Los servicios de bienestar social en los ingenios azucareros

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Autor
María Laura Imbaud
Artículo
Los servicios de bienestar social en los
ingenios azucareros durante el primer
gobierno peronista
Los servicios de bienestar social en los ingenios azucareros durante el
primer gobierno peronista
María Laura Imbaud (Universidad Nacional de Tucumán)
El presente trabajo tiene como objetivo analizar la política social hacia los obreros
azucareros durante el primer gobierno peronista y cómo desde el propio Estado se incentivó
el rol mutual del sindicato.La ley de Asociaciones Profesionales que definióel régimen
legal de esa istitución obrera contemplaba el desarrollo de servicios sociales que excedían
lo estrictamente gremial.
A- Antecedentes..
Los programas de asistencia social
centrados en las actividades mutuales de los
sindicatos fueron desarrollados en toda su plenitud
durante el peronismo.1 Sin embargo
habían constituido una aspiración del movimiento obrero. En la segunda mitad del siglo
XIX, las primeras asociaciones de trabajadores urbanos de carácter artesanal y de origen
inmigratorio se organizaron como “asociaciones mutuales” con el objetivo del auxilio
recíproco entre sus miembros y la defensa de la profesión. La mutualidad con fines de
asistencia y socorro funcionaba como seguro contra la enfermedad, los fallecimientos, los
accidentes e incluso en caso de desocupación. Juan B. Justo decía que la forma más
genuinamente obrera del socorro mutuo se encontraba en los sindicatos gremiales, que
constituían verdaderas “cooperativas” de seguro contra la enfermedad.
Posteriormente, en el transcurso de los años treinta, a medida que avanzaba la
industrialización, federaciones que nucleaban a trabajadores tan diferentes entre sí como los
escasamente remunerados obreros textiles y los poderosos gremios ferroviarios incluían en
sus estatutos cláusulas en las que se propiciaba el fomento de sociedades de ayuda mutua,
de cooperativas,
la instalación de consultorios médicos, odontológicos y legales para los
afiliados. Las características del sistema variaban de acuerdo al gremio. En algunos casos la
atención era gratuita, en otros los afiliados abonaban tarifas muy reducidas, a veces el
propio gremio sufragaba los gastos pero siempre los honorarios eran ínfimos. También se
propiciaba la creación de centros deportivos, recreativos para esparcimiento de los
trabajadores. La actividad mutualista fue más allá de lo ideológico y formó parte tanto de
la tradición socialista como de la del catolicismo social.
1
MUTUALISMO: En su acepción económica estricta, alude al movimiento cooperativo para formar
sociedades de ayuda mutua en la industria, agricultura, seguros, banca. En sentido lato, reconocimiento de la
interdepencia recíproca y ayuda mutua manifiestas en cualquier forma de colectivismo.
La obra mutualista del Partido Socialista se concretó a través de la actividad
cooperativa, a la cual definían como “cooperación libre” para distinguirla de la cooperación
forzada impuesta por el capitalismo. Desde el punto de vista del derecho del trabajo, el
cooperativismo es una forma de asociación que estimula y utiliza el pequeño ahorro,
suprime a determinados intermediarios y distribuye los beneficios obtenidos en común. Lo
verdaderamente específico de estas cooperativas obreras era su carácter de sociedad sin
propósito de lucro puesto que perseguían fines de bien común, es decir el bienestar
colectivo de los socios mediante la acción económica de ellos mismos y las utilidades se
distribuían en proporción a la actividad o los servicios que cada socio reclamaba de la
sociedad.
En 1896 surgió la cooperativa de publicaciones para imprimir el periódico La
Vanguardia, en 1905 la cooperativa “El Hogar Obrero” que fue la obra más perdurable del
socialismo. Nació como una cooperativa de crédito para la edificación. Se trataba de una
sociedad de ahorro y de edificación en la cual los obreros socios que habían conseguido
hacerse de algunos ahorros los colocaban allí a un interés, a su vez esos fondos se
destinaban a ser prestados a otros socios que los necesitaban para construir su vivienda
propia y tomaban allí el dinero a un interés módico. La cooperativa actuaba como
intermediario o especie de administrador. Eran operaciones seguras pues prestaba
generalmente ya sobre la base del terreno que era propiedad del prestatario, de manera que
lo que se construía tenía siempre la garantía de la hipoteca que se creaba a favor de la
cooperativa. Luego de esta experiencia se edificaron viviendas colectivas para alquilar.
Según Nicolás Repetto los lugares de trabajo para un obrero variaban con frecuencia, por lo
cual,
lo más conveniente era que hubiera una buena cantidad de casas disponibles para
alquilar. Cuando se sancionó la ley de casas baratas, los diputados socialistas no
consiguieron introducir un artículo que autorizara al Poder Ejecutivo a entregar sumas de
dinero a las cooperativas ya acreditadas para la construcción de barrios jardines como se
hacía en Londres. Posteriormente se instaló en el Hogar Obrero la sección de consumo con
la apertura de sus almacenes.
En esa misma época se instaló la Asociación Obrera de Socorros Mutuos, que hacia
1940 inauguró uno de los tramos de su gran edificio social para atender a sus 20.000 socios.
El socialismo realizó una amplia labor cultural que en el
bibliotecas
populares
obreras,
periódicos,
revistas
con
terreno gremial abarcó
información
técnica
sobre
actividades profesionales. Desde 1896 a 1900 surgieron el “Centro de Estudios”, la
“Escuela Libre” que dieron lugar a la formación de la “Biblioteca Obrera”. Se inició la
propaganda antialcohólica fundando la “Sociedad Luz”. Creando espacios de sociabilidad
entendidos como lugares de interacción social, de relación interpersonal, el cara a cara
directo a través de actividades culturales y de esparcimiento como conferencias, teatro,
conciertos musicales, el fomento de juegos de salón como el ajedrez. La juventud socialista
realizaba festivales, formaban coros y desplegaban actividades deportivas. Juan B. Justo en
una charla dirigida a la juventud expresaba:
“Los jóvenes deben atender a que el fútbol, la natación y otros deportes populares se hallen al
alcance de todos. Es éste un vasto campo de organización, inteligencia y solidaridad. Otros
deportes, más costosos pero de mayor importancia para el cuerpo y el espítitu, como el remo,
deben ser practicados en la medida de lo posible. La marcha, las excursiones, los campamentos
y los viajes deben contemplar este vasto programa.”2
Desde la Iglesia, a través de los Círculos Obreros Católicos el mutualismo se
concretó en asistencia médica completa, subsidios por enfermedad y en caso de
fallecimiento, atención jurídica gratuita. La Mutualidad Católica de San José en la Capital
Federal, con su anexo la Mutualidad Católica Femenina, el Policlínico “San José” en la
cuidad de Rosario y la actividad de cada filial del Interior que cubrían aspectos vinculados
a la asistencia sanitaria.
