Modelo de Intervencin en personas con consumo

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GENDARMERIA DE CHILE
MODELO DE INTERVENCIÓN EN PERSONAS CON CONSUMO PROBLEMÁTICO
DE SUSTANCIAS PSICOACTIVAS, RECLUIDAS EN LOS ESTABLECIMIENTOS
PENITENCIARIOS CHILENOS
Elementos Teóricos del Programa de Tratamiento, rehabilitación y reinserción
social, para internos/as con consumo problemático de sustancias
psicoactivas
1
I
Introducción
3
II
Capitulo I Antecedentes
8
III Capítulo II Marco Teórico
19
IV
Capítulo III Aproximación a los modelos de tratamiento
36
V
Capítulo IV Aproximación a un modelo de tratamiento en el
sistema penitenciario
52
VI
63
Bibliografía
Anexos
66
Anexo N° 1: Conceptos básicos sobre drogas
Anexo N° 2:¿Cuáles son las principales drogas y sus efectos?
Anexo N° 3: Modelo Transteórico del Cambio
2
A medida que ha pasado el tiempo, nuestro mundo
social y cultural ha ido complejizándose de tal manera que hoy en día es dificultosa su
comprensión, los fenómenos sociales son altamente diversos y multicausales,
demostrándose casi inoperante una única explicación y resolución. Dentro de los
grandes problemas que enfrenta hoy nuestra sociedad están aquellos generados por el
consumo de drogas y la comisión de actos delictivos.
Cotidianamente la sociedad chilena es impactada por
hechos vinculados al tráfico y consumo de drogas. La gravedad de este hecho radica en
que la droga no sólo produce daños a la salud de quienes la consumen, sino que genera
consecuencias que exceden al ámbito de la salud pública; deteriora la familia y puede
ser fuente de conflictos sociales de diversa naturaleza que se expresan en violencia,
corrupción y multiplicación de delitos contra las personas y la propiedad, todo lo cual
genera inevitablemente, una sensación de inseguridad en la población y puede llegar –
en el extremo- a poner en riesgo a las propias instituciones democráticas del país
(CONACE 2003: 8).
El problema de las drogas presenta para nuestro país
un alto costo en recursos humanos y financieros. Existen “costos directos en prevención,
tratamiento y rehabilitación, investigación y estudios, servicios policiales, sistema judicial
y penitenciario, sistema de salud y otros. Además, hay costos indirectos tales como baja
de la producción en el sistema laboral, pérdidas económicas por morbilidad y mortalidad
asociadas al consumo de drogas, y por daños a los bienes o pérdidas de ellos” (CONACE
2003:12).
Frente a esta realidad, aparece inmediatamente la
pregunta: ¿por qué invertir en tratamiento cuando ya el Estado y la ciudadanía está
gastando suficiente dinero y recursos en resolver los problemas de los consumidores de
drogas y sus consecuencias?
Para responder a esta pregunta, es
considerar tres perspectivas, que son complementarias y sinérgicas entre sí.
necesario
La primera es una perspectiva ética. Reconociendo
que la drogodependencia es una enfermedad crónica tratable, es un imperativo ético el
brindar la posibilidad de tratamiento de manera oportuna y de calidad a la población
que lo requiere.
3
La segunda, es una perspectiva económica.
Considerar el aspecto económico implica reconocer que a la larga, el costo en
tratamiento siempre es significativamente menor que el no tratar a las personas con
este tipo de enfermedades, dado el alto gasto social y sanitario que implica para sí
mismo como para su entorno inmediato y la sociedad en general.
Por lo tanto, invertir en tratamiento, se convierte en
definitiva en ahorro para el país.
La tercera y última perspectiva a considerar dice
relación con la seguridad ciudadana. Diversa literatura internacional respalda que
invertir en tratamiento y rehabilitación disminuye considerablemente las probabilidades
de recaída, tanto en consumo de drogas como en la comisión de nuevos delitos, en
aquellas personas consumidoras problemáticas de drogas que han tenido problemas con
la justicia.
En este sentido la Oficina Contra la Droga y el Delito
de las Naciones Unidas 1 , es enfática en plantear que los profesionales y técnicos
encargados de proporcionar el tratamiento de la dependencia deben ampliar sus
responsabilidades y centrarse también en los siguientes fines, importantes desde el
punto de vista social:
• Trabajar con los empresarios y los organismos de bienestar social para que los
afectados recuperen sus puestos de trabajo o encuentren trabajo
• Trabajar con los organismos de justicia penal y los agentes de libertad condicional y
de libertad vigilada para conseguir que la persona no vuelva a cometer delitos
relacionados con drogas y vuelva a ser encarcelado;
• Trabajar con los organismos de bienestar familiar y con las familias para que las
personas vuelvan a desempeñar su función familiar en forma responsable, o la asuman,
especialmente la de padre o madre, cuando no se ha ejercido anteriormente.
1
Porque Invertir en el Tratamiento del Abuso de Drogas. Oficina Contra la Droga y el delito Naciones Unidas 2003.
4
Estos son los problemas relacionados con la
dependencia que más afectan a la sociedad, y su reducción o eliminación es lo que la
sociedad espera de toda intervención “eficaz". Tampoco podemos dejar de señalar que
los resultados del tratamiento son sustancialmente mejores si, además de tratarlos en
el sistema privativo de libertad, se realiza un seguimiento y/o una continuidad del
tratamiento en el medio libre.
En vista de las consideraciones anteriores es que el
Estado chileno desde 1990 hasta la fecha, ha impulsado una estrategia de abordaje del
problema de las drogas 2 , creando el Consejo Nacional para el Control de
Estupefacientes (CONACE) y su Secretaría Ejecutiva; la Política y Plan Nacional de
Prevención y Control de Drogas (1993), la ley de Drogas N° 19.366 (1995) y sus
respectivas modificaciones, Ley Nº 20.000 y la implementación de un sistema de
coordinación y ejecución de programas e información y sensibilización ciudadana que se
plasma en la Estrategia Nacional sobre drogas 2003 – 2008 cuyo objetivo es reducir el
consumo de drogas hacia el año 2008. (2003)
La inserción de Chile en el dinámico mundo
globalizado, ha impulsado readecuar las “Políticas y Planes en materia de drogas,
diseñando una Estrategia más moderna y acorde a los nuevos desafíos. Se trata de
conciliar el proceso de globalización y liberalización comercial con regulaciones y
políticas que permitan prevenir el consumo, rehabilitar a los adictos y controlar el tráfico
ilícito de estupefacientes, sustancias psicotrópicas y delitos conexos” (CONACE. 2003:5).
En cuanto al vínculo entre el problema social del
consumo de drogas y la comisión de delitos, y sin querer establecer un criterio de
causalidad, se ha evidenciado que mantienen un alto nexo adquiriendo esta nueva
problemática una doble y triple complejidad.
En el “Estudio acerca del Consumo de Alcohol y otras
drogas en reclusos condenados por el delito de robo con violencia e intimidación”,
2
“El problema de las drogas se define como “el cultivo, producción, fabricación, venta, demanda, tráfico y
distribución ilícita de estupefacientes, sustancias psicotrópicas, incluyendo los estimulantes de tipo anfetamínicos, el
desvío de precursores y delitos conexos” (Declaración Política del XX Período Extraordinario de Sesiones de la
Asamblea General de Naciones Unidas, Junio de 1998)” en Estrategia Nacional sobre Drogas 2003-2008. Gobierno
de Chile. 2003.
5
realizado por CONACE (año 2001), se observa que el 26% de las personas
entrevistadas, declara haber cometido el primer delito bajo la influencia de alguna
droga, y el 41% declara lo mismo respecto al delito por el cual están actualmente
condenados/as, mientras el 40% declara haber delinquido única y exclusivamente para
comprar droga. Es decir, nos encontramos con un alto porcentaje de personas que
incurre en actos delictivos bajo la influencia de sustancias psicotrópicas y en un
considerable porcentaje, se ven motivados /as a cometer tales actos por la necesidad de
financiamiento para su consumo. Por otro lado, si agregamos su inserción en la
dinámica del círculo de la pobreza nos encontramos con una situación de marginalidad y
exclusión social. Es decir, estamos en presencia, de sujetos /as que consumen drogas,
que cometen algún delito y que se encuentran en situación de pobreza. Por lo tanto, es
fundamental tener en consideración la variabilidad y multiplicidad de factores
intervinientes en la problemática planteada y en los modos de actuar en términos de
tratamiento, rehabilitación e integración social.
En este sentido, se ha constituido en una imperiosa
necesidad en el ámbito nacional, el establecimiento de una estrategia gubernamental,
interministerial que aborde el problema bio-psico-socio-cultural de dependencias a
drogas y comisión de delitos, que ha tenido una evolución y desarrollo a través de la
creación e implementación de diversas iniciativas y Programas de Asistencia en
Tratamiento y Rehabilitación para esta población.
A partir del proceso de evaluación realizado por
Gendarmería de Chile y CONACE respecto al abordaje terapéutico a internos/as que
presentan problemas de drogas a través del Programa de Asistencia en Tratamiento y
Rehabilitación, se ha podido constatar la necesidad de desarrollar un plan de
intervención terapéutico estandarizado y específico para esta población, que permita
resguardar la calidad de la atención. En este sentido, se constituye en el año 2003 una
mesa de trabajo con el objetivo de elaborar un programa de intervención en
drogodependencias para personas privadas de libertad, que permita orientar a los
equipos profesionales de los centros de tratamiento de los establecimientos
penitenciarios sobre los procedimientos a considerar al momento de abordar la
problemática del consumo de drogas. Esto es, definir el marco teórico a la base de la
intervención, la definición de las prestaciones a brindar de acuerdo a los niveles de
complejidad referido al consumo de sustancias v/s magnitud del delito cometido, los
criterios diagnósticos a utilizar, el perfil de los beneficiarios, criterios de ingreso y
egreso, la definición de roles y funciones de los técnicos y profesionales del sistema. Es
decir, establecer el modelo de programa terapéutico propiamente tal a utilizar en el
sistema penitenciario chileno.
6
El presente documento, Tomo I : constituye el
resultado del trabajo realizado y corresponde al marco teórico que sustenta la
intervención terapéutica detallada en el Tomo II y tiene por objetivo aportar al
desarrollo de esta temática compleja y emergente.
7
1. El contexto nacional y el tratamiento de la drogodependencia.
En nuestro país, hace ya algunas décadas el consumo
de alcohol y drogas, se constituye en una problemática necesaria de atender, surgiendo
desde el Estado y desde las organizaciones no gubernamentales (ONGs) respuestas a
las urgentes necesidades de la población.
Las primeras iniciativas surgen desde el Ministerio de
Salud, en la década de los 50´ y 60´, con la creación de los primeros centros o
unidades de desintoxicación (postas antialcohólicas) para personas con problemas de
consumo de alcohol. Paralelamente surgen grupos de autoayuda, tales como alcohólicos
anónimos (AA) y la Unión de rehabilitados y alcohólicos de Chile (URACH). Con
posterioridad, en la década de los 80’, y por efecto del aumento del consumo de drogas
ilícitas, surgen diversas iniciativas desde el ámbito no gubernamental y privado solidario
para dar respuesta a la emergente demanda por programas de tratamiento. Tienen
especial relevancia las iniciativas de las iglesias evangélicas y católicas, quienes utilizan
el Modelo Comunidad Terapéutica a partir de experiencias extranjeras (España y
Colombia principalmente).
Es a partir de la década de los noventa, cuando la
temática del consumo de alcohol y drogas se constituye en ámbito de prioridad en la
salud pública. Se elabora la Política y Plan Nacional de Salud Mental del Ministerio de
Salud, donde se define como área prioritaria el “Beber Problema y Consumo de Drogas”
(CONACE, 2003), otorgando tratamiento en la Atención Primaria de Salud, servicios de
psiquiatría en hospitales generales y Centros Comunitarios de Salud Mental familiar,
entre otros.
En 1995, con la promulgación de la ley 19.366 que
sanciona el tráfico ilícito de estupefacientes y de sustancias psicotrópicas, el Ministerio
de Salud (MINSAL) crea el “Programa de rehabilitación de personas con problemas de
drogas y alcohol”. Un año después, se diseña y da a conocer el Reglamento para los
Establecimientos de Rehabilitación de Personas dependientes de Sustancias
Psicoactivas, a través de la modalidad Comunidad terapéutica (DFL 2298).
Paralelamente el Ministerio de Salud elabora el “Manual de Orientaciones Técnicas para
el Tratamiento y Rehabilitación de Personas con problemas de drogas” y publica un
catastro de lugares de atención.
8
Por otra parte, el Consejo Nacional para el Control de
Estupefacientes (CONACE), otorga apoyo financiero a organizaciones que brindan
tratamiento a través de la modalidad de proyectos concursables desde 1996 hasta 1998.
En 1999 se establece una alianza estratégica entre CONACE-MINSAL para la
instauración del Subprograma de Tratamiento y Rehabilitación, otorgando
financiamiento a centros de tratamiento a través de la modalidad de compra de cupos
ambulatorios y residenciales (CONACE, 2000).
Hacia fines del año 2000 y principios del 2001,
CONACE en conjunto con el MINSAL, elaboran el “Programa de Apoyo a Planes de
Tratamiento y Rehabilitación para personas con problemas derivados del consumo de
sustancias estupefacientes y/o psicotrópicos”, el cual administrado por el Fondo
Nacional de Salud (FONASA), viene a apoyar el programa matriz del Ministerio de Salud
respecto a la problemática del uso y consumo de drogas. CONACE apoya técnica y
financieramente los siguientes planes de tratamiento: ambulatorio básico, ambulatorio
intensivo y residencial, quedando a disposición del Ministerio de Salud, el plan de
primera respuesta, el plan de desintoxicación, manejo del síndrome de deprivación y el
de compensación de patología dual.
En términos generales, la ayuda se sitúa en el ámbito
público en Hospitales generales, Hospitales Psiquiátricos, Hospitales y centros de día,
Servicios de Psiquiatría, Centro de Salud Mental Familiar (COSAM) y Consultorios de
Atención Primaria. Y en el ámbito privado se sitúa principalmente en Comunidades
Terapéuticas (MINSAL, 2000).
Como se puede observar dentro del proceso de instalación de los programas de
tratamiento y rehabilitación, las iniciativas tendientes a la atención de la población del
sistema penitenciario, inicialmente no formaban parte del diseño técnico de los
programas gubernamentales, sino sólo hasta comienzos de la presente década.
2. Estrategia Nacional sobre el Consumo de Drogas.
Dado el hecho innegable de que la drogodependencia
puede acarrear problemas individuales y sociales de gran envergadura, relacionándose
muchas veces esta conducta con una no menos grave como es la comisión de algún
acto delictivo generando una espiral de cada vez mayor complejidad – droga – delito –
violencia - seguridad, es que el Estado se hace cargo de esta situación.
A partir de la evolución que ha tenido el fenómeno de
las drogas y del desarrollo de las diversas iniciativas impulsadas por el gobierno a través
9
del Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes – CONACE; programas de
prevención comunitaria, laboral y educacional; programas de tratamiento y
rehabilitación, desarticulación de bandas y organizaciones criminales, incautaciones de
drogas, entre otras, es que surge en la presente década la necesidad de reformular la
Política y Plan Nacional de Drogas vigentes desde 1993, para ajustarla a las exigencias y
cambios acontecidos con el problema de drogas a escala nacional e internacional. Es así
como a la luz de los resultados obtenidos, la experiencia acumulada y los nuevos
conocimientos se construye la nueva Estrategia Nacional sobre Drogas 2003-2008, que
se plantea como una política sostenida en el tiempo que va más allá de la contingencia
inmediata y es capaz de ofrecer al país una línea consistente y proyectada en el
horizonte del largo plazo y cuyo fin es reducir el consumo y tráfico de drogas
hacia el año 2008.
La Estrategia Nacional sobre Drogas se ha
estructurado a partir de ciertos principios que expresan la forma de abordar el problema
de las sustancias ilícitas en Chile y que debieran estar presentes en los programas que
las instituciones del Estado y la sociedad civil lleven a cabo en la búsqueda del logro de
los objetivos estratégicos que la componen. Estos principios son:
1.- Integralidad de la respuesta. Implica una mirada amplia y multidimensional,
capaz de comprender que los problemas asociados tienen motivaciones
culturales, sociales y económicas; de entender que este fenómeno ejerce
impacto sobre la salud de las personas y grupos, sobre la dinámica social y
económica de la sociedad, sobre las normas que rigen el tejido social, y sobre la
seguridad nacional e internacional. Por tanto, sus soluciones requieren
considerar la conexión entre estas distintas dimensiones. Este principio implica
también la necesidad de realizar abordajes y acciones multisectoriales.
2.- Corresponsabilidad. En el ámbito público se refiere a la necesidad de
considerar la participación activa de todos los sectores y organismos públicos
para aunar esfuerzos en el cumplimiento de la Estrategia y también adecuando
ésta a los propios fines, propósitos y políticas de cada ministerio y servicio en
una relación sinérgica.
3.- Equilibrio entre las acciones destinadas a la reducción de la demanda y las
dirigidas al control de la oferta. A mayores logros en reducir la demanda y el
abuso de drogas, menos posibilidades tendrá el narcotráfico de expandir sus
mercados y menores serán los delitos y situaciones de violencia derivados del
abuso de sustancias. Por otra parte el impacto de las acciones destinadas a
perseguir y sancionar el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias
10
psicotrópicas, en la reducción de la oferta, se traduce en una menor
disponibilidad y acceso a las drogas de miles de consumidores.
4.- Participación social. Un mayor impacto en la reducción de la demanda y de
los costos asociados al consumo de drogas, resulta más eficaz y eficiente si la
comunidad se moviliza, aprovechando y reforzando sus redes e iniciativas en el
espacio local y potenciando los recursos de la propia sociedad civil para
enfrentar el problema.
Dentro de los principales objetivos planteados por la
Estrategia Nacional de Drogas están el “Rehabilitar y reinsertar socialmente a personas
afectadas por el consumo de drogas, mediante oportunidades de tratamiento y
programas de reinserción” y “Disminuir el consumo de drogas en grupos vulnerables o
en riesgo social” (Objetivos estratégicos Nº3 y Nº6 respectivamente - CONACE. 2003:
18), situándose dentro de estos, el tratamiento y rehabilitación de personas con
problemas de drogas que están privadas de libertad.
En el marco de esta misión y de estos objetivos, es
que se sitúa el trabajo conjunto entre CONACE y Gendarmería de Chile.
11
3.- La preocupación Institucional: Gendarmería de Chile.
La misión de Gendarmería de Chile es vigilar, atender,
asistir y contribuir a la reinserción social de las personas que por disposición de la ley
son recluidas en los recintos penitenciarios del país. Para dar cumplimiento a esta
misión se ha establecido el Modelo Básico de Tratamiento Penitenciario, el cual ha dado
lugar a la presencia de un ideal resocializador como filosofía movilizadora de la
ejecución de las penas, conectada también, a una mayor humanización de las
instituciones carcelarias. Es en este marco en el cual se instala el Programa de
Intervención en personas con consumo problemático de sustancias
psicoactivas, recluidas en los establecimientos penitenciarios, que se puede
llevar a cabo gracias al desarrollo social de los sistemas penitenciarios
Cabe señalar que el año 1996 Gendarmería inicia
actividades orientadas a intervenir en la población penal mediante acciones de
prevención, en un primer momento, y de tratamiento en una etapa posterior, desde un
enfoque socio-sanitario.
