El establecimiento de las Cortes y la elaboración de una

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LA ÚLTIMA ETAPA DE LA ÉPOCA COLONIAL Y EL PROCESO DE INDEPENDENCIA DE MÉXICO
El establecimiento de las Cortes y la elaboración de una
Constitución liberal en Cádiz
Después de los sucesos donde Carlos IV y Fernando Vil son obligados por Napoleón Bonaparte a renunciar al trono del imperio Español a su favor en Boyona,
surgen reacciones encontradas ante estos hechos: por una parte algunos ilustrados, amplios sectores de la iglesia, la nobleza y el ejército decidieron colaborar con
el gobierno francés. Por el otro lado, ciertos ilustrados y los grupos populares (campesinos, empleados, artesanos, etc.) inician una lucha armada para expulsar al
invasor.
Estos últimos crean en distintas partes de la península Ibérica juntas gubernativas
provinciales que resumían la soberanía en ausencia del verdadero monarca Fernando
VII. Con la finalidad de dirimir las diferencias existentes entre las juntas y llegar a
puntos comunes, los liberales opositores a Bonaparte convocaron a la creación de
Cortes para la formulación de las bases normativas de una monarquía constitucional.
Las Cortes iniciaron sus labores en septiembre de 1810; se integraban por un tercio
de los representantes o diputados clérigos; un sexto por nobles y el resto por miembros
de la burguesía.
A pesar de las grandes dificultades que se presentaban en esos momentos, las
colonias de América enviaron 53 representantes. La mayoría de los representantes
de las colonias eran criollos con posturas más radicales que las esgrimidas por los
representantes peninsulares, siendo los criollos Guridi y Alcocer los representantes
de la Nueva España ante las Cortes. Entre las propuestas manifestadas por los
diputados americanos en los trabajos para la elaboración de la constitución, se
encuentran la igualdad jurídica para los ciudadanos tanto de la península como de
las colonias de América; la libertad de explotación agrícola e industrial para las
colonias así como de comercio y de explotación minera; la supresión de estancos y
el restablecimiento de la Compañía de Jesús en el imperio.
En marzo de 1812 se firmó en Cádiz la nueva constitución española, en la cual
se señalaba que España y América tendrían el mismo estatuto jurídico; se reducía
el papel del rey al poder ejecutivo; se proclamaba que la soberanía residía en la
nación; se abolían las instituciones feudales y la inquisición; se decretaba la libertad
de prensa y de expresión. El 30 de septiembre de ese año se juró la Constitución y
las Cortes ordenaron que se pusiera en vigor en las colonias, así como las leyes que
señalaban la libertad de imprenta y el indulto a los revolucionarios.
Si bien la Constitución de Cádiz no planteaba la solución de los problemas más
importantes que padecía la mayoría de la población americana ni concedía la
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CIENCIAS SOCIALES
independencia a las Colonias, sí manifestaba transformaciones importantes en el
sistema colonial.
Cuando algunas regiones de la península Ibérica fueron liberadas del invasor
francés por un movimiento guerrillero de carácter popular, a finales de 1813 y
principios de 1814, las Cortes se trasladan a Madrid. En la capital del imperio la
composición de las Cortes cambia, ahora la mayoría son conservadores o moderados
quedando en minoría los liberales y los radicales americanos. Cuando era eminente
el regreso a España de Fernando VIl, la mayoría de los integrantes de la Cortes
propone al monarca desconocer la Constitución de Cádiz por ser contraria a las
tradiciones e historia del imperio.
Una vez instalado en el trono Fernando VII disuelve el parlamento, desconoce a
la Constitución liberal de 1812 como normatividad legal para el imperio Español e
inició la persecución de los liberales que hicieron la guerra contra Francia y que
fueron un factor importante para que el monarca regresara al trono. Por otra parte,
algunos de los grupos que apoyaron a Bonaparte (Iglesia, nobleza, ejército y algunos
burgueses) son recibidos de manera favorable por el monarca, puesto que son aliados
naturales al orden del absolutismo. Fernando VIl restablece la inquisición y los fueros,
permite el retorno de los jesuítas. Así también, gira instrucciones para que se vuelva
a instaurar el antiguo régimen en las colonias.
La tercer etapa corresponde al decremento de la insurrección armada en ciertos
focos guerrilleros.