La enseñanza profesional no se descuidó. Nueve universidades populares para la
preparación técnica de obreros y de sus hijos fueron realidad en Palermo, Balvanera, Flores,
Villa Devoto, Mataderos. Se atrajo a la juventud obrera católica a través de actividades
deportivas fundando clubes en Villa Devoto, Mataderos contando cada filial con canchas de
fútbol, basketball, tenis y pileta de natación.
Respecto al campo sindical, los dos gremios más poderosos de la época anterior al
peronismo, la Unión Ferroviaria y La Fraternidad fueron los que más avanzaron en lo que
respecta al suministro de servicios sociales. Ya en 1890 La Fraternidad fundó su primera
escuela técnica con el propósito de que los fogoneros recibieran un entrenamiento que les
permitiera ascender a maquinistas. En 1929 los dos gremios tenían 63 escuelas diseminadas
en todo el país. En la década de 1930 estos sindicatos ampliaron sus programas de
bienestar, la Unión Ferroviaria suministraba atención médica y odontológica a sus afiliados
por intermedio de profesionales particulares. En 1940 compró un hospital privado. Dos
años más tarde, en Rosario inauguró una clínica para pacientes externos, los servicios que
allí se prestaban podían ser utilizados por todos los obreros ferroviarios y sus familias que
quisieran abonar una cuota especial. Este servicio formaba parte de un acuerdo con el
gobierno por el cual se autorizó a las compañías ferroviarias a descontar los aportes
directamente de los salarios de todo obrero que deseara participar en el programa. El hecho
de que los aportes se descontaran de los sueldos ofrecía la seguridad de que la afluencia de
2
Vazeilles, José: Los socialistas, Editorial Jorge Alvarez, Buenos Aires, 1967.
dinero se mantendría de forma permanente. Con relación al esparcimiento, a fines de 1942
la Unión Ferroviaria inauguró un centro de vacaciones en las sierras de Córdoba, además
adquirió un centro recreativo en el Gran Buenos Aires y en 1943 buscó alguna propiedad
junto al mar con el propósito de adquirirla.
Aunque estos emprendimientos constituyeron
antecedentes importantes, hay que
tener en cuenta que el movimiento obrero antes de 1943 era un sector aislado en una
sociedad que les prestaba escasa atención. Los sindicatos eran pobres y no podían cumplir
muchas de estas funciones debido a la falta de fondos.
B- Política estatal de bienestar social en los ingenios azucareros
Los servicios de bienestar de un país en un período específico dependen de muchas
variables que incluyen la combatividad de la clase obrera, el crecimiento del Estado, la
situación económica y las pautas culturales.
Durante
el peronismo se hicieron realidad
muchas demandas obreras.
En Tucumán el Estado provincial brindó a los trabajadores de los ingenios
azucareros atención médica, ayuda sanitaria y planes de vivienda.
Con relación a la
cuestión médica, Perón sostenía que:
“De nada sirve tener grandes médicos y especialistas si los beneficios de su ciencia no pueden
llegar al pueblo por medio de organizaciones adecuadas. El Estado debe afrontar la asistencia
médica integral en beneficio de aquellos que ganan menos. Será conveniente semisocializar la
medicina, respetando el libre ejercicio de la profesión y la libre elección del médico por el
enfermo y fomentar por otra parte para las clases pudientes el desarrollo del régimen asistencial
privado.”3
Además Perón consideraba que atender la salud del pueblo constituía una finalidad
esencial del Estado moderno imperante en las naciones más adelantadas. El plan
Quinquenal otorgaba a Tucumán 25 millones de pesos para la construcción de hospitales en
la zona rural. En general la atención médica en los ingenios era ineficaz. El diputado
González en el debate parlamentario de la nueva ley señalaba:
“Conozco datos de hospitales de ingenio que en un solo corredor con cuatro camas, sin sábanas
ni fundas ni mosquiteros hacían aparecer cada rincón como una sala distinta. Sé que gran parte
de los ingenios, de modo particular uno que yo conozco, no dan recetas cuyo valor pase de seis
pesos. La Comisión de Higiene y Fomento de Lules ha podido comprobar en más de una
oportunidad esa deficiencia porque ella ha abonado recetas para que un hospitalizado de un
ingenio de la vecindad no muera entre esas camas sin sábanas, ni fundas ni mosquiteros.
Cuando a un médico se lo llama a las 8 de la mañana termina presentándose en casa del
enfermo a las 8 de la noche, no por culpa suya sino porque el ingenio no le da medios de
movilidad. También sé que no ha faltado la insolencia de un administrador de ingenio que diga
a su médico: sepa que el ingenio está para fabricar bolsas de azúcar, no para curar enfermos a
lo que el médico contestó: podría cobrar en el hospital y ganaría más que en la fábrica. Hay una
vieja tradición de miseria en lo que se refiere a atención médica en los ingenios.”4
3
4
“Diario de Sesiones” de la Cámara de Senadores”, Provincia de Tucumán, año 1946, pág.599.
“Diario de sesiones” de la Cámara de Diputados, Provincia de Tucumán, 1946: 855-856.
