente documento, la Secretaría de Salud Laboral y Medio Ambiente pretende
aportar elementos de reflexión a dicho debate en el ámbito sindical, con la
contextualización, mínima pero imprescindible, para una mejor comprensión de los datos y
propuestas que se aportan.
Pretendemos articular una propuesta de trabajo con la que a través de un proceso abierto y
participativo, seamos capaces de diseñar estrategias y alternativas que den respuesta a
nuevas realidades a través del análisis, el debate y consenso en sectores claves de nuestra
economía como pueden ser los Hidrocarburos no convencionales.
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INDICE
El petróleo en el contexto económico e internacional actual
4
Dependencia energética
4
Eficiencia energética
7
Recursos no convencionales y fractura hidráulica
8
Propuestas para un debate sindical sobre la explotación del Gas No Convencional
19
Bibliografía
21
Anexos:
Declaración conjunta de los agentes sociales del Sector Químico
22
Resolución aprobada por la Comisión Ejecutiva Confederal
24
3
EL PETROLEO EN EL CONTEXTO ECONÓMICO E INTERNACIONAL
ACTUAL
La disponibilidad de energía accesible y barata es indispensable para el mantenimiento y
desarrollo de la economía mundial y de la sociedad moderna. El petróleo es, a ambas, lo
que el sistema circulatorio al cuerpo humano: mediante una red de venas, arterias y
capilaridades nutre y alimenta a todo el organismo. Sin embargo, hay, en relación al
petróleo, una evidencia universal: no es infinito. Y de hecho, la comunidad científica lleva
decenios enzarzada en polémicas y conjeturas sobre en qué momento se alcanzará el cenit
del petróleo (entendiendo por tal el punto aquel en el cual su extracción alcanza un
máximo a partir del cual empieza su descenso definitivo) situándose el abanico de
opciones, de forma mayoritaria, entre los años 2010 y 2030.
No resultará fácil predecir con exactitud la fecha (al no disponerse de datos
suficientemente claros, fiables y libres de intereses) y, seguramente, tampoco sea
determinante la misma salvo para establecer estrategias de transición y adaptación a una
nueva economía.
Es evidente que no es que nos estemos quedando sin petróleo sino que nos estamos
quedando sin el petróleo de fácil obtención y buen precio. Pese a ello, la demanda mundial
de petróleo se encuentra en una escalada ascendente como consecuencia de la
incorporación progresiva al tren del desarrollo de China, Asia, India y Brasil,
principalmente, y a una velocidad jamás antes vista. Y sin embargo, esas aspiraciones
chocan con la capacidad real de producción de petróleo mundial. Para atender esas
expectativas la producción mundial de petróleo debería incrementarse, durante los
próximos 20 años, en al menos un 1,3% anual de forma constante y sostenida para atender
un supuesto aumento de la demanda mundial de petróleo de casi un 50%. Lo que debería
incrementar la actual producción de 86 millones de barriles diarios a más de 118 millones
de barriles al día.
Ante este hecho, existen estrategias e iniciativas en marcha, tan diversas como los propios
agentes que operan en el escenario mundial de la energía y de la obtención de materias
primas básicas (gobiernos, investigadores, compañías petrolíferas, etc.) con resultados
igualmente diversos de búsquedas de soluciones: reordenación geoestratégica de la
política internacional, energías alternativas, ahorro energético, química sostenible,
recursos fósiles no convencionales, etc.
En cualquier caso, dada nuestra elevadísima dependencia energética como país, la
reducción de esa misma dependencia pasa a adquirir carácter estratégico, tanto más
importante, si cabe, en la perspectiva de la salida a la actual crisis sistémica que vivimos.
1) DEPENDENCIA ENERGÉTICA
A la hora de abordar la exploración y explotación nacional de hidrocarburos
convencionales y no convencionales es preciso relacionar la necesidad de los mismos con
el nivel de dependencia energética y/o, en su caso, vulnerabilidad estratégica y económica
como país, ya que se trata de un indicador de la mayor relevancia en términos de
sostenibilidad y de seguridad de suministro, especialmente en España, que importa
recursos fósiles con gran volatilidad en los precios y agotables a largo plazo.
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Llama la atención que el grado de dependencia energética de España, que expresa la
relación entre las necesidades de consumo y lo que se importa del exterior, ha
permanecido estable durante las tres últimas décadas en el entorno del 77%, según los
datos del Ministerio de Industria, elaborados con criterios metodológicos de la Agencia
Internacional de la Energía.
El hecho de que el grado de autoabastecimiento de energía primaria se haya anclado, por
tanto, más o menos en el 23% (a excepción del año 2010 que alcanzó el 26,1%,
situándose el grado de dependencia energética en el 73,9%.) ha de entenderse por el
hecho de que las compras de petróleo han retrocedido en un contexto internacional de
consumos crecientes. Fuente CORES.
No obstante, es preciso reseñar que el factor que más ha contribuido al mantenimiento
de la dependencia energética de España ha sido el fuerte incremento de las compras al
exterior de gas natural, que en 1980 suponía un escaso 2,3% del consumo total y en
2009 se situaba en el 23.8 %. España cuenta con una producción muy escasa de gas
natural, casi todo lo que consume debe importarlo. Siendo constatable el importante
incremento del grado de dependencia de España respecto a esta fuente de energía
también, lo que ha producido una fuerte diversificación en cuanto a los países
proveedores.
Fuente: CORES. Boletín estadístico de Hidrocarburos. Enero 2012.
Mientras que en 1997, el 70% del gas que compraba España procedía de Argelia,
actualmente ese porcentaje ha bajado a menos de la mitad, diversificándose las compras
en favor de otros países, como Nigeria, Qatar, Trinidad y Tobago, etc., lo que evita que
en caso de inestabilidad política grave (considérense los procesos de cambio abiertos en
el norte de África, por ejemplo) el suministro de gas a España se vea amenazado.
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Importaciones de Gas Natural por
áreas geográficas y países
Fuente: CORES. Boletín Estadístico de Hidrocarburos. Enero 2012
En el caso del crudo, lo que se ha producido es una reordenación sujeta a drásticas
variaciones en el contexto político internacional de los países vendedores.
