EL ISLAM Y LA CULTURA UNIVERSAL «En el Día del Juicio Final será pesada la tinta de los sabios y la sangre d elos mártires; no habrá ninguna diferencia entre ellas». «Buscad la sabiduría de la cuna a la tumba». «Id en busca del conocimiento hasta en la China». Los dos bienes más deseables son la ciencia y la caridad, y las dos cosas más detestables son la ignorancia y el egoísmo». El Profeta Muhammad (PyB) Dice el Sagrado Corán: «¿Podrán acaso equipararse los sapientes con los ignorantes? ¿Son iguales los que saben y los que no saben? Sólo los sensatos lo meditan» (39:9). «En cambio quienes presentan la verdad y la confirman, éstos son los temerosos de Dios» (39:33). «¡Exaltado sea Dios, verdadero Rey! No te apresures en recitar el Corán antes de que tu revelación sea concluida. Más bien di: ¡Oh Señor mío! ¡Acrecienta mi sabiduría!» (20:114). Dijo el Profeta: «Los beneficios de la ciencia son superiores a los beneficios de la devoción». «Hacer la ciencia accesible a todos es alentar a cada uno a instruirse». «Bebe de la sabiduría sin importar el recipiente que la contenga». Introducción El tema de la civilización islámica aparece muchas veces tratado en forma ligera en los trabajos de historia de la civilización o de la ciencia. Sólo podemos adentrarnos y tomar conciencia de la importancia y gravitación del Islam en la historia de la cultura universal, mediante trabajos especializados que normalmente no están al alcance del gran 5 público. Los manuales escolares, con errores y omisiones, dan pocas ideas acerca de los musulmanes, en el ámbito de la cultura y la ciencia. Decimos que nuestra civilización es básicamente greco romana, y esto es verdad, pero no es una verdad completa, ya que también es arabo islámica. La incidencia de la cultura islámica durante la edad media fue tan profunda que quedó incorporada a la cultura universal desde varios aspectos: los musulmanes como vehículos de la ciencia, como rescatadores y preservadores del saber antiguo y como genuinos creadores. Todos estos aspectos posibilitaron entre otras cosas la reconexión de Europa con su pasado clásico a través de las traducciones hechas por musulmanes, en donde incorporaron también su propia visión. Todos estos matices crearon el ambiente para el renacimiento europeo. La acción de los musulmanes está manifiesta en los diversos campos del saber humano, desde la filosofía hasta las ciencias. Para que una civilización pueda florecer culturalmente, el ambiente que la rodea debe ser propicio. El advenimiento del Islam generó este tipo de ambiente, al encontrarse entre sus premisas fundamentales, el estímulo necesario para la adquisición del conocimiento, casi como un deber religioso. También la rápida expansión del Islam otorgó la posibilidad de poner a los musulmanes en contacto con muchos pueblos que cultivaban ciencias. La convergencia de estos conocimientos generó un rápido avance y transformación de los mismos. No sólo debemos hablar para comprender este auge científico de una acumulación o recopilación de saberes, sino también de nuevos enfoques metodológicos, en cuanto a teoría y práctica. Además de un gran avance de orden científico también se pueden mencionar aportes islámicos que hoy forman parte de la cultura universal en el campo de las letras, el arte, la música y la filosofía. En este se trabajo realizará una exposición de estos aportes. Astronomía La astronomía fue uno de los primeros conocimientos en que se destacaron los musulmanes. El probable motivo de esto proviene quizás de una necesidad religiosa, ya que la oración diaria se debe realizar con una orientación física determinada, así como también en tiempos establecidos. Otro aspecto es el calendario islámico, como sabemos lunar que indica el comienzo y finalización de meses, como Ramadán, donde se practica el ayuno. El nombre que se otorgaba a las ciencias astronómicas era "Ciencia del aspecto del Universo o Ciencia de las Esferas Celestes". La primera herencia recibida para el desarrollo de esta materia fue la de los griegos. Luego los astrónomos musulmanes comenzarían a enriquecerla y a aportar el producto de sus propias conclusiones. En el año 850, en Córdoba, Ibn Firnas construyó en su propia casa, el primer planetario del mundo conocido: se trataba de una reproducción del 6 espacio celeste, con presencia de