Rinocerontes nos enseña que es posible resistir

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LATERCERA Domingo 5 de enero de 2014
Cultura&Entretención
RR En la obra, los
habitantes de un pueblo
francés de a poco se
convierten en bestias.
FOTO: JEAN LOUIS FERNANDEZ
“Rinocerontes
nos enseña
que es posible
resistir cosas
terribles”
R Emmanuel Demarcy-Mota, director
del Théâtre de la Ville, habla de su
versión de la obra de Ionesco.
R La pieza es uno de los grandes
estrenos de Stgo. a Mil.
Santiago Rosero
París
Emmanuel Demarcy-Mota
parece haber recibido una
descarga de entusiasmo:
gesticula con energía, despliega con generosidad las
ideas. Cuando enciende un
cigarrillo, a contraluz con
los rayos que inundan su
espaciosa oficina en el
Théâtre de la Ville , el humo
parece dibujarle un halo a
su elocuencia. Puede ser el
sol que, de manera excepcional, aviva esta tarde de
invierno en París, aunque es
más probable que se trate de
su fuego interno.
Sobre su escritorio hay varias pilas bien ordenadas
con libros y documentos, y
por ahí, sueltos, La vie immediate, de Paul Elvard; Le
chef d´ouvre inconnu, de
Balzac, y Théâtre, service
public, de Jean Vilard. Para
Demarcy-Mota el teatro es
un servicio público, pero
más todavía es una forma de
resistencia.
“El siglo XX fue aterrador
para gran parte del plane-
CRITICA DE TEATRO
¿Y DONDE
ESTA EL
PIANISTA?
Rodrigo Miranda
Periodista
Stifters dinge
Estación Mapocho. Hoy, a las
22 horas. Del 6 al 9 de enero,
22.30 horas. 10 de enero, 22 y
23.59 horas.
ta”, dice. “Entre las guerras
mundiales, el nazismo, las
dictaduras, vimos que el
hombre es capaz de las peores atrocidades, y los chilenos también lo saben. Por
eso tengo un afecto especial por Rinocerontes, porque es una pieza que nos
enseña que podemos resistir a esas cosas terribles, y
también porque es una pieza contra el olvido, pero no
en el sentido de hacer acto
de memoria, sino como una
forma de relacionarse con la
historia”.
En Rinocerontes, la obra
que escribió el dramaturgo
rumano francés Eugene Ionesco en 1959, los habitantes de un pequeño pueblo de
Francia de a poco se convierten en bestias. Evocación de la deriva fascista en
la que cayó Europa en la
primera mitad del siglo pasado, historia personal del
autor, pues su padre y sus
amigos se unieron a la ola
del totalitarismo, Rinocerontes funciona como una
metáfora de la deshumanización a la que arrastran los
fanatismos. Solamente un
individuo se salva, Bérenger, un borrachín del pueblo al que, por evitar el embate de la rinoceritis, la metáfora se le vuelve paradoja:
resiste, pero se queda solo
en el mundo, todos se han
vuelto animales.
Emmanuel DemarcyMota montó la obra por primera vez en 2004, luego la
retomó en 2011, actualizada,
porque el texto, al contrario
de prescribir, mantiene una
vitalidad perpetua.
“Cuando la volví a montar
–dice el director- me di
cuenta de que tenía una
gran resonancia contemporánea por la emergencia de
los extremismos en Europa
y por los estragos de la crisis, pero no de la crisis económica, que ya todos conocemos, sino de la crisis de
valores. Ahora me interesa
profundizar en dos aspectos: la soledad del individuo y la separación en las
relaciones humanas a causa de cuestiones ideológicas”.
Desde que se la volvió a
poner en escena en 2011, la
obra no ha dejado de presentarse alrededor del mundo. Rinocerontes ha podido
ser a la vez el catalizador y
el testigo de los diversos estados de ánimo de los públicos ante los que se ha presentado.
“A los rusos, por ejemplo
-cuenta el director-, les pareció que la obra era demasiado pesimista, porque el
hombre que resiste termina
solo. La lectura está abierta,
pero yo no creo que sea una
obra pesimista. El hombre
termina solo, pero a la vez
nos enseña que es posible la
resistencia. En todo caso, la
obra sí es dialéctica, como la
vida. Schopenhauer decía
que la vida es el movimiento pendular entre soledad,
sufrimiento y felicidad”.
