DE HISTORIA NATURAL. 333 mente por haber sido éstos transportados por las urracas ó comidos y luego vomitados por los buitres. Como prueba de q u e no basta tomar todo género de precauciones para evitar estos y a u n mayores contratiempos, me complazco en anotar el siguiente s u cedido que refiere el Sr Rodríguez R a m a s : «El tío t a r a m ó n , g r a n perseguidor de lobos, q u e reside en Don Benito, colocó en u n monte dos paletas de u n a oveja envenenadas, atándolas cada u n a á u n a mata con u n cordel. Al día s i guiente halló en la primera u n lobo m u e r t o ; pero la segunda, que distaba medio kilómetro de allí, había desparecido, viendo señales de haber sido cortado el cordel con u n a navaja. Asustado T a r a m ó n , no sabía que partido t o m a r , cuando vio venir hacia aquel sitio dos hombres con dos borricos cargados d e j a r a s , y sospechando que fuesen ellos los que habían cogido la carne, les advirtió el peligro. Los campesinos lo negaron, creyendo que T a r a món les decía aquello del veneno para que soltasen la carne y apropiársela él. El cazador, conociéndolo y comprendiendo que aquellos bárbaros eran capaces de envenenar á s u s familias, se propuso seguirlos hasta el pueblo. «Casualmente pasaron por donde estaba el lobo m u e r t o , y al verlo se convencieron de que era verdad lo q u e T a r a m ó n decía, y más que de prisa descargaron uno< de los borricos, sacando el trozo de carne de entre la albarda.» Hay mamíferos cuya caza difiere esencialmente de todas las demás. Me refiero á los quirópteros. En nuestro país, los chicos suelen cogerlos de noche, cuando vuelan, dándoles con u n a caña ó tirándoles la gorra; pero tan primitivo procedimiento, sobre exigir u n a paciencia á toda prueba, suele proporcionar solamente ejemplares estropeados, con a l g u n a ala rota á consecuencia del golpe. El método que á mí me ha dado mejores resultados, consiste en entrar en las cuevas, desvanes, etc., donde estos animales se refugian, con u n a luz y u n a m a n g a de lona de las que se e m plean para coger ortópteros. Acercando s ú b i t a m e n t e m a n g a y luz á los murciélagos que penden del techo y las paredes, muchos de ellos, al querer volar, asustados por la segunda, caen en la primera. Los resultados son especialmente satisfactorios cuando el aecho es m u y bajo y se puede acercar m u c h o la m a n g a á las m a s a s de murciélagos en reposo. En una ocasión, en la cueva de la Magdalena, cerca de Madrid, cogí yo así de_un solo golpe, ó como -diría u n colector de insectos, de u u solo mangazo, 26 ejemplares,