LRSM in Music Direction Wind Band Serenata para vientos nº 12 en

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LRSM in Music Direction Wind Band
Serenata para vientos nº 12 en
Do menor KV 388 (384ª)
Wolfgang Amadeus Mozart
(Salzburgo, 1756-Viena,1791) 1943 palabras 8 de junio de 2012 De todos es conocido que el salzburgués Johannes Chrysostomus Wolfgang
Amadeus Theophilus Mozart, nombre completo con el que fue bautizado, fue un niño
prodigio y que al parecer tenía un talento innato para la música. El porqué Mozart es
considerado uno de los compositores más geniales de la historia de la música
occidental, lo podemos descubrir a través de su Serenata para vientos nº 12 en Do
menor KV 388.
Esta obra fue compuesta por Mozart probablemente en 1782, para 2 oboes, 2
clarinetes, 2 trompas y 2 fagotes. En ninguna de sus cartas, se menciona esta obra en
particular y no se sabe mucho acerca de su motivación, las fechas exactas, primeras
audiciones, ni si fue legítimamente encargada por alguien (Weise)1. Sin embargo, según
Conrad Wilson2 (un erudito de Mozart), la pieza fue encargada en 1782 por el Príncipe
Liechtenstein (Viena) que quería música para el entretenimiento, y tenía que ser
compuesta en sólo dos días (Wilson p. 32).
Para los compositores clásicos de la época de Mozart, el género musical
denominado "Serenata" era música concebida para una situación social específica
desprovista de las connotaciones de seriedad y de etiqueta presentes en un concierto.
Este tipo de obras generalmente se interpretaban en espacios abiertos en el ámbito de un
palacio cortesano y cumplían la función que hoy podemos entender como "música de
fondo". La escena solía desarrollarse en una terraza o en un jardín con miembros de la
nobleza ocupados en una conversación o en una cena más que en la música misma.
Sin embargo, a pesar de esta concepción musical y práctica social, Mozart compuso
obras tituladas serenatas con un alcance mayor al que podía tener una serenata al uso.
Fruto de esta idea es la obra que nos ocupa. Es una composición única de la que
sabemos muy poco. No se conservan documentos que revelen la razón por la que
Mozart escogió un género trivial por naturaleza, para componer una obra de gran
elaboración. Una de las características que hacen esta obra muy especial es su tonalidad,
Do menor, muy poco frecuente para una serenata e incluso poco utilizada por Mozart en
general en toda su obra. El hecho de utilizar tonalidades menores, puede ser considerado
como una clara influencia del “Sturm und Drang”. Era una corriente que estaba
empezando a tomar fuerza por Europa, trataba de resaltar las sensaciones primarias por
encima de la lógica cerebral, típica del Barroco y se centraba en la exaltación de los
sentimientos. Todo esto desembocará más tarde en el Romanticismo. Todo esto
desembocará más tarde en el romanticismo. Esta tonalidad le da un carácter serio y
profundo que no se corresponde con el carácter de las serenatas en general mucho más
lúdico. La estructura es muy similar a la de sus sinfonías en cuanto que consta de un
allegro-sonata, un tiempo lento, un minueto y otro allegro, por lo que no sería
descabellado calificarla como una “Sinfonía” para instrumentos de viento. Según mi
opinión, está muy lejos de la forma divertida de la Serenata y es, en cambio, más una
reminiscencia de una Sinfonía, tanto en estructura como en complejidad. La inexactitud
con que los títulos fueron aplicados por los compositores, copistas y editores hace aún
más dura la tarea de identificar unos tipos de composición de otros. Una obra descrita
por alguien como Partita, podía aparecer en otras fuentes como Sinfonía, Divertimento,
etc. La carencia de derechos de autor en el siglo XVIII hacía aún más difícil el control
1
Weise, Henrik. Mozart Serenade KV388 (384a) urtext score. Verlag.
Wilson, Conrad. Notes on Mozart: 20 crucial works. Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Publishing
Company, 2005.