La ley sancionada que respondía a un proyecto del Ejecutivo y del director de
Sanidad Dr. Navarro establecía que el médico jefe de la organización sanitaria debía ser
contratado por tiempo completo con residencia obligatoria en el establecimiento. Estas
obligaciones eran extensivas para el médico subjefe. Los médicos auxiliares con o sin
residencia, abarcaban un especialista en niños, odontólogos y laboratoristas de atención
diaria, visitadora de higiene, de ojos, parteras, farmacéutico,
enfermeras. De modo que
había médicos para todas las especialidades. A su vez el ingenio debía instalar un lugar
apropiado para tratamiento externo y un servicio hospitalario con las dependencias
adecuadas para el funcionamiento de consultorios, sala de curaciones, laboratorios, rayos
X, farmacia, servicio de cirugía, servicio odontológico, de obstetricia, con todos los medios
necesarios (medicamentos, alimentos, drogas, instrumental). La construcción hospitalaria,
habilitación y sueldos del personal eran costeados por el ingenio. Se distribuía leche de
manera gratuita en la cantidad determinada por el médico especialista en niños a los
menores de seis años, hijos de empleados y obreros.
Los médicos debían de modo obligatorio dar conferencias mensuales sobre higiene
infantil, paludismo, alcoholismo, tuberculosis, sífilis, tracoma. En esta época por medio de
la radio se transmitían conferencias médicas.
En esta ley
el médico del ingenio no era designado por el Estado
sino por el
ingenio. Esta situación fue criticada por el senador obrero Castillo ya que según su criterio
los profesionales contratados por el ingenio por compromisos personales o familiares
recetaban de acuerdo a los medicamentos que tenía el establecimiento y no los adecuados
para el enfermo.y señalaba que en casos de un enfermo grave se lo mandaba al sanatorio
con el fin de desentenderse de los medicamentos. Según Castillo no todo podía curarse con
purga de sal y quinina.
La novedad de esta ley radicaba en que el médico jefe y subjefe residían en el
ingenio. De acuerdo al senador Araujo:
“ Entiendo que la única forma de que la sanidad sea eficaz en los establecimientos, es de que el
médico tenga allí su residencia permanente, de tal manera que sus servicios puedan ser
prestados a cualquier hora del día o de la noche. Por otra parte, se vincula al facultativo al
ambiente social en que actúa.”5
En el marco de unas jornadas sobre la salud del trabajador, el secretario de Salud
Pública de la Nación Dr. Ramón Carrillo se refirió a la cuestión sanitaria en los ingenios de
Tucumán afirmando que:
5
“Diario de Sesiones” de la Cámara de Senadores, Provincia de Tucumán, 1946: 146.
“en la zafra de Tucumán, aunque la población permanente de los ingenios se encuentre más o
menos en pasables condiciones de higiene, la afluencia de grandes masas de hombres y mujeres
que proceden de ambientes de más bajo “standard” de vida, determina el aporte de malas
condiciones sanitarias. (...) esta población flotante vive en estado prácticamente primitivo a
pesar de los mejores salarios.. Quiere decir que para mejorar las condiciones sanitarias de
Tucumán (...) la medicina preventiva y asistencial tendrá que orientarse hacia las zonas de
donde proceden estos grupos.. No puede confiarse tan ardua tarea al médico solamente, sino
que involucra también a la escuela. (...) estas dos acciones deben correr paralelas. El médico y
el maestro, el consultorio y la escuela, compenetrados de su responsabilidad social.”6
La acción del ministro Carrillo fue fundamental para la mejora de la salud pública.y
es un aporte valioso al tener en cuenta a los temporarios y su relación con la sanidad de la
provincia. Lucía Mercado caracteriza a estos peones del surco como gente humilde, muy
sacrificada, hasta sometida “que se sabían el último orejón del tarro en una escala industrial
y social”.7 A casi dos años de vigencia de esta ley, surgió un proyecto legislativo de
creación de un ente autárquico que se denominaría “Dirección de Asistencia Social de la
Industria Azucarera”. Esta iniciativa no prosperó pero a través de ella se realizó una crítica
a la ley de asistencia médica obligatoria. Se proponía la construcción de tres policlínicos
regionales en Cruz Alta, Famaillá y Río Chico. La financiación de los gastos de esta
entidad se realizaría en base a un fondo permanente integrado con aporte patronal y de
trabajadores. La contribución obrera que era una suma mínima se buscaba con fines
educativos para crear el apego del trabajador a esta institución, ya que con su aporte
contribuía a mantenerla. El gobierno de la misma estaría a cargo de un directorio
compuesto por representantes del Estado, de los trabajadores y de los cañeros e industriales.
La novedad residía en la participación de obreros en cargos directivos. Al respecto, se decía
que:
“ (...) En una materia que presenta características como las de la sanidad pública, resulta un
ensayo aconsejable el permitir la participación en los organismos directivos de los que están
directamente interesados, como son este caso los trabajadores. Se podría sostener sin embargo,
con criterio reaccionario, su falta de capacidad para las funciones directivas, y hasta asegurar
por algunos que su inclusión en un directorio para administrar un servicio público traería
aparejado el desorden y la anarquía. Por el contrario, creo firmemente que este tipo de
problemas, donde influyen primordialmente la cultura y la colaboración de los que van a recibir
los beneficios de un servicio social, es donde más se justifica la inclusión de los interesados en
la dirección y administración de los mismos”8
En materia sanitaria se estableció por ley la obligatoriedad de proveer de agua
potable o filtrada a las fábricas y casas habitación de empleados y obreros de ingenios. Se
debía adoptar medidas necesarias a fin de que las aguas servidas contaminadas fueran
convenientemente tratadas de forma tal
6
de no constituir un peligro para la salud pública
Diario “La Gaceta”. 13/12/1946.
Mercado, Lucía: El gallo negro. Vida, pasión y muerte en un ingenio azucarero, Producciones Gráficas,
Buenos Aires, 1997: 88.
8
Cámara de Diputados, Provincia de Tucumán, 7 de enero de 1948.