El énfasis de las actividades ha estado en la
prevención, luego en la investigación y desde 1998 en el tratamiento de internos con
consumo problemático de drogas, que se expresa en la creación de la Comunidad
Terapéutica Monseñor Carlos Oviedo Cavada en el Centro de Cumplimiento Penitenciario
(CCP) de Colina I (desde el año 2002 denominada “Nueva Vida”), con una capacidad de
20 internos con sistema residencial. Desde esta primera iniciativa hasta la actualidad se
han creado 11 centros de tratamiento para personas con consumo problemático de
drogas en 9 recintos penitenciarios a lo largo del país. (ver cuadro Nº 1) y se ha
estipulado para los próximos años y en el marco de la política de creación de cárceles
concesionadas, que éstas deberán incorporar, tanto en el proyecto arquitectónico como
en el programa de reinserción social, el tratamiento de adicciones en población recluida.
Es necesario destacar el programa de Asistencia
Sistemática de Tratamiento y Rehabilitación (ASISTYR) que ha brindado tratamiento
biopsicosocial a reclusos dependientes de las drogas y alcohol a través de un modelo de
intervención, de tipo personalizado y multidisciplinario, estructurado en etapas y fases,
con intervención de la familia y la red de apoyo externo. El tratamiento se ha
desarrollado a través de un modelo de comunidad terapéutica, en el cual los internos
viven durante, más o menos, un año calendario en un sistema residencial o ambulatorio.
Este programa se complementa con el desarrollo de
intervenciones de prevención universal, selectiva e indicada, dirigidas al resto de la
12
población penal y ejecutadas por los mismos equipos de los centros de tratamiento y
rehabilitación de drogas de los recintos penitenciarios, o internos/as que se encuentran
en etapas avanzadas del tratamiento, complementándose con seminarios de
capacitación en prevención y rehabilitación para los equipos de profesionales.
Si
bien,
las
comunidades
terapéuticas
intrapenitenciarias se han constituido en una iniciativa implementada desde hace muy
poco tiempo (específicamente en 1999), su importancia en otorgar mejores condiciones
de vida a los internos/as con problemas de drogas se ha hecho fundamental. Durante el
año 2000, el Ministerio del Interior y Gendarmería de Chile suscriben un convenio de
colaboración, técnico-financiero, denominado “Plan de Intervención integral en drogas
dirigido a personas privadas de libertad” (decreto exento Nª 1365 del 6/12/2000) que
tiene como objetivo estratégico el “crear condiciones institucionales para favorecer un
estilo de vida saludable dentro de los recintos penitenciarios, promocionando los
beneficios de una vida comunitaria saludable, limpia y libre del consumo de drogas en
aquellos internos que presentan un mayor nivel de vulnerabilidad, de tal modo de
responder satisfactoriamente tanto a las políticas nacionales de prevención secundaria
del delito como a las políticas de prevención y rehabilitación de personas adictas a
sustancias ilícitas.....” y mediante la firma de reiterados convenios de colaboración
(anuales) se traduce en la instalación, implementación y desarrollo de Centros de
Tratamiento y Rehabilitación para personas privadas de libertad. La Secretaría Ejecutiva
de CONACE, a través de su área de tratamiento y área de capacitación y proyectos, y el
departamento de readaptación de Gendarmería de Chile, son los responsables de
operacionalizar e implementar estos convenios.
13
Cuadro Nº 1- Centros de Tratamiento en los establecimientos penitenciarios
Región
Región
Metropolitana
I Región
II Región
V Región
VII Región
VIII Región
Nombre
del Establecimiento
Centro
de Penitenciario.
Tratamiento y
Rehabilitación
“Nueva Vida”
Centro
de
Cumplimiento
Penitenciario
de
Colina
“Trascender”
Centro
Penitenciario
femenino
de
Santiago
“Volver a nacer” Centro
de
Cumplimiento
Penitenciario
de
Arica
Población
Atendida.
“En busca de un Centro
nuevo camino” Penitenciario
Femenino de Arica
“Nuevo
Centro
de
Amanecer”
Cumplimiento
Penitenciario
(C.C.P.)
de
Iquique.
“Tamarugal”
Centro
de
Cumplimiento
Penitenciario
(C.C.P.)
de
Antofagasta.
“Hacia un nuevo Centro
camino”
Penitenciario
Femenino (C.P.F.)
de Antofagasta.
“Suricata”
Centro
de
Cumplimiento
Penitenciario
(C.C.P.)
de
Valparaíso.
“Amor por el Centro
de
cambio
Cumplimiento
presente”
Penitenciario
(C.C.P.) de Talca.
“Alwe”
Centro
de
Cumplimiento
Mujeres,
14 internas
mayores de 18
años
Mujeres,
20 internos
mayores de 18
años
Capacidad
Hombres,
20 internos
mayores de 18
años
Mujeres,
20 internas
mayores de 18
años
Hombres,
12 internos
mayores de 18
años
Hombres,
25 internos
mayores de 18
años
Mujeres,
25 internas
mayores de 18
años
Hombres,
20 internos
mayores de 18
años
Hombres,
25 internos
mayores de 18
años
Hombres,
12 internos
mayores de 18
14
IX Región
“Renacer”
Penitenciario
(C.C.P.)
de
Concepción.
Centro
de
Detención
Preventiva (C.D.P)
de Angol
años
Hombres,
16 internos
mayores de 18
años
4. El contexto nacional y la relación entre el problema de la delincuencia y el
consumo de drogas.
Los estudios sobre prevalencia de consumo de drogas
en la población general, realizados cada dos años, desde 1994, por CONACE, han
permitido visibilizar la magnitud de la problemática del consumo de drogas en Chile, y
su evolución a lo largo del tiempo. De acuerdo con el estudio 2002 y en términos
generales, se observa un aumento moderado en el consumo de drogas respecto al
informe anterior (2000), y se rescatan los siguientes datos específicos:
La tasa de consumo reciente (de acuerdo a
prevalenciade consumo último año: proporción de personas que ha probado alguna
droga en los últimos 12 meses) de drogas ilícitas (marihuana, pasta base, clorhidrato de
cocaína, crack, heroína, éxtasis y/o alucinógenos , LSD u otros ácidos, Fenilciclidina, PCP
o polvo de ángel, Peyote o San Pedro y Mescalina), alcanzó un 5,68 %, esto es,
alrededor de 476 mil personas.
•
La droga ilícita más consumida en Chile es la marihuana (tasa de
consumo:5,17%), le sigue el clorhidrato de cocaína (tasa de consumo:1,57) y
luego la pasta base (tasa de consumo:0,51).
•
El uso de drogas se encuentra altamente concentrado en los jóvenes (entre 19 y
25 años), le sigue el segmento de la población adulta joven entre 26 y 34 años y
posteriormente los menores entre 12 y 18 años.
•
Los hombres tienen prevalencias de consumo de drogas considerablemente más
altas que las mujeres, con relaciones que van de 4:1 en el caso de la marihuana,
5:1 en la cocaína y 10:1 en el caso de la pasta base.
•
Entre los menores estas diferencias de consumo entre hombres y mujeres son
más estrechas, especialmente en la marihuana con razón 2:1, manteniéndose
15
inalterable respecto al consumo de cocaína y su razón 5:1, siendo levemente
mayor en las mujeres respecto al consumo de pasta base.
•
El uso de drogas está presente en todos los niveles socioeconómicos, aunque con
ciertas diferencias. El consumo de marihuana oscila en alrededor del 5% en los
NSE (Nivel socio económico) Alto y Medio, y se acerca al 6% en los NSE Bajo. La
cocaína se intensifica en los NSE Medio y Bajo alcanzando diferencias de 2:1
respecto al NSE Alto, y prevaleciendo el consumo de pasta base en el NSE Bajo
con diferencias de 10:1 respecto al NSE Alto.
Respecto a los estudios existentes que interconectan
el consumo de drogas y la comisión de actos delictivos en Chile, se debe mencionar la
investigación realizada por CONACE (2001) y la realizada por la Unidad Nacional de
Investigación Criminológica de Gendarmería de Chile (UNICRIM - 2002). El primero
consiste en una investigación centrada principalmente en el consumo de drogas ilícitas,
(prevalencia de vida) antes de su reclusión en condenados/as, entre 18-35 años de
edad, por robo con intimidación y violencia. La población estudiada correspondió a 9
establecimientos penales de todo el país (1.217 internos), y sus principales hallazgos
son:
•
89% de los entrevistados declara haber consumido marihuana, el 59% pasta
base, 43% cocaína, el 33% anfetaminas y 27% chicota.
•
39.5% declara haber consumido drogas ilícitas por más de 5 años y el 45,2%
declara haber consumido diariamente.
•
74% de las mujeres declara haber consumido pasta base de cocaína y el 50% de
haberlo realizado diariamente.
•
El 44% declara consumir drogas habitualmente antes de los 14 años.
•
80% declara haber usado más de una droga en su vida y el 32% declara haber
usado 5 o más drogas.
•
26% declara haber cometido el primer delito bajo la influencia de alguna droga,
mientras que el 41% declara lo mismo respecto del delito por el cual están
actualmente condenados.
•
40 % declara haber delinquido única y exclusivamente para comprar droga.
16
•
El 60% de los que han abusado de la droga reconoce haber cometido delitos bajo
la influencia de las drogas y el 68% haber delinquido alguna vez sólo con el
propósito de conseguir drogas.
•
Se observa que los reincidentes consumen una mayor cantidad de droga que los
primarios.
•
28% de los reclusos ha participado en algún programa de prevención y el 26%
declara haber participado de algún programa de rehabilitación dentro o fuera del
recinto penal.
El segundo estudio realizado durante el año 2002,
tuvo por finalidad investigar sobre el consumo de alcohol y drogas pre-carcelario e
intracarcelario en la población penal de la quinta región, con un tamaño muestral total
de 681 personas, estratificada según subsistema y sexo, y distribuidos según
establecimiento penitenciario. Del presente estudio se rescatan los siguientes datos:
•
Entre los reclusos de la V región, las tasas de prevalencias de último año son de
14 por 100 para marihuana, 2 por 100 para pasta base, 5 por 100 para cocaína y
2 por 100 para anfetaminas.
•
Respecto al consumo de drogas por subsistemas penitenciarios, del medio
cerrado, y respecto a los varones, las mayores tasas de consumo de marihuana
se observan en los subsistemas menores (94,1), cerrado (77,2) y CET 3 (76,3%).
•
En el caso de las mujeres, aquellas que se encuentran en el subsistema Cerrado
Adultos han consumido más que aquellas que se encuentran en el subsistema de
Libertad Vigilada (50,6% y 25,9 % respectivamente).
•
Un 20,2% de los hombres y un 15% de las mujeres ingería alcohol o drogas
ilícitas con la intención de delinquir.
3
CET: Centro de Estudio y Trabajo. Establecimiento que contempla tratamiento de reinserción social, basado
principalmente en la capacitación y el trabajo.
17
•
Un 19% de los delitos cometidos por varones y un 15% de los delitos de las
mujeres se realizan con la intención de conseguir alcohol y/o drogas ilícitas.
•
En el caso de los reclusos del subsistema menores el porcentaje de delitos
realizados para conseguir drogas asciende al 29% y a casi el 25% en los reclusos
del subsistema cerrado adultos. En las mujeres de este último subsistema el
porcentaje es de 19%. (UNICRIM. Universidad de Chile: 2002)
Son estos los antecedentes que justifican la creación
de un Modelo de Intervención en personas con consumo problemático de
sustancias psicoactivas recluidas en los establecimientos penitenciarios,
adecuado a las características y particularidades de los internos/as con problemas de
abuso y dependencia a drogas dentro de los sistemas penitenciarios. Siendo los
principales focos de atención de este programa la prevención, el tratamiento,
rehabilitación e integración social, definiendo áreas de intervención que permitan
cumplir con las temáticas planteadas.
18
El objetivo de construir un Modelo de Intervención en
personas con consumo problemático de sustancias psicoactivas, que unifique criterios
para todos los Centros de Tratamiento y Rehabilitación penitenciario y que contemple la
realidad carcelaria y el perfil del usuario del programa, se constituye en una ardua labor.
En este marco de trabajo es necesario revisar ciertos aspectos teórico-conceptuales que
permitan orientar de mejor modo el acercamiento, comprensión y resolución de esta
compleja problemática.
1. Respecto a la etiología del consumo de drogas: algunos elementos
conceptuales.
A medida que los modelos teóricos explicativos de la
drogodependencia basados en la influencia de un único factor o dimensión interviniente
han comenzado a evidenciar su limitación comprensiva frente a la problemática, se ha
ido configurando un amplio consenso respecto al carácter multifactorial de la
drogodependencia. De acuerdo con esto, surgen diversos modelos teóricosmultidimensionales, entre los cuales se destaca el Modelo Biopsicosocial 4 y el
Modelo de Competencia social. Estos explican la etiología de la drogodependencia
en relación con la intervención de tres dimensiones básicas como lo son las sustancias
(drogas) que poseen determinadas propiedades farmacodinámicas (relativo a la
dinámica y efectos que un fármaco tiene en el organismo), un sujeto con particulares
características personales que las ingiere; y la naturaleza del contexto sociocultural
en el que ese consumo se produce, que se traduce en ciertas normas, valoraciones,
significados y representaciones sociales que se dan en torno al consumo. Lo importante
a considerar es la dinámica en la interrelación de estos diversos factores, la cual varía
según el espacio y tiempo histórico-cultural en la cual se da.
De acuerdo con diversas explicaciones del uso, abuso
y dependencia de drogas, lo importante a tener en consideración es que “no existe ni un
4
El modelo Bio-psico social implica reconocer la naturaleza biológica, psicológica y social de la drogodependencia,
confluyendo variables propias de la sustancia, del consumidor y del contexto social de la persona y la interacción
entre los diferentes factores. Para una comprensión más detallada de este modo de intervención, ver acápite
respecto al Modelo de intervención Bio-psico-social.
19
único motivo para iniciar y mantener el consumo de drogas, ni una manera exclusiva de
volverse drogodependiente (...), sólo a partir de la consideración de los tres vértices del
mismo triángulo “sujeto, sustancia y contexto”, se puede alcanzar una visión más
objetiva de la realidad” (CONACE.2002: 3)
tríada, se debe señalar que:
Respecto a las dimensiones interdependientes de la
a) la sustancia: refiere a los diversos tipos existentes, la cantidad y frecuencia de
consumo, las vías de administración en el suministro y a la existencia posible de
consumos asociados (policonsumo).
b) el sujeto: interacción de las dimensiones psicológicas y sociales (características de la
personalidad, habilidades sociales, introyección de pautas culturales, aprendizajes y
experiencias de vida, etc.) y físicas (sexo, edad, contextura física, predisposición
genética, etc.) con las distintas sustancias;
c) el contexto: refiere a las características socioculturales del ambiente en el que se
desarrolla el consumo, tales como la familia, grupo de pares, instituciones de
pertenencia, medio macrosocial geográfico y cultural (pertenencia a culturas de
consumo de sustancia, valoración cultural del consumo dentro de grupos sociales, etc.),
aceptación o sanción social, leyes, disponibilidad de la droga.
En
relación
con
la
multifactorialidad
y
multidimensionalidad del consumo de drogas, se pueden considerar una serie de
factores de riesgo, que favorecen en mayor o menor medida las probabilidades de
desarrollar un consumo problemático de drogas.
Factores de riesgo y protección
Hemos señalado anteriormente que el consumo de
drogas es un problema de gran complejidad, generado por diversos factores asociados
de índole individual, familiar, escolar, comunitaria y laboral. En este contexto, ha
resultado de gran utilidad la aplicación del enfoque de riesgo en la planificación y
desarrollo de intervenciones dirigidas a los diferentes escenarios donde se presenta el
consumo de drogas.
El enfoque de riesgo se basa en la observación del
hecho que todas las personas, familias o comunidades no tienen la misma probabilidad
20
o riesgo de sufrir un daño (en este caso, verse afectados por el consumo de drogas),
sino que para algunos esta probabilidad es mayor que para otros.
La posibilidad de medir el grado de riesgo se relaciona
con la identificación, selección y análisis de factores de riesgo. Estos últimos son
definidos como características o circunstancias de naturaleza biológica, psicológica o
social cuya presencia aumenta la probabilidad de que se presente un problema de
drogas. Los factores de riesgo se entremezclan de forma muy dinámica. Su fuerza
puede cambiar de un grupo a otro o de un individuo a otro.
Los factores de protección se definen como
cualquier circunstancia o evento de naturaleza biológica, psicológica o social, cuya
presencia disminuye la probabilidad de que se presente un problema de drogas. Al
igual de lo que sucede con los factores de riesgo, tienen un carácter dinámico y varían
de persona a persona, familia o comunidad a otra.
Tanto los factores de riesgo como los de protección
poseen otra característica: son complementarios. Esto significa que la presencia de un
factor de riesgo por sí solo no determina la aparición de un problema social. Lo que sí lo
determina es la conjunción de factores de tipo psicológico, social, económico,
cultural, político, entre otros.
La presencia de factores de riesgo aumenta la
probabilidad de que una persona consuma drogas, mientras que los factores de
protección actúan de forma contraria, ya que contribuyen a disminuir el riesgo.
La identificación y fortalecimiento de los factores de
protección en los individuos, familias y comunidades, permite el desarrollo de
potencialidades que sirven como verdaderos “escudos” que los resguardan frente al
riesgo de consumir drogas.
Como ejemplo de los principales factores de riesgo y
protección asociados a la aparición del consumo de drogas podemos citar:
Cuadro Nº 2 : Factores de riesgo y de protección.
21
FACTORES DE RIESGO
FACTORES DE PROTECCIÓN
En lo personal:
- Dificultad para el manejo de las
emociones.
- Impulsividad.
- Problemas con la autoestima y
autoconcepto.
- Dificultad para postergar la satisfacción.
- Intolerancia a la frustración.
- Curiosidad y búsqueda de nuevas
sensaciones.
- Predisposición
genética
hacia
el
consumo de alcohol u otras drogas.
- Poca claridad en el proyecto de vida.
En lo personal:
- Autoconcepto sano.
- Capacidad para comunicarse.
- Capacidad para manejar las emociones
e impulsos.
- Capacidad para postergar la satisfacción
inmediata de necesidades.
- Capacidad para manejar la presión del
grupo.
- Habilidad para la toma de decisiones.
- Presencia de un proyecto de vida.
- Habilidad para resolver problemas.
- Pensamiento autónomo y crítico.
- Claridad en el sistema de valores.
- Sentido de trascendencia.
- Valoración de la salud.
En lo familiar:
- Abandono,
- Poco reconocimiento y expresión de
afecto.
- Ausencia de normas y límites claros.
- Ausencia de respeto y disciplina.
- Poca claridad en los valores.
- Modelos paternos autoritarios o muy
rígidos.
- Maltrato y violencia intrafamiliar.
- Problemas de comunicación.
- Conflictos familiares frecuentes.
- Patrones familiares de consumo de
drogas.
- Patrones familiares de conductas
delictivas
En lo familiar:
- Apego y vínculo
- Familia integrada.
- Límites claros y explícitos.
- Disciplina.
- Comunicación abierta.
- Ambiente de armonía y afecto.
- Claridad en los valores familiares.
- Reconocimientos de los logros.
- Necesidades básicas cubiertas.
- Participación en actividades y
responsabilidades del hogar.
En lo comunitario:
- Escasa organización
En lo comunitario:
y
participación
22
FACTORES DE RIESGO
-
comunitaria.
Actitud permisiva frente al consumo de
drogas.