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de la denominación de este tipo de obras. La forma, el número de instrumentos usados,
la función, el lugar e incluso las horas de ejecución, podían afectar al nombre elegido.
Desde el inicio de la composición, advertimos que el oboe primero tiene un
papel principal, tremendamente destacado. Es la voz solista dentro de la obra, ya que es
el encargado de la melodía en la mayor parte de la misma. Los clarinetes, especialmente
el primero, también realizan alguna parte solista, pero, ni mucho menos tan
preponderante como el oboe. Los fagotes son utilizados principalmente como motor
rítmico y base armónica, aunque hay que destacar la dificultad y el virtuosismo del
cuarto movimiento y en cuanto a las trompas, realizan también la función de motor
rítmico y de relleno armónico en la mayoría de las ocasiones y rara vez tienen un papel
destacado.
El primer movimiento, Allegro ( ), está escrito en forma sonata. La tonalidad
de Do menor hace que en sí mismo todo el movimiento sea fascinante. Hasta ese
momento, Mozart sólo había utilizado esta tonalidad en la Missa solemnis
(«Waisenhaus-Messe»), KV 139. Nos encontramos, pues, en mi opinión, ante una
música experimental. La evidencia de lo especialmente arriesgada que resulta esta
decisión compositiva, se afianza aún más si se tiene en cuenta que Mozart se estaba
aproximando conscientemente a un género musical establecido que toma su nombre de
la palabra italiana sereno, que significa «calmado» o «reposado». Se dibuja una especie
de contradicción en la relación entre la pieza específica y la norma general que la cobija.
De esta clase de conflictos están hechas las revoluciones artísticas. En esta tonalidad
Mozart nos sumerge en momentos profundos y expresiones dramáticas rodeadas de
contrastes. El carácter de la obra maneja unas diferencias tan intrépidas para la
recepción emocional del oyente, que la idea de equilibrio clasicista parece quedar muy
lejos en el horizonte. Mozart utiliza una armonía más elaborada durante todo este
Allegro, muy lejos de lo que se espera de un primer movimiento de una Serenata.
También utiliza las síncopas para producir intensidad y agitación. Así mismo, también
consigue suspense, dramatismo y expectación mediante el uso de los silencios que, en
ocasiones, también nos sirven para clarificar la estructura.
El segundo movimiento, Andante (3/8), está escrito como una sonatina en la
tonalidad de Mi b Mayor. Los clarinetes abren el Andante con una melodía cantabile,
principalmente en terceras, que ayuda a liberar la tensión creada durante el primer
movimiento. La dinámica en este movimiento es suave en comparación con el
bullicioso primer Allegro, aunque hay varios acentos con sforzando-piano a lo largo del
mismo que, sin duda, deben de ser más de carácter expresivo que propiamente rítmico.
También en contraste con el primer movimiento, la armonía se torna aquí más simple,
menos elaborada, más predecible.
En el tercero, un Minuetto en canon (3/4) con trío, Mozart nos sorprende una vez
más utilizando el contrapunto de una forma magistral. Esto es algo totalmente propio de
un genio, ya que el minueto es en general una estructura sencilla, sin ninguna
complicación armónica y, nadie como Mozart, supo equilibrar perfectamente la
utilización de la armonía y el contrapunto. El minueto se inicia en Do menor, que ya es
algo extraño por sí mismo, pero, además, se desplaza con frecuencia a su principal
relativa de Mi bemol Mayor. Mozart utiliza el canon y el canon invertido en este
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movimiento, primero con los oboes y fagotes en octavas (c. 1), seguido por los
clarinetes (c. 17) y de nuevo entre los clarinetes, oboes y fagotes (c. 28). El trío, en
Canone al roverscio, está en la tonalidad de Do Mayor. Durante el mismo, clarinetes y
trompas dejan de tocar y los fagotes y oboes continúan en un canon invertido (de
espejo). Durante la totalidad de este movimiento, se produce disonancias en forma de
segundas. De particular interés es el acento, que se produce en el tercer tiempo de cada
medida.
