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R Revista Peruana de
P
P Parasitología
Volumen 18 - Número 1 - Año 2010
ISSN 2219-0848 (Versión Electrónica)
Punto de Vista
Descriptores parasitarios. Una mini revisión para
la ciencia veterinaria
Parasitic descriptors. A mini review for Veterinary Science
a
Marcelo Rojas C.
a
Profesor Principal de Parasitología Veterinaria (cesante) de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Perú.
Resumen
Abstract
El avance de ciencia trae aparejado nuevos des-criptores o
palabras clave y/ o reinterpretaciones de las existentes.
En este entendido se revisa y/o pro-pone algunos
términos que se usan principalmente en la Medicina
Veterinaria, con el objeto que la comunicación
académica y científica disponga de un lenguaje válido y
actualizado. La mayoría de estas terminologías no están
catalogadas como Palabras Clave en las bases de datos
científicas.
The advancement of science brings both new describers
or key words and/or reintepretations of the already
established ones. With this background, it reviews
and/or propose some terms that are used mainly in the
Veterinary Medicine, with the aim that academic and
scientific communication has a valid and updated
language. The majority of these terminologies are not
classified as Key words in the scientific databases.
Palabras clave: Ciencia veterinaria | Parásitos |
Key words: Veterinary science | Parasites | Descriptors |
Descriptores | Palabras clave.
Key words.
Introducción
más complicados que en otras profesiones
médicas y afines.
E
n la Parasitología Veterinaria hay
terminologías que requieren reinterpretaciones y adecuaciones, concordantes
con el avance científico, es decir, con aquel
proceso de “desaprender y reaprender”. Estas
terminologías que, además de comunicar válida
y confiablemente los conocimientos que ellos
encierran, son muy útiles en la comunicación
en el aprendizaje de la disciplina, la redacción
científica y como descriptores o palabras clave
en las bases de datos científicas. El propósito es
coadyuvar a mejorar y simplificar la
comunicación científica entre los parasitólogos,
especialmente del campo veterinario; donde
ocurren fenómenos parasitarios evidentemente
El Problema
En la comunicación y en el lenguaje de toda
Disciplina académica, como por ejemplo, la
Parasitología, están las terminologías o “jergas”
y, sus definiciones que le permiten a los
usuarios captar el sentido de los conceptos:
mejor, fácil y expeditivamente. Por otro lado, la
ciencia que sustenta a las disciplinas, está en
constante desarrollo y consecuente cambio, y
por tanto las terminologías correspondientes,
también deberán ser concordantes con tales
avances científicos.
En este contexto, en la Parasitología Veterinaria
Cita sugerida: Rojas CM. Descriptores parasitarios: Una mini revisión para la ciencia veterinaria. Rev peru parasitol 2010; 18 (1): e24e28 / Correspondencia a: Dr. Marcelo Rojas / e-mail: [email protected] ; [email protected]
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de Isospora) y, desde entonces y aún actualmente, se sigue utilizando en tal sentido. Sin
embargo, a inicios de la década de 1970, se
descubren los ciclos biológicos de Toxoplasma(1),
primero, y Sarcocystis después(2), similares al
modelo biológico de Isospora. En la década de
1980, se describe el ciclo de Cryptosporidium(3,4),
similar al de Eimeria, ayudado fundamentalmente por el aporte de la técnica de
diagnóstico del Ziel-Neelsen modificado(5).
Posteriormente, se fue conociendo a Cyclospora
y Neospora, en modelos biológicos similares a los
géneros antes citados. De manera que ahora
todos estos géneros ( Eimeria, Isospora,
Toxoplasma, Sarcocystis, Cryptosporidium,
Cyclospora y Neospora)6 son “coccidios” y
entonces la terminología “coccidiosis” resulta
muy general e imprecisa. Es más, una corriente
taxonómica los ha clasificado en el Suborden
Eimeriorina, del Orden Eucoccidiorida. Por tanto,
lo pertinente debe ser usar el género y su
correspondiente sufijo para señalar los efectos
de cada cual. Por ejemplo: Eimeriosis,
Toxoplasmosis, Criptosporidiosis, etc.
hay terminologías que requieren reinterpretaciones y adecuaciones, para mantener concordancia con los avances de los conocimientos
que encierran; por ejemplo, algunos de los
siguientes términos aún no están consideradas
como palabras clave.
Seguidamente se presentan algunos términos y
sus significados.
1. Aracnoentomología, Aracnoentomosis y
Aracnoentomocida.