Entre los primeros meses de 1816, y marzo de 1817 no hubo ninguna figura insurgente con la capacidad militar ni política que fuera una amenaza seria para el régimen colonial. Se estima que en ese periodo había más de 20,000 insurgentes por
todo el territorio novohispano pero sin coordinación ni armamento suficiente para
realizar batallas importantes. No obstante, la lucha continuaba, aunque a manera
de guerrillas.
Entre los guerrilleros más notables de esta fase se encuentran Vicente Guerrero,
que dominaba la región del sur; Guadalupe Victoria, que operaba en el trayecto de
México a Veracruz; Nicolás Bravo, que recorría la costa de Alvarado; El “amo” Torres,
que operaba en el Bajío; Pedro Moreno, que se encontraba en la zona de Guanajuato; el padre Marcos Castellanos, que se encontraba en la isla de Chapala; López
Rayón, quien se encerró en Zacatlán y Manuel Mier y Terán, que operaba en el cerro
Colorado.
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Por otra parte, el periodo de Calleja como virrey se caracterizó por su crueldad
para combatir a los insurgentes, así como por permitir atropellos contra la población
por parte de jefes militares. Entre los que más sobresalieron por sus reprobables
acciones se encuentra Agustín de Iturbide.
En septiembre de 1816 es sustituido Calleja en su cargo de virrey, en su lugar es
nombrado Juan Ruiz de Apodaca. Este virrey comenzó una nueva táctica, consistente
en ofrecer indultos a los rebeldes para que dejaran la lucha armada, con lo cual
consiguió que muchos insurgentes abandonaran la lucha: Rossains, J. María Cos, el
licenciado Herrera y otros.
En este crítico panorama para el movimiento insurgente llega a México una
expedición encabezada por el militar Javier Mina, quien había luchado en la península
Ibérica en contra de los franceses y posteriormente contra el absolutismo de Fernando
VIl, y el fraile criollo fray Servando Teresa de Mier, quien había sido desterrado a
Europa por sus particulares ideas acerca del culto a la Virgen de Guadalupe y por
manifestar ideas liberales. Tal expedición tuvo por finalidad ayudar a la causa de la
independencia de América de la tiranía de la Metrópoli.
Javier Mina y fray Servando Teresa de Mier se conocen en 1814 en el puerto de
Liverpool, Inglaterra, donde se ponen de acuerdo para zarpar a la Nueva España el
15 de mayo de 1816 con la finalidad ya mencionada. La expedición de 300 hombres,
encabezada por Mina, desembarca en el río Santander, Tamaulipas, en abril de
1817 y en seguida se posesiona de la población Soto la Marina. En ese lugar, Mina
dirige una proclama a la nación americana en donde manifiesta sus propósitos
libertarios.
Posteriormente una columna dirigida por Mina se dirige al interior del territorio
novohispano para ponerse en contacto con los guerrilleros insurgentes y otra
encabezada por José Sarda y fray Servando Teresa de Mier se quedan en Soto la
Marina para edificar un fuerte. En junio de 1817 las tropas realistas toman el fuerte
de Soto La Marina, fusilando a todos los prisioneros milicianos tomados en el lugar
y fray Servando es remitido a los calabozos de la Inquisición nuevamente.
Por su parte, Mina obtiene una serie de victorias sobre las fuerzas realistas y
llegan al fuerte de “El Sombrero”, que se localizaba cerca de León, en donde se
reúne con las milicias dirigidas por Pedro Moreno. A partir de ese momento Mina y
Moreno realizan una intensa campaña militar por todo el Bajío, la cual preocupa al
virrey Ruiz de Apodaca por su éxito. Sin embargo, las banderas constitucionalistas y
liberales de Mina no tuvieron eco popular. En los primeros días de noviembre, Mina
y Moreno son derrotados en el rancho de “El Venadito”, en el combate muere Pedro
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Moreno, y Mina es capturado y trasladado al sitio del fuerte de “Los Remedios”, en
donde es juzgado y fusilado el 11 de noviembre de 1817.
Este fuerte se encontraba en poder de los insurgentes, encabezados por el Padre
Torres. Las fuerzas realistas los sitiaron por espacio de más de tres meses. El 1° de
enero de 1818 los insurgentes intentan evacuarlo pero son descubiertos y derrotados,
salvándose pocos hombres, entre ellos el Padre Torres, que se une a las fuerzas de
Vicente Guerrero.
