ESTADO DE BIENESTAR KEYNESIANO, ¿SOSTENIENDO AL

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Estado de bienestar keynesiano, ¿Sosteniendo al capitalismo salvaje?
Estado de bienestar keynesiano,
¿Sosteniendo al capitalismo salvaje?
Keynesian welfare state, Holding wild capitalism?
Palabras clave: estado de bienestar keynesiano, crisis económica, teoría crítica, lucha de clases, capitalismo salvaje.
Andrés David Moreno Galindo*
Resumen
Abstract
El presente documento realiza una reflexión histórica al estado
de bienestar, especialmente al keynesiano, identificando, por
medio de un análisis documental, su génesis, desarrollo, objetivos, características y modelos, para luego realizar un análisis
desde la teoría crítica de la escuela de Frankfurt, con autores
como Herbert Marcuse y Erich Fromm. La crítica también está
basada en posiciones de pensadores como Amartya Sen y, complementariamente, se nutrió de visiones de académicos marxistas latinoamericanos como Paula Bach, Lucia Gueler y Liliana
Constante, además de perspectivas colombianas como la de
Paula Zambrano, apoyadas en autores como Stiglitz, O´Connor,
Krugman, entre otros. Además, se analizó el resurgimiento del
keynesianismo en los planes de rescate financiero por la crisis
del 2008, con su correspondiente crítica. Desde una perspectiva crítica se concluye que, tanto el estado de bienestar, como
el estado de bienestar keynesiano sirven para las instituciones
y las políticas económicas y para los intereses dominantes,
tomando como triunfos del sistema las conquistas de la clase
obrera en materia de seguridad social y progreso de los ingresos laborales. Todo esto se ejemplifica en la crisis de 2008, en
donde los planes rescates mantuvieron las tasa de ganancias
y la hegemonía del sector financiero como clase dominante.
This paper makes a historical reflection on the welfare state, especially Keynesian, identifying, through a documentary analysis, its genesis, development, objectives, features and models,
and then makes an analysis from critical theory of the Frankfurt
School, with authors like Herbert Marcuse and Erich Fromm. The
criticism is also based on positions of thinkers like Amartya Sen
and, complementarily, nurtured by views of Latin American Marxist scholars as Paula Bach, Lucia Gueler and Liliana Constante,
in addition to Colombian perspectives like Paula Zambrano, supported by authors such as Stiglitz, O’Connor, Krugman, among
others. In addition, the resurgence of Keynesianism was analyzed
in the rescue plans for the 2008 crisis, with its corresponding criticism. From a critical perspective, it is concluded that both the
welfare state and the Keynesian welfare state serve to the institutions and economic policies and the dominant interests, taking
as triumphs of the system the gains of the working class in social
security and progress in labor incomes. All this is exemplified in
the 2008 crisis, where rescue plans maintained the rate of profit and the hegemony of the financial sector as the ruling class.
Keywords: Keynesian welfare state , economic crisis, critical
theory, class struggle, wild capitalism.
* Economista en formación, Universidad Santo Tomás, Bogotá,
Colombia
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Introducción
este artículo; la tercera presenta una síntesis del origen y
desarrollo del estado de bienestar keynesiano, sus objetivos, características y diferentes modelos; en la cuarta se
expresan diferentes críticas al estado de bienestar keynesiano y a la teoría, en donde se muestra que este solo
pretende sostener un capitalismo en constantes crisis,
dada su propia naturaleza y también se develan los fines
últimos de este tipo de estado; en la quinta, se determina
la influencia del keynesianismo en la crisis 2008 como
una forma de esconder el capitalismo neoliberal y salvar
como sea al sector financiero, por último se exponen las
conclusiones y el aporte al debate sobre la pertinencia del
resurgimiento del keynesianismo.
Muchos aseguran que Keynes o el keynesianismo han
vuelto, que resurgieron del basurero al que la especulación neoliberal los había llevado. Desde la década de los
setenta, dada la globalización, el neoliberalismo promovió
una campaña desregulatoria de la economía global y en
concreto del sector financiero, dejando de lado la regulación de la economía y el estado de bienestar del pensamiento keynesiano. Debido a esto hemos pasado por un
periodo de cuatro décadas de constantes crisis económicas, pasando de la crisis de la deuda latinoamericana a la
crisis de los tigres asiáticos, luego a la crisis puntocom y
a la pasada subprime, entre otras. Es ahí en donde el keynesianismo ha resurgido para regular la economía, que
actualmente es mayoritariamente financiera, para estabilizar el ciclo económico por medio de la política fiscal.
Marco teórico
La teoría crítica o el enfoque crítico corresponden a todos
los aportes teóricos a diferentes disciplinas y a la filosofía
por parte de la escuela de Frankfurt, apoyada, en cierta medida, en las ideas desarrolladas por Marx, hasta el
punto de que gran parte de pensadores de esta escuela
son considerados marxistas. En este sentido, la teoría crítica, como parte del paradigma crítico, pretende develar
cualquier tipo de injusticia, alienación y enajenación del
sistema sobre el ser humano, en especial del sistema capitalista, con el fin de lograr la emancipación.
