El amor en los tiempos de Marlene Wayar

Anuncio
El amor en los tiempos de
Marlene Wayar
Por Nadia Beherens
Conformó a través de la coordinación de Futuro Trans, el
Frente Nacional por la Ley de Identidad de Género. Es
directora de “El Teje”, el primer periódico travesti de
Latinoamérica, que proyecta publicar un libro con historias de
vida del género desde cada provincia. También forma parte de
“Punto de Encuentro de Revistas Culturales”, un espacio con
publicaciones independientes y temáticas alternativas de todo
el país, en busca de una ley para proteger al sector. Aquí nos
cuenta cómo pasa el lenguaje y la sociedad por su mirada y su
cuerpo. A Marlene Wayar no se la puede definir más que por su
construcción constante.
Contanos qué significa El Teje.
Es la palabra todo terreno dentro del carrilche, que es el
idioma marica, es una palabra que sirve para todo: la
zanahoria que te quedó entre los dientes, la peluca
desacomodada, los buenos atributos del hombre, su billetera,
la droga, lo prohibido, lo que no puedo decir porque estoy
frente al policía. Malva, que es parte del staff del periódico
y es una travesti de 90 años, nos cuenta que la génesis de
esta jerga es contemporánea al lunfardo, aunque el carrilche
es callejero pero paralelo a lo delincuencial, porque tampoco
los delincuentes debían saber de qué estábamos hablando, es
absolutamente comunitario. El teje también tiene esta idea de
tejer, de hacer urdimbre, de ir tramando historias.
¿Qué significa ser travesti?
Para mí, travesti es la experiencia humana indefinible, porque
lo podés decir solo vos. Tiene que ver con que he nacido
posicionada dentro de una corporalidad sexuada a la que
contradigo de acuerdo a lo hegemónico. Nací con un pene y me
voy hacia la femineidad. Se parte de que sos una persona que
dice no obedecer esa biología que le está asignada como
destino. Miradas desde el hoy, son travesti también las
experiencias que existían previo a la conquista en
Latinoamérica, que en México se llamaban muxes y en otros
lugares tenían otros nombres. En la región, lo travesti tiene
que ver con el cruce con la clase. Nuestra experiencia es
necesariamente prostitutiva. En mi caso, que me encontraba
sola en el barrio, en la escuela, necesitaba encontrar mis
pares para espejarme y los encontré prostituyéndose. Esa
situación prostitutiva económicamente no me era necesaria,
pero era vital para conocerme.
Respecto a tu estética diferente, en el sentido de que rompe
con el estereotipo clásico de la travesti que se percibe en
los medios de comunicación, ¿podés describir un poco esa
cuestión?
A partir de la estética mejoraría el mundo día a día. Después
está el cómo concebimos dentro de la estética la belleza y
cómo descalificamos la fealdad. Sé que hay algo de la
imposición de lo comercial que no me gusta. Cuando era chica
en Córdoba fue una chica que hizo algo muy oscuro con “Las
voces de los pájaros de Hiroshima”, donde los pájaros se
preguntan dónde está la humanidad devastada; esa chica me
gustó mucho porque era muy dark, muy punk. Algo que no es
lindo, pero me conmueve o me provoca cosas, son las cosas que
me gustan.
En cuanto a mi estética, en un momento me quise retocar la
nariz, pero justo descubrí que con mis dos hermanos tenemos la
nariz, el ceño y la mirada que nos define Wayar. Creíamos que
era un apellido alemán y nos dimos cuenta que era algo
inventado y que probablemente venga de África. Mi abuela me
cuenta mucho tiempo después que era de Siria y que
afrancesaron su apellido en la llegada, algo que se sostuvo,
así como se prohibieron cosas básicas como no seguir
repitiendo la cultura a través de la comida. Con ese
descubrimiento empiezo a buscar otra estética, a ver también
toda la influencia latinoamericana. Ahora me gusta salir
pelada, ir cambiando los colores de mi pelo, un día salgo
hippie chic y al otro día salgo punk. Seguiría jugando siempre
a no posicionarme en ningún lugar, a cambiar para seguir
experimentando.
Tenés muy presente a tu familia. ¿Qué concepto tenés de ella?
Soy muy consciente de reconocerme producto de mi familia.
Familia para mí es cómo se conformó ese núcleo donde hay mutua
dependencia y cariño. Desde el movimiento GLTTTBI, hablamos
mucho de indagar y poner en juicio los conceptos de familia
que hacen que una niña de 12 años tenga que encarar una porque
su padre la violó y ni siquiera le den el derecho a tratar de
reconstruir esa niñez, no dejándola abortar. Nos olvidamos que
tenemos una responsabilidad enorme al enfrentar la niñez.