El último movimiento, Allegro (2/4), es un tema con ocho variaciones. Las
variaciones son sobre todo de tipo ornamental. Los temas principales a (c.1 al 8) y b (c.
9 al 16) son instrumentados con la voz solista para el oboe apoyada por los fagotes. Por
el contrario, la primera variación a (c.17 al 24) y b (c. 25 al 32) está densamente
instrumentada. Este contraste sucede de forma similar con la variación segunda (c. 33 al
48) y tercera (c.49 al 64). Desde el compás 176 al 215 cambia el carácter,
encontrándonos con un “Adagio” expresivo escrito mediante la prolongación de los
valores de las notas, ya que no era propio de la época el cambiar de compás dentro del
mismo movimiento. Quizá sea este el momento más expresivo, melancólico y profundo
de la obra. Curiosamente, escribe esto antes de la última variación que está en Do
Mayor (c. 216), consiguiendo un efecto doblemente contrastante, ya que en ésta vuelve
el ritmo frenético característico de casi todo este movimiento. La última sección en Do
Mayor actúa casi como un homenaje al carácter de entretenimiento que, supuestamente,
una serenata ha de tener.
Según las notas Urtext sobre esta pieza, los últimos compases (c. 230-final) en la
partitura original desaparecieron. Un copista terminó el resto a través de las particellas y
en la esquina inferior derecha del manuscrito original, dice [en alemán]: "de su propia
mano excepto la última página" (Weiss comentarios p. 53)3. El último acorde en la
versión para cuerdas de esta pieza (kv. 406) contiene el 1, 3 y 5 grados, mientras que en
la partitura de octeto, carece del tercero.
La Serenata nº 12 en Do menor KV 388, forma junto a la Serenata nº 10 en Si
bemol mayor, KV. 361/370a, conocida como « Gran Partita»y la Serenata nº 11 en Mi
bemol mayor KV 375, el conjunto de serenatas para instrumentos de viento compuestas
por Mozart. Con títulos muy diversos se escribió mucha música durante el siglo XVIII
destinada a ser ejecutada al aire libre y relacionada con el divertimento. El Quinteto de
cuerda n.º 4 en Do menor, K. 406/516b, fue escrito por Mozart en 1787, como
transcripción de la Serenata n.º 12. El dato de haber realizado una transcripción para
cuerdas, nos da una idea de la importancia que el propio autor le dio a esta composición.
El octeto de viento (Harmoniemusik), se convirtió, así, en la formación por
excelencia para vientos del periodo clásico. Al tener los músicos de estas formaciones
acceso directo a los archivos musicales, y por tanto a las partes de orquesta de las óperas
más aplaudidas del momento, ellos mismos u otros instrumentistas las transformaron
hábilmente en sutiles y amenos arreglos para el octeto. También era frecuente que los
compositores hicieran adaptaciones de sus obras para ser tocadas por grupos de viento,
tanto con fines mercantiles como divulgativos. De esta manera, la corte disponía de “la
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Weise, Henrik. Mozart Serenade KV388 (384a) urtext score. Verlag.
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música de moda” (exquisitas arias y coros de la actualidad operística vienesa de
entonces) con tan sólo llevar a ocho músicos a cualquier escenario improvisado por
donde se moviera el emperador y su corte, a modo de equipo portátil de música actual.
Esta moda pronto se extendió a otras partes de Europa, pero también empezó a
ganar popularidad en ciudades menos importantes y pueblos que carecían de grandes
teatros y, de esta manera, se consiguió colocar el repertorio para conjunto de vientos a
una altura similar a la del actualmente venerado cuarteto de cuerda, al cual, en cuanto a
repertorio, consiguió superar en número de obras a finales de siglo. Esto se podría
considerar como el embrión de las actuales bandas de música, en las que además de un
amplio repertorio de composiciones originales, se siguen tocando transcripciones de las
obras más famosas y representativas de cada periodo de la música, haciendo que éstas
lleguen a una gran cantidad de público.
En conclusión, podemos afirmar que nos encontramos ante una de las grandes
joyas de todo el repertorio escrito para instrumentos de viento.
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