En este contexto, el presente artículo estudia e investiga
la génesis y el desarrollo de estado de bienestar, especialmente el keynesiano y tiene como objetivo, a partir de lo
anterior, realizar una crítica al estado de bienestar y al posterior estado bienestar keynesiano desde el enfoque de autores de la teoría de crítica de la escuela de Frankfurt, como
Herbert Marcuse y Erich Fromm, a la vez desde la perspectiva de autores como Amartya Sen y otros como Paula
Bach, Lucia Gueler y Liliana Constante. Por último, también
se determina la influencia del keynesianismo o del estado de bienestar keynesiano en la última crisis económica.
De esta forma, el pensamiento de Marcuse se desarrolla
en la idea, o en la crítica, del que en el sistema actual o
en las sociedades industriales avanzadas, especialmente
en occidente, se ha llevado al hombre y al mundo la idea
de unidimensionalidad, en donde no existe la posibilidad
de la crítica o la oposición al modelo establecido. Para él,
la sociedad industrial avanzada tiene dentro de ella el potencial de generar una nueva sociedad justa, pero esta se
estrella con los intereses irracionales dl modelo estableci-
De esta manera, el artículo consta de seis partes: en la
primera, se realiza un marco teórico, que expone la perspectivas críticas de los principales autores que se tomaron como referencia para realizar la crítica, Marcuse,
Fromm y Sen; la segunda, se describe la metodología utilizada en el estudio e investigación para la realización de
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Estado de bienestar keynesiano, ¿Sosteniendo al capitalismo salvaje?
do, en el cual la ciencia, la tecnología y la política podrían
servir para la creación de una sociedad más justa, pero
estos se presentan al servicio de los poderes reinantes
que se desarrollan bajo el ideal de la explotación del hombre por el hombre, como lo establece a continuación: “un
proyecto histórico especifico, esto es, la experimentación,
transformación y organización de la naturaleza como
el simple material de la dominación”. (Marcuse, 1968).
La representación es de una voluntad conformada por las
minorías gobernantes”. (p. 74).
A la vez, esta unidimensinalidad capitalista no solo invalida la oposición política, sino que se expande a la todas
las esferas de la vida social y llega incluso hasta al ámbito de la cultura y la ciencia, eliminando cualquier tipo de
aspereza que no encaje en el orden establecido. (Navarro,
1983, p. 49). Por último, para Marcuse la cultura se mercantiliza por medio del consumismo, siendo este el medio
de control como forma de articulación, presión y seducción que individualiza al sujeto para poder dominarlo.
Por otra parte, en su análisis crítico, muestra cómo la sociedad tecnológica aumenta la necesidades de los individuos
como medio para mantenerlos dominados. Estas necesidades falsas solo responden a los intereses particulares
que se presentan atractivas por medio de la comunicación,
pero que son, como lo dice Marcuse (1968): “necesidades que perpetúan el trabajo, la agresividad, la miseria,
la injusticia. El predominio de las necesidades represivas
es un hecho cumplido, aceptado por la ignorancia y por
el derrotismo, pero es un hecho que deber ser eliminado
en interés del individuo feliz, tanto como de todos aquellos cuya miseria es el precio de su satisfacción”. (p. 27).
En este sentido, Erich Fromm, en su libro el Corazón del
hombre (1985), afirma que el ser humano se identifica
por los valores de mercado, convirtiéndose este en un
bien de consumo. El mundo para él es solamente un
objeto para calmar su avaricia. De esta manera, la vida
humana se limita a lo material, al éxito, de modo que el
autoestima depende de factores externos y del juicio de lo
demás, por lo cual el sujeto no es capaz de pensar de otra
forma, ni de romper con el orden establecido.
Además, la unidimensionalidad capitalista anula la política como medio de liberación, debido a que las antiguas
dinámicas políticas, con marcada confrontación opositora, se detienen y son controlados por un administración
burocrática dispuesta a limar asperezas gracias a un capitalismo clientelista y corrupto, en donde los intereses
más contrapuestos encuentran un punto de convergencia. Bajo esta idea, el aparato instruccional democrático
no se orienta a cuestionar los interese dominantes, sino a
potenciarlos y reproducirlos. Según Marcuse (1969): “el
gobierno ejerce de hecho una red de grupos de presión y
“maquinas”, intereses investidos representados por las
instituciones democráticas y que operan sobre y a través
de ellas. Estos intereses no derivan del pueblo soberano.
Para Fromm, la sociedad de consumo necesita de individuos que no estén sometidos a ningún principio o
conciencia moral, pero sí dispuestos a ser mandados
sin resistencia alguna por la maquinaria económica.
