D11 MARZO | 12:00 | ESPACIO STA. CLARA MIGUEL RINCÓN Sonatas y partitas transcritas Día Bach, Sevilla y sus Músicos Más información: www.femas.es NOTAS CURRÍCULO Miguel Rincón Miguel Rincón Sonatas y partitas transcritas Laúd barroco Johann Sebastian Bach (1685-1750) Sonata nº1 para violín solo en sol menor BWV 1001* 1. 2. 3. 4. Adagio Fuga Siciliana Presto Partita nº2 para violín solo en re menor BWV 1004* 1. 2. 3. 4. 5. Allemanda Corrente Sarabanda Giga Ciaccona * (Transcripciones para laúd barroco de Miguel Rincón) Miguel Rincón nace en 1979, siendo hoy día uno de los laudistas más activos dentro del panorama nacional. Domina la familia de instrumentos pertenecientes a la cuerda pulsada: laúd renacentista, barroco, guitarra barroca, vihuela, tiorba y archilaúd, formando parte de importantes formaciones con las que comparte la búsqueda del rigor histórico en pro del desarrollo y el rescate de la música antigua. Actualmente ocupa la plaza de profesor de cuerda pulsada en el conservatorio profesional de Salamanca. Cursa sus estudios en el Conservatorio Superior de Sevilla Manuel Castillo en la especialidad de cuerda pulsada. Obtiene las máximas calificaciones y finaliza con matrícula de honor bajo la dirección de Juan Carlos Rivera. Posteriormente cursa un postgrado durante un año en la Esmuc (Escuela Superior de Música de Cataluña) con el profesor Xavier Díaz Latorre. Ha recibido clases de los mayores especialistas en la materia tales como Rolf Lislevand, Robert Barto, Paul O ‘Dette, Hopkinson Smith... Asiste a Milán para perfeccionarse bajo la tutela de Eduardo Egüez. Hoy día comparte escenario con las figuras más relevantes del panorama nacional e internacional: Furio Zanasi, Maria Grazia Schiavo, Vivica Genaux, Alfredo Bernardini, Carlos Mena, Marta Almajano, María Espada, Pierre Cao, Diego Fasolis, Rodney Prada, Pedro Estevan, Enrico Casazza, etc. Es requerido en los festivales, teatros y ciudades más importantes: Mozart de Galicia, la Semana de Estella, Música Antigua de Barcelona, Aranjuez, Utrecht, Festival de Chiquitos (Bolivia), Teatro de Luxemburgo, Auditorio Nacional (Madrid), Escuela de Música Chopin (Varsovia), París, Toulouse, Lyon, Venecia, Roma, Buenos Aires... Las Seis partitas y sonatas para violín solo de Johann Sebastian Bach fueron compuestas durante la estancia del compositor como maestro de capilla en Cöthen, bajo el mecenazgo del príncipe Leopold de Anhalt. Leopold era calvinista, por lo que no solía utilizar música elaborada para sus misas, razón que explicaría el carácter profano que tienen las composiciones bachianas de este período: suites orquestales, suites para violonchelo a solo, sonatas y partitas para violín a solo senza basso, etc. Las suites y sonatas para violín a solo están fechadas de forma autógrafa en 1720. En ellas se muestran los dos estilos vigentes de sonata existentes en la época: las sonatas corresponden a la estructura de sonatas da chiesa (con cuatro movimientos: lento-rápido-lento-rápido, siendo el primero un preludio, el segundo normalmente una fuga y el tercero y cuarto similares a una zarabanda y una giga respectivamente); mientras que las partitas corresponden a las sonatas da camera (con variedad en el número de movimientos, basados en danzas a modo de suite). He decidido mostrar transcripciones de una partita y una sonata, optando por dos de las más conocidas, la Sonata nº1 BWV 1001 y la Partita nº2 BWV 1004. Pero, ¿por qué transcripciones de piezas para violín a solo y por qué realizarlas en un instrumento polifónico como el laúd barroco? Bach estuvo toda su vida reutilizando material de obras anteriores, adaptándolas a otros instrumentos y agrupaciones instrumentales. Muchas de sus obras para órgano fueron reelaboradas: así, el segundo movimiento del Triple concierto BWV 1044 está basado en el adagio de la Triosonata para órgano BWV 527; la sonata para viola da gamba y clave concertante BWV 1027 es rescritura de la sonata en trío para dos flautas y bajo continuo en sol mayor BWV 1039. De igual manera, encontramos la fuga en sol menor de la sonata BWV 1001 en una versión para órgano (BWV 539). El laúd barroco fue el instrumento de cuerda pulsada dominante en la Alemania de Bach. Para él escribió más de cien suites el famoso Silvius Leopold Weiss, con quien Bach mantuvo amistad y para quien, quizás, escribió sus piezas de laúd a solo. Por lo tanto no es de extrañar que Bach escribiera piezas para este instrumento y elaborara algunas de ellas a partir de obras anteriores. Es el caso de la suite BWV 995, transcripción autógrafa de la suite para violonchelo solo BWV 1011 en do menor. ¿Por qué elegir un instrumento polifónico para interpretar piezas pensadas para instrumentos melódicos como el violín o el cello? Estas piezas a solo son verdaderos ingenios musicales en los que la línea melódica, única en apariencia, deja entrever hasta tres voces, que despliegan los acordes entretejidos dentro del desarrollo melódico. Por ello, no resulta nada extraño el magnífico resultado que se consigue al añadirles bajos, mantenerlos, o desplegar acordes más amplios, lo que un instrumento polifónico como el laúd permite hacer sin problemas. Bach y el laúd estuvieron más estrechamente ligados de lo que se cree, pues el músico no solo poseía dos laúdes sino que fue maestro de composición de laudistas como Ludwig Krebs y Rudolf Straube y se relacionó con algunos de los más insignes tañedores del instrumento, como el citado Weiss, Ernst Gottlieb Baron (quien conoció a Bach en una visita a Cöthen en 1720) o J. C. Weyrauch, de quien tenemos la evidencia de lo común que debieron ser en aquella época las transcripciones mediante adaptaciones al lenguaje formal de la cuerda pulsada, la tablatura. Weyrauch transcribió por este método la fuga en sol menor de la BWV 1001 catalogada como BWV 1000, la suite BWV 995 y la partita BWV 997, escrita esta última originalmente por Bach para laúd o clave, lo que nos da de nuevo una idea de la versatilidad que había en la época para la adaptación o reutilización del material. ¿Por qué entonces Bach escribió sus obras de laúd en sistemas con dos pautas en vez de en tablatura? El músico argentino Eduardo Egüez comenta al respecto: “La transcripción era muy frecuente en los tiempos de Bach. El experto laudista del XVIII debía ser capaz de interpretar su música y la ajena. Sabía adaptar las piezas de otro compositor ofreciendo soluciones alternativas a los problemas relativos a la transcripción.” Miguel Rincón