7
antes de que siguieran su curso por canales o acequias. Se exigía la instalación de cámaras
sépticas y retretes o letrinas individuales para cada casa-habitación de los trabajadores y
dependencias de las fábricas. El diputado García Posse afirmaba que en las poblaciones
surgidas alrededor de los ingenios los servicios sanitarios y de provisión de agua potable
eran deficientes. El senador Gallo que era trabajador del ingenio San Pablo, mencionaba
que sólo tenían tres canillas y que para proveerse de agua los obreros debían caminar más
de veinte cuadras. En el ingenio San Juan se proveía de agua potable a domicilio en un
carro regador y una vez por día. En el caso de Villa Clodomiro Hileret había un pozo
surgente pero ubicado a diez o más cuadras de la población obrera. García Posse indicaba
que las casas habitación de los obreros y empleados poseían letrinas con un receptáculo
denominado “pozo negro” donde dada la permeabilidad de los suelos contaminaban la napa
freática y aún las aguas potables de abajo. Las aguas servidas eran absorbidas por las capas
inmediatas sin ningún proceso previo de filtración o esterilización e ingresaban
contaminadas a las que luego consumirían las poblaciones.
Esta política estatal de mejoramiento de las condiciones sanitarias en los ingenios
resultó muy eficaz debido a que también se creó el Ministerio de Salud Pública y Asistencia
Social de la provincia que permitió coordinar y centralizar todos los servicios vinculados
con la salud. En los considerandos de la ley se decía que:
“La lucha eficaz, orgánica, centralizada y rápida contra las enfermedades que aquejan a la
sociedad, y la acción ejecutiva inmediata de un comando único con amplias facultades,
determinaran una verdadera policía sanitaria y han de permitir al Estado mejorar sensiblemente
los servicios ajustados a un plan orgánico uniforme en consonancia con las distintas exigencias
de la materia.. Las disposiciones ya dictadas sobre asistencia médica obligatoria gratuita,
tratamiento de aguas servidas, provisión de agua potable, etc, para hacer más efectiva la acción
del Estado en la prestación de estos servicios, tendrán en el nuevo Ministerio, el medio que
haga posible aplicarlas con eficacia” 9
La política estatal de vivienda fue afrontada no sólo como un problema emergente
de falta de techo sino como una manifestación de un problema mucho mayor que suponía
déficits en la “calidad de vida”. La calidad de vida incluía aspectos como la carencia de
techo, hacinamiento y promiscuidad, pautas de higiene, salud y alimentación, niveles
posibles de educación e inestabilidad laboral. 10 Así en un proyecto de viviendas para
obreros de los ingenios se atendían los requisitos de una existencia digna y los principios de
moral familiar.
La legislación que reformuló el sistema bancario contribuyó en forma indirecta a la
promoción de la vivienda, así el Banco Hipotecario fue un instrumento eficaz en el
9
“Diario de Sesiones” de la Cámara de Senadores, 27 de diciembre de 1946, pág.594.
Lecuona, Diego: El avance del Estado Benefactor a través de la legislación sobre alquileres durante el
período 1943-1952, Volúmen 2, U.N.T, Tucumán, 1999: 20.
10
otorgamiento de créditos reales con garantía hipotecaria. En Tucumán se desarrolló un plan
de viviendas para obreros de los ingenios Ñuñorco y Marapa por medio de la Caja Popular
de Ahorros. Debe tenerse en cuenta que el Poder Ejecutivo Provincial era parte patronal de
estos ingenios semioficiales. La Caja Popular de Ahorros utilizó fondos de su reserva para
construir las viviendas obreras. Las casas edificadas fueron diseñadas de acuerdo a los tipos
y planos que presentó el Directorio de la Caja.
Todas las viviendas, las tierras que las
complementaban y las obras anexas quedaron exentas de todo impuesto provincial y
municipal hasta la cancelación del préstamo. Las viviendas fueron adjudicadas a su costo a
los trabajadores con garantía del inmueble a favor de la Caja.
El Directorio de esta
institución sometió a la aprobación del Poder Ejecutivo los plazos, montos y condiciones de
los préstamos teniendo en cuenta el número de familiares del obrero adjudicatario y el
jornal que percibía. La cuota de amortización no debía insumir más del 20% de la
remuneración mensual, incluído el salario familiar. Además del préstamo hipotecario, el
adjudicatario contrató con la Caja el seguro de vida destinado a cancelarlo en caso de
fallecimiento y el seguro de incendio. La Caja podía convenir con los ingenios Marapa y
Ñuñorco que se hicieran cargo del porcentaje correspondiente a intereses del préstamo,
comisión, seguro de vida e incendio, quedando liberados de pagar sobresueldo en concepto
de arriendo de viviendas. El senador Bruno afirmaba que:
“Los ingenios Ñuñorco y Marapa de acuerdo al convenio laboral de 1944 abonan a los obreros
un 15% en concepto de vivienda, en aquellos casos que no puedan proveer de casas. En este
proyecto se contempla esta situación y se toma ese 15% para pagar con él el seguro de vida y el
de incendio y los intereses de la operación. Con la operación financiada de esta manera, el
obrero recibe la casa por el valor del costo y la amortizará con un porcentaje que puede llegar a
un 20% de su sueldo. Entonces el obrero sin contar con ningún capital inicial va a ser
propietario y además recibe el 15% que si bien se lo retiene, virtualmente lo sigue recibiendo
porque al darle la casa sin contar con un capital, automáticamente ese 15% debe desaparecer,
pero la Caja lo sigue sosteniendo para cubrir los intereses de seguros.”11
C- Los servicios mutuales de la FOTIA
La transformación del sindicato en uno de los pilares fundamentales del núcleo
gobernante, su reconocimiento legal y el sistema de aportes obligatorios estipulado en los
convenios colectivos de trabajo permitieron que esta institución ganara protagonismo social
y concentrara recursos económicos, impensables en el período preperonista. Dada su nueva
solvencia económica, el gremio puso en marcha programas de bienestar. Además como el
mismo Estado impulsó programas de salud y vivienda, se reforzaron las actividades
mutuales del sindicato. Este recibió apoyo del gobierno bajo las formas de donaciones de
bienes o financiamiento. Esta situación se verificó en el caso de la FOTIA. En noviembre
de 1947 por una ley provincial, el Poder Ejecutivo local donó un terreno a la FOTIA. ,
11
“Diario de Sesiones” de la Cámara de Senadores, Provincia de Tucumán, 1947.