Finalmente, afirma que el ser humano se convertirá en
una especie de robot que terminará autodestruyéndose
y, para vencer tal posibilidad, debe vencer la enajenación
producida por el consumismo.
En síntesis, Fromm (1985) plantea, desde una perspectiva más humanista que crítica, que: “En realidad debemos adquirir conocimiento para elegir el bien, pero ningún
conocimiento nos ayudará si hemos perdido la capacidad
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de conmovernos con la desgracia de otro ser humano,
con la mirada amistosa de otra persona, con el canto
de un pájaro, con el verdor del césped. Si el hombre se
hace indiferente a la vida, no hay ya esperanza de que
pueda elegir el bien. Entonces, ciertamente, su corazón
se habrá endurecido tanto, que su vida habrá terminado.
Si ocurriera esto a toda la especie humana, la vida de la
humanidad se habría extinguido en el momento mismo en
que más pretendía”. (p. 179).
primero se revisó la bibliografía que describía la génesis y
desarrollo del estado de bienestar en primera instancia,
y luego del estado de bienestar keynesiano, en donde
se identifican los objetivos de la políticas económicas
y las características principales de este tipo de estado,
además de la descripción de los principales modelos
derivados del estado de bienestar keynesiano.
Como segundo paso, se revisaron las visiones críticas a
la teoría keynesiana desde los enfoques marxista o crítico
y la disciplina económica, en especial los enfoques críticos hacia el sistema capitalista de los autores presentados anteriormente en el marco teórico con una diferencia
significativa del punto de vista de Amartya Sen.
Finalmente, alejándonos de la perspectiva de la teoría
crítica, Amartya Sen, elabora un juicio de los enfoques
utilitarista y del bienestar como contribución a la economía ética y a la filosofía moral, debido a que estos
reducen el razonamiento moral, el cual debe ser parte
fundamental de las teorías del bienestar social en economía. Por su parte, Sen afirma que la ética utilitarista y el
razonamiento moral del bienestar son enfoques limitados
para la valoración ética.
Por último, se analizó la influencia del estado de bienestar keynesiano en la pasada crisis Subprime como caso
práctico para la realización de la crítica. En este paso se
contó con la ayuda del documental Inside Job (2011),
producido por la empresa Sony, en donde se relatan los
antecedentes de la crisis y cómo por medio de la política
fiscal, a costa de los contribuyentes, el gobierno de Estados Unidos implantó un paquete de rescate al sistema
financiero causante de la crisis.
Su crítica al utilitarismo se basa en que no es posible
medir de la misma manera la utilidad que los individuos
asignan a diferentes opciones, y que debido a esto se hacen imposibles las comparaciones entre sujetos respecto
a la utilidad, lo cual impide, además, la evaluación moral y
económica de los estados y de las acciones del Gobierno.
Por otro lado, para Sen, la limitación del bienestarismo se
da en la adopción de la utilidad como único medio de evaluación moral para determinar la pertinencia de la justicia
de las instituciones y la bondad de las políticas públicas.
Entonces, a continuación se establecerá una síntesis de
los resultados de la investigación documental con base
en lo establecido en la introducción.
El estado de bienestar y estado de
bienestar keynesiano
Metodología
La metodología utilizada para el desarrollo del estudio
y la crítica al estado de bienestar, así como al posterior
estado de bienestar keynesiano, fue un análisis
documental que se desarrolló de la siguiente manera:
Génesis y desarrollo
Según Barroso & Castro (2010), no existe un total acuerdo al determinar los orígenes del estado de bienestar; sin
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Estado de bienestar keynesiano, ¿Sosteniendo al capitalismo salvaje?
embargo, la mayoría de autores coinciden en situarlo después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se muestra
un marcado protagonismo del sector público y de la intervención estatal en la economía debido a los proceso de
reconstrucción de los países europeos. Aunque se pueden
encontrar relevantes antecedentes, a finales del siglo XIX,
en las leyes de los pobres promovidas por Bismarck.
como las contenidas en el New Deal de Roosevelt y
otras normas establecidas en el informe Beveridge en
1942, que plantaban la construcción de un sistema de
beneficios sociales que protegiera al ciudadano; este
programa incluía un sistema de seguridad social, un
servicio nacional de salud y un sistema de asistencia
nacional. (González, 2009).
La primera aparición del estado de bienestar se dio, como
lo señalamos en el párrafo anterior, con las medidas de seguridad social ligadas al trabajo por parte de la Alemania
de Bismarck, consecuencia de los malos procesos distributivos de las rentas, que llevaron al Estado a intervenir en
la economía por medio de una acción compensatoria para
corregir las desigualdades. (Fernández y López, 2006).