Importaciones de Crudo por áreas
geográficas y países
Fuente: CORES. Boletín Estadístico de Hidrocarburos. Enero 2012
En la comparación con el resto de países de la UE, España sale malparada por sus
elevadas compras al exterior. Según los últimos datos de Eurostat, España es una de las
naciones que más importa –cerca del 75%, lo que supone 24 puntos más que la media
europea-. Por encima de ese nivel tan solo figuran Malta, Chipre, Lituania,
Luxemburgo, Portugal, Italia o Irlanda. Además, la Comisión Europea se muestra
pesimista respecto a la reducción de la dependencia española, ya que estima que el
porcentaje apenas se reducirá en 2030.
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2) EFICIENCIA ENERGÉTICA
Basta echar un vistazo al resumen ejecutivo del plan de Acción 2008-2012 del Ministerio
de Industria, Turismo y Comercio, dentro de la Estrategia de Ahorro y Eficiencia
Energética, para comprender que “las políticas de ahorro y eficiencia energética se
configuran como un instrumento de progreso de la sociedad pues contribuyen al bienestar
social; representan un elemento de responsabilidad social; proyectan las actividades
humanas hacia el desarrollo sostenible; establecen un nuevo marco para el desarrollo de
la competitividad empresarial; y, en suma responden al principio de solidaridad entre
ciudadanos y pueblos”.
Dicho documento lleva la reflexión aún más lejos al vincular las políticas de ahorro y
eficiencia con la necesidad de una nueva “gobernanza”, y al definir ésta, de acuerdo con el
Diccionario de la Real Academia, como “el arte o manera de gobernar que se propone
como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero,
promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado”.
Por tanto, los objetivos sobre las políticas de ahorro y eficiencia energética establecidas
en el Plan 2008-2012 deben de considerarse un punto de partida. Más aún, en el
escenario de dependencia energética de España y en un contexto de encrucijada mundial,
en el que todas las previsiones apuntan a que en año 2050 la demanda energética se
habrá doblado y las reservas de los recursos fósiles habrán sufrido dramáticas
reducciones.
Si se observa la gráfica del consumo de energía de los últimos decenios, especialmente la
de los países desarrollados, se comprueba que hemos vivido como nuevos ricos,
derrochando una fortuna que hemos creído ilimitada.
Evolución del Consumo de Energía primaria en España entre 1990 y 2008
Las sociedades de los países industrializados son altamente consumidoras de energía para
producir bienes, proveer servicios y trasladar mercancías. El reto en materia energética
está en que la energía además de segura y sostenible (en la mente de todos están las
consecuencias del accidente de Fukushima) sea barata y competitiva, y para lograr tal
objetivo, la eficiencia energética resulta imprescindible y prioritaria. Además,
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la eficiencia energética no depende ni del mix energético ni del aprovisionamiento de
otros países. Depende exclusivamente de que hagamos un uso y consumo responsable.
Algunos estudios apuntan a que sólo en el sector industrial español el ahorro potencial en
costes energéticos se elevaría a 750 millones de euros. De igual manera, un reciente
estudio realizado por KPMG, a instancias de FITEQA-CC.OO., en el marco del
Observatorio del MICYT, ponía de manifiesto que, en el caso de la industria química
española, las posibilidades de ahorro en la factura energética se situaban en el entorno del
25%
3) RECURSOS NO CONVENCIONALES Y FRACTURA HIDRÁULICA
Hasta hace pocos años, el gas y el petróleo se extraían de los llamados “yacimientos
convencionales”, constituidos por rocas con porosidad y permeabilidad suficiente para
asegurar un flujo de hidrocarburo económicamente rentable.
Existen otros yacimientos denominados “no convencionales” cuya baja productividad
(flujo de gas/petróleo obtenido mediante las técnicas clásicas de producción) no permitía
su explotación comercial hace unas décadas.
Los recursos no convencionales, por lo tanto, son hidrocarburos (petróleo y gas) que se
encuentran en unas condiciones que no permiten el movimiento de fluido, bien por estar
atrapados en rocas poco permeables o por tratarse de petróleos de muy alta densidad. Se
requiere por lo tanto de tecnología específica para cada tipo, que implica mayor inversión
para su extracción.
Tipos de recursos no convencionales:
Crudo:
Heavy Oil : petróleo en estado líquido de alta densidad
Oil Shale: petróleo producido directamente de la roca madre
Oil Sands : Arenas impregnadas en bitumen
Tight Oil: Petróleo proveniente de reservorios con baja porosidad
y permeabilidad.
Gas:
Shale Gas: gas natural que se encuentra alojado en depósitos de
esquistos (rocas sedimentarias de grano fino muy abundantes por
todo el mundo en cuencas sedimentarias).
Tight Gas: gas natural contenido en rocas con baja porosidad y
permeabilidad.
La explotación de algunos de estos recursos no convencionales ha sido posible, entre
otras cosas, gracias al gran avance de las técnicas de perforación horizontal y de la
fracturación.
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La fracturación hidráulica consiste en romper la roca que en profundidad almacena el
hidrocarburo, para así conectar los poros que lo contienen, creando canales de circulación
que permitan su flujo en cantidad suficiente para ser rentable.
La técnica de la fractura hidráulica es conocida y casi paralela a los inicios de explotación
de los yacimientos convencionales (1829), aunque no se había utilizado más allá de
experiencias limitadas y locales. La expansión relativamente reciente de esta tecnología,
hay que buscarla en la actual escasez de los recursos fósiles de fácil extracción.
El uso del gas de pizarra (shale gas o gas de esquistos) en EE.UU. ya no puede
considerarse " no convencional" tras la experiencia acumulada, representando el 30% de
su consumo de gas. Esta industria ha mejorado sustancialmente sus capacidades
competitivas como país, permitiendo el desarrollo económico y social de las regiones
donde se encuentran, con creación de empleo, activación de industrias auxiliares, y todo
ello, con el uso de una de las energías más limpias.