ubicado en las calles General Paz y Congreso. Los dirigentes obreros Lema y Villacorta
apoyaron con entusiasmo este hecho. El diputado Riera afirmaba:
“De levantarse, será la casa de los trabajadores de la industria azucarera (...) donde se trabaje
con verdadera conciencia sindical por los intereses sindicales, una casa puramente gremial para
cuestiones gremiales, que creo es el verdadero sentir de los obreros azucareros tucumanos.”12
En 1947 el estatuto aprobado por la FOTIA disponía que la central estuviera
provista de un automóvil y chofer para las actividades gremiales de sus dirigentes. A su
vez, la Federación contó con dirigentes que tramitaban los expedientes ante la Secretaría de
Trabajo Así. se fue desarrollando una burocracia sindical. FOTIA recibió subsidios para
asistencia social, para construir su sede social, para crear cooperativas, bibliotecas, para
creación de cursos nocturnos de primeras letras para adultos. A principio de 1948 el
secretariado de la FOTIA señaló que construir el edificio propio costaba 1.500.000 y que el
dinero reunido sólo alcanzaba a medio millón de pesos. También recaudó fondos a través
de donaciones de los propios trabajadores, como el caso de obreros del ingenio Ñuñorco.
Otra fuente de financiación provenía de la cuota mensual de los obreros, ya que el decreto
23.852 determinaba la retención de cuotas en las administraciones de los ingenios y
cañeros. A fines de 1947 se establecieron escuelas de capacitación sindical dependientes de
la FOTIA. El secretariado de la central obrera expresaba que:
“Interpretando los problemas sociales del gremio, la FOTIA ha dado comienzo a una intensa
campaña destinada a la educación de los trabajadores del azúcar, buscando con ello el progreso
de la fábrica. Como una de las primeras manifestaciones de esa labor, se destaca que se ha
dispuesto la creación de la escuela de capacitación, ya que las gestiones realizadas ante las
autoridades nacionales facilitaran grandemente esa aspiración, en atención al resultado logrado
por los dirigentes del organismo. Las escuelas funcionarán en los sindicatos afiliados y con el
fin da hacer extensiva dichas finalidades a hijos y familias de los trabajadores azucareros, se
crearon escuelas de manualidades.”13
La secretaría de Cultura, creada como una sección de la FOTIA, fue la encargada de
crear esas escuelas y realizó visitas a los distintos sindicatos de los ingenios para verificar
las condiciones de los locales para el funcionamiento de las escuelas y coordinar ideas. con
las comisiones directivas de los gremios. . En estas escuelas de capacitación técnica, en una
primera etapa se impartía instrucción relativa al aspecto cultural y a la enseñanza técnica y
sindical. Cipriano Brito, ex-dirigente sindical del ingenio Concepción recuerda que:
“Se crearon las escuelas de capacitación gremial, donde muchos asistimos. Incluso en esas
escuelas nos enseñaban hasta cómo nos teníamos que dirigir a los afiliados, cómo persuadirlo,
cómo enseñarle. A veces llegaba a tal extremo la enseñanza que decía cómo deben sentarse a
una mesa.”
12
13
“Diario de Sesiones” de la Cámara de Diputados, Provincia de Tucumán, 1947: 914-915.
Diario “La Gaceta”.22/11/1947.
En la provincia funcionaron 28 escuelas obreras bajo dependencia de la FOTIA. A
fines de 1948, la Nación se hizo cargo de ellas que pasaron a depender de la Comisión
Nacional de Aprendizaje y Orientación Profesional presidida por el teniente coronel Juan F.
Castro. La resolución por la que se nacionalizaron las escuelas obreras tucumanas hacía
mención a las conclusiones a que arribaron los funcionarios destacados a tal efecto, de los
que surgía la necesidad de adoptar medidas de carácter general para encuadrar su
funcionamiento dentro de las normas que regían para todos los establecimientos de
enseñanza dependientes de dicho organismo Se establecía que las escuelas se denominaran
Escuela de Capacitación Obrera de la Nación. El período lectivo era el comprendido desde
el 1° de octubre al 31 de mayo. La especialidad a dictarse era mecánica. únicamente. Para
atender los gastos que demandaban su funcionamiento se asignó a cada escuela una partida
trimestral de 150.000 pesos con cargo de oportuna rendición de cuenta.
Es interesante señalar que el “Congreso Obrero Provincial” organizado por la C:G:T
en julio de 1947 en nuestra provincia, en la comisión de Cultura Popular en relación al tema
de la instrucción y educación del adulto señalaba la necesidad de crear bibliotecas de la
C:G:T en los distintos sindicatos, organizar conferencias periódicas dictadas por el cuerpo
técnico designado por la central, crear escuelas de capacitación gremial, fundar escuelas
para adultos en los ingenios, la creación de un Teatro Obrero.
La FOTIA brindaba atención jurídica en cuestiones laborales, en ese sentido
inauguró en Concepción una “Asesoría Letrada” para los sindicatos obreros del sur de la
provincia atendida por el Dr. Hugo Pisa asesor letrado de la Federación, encargado de la
solución urgente de los diferendos de trabajo. El sindicato también proporcionaba servicios
mutuales en caso de fallecimiento, tal es la situación del Sindicato de Obreros de Cañeros
Independientes de Los Molles que acudían en ayuda de sus socios y sus familiares cuando
morían. En los ingenios Marapa y Ñuñorco funcionaba una “cooperativa obrera de
consumo,” la cual fue inscripta en la Dirección de Cooperativas de la Nación.
En 1948 la FOTIA firmó un convenio de reciprocidad jubilatoria con el Instituto
Nacional de Previsión Social. Su presidente Manuel Roldán fue invitado por el diputado
nacional de la Federación René Villacorta para ponerse en contacto con las autoridades de
la central obrera.