las constelaciones, fenómenos meteorológicos y por supuesto los astros. Como dato también de este ilustre sabio, podemos decir que es el más antiguo pionero del que se tengan noticias en la idea humana de volar y de crear diseños aeronáuticos, mediante la construcción de un traje especial y un mecanismo para impulsarse. A través de la "Introducción a la Astrología" de Abu Mashar Al-Baljí occidente se informó sobre la física desarrollada por Aristóteles. En la escuela de Bagdad, durante el califato de Harún Al-Rashíd, se publicó un trabajo denominado Tablas Comprobadas", que era una colección de observaciones hechas tanto en Bagdad como en Damasco. Se fijo allí, con autoría del astrónomo sirio Al-Battaní, la oblicuidad de la eclíptica, determinó con gran precisión situándola en 23° 33' 52", cifra casi idéntica a la moderna. También determinó AI-Battaní, la duración del año trópico y de las estaciones; el movimiento verdadero y medio del sol; erradicó definitivamente el dogma ptolemaico de la inmovilidad del apogeo del sol. Al-Battaní es colocado por Lalande como uno de los veinte astrónomos más célebres del mundo. Sus trabajos sobre los eclipses solares y lunares permitieron cientos de años después a Richard Dunthorne, determinar la aceleración secular del movimiento de la luna. Pero tal vez una de las deducciones más geniales de Al-Battaní ha sido aquella que afirma: "Si se logra dividir el átomo se puede liberar suficiente poder para destruir una ciudad del tamaño de Bagdad", teoría evidentemente precursora de la energía atómica. Las observaciones acerca de los equinoccios permitieron calcular la duración precisa del año, y también se intentó la operación fundamental que daría resultado mil años después como fue la medición del arco del meridiano terrestre. Se efectuó la medición procurando averiguar exactamente la distancia comprendida entre el sitio escogido por los observadores y el sitio que se hallaban cuando la altura del polo cambiaba un grado. Entre otros trabajos de la escuela de Bagdad, se deben mencionar las efemérides de la posición de los planetas y la determinación exacta de los equinoccios. Hacia el año 1000, al-Biruní calculó el radio de la Tierra con un error de 7 Km. y demostró que nuestro planeta giraba alrededor del Sol. Según Nabdí, en el año 1040, la biblioteca del Cairo contenía dos esferas celestes y más de 6000 libros de astronomía y matemática. Matemática Durante el Califato de Al-Mamún, vivió uno de los grandes genios de la civilización islámica, Muhammad Ibn Musa al-Juarizmí. En la "Casa de la Sabiduría", fundada por el califa, escribió varios tratados de matemática y geografía. Fue AI-Juarizmí, el principal responsable de la difusión del 7 sistema indio de numeración. Hasta entonces lo árabes igual que los griegos y romanos, utilizaban letras del alfabeto para representar números. Al-Juarizmí y sus seguidores Al-Buzayaní e Ibn Labban inventaron nuevos sistemas de calcular con lo numerales indios que fueron formulados para trabajar con pluma y papel. Doscientos años después el sistema no sólo se utilizaba en el mundo islámico sino que comenzaba a ser utilizado en Europa, reemplazando al ábaco. Pero sin duda su obra revolucionaria fue "El libro del cálculo mediante transposición y reducción", en el que busca métodos para resolver ecuaciones de segundo grado. La primera traducción conocida al latín fue hecha por Roberto de Ketton. Comenzaba con la palabra "Dixit Algoritmi" ('Dijo Algoritmi'). A través de esto el nombre del matemático fue el origen de la palabra algoritmo. También le debemos a este sabio el uso de la 'X', para designar la incógnita en una ecuación, ya que había utilizado la palabra árabe "shay" (cosa) para designarla; luego derivaría en España como "xay" y finalmente en X, tal cual la utilizamos hoy. Al-Juarizmí llegó a la conclusión que un grado en la superficie de la Tierra equivalía a 75 millas lineales, por tanto la circunferencia de la Tierra era de 27.000 millas. Esta cifra es extraordinariamente exacta, si se considera que está errada apenas en 41 metros (menos del 0,004%) respecto de la lectura moderna de 110.959 metros a 36°, y además teniendo en cuenta que al-Juarizmí utilizó una milla romana de 1.480 metros. Omar Jayyám fue un destacado matemático y astrónomo, aunque su fama en nuestros días sea