Disponibilidad de drogas y presencia de
tráfico.
Ausencia de solidaridad y espíritu de trabajo.
Desarraigo cultural.
Carencia de líderes comunitarios.
Ambiente de violencia y maltrato.
-
En lo social:
-
Crisis de valores.
Pocas oportunidades educativas.
Empobrecimiento creciente de la
población.
Exclusión social.
Desempleo.
Programas de prevención insuficientes.
Presencia de redes de distribución de
drogas.
Nuevas modalidades de penetración de
las drogas.
En el recinto penitenciario:
-
FACTORES DE PROTECCIÓN
Elevados niveles de organización y
participación comunitaria.
Actitud crítica frente al consumo de
drogas.
Solidaridad.
Espíritu de trabajo comunitario.
Escasa disponibilidad de las drogas.
Jóvenes
incorporados
al
sistema
escolar.
Presencia de líderes positivos.
Promoción de valores culturales.
Ambiente de seguridad.
Área de recreación, cultura y deporte.
Red de apoyo local.
En lo social:
-
-
-
Políticas y programas efectivos de
prevención del tráfico y consumo de
drogas.
Red
de
organizaciones
gubernamentales y no gubernamentales
de apoyo.
Existencia de oportunidades de estudio
y empleo.
Promoción del desarrollo humano y
social.
- .
- .
En el recinto penitenciario:
Subcultura carcelaria.
Internalización de pautas de la
subcultura carcelaria
Presencia de redes de distribución de
Participación
en
actividades
de
tratamiento.
Vinculación con las redes familiares o
de apoyo
23
FACTORES DE RIESGO
-
-
drogas al interior del recinto.
Presión de líderes negativos al interior
de la cárcel.
Conductas que llevan consigo la
medida
aplicación
de
alguna
disciplinaria.
No incorporarse a programas de
intervención.
Carencia de redes familiares de apoyo.
FACTORES DE PROTECCIÓN
-
Bajo compromiso delictivo
Escaso nivel de internalización
normas de la cultura carcelaria.
Escolarización
Beneficios intrapenitenciarios.
de
La manera como operan los factores de protección y
los de riesgo no es estable ni constante; su interacción es dinámica y se modifica de
manera interactiva durante el curso de la vida. Este hecho permite la posibilidad de
diseñar intervenciones dirigidas a potenciar y fortalecer los factores de protección y
minimizar los factores de riesgo.
2.- Drogas
Clasificación 5 :
La droga debe ser entendida como toda sustancia
que, introducida en el organismo produce cambios en la percepción, en las emociones,
el juicio o el comportamiento, siendo susceptible de generar en el usuario/a una
necesidad de seguir consumiéndola 6 .
5
Ver anexo 2
Bajo la definición recién expuesta, el alcohol vendría a ser considerada una droga. En este documento se hablara
indistintamente de drogas incluyendo en ello el alcohol, sólo en situaciones especificas se realizara la diferencia,
justificando su utilización.
6
24
Un criterio para la clasificación de las drogas es el que
considera sus efectos sobre la actividad del Sistema Nervioso Central (SNC). Sobre esa
base se describen tres grupos: (para mayor información ver anexo 1, )
Cuadro Nº 3:
Clasificación de las drogas
Grupo
Estimulantes
Sustancias
Efectos
Cocaína,
pasta
base, Se
llaman
drogas
anfetaminas, cafeína, tabaco. estimulantes, las drogas que
excitan las funciones del SNC
provocando
sensación
de
euforia
y
bienestar,
reduciendo el apetito y el
sueño.
Depresoras
Alcohol, solventes volátiles,
(Tolueno, benceno, Kerosene,
Gases anestésicos)
tranquilizantes, Barbitúricos,
opiáceos.
Se llaman depresoras del SNC
a las drogas que disminuyen
la actividad de éste. En dosis
pequeñas pueden ayudar a
disminuir la ansiedad, inducir
el sueño y calmar el dolor. En
dosis mayores hacen dormir; y
en dosis muy altas pueden
provocar coma y muerte.
Distorsionadoras
Marihuana, alucinógenos
En esta tercera categoría se
agrupan las drogas que
desorganizan
el
funcionamiento
de
los
mecanismos
cerebrales,
provocando un desorden en la
interpretación
de
las
percepciones sensoriales y en
la
actividad
intelectual
(ilusiones,
alucinaciones,
despersonalización, etc.)
25
Tipos o formas de consumo:
El uso de cualquier sustancia o droga supone
necesariamente un riesgo para la salud de la persona. Este uso puede ser meramente
circunstancial, con un objetivo experimental o circunscrito a un momento determinado
de la historia del individuo, y no acarrear modificación alguna en su personalidad, y en
su estilo de vida. Es la repetición de estos usos experimentales o circunstanciales lo que
puede conducir a una dependencia, lo que supone una tendencia a la
autoadministración continuada más allá de las consecuencias negativas que ello acarrea
a la persona.
Según la organización Mundial de la Salud (OMS), en
su informe técnico 516, se pueden distinguir las siguientes formas de consumo:
•
Experimental: cuando una persona prueba una o más drogas, una o varias veces,
sin continuar posteriormente su consumo.
•
Ocasional: cuando el consumo continúa intermitente, pero no se desarrolla
dependencia.
•
Episódico: cuando el consumo se hace asociado a actividades sociales,
recreativas y puede durar desde una hora a varios días.
•
Sistemático: cuando su consumo es frecuente y se ha desarrollado tolerancia y
dependencia. Es el empleo que caracteriza a las drogodependencias
3. Respecto a la interrelación e interacción entre consumo de drogas y
delincuencia.
Como se señaló anteriormente, existen diferentes
tipos de consumo que implican patrones de comportamientos y daños distintos. En
términos generales, el patrón de consumo puede ir desde un consumo experimental
hasta la dependencia 7 , y los pasos de un tipo a otro “son sinuosos y están determinados
7
Ver glosario de conceptos claves.
26
por variados factores de tipo químico, personales, ambientales y socio-culturales, entre
otros” (Martín A. 1999: 29).
En este sentido, es difícil establecer una relación
causal entre consumo de drogas y comisión de delito o acto delictivo; ello, debido a que
ambas conductas dependen de diversos factores, variando su incidencia de acuerdo a
cada persona.
En este caso e hipotéticamente, nos encontramos con
personas que han participado tanto de la vida delictual como del consumo de drogas;
primeramente en bandas delincuenciales juveniles, como medio de subsistencia u otro
motivo, teniendo acceso al consumo de drogas, como así también, dentro de otras
posibilidades, están aquellos que insertándose primero en el consumo de drogas luego
cometen un delito para su abastecimiento.
Si bien, se ha realizado numerosa investigación que
intenta explicar la relación entre el consumo de drogas y la comisión del acto delictivo o
la relación inversa, existe una tercera línea investigativa que afirma que tanto el
consumo de drogas y la delincuencia forman parte del mismo conjunto de conductas
problemáticas del adolescente (teniendo alta explicabilidad sólo en este grupo etario).
Tratar de explicar un tipo de conducta apelando a la otra parece insuficiente,
constituyéndose relevante recurrir a otras variables intervinientes, tales como sus
entornos primarios (familia, escuela, grupo de iguales) y personales (búsqueda de
sensaciones, autoestima, impulsividad) siendo a su vez necesario examinarla en otros
grupos etarios (UNICRIM / Univ. de Chile: 2003), como en otros contextos étnicos, de
género, etc.
El consumo de drogas y la comisión de actos delictivos
bajo su consumo o para su consumo, puede ser comprendido a partir de diversas
teorías que nos permiten acercarnos a la problemática planteada.
En la interrelación e interconexión entre ambos casos,
nos encontramos con sujetos que se han desviado de las reglas y/o normativas sociales.
La desviación es entendida como “la no- conformidad a una norma o a una serie de
normas dadas que son aceptadas por un número significativo de personas de una
comunidad o sociedad” (Giddens A. 1989:151-152). La desviación social puede
constituirse tanto en un acto individual como grupal (subcultura desviada: segmento de
la cultura global que posee algunas características no-normativas que le son propias y
que le hacen distinguible o particularizable del resto de la cultura). Cabe señalar que las
normas sociales van acompañadas de sanciones que protegen el orden social, una
27
sanción puede ser positiva (recompensas a la conformidad) o negativa (castigo por un
comportamiento distinto a la norma), así como también formales (sanción acometida
por un cuerpo o agencia que tiene por función asegurar una serie de normas) e
informales (tipo de reacción social menos organizada).
Por lo tanto, nos referimos a personas que han
cometido un acto delictual complementariamente o paralelamente a su consumo de
drogas, es decir estamos en presencia de individuos que se han desviado de las normas
y reglas establecidas formal y racionalmente en nuestra cultura (leyes), por lo cual han
sido sancionados por los tribunales de justicia, siendo encarcelados por su comisión de
delito.
Por otro lado, Sutherland en su Teoría de la
Asociación Diferencial, señala que la conducta desviada y la delictual son aprehendidas,
es decir, los actores sociales se convierten en delincuentes o desviados por asociación
con otros que son la expresión de las normas delictivas. El comportamiento delictivo es
aprehendido en gran parte de los grupos primarios, y particularmente de los grupos de
pares, en desmedro del aprendizaje de patrones anticriminales. (Sutherland E. 1949). El
autor no considera que estas personas presenten ciertas diferencias psicológicas que los
distinguen del resto de la sociedad, sino más bien, considera que los actos delictivos se
encuentran en general orientados por las mismas necesidades y valores que aquellos
que respetan la ley, la diferencia radica en que estos sujetos eligen modos ilegales para
lograr sus objetivos.
R. Merton señala que en la sociedad moderna los
valores socialmente aceptados enfatizan el éxito económico, siendo el trabajo y el
esfuerzo personal, el medio para alcanzar estos logros, independientemente del espacio
o contexto social en que las personas nacieron. Sin embargo, la mayor parte de los
sujetos que se encuentran en desventaja social tienen posibilidades muy limitadas para
progresar, por lo cual aquellos que no consiguen triunfar se sienten condenados por su
incapacidad de conseguir bienes económicos, situación que los presiona a obtenerlos ya
sea por recursos legales o ilegales. Esta sería la situación de la mayoría de las personas
que han cometido delitos.
Cloward R y Ohlin L (siguiendo a Sutherland y a
Merton) en el estudio de las bandas de jóvenes delincuentes, señalan que estas bandas
surgen en comunidades subculturales, donde las posibilidades de triunfar de un modo
legítimo son escasas, lo que genera que ellos/as acepten algunos de los valores
dominantes, sin embargo, estos se ven filtrados por la subcultura comunitaria local. En
el caso de la existencia de redes delincuenciales organizadas, los valores existentes se
28
ven atravesados por los patrones conductuales dominantes de la subcultura, lo que
genera el paso de los pequeños actos de robo a una vida adulta de delincuencia. A su
vez, en áreas donde no existen tales redes, la delincuencia de las bandas tiende a
adoptar la forma de peleas y vandalismo. Así también, aquellos que no encuentran su
lugar ni en el orden social legítimo ni en la subcultura de las bandas tienden a
resguardarse en la categoría de refugiado o en la dependencia a las drogas.
Las aproximaciones teóricas, anteriormente señaladas,
enfatizan el peso o influencia del contexto y de los valores imperantes en una cultura o
subcultura determinada, al momento de intentar explicar la conducta delictiva. En este
sentido, la necesidad de aproximarse al fenómeno desde una mirada integral es
fundamental así como también el generar estrategias de intervención que consideren el
mayor número de actores sociales posible (salud, educación, capacitación, trabajo,
justicia, etc.)
4.- Mujeres y consumo de drogas.
El consumo problemático de drogas en las mujeres se
constituye en un problema de especial y diferencial atención, respecto a sus pares
varones. Las diferencias entre los sexos tienen estrecha relación con las relaciones de
género que se han construido social y simbólicamente a lo largo de la historia de
occidente, y a partir de las cuales las mujeres, generalmente, se han visto desprovistas
de iguales condiciones económicas, políticas, sociales y culturales, relegándolas a un
papel subordinado, subvalorado y dependiente.
La sanción y crítica por parte de la sociedad, frente a
una desviación social de las mujeres respecto a lo normalmente estatuido a su rol de
género, presenta un peso diferencial en ellas. Generalmente son estigmatizadas y
acusadas de transgresoras, lo que las lleva muchas veces a ocultar su problemática con
el consumo de drogas y/o alcohol, no encontrando incluso igual comprensión, oferta de
ayuda y acompañamiento familiar que los varones. Incluso frecuentemente “una mujer
que consume drogas (...) es abandonada por su pareja y los hijos quedan al cuidado de
terceros” (CONACE: 6).
Según planteamientos de García D., “la importancia de
las relaciones para la identidad femenina, la necesidad de conexión y el miedo a la
desconexión (en especial respecto a la pareja) es un factor de riesgo para el uso de
sustancias. La tendencia a sostener y cuidar los vínculos (extensión del rol materno)
persiste en las mujeres adictas, mientras que los varones en esa situación en general
29
“se van” o delegan el cuidado y acompañamiento en otros familiares (en general otras
mujeres)” (García. D. en CONACE. 2003: 6).
Estudios orientados a revelar factores asociados al
consumo de drogas en las mujeres, han permitido evidenciar la distinción de la
problemática. En el Manual de Atención con Perspectiva de Género “Las Mujeres y las
drogas”, publicado por la Unidad de Tabaco, Alcohol y Drogas del Ministerio de salud en
el año 2000, se han señalado los siguientes factores de riesgo:
•
Desintegración de la familia
•
Constantes conflictos de pareja, percepción de no ser apreciada por éste.
•
Sentimiento de sobre exigencia frente al desempeño de una doble jornada
laboral, sin contar con apoyo suficiente.
•
Sentimiento de que su trabajo en el hogar no es reconocido.
•
Crisis de identidad que aparece cuando los hijos se independizan.
•
Insatisfacción de sus relaciones sexuales y afectivas.
•
Aislamiento de actividades sociales y recreativas sanas, utilización inadecuada del
tiempo libre.
•
Falta de oportunidades para capacitarse y desarrollarse.
•
Realización de actividades frustrantes y de escaso prestigio.
•
Sensación de soledad y vacío.
•
Presión del hombre hacia la mujer, para hacerla compañera de fiestas o para
seducirla.
•
Temor a ser rechazada por compañeros de trabajo o amigos que consumen y
abusan frecuentemente de otras drogas.
•
Amistades con personas que trafican drogas.
30
•
Desconocimiento acerca de los daños que el licor y otras drogas producen en el
organismo.
•
Modelos de identificación superficiales, deseos de adelgazar.
Y entre las motivaciones personales de las mujeres al consumo, se señalan:
•
Estar a gusto, sentir placer.
•
Aumentar la capacidad de trabajo.
•
Disminuir el estrés.
•
Aumentar la sociabilidad y disminuir la timidez.
•
Evitar el sentimiento de soledad y vacío.
•
Evitar sentir tristeza, dolor o frustración.
•
Evitar la ansiedad o el nerviosismo.
•
Disminuir el sentimiento de minusvalía.
•
Ser aceptada o valorada por la pareja.
•
Acompañar a la pareja.
(MINSAL. 2000 en CONACE. 2003:7).
De acuerdo con lo anteriormente señalado es que se
revelan ciertas particularidades que hacen de las mujeres y el consumo de drogas y/o
alcohol una problemática de especial atención, con un abordaje en su tratamiento y
rehabilitación diferencial. Aún cuando las mujeres se distinguen respecto a la situación
de los varones y el consumo de alcohol y drogas, no se debe olvidar que este segmento
de la sociedad presenta sus diferencias internas, de acuerdo a variables intervinientes
tales como la edad, la clase, la etnia, etc. necesarios de considerar, pues estamos frente
a un mundo que su riqueza es producto de su heterogeneidad.
31
5.- Delincuencia y consumo drogas en mujeres desde una perspectiva de
género.
El tipo de delito comúnmente imputado a la mujer
tiene estrecha relación con el rol de género atribuido a ella, como son el infanticidio,
aborto y delitos pasionales (Min. de Justicia, Sernam y Unicrim, 2000). Sin embargo, se
observa que los delitos cometidos por las mujeres han ido cambiando a lo largo del
tiempo, más bien hoy nos encontramos que éstos presentan alto grado de violencia en
su ejecución, situación opuesta a las atribuciones de género femeninas. No cabe duda
que las mujeres que cometen estos tipos de delitos se alejan de los patrones ideales
impuestos a su género, pasando a constituir parte del universo masculino delincuencial,
o han tendido a masculinizar sus comportamientos delictuales, rompiendo con lo
atribuido a su género.
Explicaciones posibles a este hecho se relacionan con
la paulatina inserción de la mujer en el mundo delictual y la cultura del hampa, quien en
un deseo de posicionarse de mejor modo en esta cultura, masculiniza sus
comportamientos. De hecho, una de las atribuciones de ser una buena delincuente
refiere a “tener una mente rápida como hombre”, perdiendo paulatinamente el temor a
la muerte, arriesgándose más pero con astucia e inteligencia. Sin embargo, tampoco
debe dejarse de lado el consumo de drogas que está detrás de muchos de estos delitos
violentos, pues el alto consumo entre estas mujeres, muchas veces las llevan a
aventurarse innecesariamente.
El consumo de drogas paulatinamente se ha ido
constituyendo en un factor altamente influyente en la comisión de delitos y el tipo de
delito en el que incurren por sobre todo las jóvenes mujeres. De acuerdo con los
discursos de algunas de ellas 8 , el consumo de drogas y/o alcohol se constituyó en el
principal motivo por el cual incidieron en actos delictuales. La dependencia a estas
sustancias y la inexistencia de medios legales para su obtención, las motivan a
8
Esta información fue extraída del material discursivo recopilado a través de una investigación realizada por Paula
Silva J., durante el año 2002 sobre “lo femenino y lo masculino en los lesbianismos intrapenitenciarios”. Si bien la
temática se centró en la experiencia lésbica penitenciaria, la riqueza discursiva nos permitió revelar empíricamente
cambios en los tipos de actos delictuales por parte de mujeres y la incidencia y/o relación del consumo de drogas
en sus vidas.
32
adquirirlos por medios ilegales, comúnmente más rápidos para su necesidad y consumo
inmediato.
Complementariamente, las mujeres consumidoras
habituales, cometen delitos altamente violentos bajo los efectos de estas sustancias o
como consecuencia de la abstinencia y necesidad de su consumo, situaciones que les
permiten un grado de desinhibición, valentía, osadía e incremento de la agresividad que
en ausencia de los efectos de su consumo carecerían. El que se trate de mujeres
jóvenes, tiene estrecha relación con la alta exposición que presentan frente a los
cambios poblacionales, comunales o societales respecto al consumo de alcohol y/o
drogas. Generalmente la mujer joven de estrato socioeconómico bajo que no presenta
un arraigo familiar fuerte o donde los problemas familiares son comunes y altamente
violentos, se aventura a la calle de su barrio y/o población, la cual presenta una
dinámica altamente caracterizada por la pobreza, marginalidad y exclusión social de sus
integrantes, insertándose en grupos de pares que le permiten obtener un grado de
pertenencia psicológica y territorial. Tanto el consumo de drogas como la comisión de
actos delictuales, se constituyen en medios que permiten la inserción de las mujeres
jóvenes en los grupos de pares que se estructuran, a su vez, en concordancia con el
consumo, la comisión de delitos o ambos factores. Es bastante común en la actualidad,
la interrelación entre el consumo de drogas y la comisión de algún acto delictual, no
siendo posible causalizar tal hecho social, pues muchas veces un acto de consumo lleva
a comportamientos delictuales pero también se puede producir la relación contraria.