Tras la muerte de Mina y la toma del fuerte de “Los Remedios”, el movimiento
insurgente comienza a decaer y los lugares fortificados por ellos son tomados por
los realistas, como el fuerte de “Palmillas” en Veracruz y el del “Cerro de Cóporo” en
Michoacán. Algunos de los jefes rebeldes más relevantes, como Bravo, López Rayón
y Verduzco, son derrotados y condenados a prisión perpetua.
Entre 1818 y 1820 tan sólo permanecían dos focos insurgentes de importancia
en todo el territorio de la Nueva España. El primero encabezado en la región sur por
Vicente Guerrero y el otro en la región centro dirigido por Pedro Ascensio.
A mediados de 1818, Guerrero intentó organizar a los jefes rebeldes y con algunos de los miembros del Congreso de Chilpancingo estableció en la hacienda de
“Las Balsas”, Gro., una junta de gobierno. Sin embargo, por las constantes persecuciones de las fuerzas realistas dirigidas por Armijo, la Junta se disolvió en noviembre
de 1818. Durante 1819 y 1820 Guerrero continuó con la lucha armada; en un primer
momento se fortificó en el cerro de Barrabás, pero es obligado a desalojar el sitio.
Posteriormente emprendió una campaña por las riberas del río Balsas, controlando
la región de Tierra Caliente y la denominada Costa Grande, del actual estado de
Guerrero, donde propició una serie de derrotas a la fuerzas de Armijo.
Por su parte, Pedro Ascencio combatió en la Sierra de la Goleta, Estado de México, donde controlaba el fuerte de “San Gaspar”, pero es derrotado por las fuerzas
realistas dirigidas por Ráfols y se repliega al sur. Para enero de 1820 Ascensio
operaba militarmente en la zona de Tlatlaya, Estado de México, en donde derrotó en
varias ocasiones a las fuerzas realistas en sus intentos por acabarlo a él y a su
guerrilla.
La consumación de la independencia
En 1820 se produjo una rebelión liberal en la península Ibérica, la cual tendría grandes repercusiones en la Nueva España. En enero, el comandante Rafael Riego,
asignado en Cádiz, se pronuncia en contra del régimen absolutista de Fernando VII
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y proclama el restablecimiento de la Constitución de 1812. El movimiento liberal se
extendió rápidamente por el territorio de la metrópoli, obligando al monarca a aceptar y jurar en marzo de 1820 la Constitución liberal que antes había repudiado, así
como a restablecer las Cortes disueltas en 1814.
Los anteriores acontecimientos son vistos con alarma por los sectores conservadores (los mandos superiores de la Iglesia, del ejército y de la administración
pública, así como los grandes comerciantes) de la Nueva España, puesto que temen que la revolución liberal llegue a sus dominios y transforme el orden social en
prejuicio de sus intereses y necesidades socioeconómicas y políticas. Inician acciones para independizarse de la metrópoli, pero no con la perspectiva de transformación que el movimiento popular había pretendido, sino que su objetivo era mantener
intactas tanto las estructuras socioeconómicas como los privilegios sociopolíticos
del sistema colonial sin la injerencia liberal de la metrópoli.
Dicho grupo de conjurados, encabezados por el Inquisidor general Matías Monteagudo, que contaba con las simpatías del virrey Ruiz de Apodaca, se reunieron en el
templo de la “Profesa” para concertar un plan de acción. Los conjurados llegaron a la
conclusión que se requería de un dirigente militar, cargo que a recomendación del
Inquisidor general recayó en el oficial realista Agustín de Iturbide, quien había participado en la lucha contra las fuerzas insurgentes. Por recomendaciones de Monteagudo, el virrey nombró a Iturbide comandante general del sur con la consigna de acabar
con las fuerzas de Guerrero y de Ascensio.
En noviembre de 1820, Iturbide sale de la capital para combatir a las fuerzas
insurgentes, habiendo asegurado al virrey que antes de febrero de 1821 habría pacificado completamente el sur de la Nueva España; pero fue derrotado en varias ocasiones por las milicias de Ascencio y Guerrero, entre diciembre de 1820 y los primeros
días de enero de 1821.
Ante estos fracasos militares, Iturbide comprende que será difícil derrotar a las
fuerzas insurgentes y decide negociar con ellos para no retrasar los planes realizados por los conjurados de la “Profesa”. Para ello, Iturbide escribe a Guerrero una
misiva, el 10 de enero de 1821, invitándolo a someterse al gobierno y asegurándole
que si fracasan las acciones de los diputados americanos en la Cortes de España
para obtener la independencia de la Nueva España, entonces el mismo Iturbide encabezaría la lucha.