La época posterior a la Segunda Guerra Mundial, hasta 1970, se caracterizó por una expansión del estado de
bienestar, debido al proyecto de reconstrucción de los
países europeos destruidos por la guerra y en el cual los
estados democráticos garantizaban la defensa y el cumplimiento de los derechos económicos y sociales de los
ciudadanos por medio de la provisión pública. En esta
época se dieron largos periodos de estabilidad y crecimiento económico producidos por los programas de reconstrucción como el Plan Marshall y la nueva configuración del estado de bienestar desde la teoría keynesiana.
(Barroso & Castro, 2010).
También, al igual que en la Alemania de Bismarck, desde inicios del siglo XX una serie de hechos propiciaron el
nacimiento del Estado de Bienestar, como las demandas
económicas, políticas y sociales de los sectores que no se
vieron favorecidos por el auge del capitalismo desde la revolución industrial, ya que, debido a la políticas liberales
del “dejar hacer, dejar pasar”, hubo una mala distribución
de las rentas, lo cual generó grandes desigualdades entre
la burguesía dominante y el proletariado.
Lo anterior demuestra un cambio de dirección del estado
de bienestar, en el sentido de que es fuertemente influenciado por el paradigma keynesiano. Por lo tanto, siguiendo
ese pensamiento, el estado por medio del sector público se convierte en motor de la economía que impulsa la
demanda agregada como generadora de empleo, la inversión y el consumo de los ciudadanos a través de la
implementación de políticas económicas y sociales que
mejoran el ingreso de los sectores más desfavorecidos,
pero también de la economía en general. En este sentido,
el aumento del empleo y de la capacidad de consumo fue
el fin de la intervención pública. Así se creó el instrumento para legitimar la intervención y la aparición del estado
de bienestar Keynesiano.
Para finales de la Primera y Segunda Guerra Mundial tuvo
lugar la consolidación del estado de bienestar gracias a
las grandes transformaciones de política social de los
estados, que para entonces daban mayores garantías
de prestación de seguridad social a los trabajadores.
Además, el crac del 29 manifestó la debilidad de la
producción capitalista y lo efectos negativos que podía
provocar en la economía, como el desempleo y las grandes
inflaciones. Por consiguiente, para afrontar estos efectos
se diseñaron políticas económicas intervencionistas
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Después de los setenta vino el periodo de crisis del estado de bienestar keynesiano. Las fallas de intervención
estatal, especialmente en el sector público, llevaron a la
toma de acciones económicas ineficientes debido a la
alta demanda ciudadana de presencia pública y la disminución de protagonismo del mercado. La crisis se generó
por exceder los límites del gasto público, lo que dio lugar
a una crisis fiscal como consecuencia de la falta de ingresos tributarios para sostener el gasto. (Barroso & Castro,
2010). Lo anterior estuvo acompañado por el triunfo del
neoliberalismo y el auge de la globalización financiera en
la década de los setenta.
en el campo financiero antes que en el terreno productivo,
pues el abandono del patrón oro por el gobierno Nixon
en 1971 y las medidas subsiguientes adoptadas de libre
circulación de capitales, abrieron el terreno a la especulación con las principales monedas y tipos de cambio”.
¿Qué es el estado de bienestar? objetivos, características y modelos.
Se considera al estado de bienestar como un conjunto
de medidas y normas a las que recurre el poder estatal para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos; a su vez, esta serie de medidas debe garantizar el acceso a un mínimo de supervivencia en una
economía de mercado. También, el estado de bienestar es una representación del sector público que
pretende cubrir parte de las necesidades sociales
colaborando al crecimiento económico, manteniendo estable la economía de mercado. (Barroso & Castro, 2010).
De este modo, se plantea que a partir del triunfo del neoliberalismo en la década de los setenta se afirmó la hegemonía del sector financiero, en donde la producción giraba a través de las necesidades de un capital financiero,
por eso, esta etapa se denomina financiarizacion. En esta
etapa se rigen las actividades empresariales por la rentabilidad inmediata y no por la rentabilidad productiva,
es decir que la producción capitalista solo se realizaba
con base en la rentabilidad y no en el cubrimiento de las
necesidades. De este modo, Gueler (2009) concluye “que
la precarización del trabajo, la superexplotación, es culpa del neoliberalismo que expresa en política este nuevo
modo de acumulación ‘financiero’”.
Del mismo modo, según Navarro (2004), existen varias formas en las que el estado de bienestar afectó directamente
a los ciudadanos. La primera fue por medio de los servicios
públicos, como la sanidad, la educación, la vivienda, entre
otros. La segunda es la transferencia de fondos públicos de
unos ciudadanos a otros, como las pensiones, en este caso.
La tercera fueron las intervenciones normativas del estado
u otras entidades administrativas, las cuales consolidaban
el bienestar y cobijaban a los ciudadanos. Por último, las
intervenciones públicas que buscaban establecer buenas
condiciones laborales para los trabajadores.