El precio del petróleo no solo está vinculado a la relación de oferta/demanda, sino
también a la escasez/hallazgo de los recursos existentes/nuevos. El descubrimiento de
nuevos yacimientos “convencionales” ha declinado, pero las expectativas puestas en los
recursos “no convencionales” son altas.
Como se apuntaba anteriormente, muchas de las experiencias en este ámbito se
encuentran en EE.UU, pioneros en investigación y en aplicación (Barnett Shale , Utica
Shalle o Marcellus Shale entre otros). En EE.UU la producción del gas de pizarra ha
supuesto ya una extracción de 175 tcf estimándose unas reservas de 870 tcf.
Los recursos energéticos que ofrece el subsuelo de la Tierra son enormes, estando
únicamente sus limitaciones en el balance inversión /rentabilidad /sostenibilidad. De
hecho, muchas de las compañías que salieron a la exploración de gas natural no
convencional por todo el mundo, están priorizando la búsqueda de recursos en sus
países de origen. Entendemos que España debe contemplar y potenciar su investigación
dentro de su territorio como un asunto estratégico de política Energética. Una vez
comprobada la existencia y valorada su viabilidad económica, se debería desarrollar
normativa específica ó trasladar la de otros países con esta industria, definiendo los
procedimientos con la mayor garantía técnica para la protección de la salud y del medio
natural.
En general cualquier zona en la que con anterioridad se hayan extraído hidrocarburos, es
susceptible de almacenar grandes cantidades de gas y/o petróleo, por lo tanto, los
recursos potenciales pueden ser muy elevados.
A pesar de que se pueda plantear actualmente la explotación de los recursos de gas no
convencionales, su productividad nunca será tan alta como la de los yacimientos clásicos,
por lo que la rentabilidad se verá muy afectada por las inversiones y el precio del gas. Un
factor muy importante que hay que considerar es la necesaria proximidad de
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los consumidores a los campos de producción y la existencia previa de una mínima red de
distribución. El transporte de gas por carretera no se plantea por principio, porque haría
los proyectos no rentables.
Sin embargo, el desarrollo de las técnicas de fracturación, que permiten explotar los
yacimientos de gas no convencionales, ha levantado la esperanza de reducir su
dependencia energética en muchos países. Casos como el de Argentina, China, India,
Polonia... podrían tener un gran potencial de gas no convencional, ilustrando la
modificación que puede producirse en el ámbito del mercado mundial de la energía.
El gas de esquisto supone un cambio de paradigma en la búsqueda de hidrocarburos,
hasta el punto que puede modificar las actuales coordenadas geoenergéticas, trasladando
el peso de la oferta a otras zonas del planeta diferentes de Oriente Medio o de otros
potentes productores, como Rusia.
La Administración de Información de la Energía (EAI) de los Estados Unidos publicó el
5 de abril de 2011 un estudio con alcance mundial sobre el potencial de recursos de gas
proveniente de yacimientos no convencionales. El referido estudio analizó un total de 48
cuencas en 32 países. China es el país con mayores reservas de gas no convencional,
seguido de EE.UU y Argentina. Cabe señalar que el hecho de que el total de reservas de
gas convencional y no convencional coincidan, es mera casuística.
De los países que se encuentran entre los que tienen mayores reservas de gas de esquisto
solo dos de ellos se encuentran entre los que tienen más reserva de gas convencional,
EE.UU y Argelia. La aparición del gas de esquisto modifica el esquema geopolítico actual
y redimensiona el papel de este hidrocarburo en el mix energético mundial.
En la actualidad, y precisamente porque cumple con las consideraciones expuestas, sólo
EEUU explota estos recursos de forma masiva. No obstante las fuertes inversiones que se
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necesitan frente al precio final del gas han hecho saltar las alarmas a diversos
observadores que están dudando de la rentabilidad de algunos proyectos.
En Europa se han iniciado proyectos de exploración en varios lugares, pero sin haber
pasado a la fase de desarrollo.
En Polonia se está realizando una fuerte actividad exploratoria que hasta el momento han
aportado datos alentadores. Esta actividad ha supuesto una fuerte inversión de recursos.
Los primeros sondeos apuntan a que las cantidades encontradas son menores a las
esperadas, pero a pesar de ello, podría suponer el autoabastecimiento para muchos años.
Dada la alta dependencia de Polonia del gas ruso, estos yacimientos modificarán
sustancialmente la posición de dependencia.
En España, se han realizado diversos estudios que indican que en la franja cantábrica
presenta buenas condiciones para la prospección, debido a la existencia de determinadas
formaciones geológicas favorables.
Si los estudios oficiales de los yacimientos alaveses se cumplen (180.000 millones de
metros cúbicos) ello equivaldría a 60 años de consumo energético de Euskadi o a 5 años
de consumo nacional.
Si el siglo XIX fue el del carbón y el XX el del petróleo, hay pocas dudas de que el XXI
será el del gas natural.
De hecho, el gas natural como energía fósil de transición y las energías renovables junto
con políticas y medidas de ahorro y eficiencia energética podrían ser los ejes que hicieran
posible los compromisos adquiridos en materia energética y ambiental para la lucha
contra el cambio climático; el denominado 20/20/20, lo que hace necesaria una
progresiva desvinculación del carbón y del petróleo si queremos reducir las emisiones de
efecto invernadero. Más aún, si tenemos en cuenta que el gas está catalogado como una
de las fuentes de energía no renovables más limpia, útil y segura.
Los argumentos de que un mayor consumo de gas podría alterar el impulso hacia la
descarbonización, alentado desde la UE, tienen una fuerza considerable pues hay que
tener en cuenta que la coyuntura de crisis económica actual, en la que la austeridad en los
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presupuestos es la regla, es de esperar que el impulso para el desarrollo de las energías
renovables sea muy limitado.
Por otra parte el rechazo social que han generado las actividades de fracturación
hidráulica están motivadas por las preocupaciones de carácter ambiental y sobre los
riesgos sobre la salud que tales actividades pueden llegar a generar en el entorno más
cercano. Tales preocupaciones son comprensibles y completamente licitas. El fracking no
tiene impacto cero, ninguna actividad industrial lo tiene.
