La naturaleza del espíritu y sus manifestaciones Víctor López-Tosado, INESIP El concepto de "espíritu" es uno complejo pues entraña definir algo que, por lo menos, se hace difícil palpar directamente. Asuminos que eso que llamamos "espíritu" es una de las formas de "energía" pero que todavía no conocemos todas sus cualidades y formas de manifestarse. Realmente, muy bien podría ser otra "cosa". Algunos -- como Gary E. Schwartz, del Human Energy Systems de la Universidad de Arizona -- equipara esa "entidad" a una "conciencia organizada de información". Sabemos, por las investigaciones de la física que la "energía" se manifiesta, por sus transformaciones, en distintas formas. Sobre esta base, aunque limitada en el análisis, podría plantearse que esa forma de "energía" puede manifestarse tanto como "onda" como "partícula". En esta última forma de manifestación podría corresponder a lo que los psíquicos y médiums identifican como correspondiendo a una "personalidad", en el caso de entidades desencarnadas, con los atributos y rasgos como los conocimos. En la forma de "onda" la entidad se manifestaría en su carácter más "etérico" y asumiría otras formas de manifestación menos "individualizadas", en correspondencia con su estado. De ser apropiada esta hipótesis se podría explicar la aparente múltiple aparición de un "espíritu" en distintos sitios. Una emisora radial o de TV emite sus ondas -- a una particular frecuencia de emisión -- la cual captan, simultáneamente, distintos aparatos receptores, p. ej. radios o televisores y pueden disfrutar de la misma "manifestación". De ahí que las entidades desencarnadas puedan "ocupar" -- quizá mejor, "expresar su naturaleza" distintos "sitios". También esta manifestación del espíritu como una "onda" podría explicar lo que muchos médiums reportan al referirse a "espíritus" de progreso" como una "luz". Esas entidades, podríamos concebir, por su conocimiento superior logran una mayor expresión de su potencia energética, expresándose en formas menos "densas" de la energía, comparado con la forma individualizada de "partícula". Estos temas nos muestran la necesidad de indagar más a fondo estas cuestiones, incorporando de forma racional los hallazgos de las distintas ciencias al marco filosófico espírita. Los estudiosos de la filosofía-ciencia espírita tenemos la responsabilidad de continuar indagando y refinando estos conceptos científicos, según estableciera en sus principios el maestro Kardec. El rasgo evolutivo del conocimiento de la filosofía espírita lo distingue diáfanamente de los mitos y dogmas religiosos. Corresponde a los actuales y futuros estudiosos arremeter con disciplina esa misión para liberar a la humanidad del lastre oscurantista. Nos corresponde a nosotros -- con la ayuda de las entidades desencarnadas progresistas -- establecer de forma firma esas bases. Es posible que tengamos -- como parte de la redefinición del nuevo espiritismo -- de ir echando de lado el término "espíritu". Su lastre conceptual mítico-religioso lo hace inapropiado para expresar las ideas que el avance de la ciencia y el conocimiento teórico nos ofrecen hoy día. Es el nuevo espiritismo que resurge -- ¡cual diamante cada vez más diáfano!--, de los intentos de otras generaciones de mantenerlo en el limbo del dogma y el misterio característico de las religiones.