gracias a su poesía. Su especialidad fue el álgebra aplicada a la geometría, sobre lo que escribió un tratado titulado "Cuestiones Matemáticas", En esta obra, Jayyám afirma conocer una regla para calcular las potencias enteras de un binomio. Si así fuera, se habría adelantado al renombrado científico, filósofo y matemático francés Blaise Pascal en más de cinco siglos. La historia tradicional de la tecnología señala al arquitecto italiano Giovanni Branca como el primero que inventó una turbina de vapor en 1629. En 1648 el inglés John Wilkins en su libro "Magia matemática", también describe una turbina de vapor con una rueda giratoria. Sin embargo, el astrónomo, matemático e ingeniero mecánico de origen sirio Taqi al-Din en su libro "Los sublimes métodos de las máquinas espirituales", completado en 1551, presenta una turbina de vapor con rueda giratoria. De manera que precedió a Branca en 78 años y a Wilkins en 97 años. Aportes al pensamiento El legado filosófico griego fue tomado por los musulmanes particularmente en Siria y en Irak, posteriormente, este legado comentado 8 y ordenado volvería a occidente a través de España. La lógica griega, transmitida plenamente por Aristóteles, fue un estímulo extraordinario que produjo un movimiento filosófico racional que podría llamarse la "Ilustración musulmana". Este fenómeno se produjo quinientos años antes del Renacimiento en Occidente, en pleno siglo IX. Como primer gran filósofo entre los musulmanes podemos mencionar a Abu Yusuf Yaqub AlKindí (800-873). Fue conocido en Europa como el "Filósofo de los Árabes", a partir de la traducción al latín de algunos de sus trabajos, que por otra parte es la lengua donde se conservan la mayoría de sus trabajos. Al ser un creyente devoto, una de sus preocupaciones esenciales fue tratar de reconciliar las disputas entre los teólogos y los filósofos. Sostenía que "la verdad es universal, y la verdad de la religión y de la filosofía son concordantes". Al-Kindí propuso que las sagradas escrituras pueden ser estudiadas como alegorías que guían el pensamiento racional del hombre. Expresó que la revelación se dirigió a todos los hombres y que ofrece una amplia verdad a todos ellos en concordancia con sus habilidades de percibir y entender. El incansable esfuerzo de Al-Kindí para hacer que la filosofía sea aceptada por los teólogos, contribuyó a revitalizar el pensamiento en el Islam. Al-Kindi en la visión de Cardamo, el inventor italiano del siglo XVI, se encontraba entre los 12 cerebros más sutiles de la historia. El desarrollo de la filosofía posterior a Al-Kindí tuvo su continuidad en Al-Farabí y en Avicena. Sus primeros escritos tuvieron una orientación más política que filosófica. Sus contemporáneos lo llamaban "el segundo gran maestro", considerando a Aristóteles el primero. Sus trabajos por demás reconocidos son: "Comentarios al corpus aristotélico", "Acuerdo entre la doctrina de los sabios Platón y Aristóteles", "Análisis de los diálogos platónicos", "Artículos de la ciencia política", "Catálogo de las ciencias". "Tratado sobre las opiniones de los miembros de la ciudad perfecta" y el "Libro de la consecución de la Felicidad". En su visión consideraba a los seres en dos clases: "Con una de ellas se significan los seres cuya esencia no conlleva necesariamente la existencia; son los que se llaman seres posibles. Con la otra clase se significan los seres cuya esencia implica siempre la existencia; se llaman seres necesarios". En relación al hombre y el desarrollo de sus cualidades escribió: "Cada hombre tiene como cualidad innata, para poder subsistir y alcanzar la más excelente de sus perfecciones, el necesitar muchas cosas que él solo no puede realizar, precisa de otras gentes que se ocupen de aquello que los otros necesitan. Por eso, el hombre no puede obtener la perfección para la que fueron creadas sus cualidades naturales si no es por medio de la sociedad. Para Al-Farabí (870-950) el intelecto adquirido es el más elevado ya que en él, se pueden recibir por intuición e iluminación las formas que irradia la inteligencia agente sin mediación ninguna por parte de los sentidos, revelando un elemento original respecto del aristotelismo. 