"Su felicidad depende no sólo de sus elecciones y acciones, sino

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NEW YORK.? Su felicidad puede depender de cuán
felices sean los amigos de los amigos de sus
amigos, incluso si no los conoce. Además, un vecino
feliz influye más en nuestra alegría que el estado de
ánimo de nuestro cónyuge. Esto lo sostiene un
estudio que siguió a un gran grupo de personas
durante 20 años: la felicidad es más contagiosa de lo
que se cree.
"Su felicidad depende no sólo de sus
elecciones y acciones, sino también de las
hechas por personas que uno ni siquiera
conoce, con dos o tres grados de
separación", dijo el doctor Nicholas A.
Christakis, médico y científico social de la
Escuela de Medicina de Harvard y uno de
los autores del trabajo publicado en la
revista British Medical Journal. "Aunque no
son fenómenos individuales", agregó.
De hecho, según James H. Fowler, coautor del
trabajo y profesor asociado de ciencias políticas de
la Universidad de California, en San Diego, la
investigación encontró que "si el amigo del amigo de
su amigo se alegra, esto tendrá un impacto mayor
en su felicidad que poner $ 5000 en su bolsillo".
Los investigadores analizaron información
acerca de la felicidad de 4739 personas y sus
conexiones con otros miles de personas
(esposos, familiares, amigos cercanos, vecinos y
relaciones laborales) entre 1983 y 2003.
"Es un trabajo muy interesante e importante",
dice Daniel Kahneman, un psicólogo emérito de
Princeton y ganador del Premio Nobel, que no
estuvo involucrado en la investigación. Varios
científicos sociales y economistas alabaron la
información y el análisis, pero se preguntaron
sobre sus posibles limitaciones.
Steven Durlauf, economista de la Universidad de
Wisconsin, se cuestionó acerca de si el estudio
probaba que las personas se volvían más felices por
sus contactos sociales o por alguna otra razón
desconocida.
El doctor Kahneman opinó que a menos que los
resultados se replicaran, no podía aceptar que la
felicidad de la pareja impacta menos en uno que la
del vecino. Christakis, por su parte, cree que eso
indica que la gente percibe pistas emocionales de su
propio género.
Un artículo publicado en el mismo número de la
revista British Medical Journal , escrito por Ethan
Cohen-Cole, economista del Banco de la Reserva
Federal de Boston, y por Jason M. Fletcher, profesor
asistente de la Escuela de Salud Pública de Yale,
critica la metodología del equipo Christakis-Fowler y
sostiene que es posible encontrar lo que parece ser
un efecto contagioso de condiciones tales como el
acné, el dolor de cabeza y la altura, pero éste
desaparece cuando los investigadores analizan los
factores ambientales que los amigos o vecinos
tienen en común.
El equipo Christakis-Fowler publicó previamente
otros estudios que mostraban que la obesidad y
dejar de fumar son socialmente contagiosos.
La envidia, en segundo plano
¿Y con respecto a la envidia cuando un amigo es
ascendido o gana la maratón? "Puede que haya
personas que sean infelices cuando sus amigos son
felices, pero encontramos más que se alegran",
explica Christakis.
John Cacioppo, de la Universidad de Chicago,
sugirió que las señales inconscientes de un estado
de ánimo positivo tienen más fuerza que los
sentimientos de resentimiento: "Se puede estar
celoso del hecho de que hayan ganado la lotería,
pero ellos están tan felices que al alejarnos
estaremos más alegres sin siquiera ser conscientes
de que ellos fueron la causa de nuestra felicidad".
Esta sutil transmisión de las emociones pueden
explicar otros descubrimientos también. En el caso
de la obesidad y el tabaquismo, los amigos influían
incluso si vivían lejos. Pero en el caso de la felicidad,
la influencia de amigos, hermanos o vecinos
cercanos era mucho mayor.
La felicidad del vecino de al lado aumenta nuestras
posibilidades en un 34%, pero la de uno viviendo a
una cuadra no tiene efecto. Un amigo que vivía a
medio kilómetro de distancia ayudó un 42%, pero el
efecto era casi la mitad para los amigos que estaban
a 2 kilómetros. "Tiene que existir una proximidad
física y temporal", explica Christakis.
El lenguaje corporal y las señales emocionales
deben importar, opina Fowler. "Todos pensaban que
con la videoconferencia la gente dejaría de viajar
alrededor del mundo para tener reuniones, pero no
pasó. Una parte importante de lo que significa
desarrollar confianza en otra persona depende de
poder tomar las manos del otro en las tuyas."
Sin embargo, aclara, no está claro si el aumento de
comunicaciones via e-mail e Internet pueden
eventualmente disminuir el efecto de la distancia. Un
estudio no relacionado de 1700 perfiles de Facebook
encontró que las personas que ponían una foto
sonriente tenían más amigos de Facebook y en
general éstos estaban sonriendo. "Esto demuestra
que algunas de nuestras conclusiones son
generalizables al mundo online ", opina Christakis.
Su estudio utilizó datos del Estudio Cardíaco de
Framingham, que comenzó a seguir a personas de
esa localidad después de la Segunda Guerra
Mundial y, más tarde, a sus hijos y nietos. A partir de
1983, se les pedían que completasen
periódicamente cuestionarios acerca de su estado
de ánimo.
También se dejó constancia del de los
familiares, amigos cercanos y compañeros
de trabajo, de esta manera los
investigadores pudieron seguirlos a través
del tiempo. Muchas de estas asociaciones
fueron de participantes de Framingham, que
también completaron sus propios
formularios, lo que permitió a Christakis y a
Fowler analizar alrededor de 50.000 lazos
sociales. Notaron que cuando alguien
cambiaba de infeliz a feliz en las respuestas
del informe, otras personas de su red social
también lo hacían.
La tristeza también puede ser
transmitida de la misma manera, pero
no de forma tan lineal. Cacioppo cree
que refleja una tendencia evolutiva a
"seleccionar entre las circunstancias
que nos permiten mantenernos
alegres".
La Nación
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