En Los Angeles, en Nueva
York, en Alabama, la obra
fue leída con optimismo,
con la esperanza de que lo
que hace Bérenger se pueda
multiplicar. En Grecia, en
pleno momento de la debacle económica y de la remontada de Amanecer Do-
L
a imponente nave central
de la Estación Mapocho
está a oscuras y cinco
pianos se mueven amenazantes hacia el público sobre
perturbadores charcos de agua
humeantes en una instalación
hipnótica y misteriosa. El escritor romántico del siglo XIX Adalbert Stifter es conocido en Alemania por sus novelas y cuentos
con precisas descripciones de la
naturaleza, admiradas por Rainer Maria Rilke y Thomas Mann.
Su escritura es el punto de partida de Stifters dinge, la última
obra del músico Heiner
Goebbels, que se podría definir
como una “composición para
cinco pianos sin pianistas”, pero
también como una puesta en escena sin actores de gran comple-
RR La obra es parte del festival
Stgo. a Mil. FOTO: MARIO DEL CURTO
rado, el partido de extrema
derecha, Rinocerontes creó
tensión. En Turquía, cuando en un pasaje uno de los
personajes, una mujer, exclamó que se negaba a tener
hijos, el público explotó en
un aplauso inusual. Luego el
grupo se enteró de que en el
país se debatía el tema del
aborto.
¿Qué expectativas tiene de
la reacción en Chile?
Primero debo decir que estoy muy contento de presentar la obra allá. Mi familia materna es de Portugal y
por ese lado tengo varios
amigos chilenos que huyeron de la dictadura. No conozco Chile directamente,
pero la conozco a través de
su historia y a través de las
compañías de teatro que he
invitado a París. Estoy muy
interesado en la reacción de
las viejas generaciones, pero
también de las actuales generaciones. Además, acaba
de haber elecciones presidenciales. Espero darme
cuenta de cuál es el nivel de
optimismo acerca del futuro del país. Creo que Rino-
jidad tecnológica.
Dos tramoyistas son los únicos
seres humanos que se ven. Ellos
rocían una sustancia blanca por
la escenografía a través de un tamiz en forma de camilla. Los pianos rápidamente reemplazan el
rol de los actores.
También emergen ramas de árboles sin hojas, una leve lluvia,
proyecciones visuales de una
pintura de Paolo Uccello y sonidos pregrabados: melodías clásicas y modernas, voces tribales,
citas literarias, textos de Stifter y
una entrevista grabada con el antropólogo Claude Lévi-Strauss.
Stifters dinge es una obra experimental abierta a toda interpretación. Alejada de una trama
cronológica y convencional, a
través de distintas atmósferas, el
cerontes puede funcionar
como un medidor del optimismo de las sociedades.
En Santiago a Mil, la obra
se presentará con el mismo
grupo de 14 actores que la
trabajaron por primera vez
en 2004 y la continuaron
en 2011. La escenografía, un
astuto andamiaje metálico
con una suerte de piezas de
lego que se montan y se desarman con fluidez, va entera. Debido a que la obra
tuvo que ser cambiada al
Teatro de Carabineros, sólo
habrá que hacer ajustes en
la iluminación. El barco que
lleva el equipo completo
zarpó hace 20 días.
“Ahora sólo queda estar a
la altura de las expectativas”, dice Demarcy-Mota.b
COORDENADAS
Rinocerontes
De Eugenio Ionesco. Con la
compañía del Théâtre de la
Ville. Ju. 16, vi.17, sá. 18 de enero,
21 horas. Do. 19, 19 horas. En el
Teatro de Carabineros.
$ 5.500 a $ 44.000.
espectador va construyendo su
propio recorrido sensorial por
un espectáculo que alerta sobre
el peligro de un desastre ambiental, la contaminación del
agua y la tala de bosques. Asimismo, se centra en objetos que
normalmente estarían postergados en el fondo de la escenografía. Los actores ya no son el único
centro de atención en este asombroso espectáculo donde el público puede contemplar la belleza del vacío. Precisamente, LéviStrauss sostenía que no le
“inquietaba disolverse en la
nada”. Luego de la función, el espectador puede pasear libremente por el engranaje mecánico y eléctrico de pianos tratando
de averiguar cómo funciona
todo. Inquietante y sugerente.
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