Esta institución de “Previsión Social” fue clave en la concesión de
créditos para la vivienda. De esta manera, Pedro Navarro y Carlos Márquez, miembros del
secretariado de la FOTIA se entrevistaron en la delegación local del Instituto de Previsión
Social con Roberto Baliños inspector general de delegaciones, para analizar un vasto plan
de edificación sobre la base de casas tipos de acuerdo a planos diseñados por las oficinas
técnicas del Ministerio de Trabajo y Previsión. Se coincidió en la necesidad de una reunión
conjunta entre FOTIA y el Centro Azucarero Regional como también la conveniencia de
que Baliños asistiera a una entrevista del Consejo Ejecutivo de la central sindical. A su vez
la FOTIA solicitó la mediación del Instituto Nacional de Previsión Social en referencia a
las casas construídas en el barrio obrero “San José” del ingenio Concepción para que fueran
adjudicadas a los trabajadores. Baliños accedió a este pedido y se entrevistó con el
administrador del ingenio José María Paz.
Desde la Fundación Eva Perón se complementó la labor social en los sindicatos
azucareros. Así el Centro Femenino María Eva Duarte de Perón del Ingenio Cruz Alta creó
en 1948 una
“Escuela Nacional de Manualidades” respondiendo a una necesidad de la
zona. Otro Centro Femenino del ingenio Concepción daba clases gratuitas de corte y
confección. Además, los repartos de pan dulce y sidra para Navidad, los juguetes en Reyes
y los repartos de calzados, ropa, máquinas de coser completaban este trabajo de asistencia
social. En 1948, de acuerdo a lo resuelto por un “Congreso de obreros del azúcar”, el
secretariado de la FOTIA donó para la Fundación
contribuciones en dinero de sus
sindicatos afiliados Santa Ana, Aguilares, Santa Bárbara y Santa Rosa.
Tanto la FOTIA como sus sindicatos gravitaron decididamente en la vida cotidiana
de la gente contribuyendo a mejorar su situación con relación a la atención médica, la
vivienda y la educación. Lo hacían exigiendo el cumplimiento de los convenios de trabajo y
denunciando ante la delegación regional de la Secretaría de Trabajo cualquier falta patronal
que perjudicara a los trabajadores. Pero el sindicato realizaba tareas que iban más allá de lo
meramente gremial ya que el dirigente sindical cumplía funciones similares a la de un
“delegado comunal” Por ejemplo, Héctor Lobo secretario general del ingenio La Fronterita
consiguió que se pusiera quinto y sexto grado en la “escuela” del ingenio y que se nombrara
a dos maestras, hijas de obreros de La Fronterita, porque lo usual era que las maestras no
las designara el Consejo sino que eran esposas o familiares de personas importantes. Luego
obtuvo que para casos de urgencia los atendiera el Sanatorio Pasquini. Todas estas mejoras
las logró debido a contactos que estableció con un senador del departamento de Famaillá.
El rol del dirigente gremial en tanto guardian de los beneficios sociales otorgados fue
fundamental. A través de su trabajo incesante, el sindicalista Zelarayán logró el respeto de
todos en su pueblo. Al respecto, Mercado recuerda:
“nunca hizo de la doble condición de peronista reconocido y sindicalista prestigiado un motivo
de priveligio frente a nosotros, la mejor consideración la consiguió viviendo como uno más”.
D- Recreación y esparcimiento en el ámbito del sindicato
Desde el gobierno se buscó promover el turismo social. De esta manera, en
noviembre de 1947 surgió un proyecto legislativo de fundar una colonia de vacaciones en
Tafí del Valle que dependiera de la FOTIA. Se autorizaba al Poder Ejecutivo a transferir a
la Federación a título gratuito un terreno ubicado en el lugar denominado La Quebradita.
Los dirigentes del secretariado de la central obrera, Rivarola, Villagra y Maestre se
trasladaron a Tafí para inspeccionar el lugar, manifestándose satisfechos por la ubicación
que se le daría a la colonia. También el gobernador mayor Domínguez visitó la localidad.
Aunque esta iniciativa no se concretó, constituye un ejemplo interesante ya que durante el
peronismo se otorgó mucha importancia al turismo social. En los fundamentos del proyecto
se decía que:
“ (...) es propósito del actual gobierno contribuir en todo lo posible a la democratización de la
mencionada zona serrana, adoptando gradualmente, o propiciando ante vuestra honorabilidad,
las medidas que fueren menester para convertirla en un lugar de descanso y esparcimiento para
aquellos que más sienten la fatiga del rudo bregar por el sustento diario.. (...) Concluidas las
faenas de la zafra podrán ya, con la época propicia, empezar los primeros contingentes a ganar
el acogedor regazo de las cumbres, adonde en renovadas caravanas irán a buscar el merecido
descanso para su cuerpo y el necesario solaz para su espíritu (...)” 14
Otra iniciativa parlamentaria proveniente de senadores obreros propiciaba la
exhibición de películas cinematográficas, de carácter instructivo y moral en los ingenios, en
los días sábado y domingo al aire libre.
La FOTIA estimuló el desarrollo del deporte. En 1947, su secretario general Manuel
Lema gestionó ante el Centro Azucarero Regional la donación o venta de los inmuebles que
ocupaban los clubes deportivos actuantes en los ingenios, el dirigente sostenía que:
“Mueve esta gestión el propósito de colocarlos en condiciones de realizar importantes
inversiones en la ampliación y mejoramiento de sus instalaciones en campos y locales cerrados,
con las contribuciones que de acuerdo a gestiones de esta central obrera, se proponen realizar
los gobiernos de la Nación y de la Provincia.
No escapará a su penetración y a la de las empresas, la importancia de esta gestión, que está
destinada, además, a asegurar a los clubes una amplia autonomía para que esta obra de
innegable trascendencia social y deportiva no se malogre en cualquier momento por
inconvenientes de orden jurídico legal y, sobre todo, porque el Estado, que aportará los fondos
necesarios, no se vea impedido de hacerlo y de autorizar las inversiones que corresponde al no
ser los terrenos de propiedad de las instituciones beneficiarias.”15
En 1950, el Poder Ejecutivo provincial restituyó su campo de deporte a la
Asociación Deportiva, Mutual y Cultural del ingenio Marapa. Esta sociedad deportiva del
sur de la provincia se fundó en 1928 con el nombre de Club Atlético Marapa y en el año
1934 por reforma de sus estatutos ingresó a la Asociación Deportiva del Ingenio Marapa
bajo el impulso de un reducido grupo de obreros de ese ingenio. En el año 1942 obtuvo su
14
15
Cámara de Diputados, Provincia de Tucumán,1947: 1024
Diario “La Gaceta”. 19/11/1947.
personería jurídica. Este club tenía su campo de deporte en un terreno cedido precariamente
por el ingenio Marapa, pero por motivo de la construcción del hospítal, ese terreno les fue
quitado. Por esta causa, el Estado provincial por medio de compra o expropiación de un
terreno ubicado en Villa Alberdi les restituyó su campo de deporte.
