“2015 ‐ Año del Bicentenario del Congreso de los Pueblos Libres” Senado de la Nación Secretaria Parlamentaria Dirección General de Publicaciones (S-3818/15) PROYECTO DE DECLARACION El Senado de la Nación DECLARA: Su beneplácito por la recuperación del nieto número 118, de Delia Giovanola de Califano, una de las doce fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo. Mirtha M. T. Luna.FUNDAMENTOS Señor presidente: El 16 de octubre de 1976, durante la última dictadura fueron secuestrados y desaparecidos el hijo y la nuera de Delia Giovanola de Califano, Jorge Oscar Ogando y Stella Maris Montesano, quien se encontraba embarazada de ocho meses. Durante décadas, Delia Giovanola de Califano, una de las doce fundadoras de las Abuelas de Plaza de Mayo, busco incansablemente a su nieto, y hoy celebramos su encuentro. Por testimonios de sobrevivientes del centro clandestino de detención Pozo de Banfield, provincia de Buenos Aires, se sabe que el nieto desaparecido, al que decidió llamarlo Martín, nació el 5 de diciembre de 1976. Como ocurrió con centenares de niños nacidos en iguales condiciones, fueron entregados a otras familias, ante de la desaparición de sus padres. En octubre de 1976, militares y policías entraron a su casa y se llevaron a Stella Maris Montesano, embarazada de ocho meses y madre de Virginia Ogando, de tres años, y a Jorge Oscar Ogando, empleado bancario. Ambos militaban en el PRT-ERP La niña Virginia fue rescatada por una vecina la noche del secuestro y quedó al cuidado de la abuela paterna, Delia Giovanola de Califano. La madre de Martín conservó el cordón umbilical de su bebé, que sirvió como un recuerdo que pudo compartir con Jorge: lo hizo llegar de mano en mano como prueba de su nacimiento. “2015 ‐ Año del Bicentenario del Congreso de los Pueblos Libres” Virginia, la hermana de Martin, tres años mayor que él, lo buscó durante años. En 2011, Virginia decidió quitarse la vida. Le dejó una decena de cartas, mensajes que inspiraron a muchos en la búsqueda y que fueron publicadas en un blog, y que finalmente llegarán a destino. La búsqueda de Virginia, que llevó al banco de datos su ADN para facilitar esta identificación, permitió a su abuela que la crió y sufrió el dolor de su muerte, reencontrar la paz en un nieto que nunca conoció, pero siempre sintió cerca. Vaya mi reconocimiento a la invalorable tarea de las Abuelas de Plaza de Mayo. Por los motivos expuestos, solicito a mis pares el acompañamiento al presente proyecto. Mirtha M. T. Luna.-