En lo que respecta a la globalización, Viera (2014) lo resume así: “La llegada del actual periodo de globalización
contemporánea –pues la globalización es un proceso
multidimensional que ha tenido etapas previas en los siglos XV y XIX– significa en el campo económico, el reemplazo de los conceptos de las escuelas keynesianas prevalecientes entre la fase entreguerras y la década de los
setenta, por los conceptos de las corrientes neoliberales
y monetaristas. La fase actual de globalización se inició
Por otra parte, los objetivos finales del estado de
bienestar son la eficiencia, la equidad y el desarrollo de
la administración estatal, y surgen de la cobertura de
necesidades socioeconómicas amarradas a los fallos de
mercado y al crecimiento económico. Entre otros objetivos
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Estado de bienestar keynesiano, ¿Sosteniendo al capitalismo salvaje?
están: distribuir de forma eficiente de los recursos de
las instituciones del estado de bienestar para cubrir
las necesidades de los ciudadanos, asegurar la división
eficiente de la totalidad de los ingresos del estado de
bienestar y eliminar los efectos adversos que las políticas
puedan provocar. Adicionalmente, se pueden destacar
las siguientes características del estado de bienestar:
la intervención estatal para mantener altos lo niveles de
ocupación, provisión pública de servicios sociales que
cubran las necesidades básicas y la responsabilidad
estatal de mantener un nivel mínimo de vida como parte de
un derecho social del ciudadano. (Barroso & Castro, 2010).
modelos beveridgeano y socialdemócrata escandinavo.
En él existe un sistema de seguridad social unitario financiado por las contribuciones de los ciudadanos, el Estado
y de los empleadores, con cobertura universal, ante aspectos como la enfermedad, el desempleo y la vejez. Se
apoya en un servicio nacional de salud y un sistema de
asistencia nacional. (Barroso & Castro, 2010).
Críticas al estado de bienestar keynesiano y a
la teoría keynesiana
La teoría económica keynesiana aparece como un conjunto de medidas fiscales y monetarias, con alta intervención estatal, contrarias al neoliberalismo, que pretenden
subsanar los errores del sistema capitalista. Keynes, de
corte y conciencia burguesa, se enfrentó a una época en
la que se llegaba al final del liberalismo económico por las
constantes crisis que se estaban produciendo, con fuertes oposiciones revolucionarias al sistema. Keynes, con el
fin de salvar el capitalismo salvaje, se vio en la obligación
de criticar la teoría de la economía clásica, desde su falta
de actualidad, visualizando que los límites de esta teoría
hacían peligrar la aceptación del modo de producción capitalista y descubriendo que las leyes del mercado ya no
operaban de la misma manera que a finales del siglo XIX.
A lo largo de la historia se han presentado tres modelos
de estados de bienestar relevantes: el liberal, el Bismark
y el nórdico. El modelo liberal se desarrolló en países europeos y anglosajones, se caracteriza por entender la pobreza como un problema individual, mas no estructural,
adoptando medidas preventivas menores para la provisión social ante situaciones de necesidad, en este caso,
la asistencia del estado es mínima, ya que actúa como
último recurso para asegurar las necesidades básicas del
individuo. (González, 2009).
El modelo Bismarkiano es un modelo conservador de los
países de Europa Occidental y se caracteriza por una estrecha relación entre la economía y la sociedad, basado
en la legitimidad del Estado para intervención de los procesos socioeconómicos, como la integración social y el
desarrollo económico, en donde la concesión de los beneficios sociales se hace a través de criterios de clase y de
participación política, y la seguridad social está ligada al
salario. (Barroso & Castro, 2010).
Comenzando la respectiva crítica, en el sentido teórico, para Bach (2009), Keynes identificó elementos que
caracterizaban el equilibrio capitalista similares a los
señalados por Lenin y Trosky: “los aspectos que Lenin
y Trotsky señalaron como elementos de caracterización
de una época declinante del capitalismo, y frente a los
cuales plantearon un programa revolucionario que quedó plasmado en las resoluciones de los cuatro primeros
congresos de la Tercera Internacional y más tarde en el
Programa de Transición, fueron captados de igual modo
por Keynes que, en un sentido opuesto, buscó diseñar un
El modelo nórdico se desarrolló en los países de Dinamarca, Finlandia, Suecia y Noruega, surge a partir de los
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programa burgués o un “experimento”, como él lo llamó,
que intentaba atacar cada uno de los elementos de quiebre del equilibrio, buscando su recomposición a fin de
reestablecerlo”. En este caso la demanda efectiva presentaba señales de que el sistema capitalista no podía
dejar en manos privadas el problema del desempleo, ya
que amenazaría la estabilidad y continuidad del sistema.
utilitaristas y bienestarista, establece que la utilidad es
un medio de valoración de la economía de los estados, de
justicia de las instituciones y de bondades sociales de las
políticas públicas. Esto reduce la evaluación moral del actual sistema de producción capitalista y del auge del sector financiero, que explicaremos en el apartado siguiente.