Las desconfianzas se ven incrementadas por el hecho de que este tipo de técnica ha sido
prohibida en algunos países, entre ellos nuestra vecina Francia, y en otros existen
moratorias. Aunque los motivos de estas prohibiciones no están del todo claros, muy
probablemente respondan no sólo a aspectos ambientales.
Hasta hace no demasiado tiempo, las precauciones para evitar el daño medioambiental de
la fractura hidráulica se dejaban a criterio de las compañías que ejecutaban los trabajos,
pero en los últimos años se ha avanzado en términos regulatorios, evitando actuaciones
imprevisibles o descontroladas por parte de las mismas. Si bien, no hay que dejar de
considerar que la posible existencia de lagunas legislativas podría dejar un cierto margen
a la actuación discrecional, circunstancia que debería ser corregida.
Las compañías que llevan a cabo la explotación de gas no convencional han recorrido ya
un largo camino de aprendizaje en EEUU, lo que debería redundar en una mejor gestión y
control de los impactos ambientales y sobre la salud. No obstante es fundamental y
necesario tener unas reglas del juego claras y unos organismos que velen por el
cumplimiento de las mismas. Así como la mayor transparencia y objetividad por parte de
las empresas implicadas a la hora de facilitar información sobre todos los aspectos
operacionales y posibles impactos derivados.
La exploración del gas de pizarra debe de hacerse con garantías suficientes y contando
con todos los agentes implicados.
Aspectos operacionales
Existe una fase previa de investigación antes de la construcción del pozo exploratorio
profundo, que debe de contemplar, por norma general, diversos análisis:
1) Una recopilación bibliográfica de la información geológica del área de interés.
2) Un muestreo en campo de las rocas que puedan ser objetivo como gas esquisto.
Para ello se realizaría:
- Una campaña sísmica o ecografía del terreno que permite mejorar el
conocimiento del subsuelo y que tiene bajo impacto ambiental.
La finalidad de la campaña sísmica es conocer la disposición y
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características geológicas del terreno. Es el método más frecuentemente
utilizado en la actualidad para tal fin.
Las sísmicas 2D/3D es una técnica indirecta que estudia las propiedades
físicas de las rocas por medio de la respuesta de las mismas a un impulso
de energía.
Las zonas afectadas son ocupadas durante un tiempo mínimo (horas o día
depende de los casos) con la debida autorización para el tendido de los
dispositivos de registro y/o generación de señal. El terreno afectado se
devuelve a su estado original ó se compensa económicamente en el caso
de zonas sembradas.
- Sondeos estratigráficos que permiten la recogida de muestras preservadas
en campo mediante la perforación de unos cientos de metros y cuyo
impacto ambiental también es bajo.
Solo después se realizan los sondeos profundos, con al menos un pozo con
estimulación, con probadas técnicas, con varias entubaciones y cementaciones a lo
largo del sondeo a distinto diámetros y profundidades, que aíslan los objetivos
profundos de los acuíferos superficiales
En cada etapa de trabajo se presentan los correspondientes Estudios de Impacto
Ambiental para obtener los permisos de trabajo necesarios de las autoridades
competentes, de acuerdo con el Real Decreto Legislativo 1/2008, de 11 de enero, de
Evaluación de Impacto Ambiental de proyecto.
¿En qué consiste la técnica de la fracturación?
Consiste, simplificando, en conseguir un canal de alta productividad a través de la
inyección de un fluido a alta presión que supere la resistencia de la roca. Para evitar su
cierre natural se adiciona un agente de sostén. La técnica se adapta a las condiciones
geológicas específicas de cada terreno (profundidad de la perforación, materiales
utilizados y su cantidad así como el tipo de abertura), pero en términos generales la forma
de proceder es:
1. Perforación del pozo. Construido con varios revestimientos metálicos de alto
aislamiento y protegido por varias paredes de cemento para asegurar la
impermeabilidad del objetivo con las capas superiores.
La perforación se realiza a gran profundidad hasta alcanzar la capa de pizarra.
Se trata de rocas muy profundas ubicadas normalmente a más de 1000 m
pudiendo llegar hasta los 4000 metros de profundidad. Para la perforación
vertical del pozo se emplean alrededor de los 1000-1800 m3 de agua.
2. Posteriormente, en el proceso de fracturación, se inyecta por etapas a alta
presión grandes cantidades de agua a la que se incorporan aditivos químicos, un
propante (arenas cerámicas) y un gelificante que facilite el transporte de la arena
(agua/propante/aditivos=90,60/8,96/0,64).
Se estima que para el proceso de fracturación se utilizan alrededor de 10.000 m3
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de agua en 6-8 etapas.
La función de agua es transportar el resto de los componentes y romper la roca;
la de la arena, infiltrarse en las fracturas (15-30 metros de longitud desde la pared
del sondeo) para mantenerlas abiertas y permitir así el flujo de gas. Los aditivos
cumplen muchas funciones: bactericidas, inhibidores de la corrosión de tuberías
o reductores de fricción entre otras. Por lo tanto, los aditivos son: ácidos,
bactericidas, estabilizadores de arcillas, gelificante, antiprecipitante y
surfactantes. No debe utilizarse benceno ni xileno y su formulación debe ser
pública al igual que las correspondientes fichas de seguridad.
Si en el pasado se utilizaron otro tipo de sustancias hoy no es posible, ni las
empresas socialmente responsables lo contemplan.
Una parte variable del fluido inyectado no es absorbido por la roca, entre 10% y el
70 %, y retorna a la superficie. El retorno es reutilizado en sucesivas etapas de
fracturación del mismo o de otros sondeos cercanos, o es tratado para eliminar su
potencial contaminante.
Las inyecciones provocan una red de micro-fracturas (a través de microsismos) en
las paredes del pozo, de manera que permiten al hidrocarburo atrapado fluir hacia
el pozo. La fractura debe de darse allí donde interesa para evitar que los fluidos
químicos puedan llegar donde no interesa. De este modo las fracturas quedan
limitadas por norma general a la roca madre. Y no sólo por razones
medioambientales sino también de costos de la operación de explotación.
