El amor no tiene límites Por: Natalia Franco Castillo Todo es posible, hasta lo que parece imposible se vuelve creíble al intentarlo. Cuando existen las ganas, todo es realizable, por lo que no caigas y sigue tus sueños. Todo es posible si lo crees. Para mí, Isabel Castillo, todo es posible y con ayuda de mi gran amigo Enrique Solano, físico de la Universidad de Vasco lograremos romper las reglas más fundamentales de la física, incluyendo la teoría de la relatividad de Einstein y su “nada puede ser más rápido que la luz”. Juntos hemos descubierto que con una sustancia llamada científicamente QH46r o con su nombre más común hipobromito de ácido que se puede viajar más rápido que la luz. Con esa sustancia por fin el ser humano logrará viajar en el tiempo, pero hay un problema, sólo la hemos probado en distintos animales, pero no aún en un ser humano. ¿Cómo sabremos si es compatible para el cuerpo humano? Enrique está muy preocupado, como yo, de las repercusiones que el experimento podría causar. La vida es así y tengo que arriesgar para ganar, no tengo otra opción. Mis padres murieron cuando yo tenía 18 años y desde entonces vivo sola. Con mis 20 años quiero ayudar a la ciencia, por esta razón acepto probar yo el hipobromito de ácido. Cuando pruebo la sustancia me causa una fuerte migraña y poco a poco veo como el mundo se mueve realmente rápido enfrente de mí. Después de 3 minutos aproximadamente, termino tirada en un piso liso, cuando me levanto todo lo que veo son máquinas, tecnología por todas partes y se me impregna un olor de límpido demasiado fuerte. Las personas parecen zombies con sus celulares (por cierto unos celulares muy raros), todos los ciudadanos están uniformados de un color plateado y me miran como si fuera un bicho raro. Intento preguntar en qué año estoy pero, cada vez que me acerco a alguien parece como si no me vieran, por los auriculares de música que todos poseen. Hasta que lo logro, veo a un muchacho como de 22 años con pelo largo y rubio y este es el único que me escucha cuando le hablo. Ciertamente viajé en el tiempo; aquel chico me dice que estamos en el año 2047. Viajé 17 años al futuro y sólo duró unos 3 minutos. El chico se llama Daniel y después de hablar con él unos 5 minutos, me invita a comer algo. Cuando puedo, le pregunto si ya existe el viaje en el tiempo. Daniel se quedó un rato en silencio hasta que habló: - Si, si existen ¿Por qué preguntas? Entonces le cuento que yo vengo del pasado y le pido que me ayude a volver al 2030. Él me cuenta que, en el año 2040 se han prohibido los viajes en el tiempo, porque esto podría causar modificaciones en la historia de la humanidad. Pero también me cuenta que es científico y me ofrece su ayuda y por alguna razón me parece muy confiable, como si ya nos conociéramos. Después de hablar con Daniel una hora, ya me tengo que ir, pero no tengo donde quedarme. Él me dice que vive en un lugar algo pequeño pero que si quiero, me puedo quedar allí. ¿Qué otra opción tengo? Entonces acepto. Poco a poco pasa el tiempo y juntos vamos avanzando en los experimentos para que pueda volver a mi tiempo. Durante todo ese tiempo, Daniel me hacía reflexionar cómo es que por la tecnología, todas las personas ya no se hablaban mucho, él todo el día estaba con su celular, ni me hablaba, pero le veía algo diferente que me llamaba la atención y era muy entretenido observarlo a cada rato, después de todo, él no se daba cuenta. Dos meses después Después de 2 meses Daniel descubre que aumentando la cantidad de 46r y disminuyendo la cantidad de QH, se puede crear una sustancia que te devolviera en el tiempo y no te mandara al futuro. Pero había un problema, el QH fue erradicado por poseer cantidades muy peligrosas de radioactividad. Pero eso no es totalmente cierto, porque Daniel me afirma que no ha sido erradicado aún y que sabe cómo conseguirlo. Al día siguiente cuando estoy sola en el laboratorio de Daniel, aparece una muchacha rubia y alta. Es la novia de Daniel o al menos eso es lo que ella me dice. Y por eso me siento como si acabara de recibir una punzada en corazón y no sé por qué. Cuando llega Daniel de ir a conseguir lo que necesitábamos de QH y ve a la rubia queda pálido, y cuando se normaliza intenta darme explicaciones, cómo si tuviera que explicarme algo de porque tiene novia. Yo no puedo sonreír, estoy muy enojada, aunque sin tener el derecho de enojarme. Antes de que se fuera la muchacha alcanza a decirme “qué bueno verte otra vez”, pero antes de que diga algo más Daniel la empuja para que salga del laboratorio. Intento pedirle explicaciones pero él solo se dedica a preparar la sustancia, y aunque no quiera dármela, cuando se distrae le arrebato la sustancia y la bebo. Veo en su cara, un rostro triste, no soy capaz de mirarlo por mucho tiempo, en verdad la está pasando mal. Miro a la ventana, y cuando al fin me volteé sentí sus labios en los míos, eran suaves y tiernos. Cuándo nos separamos alcanza decirme antes de que desaparezca: - No quiero perderte otra vez, te amo Isa. Mi corazón late muy rápido, no sé que decir, hasta que dejo de verlo a él y todo a mi alrededor se comienza a mover rápidamente. Mientras tanto yo lo único que siento es tristeza, pero una que destroza, porque siento como mi corazón se rompe poco a poco. Quiero a Daniel y no me imagino un mundo sin él. Además me tiene que explicar cómo es que ya me conocía. Un año después Intenté volver al futuro pero no pude encontrar a mi amigo Enrique, aunque lo buscara por mar y tierra. Aún no he superado a Daniel, lo intento y ya al menos si me acuerdo de él no me pongo a llorar como lo hice durante bastante tiempo. Hoy es mi cumpleaños y se supone que debería estar celebrando pero en este entonces no me apetece nada. Llego a mi casa después de trabajar y encuentro en frente de mi casa la silueta de alguien, pero la oscuridad no me deja ver muy bien quien es la persona. Poco a poco, me acerco a la persona y cuando logro percatarme de quien es pregunto: -¿Daniel? Después él sólo me abraza para después besarme tiernamente, mientras que con ese beso me demuestra lo mucho que me extrañó y lo mucho que me ama. Lo quiero a él y nada más que a él. No hay que dejar pasar las segundas oportunidades, a veces pueden ser mejores que las primeras. Nunca digas que es tarde. Siempre hay nuevas oportunidades para volver a levantarte. Aprovecha las oportunidades, son únicas.