SigloNuevo Artículo ¿Introvertido o extrovertido? Gaby Vargas ¿Sabía usted que tres cuartas partes de la población mundial son personas extrovertidas y que la cuarta parte restante son introvertidas? En este mar de extrovertidos es fácil que una persona introvertida se sienta como pez fuera del agua. La razón es que nuestra cultura valora y premia habilidades como la acción, la rapidez, la desenvoltura, la competencia y la dirección dinámica. Es más, hay una actitud generalizada de rechazo para quienes acostumbran estar solos o reflexionar las cosas antes de actuar. Ahora, los ideales son: “Sal, conquista y gánatelos”, “Tú, aviéntate” o “Sólo hazlo”. Como resultado, las personas introvertidas tienen que desarrollar destrezas extraordinarias para adaptarse a un mundo en el que se les presiona constantemente para actuar, responder y ser como los demás. De acuerdo con los estudios, en especial los del psicoanalista Carl Jüng, nacemos con un temperamento que nos ubica en una línea continua entre ser muy introvertidos o muy extrovertidos y todos tenemos un “nicho natural” en el que funcionamos mejor. Si estamos conscientes de ello, mejoramos nuestra habilidad para movernos dentro de esta línea y, aunque es algo que no podemos cambiar, podemos trabajar con nuestro temperamento y no contra él. Las principales diferencias entre los dos tipos de temperamento son: 1) Carga de energía. Los introvertidos sacan energías de su mundo interior de ideas, emociones e impresiones; se enfocan hacia adentro. Son conservadores de energía, fácilmente Cuando comprendemos lo diferentes y únicos que somos, podemos reflexionar sobre nuestra conducta, pero sobre todo es un gran alivio dejar de tratar de ser alguien que no somos. pueden sentirse sobre-estimulados por el mundo exterior. Las reuniones sociales, con muchas personas, los agobian. Ellos son como una batería recargable: Necesitan detenerse en el camino para renovar pilas. Esto lo consiguen en un ambiente tranquilo, solos o con pocos amigos. No es que no les guste la gente o que sean tímidos o antisociales, simplemente es su “nicho natural” y son sociales a su manera. Los extrovertidos, por el contrario, se llenan de energía a través del mundo exterior, es decir, con actividades, gente, lugares y cosas. Les fascinan las reuniones sociales, conocen a muchas personas y consideran a todos como si fueran sus amigos. Son gastadores de energía y se enfocan hacia fuera. Les incomodan los largos periodos de inactividad, la reflexión interior, estar solos o con una sola persona. 2) Respuesta al estímulo. A los extrovertidos les gusta experimentar mil cosas a la vez, disfrutan de la variedad y se aburren pronto. Después de estar activos se siente estimulados y desean más acción. Gozan de platicar por encimita con todos, aun con extraños, y, para ellos, es más fácil hablar que escuchar. Hablan o actúan sin sentir que sea necesario pensar las cosas primero. Por lo general, son personas entusiastas y muy animadas. A los introvertidos les gusta enfocarse en dos o tres asuntos sin sentir presión y prefieren informarse acerca de lo que van a experimentar. Son personas tranquilas, controladas y les gusta observar. Los introvertidos guardan mil cosas en su interior, por lo que cualquier cosa que venga del exterior eleva fácilmente su nivel de intensidad. Prefieren escuchar que hablar y, cuando lo hacen, tocan temas de interés para su interlocutor. Incluso, pueden platicar con quien sea y disfrutarlo pero, al rato, sienten la necesidad de salir a tomar un poco de aire. Así mismo, les gusta que la gente vaya a su casa, pero que no se queden mucho tiempo. La situación se parece a cuando nos hacen cosquillas: la primera sensación es agradable, divertida y, en menos de un segundo, se vuelve incómoda. Los extrovertidos también necesitan momentos de descanso pero por diferentes razones. Cuando estudian o trabajan, les cuesta mucho concentrarse durante largos períodos y suelen levantarse del asiento, dar una vuelta a la máquina del café o hablarle a un amigo. A ellos les gusta estar en el “ambiente” y donde “está la acción”. 3) Lo ancho y lo profundo. A los extrovertidos, les gusta saber un poquito de todo. Cuando experimentan algo nuevo, no se detienen a interiorizarlo y, de inmediato, buscan su siguiente experiencia. A los introvertidos, les gusta la profundidad. Pocas experiencias pero profundas, en las que se reflejen y se expandan. Les gusta conversar sobre puntos que sean enriquecedores y odian el “small talk”. Cuando comprendemos lo diferentes 7 y únicos que somos, podemos reflexionar que, si somos introvertidos, conviene balancear nuestro tiempo entre estar a solas y estar con el resto del mundo, para no perder perspectivas y conexiones. Y, si somos extrovertidos, es necesario balancear nuestro tiempo entre periodos de hacer, con momentos de sólo estar, para evitar perdernos en un remolino de actividades y ansiedad. Pero, sobre todo, es un gran alivio dejar de tratar de ser alguien que no somos. ¿No cree usted? CIAN MAGENTA AMARILLO NEGRO Sacando partido al temperamento