Ahora bien, sea por su paulatina inserción en la
cultura delictual, sea por el alto consumo de drogas o ambas situaciones, actualmente
se observa que las mujeres presentan un alto grado de violencia en la comisión de actos
delictuales, con un cambio en las relaciones de género. Las mujeres que cometen
delitos caracterizados por contener alto grado de violencia, rompen con los roles de
género atribuidos a su sexo, con alta tendencia a masculinizar sus acciones y
comportamientos. La mujer se atreve y sale a la calle, se inserta en un espacio
altamente dominado por los varones, y en su intento de inserción y pertenencia a este
espacio, se apropia de los comportamientos propiamente masculinos de este mundo,
incursionando en delitos que estando altamente valorados, le permiten un mejor
posicionamiento, prestigio social y poder.
El segundo ámbito significativo lo constituye el delito
de tráfico de drogas, el que ha pasado a constituir un acto practicado por las mujeres
de todos los grupos etarios Aún cuando el delito de tráfico de drogas es un tipo de
delito encontrado en todas las edades, su mayor concentración se encuentra entre los
grupos etarios más adultos, sobre los 35 años de edad, “... aumentando su importancia
33
relativa en los tramos de mayor edad (86,4% en el tramo de 46 a 60 años)” (Min. De
Justicia, SERNAM y UNICRIM, 2000:45). Según la perspectiva de Doris Cooper “... el
tráfico de drogas de pasta base, marihuana y de fármacos, se ha convertido
definitivamente en una opción de sobrevivencia para muchas mujeres mayores que sólo
tienen acceso a trabajos informales autosuficientes, que pueden ser realizados en “casa”
y en este caso, “ilegales” (Cooper D, 1996:389).
Si nos atenemos a las características que asume el
delito del tráfico de drogas, podemos observar que este tipo de delito generalmente se
acomoda a los roles domésticos tradicionales que muchas de estas mujeres asumen y
mantienen. Este tipo de delito es generalmente practicado en la casa o en las
inmediaciones del hogar, lo que permite a estas mujeres no descuidar los roles
atribuidos a su sexo, como son el cuidado de su hogar, familia e hijos/as. El carácter
ilegal de este tipo de comportamiento generalmente no rompe con los patrones
dominantes de género. Tal situación se encuentra altamente influenciada por el grupo
etario, pues son mujeres de mayor edad las que proporcionalmente incursionan en este
tipo de acciones ilegales, siendo comúnmente este grupo de mujeres quienes presentan
mayor internalización de los patrones hegemónicos dominantes que relacionan la mujer
al espacio de la casa y/o de lo privado. Estamos en presencia de mujeres que pese a
cometer un acto ilícito, éste se constituye en prolongación de sus roles tradicionales en
el mundo delictual.
Intervenir en drogodependencia en un sistema
penitenciario, implica tener en consideración que las identidades sociales se ven
atravesadas y construidas a partir de la incidencia de diversos factores. Una persona es
distinta a otra en función de su historia personal, cultural, social, económica, ciclo de
vida, etc, por lo cual un modelo de intervención para rehabilitar a personas con
problemas de abuso y dependencia de drogas no es una tarea fácil, y por lo mismo
requiere a lo menos tener en consideración cierto conjunto de variables para así abordar
de modo integral el problema.
Apelando a no caer en procesos discriminatorios, es
que este programa de intervención intenta visibilizar ciertas diferenciaciones y
considerarlas a la hora de construir un Modelo Nacional de Intervención para personas
con consumo problemático de drogas que están recluidas en el Sistema Penitenciario, es
decir para personas privadas de libertad y con consumo (abuso o dependencia) a
drogas. El trabajo interinstitucional e interdisciplinar de este documento, se adhiere a
los fundamentos de los derechos universales “que poseen, en igualdad de condiciones,
todos los individuos en virtud de su humanidad y por ninguna otra razón”, y a los
34
principios que guían la intervención estatal en cuanto al Plan Nacional para superar la
Discriminación en Chile.
35
1.- En el marco del tratamiento penitenciario
Si bien los marcos teóricos expuestos, respecto a la
etiología de la conducta del consumo de drogas y la comisión de un acto delictivo, nos
aclaran ciertas áreas temáticas relevantes, la particularidad del hecho social requiere la
complementariedad de otros marcos teóricos y/o paradigmas que nos permitan su
comprensión.
Se contextualiza el hecho social en estudio con
respecto a un marco institucional y un modelo general de tratamiento. En cuanto al
marco institucional, podemos señalar que Gendarmería de Chile, como institución
pública inserta en el proceso de modernización del estado y partícipe del Sistema de
Administración de Justicia y de Seguridad Ciudadana, se plantea la misión de
“Contribuir a una sociedad más segura, garantizando el cumplimiento eficaz de la
detención preventiva y de las penas privativas o restrictivas de libertad a quienes los
tribunales determinen, proporcionando a los afectados un trato digno, acorde a su
calidad de persona humana y desarrollando programas de reinserción social que tiendan
a disminuir las probabilidades de reincidencia delictual.. Y es en este contexto que se
plantean los siguientes objetivos estratégicos:
- Contar con sistemas de seguridad de las diversas áreas del servicio,
previniendo conductas y situaciones que puedan atentar contra el cumplimiento
de la misión institucional y restaurar la normalidad en el más breve plazo,
cuando ésta haya sido alterada.
- Proporcionar una atención y un trato digno a la población penal puesta a su
disposición, basados en el reconocimiento y respeto a los derechos inalienables
de las personas.
- Asistir a la población penal, fomentando conductas, habilidades y capacidades
que incrementen sus probabilidades de reinserción social e involucrar en este
proceso a sus familias y a las instituciones, empresas y comunidad.
- Contar con una Administración eficiente y eficaz, apoyada en sistemas de
información confiables y oportunos, que permitan optimizar la gestión y el
proceso de toma de decisiones.
36
En relación con el tratamiento que se realiza al interior
de los establecimientos penitenciarios y la necesidad de que se lleve a cabo, éste
responde a un imperativo legal que encuentra su fuente en distintos cuerpos legales:
Ley Orgánica de Gendarmeria, en sus artículos 1°:
“Gendarmería de Chile, es un Servicio Público dependiente del Ministerio de Justicia,
que tiene por finalidad atender, vigilar y rehabilitar a las personas que por resolución de
autoridades competentes, fueron detenidas o privadas de libertad y cumplir las demás
funciones que le señala la ley”
Tiene su continuación en el artículo N°3 letra e) que señala:
“Corresponde a Gendarmería de Chile: e) Readaptar a las personas privadas de libertad
en orden a eliminar su peligrosidad y lograr su reintegración al grupo social”
Culminan las referencias en este cuerpo legal, con el articulo N°8 letra b) que define las
funciones del Departamento de Readaptación y en su N°2 señala que le corresponde:
“Orientar y proponer técnicamente actividades de educación, trabajo, deportes,
recreación y asistencia social, psicológica, sanitaria, moral, religiosa y demás
conducentes a la rehabilitación de las personas antes señaladas”.
Por su parte el Reglamento de Establecimientos
Penitenciarios señala en su artículo 1° que: “la actividad penitenciaria se regirá por las
normas establecidas en el presente reglamento y tendrá como fin primordial la atención,
custodia y asistencia de detenidos, sujetos a prisión preventiva y condenados, así como
la acción educativa necesaria para la reinserción social de los sentenciados a penas
privativas de libertad o sustitutivas de ellas”.
Este mismo cuerpo legal contempla un Titulo V
dedicado por completo a las actividades y acciones para la reinserción social.
Por lo tanto, el tratamiento y la rehabilitación en
drogas al interior de los recintos penitenciarios está sustentado, no solamente en
aspectos sociosanitarios sino también en lineamientos legales, que reflejan una
concepción moderna de la pena, que apuesta por la rehabilitación y reinserción social de
las personas y que reconoce como fundamental la intervención, aún en aquellas
personas que llegan a la cárcel y que evidencia el fracaso de otras instituciones en la
tarea de adaptación social.
37
Gendarmería ha desarrollado el denominado “Modelo
Básico de Tratamiento Penitenciario Intramuros”, el cual tiene como sustento el
siguiente marco de referencia:
La capacidad de anticiparse a los acontecimientos,
como atributo humano, nos impone el deber como sociedad de actuar antes que se
produzcan situaciones contrarias al desarrollo y crecimiento de las personas. Una de las
situaciones más difíciles de enfrentar en este sentido es la criminalidad. Como una
forma de anticiparse a ella se ha desarrollado el concepto de “Prevención General”.
Prevención referida a la generación de políticas y programas en salud, educación,
empleo, vivienda, familia y cultura coherentes y eficientes para el propósito de permitir
la inserción de los individuos en la sociedad utilizando vías y recursos social y
legalmente aceptados.
Junto con este conglomerado de condiciones sociales
y como parte integrante del sistema de prevención general, el derecho penal actúa
emitiendo una serie de señales que pretenden que el individuo se abstenga de
desarrollar ciertas conductas socialmente reprobadas. Este conjunto de condiciones y
señales está dirigido, de un modo general, a todos los individuos que componen el
grupo social. Cuando este nivel de acción no ha cumplido el objetivo y se comete un
delito grave surge la necesidad de anticiparse a la reincidencia dando lugar al
despliegue de la “Prevención Especial”.
En este caso se trata, de actuar sobre el individuo que
ha cometido el hecho delictivo, imponiendo la sanción penal que previamente existió
como simple amenaza y ejecutando dicha pena, no como un mero castigo, sino como
una forma útil de conseguir beneficios tanto para el penado como para la sociedad que
lo sanciona.
Por tanto, para una efectiva prevención especial en
necesario aumentar las posibilidades de lograr la reinserción social de las personas que
han delinquido y disminuir la probabilidad de reincidencia en conductas delictivas a
través del tratamiento penitenciario cuyo objetivo inmediato consiste en lograr que el
individuo egrese en condiciones de decidir personalmente, si ajusta o no su conducta a
los parámetros sociales impulsando el desarrollo de capacidades de autodeterminación y
competencia socio-laboral de las personas durante su reclusión.
38
2.- Definición del concepto de Tratamiento Penitenciario.
Tratamiento Penitenciario es el conjunto de acciones
referidas a la vigilancia, atención y asistencia de las personas que se encuentran
recluidas, con el propósito de contribuir a su reinserción social. Así se entiende por
tratamiento el conjunto de intervenciones que se realizan en las áreas: laboral,
educativa, sociocultural, personal y social.
Estas intervenciones deben ser concebidas y
ejecutadas de manera tal que impulsen el desarrollo y ejercicio de habilidades
personales, que incrementen las competencias de los internos/as para integrarse a la
vida en comunidad compatibilizando, sus propios intereses y necesidades con las de los
otros.
Estas competencias se sustentan en la capacidad de
reconocer limitaciones y fortalezas propias, la capacidad de autocontrol de los impulsos,
la capacidad de asumir consecuencias de los propios actos, habilidades para establecer
relaciones interpersonales y resolver conflictos, iniciativa y capacidad de tomar
decisiones, capacidad para desempeñar un trabajo u ocupación, etc.
a.- Objetivos del Tratamiento Penitenciario.
Siendo el objetivo final del tratamiento penitenciario el
contribuir a la reinserción social de los internos/as, a través del promover condiciones
que permitan a las personas manifestar y desarrollar capacidades y habilidades que
aumenten su competencia social, es posible distinguir propósitos específicos de este
tratamiento de acuerdo a la calidad procesal en que se encuentren las personas bajo la
custodia de Gendarmería.
En el caso de los internos en calidad de “detenidos”, el
propósito básico del tratamiento penitenciario será: evitar el daño físico y/o
psicológico como consecuencia de su estadía en reclusión.
En el caso de las personas sometidas a “proceso” los
objetivos del tratamiento se orientarán tanto a evitar el daño físico y/o psicológico
como consecuencia de su estadía en reclusión, como a, por lo menos,
mantener destrezas y habilidades personales para vivir en comunidad.
39
Respecto de las personas que se encuentran recluidas
en calidad de “condenados” los objetivos del tratamiento serán: evitar un daño físico
y/o psicológico como consecuencia de su estadía en reclusión, mantener y
facilitar el desarrollo de sus capacidades y habilidades para integrarse a la
vida en comunidad.
b.- Tratamiento penitenciario como un proceso.
En el marco del concepto y objetivos enunciados para
el Tratamiento Penitenciario, éste debe entenderse, planificarse y desarrollarse como un
proceso que se indica desde el primer ingreso del interno/a a un Establecimiento
Penitenciario y se mantiene y desarrolla durante su estadía, perseverando aún cuando
cambie su calidad procesal o el establecimiento en el cual se encuentre recluido.
Desde el punto de vista de la administración y
organización del establecimiento penitenciario, es factible distinguir, durante este
proceso, dos niveles de tratamiento; el nivel general y el nivel específico.
El nivel general apunta a las condiciones básicas en
que se ejercen la atención y vigilancia de los internos/as, de modo de cumplir
esencialmente con los objetivos de evitar un daño físico o psicológico como
consecuencia de la estadía en reclusión y de mantener destrezas y habilidades
personales para la vida en comunidad.
El nivel específico se orienta al objetivo de facilitar el
desarrollo de capacidades y habilidades que incrementen la competencia social del
individuo. De esta forma, este nivel se caracteriza por responder a necesidades
individuales de grupos de internos/as.
Por otra parte, desde el punto de vista del interno/a,
el proceso de tratamiento debe distinguir etapas tales como:
•
Diagnóstico social, psicológico y criminológico que nos permita identificar las
áreas deficitarias que el interno/a debe superar para aumentar sus probabilidades
de reinserción social.
•
Formulación de un programa de Intervención que contemple las actividades a
desarrollar durante su estadía en el establecimiento penitenciario, identificando
objetivos a lograr.
40
•
Evaluación periódica del interno/a respecto al cumplimiento de los objetivos
propuestos, retroalimentación y reformulación del programa de intervención.
Es en este contexto institucional donde se sitúan los
Centros de Tratamiento y Rehabilitación para personas dependientes a drogas que
surgen y se desarrollan al interior de un recinto penitenciario. Aun cuando su objetivo
primordial es tratar y rehabilitar personas que han consumido drogas y delinquido, ésta
no olvida las reglas y normas sobre las que se basa la Institución en su totalidad.
En este sentido nos parece que existen ciertos
elementos conceptuales de la Teoría de Goffman E. respecto a las Instituciones Totales,
que nos permiten comprender teóricamente los Centros de Tratamiento y Rehabilitación
para personas privadas de libertad y dependientes a drogas que se desarrollan al
interior del sistema penitenciario.
Los Centros de Tratamiento y Rehabilitación para
personas privadas de libertad y consumidores problemáticos de drogas pueden ser
comprendidos como una Institución total, es decir, como un “lugar de residencia y
trabajo, donde un gran número de individuos en igual situación aislados de la sociedad
por un período apreciable de tiempo, comparten en su encierro una rutina diaria,
administrada formalmente” (Goffman E, 1992:13).
Siguiendo
los
planteamientos
de
Goffman,
básicamente en la sociedad moderna existe un ordenamiento social en que "el individuo
tiende a dormir, jugar y trabajar en distintos lugares, con diferentes co-participantes,
bajo autoridades diferentes, y sin un plan racional amplio" (Goffman, 1992:19). La
institución total, esencialmente, rompe las barreras de estos tres ámbitos (descanso,
recreación y trabajo) de la vida social común.
Podemos establecer ciertas características genéricas
de las instituciones totales, las que son aplicables al funcionamiento y estructuración de
los Centros Penitenciarios de Tratamiento y Rehabilitación para personas privadas de
libertad y dependientes a drogas. Estas se refieren a que:
Todos los aspectos de la vida se desarrollan en el mismo lugar y bajo la misma
autoridad única.
Toda actividad diaria se lleva a cabo en la compañía inmediata de un gran
número de otros, a quienes se da el mismo trato.
41
Todas las etapas de las actividades diarias están estrictamente programadas,
mediante un sistema de normas formales y un cuerpo de funcionarios (organización
burocrática).
•
Las diversas actividades obligatorias se integran en un solo plan racional,
deliberadamente concebido para el logro de los objetivos propios de la
institución.
Siempre una institución total presenta una estructura
binaria entre dos mundos: del interno/a y del personal. Los primeros vendrían a
representarse en los sujetos extraídos de su mundo habitual, y puestos en una
institución de esa índole ya sea para trabajar, sanarse, aprender, rehabilitar, etc. Es el
caso de la población penal que según sea detenido, procesado/imputado o condenado 9 ,
se le priva de libertad y se le encierra y segrega de la sociedad, todo bajo pena de la
coacción física. Con respecto al Centro de Tratamiento y Rehabilitación para personas
privadas de libertad y dependientes a drogas, aún cuando presenta características de
funcionamiento diferentes a las que vive el resto de los internos/as, éste guía las
actividades de rehabilitación en un sistema absolutamente cerrado y organizado bajo los
patrones normativos y reglamentarios de la institución carcelaria.
El mundo del personal está constituido por aquellos
sujetos que participan de la institución total ya sea en calidad de gendarmes,
profesional, personal técnico y administrativo, etc., quienes desempeñan los roles
previamente definidos por la institución.
Es característico que los internos lleguen a la
institución total con una "cultura de presentación" derivada de un mundo habitual, un
estilo de vida y una rutina de actividades que se daban por supuesto en la sociedad
civil. Las instituciones totales, para el logro de sus objetivos, "crean y sostienen un tipo
particular de tensión entre el mundo habitual y el institucional, y usan esta tensión
9
Se comprenderá por Procesado/a, imputado/a a la persona recluida bajo la custodia de Gendarmería de Chile, a la
cual el tribunal correspondiente ha abierto proceso y sometido a prisión preventiva por un determinado delito; y
como Condenado/a a la persona recluida bajo la custodia de Gendarmería de Chile, la cual cumple la condena que
ha dispuesto el tribunal por sentencia firme y ejecutoriada.
42
persistente como palanca estratégica para el manejo de los hombres" (Goffman, 1992:
30).
A este proceso se verían expuestos los internos
cuando ingresan al sistema carcelario, y cuando voluntariamente ingresan a los Centros
de Tratamiento y Rehabilitación del recinto penal. Nuevamente se ven envueltos en una
tensión entre su mundo habitual intracarcelario y las nuevas disposiciones que
presentan los centros, pues no se debe desconocer que la cárcel se representa como un
submundo o cultura particular para los internos.
Creemos que la ayuda terapéutica que realizan los
centros de tratamiento y rehabilitación penitenciarios, tiene por finalidad, entre otras,
cambiar la concepción del sí mismo como desviado, a partir de la convivencia con el
otro, desestigmatizando y motivando a la persona a cambiar su autoconcepto,
autoevaluación, autovaloración y autoestima. Sólo en la medida que se realiza un
trabajo arduo en esta materia será posible cambiar las circunstancias de su drogadicción
y conducta delictiva.
3.- Intervención Terapéutica para el Tratamiento del consumo problemático
de drogas
Reconocer la drogodependencia como un fenómeno
complejo (multideterminado), dinámico y cambiante, permite el surgimiento de ciertos
principios en el ámbito de la intervención, donde las variables biológicas, psicológicas y
sociales, juegan un papel importante:
•
La constatación de que la intervención en el uso, abuso y dependencia de drogas
va a exigir de actuaciones en una serie de áreas o dimensiones básicas
(educativa, psicológica, social y orgánica).
