El Museo Arqueológico de Linares (Jaén)

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[Otra edición en: Revista de Arqueología 49, mayo 1985, 44-49, allí con todas las ilustraciones.
Versión digital por cortesía de los autores, como parte de la Obra Completa del prof. Blázquez
y bajo su supervisión].
© J.M.ª Blázquez Martínez - M.ª P. García-Gelabert
© De la versión digital, Gabinete de Antigüedades de la Real Academia de la Historia
El Museo Arqueológico de Linares (Jaén)
J.M.ª Blázquez Martínez - M.ª P. García-Gelabert
El Museo Arqueológico de Linares
(Monográfico de Castulo), dedicado a recopilar y estudiar el material recuperado tanto
en las excavaciones arqueológicas que durante 16 años se han efectuado en el yacimiento de Castulo, bajo la dirección del
Prof. José María Blázquez, como el recobrado en prospecciones de superficie y por las
donaciones particulares, se fundó en 1956 a
iniciativa de D. Rafael Contreras de Paz, Delegado Local de Bellas Artes, a quien asimismo se debió la publicación de la revista "Oretania" que durante muchos años ha recogido
trabajos importantes sobre la historia, arqueología y arte de Linares y región. El Museo fue
reconocido oficialmente en febrero de 1957
por el Ministerio de Educación y Ciencia (Dirección General de Bellas Artes).
En los primeros años de su singladura,
el Museo estuvo instalado, de forma provisional, en los locales del Instituto de Segunda Enseñanza y, más tarde, en la antigua
Casa de Socorro, cedida por el Excmo.
Ayuntamiento de Linares, hasta que el 23 de
Septiembre de 1983 se inauguró el edificio
en el que definitivamente se exponen las
valiosas piezas que proporciona Castulo.
El actual edificio que alberga el Museo
es una magnífica fábrica del siglo XVII, que
perteneció a la familia Dávalos, y fue adquirida por el Excmo. Ayuntamiento de Linares y cedida para tal fin al Estado, al cual
pasó, al hacerse cargo el mismo de las obras
de acondicionamiento y montaje, en lo cual
se han invertido alrededor de ciento veinte
millones de pesetas. En 1984 y en virtud del
régimen autonómico de Andalucía, la ges© José María Blázquez – M.ª Paz García-Gelabert
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tión, tanto del yacimiento —expropiado a iniciativa del Sr. Contreras de Paz en 1968—,
como del Museo, ha pasado a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, con el
mismo régimen de todos los museos andaluces, del Estado o no, integrados en la citada
Junta.
Consta el Museo de numerosas, amplias y bien acondicionadas dependencias, entre
las que se cuenta un bello patio interior porticado y cubierto, destinado a la exposición
de hallazgos arqueológicos, fin al que también están dedicadas las tres plantas principales. Consta asimismo de una sala destinada a la exposición de materiales de minería y
construcción, otra de epigrafía y una entreplanta en la que se ha instalado una exposición permanente gráfica sobre los Iberos, de la exposición que a este efecto organizó la
Dirección General de Bellas Artes y en la que estuvo representado el Museo de Linares.
Cuenta además con un gran salón de actos y exposiciones, espaciosa biblioteca de carácter público y un seminario de investigación, a más de las dependencias administrativas y, finalmente en la planta sótano almacén, taller de restauración y garaje.
De entre las valiosas colecciones que se exhiben en sus salas hemos de destacar las
inscripciones de época imperial, recopiladas por R, Contreras de Paz, cuando se hallaban diseminadas por el yacimiento, antes de su expropiación, que han sido ya estudiadas
por A. D'Ors, R. Contreras y J. M. Blázquez; interesantes para conocer las tres familias
más importantes de Castulo durante el siglo I, época de esplendor de la ciudad romana,
A estas familias se debe la construcción de un edificio de considerable envergadura, al
que alude una inscripción del Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Este Museo
Nacional guarda unas 150 inscripciones de Castulo más numerosos fragmentos de relieves que proporcionan una clara visión de la envergadura que debió alcanzar el arte romano provincial y antes el oretano.
Entre las inscripciones últimamente aparecidas en Castulo y conservadas en el Museo Monográfico, se halla la de un liberto de origen griego de nombre
Abascantio que alude, en época de los Antoninos, a competiciones de coros en el
teatro (año 154) —es el único testimonio de estos espectáculos, de que se tiene noticia,
celebrados en España—, y a combates de gladiadores, lo que acredita que en Castulo
hubo anfiteatro, al igual que en las grandes ciudades del Imperio, El dicho anfiteatro no
se ha localizado, aunque se ha rastreado el terreno con minuciosidad, Como hemos indicado reiteradamente, las piedras del mismo habían de ofrecer un interesante atractivo a
los constructores de las modernas Úbeda, Baeza, Linares, etc., y prontamente debió ser
desmontado.
Con la llegada de la dinastía Flavia las grandes familias castulonenses pierden importancia en favor de antiguos esclavos y libertos imperiales, muchos de origen griego,
muy adeptos al emperador, corno Abascantio, a los que se les asignaba la administración de las minas, Acerca de este tema se conservan numerosas inscripciones,
Importante es también la cabecera de un "edictum sacrurn de re olearia", es decir,
un edicto sobre la recogida del aceite, promulgado probablemente por Adriano, que regula este producto bético, tan interesante para el abastecimiento de Roma y de sus ejércitos de las fronteras de Germania, Britania y Galia, Esta inscripción ha, sido: repetidas
veces comentada y ha motivado diversos trabajos. Unos investigadores son de la opinión de que se trata del mismo edicto de Atenas, promulgado por Adriano (A. D'Ors,
Lomas), en cambio, otros (López Melero, Sayas, Blázquez) opinan que esto era muy
improbable, ya que Castulo es un municipio y Atenas ciudad libre.
