http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/U/un_espiral_de_coca_protestas_y_carencia s/un_espiral_de_coca_protestas_y_carencias.asp?CodSeccion=185 11-10-09 Juan Antonio Sánchez, Enviado Especial, Tarazá | El Bajo Cauca es la región de Antioquia con mayor cantidad de cultivos ilícitos. Según la Gobernación de Antioquia, los programas de erradicación en el Bajo Cauca redujeron las plantaciones prohibidas en un 53 por ciento, al pasar de 9.926 hectáreas en 2008 a 4.604 en 2010. En la gráfica, disturbios en Tarazá. Un espiral de coca protestas y carencias AUTORIDADES INSISTEN EN que las movilizaciones en el Bajo Cauca fueron presionadas por las Farc. Los campesinos alegan que abandonaron sus veredas por fumigaciones e incumplimientos por parte del Gobierno. Una historia que se repite en esta subregión. Juan Carlos Monroy | Enviado especial, Tarazá | Publicado el 9 de octubre de 2011 Notas relacionadas • Ministro de Defensa visitó Tarazá La historia se repite cada vez que arrecia la fumigación de la hoja de coca en las zonas rurales del Bajo Cauca antioqueño, que con unas 4.000 hectáreas sembradas es la región con mayor cantidad de estos cultivos ilícitos. Miles de campesinos abandonan sus parcelas para salir a los cascos urbanos a protestar. El resultado final son varios días de problemas y disturbios. La movilización más reciente que repitió esta dosis de protesta social y episodios de violencia tuvo como escenario a Tarazá y, en menor medida, a Puerto Valdivia. Fue la séptima movilización masiva desde 2008 en estos municipios. Esta vez las protestas duraron 12 días en los que se desplazaron unas 2.400 personas de las veredas hacia el casco urbano de Tarazá y otras 300 en Puerto Valdivia. Las manifestaciones provocaron disturbios, choques con las autoridades por bloqueos en la Troncal a la Costa, la quema de tres tractomulas y el cierre del comercio en el casco urbano, lo que provocó otra protesta, la de los comerciantes afectados por el golpe a sus bolsillos, amenaza de saqueos y medidas como la ley seca, que decretaron las autoridades para controlar los desórdenes. Una mujer murió en las refriegas. Según los labriegos, el inconformismo fue motivado por los incumplimientos en compromisos adquiridos por el Gobierno en la anterior movilización, en febrero de este año, y aspersiones aéreas que se reanudaron hace un mes no sólo destruyeron cultivos de coca, sino que como un efecto colateral indeseado dañaron sus cosechas de yuca, plátano, maíz, cacao y caña de azúcar. Esta es la razón por la que Antonio Henao abandonó su finca en la vereda El Rayo: "hace un mes pasaron las avionetas fumigando, después de que en febrero pasado cuando protestamos se acordó que la erradicación sería solo manual". Él, de unos 60 años sostiene que tenía casi lista para recolectar una buena cosecha de yuca, plátano y maíz. "La fumigación dañó todo". Este es un tema tan polémico como complejo. Se ha avanzado en la destrucción de más de 4.000 hectáreas de coca desde 2007. Pero los ataques a los grupos de erradicación manual y las minas antipersonal en Tarazá y Cáceres han dejado muertos y heridos entre erradicadores y policías de los Escuadrones Móviles de Carabineros de la Policía encargados de su protección. Según las autoridades, esto también influye para acudir a las aspersiones aéreas. Por eso, uno de los principales compromisos pactados en el acuerdo firmado la noche del viernes pasado, tras una reunión de tres horas entre líderes comunitarios de los campesinos y una comisión del Gobierno Nacional, es el estudio de reclamaciones por daños a cultivos lícitos provocados por la aspersión aérea. Según Isman Andrés Henao, vicepresidente de la Asociación de Campesinos del Bajo Cauca, la afectación se dio en 17 veredas de Tarazá, entre ellas Las Acacias, Dos Canoas, La Unión, El Rayo y Vista Hermosa y las pertenecientes al corregimiento La Caucana. Ese acuerdo puso fin a las protestas y posibilitó el retorno de los campesinos a sus veredas, que comenzó el viernes con los labriegos de las veredas más cercanas al casco urbano de Tarazá y continuó ayer con los de las zonas rurales más alejadas, entre ellas varias de Ituango, como el corregimiento Santa Rita. Otros compromisos fueron mejorar la coordinación de las acciones de aspersión para evitar nuevos daños, titulación de tierras, reforzar los proyectos productivos para la sustitución de la hoja de coca, la constitución de un comité local de derechos humanos y capacitación en el tema concertación de un plan de inversión para el Bajo Cauca. Problemática sin resolver De acuerdo con los líderes campesinos, las autoridades locales y otras personas conocedoras de la región, las protestas evidencian la problemática