•
El trabajo interdisciplinar se convierte en un requisito imprescindible para
asegurar el éxito de las actuaciones a promover en este ámbito.
•
Las diferenciaciones en el consumo de las drogodependencias (la distinción entre
uso, abuso y dependencia) requerirá de políticas amplias, que incluyan tanto
acciones de tipo preventivo como de carácter asistencial y favorecedoras de los
procesos de intervención social.
Las intervenciones en drogas, tanto desde una
perspectiva preventiva como asistencial, exige de actuaciones no sólo sobre los
43
individuos, sino sobre los contextos microsociales en que se desenvuelven éstos
(familia, grupo de iguales, etc.) y macrosociales (la comunidad)
a).- Ámbito de intervención preventiva.
Las intervenciones preventivas en el consumo de
drogas, se agrupan desde dos ámbitos generales, desde la reducción del consumo y
desde su disponibilidad, llamado reducción de la demanda y reducción de la
oferta de drogas y otras sustancias de abuso, respectivamente. La primera se orienta a
evitar y prevenir el consumo de drogas, así como abordar las negativas consecuencias
de su ingesta, tanto para la salud personal como para la sociedad, utilizando para ello
medidas preventivas (implementadas en la escuela, medios de comunicación, familia,
trabajo, organizaciones comunitarias, etc.), programas de tratamiento, rehabilitación y
reinserción o integración social. La segunda, refiere a los modos de hacer frente por
parte de los distintos países, a los problemas ocasionados por la disponibilidad de
drogas, la producción, tráfico, y distribución ilícita de drogas y está asociada a medidas
de control (policiales, jurídicas, etc).
En el caso de la reducción de la demanda, su principal
objetivo es prevenir el consumo de drogas que pueda ocasionar daños al individuo a
corto, mediano y largo plazo.
Se deben destacar tres aspectos fundamentales en el
concepto de prevención, cuyo objetivo es evitar, retardar y disminuir el consumo de
drogas en la población:
•
Anticipar los problemas asociados al consumo de drogas, a través de la
realización de acciones que tienden a reducir la probabilidad de aparición de
éstos, fortaleciendo los factores protectores y minimizando los de riesgo;
•
Fortalecer capacidades o herramientas tanto personales (como el desarrollo de
habilidades para la toma de decisiones responsables) como del contexto, que
permitan;
•
Gestionar los riesgos a que toda persona se ve sometida a lo largo de su vida.
Promocionando en los individuos capacidades de resolución de los conflictos, que
les permitan enfrentar y abordar en forma sana y creativa los problemas, entre
ellos el consumo de drogas. (CONACE. 2002:6-7).
44
El objetivo o meta de la prevención refiere al
desarrollo integral de la persona, que le permita estar preparada para enfrentar
cualquier situación de riesgo en la vida, es decir, utilizar sus recursos protectores.
b).- Ámbito de intervención en tratamiento y rehabilitación.
La intervención terapéutica para personas con
consumo problemático de drogas ha estado sujeta a un largo proceso histórico de
desarrollo, lo cual ha sido producto de la visión explicativa que en un determinado
momento se ha construido sobre la problemática y/o fenómeno en estudio. En este
sentido se ha transitado por diferentes enfoques, ético –jurídico (su referente es la
sustancia, enfatizando el problema en términos legales y penales), médico-sanitario (su
referente es la persona, la cual es considerada enferma que requiere curación, es decir,
se trata como un problema de salud mental con repercusiones sociales), psicosocial (su
centralidad es la persona y sus necesidades, es decir, es un problema de personalidad
frente a un medio adverso), a través de los cuales se ha intentado responder a la
etiología del uso, abuso y dependencia de sustancias psicoactivas y su consecuente
modo de asistencia (CONACE. 2003).
En respuesta a este fenómeno, se ha llegado en la
actualidad a cierto acuerdo en la naturaleza multidimensional del consumo de drogas.
Abordando la problemática desde un enfoque de intervención bio-psico-social, con una
integración interdisciplinaria y multiparadigmática, reconociéndose las siguientes
características:
•
Confluencia de variables a la base de la utilización o consumo de las drogas, unas
propias de las sustancias (propiedades químicas, mecanismos de acción, formas
de administración, etc.), otras referidas a los propios consumidores (edad, sexo,
historia personal, configuración de la personalidad, etc.) y otras referidas al
contexto en un sentido amplio (aspectos familiares,sociales, culturales, legales,
estereotipos, etc.);
•
Interacciones entre los diferentes factores (biológico, psicológico y social);
•
Diferencias individuales, basadas en las diferentes respuestas de un individuo
frente a situaciones similares, o las diferentes respuestas de distintas personas
frente a la misma situación, ya que normalmente se producen modificaciones de
carácter temporal, por lo que no existe una situación estática;
45
•
Transferencia del problema del consumo de drogas de un plano meramente
individual, a un plano social. (CONACE. 2003:3-4).
El objetivo de la intervención terapéutica desde un enfoque biopsicosocial es mejorar la
calidad de vida de la persona con problemas asociados al consumo de drogas,
apoyándola en su integración social, familiar y laboral y en la construcción de un estilo
de vida alternativo.
La multidisciplinaridad del enfoque de intervención bio-psico-social, responde
a un “conjunto de acciones que a partir de diversas áreas profesionales, pretenden
solucionar o, por lo menos, reducir los problemas de las personas que consumen drogas
de una forma abusiva” (CONACE. 2002:18). En este tipo de intervención, o “actividad
dirigida a superar una deficiencia o suprimir un obstáculo, impulsando el cambio, el
mantenimiento y la superación de la conducta problemática” (CONACE, 2002:18),
coexisten los planos: biológico, psicológico y social.
La intervención en el plano biológico coincide, en la práctica, con la intervención
que realiza el médico (área sanitaria), con procedimientos y técnicas que generan
las variables relativas a esta área, por ejemplo la realización de la desintoxicación
y otras terapias biológicas, el seguimiento y control de las patologías, la
prevención y la educación de comportamientos y hábitos relacionados con la
salud, higiene, alimentación, sueño, conducta sexual, y el uso terapéutico de
psicofármacos.
La intervención en el ámbito psicológico es aplicada por el psicólogo o médico
con formación psicoterapéutica (médico psiquiatra, médico familiar con formación
en terapia), mediante la utilización de procedimientos y técnicas relativas a su
campo y asumiendo con ello, la responsabilidad de la rehabilitación.
En el plano social, la intervención es aplicada por trabajadores sociales y otros
profesionales afines, educadores, terapeutas ocupacionales
y técnicos en
rehabilitación quienes deben utilizar técnicas que apoyen la integración familiar,
social, educacional y laboral de la persona. En este plano se trabaja, el
desempeño ocupacional (roles, productividad y autocuidado) el cambio de
hábitos relacionados con el ocio, el tiempo libre y la adquisición de una red de
apoyo social que no esté relacionada con el anterior estilo de vida de la persona
en tratamiento. (CONACE. 2003: 5).
46
•
Etapas en el tratamiento
Entendiendo el tratamiento de la drogodependencia
como “un proceso cuyo objetivo final ideal sería el de la recuperación personal y social
del drogodependiente” (CONACE. 2002:21), se han descrito 3 etapas, por las cuales
debe pasar la persona con consumo problemático de drogas desde el momento en que
entra en contacto con el dispositivo de apoyo o asistencial hasta su recuperación. Estas
son: desintoxicación, tratamiento/rehabilitación e integración social.
Si la finalidad del tratamiento es la abstinencia, la
primera fase es la de desintoxicación. Dependiendo de las condiciones físicas,
sociales, psicológicas y motivacionales, ésta tendrá una intensidad y duración variable y
podrá realizarse en diversos lugares, tales como hospitales, establecimientos con planes
ambulatorios o con planes residenciales.
Luego comienza la segunda etapa del proceso que
refiere a la rehabilitación bio-psico-social o tratamiento propiamente tal. En
esta fase el equipo de profesionales y técnicos realiza un diagnóstico del consumo y
una evaluación de las áreas o ejes (psicopatología concomitante, redes de apoyo,
integración socio ocupacional)
afectados por las consecuencias del consumo
problemático de la persona. Realizada esta primera evaluación, se procede a diseñar los
objetivos terapéuticos necesarios para apoyar a la persona en el proceso de
construcción de un estilo de vida, apartado del consumo de drogas y/o en la
disminución de su consumo. En esta finalidad, profesionales y técnicos elaboran un plan
de tratamiento específico de acuerdo a las necesidades y características de cada
persona, como parte de un tratamiento que integra todos aquellos ámbitos relacionados
con su consumo.
Una tercera parte del proceso, se refiere a la
reinserción o integración social, la cual es transversal a todas las etapas del
tratamiento. La integración social implica el “cumplimiento de objetivos a largo plazo,
con una mayor repercusión en el desarrollo futuro de la vida personal y social del
drogodependiente que inicia un proceso de tratamiento, en la medida en que se trata de
reajustar tanto los aspectos relacionados con la dependencia física y psicológica, como
las dificultades que esta dependencia produce en la capacidad del individuo para
desenvolverse en condiciones de normalidad en su medio social” (CONACE. 2003:7).
La dificultad, duración y objetivos del proceso de
tratamiento varían de acuerdo a las características de cada persona, el tipo de droga
consumida, el tiempo de consumo el grado de disfuncionalidad que presenta en
47
distintos ámbitos de la vida, familiar, laboral, educacional, etc . Variabilidad que también
es considerada a la hora de evaluar los logros del proceso de rehabilitación e integración
social. Sin embargo, en términos generales, se establecen los siguientes aspectos a
tener en consideración en un proceso de rehabilitación-integración:
•
Mantenimiento de la abstinencia, y si no es posible, adoptar patrones de
acompañamiento terapéutico con el objeto de reducir riesgos de mayores daños,
•
Readaptación de las relaciones sociales, familiares y laborales, de tal manera que
se reduzca o elimine el condicionamiento provocado por la drogodependencia,
•
Reajuste de los patrones y estilos de ocupación del tiempo libre y participación en
la vida social,
•
Mejora en la capacidad para buscar y conservar el empleo, en condiciones
equiparables a los otros ciudadanos,
•
Preparación para el control de las respuestas emocionales cuando éstas puedan
ser problemáticas,
•
Mejora de las condiciones sociales mínimas y mantenimiento de hábitos de salud
e higiene adecuados,
•
Reducción o eliminación de los comportamientos de riesgo higiénico-sanitarios.
(CONACE. 2003:7).
•
Principios de los programas de tratamiento eficaces.
En la actualidad, la mayoría de los países adscriben a
una serie de principios orientadores para el tratamiento y rehabilitación de personas con
problemas de drogas que el National Institute Drugs Abuse (NIDA) plantea, a partir de
una serie de investigaciones orientadas a promover el uso de tratamientos con base
científica. Estos principios son:
•
No existe un tratamiento apropiado para todo los individuos.
•
Los programas de tratamiento deben estar disponibles y ser de fácil acceso.
48
•
Un tratamiento es efectivo cuando responde a todas las necesidades de la
persona y no sólo al uso de drogas.
•
Los programas de tratamiento deben ser evaluados constantemente y
modificados para que respondan a las necesidades cambiantes de los individuos.
•
La consejería individual y grupal además de las técnicas terapéuticas deben ser
parte importante de los programas de tratamiento.
•
Para muchas personas drogodependientes el uso de medicamentos es útil pero
siempre combinado con tratamiento psicoterapéutico.
•
Las patologías duales 10 deben ser tratadas en forma integral.
•
El proceso de desintoxicación es sólo la primera etapa de un tratamiento para la
dependencia de droga.
•
Los programas de tratamiento deben evaluar a personas para detectar VIH.
Hepatitis, TBC y otras enfermedades infecciosas y a la vez ayudarlos a cambiar
conductas de riesgo.
•
Los procesos de rehabilitación deben considerar las recaídas y/o lapsus como
parte del proceso de lograr abstinencia. Se debe incentivar la participación en
grupos de autoayuda (CONACE. 2003:8).
Programa de Apoyo a Planes de Tratamiento y Rehabilitación para
personas con problemas derivados del consumo de sustancias
estupefacientes y/o psicotrópicas
Como una forma de dar respuesta a las necesidades
de atención de calidad, en el tratamiento de los problemas derivados del consumo de
drogas, el Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes, en conjunto con el
10
Patología dual, se refiere a personas que presentan trastornos psiquiátricos severos asociados a
consumo abusivo y/o dependiente a drogas
49
Ministerio de Salud pone en marcha el denominado “Programa de Apoyo al
tratamiento...”, que consiste en un programa que, administrado por el Fondo Nacional
de Salud (FONASA) y en coordinación con la Unidad de Salud Mental del Ministerio de
Salud, entrega apoyo técnico y financiero a centros de tratamiento públicos y privados
acreditados e incorporados a una red asistencial de la jurisdicción correspondiente a los
28 servicios de salud del país, para la atención de personas con problemas derivados del
consumo de sustancias ilícitas, a través de planes de tratamiento por niveles de
complejidad.
En el diseño del programa, cuyo objetivo es ampliar la
cobertura y mejorar la calidad de la atención de las personas y sus familias, se
proponen planes diferenciados de acuerdo al nivel de complejidad de la problemática de
las personas consultantes 11 y su entorno socio – familiar. Cada plan considera una
descripción del equipo técnico y profesional que debe estar a cargo del mismo, así como
objetivos, actividades y prestaciones las cuales deben implementar centros públicos o
privados, acreditados por los servicios de salud del país.
Cuadro Nª 4 Planes de tratamiento por niveles de complejidad
Plan
de
Breve descripción
Tratamiento
Ambulatorio
Básico
Ambulatorio
Intensivo
11
Personas abusadoras o
dependientes
con
compromiso
biopsicosocial moderado,
es
de
mediana
contención.
Personas abusadoras o
dependiente
con
Duración
Tipo de Centro
aproximada del
con convenio
Tratamiento
Consultorios
Hospitales
COSAM
6 meses
ONG
Comunidades
terapéuticas
Consultorios
8 meses
Hospitales
Se refiere a la severidad del compromiso biopsicosocial asociado al consumo de sustancias
50
Residencial
compromiso
biopsicosocial moderado
a severo, es de alta
contención.
Personas abusadoras o
dependientes
con
12 meses
compromiso
biopsicosocial severo, es
de alta contención.
COSAM
Comunidades
terapéuticas
Comunidades
terapéuticas
Clínicas privadas
51
1.- Modelos de Intervenciones Terapéuticas Intrapenitenciarias:
La problemática del abuso y dependencia de drogas
por parte de las personas que han cometido delito y que se encuentran en período de
reclusión carcelaria, no es sólo un tema de preocupación nacional, sino más bien, éste
ha sido foco de atención de distintos gobiernos y países en el ámbito mundial.
En este sentido, se revisaron experiencias de lo
acontecido en el sistema penitenciario español y del modelo de intervención terapéutica
llevado a cabo en Colombia, como ejemplos de intervenciones aplicables a nuestro país.
En el caso de España, la preocupación por personas
con problemas delictuales y de consumo de drogas comienza a gestarse a partir de
1993, con la creación de un Programa de Motivación y Derivación, destinado a la
población reclusa con problemas de drogas. Este proyecto fue impulsado con la
intención de evitar que personas en rehabilitación por consumo de drogas, tuviesen que
interrumpir su tratamiento por cumplimiento de una condena en un sistema
penitenciario. Es así como se forma un equipo de intervención destinado a apoyar a los
afectados, con pautas y estrategias para mantener la abstinencia y mejorar su modo de
vida en el interior de los centros penitenciarios. A partir de esta experiencia, en el año
1997, el Plan Nacional de Drogas de España y la Dirección General de Instituciones
Penitenciarias, se proponen diseñar e implementar un Programa de Intervención Global,
lo que significó organizar una Comunidad Terapéutica Intrapenitenciaria,
específicamente en el centro Penitenciario Madrid V, ubicado en Soto del Real.
La base metodológica y estructural de esta iniciativa
está basada en el Programa Tradicional de Proyecto Hombre,
institución no
gubernamental de amplia experiencia en el tratamiento de las drogodependencias en
España, que considera la intervención como un proceso con tres diferentes etapas:
Acogida-motivación
Comunidad terapéutica con régimen de internado, aislado del resto de los
internos sin tratamiento
Reinserción socio-laboral, en régimen ambulatorio-externado, coincidente con la
participación en programas extrapenitenciarios.
52
El equipo de intervención lo constituyen profesionales
de instituciones penitenciarias y profesionales de Proyecto Hombre, en colaboración de
todos aquellos que interactúan con los usuarios en el ámbito penitenciario.
En términos globales el objetivo general del programa
es “alcanzar la autonomía personal, que le permita al sujeto tomar sus propias
decisiones sobre la base de una escala de valores como contrapunto a la dependencia
de sustancias y vida de delincuencia” . (Pérez L. 2001:5).
En el caso colombiano, se puede observar una gran
preocupación estatal por disminuir el tráfico y consumo de drogas. Si bien, desde
mediados del siglo pasado, Colombia ha ido implementando diversas medidas para
intervenir en la problemática, el Ministerio de Justicia, a través de la Dirección General
de Prisiones (hoy, Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario- INPEC), asume que a
pesar del esfuerzo hecho hasta ese entonces, existe una población de alto riesgo que
por sus condiciones de internamiento no se beneficia adecuadamente de las estrategias
que se han estado implementando en la población general. Se observa que la población
carcelaria presenta serios problemas de consumo y tráfico al interior de estos
establecimientos, lo que lleva a incrementar la violencia y conductas ilícitas,
reduciéndose las posibilidades de rehabilitación para las personas confinadas (INPEC.
1999). En este contexto, en 1989 y con apoyo del Fondo de las Naciones Unidas para la
Fiscalización del uso indebido de Drogas y al Consejo Nacional de Estupefacientes se
implementa el “Proyecto de Prevención Integral de la Drogadicción en el Sistema
Penitenciario Colombiano”, que pretende cubrir a la población de internos, la población
de guardia penitenciaria y al personal administrativo del Sistema Penitenciario
Colombiano y aborda tres niveles de prevención, de acuerdo al Plan para la Superación
del Uso de drogas: prevención primaria, prevención secundaria y prevención terciaria.
Ésta última se implementa a través de la metodología para comunidades terapéuticas de
Centro Italiano de Solidaridad (CEIS), pues no solo está orientada a disminuir el
consumo de drogas sino también a abordar otros comportamientos que impiden una
adecuada rehabilitación. La filosofía, “se centra en el hombre como ser humano capaz
de cambiar, capaz de volver a nacer, responsable, honesto y sobre todo reconocido por
la sociedad, logrando una reinserción adaptativa” (INPEC. 1999:30)
2.- Proyecto de Comunidad Terapéutica del Sistema Penitenciario Chileno.
En Chile, la preocupación por personas con problemas
delictuales y de consumo de drogas comienza a partir del año 1998, con la creación de
una Comunidad Terapéutica al interior del Centro de Cumplimiento Penitenciario de
53
Colina I. A partir del año 2000, a través de un convenio entre el Ministerio del Interior CONACE y Gendarmería de Chile, se inicia un programa que considera la capacitación de
los equipos técnicos y profesionales, la creación de Centros de tratamiento y la
contratación de profesionales de dedicación exclusiva para abordar este tema, al interior
de los establecimientos penitenciarios del país, que presentan una mayor incidencia de
consumo de drogas. Este programa tiene como objetivo estratégico “otorgar a los
reclusos la posibilidad de incorporarse a un programa que brinde tratamiento biopsicosocial del consumo de drogas, a fin de adquirir las destrezas necesarias que
permitan un cambio de estilo de vida y contribuyan a su reinserción social”. Se establece
que profesionales y técnicos, que forman parte de las áreas técnicas, las cuales tienen
por función realizar el tratamiento al interior de los establecimientos penitenciarios, sean
capacitados en contenidos y destrezas específicas para realizar intervención en
drogodependencias a usuarios que, además, se encuentran asociados a conductas
delictivas y con un alto nivel de internalización de conductas de la subcultura carcelaria.