Cuestiones como la disponibilidad, logística de transporte, almacenamiento y
tratamiento de los residuos, son aspectos que deben ser estudiados
cuidadosamente, pudiendo llegar a hacer inviable desde el punto de vista
económico o medioambiental un proyecto.
La construcción de un pozo viene a durar entre 30-40 días y su producción puede
extenderse a más de 20 años. Los pozos generan mucha actividad económica, pese a que
declinan muy rápidamente. En el segundo año la producción cae entre el 60-80% para
posteriormente estabilizarse (decrecimiento hiperbólico). A diferencia de las reservas
convencionales, que pueden producir hidrocarburos con caudales económicos sin
necesidad de tratamientos de estimulación, estos yacimientos necesitan de estimulación
continua a gran escala y tecnologías y procesos especiales de recuperación, lo que
permite un mantenimiento de actividad económica y del empleo.
La rentabilidad de una explotación depende de:
-Calidad del subsuelo.
-Coste de perforación.
-Número de pozos x km/2 a perforar.
-Inversiones en instalaciones complementarias
y auxiliares.
-Precio de venta del gas.
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Posibles impactos
Consumo hídrico
Uno de los mayores problemas que presenta esta técnica es el gran volumen de agua
que se emplea en un corto espacio de tiempo. El volumen de agua utilizado en esta
operación de perforación más fracturación es considerable y puede alcanzar los
10.000-15.000 m3. Por lo tanto, desde el punto de vista medio ambiental el factor más
intensivo sería el de consumo del agua, lo que se atemperaría parcialmente por la
reutilización de parte de la misma. Mientras en un pasado era práctica habitual la
inyección del fluido/ mezcla en pozos ya agotados actualmente se reutiliza en el
proceso.
En términos comparativos, el volumen total de agua utilizado es menor que el usado
en la producción de energía por otros sistemas (menos del 20% que el usado en
producir la misma cantidad de energía con carbón, menos del 0,1% con etanol o
biofuel). El impacto real debería cuantificarse en relación a la disponibilidad de agua
en el área donde se realizan las explotaciones.
Dependiendo de las zonas donde se encuentre la explotación habrá que tener en
cuenta los recursos hídricos de los que se dispone y hacer unas previsiones sobre el
suministro de agua de la población local para que esta no se vea afectada en ningún
caso.
Contaminación de acuíferos.
Las profundidades a las que se trabaja dificultan que pueda darse una contaminación
de acuíferos, ya que los de consumo humano son mucho más superficiales. A la
profundidad donde se realiza el proceso de fracturación no hay aguas freáticas, son
aguas de formación con altísimos contenidos de cloruros y gran salinidad, no
utilizables, por tanto, para el consumo de la población.
En cualquier caso, evitar el contacto con el agua es un objetivo prioritario por la
interferencia y coste que ello supondría en la operación. De este modo para aislar el
pozo a la altura de los acuíferos este se recubre con varias capas de tubería y
cemento que actúan como barrera de contención. Por lo tanto, la posibilidad de
contaminar acuíferos es muy remota; aun así se hace un monitoreo constante para
verificar cada etapa del proceso, con el fin de garantizar que en los trabajos de
perforación puedan alcanzarse las fuentes de aguas subterráneas.
De llegar a producirse algún riesgo de contaminación, sería una especie de "halo" en
la zona más inmediata a la fractura a la profundidad y naturaleza de aguas ya descrita.
Si bien se han producido casos aislados de contaminación en EEUU, estos se dieron
cuando se comenzó a desarrollar de forma masiva la explotación de gas no
convencional y como consecuencia de una legislación inadecuada y de la necesaria
prevención por parte de las empresas explotadoras. La calidad de los materiales
utilizados en la cementación y en la contención, son fundamentales
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junto con la máxima inocuidad de las sustancias químicas utilizadas, para prevenir
este tipo de riesgos.
Para establecer las necesarias garantías durante todo el proceso, resulta
imprescindible:
a. Legislación adecuada
b. Evaluaciones de impacto ambiental
c. Auditorías internas y externas
La experiencia demuestra que los estudios de impacto ambiental previos pueden
evitar y prevenir riesgos indeseados.
Impactos sobre el terreno.
Los sondeos standard en vertical pueden ser de entre 1.000-4.000 metros, y en
horizontal de hasta 1.000 metros, aunque se suele perforar un numero significativo
de pozos Normalmente se suelen perforar 10 o 12 pozos – horizontales- desde un
mismo emplazamiento lo que implica que a nivel de superficie tenga un menor
impacto y a nivel productivo sean intensivos. El impacto visual es más reducido que
el de los pozos convencionales, aun así dependerá de los reservorios encontrados en
cada zona y de la cantidad de pozos necesarios para la extracción.
De manera aproximada, con la perforación direccional, desde un emplazamiento con
6 pozos de drena 1 milla cuadrada (2.59 km2) mientras que con la perforación vertical
tradicional se necesitaría perforar 48 pozos.
A la finalización de la explotación debería llevarse a cabo la restauración de los
emplazamientos.
En cuanto a las posibilidades de riesgos sísmicos, a consecuencia del proceso de
fractura hidráulica, no existen pruebas de que en zonas geológicas normales esta
técnica pueda provocar terremotos ni temblores perceptibles por la población o que
afecten al entorno.
Como se ha reseñado con anterioridad, la proporción de fluido que no se recupera en
superficie es de un 90 a un 30%, quedando atrapado en la roca fracturada, sin otra
interferencia con el subsuelo. Dado que además el fluido lleva un porcentaje (muy
pequeño) de sustancias químicas, sería deseable que fueran inocuas para el medio
ambiente y para la salud de las personas.
Emisiones de gases y compuestos orgánicos volátiles.
El proceso de fractura hidráulica en sí no debería ocasionar escapes de gas (metano)
desde el núcleo de la perforación hasta la superficie siempre que el revestimiento de
cemento y metal utilizado sea de buena calidad.