Tenemos que tener bien decidido cuándo vamos a tener un niño y
que ese niño tenga condiciones mínimas de desarrollo en
dignidad. No es procesable una vida digna si no tenemos un
sujeto que pueda verse identificado en el otro, siempre el
otro va a ser amenazante si no construimos la confianza. La
familia es uno de los lugares de los que las travas hemos sido
expulsadas, pero queremos volver para resignificarlo, queremos
volver a una acción reparadora.
Vos criaste un
experiencia?
bebé
hasta
los
3
años
¿cómo
fue
esa
Mi experiencia más enriquecedora y totalizante, algo
maravilloso. Tengo una imagen que está eternizada en mi
cabeza. Un sábado que no había huido temprano para trabajar
sin que él me viera, vi el primer movimiento cuando
despertaba, me oculté y lo llamé: “Franco” -a Marlene se le
llenan los ojos de lágrimas-. La risa instantánea que provocó
mi voz, parecía una mueca construida. Saltó la cuna y empezó a
gatear rápido hacia el lugar en donde yo estaba. Me dije, no
puedo creer lo que genero en esta criatura, lo que este bebé
me genera a mí. Es indecible.
¿Qué sentiste cuando se aprobó la Ley de Identidad de Género?
En esa jornada intuía que se iba a aprobar. Miraras para donde
miraras había una trava. Se condensaron sentimientos
contradictorios. Te pasaban tus compañeras que se habían ido.
Las golpizas. Pero no dejabas de sentirte bien. Fue un momento
glorioso para nuestra comunidad. Abrazada con cada chica, cada
compañera de militancia o feminista, no pude evitar llorar.
Cuando tuve que hablar al micrófono dije sin pensar: “esta
cara lavada de lágrimas es el mejor maquillaje que me ha dado
la vida”. Inmediatamente después asumí el rol de activista y
mencioné que somos enormemente agradecidas de este primer
gesto de cariño de parte del Estado, pero ha habido muchos
errores conceptuales severos que tienen que ver con nosotras.
Claramente no somos ni hombres ni mujeres, ahí hay una
limitación puntual que nos limita a todos a seguir pensando
los roles.
Hay que hacer estallar las diferentes identidades para
hacerlas trascender, para romperle los límites a cada una,
para darnos cuenta que por un cuerpo sexuado no pasa la
identidad, más que de una forma tangencial como tener ojos
celestes o portar diabetes. Hay que volver a la radicalidad de
pensar que la humanidad es humanidad per sé y tenemos igual
dignidad. Si se quiere hacer estallar lo mujer, me parece
perfecto, pero no tenemos que poner nosotras nuestros cuerpos.
Me permito desconfiar de todo de manera positiva para poder
seguir pensando el futuro, para seguir construyendo de forma
crítica sin comerme que estamos abordando algún tipo de
perfección, porque no es eso lo que busco sino más bien una
liberación. Mi ideal sería caminar hacia la androginia.
Intervine poco en mi cuerpo, hoy pienso que pudo haber salido
mal. Creo que la genitalidad no hace a la posibilidad amorosa
de comunicarse. Si vas a abordar un rol con todo derecho,
deberías resignificar ese rol de acuerdo a tus conceptos y no
repetir las formas que te impone la sociedad, porque es
empobrecedor.
Activismo y eficacia de las leyes
Futuro Trans nace desde la necesidad de organizar el discurso
hacia el conjunto de la sociedad y correr como único
interlocutor a la policía. En el 2001 con la nueva
Constitución de la Ciudad y la derogación de los edictos
policiales, las tesis acerca del espacio público impulsadas
por estudiantes de ciencias sociales que dialogaban con las
travestis abonaron en la ley conquistada.
Con la aprobación, otros proyectos previos están tomando
impulso. Marlene nos cuenta que “viene dándose un proceso de
empoderamiento de las organizaciones en el interior del país,
aquellas que logran darse cuenta que algunas políticas que se
han impuesto son cosméticas. Hay cientos de hechos que suceden
que son periféricos, donde las organizaciones no estamos
llegando, con los que te das cuenta que estás en un paraíso
endogámico donde creés que estás haciendo actividades que
están haciendo impacto en la sociedad y no es así. Hay que
intentar ir hacia una complejización.”
Dónde
Desde Arecia (Asociación de Revistas Culturales Independientes
de Argentina), Ají Picante de Ushuaia, Mu y Futuro Trans
crearon el kiosco Punto de Encuentro de Revistas Culturales:
Corrientes 3307, esq. Agüero, Abasto Buenos Aires. Allí
encontramos: Arte, diversidad, pueblos originarios,
fotografía, despenalización del aborto, rock, feminismo,
medios de comunicación, cooperativismo, poesía, minería,
reggae, política, marihuana y mucho más.
Descargar