Lucía Mercado cuenta que el “fútbol” era el deporte de los “de abajo”. Los
jugadores eran “profesionales” pues estaban fichados, en la liga tucumana correspondiente
y se jugaban campeonatos oficiales; pero la relación era como de amateurs, en general no
cobraban nada, excepto algunas “estrellas” que trajeran de otros lados. Lo hacían “por la
camiseta” y porque les gustaba jugar al fútbol. Eran obreros o peones de ingenio, que en
todo caso tenían la ventaja de no ir a trabajar dos o tres días antes de algunos partidos
importantes y no se les descontaba del sueldo.
Los sindicatos de los distintos ingenios organizaban bailes, festivales, funciones de
teatro. Así en la crónica periodística puede leerse que el sindicato de fábrica y surco del
ingenio San Pablo organizó en las canchas de tenis, basketball y frontón de pelota del Club
Atlético San Pablo un baile a beneficio del seguro mutual. Una comisión femenina tomó a
su cargo la preparación de la fiesta, en la cual actuó una orquesta y se realizaron rifas a
beneficio del sindicato.
Con el apoyo de la Sociedad Musical Obreros del Ingenio La Trinidad se realizó un
festival artístico a cargo de aficionados de esa localidad y Medinas que formaban la
Asociación Tradicionalista de Arte Nativo “Quena y Charango”, se ejecutaron obras
folklóricas y se representó una obra teatral del ambiente criollo “Don Gregorio el capataz”.
Con el auspicio de la Sociedad Mutual y Musical de obreros “Santa Cecilia” del
Ingenio Marapa se presentó en Villa Alberdi, el Teatro Obrero de Tucumán que dirigía el
profesor Lázaro Barbieri.
Se trataba de grupos vocacionales. Tanto a la función familiar
como a la nocturna asistían obreros. Se presentaban obras relacionadas con la problemática
obrera y
antes de que se iniciara la pieza teatral por lo general hablaban dirigentes
sindicales explicando la función social y de enseñanza que realizaba el Teatro Obrero. De
esta manera el sindicato desplegaba una acción social integral.
E- El poder social del sindicato
El sindicato se convirtió en la expresión social y política de los trabajadores.
Funcionó como una agencia de acción social directa, contribuyendo a mejorar la vida diaria
de los obreros al exigir a los poderes públicos el cumplimiento de los beneficios sociales
establecidos en los contratos laborales. Atendió un amplio espectro de demandas. Al
respecto, Lucía Mercado comenta el desempeño del dirigente Raúl Zelarayán del ingenio
Santa Lucía:
“Raúl Zelarayán consideraba al sindicato como organización de trabajadores en defensa de
intereses comunes, por eso trabajó por y para sus compañeros, era participativo, los intereses
eran económicos, políticos y sociales, hasta solucionaba el problema de los que no podían pagar
el abono para ir a la escuela de Monteros, de los becarios que iban a la cuidad.16
La propia ley de asociaciones profesionales le fijaba al gremio funciones que iban
más allá de lo laboral abarcando desde el cuidado de la salud hasta la faz recreativa y
educativa. Propiciaba establecer colonias de vacaciones y todo aquello que elevara la
cultura y promoviera el perfeccionamiento profesional a través de bibliotecas, conferencias,
escuelas técnicas. Luis Alberto Romero señala:
“A diferencia de las décadas anteriores, todo lo referente al mundo del trabajo y a la misma
dignidad inherente a él, tuvo un significado central, reforzado por el papel de la institución
obrera por excelencia, el sindicato, en innumerables ámbitos de la vida, laboral y no laboral,
pues de la mano del sindicato los trabajadores aseguraron su salud, como accedieron al turismo
o al deporte.”17
En este sentido, el sindicato del ingenio se desarrolló como un espacio ligado a la
vida cotidiana de los obreros y
generador de encuentros que excedían las funciones
estrictamente gremiales y que se proyectaban a ámbitos culturales, de esparcimiento y
deportivos.18 Naturalmente, tales acciones contribuían a reforzar la fidelidad política del
sindicato y de los trabajadores azucareros al peronismo como corriente política que
impulsaba dichos cambios.19 Raúl Zelarayán del ingenio Santa Lucía se relacionaba con sus
compañeros de una manera llana, a través de un trato sin privilegios.
Lucía Mercado
comenta:
“Siempre hizo alarde de buen carácter y trato afectuoso con todos y en cualquier lugar: en su
casa, donde íbamos a buscarlo para infinidad de cosas; en la calle donde se detenía ante el
mínimo requerimiento; en la fábrica donde trabajaba mientras ejercía sus funciones o en el
sindicato, donde recuerdo haberlo visto desde que nací, haciendo de él su segundo hogar,
aunque según su esposa ese fue el primero. Siempre estaba allí. (...).
El Administrador, los jerárquicos, el cura, los empleados hablaban de él con respeto.20
16
Mercado, Lucía: Op Ci t: 119
Romero, Luis Alberto: Op Cit: 160
18
“(...) La fuerza explicativa y heurística del concepto de sociabilidad reclama, precisamente, la atención de la
dimensión de la experiencia en los modos y formas de construcción de las relaciones sociales. (...) invocamos
el término sociabilidad para referirnos a los contactos, relaciones, encuentros, intercambios cara a cara y
directos gestados entre dos o más personas. Pensamos en las interacciones sociales que implicaban “deberes”,
“derechos”, “expectativas” y supuestos apoyados en valores y en un sistema de creencias.”. Citado por Gayol,
Sandra: Sociabilidad en Buenos Aires: hombres, honor y cafes 1862-1910, Edición del Signo, Buenos
Aires, 2000: 14-15.