9 Al-Farabí ejerce una notable influencia sobre Maimónides, quien lo elogia y cita en uno de sus trabajos. El trabajo de Al-Farabí sirvió de punto de partida para el quizás más trascendente de los filósofos islámicos orientales, que no es otro que Ibn Sina (980-1037), conocido en el occidente como Avicena. La importancia de Avicena, que es considerado por algunos como el punto culminante de la historia intelectual de la Edad Media, se basa en el carácter enciclopédico de su trabajo. Estableció un sistema científico que duró varios siglos. Como principal representante del escolasticismo formuló por completo esta filosofía y le dio toda su amplitud de miras. La influencia de Avicena en el pensamiento filosófico occidental fue inmensa. Según André Gichon, «No hay ni una sola tesis de nuestros filósofos medievales que no examine sus relaciones con la filosofía de Avicena. Y cuando más profundamente se examina esto, más claramente se ve que Avicena no fue sólo una fuente de la que todos bebieron libremente sino también una de las principales influencias formativas de sus pensamientos». Alberto Magno la tomó como modelo, aunque luchó contra la filosofía árabe en general y Renan en su trabajo "Averroes y el averroísmo", no dudó en afirmar que el maestro de Santo Tomás, que estaba muy influido por Averroes, no era un desconocido del pensamiento aviceno. El Papa Juan XXII, antes de subir al trono pontificio, "enseñaba una teoría del conocimiento, en la que Avicena sustituía a Aristoteles". En cuanto a los filósofos del occidente musulmán, España y el Magreb, podemos mencionar en primera instancia a Ibn Masarra. Formó en Córdoba una escuela que llevaría su nombre. En la obra de Asín Palacios encontramos un paralelismo en cuanto a la similitud de concepción que tenía Ibn Masarra acerca del Islam, y el Obispo de Avila acerca del Cristianismo. Ibn Masarra era un defensor de monoteísmo abrahámico, y del carácter Uno y único de Dios. Comentador de Aristóteles y Al-Farabí, Avempace (c.1070-1139) es otro destacado filósofo andalusí. Caracteriza su pensamiento su afán de racionalidad y de moralidad, en búsqueda de la perfección. Esta perfección se presenta como el ideal supremo del sabio y meta trascendente de la existencia humana. Otro filósofo nacido en España, Ibn Tufail, deja su impronta a través de uno de los personajes de sus escritos en el Robinson Crusoe de Daniel Defoe y en el Emilio de Rousseau. Se trata de un hombre que nace solo en una isla. A su tiempo se da cuenta de su superioridad sobre el resto de los animales del lugar y empieza a pensar en la existencia de un alma, para posteriormente adentrarse en aquello que se encuentra por sobre el hombre. La obra traducida al español como "El filósofo autodidacto" nos deja su visión en el siguiente pensamiento: incluso privado del beneficio de parientes y maestros, uno puede por medio de la razón y el sentido 10 común, llegar al conocimiento de la verdad última, o sea la aceptación de la voluntad de Dios y su naturaleza perfecta". Sin duda el más reconocido e influyente de los filósofos del occidente musulmán no es otro que Abu Al-Walid Muhammad Ibn Ahmed Ibn Muhammad Ibn Rushd (1126-1198), el gran Averroes, un sabio perteneciente a una noble familia de jurisconsultos y magistrados, nacido en Córdoba. La obra escrita de Averroes es extraordinaria y aún no ha sido estudiada ni clasificada totalmente. Comprende obras filosóficas, teológicas, jurídicas, astronómicas, filológicas y médicas, que pasan del centenar. Retoma la definición aristotélica de Metafísica como ciencia del ser en cuanto ser. Y entiende por "ser" la sustancia que es, la cosa individual, y más aún lo que determina a la cosa real a ser lo que es. Todo ser es sustancia o accidente de una sustancia. Y en referencia al primer motor dice "Todo lo que se mueve es movido por un motor. Y en la serie de motores que a su vez son movidos por otro no podemos remontarnos al infinito. Por tanto, podemos afirmar que hay un primer motor, un fin último deseado por todos los demás seres, que es Dios." Averroes a la hora de definir el hecho de gobernar sostiene en su pensamiento: "Gobernar, significa educar, enseñar al conjunto de los hombres el camino libre que conduce al orden necesario. Sólo los hombres que realizan en sí en acto, de un modo libre, el orden necesario, están capacitados para dirigir la sociedad humana. El único signo que permite reconocer al verdadero gobernante, es el ejercicio en