social del Bajo Cauca antioqueño, aún sin resolver, a pesar de los esfuerzos del Estado. "En pleno siglo XXI hay veredas donde la gente sigue viviendo como en las cavernas, a punta de velas... eso no es vida digna. Este fue otro compromiso para empezar a llevar este servicio en un mes a las veredas Las Acacias y Dos Canoas", comenta Henao. Las vías son otro reclamo en toda la región. Carlos, campesino proveniente de una lejana vereda a cinco horas de camino, sostiene que el mal estado de éstas hace imposible que los campesinos puedan sacar sus productos agrícolas a los cascos urbanos y así conseguir buenos ingresos. "Una carga de yuca se vende en el pueblo en 50 mil pesos, pero lo lejano y el mal estado de la vía hace que el costo del flete sea de 25 mil y si se suma eso a lo invertido en el cultivo no le queda a uno nada de ganancia. La de naranja se vende en 13 mil pesos, pero el solo flete vale 8.000", explica. No solo hay reclamos por la deficiencia de vías veredales, sino por el mal estado de la Troncal a la Costa, que presenta hundimientos de la banca y pasos restringidos por derrumbes en varios tramos en la región. Con buenas vías, dicen los labriegos, se desestimula la siembra de la coca, de la que vivieron en los últimos 20 años muchas familias campesinas. "Los vecinos vivían en la pobreza y solo cuando empezaron a sembrar coca empezaron a mejorar. Incluso muchos que ahora son comerciantes legales ahora consiguieron los recursos para empezar con la coca", cuenta un campesino que vive en La Caucana. Pero hay más carencias Esta inconformidad, según el exasesor de Paz de Antioquia, Jaime Fajardo Landaeta, es aprovechada por los grupos armados ilegales como las Farc para infiltrar y presionar estas protestas para cuestionar al Estado ante las comunidades. "El Bajo Cauca tiene una posición estratégica ya que comunica al centro y occidente del país con la Costa Atlántica. Por ahí se mueven grandes recursos mineros, lo que la convirtió en centro de disputa de grupos armados. Entonces, la guerrilla o las bandas criminales pueden presionar para estas protestas, pero no es la única causa". Para Fajardo, quien trabajó en el estudio y formulación del proyecto de Desarrollo y Paz del Bajo Cauca , después de Urabá, el Bajo Cauca presenta los índices de pobreza más altos, bajas coberturas en salud, educación, servicios públicos y alta desnutrición. Todo eso ha sido caldo de cultivo para el narcotráfico y el Estado ha sido ineficiente en resolver estos problemas". El secretario de Gobierno de Tarazá, Didier Andrés Upegui, reconoce que en las zonas rurales hay muchos cultivos de coca e indicios de que en la protesta hubo presiones de las Farc para sacar de las veredas a más de 2.000 campesinos. "Esa es la información de la Fuerza Pública, pero además tuvimos conocimiento que seis familias que se desplazaron a Medellín, al parecer, por amenazas y allá declararon su situación a la Personería". Pero el funcionario municipal también reconoce la problemática social y daños en los cultivos agrícolas. "En algunas veredas parece que sí hubo daños a cultivos de pan coger, incluso en una donde se ejecutó un proyecto de sustitución de coca por cacao con apoyo de las Naciones Unidas". La respuesta del actual Gobierno Departamental, cuyos esfuerzos reconocen en la región varios alcaldes, es la intervención a través del Centro de Fusión del Bajo Cauca, conformada por instituciones oficiales, el Ejército, Policía y creado para coordinar la inversión en la región y acciones de la Fuerza Pública. El secretario de Gobierno de Antioquia, Andrés Julián Rendón, ha destacado que este Centro ha logrado avances en reducción de la violencia con programas como las Casas de Justicia, titulación de predios y apoyo a la sustitución de cultivos ilícitos con proyectos productivos de café, cacao y caña de azúcar. La influencia de las Farc en las protestas es una denuncia reiterada de las autoridades. La Policía reiteró a lo largo de las protestas que la movilización fue presionada y aprovechada por el frente 18 de esa guerrilla para infiltrarse y generar desórdenes, situación que negaron los campesinos. El coronel José Gerardo Acevedo, comandante de la Policía Antioquia, aseguró que "hay interceptaciones en las que se dan instrucciones para promover las manifestaciones que originaron los disturbios". La semana pasada el presidente Juan Manuel Santos aseguró que las protestas en Antioquia estaban "infiltradas" por la guerrilla. Mientras se convierten en realidad los pactos en el papel y los anuncios de inversión, el Bajo Cauca continúa en una encrucijada de lucha contra la ilegalidad, carencias sociales, violencia y la coca. Por el momento, los labriegos volvieron a sus tierras.