Con lo anterior se demuestra que la especulación es una
parte natural del sistema capitalista que en la época
actual se presenta de manera sofisticada por medio de
las innovaciones financieras, debido a que la inversión
productiva dejó de ser rentable gracias a la sobreexplotación y a la concentración de riquezas. En este sentido, se
plantea que la crisis se produjo por políticas neoliberales,
que hacen necesario retomar la receta keynesiana de redistribución e intervención estatal de las riquezas para
generar un equilibrio en la economía de mercado.
Por otra parte, adelántanos un poco al apartado siguiente para ofrecer la visión crítica de Lucia Gueler, se hace
referencia a Krugman y Stiglitz, quienes plantean que la
pasada crisis se produjo por la falta de regulaciones; es
decir, que fue producida por financieros hambrientos de
ganancias especulativas que no fueron controlados por el
Estado. Pero, según establece Gueler (2009):
“Marx descubrió que el capitalismo es un régimen social
de producción cuya lógica de funcionamiento depende de
la búsqueda de ganancias; por lo tanto la producción de
bienes sólo se realiza si las ganancias a obtener con ella
son satisfactorias; de no ser así, los capitalistas buscarán invertir sus capitales en otras actividades que se las
garanticen. Es en esos momentos, en los que las actividades especulativas y usurarias (mal llamadas financieras)
cobran todo su vigor. Desde ya, el capital/dinero volcado a
la usura y a la especulación proviene de la enorme masa
de plusvalía extraída a los trabajadores. Por lo tanto,
cuando se generan burbujas (con las cuales se obtienen
en forma efímera y a corto plazo enormes fortunas) totalmente desligadas de la producción, ellas terminan en
estallidos. Este estallido y la consecuente caída abrupta
de todos los valores que cotizan en bolsa, son evidencias
de las crisis. De ninguna manera, su causa”.
Pero, retomando la historia, el capitalismo demuestra
que las políticas keynesianas de regulación e intervención que utiliza la burguesía para superar las crisis no
pudieron eliminar los fallos o males que dieron origen a
la crisis en el modo de producción capitalista. Un ejemplo
de esto es que el New Deal de 1933 no permitió salir de
la crisis a USA, sino que solo atenuó sus efectos; entonces, la crisis fue superada por enormes gastos públicos
en la SGM, situación que recuperó los niveles de empleo
y de producción. Por el contrario, no fueron las medidas
keynesianas la que mejoraron las condiciones de empleo,
sino las conquistas y luchas obreras por el riesgo del capitalismo de ser exterminado por el avance de los derivados del socialismo. (Gueler, 2009).
Además, en la época dorada del capitalismo (1940-1970)
se comenzó a implementar el estado de bienestar keynesiano, nacionalizando las ramas básicas de la economía
Al igual que Marx, se puede hacer una crítica desde la
visión de Sen. El modelo capitalista, desde sus enfoques
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Estado de bienestar keynesiano, ¿Sosteniendo al capitalismo salvaje?
capitalista debido a la debilidad del capital privado para
reconstruir los procesos de acumulación. En este periodo,
dada esta debilidad, la clase obrera conquistó importantes beneficios sociales y aumentos salariales, denominando al tal estado como de “bienestar”, siendo que
fueron las luchas sindicales las que mejoraron las condiciones sociales y no el medio de producción capitalista.
destino El fundamento era recuperar la legitimidad de un
sistema contradictorio sin cambiar fundamentalmente ni
su economía de mercado ni su estructura social de clase”.
Adicionalmente, la crítica socialista al estado de bienestar se fundamente en la no toma de medidas preventivas
para poder enfrentar los efectos adversos del ciclo, sino en
el diseño de medidas después de la crisis para recuperar
la estabilidad. También, el carácter represivo del estado
de bienestar que indica que para acceder a los beneficios
y servicios no se debe estar en condición de necesidad,
sino ser merecedor de los mismos. (Constante, 2005)
Por otro lado, para Costante (2005), como contexto a su
versión critica: “Su teoría (la de Keynes) se encuentra
explicada en su obra ‘Teoría General de la Ocupación, el
Interés y el Dinero’, publicada en 1936. La teoría keynesiana se desarrolló en el contexto de la profunda crisis
económica de los años treinta. La caída de la producción
en los países industrializados ocasionó una rápida disminución del empleo: entre 1929 y 1932 la crisis dejó un
saldo de aproximadamente 30 millones de desocupados”.
Desde la visión crítica de Herbert Marcuse, en lo referente a la configuración de la clase, Costante (2005) establece que, se puede ver que la unidimensionalidad capitalista anula la política como medio de liberación, debido a
las antiguas dinámicas políticas, con marcada confrontación opositora, que se detienen y son controladas por una
administración burocrática dispuesta a limar asperezas
con la oposición, gracias a un capitalismo clientelista y
corrupto, en donde los intereses más contrapuestos encuentran un punto de convergencia. Claramente vemos
cómo las sociedades industriales avanzadas llevan al ser
humano a la unidimensionalidad, donde no hay oposición
al orden establecido, así como no ha habido una alternativa distinta al keynesianismo para regular el ciclo económico, salvo la liberación del mercado.