acto de las más altas virtudes intelectuales. La sociedad es un organismo adecuado a la coexistencia humana, a la necesidad de realizar del mejor de los modos posibles el cumplimiento libre del orden universal. Tanto la conducta social como la individual están presididas por la virtud superior de la sabiduría; el arte político se confunde con el ejercicio en acto de la virtud de la sabiduría. La diferencia entre la sabiduría en sí y la sabiduría como prudencia política, es de estricto orden intencional." La filosofía islámica racionalista influenció de manera decisiva a los pensadores alto y bajomedievales y también a los humanistas renacentistas. De hecho Averroes influyó en Santo Tomás, Maimónides, Roger Bacon y San Alberto Magno entre otros. Sin las traducciones del griego al árabe y la restauración de la filosofía y las ciencias exactas y naturales por parte de los sabios musulmanes no hubiera habido un pronto Renacimiento en Europa. Medicina Las ciencia médicas fueron una de las ciencias más cultivadas por los musulmanes, quizás en el dicho profético que le asigna a la medicina un lugar de privilegio podemos encontrar uno de los motivos que despertó el particular interés de los creyentes en esta materia: "Hay dos ciencias 11 fundamentales, la religión que es la salvación del alma y la medicina, que es la salvación del cuerpo". Podemos fijar como punto de partida para el auge de la medicina entre los musulmanes, la toma de la ciudad persa de Gundishapur. Esta ciudad era el centro científico más importante de Asia Central en relación al arte de curar. Residía en este lugar la confluencia del saber griego, persa e indio en materias médicas. En los siglos posteriores a este hecho surgieron en la civilización islámica cantidad de médicos que aportaron a este campo del saber, influenciando posteriormente a los médicos de Europa. Uno de los más célebres médicos musulmanes fue Al-Razí (864-932). Sus obras ingeniosas y precursoras abordan las diversas áreas de la medicina. No tiene antecedente la composición de un libro sobre las enfermedades de los niños. Escribió tratados sobre las enfermedades eruptivas, que siguieron siendo utilizados por mucho tiempo. En sus obras aparece el uso de agentes terapéuticos nuevos como el agua fría, el alcohol, las ventosas, etc. La mayor parte de las obras de AIRazí, fueron traducidas al latín y varias veces reimpresas. Su tratado de la viruela se publicó hasta más de ochocientos años después de su muerte. Avicena, mencionado en este trabajo como filósofo, también dejó grandes obras como médico. Su trabajo más célebre fue el "Canon", que comprende estudios sobre fisiología, higiene, patología y terapéutica. Las obras de Avicena fueron traducidas a varias lenguas y han sido la base de los estudios de los médicos franceses e italianos hasta el siglo XVIII. El más célebre de los cirujanos árabes fue Abulcasis (Abul Qasim Jalaf Ibn Al-Abbás AlZahrawí) de Córdoba, quien inventó cantidad de instrumentos quirúrgicos que sirvieron de modelo, en la palabra del fisiólogo Haller, a todos los cirujanos posteriores al siglo XIV. La primera impresión de sus trabajos fue hecha en latín en 1497, y la última en 1861. Ya en el siglo XI se conocían en el ámbito islámico tratamientos de cataratas por reducción, o por extracción del cristalino, la litotricia que Abulcasis describe claramente, el tratamiento de las hemorragias, y el uso de anestésicos. Las huestes de médicos musulmanes fueron cuantiosas e imposibles de nombrar en este trabajo. No menos importante fue la contribución al estudio y clasificación de los medicamentos y plantas con fines terapéuticos. Todavía hoy consumimos medicamentos en formatos desarrollados por los musulmanes, como los jarabes, pomadas, ungüentos y grageas. En la civilización del Islam se establecieron las primeras farmacias y dispensarios, se fundó la primera escuela medieval de farmacia y escribieron grandes tratados de farmacología. La oftalmología islámica estableció un nexo estrecho entre el cerebro y el ojo, conocimientos que hoy sorprenden por lo avanzados. Estos incluían el empleo de anestésicos en cirugía. Finalmente, cabe destacar 12 que el árabe proporcionó a las lenguas europeas numerosos términos en materia de oftalmología. Ibn al-Haizam (965-1040) ha sido llamado con justicia "el padre de la