Vicente Guerrero le contesta al militar español, en una carta del 20 de enero,
que rechaza el indulto, y le manifiesta que aún siendo Iturbide uno de los mayores
enemigos de los insurgentes, aceptaría una alianza con él siempre que se tratara de
lograr la independencia de la nación.
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CIENCIAS SOCIALES
El 25 y 27 de enero nuevamente son derrotadas las fuerzas realistas, por lo que
Iturbide escribe a Guerrero solicitando una entrevista para negociar. Tal encuentro
se efectuó el 10 de febrero de 1821 en Acatempan, Gro. En este lugar se acordaron
los principales puntos por los que se mantendría el movimiento armado, así como la
subordinación del jefe rebelde a las órdenes de Iturbide.
El 24 de febrero, Iturbide proclamó un plan para obtener la independencia de la
Nueva España con respecto a la corona española, en Iguala, Guerrero. Dicho plan
se apartaba del realizado en las juntas de la “Profesa”, en él se fundamentaba la
necesidad de unirse españoles y americanos para obtener la independencia y así
poner remedio a los males sociales padecidos por la población novohispana a raíz
de la lucha armada.
Otros puntos centrales del “Plan de Iguala” eran: el mantenimiento de la unidad
religiosa y conservación de fueros del clero, así como los del ejército; la instauración
de una monarquía constitucional; la concesión de la ciudadanía a todos los habitantes y el derecho a ocupar cargos públicos. Además se estipulaba que el trono se
reservaba a Fernando VIl u otro miembro de la dinastía reinante; el establecimiento
de una junta de regencia que asumiría el poder de manera transitoria, hasta que
ésta designara soberano y convocara a un congreso para redactar una constitución.
Este plan obtuvo la aprobación rápida de amplios sectores sociales, puesto que
respondía en cierta manera a todos los grupos sociales de la Nueva España, desde
los indígenas y castas hasta el clero y los ricos comerciantes, pasando por los criollos
y los militares. Pero intereses tan opuestos engarzados en el papel, se enfrentarían
en la realidad poco después de lograr el principal objetivo del “Plan de Iguala”.
En los meses posteriores, los insurrectos encabezados por Iturbide y Guerrero
tomaron bajo su control las principales ciudades de la Nueva España. Al ejército
trigarante, nombre que se le asignó a las fuerzas encabezadas por Iturbide, se le
unieron importantes jefes realistas como: Anastasio Bustamante, Celestino Negrete;
Filisola; Joaquín de Herrera y López de Santa Anna. También los caudillos insurgentes más importantes se unieron al ejército trigarante, tales como: Nicolás Bravo, Guadalupe Victoria, López Rayón.
Para mediados de 1821 quedaban sólo Oaxaca, Puebla, Veracruz y la Ciudad
de México en poder de los realistas. Ante el avance de las fuerzas rebeldes, las
tropas fieles a la Metrópoli destituyen a Ruiz de Apodaca en julio de 1820, puesto
que consideran tímida su actitud en la defensa de los intereses de la corona española
y lo sustituyen por Francisco Novella, quien intenta sofocar el movimiento sin éxito.
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LA ÚLTIMA ETAPA DE LA ÉPOCA COLONIAL Y EL PROCESO DE INDEPENDENCIA DE MÉXICO
Novella es sustituido por órdenes de la monarquía constitucionalista de la península Ibérica por Juan O’Donojú, quien llega a Veracruz el 3 de agosto de 1821. A
su arribo O’Donoju, quien era un liberal enemigo del absolutismo y que había sido
perseguido por Fernando VIl, se da cuenta de la compleja situación política del país
y ante el hecho evidente del triunfo de las fuerzas encabezadas por Iturbide, se
pone en contacto con éste para negociar. Tal entrevista se efectuó en la villa de Córdoba, Veracruz, donde Iturbide y O’Donojú firman el “Tratado de Córdoba” el 23 de
agosto de 1821.
Mediante este tratado, que era en lo general una confirmación del “Plan de Iguala”,
se establece la independencia del “Soberano Imperio Mexicano”. Cabe resaltar que
en un artículo se aceptaba que si el trono de México no era aceptado por ningún
infante de la dinastía reinante en España, entonces las “Cortes Mexicanas” tendrían
la libertad de elegir monarca, con lo cual quedaba abierta la posibilidad para que
Iturbide aspirará al trono del imperio Mexicano.
