Jesús Cumplió La Ley No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. 18Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. 19De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos (Mat. 5:17-19). 17 Una de las acusaciones lanzadas contra Jesús fue que no obedecía los mandamientos de la ley de Moisés (Mat. 15:2), porque rechazaba las tradiciones de los ancianos. La acusación de hacer caso omiso a la ley Mosaica también fue atribuida a los discípulos de Jesús (Hch. 6:11,13). Se parecen a las acusaciones lanzadas contra Sus discípulos hoy día: “Ustedes no creen en el Antiguo Testamento”. La enseñanza de Jesús con respecto a la ley del Antiguo Testamento es fundamental para entender la relación entre el Antiguo y Nuevo Testamento. Jesús Creía Que el Antiguo Testamento Era de Dios Jesús aceptó la creencia de que el Antiguo Testamento era una revelación divina de Dios (cfr. Mat. 15:3-6; Jn. 7:23; Hch. 7:53). Reconoció su permanencia (Mat. 5:18; Sal. 119:144,152,160; 11:7-8). Cada jota y tílde de la ley era importante (Mat. 5:18). La referencia a cada “jota” y “tilde” muestra que aun el mandamiento más pequeño de esa ley tenía fuerza obligatoria sobre ellos. Jesús rechazó el concepto moderno que enfatiza el espíritu de la ley antes que la letra de la ley. El concepto de que las cosas no importantes de la ley pueden ser desobedecidas con impunidad es contrario a Su enseñanza expresa. El dijo, “De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos” (Mat. 5:19). Reconoció que la violación de la ley en un punto, aun uno pequeño, era un rechazo del divino dador de la ley (Stg. 2:10) y estaba sometido bajo la maldición de la ley (Gál. 3:10). Por consiguiente, Jesús habría sido etiquetado como “legalista” por los defensores y modernistas de la gracia-unidad. La Ley Duró Hasta Que Todo Fue Cumplido Los escritores del Nuevo Testamento comprendieron las limitaciones de la ley de Moisés. El hombre no podía ser justificado por la obediencia a la ley de Moisés (Hch. 13:39; Rom. 3:20) o por algún sistema legal que condicionara la salvación a la obediencia perfecta. Sin embargo, la ley sirvió a su propósito. Trajo un conocimiento del pecado (Rom. 3:20; 7:7). Le señaló a la humanidad la venida del Mesías (Gál. 3:24; Rom. 10:3). Jesús vino, no a abolir la ley, sino a cumplirla. La mayoría de las personas sectarias no pueden armonizar esta declaración con las declaraciones en Efesios 2:14-17; 2 Cor. 3:11-16 y Heb. 8:8-13 que discuten la abrogración de la ley Mosaica. Recurren a ideas no bíblicas tales como esta: “Jesús abolió la ley ceremonial pero no la ley moral”. No hay tal distinción entre ley moral y ceremonial reconocida en el Antiguo Testamento. Aquellos que recurren a tales ideas no comprenden la enseñanza de Jesús con respecto a la Antigua Ley. Jesús reconoció que el Antiguo Testamento tenía fuerza obligatoria “hasta que todo se haya cumplido” (Mat. 5:18). Cuando todas las cosas fueran cumplidas, entonces el Antiguo Testamento no continuaría teniendo autoridad obligatoria sobre los judíos. 1 Anotaciones 2 Anotaciones Jesús Cumplió la Ley Jesús vino a cumplir la ley. Varias veces los escritores inspirados designaron que algo le había sucedido a Jesús de manera que la ley pudiera ser cumplida (Mat. 26:56; cfr. Luc. 24:44; Hch. 13:29; Rom. 10:4). Aquí están algunas de las formas en que Jesús cumplió la ley: 1. Cumplió las profecías del Antiguo Testamento (Luc. 24:44). Nació de una virgen (Isa. 7:14), en Belén (Miq. 5:2); era Dios con nosotros (Isa. 9:6). Obró milagros (Isa. 35). Sufrió vicariamente para que nuestros pecados pudieran ser perdonados (Isa. 53). Estableció Su reino en los días de los reyes romanos (Dan. 2:44). Ciertamente, Jesús cumplió las profecías del Antiguo Testamento, de manera que cuando murió en la cruz pudo decir, “Consumado es” (Jn. 19:28-30). 2. Cumplió todo lo que estaba tipificado por los sacrificios del Antiguo Testamento. Los sacrificios del Antiguo Testamento prefiguraron el sacrificio de Cristo en la cruz. (Para un desarrollo más extenso de este tema, véase “Nuestro Un Sacrificio”, en el libro de Sermones y Artículos Sobre Jesús de Nazaret, por Jerry Fite). Véase el diagrama a continuación: Sacrificios del Antiguo TestamenHOLOCAUSTOS a. Macho sin defecto (Lev. 1:3). b. Ofrecido continuamente (Ex. 29:38-39). c. Para expiación (Lev. 1:4). LIBACIONES (Oblación) a. Lev. 2: una ofrenda a Dios en reconocimiento agradecido de que todo se lo debe a Dios. OFRENDAS DE PAZ a. Propósito: indica un derecho de relación con Dios; expresa comunión y agradecimiento (Lev. 7:12). Sacrificios del Nuevo TestamenJESUS NUESTRA EXPIACION a. Sin mancha (Heb. 4:15). b. Ofrecido de una vez por todas (Heb. 9:28; 10:911). c. Para hacer la expiación (Heb. 9:12). JESUS NUESTRO PAN DE VIDA a. Jesús nuestro pan de vida (Jn. 6:35). b. Sin él no podemos hacer nada (Jn. 15:5). JESUS ES NUESTRA PAZ a. Jesús es nuestra paz (Efe. 2:14). b. Entramos en comunión Efectivamente, Jesús cumplió todo lo que estaba prefigurado por los sacrificios del Antiguo Testamento. 