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Por otra parte, en relación a las emisiones a la atmósfera, hay que tener en cuenta la
emisión de compuestos orgánicos volátiles. Una parte de las sustancias químicas que
se utilizan en el proceso pueden ser susceptibles de ser volátiles, por lo que el
almacenamiento antes de su uso y el almacenamiento de los fluidos de retorno, donde
pueden tener presencia, tienen que ser el adecuado para evitar que se evaporen y
tengan efectos indeseados en el ambiente y la salud de las personas. Se estima que las
sustancias que se manejan están en torno a las 30 en la UE (160 en EE.UU). Un
exhaustivo control sobre las propiedades de las sustancias que se utilizan es de
fundamental importancia, para lo que se requiere la absoluta transparencia de la
industria.
Salud de los/as trabajadores /as
Como en toda actividad industrial, se necesita una buena planificación y control de la
ejecución para anular, o al menos minimizar, los riesgos potenciales de causar daños al
medio natural o a las personas. Este sector tiene capacidad suficiente para hacerlo,
porque se apoya en muchos años de actividad y en la aplicación de las lecciones
aprendidas que permiten mejorar continuamente la seguridad y controlar mejor los
riesgos laborales.
Criteriosbásicosynecesidadesregulatorias
Es necesario que la industria y las autoridades se fijen como objetivos:
a) Adoptar prácticas de evaluación de impactos ambientales lo más exigentes posibles
b) Medidas concretas de protección del agua, al ser el factor ambiental más
significativo en estos procesos, y normas concretas para su utilización a lo largo de
todo el circuito: de donde viene, donde va y en qué condiciones, como se recupera,
etc.
c) Asegurar un equipo de inspectores, dependientes de las administraciones, que
auditen de manera permanente las instalaciones, los posibles impactos
medioambientales y el correcto funcionamiento.
d) Adoptar, por parte de la industria, las prácticas más exigentes con protocolos
específicos para cada una de las fases del proceso
e) Completa transparencia por parte de la industria en relación con los procesos y
sustancias utilizados así como de los mecanismos de prevención y control de
riesgos.
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Oportunidadesydesafíos
Un factor que ha de evaluarse es la generación de empleo (entre 30-60 puestos de
trabajo por pozo, entre el directo y el inducido). En el caso de España, la
construcción de unos 70 pozos por año, con unos 8-10 equipos de perforación
simultánea, supondría la creación de empleo del orden de 2.100 a 4.200 puestos de
trabajo. Este proceso de creación de empleo debería de aprovecharse vinculándolo
a iniciativas de desarrollo local.
Contribución al crecimiento de la economía local mediante el consumo diario de
los grupos de trabajo en campo instalados en la zona.
Contribución al crecimiento del tejido empresarial e industrial español, ofreciendo
un mayor acceso a recursos energéticos necesarios para la producción y la
distribución. En particular, la industria química, donde el gas se utiliza tanto como
materia prima como combustible, una bajada de los precios de este recurso podría
incrementar su competitividad.
La explotación nacional de este tipo de reservas “no convencionales” supondría
una mejoría en la balanza energética. Según fuentes oficiales, el gas natural es la
segunda fuente energética de España y el grado de autoabastecimiento en 2010 era
del 0,2%. Además ostenta el tercer puesto en el consumo de energía final, detrás
de los productos petrolíferos y la electricidad.
El incremento de las reservas de gas a nivel mundial gracias al descubrimiento de
los reservorios de gas no convencional coloca al gas natural como la mejor energía
de reposición frente a las renovables, dada la intermitencia de éstas, para la
consecución de los objetivos ambiéntales y energéticos contraídos a nivel europeo.
La falta de armonización administrativa y la lentitud en la concesión de permisos
dificulta ulteriormente la puesta en marcha de este tipo de explotaciones.
Para la aceptación social de este tipo de proyectos es necesario:
Seguridad Pública: es preciso contar con equipos y estrictos
procedimientos de seguridad y formación e información tanto de los
trabajadores como de las poblaciones más directamente afectadas.
Transparencia: en todos los procesos de la actividad, pero concretamente
en aquellos que afectan a la sostenibilidad ambiental y social: sustancias
usadas, sistemas de comprobación previos y verificaciones llevadas a cabo
por inspectores.
Protección ambiental: es preciso contar con normas rigurosas que
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garanticen inspecciones de campo, mecanismo de corrección ante posibles
imprevistos, medidas sancionadoras para quien incurra en infracciones,
entre otras.
4) PROPUESTAS PARA UN DEBATE SINDICAL SOBRE LA EXPLORACIÓN
DEL GAS NATURAL NO CONVENCIONAL
Axiomas de partida:
Definir mix energético que integre y complemente todas las posibilidades de
suministro (renovables + convencionales + no convencionales) priorizando medidas de
ahorro, eficiencia y cambios en los hábitos de consumo.
Rechazar la realización de estudios exploratorios supondría la negación del
conocimientos de las capacidades de autoabastecimiento energético, la resignación a la
dependencia exterior, la pérdida de competitividad y de tejido industrial y la limitación
del mix energético.
Crear un órgano colegiado administrativo único, con participación de distintas
administraciones y grupos de interés, que en plazos establecidos razonables y con
normativa clara en cuanto a exigencias y procedimiento a seguir, dicte ágilmente el
permiso o denegación para desarrollar trabajos en esta actividad, desde la fase de
exploración a la explotación y abandono del área.
Existe suficiente experiencia internacional (más de dos millones de fracturas) como para
asegurar un control adecuado de la técnica, estableciendo condiciones específicas para
esta industria que garanticen la transparencia, la seguridad y el interés público.
PROPUESTAS SINDICALES:
1. Creación de un cuerpo de inspectores con capacidad auditora y/o sancionadora,
dependiente de la administración y con autonomía y libertad de inspección, que
supervise y verifique, mediante inspecciones de campo la actividad industrial.
2. Realización de estudios de impacto y autorización ambiental en cualquiera de las fases
de la exploración.
3. Aplicación de las mejores prácticas y técnicas disponibles en cada fase del proceso (sísmica
previa, perforación, entubado y cementación, estimulación, poniendo especial atención a la
19
protección de acuíferos, retorno de fluidos, uso de sustancias químicas...).