19
El Estado peronista tendió a limitar sistemáticamente los ámbitos de participación autonómos, en nuestro
caso los sindicatos, e intentó peronizar cualquier espacio de la sociedad civil, convirtiendo a las instituciones
en instrumentos de adoctrinamiento.
20
Mercado, Lucía: Op Cit: 118-120
17
El sindicato se constituyó como un espacio donde se elaboró una sociabilidad
basada en la cooperación, en la participación igualitaria de los trabajadores. En ese marco
procesaron
sus
experiencias
colectivas.
Allí,
los
obreros
se
reunían,
entablaban
conversaciones, profundizaban vínculos y generaban solidaridades. Se organizaban bailes y
juegos deportivos. El gremio se convirtió en un ámbito de interacción social fundamental
en la vida del ingenio. De la mano del sindicato y respaldados por el Estado los
trabajadores del azúcar ejercieron una cuidadanía social que nació muy fusionada con la
política. Mercado menciona:
“El sindicato funcionaba como caja de resonancia: era posible enterarse allí de todo lo que
pasaba en el pueblo, de lo que no pasaba, de lo que ocurría y de lo que no, de lo posible, de lo
frustrado, de lo que imaginaban y de lo que inventaban”21
A través de la gestión sindical, el obrero llegó a entender cuáles eran sus derechos y
a exigir que los respeten. Esto implicó una transformación social muy importante.
Podía
oírse a Doña Aidé de Aguilar, mujer analfabeta que funda la Unidad Básica, rama femenina
del ingenio Santa Lucía, decir:
“Ahora vamos a tener el aguinaldo! ¡ Nos van a pagar un mes de sueldo sin trabajar, así la
ganancia no se la llevan únicamente los ricos dueños de ingenios!. ¡ Ahora no vamos a trabajar
los sábados! ¡ No van a andar los rondines con látigos por las calles!.22
En el caso de la FOTIA, ésta se hizo cargo de funciones cada vez más complejas
tanto en la negociación de los convenios como en las actividades sociales y debió
desarrollar una administración especializada de modo que los dirigentes sindicales se
fueron convirtiendo en una burocracia especializada. Desde la perspectiva de los obreros ,
el Estado les facilitaba su organización y los colmaba de beneficios, no lo consideraban
como algo ajeno.
A su vez el Estado peronista tenía en los trabajadores su gran fuerza legitimadora y
los reconocía como tal, y no de un modo retórico sino referido a sus organizaciones y a sus
dirigentes a quienes concedió un lugar destacado. Por esto, es válido sostener que el
reconocimiento de la existencia del pueblo trabajador y el ejercicio de nuevos derechos
estuvo asociado con la acción del Estado y la “justicia social” fue una idea clave
constitutiva tanto del discurso del Estado como de la nueva identidad social obrera que se
forjó durante esa etapa.
Horowitz al analizar los motivos por los cuales los programas de asistencia social
constituyeron una aspiración permanente del movimiento obrero argentino desde sus
primeras épocas, señala que esto se debió a que el sindicalismo nacional fue influido por lo
21
Ibidem: 119.
menos en el nivel intelectual por la socialdemocracia europea que muy tempranamente
intentó organizar un conjunto independiente y diferenciado de instituciones sociales
destinado a la clase trabajadora.23 En este sentido, la tarea cumplida por el
Partido
Socialista fue pionera. En el terreno gremial organizaron sindicatos a los cuales capacitaron
con sus periódicos, revistas especializadas, escuelas técnicas y la fundación de la Biblioteca
Obrera Juan B. Justo. Su vasta labor en el campo de la acción cooperativa con el Hogar
Obrero y la presentación en el Parlamento Nacional de proyectos referidos a esta temática.
En 1915, Justo elaboró un “proyecto general de cooperativa” y en 1921 formuló uno más
completo que se proponía comprender las diferencias fundamentales entre una sociedad
anónima capitalista y una sociedad anónima cooperativa.
Durante el peronismo el propio Estado promovió una amplia labor mutual a través
de los sistemas sociales de medicina y de turismo, planes de vivienda y la organización de
todo lo relativo al campo de la seguridad social. Alentado por este Estado el sindicato cobró
protagonismo social, vigorizó su rol mutual y desarrolló una gran versatilidad porque
influyó en múltiples aspectos de la vida obrera.
EL Estado peronista también procuró extender sus apoyos a la amplia franja de
sectores populares no sindicalizados, con quienes estableció una comunicación profunda a
través de la Fundación Eva Perón. Financiada con fondos públicos y aportes privados más o
menos voluntarios realizó una obra de notable magnitud: creó escuelas, hogares, repartió
alimentos y regalos navideños. Practicó la acción directa: las unidades básicas detectaban
los casos particulares de desprotección y transmitían los pedidos a la Fundación.
BIBLIOGRAFÍA
AUZA, Néstor: Acuerdos y fracasos sociales del Catolicismo Argentino. El
proyecto
episcopal y lo social, Argentina, Editorial Don Bosco,1988.
GONZALEZ, Juan: La redención del proletariado por la Iglesia , Buenos Aires,
1942.
HOROWITZ,
Joel:
“El
impacto
de
las
tradiciones
anteriores
a
1943
en
el
peronismo”en La formación del sindicalismo peronista, Juan Carlos Torre
(comp.),Editorial Legasa ,Buenos Aires, 1988.
LECUONA, Diego: El avance del Estado beenefactor a travès de la
alquileres durante el perìodo 1943-1952, volùmen 2, Tucumàn,
22
legislaciòn sobre
UNT, 1999.
Ibidem: 98.
Horowitz, Joel: “Impacto de las tradiciones Sindicales anteriores a 1943 en el Peronismo”, en Torre, Juan
Carlos (comp) La formación del sindicalismo peronista, Ed. Legasa, Buenos Aires, 1988: 109.
23
MERCADO,
Lucìa:
El
gallo
negro.Vida,
pasiòn
y
muerte
en
un
ingenio
azucarero, Buenos Aires, Producciones gràficas, 1997.
ROMERO, Luis Alberto: Breve historia contemporànea de la Argentina, Buenos Aires,
FCE, 1994.
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