De esta forma, la configuración de las clases sociales en
el estado de bienestar Keynesiano se presentan, según
Costante (2005), así: las clases que tienen la hegemonía
económica aceptaban la legitimidad de las instituciones
creadas por las clases obreras, las cuales exigían el reconocimiento de la propiedad privada y de los medios de
producción que se configuraban como un derecho de exclusión. Simultáneamente, las clases trabajadoras aceptaron poner entre paréntesis el cuestionamiento político
real de los fundamentos del capitalismo privado, lo que
pasó a cuestionarse ya no fue el modo de producción,
sino el volumen a distribuir.
Influencia de la teoría keynesiana en la crisis
subprime y una visión crítica
Por consiguiente, para Costante (2005): “El ‘New Deal’
formuló una esperanza para la supervivencia del capital
frente al posible descontrol de las masas, pero en su interior se mantenía la postura tradicional o clásica. Se exhibía un cambio de rumbo mientras se mantenía el mismo
Para poder entender la crisis del 2008 hay que remontarnos al acenso del sector financiero de los años setenta
(explicado no muy detalladamente en apartados anteriores). Uno de los hechos que permitió la hegemonía del
sector financiero fue el cambio en la política monetaria de
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la década con las variaciones en los patrones de cambio
de las divisas y la creciente oleada de la globalización. El
comienzo de las décadas neoliberales aparece con una
fuerte remuneración de capital por parte de inversionistas
y accionistas, que aumenta las tasas de ganancias en
las siguientes décadas, ayudado por la mayor lentitud del
progreso salarial.
También desde el 2001 hasta el 2007 aumentaron los
flujos de capital al exterior, hacia los mercados bancarios
y las bolsas estadunidenses, lo cual alimentó las burbujas bursátiles, inmobiliarias e hipotecarias, con apoyo del
excesivo apalancamiento de los bancos que permitió el
banco central norteamericano.
La causa de la crisis de 2008 tocó al mercado hipotecario,
especialmente por los créditos familiares para la adquisición de vivienda que fueron luego titularizados para compartir el riesgo entre los inversionistas. Al aumentar la demanda de casas el precio tendió al alza constante, por lo
que se puede afirmar que las hipotecas no constituían un
riesgo persé. Esta subida de los precios atrajo a los grandes
bancos de inversión de Wall Street y a otros grupos financiero de Europa. Luego, al fin de reducir el riesgo contable
de las hipotecas en sus carteras, lo bancos diseñaron
mecanismo que transformaban estos créditos en valores.
Por otro lado, el acenso se dio por las grandes transformaciones financieras que se relacionaron con un aumento de las actividades de crédito. Según lo anterior, la crisis
del 2008 fue producida por las lógicas financieras asociadas a la creación de burbujas especulativas.
A finales de siglo, las reformas de liberación financiera
en el gobierno de Clinton incentivaron a los bancos estadunidenses a crear una gama de productos financieros cada vez más innovadores, diversificando el riesgo
de derivados sofisticados como las hipotecas, el precio
de las materias primas, entre otros. Todo esto se acompañó por la baja supervisión y regulación de los nuevos
productos por parte de los bancos centrales. Según Stiglitz (2010), las nuevas innovaciones financieras eran
capaces de amplificar el riesgo a causa de unos incentivos defectuosos y de malas conductas por parte de los
agentes del sector financiero.
Finalmente, la consecuencia de la crisis de 2006 a 2008
devino en una suspensión de pagos de la mayoría de hipotecas y la quiebra de los bancos y fondos de inversión
que se basaban en estos títulos. El 15 de septiembre de
2008, Lehman Brothers se declaró en quiebra, desatando
un efecto dominó en todos los mercados financieros.
Es claro y coherente afirmar que las crisis financieras han
estado gobernadas por una supuesta pos intervención del
Gobierno, pese a la liberación financiera, esto evidencia
que en fases de crisis la economía no se autorregula tan
fácilmente, pues, a pesar de las regulaciones, solo se llega a una mediana estabilización que se limita a reducir
las medidas de la política fiscal o monetaria, inyectando
grandes sumas de dinero. Adicionalmente, es claro que
después de la crisis el Estado es fuertemente influenciado por una dosis de keynesianismo. Como lo dice Brenner
Para el desenlace de la crisis del 28 de septiembre del
2008, Zambrano (2012) plantea tres elementos de gran
importancia: “Una política monetaria laxa a la que acudió
la Reserva Federal y la expansiva política fiscal promovida por el Tesoro de EE. UU. Desde 2001, la desregulación
e innovación financiera y la dinámica del mercado hipotecario que hizo posible la expansión de los instrumentos
de mayor riesgo (crédito subprime)”.
