Confirmacion-

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Confirmación en la Iglesia
Católica Romana
I. ¿QUÉ ES LA CONFIRMACIÓN?
En el primer Pentecostés el Espíritu Santo transformó a los
discípulos de un desorientado círculo de personas en duelo,
en un concentrado equipo de evangelizadores. Apiñados en
el salón superior después de la resurrección de Jesús, los
discípulos temerosos recibieron el don del Espíritu Santo y
no pudieron permanecer más en silencio. Repentinamente
decididos a compartir la buena nueva de la salvación,
irrumpieron en las calles de Jerusalén, predicando con
convicción, ganando creyentes y bautizándolos para formar
parte de una multitud siempre creciente (Hechos 2, 1-11).
En Pentecostés los discípulos recibieron el Espíritu Santo.
En Pentecostés comenzaron a proclamar a Cristo al mundo.
La Confirmación es Pentecostés para los católicos. La
Confirmación es la infusión del don del Espíritu Santo en
los bautizados con el fin de proclamar a Cristo al mundo.
El sacramento une a los confirmandos “más íntimamente a
la Iglesia y los enriquece con una fortaleza especial del
Espíritu Santo. De esta forma se complementan mucho más
como auténticos testigos de Cristo, a extender y defender la
fe con sus palabras y sus obras” (Lumen Gentium La
Constitución sobre la Iglesia, 11, citado en el Catecismo de
la Iglesia Católica (CIC) 1285).
Los dones del Espíritu Santo se enumeran en la oración que
acompaña este sacramento: “el espíritu de sabiduría y de
inteligencia, el espíritu de consejo y de fortaleza, el espíritu
de ciencia y de piedad, y el espíritu del santo temor de [de
Dios]” (Rito de Confirmación [RC] 25). El Espíritu Santo
se hace presente a lo largo de la vida de los católicos en
diferentes modos, pero la Confirmación confiere
especialmente esos maravillosos dones; no sólo para
provecho de sí mismo, sino también para beneficio de los
demás.
El recién confirmando recibe un sello espiritual. Un sello
puede simbolizar una persona, un signo de autoridad o una
marca de pertenencia. Esto autentifica un acto jurídico o un
documento. Lo puede volver secreto (CIC 1295). En la
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Confirmación el sello es el Espíritu Santo, que reivindica a
los cristianos, los autentica y mantiene íntimamente, dentro
de ellos, la asistencia divina durante toda su vida. La
Confirmación se celebra una sola vez dado que es un sello
indeleble.
La Confirmación perfecciona la gracia bautismal (CIC
1285, 1316). La Iglesia conserva la esperanza de que
aquellos que son bautizados también serán confirmados. La
iniciación sacramental en la Iglesia Católica es incompleta
sin ella (ver CIC 1304).
Junto con el Bautismo y la Primera Comunión, la
Confirmación es uno de los sacramentos de iniciación. Esto
queda muy claro cuando alguien recibe los tres
sacramentos en la misma celebración, lo cual comúnmente
ocurre en las Iglesias Orientales, donde los infantes recién
bautizados son confirmados y se les da también la
Comunión.
El significado de la Confirmación se profundiza cuando se
celebra junto con el Bautismo: “Al enlazar ambos
sacramentos se expresa la unidad del misterio pascual y el
vínculo entre la misión del Hijo y la efusión del Espíritu
Santo, y la conexión de ambos sacramentos, en los que
ambas personas divinas descienden juntamente con el
Padre sobre los bautizados” (R.I.C.A. 215). Cuando los
católicos romanos adultos son bautizados en la Vigilia
Pascual, por ejemplo, ellos reciben la Confirmación
inmediatamente. En una sola ceremonia son bautizados
dentro del cuerpo de Cristo y confirmados con el Espíritu
Santo. De este modo la Iglesia proclama la relación entre el
Hijo y el Espíritu y entre el Bautismo y la Confirmación.
La Confirmación, en los infantes católicos romanos, se
posterga algunos años después de su Bautismo y puede
preceder o ser celebrada posteriormente a la Primera
Comunión. Los sacramentos de iniciación se acercan más
entre ellos cuando la Confirmación se celebra antes de la
Primera Comunión. Los dones del Espíritu también
preparan a los niños para recibir su Primera Comunión.
Cuando la Confirmación se celebra después de la Primera
Comunión también se confieren los dones del Espíritu. “La
comunión acrecienta nuestra unión con Cristo” (CIC 1391).
La Confirmación concede “una fuerza especial del Espíritu
Santo para difundir y defender la fe mediante la palabra y
las obras como verdaderos testigos de Cristo, para confesar
valientemente el nombre de Cristo y para no sentir jamás
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vergüenza de la cruz" (CIC 1303). Para los que ya han
recibido la Comunión, la Confirmación hace más profundo
su cumplimiento de la vida cristiana.
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