3. Jesús cumplió todo lo que estaba tipificado por el tabernáculo de adoración. La adoración del Antiguo Testamento en el tabernáculo fue revelada divinamente por Dios para prefigurar el verdadero tabernáculo del cual era tipo (Heb. 8:2). El tabernáculo estaba dividido en dos partes: el lugar santo y el lugar santísimo. (Véase el diagrama en la página siguiente). El pueblo no podía entrar en ninguno de ellos; solamente podían acercarse al altar de los holocaustos. El sacerdote podía entrar al lugar santo todos los días para mantener encendido el incienso. Una vez al año, el sumo sacerdote entraba al lugar santísimo para hacer expiación por el pecado. 6 Y así dispuestas estas cosas, en la primera parte del tabernáculo entran los sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto; 7pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo; 8dando el Espíritu Santo a entender con esto que aún no se había manifestado el camino al Lugar Santísimo, entre tanto que la primera parte del tabernáculo estuviese en pie. 9Lo cual es símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden 3 hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica ese culto, ... Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos. 24Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios (Heb. 9:6-9, 23-24). 23 Mesa del Pan Altar de la PropoLugar del sición Santísimo Incienso Lugar Santo Arca del Pacto Fuente de Bronce Candelabro Por cierto, Cristo cumplió eso que estaba tipificado por el tabernáculo de adoración. 4. Cristo cumplió los preceptos del Antiguo Testamento por medio de Su propia obediencia perfecta. Las Escrituras enseñan la pureza de Jesús (Heb. 4:15; 1 Ped. 2:20-22). Demostró en su vida la justicia que la ley requería. Consecuentemente, podemos ver que Jesús no vino a destruir la ley en absoluto. Vino a cumplirla, por medio de hacerlo así, confirmó la ley como siendo de Dios (Rom. 3:31). Jesús era para la ley lo que un matrimonio es para un compromiso, una flor para un retoño, y lo que una pintura terminada es para una silueta. Cuando un compromiso termina en matrimonio, un retoño produce una flor, y una silueta es terminada en una pintura, el compromiso, el retoño, y la silueta no son destruidos; llevan a cabo su deseado propósito y son dejados atrás para que esa forma completa pueda existir. De manera similar, Cristo “es el fin de la ley, para justicia a todo aquel que cree” (Rom. 10:4). La Ley Cumplida Fue Abrogada Una vez que la ley fue cumplida, fue reemplazada por la ley de Cristo. La ley del Antiguo Testamento dada por Moisés “pereció” (2 Cor. 3:11). Jesús “abolió en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas ...” (Efe. 2:15). El anuló “el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz” (Col. 2:14), liberándonos de esta manera de la obligación de guardar el día de reposo o los otros días santos del Antiguo Testamento y reconocer la distinción entre alimentos puros e inmundos (Col. 2:17). En cumplimiento de la profecía de Jeremías (31:31-34), Jesús quitó del camino al antiguo pacto para que pudiera establecer el nuevo pacto (Heb. 8:8-13). Puesto que el antiguo pacto ha sido removido, vemos estas cosas que han cambiado: Anotaciones Altar de los Holocaustos 4 Anotaciones 1. El sacerdocio: Del sacerdocio levítico al sacerdocio de Cristo. 2. El sacrificio: De los sacrificios animales al cuerpo de Cristo. 3. El día de adoración: Del día de reposo al primer día de la semana. 4. El lugar de adoración: Del templo a cualquier lugar. 5. Los artículos de adoración: De los artículos de la adoración en el templo a aquellos del N.T. (Hch. 2:42). 6. Las ordenanzas: De las ordenanzas del A.T. a las ordenanzas del N.T. (Hch. 2:42 – la doctrina de los apóstoles; Hch. 15:23-29). A causa de este cambio de ley, lo que era obligatorio en el Antiguo Testamento no continúa siendo obligatorio hoy día sobre los Cristianos. Lo que sea enseñado y practicado debe estar autorizado por el Nuevo Testamento. Aquellos que buscan autoridad del Antiguo Testamento para un sacerdocio separado, quemar velas e incienso, grupos corales, instrumentos mecánicos de música, etc. yerran de las Escrituras y caen de la gracia (Gál. 5:4). Conclusión Efectivamente, Jesús cumplió la ley. Habiéndola cumplido, hizo posible para nosotros la justificación, no a través de la sangre de toros y machos cabríos, sino a través de Su propia sangre. Nos colocamos delante de Dios con temor reverencial de Su maravillosa obra de redención, concebida en la mente de Dios, prefigurada en el Antiguo Testamento, y llevada a cabo en Jesucristo. ¡Gloria a Dios en las alturas! [Guardian of Truth, Vol. 32, Pág. 610; Mike Willis].