El programa consiste en brindar tratamiento a través
de un modelo integral a los reclusos dependientes a las drogas, abordando en forma
global la problemática del consumo y la delincuencia, de tipo personalizado y
multidisciplinario, estructurado en etapas o fases, con intervención de la familia y redes
de apoyo externo.
Este trabajo se complementa con el desarrollo de
estrategias de prevención primaria y secundaria, y grupos motivacionales o de
conversación dirigidos tanto a los posibles candidatos para el ingreso al centro de
tratamiento como al resto de la población penal, y ejecutados por los mismos
profesionales de los equipos de los Centros de Tratamiento.
Los Centros de Tratamiento están dirigidos a internos
con consumo problemático de drogas , quienes viven durante dos años en un sistema
residencial y/o ambulatorio.
Ofrece a los usuarios terapias individuales, grupales y
familiares, talleres ocupacionales y de crecimiento personal y la exigencia de abstenerse
de consumir cualquier sustancia que altere el estado normal del organismo. Se
promueve una vida sana, libre de drogas. Las principales actividades que se llevan
acabo son:
•
•
Evaluación bio-psico-social en 5 ejes (consumo, psicopatología concomitante,
criminológico, redes de apoyo e integración social)
Elaboración de un plan de tratamiento
54
•
•
•
•
•
•
•
Desarrollo de la rutina diaria.
Sesiones de psicoterapia individual.
Sesiones de intervención psicosocial de grupo.
Sesiones de intervención familiar grupal e individual.
Sesiones de educación y recreación.
Actividades para promover la integración social
Seguimiento
El perfil de los individuos que participan de este programa es:
•
•
•
•
•
•
•
•
•
Hombres y mujeres adultos, mayores de 18 años.
Que presentan consumo problemático de drogas
Compromiso biopsicosocial moderado a severo
Sin presencia de trastorno psiquiátrico severo (esquizofrenia, trastornos bipolares
graves, estados psicóticos crónicos).
Calidad procesal: condenados.
Que se encuentren a un año del tiempo mínimo para postular a beneficios.
No presentan comisión de delitos sexuales.
Con participación en la etapa de pre-tratamiento o grupos motivacionales 12
Que accedan voluntariamente, de acuerdo a uno de los principios que inspira el
tratamiento penitenciario, toda actividad que se desarrolla con los internos tiene
el carácter de voluntaria.
La intervención está basada en el tratamiento integral
de la persona, abordando en forma global la problemática a través de un enfoque biopsicosocial, centrado en la persona, sus relaciones y las necesidades que lo llevan al
abuso de sustancias y comisión de delitos,
Previo al ingreso al centro de tratamiento, el interno/a
ha sido pesquisado a través de un mecanismo de detección diseñado para ello, a cargo
de la dupla psicosocial y/o el equipo de salud de la unidad penal, se ha confirmado su
diagnóstico a cargo del equipo especializado del centro de tratamiento y se ha
incorporado a grupos motivacionales o de conversación con el objetivo de trabajar la
motivación al cambio 13
12
13
Se refiere a la etapa previa al ingreso al centro de tratamiento la que se describe detalladamente en el Tomo II
Modelo transteórico del Cambio de Proschaska y Di Clemente, ver anexo 3
55
Los centros de tratamiento presentan
modalidades, dependiendo de los recursos y espacio físico con que se cuenta:
dos
• Modalidad residencial
Los internos/as viven y permanecen durante todo el tratamiento en un espacio
determinado, construido especialmente para ese fin, segregado del resto de la
población penal. Su egreso es al medio libre en el caso que los internos cumplan su
condena, sean indultados o se beneficien de la Libertad Condicional o a sistemas de
semilibertad, a través de beneficios intrapenitenciarios, derivación a CET, etc.
• Modalidad ambulatoria
En esta Modalidad los internos/as son reunidos en un Módulo que alberga a internos
que presentan ciertas características favorables a la intervención, sea por el bajo
compromiso delictual, por la condición de trabajadores, o por estar beneficiados con
permisos de salida. Los internos en esta modalidad se trasladan y permanecen
durante el día a un espacio determinado, acondicionado para realizar tratamiento,
pero durante la noche se trasladan al módulo que alberga internos con
características favorables a la intervención, segregados del resto de la población
penal.
Lo anterior representa la experiencia y el aprendizaje
para enfrentar el problema del consumo de sustancias psicoactivas y el delito en
internos privados de libertad en los establecimientos penitenciarios y sienta las bases
para el desarrollo del modelo de intervención.
Fundamentos para implementar un programa de intervención en los
establecimientos penitenciarios.
La mayoría de las sociedades están preocupadas por
la delincuencia. Las estadísticas actuales de los Estados Unidos indican que hasta un
60% de los presos de las cárceles federales presentan trastornos que se pueden
diagnosticar como dependencia de sustancias. De las estadísticas callejeras de ese país
se desprende que hasta un 50% de los delitos contra la propiedad se cometen bajo la
influencia del alcohol y/o drogas, o con la intención de obtener alcohol y/o drogas con el
producto del delito. La preocupación por la seguridad pública y el conocimiento de la
relación que existe entre la delincuencia y el abuso de sustancias han obligado al
sistema de justicia penal a considerar la posibilidad de recurrir a alternativas de
tratamiento que no sean el encarcelamiento en el caso de delitos relacionados con las
drogas. Así pues, la policía, los agentes de libertad condicional y libertad vigilada, los
56
jueces y otros agentes del sistema de justicia penal han pasado a ser fuentes
importantes de remisión de casos a los servicios de tratamiento del abuso de sustancias.
Para ellos, la eficacia de los tratamientos se mide en función de la reducción de la
delincuencia, de las violaciones de la libertad condicional y la libertad vigilada y del
índice de encarcelamiento de los individuos afectado.
Es necesario considerar tres aspectos de los
resultados que son pertinentes tanto para el objetivo de la rehabilitación de la persona
como para los objetivos de salud y seguridad públicas de la sociedad:
•
Eliminación o reducción del alcoholismo y del consumo de drogas ilícitas
•
Mejoramiento de la salud personal (física y psíquica) y de la función social de las
personas, lo cual no sólo es importante desde una perspectiva social sino
también guarda relación con la prevención de recaídas.
•
Reducción de los riesgos para la salud y la seguridad públicas. Los riesgos que
puede plantear el abuso de drogas para la salud y la seguridad públicas se
derivan de comportamientos que dan lugar a la propagación de enfermedades
infecciosas y comportamientos relacionados con delitos contra la persona y la
propiedad. La comisión de delitos contra la persona y la propiedad con objeto de
conseguir drogas y el uso imprudente de automóviles o equipos bajo la influencia
del alcohol son ejemplos de riesgos graves para la seguridad pública.
“La disponibilidad generalizada de tratamiento y el
fácil acceso a éste generan amplios beneficios sociales. Cada dólar invertido en
tratamiento genera una reducción de 4 a 7 dólares del costo de la delincuencia
relacionada con las drogas, la justicia penal y los hurtos. Cuando se añaden las
economías en materias de atención de la salud, el total de economías estimadas puede
superar los costos en una proporción de 12 a 1”. Departamento de salud y servicios
humanos, centros de control profilácticos. Estados Unidos de América. Policy Issues and
Challenges in Substance Abuse Treatment, 2002.
En Estados Unidos se han realizado una serie de
evaluaciones de reclusos, que después de haber cumplido su condena, han vuelto a la
cárcel por delitos relacionados con drogas. Del 70 al 98% de las personas encarceladas
por delitos relacionados con drogas que no fueron sometidas a tratamiento recayeron
durante el año siguiente a su excarcelación. Más de la mitad de los reclusos
farmacodependientes regresaron a la cárcel por delitos relacionados con drogas durante
el año siguiente a su excarcelación.
57
Aunque el encarcelamiento en sí mismo resulte eficaz
para reducir el consumo de alcohol y drogas, no es necesariamente una alternativa
rentable en comparación con el tratamiento, dado el costo que significa el construir una
celda de seguridad y su posterior mantención versus el costo de un programa de
asistencia.
Costos del tratamiento del abuso de drogas en los Estados Unidos de América
por persona por año. En US$
Tratamiento ambulatorio (cocaína)
2.700
Suministro de metadona (heroína)
3.500
Tratamiento residencial (cocaína)
12.500
Libertad vigilada
16.690
Encarcelamiento
39.600
Adicción no tratada
43.200
Consideraciones al momento de implementar un programa de intervención
para internos/as con consumo problemático de drogas en los
establecimientos penitenciarios Chilenos
Las consideraciones que creemos se deben tener en
cuenta al momento de implementar un programa de intervención en alcohol y drogas en
establecimientos penitenciarios, son a lo menos los siguientes:
Análisis de las condiciones de infraestructura y equipamiento necesarios para
realizar la intervención en un espacio que cuente con condiciones dignas de
atención. Esto se traduce en un espacio independiente de otras áreas del
establecimiento penitenciario, donde permanezcan los internos/as durante todo el
proceso de tratamiento, aislados del resto de la población penal.
Las instalaciones en las que se desarrollan las actividades del programa de
tratamiento deben satisfacer las exigencias de higiene y seguridad para todas las
personas insertas en el programa y para el personal que realiza la intervención.
Espacios donde los internos/as puedan cumplir el programa de intervención
aislados del resto de la población penal, a lo menos en las primeras etapas del
tratamiento. Esto es necesario debido que al inicio del proceso se requiere que el
58
interno/a se adapte a una nueva estructura, cuyo centro es el tratamiento, y que
esta conformado por un conjunto de normas y códigos distintos a los presentes en la
subcultura carcelaria, los cuales le permiten acomodarse y sobrevivir en el sistema
carcelario.
Desarrollar mecanismos y estrategias que permitan detectar y llegar a la
población penal que presenta el problema real de consumo, es decir el consumidor
problemático, marginal al interior del establecimiento penitenciario, (sospecha
diagnóstica, confirmación diagnóstica e incorporación a grupos motivacionales o pre.
tratamiento ) .
Interrelación y armonización de la intervención con drogodelincuentes, con los
demás programas que se desarrollan dentro del marco del tratamiento penitenciario.
Equipos mixtos, especializados en tratamiento de adicciones y formación
criminológica, que permita abordar las dos variables de intervención relevantes:
drogas y delito. No obstante, en algunos casos se requieren conocimientos
especiales que se relacionan con las características propias de determinados
internos/as.
Integración y socialización del programa de intervención con las distintas
instancias y personas que se desempeñan en el interior de un establecimiento
penitenciario: profesionales, técnicos, administrativos, oficiales, gendarmes y
vigilantes.
Compatibilizar y adaptar el programa de intervención con la idiosincrasia, estilo,
códigos internos, y valores utilizados en la relación interpersonal con los privados de
libertad 14 . Esto reconociendo las características particulares de cada establecimiento
penitenciario y los perfiles específicos que reúnen determinada población de
reclusos, por ejemplo mujeres, extranjeros, portadores de VIH, homosexuales, etc.
Realizar una evaluación diagnostica bio-psico-socio-criminológica y de motivación
que oriente y determine la especificidad de la intervención.
14
Lic. J.C. Mancilla, “Adictos en Prisión”, Programa Cambio, Córdova-Argentina
59
Realizar un programa de tratamiento especializado individual, ajustando la
intervención a la integralidad de las distintas áreas que contempla el enfoque
biopsicosocial.
Participar de los mecanismos existentes en el sistema penitenciario que
constituyen refuerzos a la conducta positiva de los internos, de tal forma de canalizar
por esos medios el proceso de egreso-seguimiento y disminuir la generación de
falsas expectativas o frustraciones.
El Centro de Tratamiento debe estar abierto a la comunidad, así como también
los establecimientos penitenciarios, es decir potenciar la colaboración intersectorial
con el fin de romper con la marginalidad en que se encuentran muchas veces los
reclusos, y que constituyen un importante apoyo cuando se produce la excarcelación
o la reinserción social en el medio externo.
Contar con dispositivos y/o redes del medio libre que constituyan un apoyo,
orientación, inclusión y contención al momento que los internos inicien la etapa de
integración social.
Finalizar el proceso de intervención otorgando permisos de salida a los internos,
de tal forma que ellos puedan poner en práctica y enfrentar los desafíos de la vida
cotidiana con las herramientas que se les han entregado durante el tratamiento.
60
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ilícitas o restringidas en la población penal de la V Región”.
63
CONCEPTOS BÁSICOS sobre DROGAS
Anexo N°1.
DROGA
Se considera droga a toda sustancia que, al ingresar al organismo, produce
cambios en la percepción, en las emociones, el juicio o el comportamiento, y
puede generar en la persona que la consume la necesidad de seguir
consumiéndola.
USO DE DROGAS
Es aquella modalidad de consumo que no tiene consecuencias graves para la
persona, ya sea porque la cantidad de droga es mínima, o por realizarse con
escasa frecuencia, o bajo un estricto control médico. Todo uso de drogas no
prescrito por un médico reviste más riesgo.
ABUSO
El abuso es cualquier consumo de droga que dañe o amenace con dañar la
salud física, mental o el bienestar social de un individuo, de un grupo social o
de la sociedad en general. La persona que consume abusivamente se
disfuncionaliza (no realiza las tareas que se propone en distintas áreas) en
forma personal (física y psíquicamente), familiar, social, judicial, etc. por el
consumo de drogas.
64
DEPENDENCIA
La dependencia podría llegar a ser el final de un proceso que comienza
cuando se consume por primera vez drogas o alcohol, y se ahonda a través
de la experimentación y el abuso. Los aspectos que la caracterizan son la
pérdida del control de sí mismo y de sus actos, la preocupación compulsiva
por tener acceso a la droga y uso continuo de ésta a pesar de sus
consecuencias negativas. Generalmente va acompañado de tolerancia, y
síndrome de abstinencia.
CO-DEPENDENCIA
Es el conjunto de conductas y actitudes de las personas que rodea (familia,
pareja, grupo de iguales, etc) al individuo que presenta una dependencia o
abuso de droga. Estos generalmente pueden mantener o perjudicar aún más
su problema de dependencia incluso llegando a compartirlo.
FORMAS DE CONSUMO
De acuerdo a las diversas relaciones que una persona puede establecer con
las drogas, se distinguen diversos tipos de consumo: experimentales,
ocasionales, consumos habituales, abusivos y dependencia o adicción.
PATRÓN DE CONSUMO
Son los hábitos generales de la población respecto del consumo de drogas:
cuáles son las drogas de las que más se abusa, cómo se suelen consumir, en
qué contextos se consumen, cuál es la distribución geográfica de ese
consumo, etc.
65
SOBREDOSIS
Supone la administración de una droga en un breve espacio de tiempo, en
una dosis que supera toda capacidad de asimilación por parte del organismo,
generando una intoxicación de distintas severidades que pueden llegar incluso
a la muerte.
INTOXICACIÓN
Es un trastorno inducido por el consumo de drogas que cumple con los
siguientes criterios: a) presencia de un síndrome reversible específico de una
sustancia debido a una ingestión reciente; b) cambios psicológicos o
comportamentales desadaptativos clínicamente significativos debido al efecto
de la sustancia sobre el sistema nervioso central, estos cambios se presentan
durante el consumo o poco tiempo después de consumirla; c) los síntomas no
se deben a enfermedad médica y no se explican mejor por la presencia de
otro trastorno mental. Dentro de la intoxicación hay distintas intensidades
que van desde leve, moderada, severa y aguda. La intoxicación aguda es
aquella que aparece cuando un organismo recibe en un corto lapso de tiempo
una cantidad de droga que altera sus funciones psíquicas y su
comportamiento. Si es intensa, puede provocar reacciones graves y exigir una
atención médica de urgencia.
DESINTOXICACIÓN
Proceso por el que pasa una persona desde que deja de consumir la/s
droga/s de la/s que depende o abusa hasta que supera las manifestaciones
propias del síndrome de abstinencia inducidos por ella.
POTENCIAL ADICTIVO
Es la capacidad de determinada sustancia para generar dependencia en la
66
persona consumidora. Esta se da no sólo por la naturaleza de la droga
utilizada (tipo, dosis, frecuencia, vía de administración) sino también por las
propias características de la persona consumidora, sus hábitos, la utilización
simultánea de más de una droga, el contexto que le rodea, etc.
SÍNDROME DE ABSTINENCIA
Es aquel síndrome que debe cumplir con los siguientes criterios: a) es
específico de una sustancia debido al cese o reducción de su consumo
prolongado y en grandes cantidades; b) causa malestar clínicamente
significativo (irritabilidad, sudoración, angustia, temblores, dolores
abdominales, insomnio, y otros dependiendo del tipo de droga) y/o un
deterioro de la actividad laboral y social o en otra áreas importantes de la
actividad del individuo; c) los síntomas no se deben a una enfermedad
médica y no se explican mejor por la presencia de otro trastorno mental. Los
síntomas se alivian al volver a consumir la sustancia en la dosis que se
suspendió.
TOLERANCIA
Proceso mediante el cual el organismo se va adaptando a la presencia regular
de la droga, por lo que para obtener el efecto deseado es necesario
incrementar progresivamente la dosis.
POLICONSUMO
Consumo combinado de distintas drogas durante un mismo período de
tiempo. Esta pauta de consumo multiplica los riesgos asociados al consumo
de diversas sustancias.
67
REHABILITACIÓN/TRATAMIENTO
Proceso que busca la superación de los problemas de abuso y/o dependencia
de las drogas. Incluye el desarrollo de acciones de carácter sanitario,
psicológico, social, ocupacional y educativo, tanto a nivel individual como
grupal. Los procesos de rehabilitación de las dependencias se realizan a
través de una variada gama de opciones terapéuticas y de recursos
asistenciales y sociales.
INTEGRACIÓN SOCIAL
Proceso en el cual se busca promover una situación de estabilidad emocional,
personal y de relaciones, que permita al individuo una participación activa y
adecuada en su contexto social tras haber superado su problema de
drogadicción.
REFERENCIA EFICAZ
Acciones que se implementan para que la persona y/o familiar con consumo
problemático de drogas (abuso o dependencia) se vincule efectivamente con
un plan o programa de tratamiento para tratar su situación de consumo y sus
consecuencias. Se utilizan instrumentos, herramientas, actitudes y conductas
que logren el resultado esperado.
COMPROMISO BIOPSICOSOCIAL
Se refiere a la cantidad y severidad de los problemas asociados al consumo
de drogas. La severidad del compromiso está directamente relacionado con
el nivel de disfuncionalidad que su forma de consumo produce en algunas
áreas de la vida de la persona. Cuando la persona "deja de funcionar” en lo
biológico, lo psicológico y lo social, se habla que presente un compromiso
biopsicosocial desde leve, moderado a severo.
68
Anexo N° 2.
¿ CUÁLES SON LAS PRINCIPALES DROGAS Y SUS EFECTOS?
