vulnerable en tres frentes

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> AMERICA LATINA 2008
México
vulnerable en tres frentes
Criminalidad organizada, inestabilidad política y una crisis económica en puerta, reza el fulminante diagnóstico que hace la fundación alemana Friedrich Ebert, en un estudio sobre México.
(Publicado en Deutsche Welle www.dwworld.de)- “No pasa un día sin que los
medios en México reporten sobre nuevos
asesinatos y secuestros por parte del crimen organizado” señala el informe que
advierte que la ola de violencia es el
resultado de una lucha brutal por el poder
que se disputan cuatro cárteles de la
droga que entre tanto dominan ya los
mercados latinoamericanos. Entre un 80
y 90 por ciento de la cocaína, marihuana,
heroína y drogas sintéticas que se consumen en Estados Unidos llegan a dicho
país a través de la frontera común con
México. Detrás de ese negocio se encuentran los cárteles de Tijuana, Sinaloa,
Juárez y del Golfo, que son combatidos
por el aparato estatal, pero también libran
entre sí una lucha sin cuartel por el poder.
“La punta del iceberg fue el notorio caso
del secuestro del joven Fernando Martí,
de 14 años, que ofreció al gobierno
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mexicano la oportunidad de una puesta
en escena mediática”, señaló el informe
publicado por la fundación alemana
Friedrich Ebert, cercana al partido
Socialdemócrata alemán. “Se convocó
un “Consejo Nacional para la
Seguridad” integrado por representantes
de la clase política, que debían respaldar
un nuevo plan contra el crimen organizado. El asesinato del hijo de un acaudalado empresario, después de que la
familia había pagado el rescate, conmocionó a la sociedad mexicana y desembocó en la mayor manifestación ciudadana contra la criminalidad organizada.
Después se supo que los autores del crimen habían sido policías condecorados
por su desempeño en la lucha contra el
crimen. El caso Martí, señala la autora
del estudio, Svenja Blancke, pone en
manifiesto una lucha desesperada y casi
perdida por parte del ejecutivo.
También ejemplifica el intrincado vín-
culo entre representantes de la ley,
como son la policía, el ejército y los
políticos, por un lado y las bandas criminales que tienen en sus manos una
industria altamente lucrativa de narcotráfico y secuestros, por el otro. Un
atentado con bomba ocurrido el 15 de
septiembre, el día de la fiesta nacional,
en la ciudad de Morelia, en el que
murieron ocho personas, entre ellos
niños, dio paso al término “narcoterrorismo”, y sugiere que el gobierno pierde
el control sobre la situación del país.
Desde el inicio de la gestión del presidente
conservador, Felipe Calderón Hinojosa
(PAN), en diciembre de 2006 se han registrado más de 5.000 asesinatos relacionados con la criminalidad organizada. Tan
sólo en lo que va del año, van más de
3.500 muertos. En el 2006 México registró mundialmente el mayor número de
secuestros y dejó a Irak e India en el
segundo y tercer puesto respectivamente.
La Ciudad de México se ha convertido en
la metrópoli más peligrosa de latinoamérica. En mayo pasado fue asesinado el principal estratega de la política de seguridad
del presidente. Los zares de la droga publican en carteles quien será su próxima víctima. A la intimidación sistemática le sigue
la ejecución con escenificación mediática.
Aparecen cuerpos sin cabeza, amontonados unos sobre otros, cabezas sin lengua,
con narcomensajes que advierten lo que
pasa a quien se mete con la mafia.Para
colmo, en cuanto es aprehendido un jefe
de la mafia, inmediatamente lo remplaza
una nueva generación.
A diferencia de otras administraciones
anteriores, la estrategia de Calderón se
apoya en el ejército. Como las policías
estatales y municipales no están suficientemente armadas, además, muchos
de estos policías, no se sabe cuántos,
son parte de la mafia de la droga, el
gobierno mexicano ha apostado por una
tropa integrada por 36.000 soldados
bajo las órdenes del presidente para
ganar la guerra al narcotráfico.
La estrategia, en un principio celebrada
casi con euforia, con la que el presidente
quiere fortalecer su legitimidad, en vista
de la estrecha mayoría con la que llegó al
poder, es hoy en día vista con escepticismo por la mayoría de los ciudadanos.
Adicionalmente la creciente violencia
convierte al país en uno de los más peligrosos para la prensa. Distintas organizaciones no gubernamentales reportan una
cifra de 40 periodistas asesinados entre el
2000 y 2008. Ocho informadores siguen
desaparecidos, el periodismo investigativo en lo que respecta a la criminalidad
organizada puede realizarse con dificultades y sólo de manera anónima. Blancke
sostiene que la estrategia del ejecutivo no
es exitosa, en vista del creciente número
de víctimas mortales resultante de esta
guerra y advierte que es necesario un
cambio de estrategia. “No se puede
enfrentar la compleja problemática del
país tan sólo con medios militares”.
La autora cuestiona si el aumento constante del presupuesto en materia de
seguridad es la estrategia adecuada. La
lucha militarizada contra el crimen
organizado requiere de cada vez mayores recursos del erario público que faltan en otros rubros. A la iniciativa
Mérida iniciada en el 2007, el gobierno
mexicano y el estadounidense destinarán 1.400 millones de dólares para
financiar durante tres años la lucha
contra el crimen organizado.
El país es vulnerable en dos frentes más:
Por un lado, un país cuyas exportaciones son destinadas en un 85 por ciento
a Estados Unidos, está predestinado a
enfrentar dificultades si su vecino del
norte sufre una recesión. Esta dependencia externa inhibe el crecimiento
interno, señala el estudio. La Comisión
Económica para América Latina y el
Caribe, CEPAL, estimó para México un
índice de crecimiento económico en el
2008 del 2,5%, junto con Haiti, el más
bajo de América Latina. Aunque el
desempleo oficialmente es bajo, el sector informal, donde trabaja la mayoría
de los mexicanos sin ningún tipo de
seguridad social, crece.
Hasta ahora la migración de mexicanos
hacia EEUU ha sido una válvula de escape para el mercado laboral. Sin embargo
las consecuencias de una crisis financiera
y de un aumento del desempleo en EEUU
significan para México menos ingresos
por las transferencias de los migrantes.
Menos remesas para las familias en
México, menos absorción de mano de
obra mexicana en EEUU, menos exportaciones y al final todo esto se traduciría en
daños para la importante industria turística del país. La autora señala que la división interna política y social es la tercera
herida abierta. La confrontación política y
social que divide a la sociedad tras la controvertida elección presidencial, impide
una búsqueda seria de una estrategia de
largo plazo en bien de la mayoría. Tras el
fin de la era en la que dominó un único
partido político, el PRI, el nuevo sistema
político parece incapaz de actuar.
El estudio concluye formulando interrogantes. ¿Puede un Estado crecientemente impotente garantizar la seguridad de
sus ciudadanos? ¿Cómo desarrollar una
política laboral y social que quite al
negocio clandestino –el narcotráfico- la
tierra de cultivo? Por último, la investigadora se pregunta como se puede
enfrentar el crimen organizado, drogas,
secuestros y tráfico de personas. “Tiene
que ser una estrategia internacional –en
la que no se puede descartar la legalización de la droga- y basada en un consenso nacional en torno a la dirección
política y económica, que ayude a que
los ciudadanos mexicanos superen el
gran escepticismo en torno a su joven
democracia”, concluye la autora.
La confrontación política y social que divide a la sociedad tras la
controvertida elección presidencial, impide una búsqueda seria de una estrategia
de largo plazo en bien de la mayoría.
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