Los artrópodos son la especie más numerosa de
la tierra (tanto en abundancia como en el
número de especies), mejor distribuidos y mejor
organizados que otros grupos. Afortunadamente, solo algunas especies son parásitos o
vectores de parásitos. Entre los grupos que
tienen esas habilidades encontramos principalmente: ácaros, garrapatas e insectos. Estos
invertebrados están agrupados en la Clase
Arachniida (los ácaros y garrapatas), y en la
Clase Insecta (los insectos), las disciplinas que
los estudian son la Aracnología y la
Entomología, respectivamente.
3. Infección e Infestación.
En consecuencia, en parasitología veterinaria
no podría ni debería utilizarse el término
Artropodología. Por tanto, se plantea fusionar
tales nominaciones para formar el término:
Aracnoentomología, como disciplina para los
artrópodos parásitos; y, por derivación,
Aracnoentomosis para los efectos parasitarios, y
Aracnoentomocida, para los efectos de agentes
antiparasitarios.
El término “infección” es utilizado para señalar
aquel efecto por parásitos localizados en el
interior del hospedero; en tanto que
“infestación”, por aquellos parásitos ubicados
externamente o en la superficie del hospedero(7).
Por analogía, surgen los términos de
endoparásitos o infectivos y ectoparásitos o
infestivos. En los parásitos infectivos no hay
problema de nominación. Pero en el caso de los
infestivos hay necesidad de algunas precisiones.
Los ácaros Sarcoptes y Demodex son infectivos,
porque cursan en el interior de la piel, a
diferencia de otros que lo hacen sobre la piel:
Psoroptes, aún la Trombicula, que establece un
conducto adyacente al conducto piloso para
obtener su alimento. La hembra fecundada de
Tunga penetrans (Nigua) es infectiva, mientras
que el macho es infestivo. Por tanto son
infestivos los piojos, garrapatas y moscas
hematófagas.
El término Aracnoentomocida, ya se usaba en
la década de 1os 1960, por ejemplo, en el texto
ruso “Vectors of diseases of natural foci”. Para
entonces ya era necesaria una palabra apropiada
que mostrara el espectro antiparasitario del
thrichlorphon y, años después y hasta ahora, la
de las lactosas macrocíclicas.
Estas tres terminologías no están catalogadas
como palabras clave, en las base de datos.
2. Coccidiosis.
Este nombre fue creado para representar los
efectos de las actuales Eimeria (y quizás también
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4. Hipobiosis.
liaridad inicial de la Ostertagia.
La hipobiosis es un estado de quietud biológica
o de suspendida fisiología que utilizan los
nematodos parásitos, como una respuesta a las
condiciones climáticas adversas para ellos,
como son: el frío o calor ambiental, fuera de sus
condiciones climáticas óptimas. Esta denominación fue creada a raíz del hallazgo de tal
fenómeno en Ostertagia ostertagi(8).
De manera que ahora no es pertinente seguir
usando solamente “ostertatagiasis”, sino
ampliar tal notación a terminologías más
generales como: nematodiasis Tipo I, PreTipo
II y Tipo II, respectivamente.
6. Nosoparasitosis
El prefijo Noso- (del griego nosos) o enfermedad,
permite simplificar en una palabra la
tradicional frase “Enfermedad parasitaria” del
habla popular, en una terminología científica y
académica(10,11); incluso se puede precisar con los
sufijos –osis y –asis, como nosoparasitosis o
nosoparasitiasis, según corresponda, como se
explica en el siguiente acápite. Este término
tampoco está catalogado como palabra clave en
las bases de datos.
Ocurre en la fase parasitaria, en estadio de
larva,(4) donde puede prolongar su vida vegetativa, previendo salir a al ambiente en épocas
adversas para su desarrollo, y esperando el
mejor ambiente climático.
De alguna manera es un símil a lo que ocurre
con la diapausa utilizada por los artrópodos.
Este fenómeno no es equiparable con
fenómenos que ocurren, por ejemplo, con
Toxocara canis, donde el arrestamiento está
ligado a factores de respuesta inmune, que en
las cercanías al parto por el incremento de
hormonas periparturientas (prolactina,
progesterona(17) o estradiol) permiten a las larvas
arrestadas poder recircular sanguíneamente y
alcanzar lugares para su estadio adulto. Es lo
que se conoce como el “Ralajamiento inmune
periparto (RIPP)”.
7. Parasitosis y Parasitiasis.
El sufijo -osis esta asociado a estados de enfermedad aguda o clínica: parasitosis, y por
derivación y extensión, por ejemplo: ostertagiosis, nematodiosis, fasciolosis, strongyloidiosis, garrapatosis, eimeriosis etc.