La clasificación de las drogas puede realizarse de acuerdo a distintos puntos de vista:
farmacológico, conductual, clínico, social, epidemiológico o legal, entre otros. El cuadro
que se expone a continuación corresponde a la clasificación que agrupa las drogas por
sus efectos predominantes, es decir, que no son los únicos efectos, en el Sistema
Nervioso Central, es decir: depresoras, estimulantes y distorsionadoras:
Definición
Drogas
Clasificación de las Drogas
Depresoras
Estimulantes
Distorsionadoras
Disminuyen
y/o Aceleran la actividad - Actúan sobre el
enlentecen
el del
Sistema
Sistema
Nervioso
funcionamiento del Nervioso Central
Central,
Sistema Nervioso
produciendo
Central
alucinaciones
o
ensueño, alteran la
senso-percepción.
-
Efectos
-
-
Alcohol
Opio y sus
derivados:
morfina,
codeína,
heroína,
metadona.
Barbitúricos.
Tranquilizantes
.
Alteración de la
concentración
y en ocasiones
del juicio.
Disminución de
la apreciación
de
los
-
-
-
Marihuana
y
Hachís.
Ácido
Lisérgico
Dietilamídico
(L.S.D.).
Peyote y Mezcalina.
Hongos.
Inhalantes.
Euforia.
Desinhibición.
Menor
control emocional.
Irritabilidad
y
agresividad.
Menor fatiga.
Modificación
del
estado de vigilia.
Modificación de la
noción de tiempo y
espacio.
Exageración de las
percepciones
Tabaco
Cocaína: Pasta
Base, Crack.
Anfetaminas.
Cafeína.
de
Drogas
diseño: éxtasis.
-
69
-
estímulos
externos.
Relajación.
Sensación de
bienestar.
Apatía.
Disminución de
la tensión.
Desaparición
de la angustia
Disminución
sueño.
Excitación
motora.
Inquietud.
del
sensoriales,
en
especial de los
sentidos de vista y
oído.
Tras esta clasificación de las drogas, que aporta una
mirada general respecto de sus efectos en el ser humano, se requiere profundizar en las
propiedades o características particulares de algunas drogas lícitas o ilícitas, que
ayudarán en la mejor comprensión del fenómeno.
Drogas más consumidas nuestro país
Alcohol
El alcohol es un depresor que reduce la actividad del sistema nervioso central (SNC). Su
elemento químico activo es el alcohol etílico o etanol. El alcohol es un elemento
embriagante de las bebidas alcohólicas. La cerveza contiene entre un 4% y 7% de
alcohol; el vino entre un 9% y un 21%; y los licores como (como el ron, el whisky o el
pisco) entre un 35% y un 50%.
El consumo de alcohol puede generar dependencia. Cuando se consume habitualmente,
produce el síndrome de abstinencia. El delirium tremens es una forma intensa y severa
del síndrome de abstinencia, causada por la suspensión brusca del consumo en las
personas que consumen grandes cantidades. Algunos síntomas son: temblores, sudor,
náuseas, insomnio, convulsiones, ideas delirantes y alucinaciones.
Las bebidas alcohólicas más consumidas en Chile son el vino, la cerveza, el pisco y la
chicha. Influirán en las características de la embriaguez: la tolerancia, el tipo de alcohol
y la cantidad de bebida ingerida, el consumo o no de alimentos, circunstancias
ambientales, personalidad y el consumo en paralelo de algún medicamento entre otros
factores.
El proceso de metabolización del alcohol está dividido en 4 etapas:
70
-
La absorción del alcohol está caracterizada por ser un proceso rápido, a través de
la mucosa del estómago y del intestino delgado. La velocidad de absorción depende
principalmente de la cantidad de alimentos que se encuentra en el estómago al
momento del consumo de alcohol.
-
La distribución del alcohol por el organismo es a través del torrente sanguíneo,
actuando como depresor del SNC.
-
La metabolización del alcohol se hace en el hígado, el que lo transforma gracias a
la acción de enzimas en compuestos menos activos e inactivos. Se estima que el
hígado de un adulto hombre, sano, de 70 kilos de peso, puede metabolizar
aproximadamente 15 ml de alcohol absoluto por hora.
-
La eliminación se efectúa a través de la orina, transpiración y respiración. Existen
métodos bastante eficaces de detección del nivel de alcohol en la sangre, como la
alcoholemia.
Efectos del alcohol en el organismo:
-
Sistema Cardiovascular: puede producir alteraciones en el ritmo cardíaco,
hipertensión arterial, elevación de la presión sanguínea. La intoxicación de la
sangre con alcohol puede producir anemia y dificultades para la coagulación
sanguínea. Su uso frecuente y prolongado puede producir enfermedades en las
arterias coronarias e insuficiencia cardíaca, llegando a producir cardiopatía
alcohólica.
-
Sistema Nervioso Central: puede producir pérdida de la memoria a corto
plazo, baja concentración, pérdida de las funciones de control y coordinación
motora. Su uso frecuente y prolongado puede producir deterioro psico-orgánico,
depresión y trastornos de la conciencia como alucinaciones y psicosis.
-
Sistema Respiratorio: Un consumo frecuente y prolongado puede facilitar
infecciones respiratorias, neumonías y tuberculosis.
-
Sistema Digestivo: El consumo puede producir inflamación de esófago,
gastritis. Su uso prolongado y frecuente lleva a una deficiencia de minerales
(hierro, calcio, etc.); deficiencias de vitaminas (A,B,D, etc.), alteración del nivel de
azúcar en la sangre, aumento del colesterol, inapetencia y desnutrición.
-
Páncreas: puede producir inflamación.
71
-
Hígado: puede producir disfunción, hepatitis alcohólica, pudiendo llegar a la
cirrosis (paulatina insuficiencia hepática y fibrosis).
-
Sistema Reproductor: podría provocar impotencia masculina.
-
Músculos: Su uso crónico podría producir aflojamiento y pérdida de la tonicidad
muscular.
Alteraciones psicológicas: Puede provocar o facilitar a que se presente: Insomnio,
angustia, amnesia, alucinaciones, Delirium Tremens, abuso de otras drogas, depresión,
intentos de suicidio, disminución de la autoestima, demencia. El consumo prolongado y
crónico de alcohol puede producir una serie de alteraciones cerebrales asociadas a las
emociones y el razonamiento, provocando un estado depresivo, alteración del juicio de
realidad, acompañado de psicosis y delirio.
Alteraciones sociales: El abuso de alcohol o dependencia puede producir una serie de
conflictos con las personas cercanas, como por ejemplo violencia intrafamiliar con la
pareja o hijos; problemas laborales que se expresan en ausentismo laboral, accidentes
de trabajo, cesantía; conflictos con la ley, accidentes y violencia callejera; problemas
económicos, etc.
Efectos del alcohol en el feto
El consumir alcohol durante el embarazo, especialmente durante los primeros tres
meses, pone en alto riesgo el desarrollo fetal. El alcohol pasa directamente del torrente
sanguíneo de la madre al feto, a través de la placenta. Las mujeres embarazadas que
beben tres o más veces al día pueden causar daños permanentes al feto, tales como:
bajo peso al nacer, crecimiento insuficiente de la cabeza y el cerebro, desarrollo
incompleto del corazón, fisura del paladar, retraso mental, crecimiento lento y defectos
cardíacos y genitales.
Asimismo, investigaciones recientes muestran una predisposición de los hijos de padres
alcohólicos a desarrollar problemas con el alcohol en el futuro.
Tabaco
El tabaco es una planta de la familia de las solanáceas, originaria de América. El que se
usa comercialmente proviene casi en su totalidad de la especie Nicotiana Tabacum, cuyo
cultivo está extendido por todo el mundo.
72
La forma más extendida de consumo de tabaco es el cigarrillo, en cuyo humo se han
identificado más de 4.000 componentes tóxicos. Entre los más importantes destacan los
siguientes:
nicotina: sustancia estimulante del sistema nervioso central, responsable de
los efectos psicoactivos y de la intensa dependencia física que el tabaco provoca.
alquitranes: sustancias probadamente cancerígenas que son inhaladas por el
fumador y quienes respiran el humo tóxico que éste devuelve al ambiente.
irritantes: tóxicos responsables de la irritación del sistema respiratorio
(faringitis, tos, mucosidad, etc.), ocasionada por el consumo de tabaco.
monóxido de carbono: irritante que se adhiere a la hemoglobina, dificultando
la distribución de oxígeno a través de la sangre.
Los efectos del cigarrillo sobre el organismo son:
-
Sistema Cardiovascular: El consumo puede contraer venas y arterias haciendo
que el corazón trabaje más y puede provocar arritmia.
-
Sistema Nervioso Central: Puede disminuir la capacidad de concentración.
-
Sistema Respiratorio: El anhídrido carbónico entra a los pulmones, dificultando
la oxigenación normal, dificultando muchas veces la actividad física. Su consumo
frecuente puede producir bronquitis, enfisema y cáncer al pulmón en forma
progresiva.
-
Nariz: El uso frecuente disminuye el olfato.
-
Boca: El uso frecuente daña la piel que cubre los labios, la lengua y garganta,
alterando el sentido del gusto. También puede provocar infecciones bucales y
aumenta la probabilidad de cáncer en esta zona.
-
Ojos: Produce irritación.
Entre los riesgos psicológicos del consumo de esta sustancia, se encuentra la
dependencia psicológica, así como reacciones de ansiedad y depresión relacionadas con
73
la dificultad para dejar el tabaco. El consumo de tabaco provoca una dependencia
tanto física como psicológica difícil de superar. El síndrome de abstinencia que aparece
cuando se deja de consumir esta droga, (a pocas horas de terminar el último cigarrillo)
está caracterizado por insomnio, dolor de cabeza, fatiga, aumento del apetito, dificultad
de concentración, entre otros síntomas, etc.
Marihuana
Se extrae de la planta llamada Cannabis Sativa, que contiene más de 400 químicos,
entre los cuales se encuentra un compuesto alucinógeno llamado tetrahidrocannabidol
(THC). Actualmente el THC contenido en la marihuana que se comercia, que es de
producción industrial y no artesanal, es mucho más poderoso y concentrado que en las
décadas anteriores. A eso se suma que en la actualidad, la mayor parte de la marihuana
que venden los traficantes viene con aditivos químicos solventes como kerosene y
benzeno, para lograr prensarla, lo que produce daños anexos y más graves en el
cerebro (este es el caso de la marihuana prensada o paraguaya). La marihuana actúa
como depresor y desorganizador (alucinógeno) del Sistema Nervioso Central.
Dado que el THC no es soluble en agua, las únicas formas de consumo de la marihuana
son la ingestión o la inhalación. Normalmente se fuma en cigarrillos hechos a mano o
mezclada con tabaco. Los principales efectos son de rápida aparición y varían según el
estado de ánimo de individuo, las dosis, el tipo de Cannabis, etc.
Inicialmente en dosis bajas puede producir sensaciones placenteras de calma y
bienestar, aumento del apetito, locuacidad e hilaridad, taquicardia, enrojecimiento de
los ojos, dificultades en los procesos mentales complejos, como pérdida de la memoria a
corto plazo, de la capacidad de concentración y reacción motora, alteración de la
percepción del tiempo, del tacto, olfato y gusto. Esto prosigue en una segunda fase
caracterizada por la depresión y somnolencia.
En dosis altas, el consumo de marihuana puede provocar confusión, letargo, estados
de pánico, percepción alterada de la realidad. El consumo frecuente de marihuana
puede producir alteraciones en la memoria a corto plazo, la capacidad de razonamiento,
atención y aprendizaje, y provocando un adormecimiento de los sentidos y la capacidad
de reacción.
Llega a producir lo que se llama el “Síndrome amotivacional”,
caracterizado por una falta de interés y motivación en los proyectos y relaciones
personales.
Existen evidencias que el uso crónico de la marihuana puede altera la producción de
espermatozoides en el hombre, producto de la baja en la testosterona. En las mujeres
74
puede producir alteración en el ciclo menstrual, afectando así la fertilidad de ambos
sexos.
Sin embargo, el riesgo más importante que presenta esta sustancia es su clasificación
como droga de inicio entre los niños y jóvenes que comienzan su consumo de drogas.
Es decir, muchos de los consumidores de Cannabis Sativa parten con la marihuana para
después experimentar con otras drogas o sustancias con un poder más adictivo y más
perjudiciales para la salud. Si bien no todo usuario experimentará necesariamente con
otras sustancias más peligrosas, sí existe un riesgo derivado de ingresar en el circuito de
consumos ilícitos. Casi el 100 % de los consumidores de otras drogas ilegales iniciaron
su consumo primero con alcohol, tabaco y marihuana.
Los Efectos sobre el organismo son:
• Sistema Nervioso Central: Estado inicial de excitación y euforia, luego produce
relajación (sueño, laxitud). En dosis altas: se puede afectar la memoria a corto
plazo. Provoca alteraciones en la percepción, alteración del juicio, la coordinación
motora, razonamiento y pensamiento lógico, alucinaciones (especialmente en lo
que se refiere a tiempo y espacio), ansiedad, sentimientos persecutorios. Puede
provocar trastornos mentales.
Su consumo crónico deriva en dependencia y en el “síndrome amotivacional”
(depresión, desinterés generalizado).
•
Sistema Reproductor: Su uso crónico puede provocar alteración de las hormonas
sexuales: disminuye la cantidad de espermatozoides en el hombre y altera el ciclo
menstrual en la mujer.
•
Sistema Respiratorio: Produce la aceleración del ritmo respiratorio. Al ser fumada,
provoca los mismos efectos que el cigarrillo sobre los pulmones, es decir, irritación, y
mayor probabilidad de infecciones respiratorias (neumonía, bronquitis crónica, etc.)
El fumador la inhala y retiene en sus pulmones el humo el mayor tiempo posible.
Esto inflama los pulmones y produce efectos dañinos en otros órganos, como la
garganta.
•
Sistema Cardiovascular: Aumenta el ritmo cardíaco.
Algunos de los efectos psicológicos (además de los efectos en el Sistema Nervioso
Central) que puede producir son: desinhibición de la conducta, dificultad para
expresarse con claridad, episodios de pánico. Además, se distorsiona la capacidad para
percibir con claridad los peligros potenciales, como por ejemplo, cruzar la calle con
75
autos en contra. La dependencia psicológica de la marihuana puede presentar dificultad
para disfrutar de la vida y hacer frente a sus exigencias, a menos que se esté bajo los
efectos de las drogas. La persona empieza a creer que si no consume, no puede rendir
ni funcionar en sus actividades cotidianas.
La marihuana es una droga ilegal y su consumo está sancionado. Si la persona es
sorprendida consumiendo marihuana en un espacio público, o si se ha reunido
especialmente con un grupo para consumirla, corre el peligro de ser detenido. También
es falta portarla. Además, está penalizada su elaboración y comercialización como
delito.
Clorhidrato de Cocaína
La cocaína es un alcaloide extraído de la hoja de un arbusto llamado coca, oriundo de la
región de los Andes, en América del Sur. El consumo de hojas de coca ha existido
desde hace miles de años en grupos indígenas, con fines rituales o como complemento
alimenticio. Su consumo tradicional consiste en mascar la hoja de coca para provocar
su acción sobre el organismo. Las cantidades absorbidas de este modo son muy
reducidas, por lo que apenas se registran consecuencias adversas.
El procesamiento químico de las hojas de coca, da lugar a distintos derivados:
-
El clorhidrato de cocaína, conocida popularmente como cocaína.
El sulfato de cocaína, conocida como pasta base.
La cocaína base, conocida como crack.
La cocaína es una droga estimulante consumida generalmente por inhalación. Su fácil
absorción hace que llegue rápidamente al cerebro, provocando efectos a los pocos
minutos. Su consumo provoca una sensación de energía, vigor, alerta y rendimiento
físico, pérdida de apetito, aceleración del corazón y aumento de la presión sanguínea,
sin embargo esta sensación de potencia va acompañada de nerviosismo, aumento de la
ansiedad, palpitaciones y aumento de la presión arterial, donde las irregularidades del
funcionamiento cardíaco pueden causar un infarto. Produce tolerancia, es decir, la
persona requiere de dosis cada vez más altas para provocar los efectos deseados y
síndrome de abstinencia, es decir, la persona experimenta una serie de alteraciones
físicas y sicológicas al dejar de consumir en forma abrupta (fatiga, depresión, ansiedad,
alteraciones del apetito, irritabilidad, deseo incontrolable de consumir) Por todo esto se
ha llegado a la conclusión de que la cocaína es adictiva. Se consume habitualmente por
vía nasal; unos pocos consumidores se la inyectan, ya sea sola o mezclada con otras
drogas.
76
Los efectos inmediatos de dosis moderadas de cocaína son principalmente los
siguientes:
•
•
•
•
•
•
•
Ausencia de fatiga, hambre y sueño
Exaltación del estado de ánimo
Mayor seguridad en sí mismo
Disminuyen las inhibiciones y el individuo suele percibirse a sí mismo más capaz y
competente
Aumento de la temperatura corporal y la sudoración
Sensación general de euforia y bienestar
Anestésico local
Los efectos de altas dosis son:
•
•
•
•
Ansiedad intensa y agresividad
Alucinaciones
Temblores y movimientos convulsiones
Paranoia
Los efectos de la cocaína en el organismo son:
•
Sistema Cardiovascular: Aumento del ritmo cardíaco y presión sanguínea. En
dosis altas puede producir arritmias e infarto.
•
Sistema Nervioso Central: Euforia, estado de ánimo expansivo. Alteraciones en el
sueño y apetito. Impulsividad, ansiedad y agresividad. Su uso crónico puede producir
alucinaciones, paranoia, ansiedad, psicosis ( alteración del juicio), insomnio,
violencia, conducta errática.
•
Mucosa Nasal: Perforación del tabique nasal (por infarto de la mucosa nasal)
•
Hígado: Se puede contagiar la hepatitis (B y/o C) por intercambio de jeringas
usadas en los consumidores de cocaína por vía inyectable (en Chile es todavía es
poco frecuente).
•
Sistema Respiratorio: Puede facilitar infecciones respiratorias (como sinusitis y
otras, y puede aumentar la irritación de las vías respiratorias).
77
Efectos psicológicos: El consumo de cocaína puede provocar importantes trastornos
psíquicos, tales como crisis de ansiedad, insomnio, desazón, irritabilidad; desinterés por
su familia, trabajo y relaciones en general; ruptura de conductas éticas habituales;
psicosis (ideas persecutorias, alucinaciones visuales y auditivas, reacciones agresivas) y
depresión. La dependencia psíquica a esta droga es una de las más intensas.
Debido a las características toxicológicas de la cocaína, se pueden producir muertes por
sobredosis. Durante el embarazo el consumo de esta droga afecta seriamente al
desarrollo fetal.
Pasta base de cocaína (Sulfato de cocaína)
La pasta base de cocaína es extraída de las hojas de coca a través de un proceso de
maceración y mezcla con solventes tales como la parafina, bencina, éter, ácido sulfúrico,
etc. Tiene apariencia de polvo blancuzco o amarillento, dependiendo de la sustancia
con que ha sido mezclada.
El sulfato de cocaína o pasta base se puede fumar y el calor no desnaturaliza o inactiva
el alcaloide esto si ocurre con el clorhidrato de cocaína si se expone al calor intenso. La
pasta base se fuma mezclada con tabaco (se conoce como “mono”) o marihuana (
llamado “marciano”), o directamente en pipas o antenas de TV. Contiene importantes
residuos altamente tóxicos como ácido sulfúrico, kerosene, plomo, metanol, entre
otros, lo que la hace altamente adictiva.