óptica". Fue el primero en describir el ojo humano. Dio también una explicación de la visión binocular; estudió cuidadosamente los fenómenos de reflexión y de refracción, y, haciendo experiencias con segmentos esféricos o curvos (recipientes de vidrio llenos de agua), se aproximó al descubrimiento del fenómeno del poder aumentativo de los lentes, hecho que recién tres siglos después encontró su explicación en Italia, y todavía tres siglos más tarde su explicación teórica. Química La química desarrollada por los musulmanes estaba mezclada con la alquimia, lo que no les impidió llevar a cabo descubrimientos importantes. Los musulmanes descubrieron el alcohol, el ácido sulfúrico, el ácido nítrico, el mismo mezclado con ácido hidroclórico, que no es otra cosa que el agua regia. También descubrieron fundamentales operaciones químicas como la destilación. El gran alquimista del Islam es Ÿabir Ibn Hayyán (siglos VIII-IX). Literatura La influencia literaria del Islam, dejó su huella en la literatura de Europa, particularmente en España. La autoridad de los musulmanes en las universidades de Italia, particularmente en Padua, no era menor que en Francia, ocupando el mismo lugar que ocuparon en el Renacimiento los griegos y los latinos. Existe una protesta del célebre Petrarca que nos muestra hasta qué extremo llegaba esta autoridad, quien dice: «¡Cómo!, Cicerón pudo ser orador después de Demóstenes. Virgilio pudo ser poeta después de Homero. y ahora, después de lo árabes, no deberíamos atrevernos a escribir. i Decís que quizá habremos sobrepujado a los griegos, y por consiguiente a todas las naciones, pero que no hemos sobrepujado a los árabes! iOh locura!, ¡Oh vértigo!, ¡Oh genio de Italia adormecido sino extinguido!». Los musulmanes cultivaron la poesía y la narrativa. Obras llevadas por ellos a occidente dejaron rastros no sólo en temática, como en el caso de fábulas con intención edificante, sino también en métodos y formatos de escritura La literatura de origen arábigo islámica influyó en Juan Ruiz, el Infante Juan Manuel, Ramon Llul, Dante Alighieri, Miguel de Cervantes, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Ávila, entre muchos otros. 13 Historiadores y Geógrafos Se debe a los musulmanes la recuperación del estudio de la historia. Serán ellos los que legarán a occidente la sistematización historiográfica y el saber enciclopédico. Entre los siglos IX y XVI surgirán numerosos historiadores en todas las regiones del Islam. At-Tabarí, Ibn Al-Azir, Ibn Jalikán, Imaduddín Al-Isfahaní, Al-Suyutí y Al-Maqqarí se destacarán en el oriente con sus múltiples crónicas y diccionarios biográficos. Por su parte, Ibn Al-Qutiyya, Ibn Al-Idarí e Ibn AI-Jatib serán algunos de los principales historiadores andalusíes. Será en el norte del África donde aparecerá el historiador musulmán por excelencia considerado por los especialistas europeos decimonónicos como el fundador de la sociología de la historia. Nos referimos a Ibn Jaldún (1332-1406), autor de la "Muqaddimah", una introducción a la historia universal que servirá de modelo a los futuros analistas europeos de los pueblos y las culturas. Ibn Jordadbeh es el primer gran recopilador de referencias geográficas, en una obra cuyo título se repetirá en este género, a lo largo de varios siglos: "El libro de los caminos y los reinos". Lo seguirá el bagdadí Al-Mas'udí, (900-957), autor de la monumental obra "Praderas de Oro y piedras preciosas". Gran cosmógrafo, redactó el "Libro de la advertencia y de la revisión", un tratado de ciencia, filosofía, mineralogía y botánica. Viajero incansable e insaciable, recorrió grandes extensiones de Siria, Palestina, Arabia, la costa oriental de África, Irán, Asia central, la India, Ceilán y el marde la China. Ibn Idrís, generalmente citado como Al-Idrisí, nacido en Ceuta en 1099 y muerto en Palermo en 1166, es el geógrafo más famoso del occidente musulmán. Pasa su juventud en Córdoba, donde estudia con los principales sabios del momento. Sin embargo sus trabajos no los realiza en al-Ándalus, ni siquiera en territorio islámico, sino en la corte de los normandos, en la isla de Sicilia, que había estado en manos de los musulmanes entre los años 878 y 1078, hasta ser conquistada por aquéllos. Roger II (1095-1154), y lo mismo sus sucesores, Guillermo I (1120-1166) y Guillermo II 