En tanto que el sufijo -asis, se refiere a estados
de enfermedad crónica o subclínica, o
portador: parasitiasis, ejemplos: Ostertagiasis,
nematodiasis, fasciolosis, strongyloidiasis,
garrapatiasis, eimeriasis, etc.
5. Nematodiasis: Tipo I, PreTipo II y Tipo II.
Esta denominación fue creada a raíz del
hallazgo del comportamiento de Ostertagia
ostertagi(8), frente a la influencia del frío climático. La Tipo I para los efectos de las Ostertagias
adultas, luego de una evolución en épocas de
mejor temperatura ambiental (en la sierra
peruana en primavera y verano). La PreTipo II
para señalar el estado hipobiótico de las
Ostertagias L4 (en la sierra peruana entre finales
del otoño e invierno). La Tipo II para los efectos
de las Ostertagias adultas, luego del estado
hipobiótico (en la sierra peruana ocurre al final
del invierno)(9). Este comportamiento luego fue
conocido en otros nematodos: Haemonchus,
Cooperia, Chaber tia, Camelostrongylus,
Dictyocaulus, etc; dejando de lado la pecuRev peru parasitol 2010; 18 (1)
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En los efectos de los parásitos, estas dos
terminologías operan una después de la otra o
inversamente, pues, dependiendo del estado
del hospedero: edad, estado nutricional, estrés;
etc, o aspectos ligados al parásito: dosis
infectiva, la hipobiosis, fase parasitaria, etc; y
entonces pueden ocurrir una nosoparasitosis o
una nosoparasitiasis. Pero también es cierto que
hay parásitos que normalmente cursan
subclinicamente, y el clásico ejemplo son las
tenias del intestino de los rumiantes; o en el
caso de Cryptosporidium: criptosporidiasis en la
gran población humana inmunocompetente, y
criptosporidiosis en los casos de SIDA e
inmunodeprimidos.
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inclusive en el hospedero tiene una topografía
también muy específica, por ej: Linognathus
ovillus para el cuerpo y lana del ovino, y
Linognathus pedalis para las patas del ovino, pero
siempre para el ovino, Microthoracius para los
camélidos sudamericanos, etc.
Estos términos, tal como están arriba
conceptualizados, están presentes en Souslby,
1965(12), Levine, 1973(13), Cruz-Reyes, 2001(14),
Padilla, 2003(15) y Gosling, 2005(16).
Sin embargo, a pesar de la Nomenclatura
Estandarizada de Enfermedades Parasitarias
(SNOPAD, por sus siglas en inglés) propuesta
por la Asociación Mundial para el Avance de la
Parasitología Veterinaria, para disminuir la
heterogeneidad nomenclatural, aún subsiste el
uso irregular de cuatro sufijos diferentes: -osis, iosis, -asis y –iasis(17).
En la medicina veterinaria hay muchos piojos,
en también numerosos géneros, y sería poco
práctico optar por terminologías de cada
género, ej: Haematopiniosis, Damaliniosis,
Linognatosis, Menoponosis, Lipeurosis, etc. Por
tanto, una opción puede ser el término
“piojera”, aunque de tinte popular y poco
académico, pero resulta práctico, apropiado y
suficientemente preciso en la medicina
veterinaria.
También es evidente que el sufijo -osis, es
utilizado por un regular 73.8% de usuarios
(aceptados más en el campo de veterinaria, y
menos en campo médico humano) y, los sufijos
–osis y –iasis, en una irregular minoría
(26.2%)(19).
9. Hidatidosis o Equinococosis quística.
Estas dos terminologías plantean la necesidad
de una precisión en su adecuada utilización. En
una disquisición al respecto, se concluye que la
corriente de la terminología “Equinococosis
quística” en reemplazo de la hartamente
culturizada hidatidosis, que no mantiene el
rigor científico–académico, originará un nuevo
esfuerzo de re-aprendizaje o “desculturización”
social, con el agregado de profundas
derivaciones en los programas de capacitación
popular, aún pendientes del control y
prevención de la hidatidosis(19).
8. Piojera en lugar de Pediculosis.
En medicina, la nominación del efecto
patológico tiene origen en el nombre del agente
causal. En la medicina humana, con solamente
dos piojos: pediculosis se conoce como el efecto
del piojo Pediculus humanus var capitis o var
corporis; y Tiriasis al efecto de Pthirus pubis. Es
correcto. Sin embargo, en el campo veterinario,
no hay un solo piojo que pertenezca al género
Pediculus, y por tanto es un término inapropiado
en la parasitología veterinaria. Los piojos son
muy específicos para con su hospedero, e
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Publicado el19.07.2011
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