4. Solicitar de la UE la elaboración de un bref sectorial de referencia.
5. Obligatoriedad de análisis previo de base preoperacional de suelos, aguas y atmósfera,
con control durante las operaciones y al final de la fase exploratoria y con publicidad
de los resultados.
6. Creación de una fiscalidad finalista orientada al desarrollo comarcal que aproveche el
efecto tractor de la nueva actividad, con programas para la compensación individual.
7. Creación de un fondo de maniobrabilidad para el tratamiento de pasivos ambientales o
situaciones excepcionales.
8. Zonificación de los espacios que pudieran requerir de protección especial o exclusión
por razones de seguridad pública o interés social y/o medioambiental.
9. Creación de un registro de operadores que establezca cautelas legales (ausencia de
prácticas delictivas contra el medio ambiente, etc.) y garantías financieras, de manera
que no puedan operar quienes no hayan sido habilitados.
10. Total publicidad y transparencia, desde el inicio de la actividad exploradora y a lo
largo de todo el flujo informativo: ministerios implicados, cc.aa., ayuntamientos,
organizaciones sociales, ciudadanos...
11. Renuncia por parte de la industria a la utilización de sustancias peligrosas o nocivas.
12. Reconocimiento de la figura del delegado sindical de medio ambiente en cada pozo,
con derechos específicos de formación, información y participación.
13. Creación de un “consejo estatal de hidrocarburos no convencionales” integrado por
científicos, técnicos independientes y representantes de las administraciones,
trabajadores y empresarios, que controle y verifique el desarrollo específico y global
de dicha actividad.
14. Promoción de empresas de titularidad pública (autonómicas o estatales) que concurran
al mercado del gas no convencional.
20
BIBLIOGRAFÍA
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Enciclopedia de Salud y Seguridad en el Trabajo - OIT
Barreiro E. y Masarik G. Los reservorios no convencionales, un “fenómeno global”.
Petrotecnía. Abril 2011
Blanco Ibáñez A.J y Vivas Hohl J. Shale Frac: Un acercamiento a esta nueva tecnología.
Petrotecnía. Abril 2011
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de recursos de la CNP (NPC). 2011. www.npc.org
Consumos de energía primaria fósil y emisiones de CO2 2008-2009. Análisis mundial.
www.energianow.com
Ballenilla F. El final del petróleo barato. El ecologista. n°40, 2004
La industria del refino en España. AOP 2010
Boletín Estadístico de Hidrocarburos. CORES. Enero 2012-n°170
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Ruiz Caro A. Tendencias recientes del mercado internacional del petróleo. CEPAL 2003
Broderick J. Gas de pizarra: una evaluación de su impacto en el medio ambiente y el
cambio climático. 2011. Tyndall Centre
21
ANEXO
Explorar para Decidir
Declaración conjunta de los agentes sociales del Sector Químico sobre Gas Natural No
Convencional
La disponibilidad de energía a un precio competitivo es indispensable tanto para el
desarrollo de la sociedad, la economía y la industria en general, como del sector químico
en particular. Sin embargo, en España, el acceso a una energía a un coste razonable y
competitivo no es una circunstancia que se cumpla o atisbe en un horizonte próximo, lo
que lastra y condiciona nuestra competitividad presente y futura como país en el contexto
económico europeo e internacional.
España es una de las naciones que más petróleo y gas importa, lo que determina el
elevado grado de dependencia energética de nuestro país -que expresa la relación entre las
necesidades de consumo y la importación de energía-, el cual ha permanecido
desafortunadamente estable durante las tres últimas décadas en el entorno del 80%.
Y siendo este un dato crítico, aún resulta más desalentadora si cabe la estimación
realizada por la Comisión Europea para las próximas dos décadas, periodo en el que no
prevé ninguna reducción significativa de este ratio en nuestro país.
A su vez, este escenario de dependencia energética crónica debe conjugarse con los
compromisos adquiridos como país y como miembro de la Unión Europea en el marco de
la lucha contra el cambio climático y de los objetivos compartidos de reducir las
emisiones e incrementar el autoabastecimiento libre de carbono.
Precisamente en este proceso, el gas natural puede jugar un papel crucial al tratarse del
combustible fósil que menos emisiones contaminantes genera, lo que se ha visto
refrendado por la reciente iniciativa de la Unión Europea de impulsar la sustitución de los
combustibles tradicionalmente utilizados en el sector del transporte por el gas natural.
Asimismo, para la industria química, el gas natural no solo es una fuente de energía, sino
esencialmente una de sus principales materias primas, con la que desarrolla múltiples
productos que se sitúan en el inicio de la cadena de valor de la práctica totalidad de los
sectores industriales y de la construcción, interviniendo de forma fundamental en la
generación de gran parte de nuestro producto industrial bruto.
22
Por todo ello, cualquier debate sobre competitividad, desarrollo económico o política
industrial que pretenda abordarse en España, y más específicamente en la industria
química, no puede soslayar, en ningún caso, las posibilidades de autoabastecimiento tanto
de gas natural convencional como del no convencional que puedan existir en nuestro país,
ni obviar que, en la economía global, condenar a la industria española a competir con un
precio del gas un 25% superior al de Estados Unidos, es condenar su futuro.
En virtud de lo anteriormente expuesto, los agentes sociales de la industria química
española, FEIQUE, FITAG-UGT y FITEQA-CC.OO, representantes de un sector que
genera el 11,5% de nuestro Producto Industrial Bruto y más de 500.000 empleos directos e
indirectos, que se ha constituido en el mayor exportador industrial de la economía
española, y que lidera las inversiones nacionales en I+D+I y en Protección del Medio
Ambiente, declaramos:
1. Que con el desarrollo del gas natural no convencional en nuestro país, tanto la
Industria Química como la economía española en su conjunto, podrían beneficiarse
de la generación de empleo y valor añadido, inversiones productivas, ingresos
fiscales y desarrollo de economías locales, que el mismo llevaría aparejado.