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Estado de bienestar keynesiano, ¿Sosteniendo al capitalismo salvaje?
(2009): “De aquí que las elites del mundo político, que
todavía ayer celebraban la desregulación de los mercados financieros, se hayan vuelto de un día para otro y
sin excepción keynesianas… Lo cierto es que durante
los últimos siete años, y merced a la burbuja inmobiliaria
cebada por el préstamo y el gasto de la Reserva Federal y por los déficits presupuestarios de la administración Bush, hemos asistido a lo que probablemente sea el
mayor estímulo económico keynesiano de la historia en
tiempos de paz”. (pág. 25).
tasas ganancia que tenían antes de las crisis, logrando
restablecer su posición hegemónica y dando lugar a un
supuesto nuevo orden capitalista.
Podemos ver cómo el pensamiento crítico de Erich
Fromm se presenta en el actual sistema financiero y la
crisis económica, de modo que el ser humano se identifica por los valores de mercado y se convierte en un bien
de consumo. E mundo para él es solamente un objeto
para calmar su avaricia. En donde claramente existe
una sociedad de consumo con individuos que no están
sometidos a ningún principio o conciencia moral, pero
que sí se presentan dispuestos a ser mandados por la
maquinaria económica sin resistencia alguna.
El 19 de septiembre el Departamento del Tesoro de lo EEUU
lanzó la Ley de Estabilización Económica de Emergencia,
comprometiendo grandes recursos fiscales del Gobierno a
costa del dinero de los contribuyentes con el fin de frenar el
colapso financiero. Una parte del rescate se daría a la compra de deuda riesgosa para lograr cierta estabilidad, instituyendo que de los 700.000 MDD requeridos, una tercera parte se pondría en manos del Tesoro para salvar a los bancos,
otros 100.000 MDD podían ser utilizados por el presidente,
y los restantes 350.000 MDD podía solicitarlos el Tesoro.
También en su análisis crítico a las necesidades de
Marcuse se ejemplifica, en el caso planteado, cómo la
sociedad tecnológica aumenta la necesidades de los individuos como medio para mantenerlos dominados, en el
sentido de que se crean necesidades financieras como el
crédito y la inversión basadas en supuestas innovaciones
que disminuyen el riego, en donde estas necesidades falsas solo responden a los intereses particulares y que, por
medio de la comunicación, se presentan atractivas.
Para salir de las crisis es completamente necesario un
plan de rescate; sin embargo, este responde al interés
de unos grupos económicos dominantes que buscan
una renovación del capitalismo para mantener las tasas
de ganancia. A los planes de rescate en el capitalismo
se les puede reconocer que no son motivados y ni dirigidos por el interés de las mayorías, sino por los de
minorías hegemónicas, es decir que les son indiferentes los efectos negativos para otros grupos sociales y
otros países sobre el nivel de protección social y empleo
(Duménil & Lévy, 2007). Se puede ver que cuando los
intereses financieros de las clases dominantes se ven
afectados, estas captan la mayor parte de los recursos
en el marco de un plan de salvamento, manteniendo sus
Conclusiones y discusión
Dicho lo anterior, se pueden enumerar las siguientes conclusiones:
El estado de bienestar o el estado de bienestar keynesiano, por estar amarrado a un aparato democrático de clara lucha por la donación, satisface en primera instancia
los interese hegemónicos de una respectiva sociedad. En
este sentido, las políticas económicas de este tipo de estado son orientadas históricamente al fortalecimiento del
49
capital financiero o productivo de las clases dominantes,
para mantener un crecimiento en sus tasas de ganancia.
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Es pertinente revisar si la implantación de políticas sociales, asociadas al sistema de seguridad social y a un
aumento de los ingresos de proletario, corresponde al estado de bienestar o si, por el contrario, son efecto de las
conquistas de las clases obreras o sindicatos, fruto de la
exigencia por el respeto de derechos laborales.
Otra conclusión, así como aporte a la discusión, es que
se debe superar esa unidimensionalidad del ser humano,
al menos en la disciplina económica, en el sentido de que
no pude pensar más allá de los paradigmas keynesianos
y sus derivados, o del liberalismo económico y derivados
para el auge y estabilización del ciclo económico .
Se ve claramente cómo las visiones críticas del capitalismo y sus efectos en el ser humano, tanto de Marcuse
como Fromm, son ejemplificadas en la crisis subprime.
Por último, es indispensable aclarar que el presente documento es una revisión general planteada a partir de
unos pocos temas asociados y que es preciso hacer una
crítica exhaustiva a los interrogantes que se derivan de lo
aquí consignado, especialmente en lo que refiere a la unidimensionalidad que el capitalismo ha llevado a la disciplina económica y al reconocimiento de las conquistas
obreras como parte fundamental del éxito en la mejora de
las condiciones sociales del estado de bienestar.
Bibliografía
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