Los libros proféticos 2. Ageo. El profeta Ageo y su libro Su libro nos proporciona datos personales, como lugar de nacimiento, familia, etc. El nombre puede derivar de hag (fiesta), o ser una forma abreviada de un nombre teóforo que signifique “el Señor lo ha ceñido, lo ha fortalecido”. Es manifiesto su interés por lo cultual pero no parece ser un sacerdote (cf. 2,11). Como en Ag 2,4 se narra la antigua gloria del Templo, la tradición ha supuesto que Ageo tenía que ser un anciano, para haber podido conocer el antiguo templo; pero la frase parece más bien un recurso literario para marcar la pobreza de la reconstrucción actual. El hecho de que conozca las penurias de la agricultura local y subraye la pobreza de las cosechas podría indicar que se trata de alguien que ha permanecido en Judea y no un repatriado reciente. Es la primera vez en la historia que aparecen dos profetas en idéntico período y con un mensaje coincidente. Efectivamente, aparece mencionado junto con Zacarías en Esd 5,1; 6,14, comprometidos en la empresa de reconstrucción del templo. Sin embargo ambas colecciones se ignoran recíprocamente. Si hemos de hacer caso a los datos cronológicos que aporta el libro, su actuación profética se limitó a cuatro meses del año segundo de Darío (520): desde el día 1º del sexto mes, hasta el día 24 del noveno. Eso quiere decir que conoció la fase final de las turbulencias independentistas que sacudieron al imperio persa, especialmente en su zona occidental. El libro del profeta Ageo no tiene propiamente título y consta de dos capítulos. Del profeta se habla en tercera persona, lo que permite suponer una importante labor redaccional. Las dataciones y las “fórmulas del mensajero” permiten identificar en el libro varias secciones y cinco oráculos: 1,1: «El año segundo del reinado de Darío, el día primero del mes sexto»; 1er oráculo: 1,1-6; 2do oráculo: 1,7-15 (+ 2,15-19, con promesa de bendición). 1,15: «Era el 24 del sexto mes». 2,1: «El año segundo del reinado de Darío, el 21 del mes séptimo». 3er oráculo: 2,1-9 2,10: «El año segundo del reinado de Darío, el 24 del mes noveno». 4to oráculo: 2,10-14 (anuncio de conmoción universal y promesa de paz) 2,20: «El 24 del mismo mes». 5to oráculo: 2,20-23 (con promesa mesiánica) 2. Mensaje de Ageo El mensaje de Ageo está muy centrado en la animación de la pequeña comunidad judía, especialmente a través de la reconstrucción del templo. Las malas condiciones económicas, la división entre residentes y repatriados, más la situación de escasez generalizada habían creado una clima de desánimo que el profeta atribuye a una causa más profunda: la falta de religiosidad que se manifiesta en el escaso interés por la reconstrucción del templo. Las labores de reconstrucción, por el contrario, significarían el renacer de la verdadera religiosidad, despertaría la benevolencia del Señor y, en consecuencia, mejoraría la situación. Ageo usa el viejo esquema de bendición-maldición para pedirle a Israel que buque primero los asuntos de Dios y luego lo demás (1,8-11). Junto con esta finalidad inmediata y material se aduce otra corriente de pensamiento no menos material, pero de más amplios horizontes: reconstruir el templo significa renovar la esperanza en el futuro, en las grandes promesas escatológicas, en el magnífico futuro que el Señor tiene preparado a su pueblo. Este futuro tiene que ver con las naciones: convencidas o derrotadas, acudirán a Jerusalén con sus riquezas (2,7.22); Israel logrará vencer, conducido por su Mesías davídico (2,20-23), recibiendo como don la paz (2,9); el gran día irá acompañado por tremendas convulsiones cósmicas. Zorobabel y su obra son el anticipo de esta promesa. Otro tema es la impaciencia profética que quiere contrarrestar la inercia del pueblo. La crisis persa mueve a pensar que hay poco tiempo antes que Yavé asuma los destinos del mundo, donde también aparece Zorobabel con un perfil mesiánico (véase la nota de la BJ en Ag 2,23+). 64