2. Que ante la polémica suscitada respecto a los posibles riesgos asociados a la
fractura hidráulica, es imprescindible que el debate sea abordado con argumentos
científicos y técnicos, atendiendo a las diferentes opiniones y teniendo en cuenta el
conjunto de estudios realizados sobre esta materia, así como la experiencia y el
aprendizaje tecnológico acumulados en las más de dos millones de fracturas
realizadas en los Estados Unidos en los últimos 50 años.
3. Que cualquier actividad que pudiera realizarse en torno al gas natural no
convencional precisa, como ocurre con cualquier otra fuente de energía, que
primen los criterios de protección de las personas y del medio ambiente. Esta
consideración implica el estricto cumplimiento de la normativa medioambiental
específica aplicable en cada fase del proceso -así como del resto de normativas
nacionales y europeas que le fueran de aplicación-, el estricto control público de los
trabajos, la garantía de transparencia, y la utilización de las mejores prácticas y
técnicas existentes en el sector.
4. Que sólo tras la exploración y el conocimiento del potencial nacional de los recursos
existentes de gas natural no convencional, será posible determinar el papel que el gas
natural no convencional podrá jugar en el mix energético nacional, tanto como
materia prima básica de la industria química y de la industria española en su
conjunto, como de energía de transición más sostenible hacia un modelo económico
bajo en carbono.
En Madrid, a 31 de Enero de 2014
23
ANEXO
confederación sindical de comisiones obreras
| www.ccoo.es
Fernández de la Hoz, 12. 28010 Madrid. Tel.: 917028134
RESOLUCIÓN.
Extracción de gas mediante fractura hidráulica
(fracking)
Aprobada por la Comisión Ejecutiva Confederal
9 de julio de 2013
La reciente puesta en marcha en España de estudios y de trabajos de exploración relacionados con
la posible extracción de gas no convencional, ha ido acompañada de un debate donde las
posiciones están radicalmente enfrentadas, así como de una movilización social de ámbito local,
contraria a esta extracción. Las posiciones están también divididas, tanto en las instituciones
europeas como entre los países.
La experiencia de las últimas décadas en USA, país donde mayor cantidad de gas se extrae con
esta técnica, pone de manifiesto la existencia de riesgos asociados a la misma, tanto ambientales
como sociales y económicos (contaminación de acuíferos y del aire, emisión de gases, eliminación
del agua con los productos químicos utilizados,…). A lo que se une la necesidad en estas
explotaciones de un gran volumen de recursos hídricos, lo que resulta especialmente importante en
nuestro país.
En cuanto a los eventuales beneficios que sobre nuestra dependencia energética podría suponer
esta fuente energética, estos estarían condicionados, tanto por el volumen real de las reservas
existentes y su ubicación, lo que determinaría la posibilidad real de extracción, como por el
resultado de una evaluación rigurosa que analice los efectos a corto, medio y largo plazo derivados
de esa explotación.
CCOO da la máxima importancia a los riesgos ya indicados en relación con el fracking, por lo que
considera que en este proceso deben primar, por encima de cualquier otra consideración, los
criterios de protección de las personas y el medio ambiente.
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Teniendo en cuenta todo lo anterior, y no obstante la altísima dependencia energética de España y
las consecuencias económicas que de ello se derivan, que se han visto agravadas por la crisis
económica, CCOO considera que el desarrollo de los proyectos exploratorios requieren de la
existencia de condiciones previas que aporten seguridad. Así y con carácter previo, consideremos
necesaria una legislación que establezca la exigencia de evaluación de impacto ambiental, que
debería ser específica para esta materia, desde esta fase inicial de los trabajos, además de
garantizar un estricto control de los trabajos por parte de los poderes públicos y de las
organizaciones sociales y todo ello complementado con la necesaria información pública. Todo lo
cual no está garantizado con la actual normativa.
En este sentido, consideramos imprescindible el contar con una legislación, tanto de ámbito
europeo como español, que de forma rigurosa y exigente garantice la máxima seguridad para las
personas y el medio ambiente. Normativa que debe elaborarse con las aportaciones de los
diferentes sectores implicados, incluidos los agentes sociales y que debe basarse en criterios
científicos contrastados. Esta legislación debe incluir normas y protocolos específicos para cada
fase del proceso: encofrado, estimulación sísmica, protección de acuíferos, circuitos de uso y
consumo de agua, transparencia informativa de las sustancias usadas y sistemas de comprobación
verificables de manera externa. Todo ello acompañado de una fiscalidad específica que financie el
sistema.
En el caso de nuestro país, creemos necesaria una regulación de carácter estatal para estas
materias. Normativa que debe establecer la exigencia de evaluación de impacto ambiental desde el
inicio de los proyectos de exploración, investigación y explotación, y la exclusión, en cualquier
caso, del empleo de esta técnica en aquellas áreas donde afecten a espacios protegidos o que
formen parte de la Red Natura o donde existan acuíferos calcáreos que tienen una mayor
conectividad hidrogeológica o que sirvan para abastecer a poblaciones. Todo lo cual se debe
completar con estudios del coste-beneficio de cada actuación, integrando los elementos sociales y
económicos de la misma (empleo que se crea, que se destruye, coste de oportunidad, ciclo de vida,
...).
Además, es imprescindible que se regule la existencia de órganos de vigilancia y control de
carácter independiente, que permitan hacer un seguimiento de la actividad de los operadores en los
procesos de exploración, investigación y explotación, además de reclamar el protagonismo del
sector público en estos procesos.
Así mismo y de acuerdo, con lo establecido en nuestro reciente Congreso Confederal, reiteramos
que la prioridad de las medidas y políticas en este ámbito energético, debe ser la de avanzar hacia
un horizonte de reducción de emisiones y de autoabastecimiento libre de carbono, que sólo pueden
garantizar las energías renovables.
CCOO se compromete a desarrollar un amplio proceso de reflexión y debate atendiendo a las
diferentes opiniones y estudios realizados al respecto sobre esta materia, que permita establecer
una posición final sobre esta cuestión.
Hacemos un llamamiento al conjunto de las organizaciones para que ajusten su actividad y
manifestaciones en este ámbito a los criterios ya indicados.
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