El hecho de que la Pasta Base contenga el alcaloide más los solventes, y sea altamente
adictiva, la hace mucho más peligrosa para el organismo que otras drogas. Es una
droga que produce fuerte adicción, porque la sensación inicial de excitación y bienestar
dura muy poco y es seguida rápidamente por angustia. Esta angustia es lo que empuja
a seguir consumiéndola, por eso popularmente el período tras la sensación inicial se
conoce con el nombre de
“angustia”, y los que la consumen se denominan
“angustiados”.
Dado el carácter extremadamente adictivo de la cocaína y las particularidades químicas
de la pasta base, un consumidor de fin de semana puede fácilmente pasar a ser una
persona adicta. Se calcula que el tiempo promedio para que una persona que aspira
cocaína se convierta en adicta es de dos años, mientras que el tiempo promedio para
los consumidores de pasta base es de tres meses.
Los efectos de la Pasta Base dependen de muchas variables como el tipo de
preparación, la dosis, la frecuencia del consumo, las impurezas, etc. Sin embargo,
78
cuando se fuma tiene un efecto muy rápido, intenso y de corta duración. Las vías más
rápidas de llegar al sistema nervioso central y cerebro es por vía inyectada y fumada.
Los efectos de la Pasta Base en el organismo son:
•
•
Sistema Cardiovascular: Produce taquicardia, hipertensión arterial.
Sistema Nervioso Central: Provoca euforia y rigidez muscular inicial. Luego
disforia, depresión, inseguridad y ansiedad. En dosis altas se ha observado una falta
de coordinación, alucinaciones y psicosis. Las conductas son agresivas y antisociales.
Su uso crónico lleva a un déficit en la memoria, alteración del juicio, paranoia,
dependencia, desgano, agotamiento, deterioro psicológico y orgánico, desinterés
laboral y académico. También provoca una fuerte inhibición del apetito.
Físicamente, los consumidores de Pasta Base suelen perder peso en forma rápida,
presentar palidez y taquicardia y otros efectos físicos tales como vómitos, temblores,
agitación y mareos.
Efectos Psicológicos: Sus efectos suelen dividirse en 4 etapas: la primera es de
euforia, observándose una disminución de las inhibiciones, sensación de placer e
intensificación del estado de ánimo. En algunas personas puede provocar cambios en los
niveles de atención, hipervigilancia, hiperexitabilidad, impresión de ser competente y
capaz, aceleración de los procesos del pensamiento. En la siguiente etapa, llamada de
disforia o angustia, el sujeto bruscamente empieza a sentirse angustiado, deprimido e
inseguro. Se produce un deseo incontenible de consumir buscando los efectos de la
primera etapa. Se produce tristeza, apatía e indiferencia sexual. En la tercera etapa, el
sujeto empieza a consumir ininterrumpidamente para evitar los efectos de la segunda
etapa angustiosa. Finalmente se cae en la etapa de psicosis o pérdida del contacto con
la realidad. Las alucinaciones pueden ser visuales, cutáneas, auditivas u olfatorias. Las
psicosis se presentan con agitación motora, ideas paranoides (sensación de
persecución) y agresividad. Los episodios de psicosis pueden durar semanas o meses.
Efectos sociales: La pasta base es una droga sumamente adictiva, y producto de las
alteraciones y efectos psicológicos inmediatos al consumo, las relaciones interpersonales
se ven sumamente alteradas. Los altos niveles de angustia en los que se sume la
persona producto del consumo compulsivo, lo llevan a realizar acciones desesperadas
para conseguir la droga, involucrándose en problemas de orden familiar, social, laboral y
judicial.
79
Otras drogas consumidas en Chile
Inhalantes
Bajo este nombre se agrupa a una serie de sustancias químicas que tienen en común el
ser solventes volátiles que se inhalan (barnices, acetona, tolueno, lacas, esmaltes, etc).
Los vapores inhalados llegan rápidamente al torrente sanguíneo, como si fuesen
inyectados. Los efectos de estas sustancias son náuseas, estornudos, tos, hemorragias
nasales, sensación y aspecto de cansancio, mal aliento, falta de coordinación y perdida
de apetito.
A nivel del corazón puede producir insuficiencia cardiaca por daño directo de las células
músculo cardíaco, pudiendo producir la muerte por paro cardíaco. A nivel pulmonar, se
reduce el ritmo respiratorio, y la cantidad de oxígeno en el cuerpo, y se facilitan las
infecciones de la vía respiratoria (faringitis, bronquitis, y otras). La menor cantidad de
energía y la mayor cantidad de sustancias químicas (normalmente en bajas
concentraciones en el cuerpo de un no consumidor), provoca una más rápida fatiga
muscular. Existen evidencias que los inhalantes podrían dañar la médula de los huesos,
disminuir la cantidad y movilidad de los espermios en los hombres y alterar el ciclo
menstrual en las mujeres.
Efectos en el organismo
Los inhalantes pasan rápidamente a la sangre y se adhieren a los tejidos grasos del
cerebro, sintiéndose casi de inmediato sus efectos. La intoxicación producida tiende a
ser de breve duración, pero puede prolongarse por varias horas si el producto se
consume repetidas veces. Aunque son diferentes en su constitución, casi todos los
inhalantes que son objeto de abuso producen efectos análogos a los anestésicos y el
retardo de las funciones corporales.
En dosis bajas, las personas pueden sentirse ligeramente estimuladas. A medida que se
aumenta la cantidad se produce desinhibición, con perdida de control, y llegando incluso
a perder la conciencia cuando las dosis son muy elevadas. Entre los efectos iniciales
pueden citarse los de náuseas, tos, estornudos, sangramiento de la nariz, sentimiento y
aspecto de cansancio, mal aliento, falta de coordinación y pérdida de apetito. Además
los disolventes y aerosoles reducen el ritmo cardíaco y pulmonar y afectan la capacidad
de juicio de la persona.
80
A corto plazo
Se observan efectos más graves al respirar profundamente estos vapores, o utilizar una
gran cantidad en un breve espacio de tiempo. En estos casos puede producirse la
pérdida de contacto con el ambiente que rodea a la persona, una pérdida de control,
comportamiento violento, pérdida del conocimiento e incluso la muerte. Esta última se
puede producir por depresión del sistema nervioso y parálisis de la respiración, por
insuficiencia cardiaca aguda o por aspiración de vómitos.
Peligros a largo plazo
-
Pérdida de peso.
Fatiga.
Desequilibrio electrolítico (sales).
Fatiga muscular.
Daño permanente al sistema nervioso con la consiguiente reducción de las
capacidades físicas, mentales.
Daños al hígado, riñones y a la médula ósea.
Disminución de la producción de espermios en los hombres, y alteración del ciclo
menstrual en las mujeres.
Daño a las células del músculo cardíaco provocando eventual insuficiencia y paro
cardíaco.
Barbitúricos
Son medicamentos que disminuyen la actividad funcional. Son recetados por los
médicos como sedantes, para inducir el sueño, o como tranquilizantes, en dosis
pequeñas para calmar al paciente (pre-anestésicos).
Generalmente, las personas se automedican ante el menor insomnio o situación de
ansiedad, sin tomar en cuenta los riesgos físicos y psicológicos que conlleva el consumo
de estas sustancias sin el debido control médico.
Los efectos de estas sustancias a corto plazo son la disminución de la ansiedad y de la
agitación, de las respuestas emocionales y del dolor, el nivel de atención baja, se
produce relajación muscular y se facilita el dormir (que no es lo mismo que descansar).
Con dosis elevadas disminuye la presión arterial y se presentan vértigos y desmayos,
puede haber depresión respiratoria.
81
El consumo de barbitúricos en dosis elevadas produce efectos como euforia inicial,
incapacidad de coordinar las ideas y de articular el lenguaje, y pérdida del equilibrio.
Con dosis mayores hay pérdida de conciencia y posteriormente la muerte, que es
provocada por paro respiratorio.
Anfetaminas
Las anfetaminas son estimulantes ampliamente conocidos y su consumo es muy frecuente. Incrementan la actividad física y psicológica, el estado de alerta y la excitación.
Sus efectos ocultan la fatiga y las personas que la consumen indebidamente exceden los
límites de su resistencia física sin darse cuenta.
Las anfetaminas, la dextroanfetamina y la metanfetamina, fueron utilizadas como medicamentos en el tratamiento de enfermedades como la narcolepsia (raro desorden que
causa una tendencia incontrolable al sueño), la depresión, la obesidad (por ser un
potente inhibidor del apetito) y la hiperactividad de la niñez. El reconocimiento por parte
de los médicos de los efectos dañinos y el limitado valor terapéutico de estas drogas, ha
llevado a una marcada reducción de su uso. Actualmente en Chile sólo se autoriza para
el tratamiento del déficit atencional con hiperkinesia en los niños.
El consumo de anfetaminas produce una sensación temporal de exaltación de ánimo,
hiperactividad, pérdida de apetito, insomnio, vigor intenso y locuacidad. Los síntomas
físicos que produce esta droga son dilatación de las pupilas, sudor excesivo, temblores,
mareos, sequedad en la boca y labios, entre otros.
Los efectos a nivel del comportamiento son aceleración, irritabilidad, ansiedad,
agresividad, pánico y alucinaciones. Sin embargo, cuando los efectos desaparecen,
sigue un periodo de depresión (de rebote).
Drogas de Síntesis - Éxtasis
Son sustancias producidas por una síntesis química (es una droga artificial y no natural)
en laboratorios clandestinos. Generalmente se trata de derivados anfetamínicos, a los
que muchas veces se añade un componente de efectos alucinógenos. Estas drogas se
comercializan en forma de pastillas o comprimidos y sobre su superficie se graban
diversos dibujos o iniciales que sirven como elementos de identificación.
Existen varias sustancias que entran en la denominación de “drogas de síntesis”, sin
embargo nos referimos a la más conocida y consumida de ellas: el
metilendioximetanfetamina (MDMA) o comúnmente llamada “Extasis”. El consumo de
82
esta droga tiene como efecto una experiencia mixta de estimulación de la percepción,
euforia, empatía social y muchas veces efecto alucinógeno visual similar al efecto de la
mezcalina.
Los análisis farmacológicos de las sustancias decomisadas por la policía en Europa han
demostrado que muchas de ellas son objeto de una importante adulteración, lo que las
hace más peligrosas, pues son mezcladas con otros productos, constituyendo lo que
algunos han denominado «basura química». Su aspecto es el de comprimidos, tabletas
o cápsulas de diversas formas y colores, ilustrados con dibujos y logotipos variados.
Entre sus principales efectos psicológicos podemos nombrar a la sociabilidad, empatía,
euforia, sensación de omnipotencia, desinhibición, locuacidad, inquietud, confusión y
agobio.
Los efectos fisiológicos del éxtasis son: taquicardia, arritmia e hipertensión; sequedad
de boca, sudoración, contracción de la mandíbula, temblores, deshidratación y aumento
de la temperatura corporal (hipertermia).
Mientras no existían investigaciones sobre las consecuencias del uso del éxtasis en el
organismo, se trató de presentar esta droga como inofensiva e inocua. Sin embargo,
los daños producidos en algunos consumidores revelan graves riesgos para la salud y
específicamente sobre el sistema nervioso central, tales como crisis de ansiedad,
trastornos depresivos y alteraciones psicóticas.
Cabe señalar que el consumo de éxtasis en los ambientes congestionados en los que a
menudo tiene lugar y bajo las condiciones de baile intenso a las que se asocia, conlleva
una serie de riesgos que pueden ocasionar: aumento severo de la temperatura corporal
(hipertermia severa), arritmia, convulsiones, radomiólisis (acumulación de proteínas
musculares en la sangre), insuficiencia renal, coagulopatía, hemorragias, trombosis,
infartos cerebrales e insuficiencia hepática, y deshidratación.
83
Anexo N°3.
MODELO TRANSTEÓRICO PARA EL CAMBIO
El modelo de Prochaska y Di Clemente, denominado Transteórico Para el Cambio
nos explica cómo la motivación cambia a lo largo del tiempo y cómo esto es importante
para evaluar la disposición para el cambio de parte de las personas.
Prochaska y DiClemente han esbozado un modelo para describir este proceso de
motivación creciente para el cambio, que hemos encontrado sumamente útil para
evaluar la disposición hacia el cambio de cada persona, como una forma de
comprender mejor la recuperación e identificar las diversas acciones que se pueden
realizar con las personas para motivar el cambio de conducta.
En este modelo transicional del cambio se proponen diversas etapas o fases de la
motivación:
1.- Precontemplación: En esta etapa la persona no se da cuenta de que existe un
problema pues, realmente no ha hecho conciencia de ello. Por esta razón el adicto no
estará motivado a buscar ayuda pues ni siquiera acepta que hay problemas. Lo que
84
ocurrirá es que la adicción seguirá evolucionando y se acumularán las consecuencias
negativas.
Orientaciones para la acción:
La persona necesita información y feedback a fin de que pueda aumentar su conciencia
del problema y la posibilidad de cambiar.
La escucha activa es fundamental.
Aumento de la duda.
Aumento de la percepción de los riesgos y problemas de su conducta actual.
Cambiar los mitos y creencias en torno así mismo y a la droga.
Los consejos muy eventualmente le pueden ayudar.
2.- Contemplación: En esta etapa ya las evidencias del daño se hacen obvias para el
adicto, desarrollando una conciencia del problema que va de menor a mayor. La
persona en contemplación, comienza a invertir energía psicológica en pensar acerca del
cambio, pero esto no se traduce en acciones concretas.
Orientaciones para la acción:
La persona toma conciencia del problema, pero es ambivalente: considera y rechaza
el cambio a la vez.
Es necesario ayudarle a inclinar la balanza hacia las razones para cambiar y los
riesgos de no cambiar.
Aumentar la autoeficacia para el cambio de la conducta actual.
Buscar excepciones de experiencias placenteras sin consumo.
3.- Preparación: En esta etapa las personas se motivan a buscar ayuda porque saben
que deben hacer algo para resolver el problema. La persona acude a consulta, pide
consejo y planifica. Aún así, no se ha llegado al punto donde se está dispuesto a invertir
mucha energía en los cambios, por lo tanto el problema sigue evolucionando.
Orientaciones para la acción:
Frente a la afirmación: ¡Tengo que hacer algo con este problema¡, ayudar a
encontrar soluciones, convirtiendo el problema en una posibilidad para el bienestar.
Frente a las afirmaciones: ¿Qué es lo que puedo hacer? ¿Cómo puedo cambiar?,
reflejar que ya esta cambiando, que el cambio es lento y paulatino que cada dia es
un avance hacia el logro de su proyectos.
La persona da pasos hacia el cambio evidentes y necesarios
Ayudar a la persona a determinar el mejor curso de acción que hay que seguir para
conseguir el cambio
Aconsejarle el recurso terapéutico más adecuado, accesible, apropiado y efectivo.
La Influencia social positiva es fundamental.
Apoyo de la familia, el grupo de pares, la empresa.
85
4.- Acción: En esta etapa ya se ha pasado el punto de tolerancia, por lo que el adicto
está listo para hacer los cambios necesarios. Una vez llegado a este punto la persona
sabe que no quiere seguir viviendo en su actual situación y estará dispuesto a invertir
energía en los cambios. Sin embargo si no se canaliza adecuadamente puede no
avanzarse en la dirección correcta.
Orientaciones para la acción:
Ayudar a la persona a dar los pasos al cambio y a mantenerse en ellos con firmeza.
Orientación efectiva o inicio de la terapia.
Producir el cambio para resolver el problema, encontrando soluciones eficaces
Valorar la capacidad que tienen las personas para cambiar.
Disminución del consumo y cambio de hábitos
5.- Mantenimiento: Una vez realizados los cambios hay que mantenerlos lo suficiente
para que se hagan permanentes. Es muy usual que las personas en recuperación, se
descuiden en esta fase porque a veces, no hay adecuada conciencia de la tendencia a
la recaída, que posee la adicción. Si la persona invierte tiempo en mantener los
cambios logrados todo irá bien, pero si se descuida o aminora la marcha, puede
presentarse una recaída.
Orientaciones para la acción:
Mantenerse en abstinencia
Ayudar a la persona a identificar y utilizar las estrategias aprendidas para evitar la
recaída.
Ayudar a la persona aprender otras habilidades y estrategias diferentes a las
iniciales, que le permiten mantener el cambio.
Ayuda al fortalecimiento de redes formales e informales de apoyo.
6.- Recaídas: La adicción tiene una tendencia natural a la recaída debido a la gran
cantidad de elementos aprendidos y estructurales, que están activos a pesar de que se
hayan hechos nuevos hábitos de comportamiento. A esto se suma el hecho de que los
cambios por realizar, pueden ser abrumadores. Si el adicto toma conciencia de estos
hechos, y se hace responsable de mantener su recuperación en marcha, no habrá
recaídas. Las recaídas son partes de un ciclo de aprendizaje hacia el mejoramiento de
la recuperación. En esto la adicción se comporta como otras enfermedades crónicas.
Entrenamiento exhaustivo en prevención de recaída.
7.- Terminación: Una vez que los cambios son mantenidos a lo largo del tiempo, los
disparadores y conductas de búsqueda, así como los deseos de uso, dejan de poseer
la fuerza que hubieran tenido sobre el adicto; se hacen menos intensos
86
progresivamente, hasta que cesan. Aún así la tendencia a la recaída se mantiene, por
lo que la recuperación en el adicto, es un proceso que dura de por vida.
Este modelo transteórico del cambio hace notar que la motivación no es una cualidad
estática, sino más bien un recurso psicológico dinámico, que puede incrementarse a
medida que la persona toma conciencia de su problema.
PRINCIPIOS PARA LA MOTIVACIÓN
Expresar empatía
La aceptación facilita el cambio.
Una escucha reflexiva adecuada es fundamental.
La ambivalencia es normal.
Crear la discrepancia
Tomar conciencia de las consecuencias es importante.
Usar discrepancia entre la conducta actual y los objetivos más importantes que se
quieren conseguir, motivará el cambio.
La persona debe presentar sus propias razones para cambiar.
Evitar la discusión
Las discusiones son contraproducentes.
Defender un argumento provoca defensividad.
La resistencia es una señal que indica que se deben cambiar las estrategias que se han
estado utilizando.
No es necesario usar etiquetas.
Darle un giro a la resistencia
Se debe aprovechar el momento actual con el fin de obtener el mayor beneficio
posible.
Las percepciones se pueden cambiar.
Los nuevos puntos de vista se sugieren, no se imponen.
La persona es una fuente valiosa a la hora de encontrar soluciones a los
problemas.
Fomentar la autoeficacia
La creencia en la posibilidad de cambiar es un factor motivacional importante.
La persona es responsable de escoger y llevar a cabo un cambio personal.
Existe un cierto grado de esperanza en la amplia variedad de diferentes
tratamientos de los que se dispone.
87
Estrategias Motivacionales Efectivas
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Ofreciendo ayuda; identificar el problema, explicar por qué el cambio es
importante, recomendar un cambio específico
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Eliminando Obstáculos: resolver los problemas prácticos.
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Ofreciendo alternativas: la posibilidad de elegir entre distintas alternativas,
disminuye la resistencia y el abandono y mejora tanto el cumplimiento como los
resultados.
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Disminuyendo la deseabilidad: identificar los incentivos que la persona tiene
para continuar con su conducta o modificarla.
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Practicando la empatía.
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Ofreciendo un Feedback: información sobre la situación actual a través de
relatos de familiares o cercanos, resultado de pruebas.
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Aclarando Objetivos: aclarar lo que es normal y aceptable (subcultura).
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Ofreciendo ayuda activa: interés genuino, activo y proactivo.
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