1154-1189), así como el emperador Federico II Hohenstaufen (1194-1250), mostrarán un amplio interés hacia el Islam y el mecenazgo de las artes y las ciencias, y para el primero de ellos, al-Idrisí escribió su gran obra geográfica "Libro del placer de quien esta poseído por el deseo de abrir horizontes". En 1154, al-Idrisí dibujó un gran mapa mundial sobre una lámina de plata, y en el que abandona las formas geométricas usadas anteriormente, siendo sustituidas por otras que representan más fielmente el contorno de las costas, el curso de los ríos, la ubicación de las ciudades, las montañas., etc. En este mapa, al-Idrisí divide la tierra habitada en siete climas. Además cada clima está dividido en diez partes, por medio de líneas paralelas, correspondientes a los meridianos. Se 14 obtiene así una especie de proyección que asemeja a la que luego se denominó de Mercator por el nombre de su realizador, el geógrafo holandés Gerhard Kremer (1512-1594), conocido como Gerard Mercator, base del primer mapa para uso de navegantes, que apareció en 1569. La primera traducción conocida de al-Idrisí se publicó en Roma el año 1619, tomada de un extracto incompleto del «Libro de Roger»: el traductor ni siquiera conoció el nombre del autor magrebí. El Islam y sus aportes en la palabra de arabistas e islamólogos europeos Escribe el Padre Don Miguel Asin Palacios: "los científicos y los filósofos cristianos debieron muchas de sus ideas a los hombres de ciencia y comentaristas musulmanes, del siglo IX hasta el XVI", este saber fue traducido, ordenado y comentado en la Célebre Escuela de Toledo, bajo la dirección de Don Raimundo, arzobispo de esa ciudad y Canciller de Castilla. Robert Briffault en su trabajo "Creación de la Humanidad", ha expresado honestamente la deuda que tiene Europa para con los árabes: «Fue bajo la influencia de los árabes y la resurrección de la cultura mora y no en el siglo XV que se produjo el verdadero Renacimiento». Dice Roger Bacon: «No fue sólo la ciencia lo que devolvió a Europa la vida, otras variadas influencias provenientes de la civilización islámica, comunicaron su primer resplandor a la vida europea». Ernesto Renan y Arnold Toynbee, entre otros, sostienen que la influencia y la suerte cultural de Europa dependió decisivamente de la influencia arábigo islámica, y fue esta cultura la plataforma que generó el ambiente propicio para el Renacimiento europeo. Dice Gustav Le Bon: «A medida que se adelanta en el estudio de esta civilización se descubren nuevos datos y horizontes más extensos, quedando luego probado que la Edad Media no conoció la antigüedad clásica sino a través del conducto de los árabes; que durante 500 años las universidades de Occidente se alimentaron exclusivamente de sus libros, y que los árabes son los que han civilizado Europa en el triple concepto intelectual, moral y material. El que estudia trabajos científicos y descubrimientos ve que ningún pueblo ha producido mayores en tan breve tiempo. Del trabajo de la Escuela de Toledo y a través de traducciones recopiladas, el Occidente recupera los orígenes de su cultura y recrea el pensamiento de los griegos, comenzando por Aristóteles, Platón, Galeno, Ptolomeo, Arquímedes, Euclides y otros no menos célebres, merced al legado científico islámico». El escritor irlandés George Bernard Shaw manifiesta acerca del Islam: «Siempre he tenido en gran estima a la religión de Muhammad por su 15 magnífica vitalidad. Es la única religión que a mi juicio posee esa capacidad de asimilación en las fases cambiantes de la existencia, haciéndose indispensable para todas las etapas. He estudiado a ese hombre extraordinario y en mi opinión lejos de ser un anti-Cristo, debe ser determinado Salvador de la Humanidad. Creo que si un hombre como él tuviera que asumir la dictadura del mundo moderno, lograría resolver sus problemas, de una manera que trajera consigo la tan necesaria paz y felicidad: he profetizado respecto a la fe de Muhammad, que sería aceptable para la Europa de mañana como está empezando a ser aceptable para la Europa de hoy». Dice el historiador británico Arnold J. Toynbee: «La anulación de la discriminación racial como ocurre entre los musulmanes, es uno de los logros más notables del Islam y en el mundo contemporáneo existe, una necesidad imperante de propagar esta virtud islámica». 16