Al tener conocimiento del “Tratado de Córdoba” Novella, manifestó no estar dispuesto a reconocer lo acuerdos firmados por O’Donojú, ante lo cual se concertó una
reunión entre Iturbide, Novella y O’Donojú en la hacienda de “La Patera”, cercana al
cerro de la Villa de Guadalupe en la actual ciudad de México, D. F., el 13 de septiembre de 1821. En dicha reunión se allanaron las dificultades y Novella terminó aceptando el “Tratado de Córdoba”.
El 21 y 22 de septiembre, O’Donojú ordenó la evacuación de las fuerzas realistas
de la ciudad de México y el 27 de septiembre de 1821 el ejército trigarante entró
triunfante a la ciudad de México, encabezado por Iturbide y Vicente Guerrero.
Los grupos sociales favorecidos o triunfadores con esta independencia son la
iglesia católica, el ejército realista, los grandes terratenientes, los importantes comerciantes, los grandes mineros, hacendados y un sector de intelectuales criollos.
Los grupos populares que apoyaron la lucha armada encabezada por Hidalgo, Allende
y Morelos, continuaron padeciendo los efectos negativos del sistema socioeconómico
que se gestó en la Colonia y continuó funcionando por lo menos en las primeras
décadas del México independiente.
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CIENCIAS SOCIALES
Actividades:
A) Consulte en una enciclopedia o un diccionario el significado de los siguientes
términos:
1)
2)
3)
4)
Monarquía constitucional.
Plan político.
Constitución.
Alianza.
B) Coloque dentro del paréntesis una V si la oración es verdadera y una F si la
oración es incorrecta o falsa.
1) El plan de la “Profesa” pretendía establecer la independencia de
la Nueva España con respecto a España para evitar que las directrices liberales de la Constitución de 1812 se realizaran en territorio novohispano y afectaran los intereses de los grupos conservadores.
(
)
2) El “Plan de Iguala” pretendía establecer la independencia de la
Nueva España con respecto a España para realizar los proyectos
más radicales expuestos durante la lucha armada por Morelos,
en beneficio de los grupos sociales marginados y explotados por
el sistema colonial.
(
)
3) El “Tratado de Córdoba” establecía la independencia de México.
Además, el mantenimiento de la unidad religiosa católica; la conservación de fueros del clero y del ejército; la instauración de una
monarquía constitucional; la concesión de la ciudadanía a todos
los habitantes y el derecho a ocupar cargos públicos. Se estipulaba también que el trono se reservaba a Fernando VII u otro miembro de la dinastía reinante; el establecimiento de una junta de
regencia que asumiría el poder de manera transitoria, hasta que
ésta designara soberano y convocara a un congreso para redactar una constitución.
(
)
4) Los grupos que apoyaron el “Plan de Iguala” fueron los altos
jerarcas del clero, el ejército, los grandes comerciante, los hacendados, mineros, burócratas, criollos rebeldes, indígenas y castas,
ya que respondía a ciertos intereses de cada grupo.
(
)
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C) Relacione los enunciados de ambas columnas que sean correctos, colocando
en el paréntesis de la columna A la letra que le corresponda en la columna B.
A
B
1. Personaje que organizó las juntas en el templo
de la “Profesa” y propuso a Iturbide como el militar adecuado para llevar a cabo sus planes de
independencia.
( )
a) Pedro Ascencio.
b) Juan O’Donojú.
c) Vicente Guerrero.
2. Virrey que en un primer momento negó reconocer la validez del “Tratado de Córdoba”.
( )
d) Francisco Novella.
3. Coronel liberal que inició la rebelión en enero de
1820, la cual al triunfar, obligó a Fernando VII a
jurar la Constitución de 1812.
( )
e) Ruíz de Apodaca.
4. Insurgente que durante los primeros meses de
1821 estableció contacto con Iturbide y acordó con
éste una alianza militar para luchar por la independencia de nuestro país
( )
g) Matías Moteagudo.
5. Virrey liberal que al desembarcar en Veracruz se
da cuenta de la inminente victoria del ejército
trigarante, por lo que negocia con Iturbide en Córdoba, en donde firma un tratado que reconoce la
independencia de nuestro país.
( )
242
f) Rafael Riego.
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