El Museo Monográfico guarda una colección muy completa de instrumentos mineros recogidos de las minas romanas abiertas en Sierra Morena, así como de sellos de
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plomo (S, C,) de la "Societas Castulonensis", sociedad de "publicani" que controlaba las
explotaciones mineras de Sierra Morena a finales de la República romana y comienzos
del Imperio. Han sido publicados por R. Contreras.
Es importante la colección de fragmentos arquitectónicos oretanos, de los siglos
anteriores a la llegada de cartagineses y romanos, estudiados, junto con los del MAN de
Madrid, en Castulo IV, E.A.E., 131, 1984, por R. Contreras y J. M. Blázquez. Entre
ellos destacan como piezas excepcionales: un capitel cuadrado, todo él cubierto de tallos
en relieve que forman espirales, terminadas en rosetas en la parte superior.
Entre los tallos superiores está colocada una roseta y entre los inferiores una ova.
Y una jamba o dintel, fabricado en piedra caliza, decorado con palmetas que se cierran
en grandes espirales en forma de lira ligadas por sus extremos superiores, como es frecuente en los árboles de palmetas fenicios. Esta riqueza de ornamentación viene a demostrar que la ciudad prerromana contaba con excelentes edificios públicos, probablemente templos, que seguían la moda de las ciudades turdetanas, en las que el arte decorativo de la arquitectura estaba más avanzado. Castulo era una ciudad donde confluían
las corrientes artísticas griegas y semitas, lográndose en los talleres locales un arte
mixto de gran originalidad y suntuosidad.
Por lo que se refiere a los elementos arquitectónicos romanos cabe destacar varios
fragmentos pertenecientes al teatro. Este monumento público se encontraba junto a la
muralla, hacia el lado Norte de la ciudad, en las proximidades de unos grandes depósitos de agua y de él se conservan unos grandes lienzos de muro. De los sondeos practicados para verificar el estado del edificio se desprende su completo deterioro, ya que
falta todo el graderío, sin duda reutilizado para construcciones modernas, y por lo que se
refiere a los cimientos están hechos de cantos rodados, De los relieves que lo ornaban
destaca un fragmento rectangular en el que se suceden triglifos y metopas, éstas decoradas con flores de 12 pétalos, alternando con páteras; y otro con máscaras dionisíacas
que presenta un trabajo de talla muy fino, de indudable calidad técnica.
Guarda el Museo de Linares diferentes retratos, aunque en general mal conservados, pues la ciudad fue arrasada varias veces. Las piezas originalmente debieron ser
excepcionales. Una de ellas se refiere a un rostro de varón datable hacia el año 50 a. C.
Es de soberbia calidad artística.
Hay que resaltar entre los elementos exclusivamente ornamentales muchos pequeños fragmentos de relieve sobre mármol, como la representación de 'una antorcha, motivos florales, manos, etc. Todo lo cual viene a indicar que Castulo contó con edificios
que podían en su arte competir con los mejores de otros lugares de la Bética e incluso de
Roma, Hay además algún fragmento de relieve plano muy importante para el conocimiento del arte bajoimperial y orígenes del bizantino.
Entre la escultura oretana, expuesta en el Museo Monográfico, cabe recordar un
prótomo de toro, estucado, y el cuello de un caballo que ostenta una crin perfectamente
tallada. Ambas piezas salidas sin duda de un taller local influenciado por el arte semita y
focense, y pertenecientes a un monumento funerario, fueron reutilizadas como sillares
en sendas tumbas de la necrópolis del Estacar de Robarinas, fechada a finales del s. V a.
C. hasta mediados del s. IV a. C.
Hay asimismo en el Museo un león tumbado, que probablemente tuviera un sentido
funerario, datado en época romana republicana. Dicha escultura es un claro exponente
de cómo modelos de los siglos IV-III a. C. que se remontan a prototipos orientales, perviven, aunque ya en formas un tanto degeneradas, hasta épocas tan tardías como es el s.
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I a.C. En el conjunto de las terracotas descuellan unos bustos de carácter funerario con
el peinado de las emperatrices flavias.
De época prerromana hay dos terracotas de singular interés. Se trata de una mascarilla dionisíaca del s. IV a. C., que indicaría la introducción de las creencias griegas
entre los habitantes de Castulo en una fecha tan antigua como ésta, Y de los cuartos
traseros de un toro, aparecido en la "fosa de consagración" del santuario de La Muela,
relacionado con la explotación del metal, de la misma manera que en los templos chipriotas. Se halla este fragmento asociado a una ingente cantidad de cerámica intencionadamente fragmentada, consistente en grandes tinajas adornadas con temas incisos,
recipientes de peana cuadrangular, urnas decoradas con combinación de almagra-grafito, así como varios objetos de forma rectangular y sección trapezoidal, en cuyas dos
caras se ordenan líneas incisas paralelas dispuestas perpendicular-mente al borde, posiblemente se trata de exvotos. Todo ello puede contemplarse en las vitrinas del Museo.
En musivaria Castulo ha sido menos afortunada, ya que la ciudad fue repetidamente arrasada, primero por los francos y alamanes hacia el año 264 y después por los
bárbaros entre los años 409-412, de manera que no se han conservado pavimentos de
mosaicos. La ciudad del siglo III es ya de una pavorosa pobreza corno en general todas
las de Hispania entre los años de los reinados de los emperadores Cómmodo y Diocleciano, habiéndose destruido casi totalmente la soberbia ciudad imperial y la no menos
rica prerromana. Hay dos piezas singulares de mosaicos más, no compuestos de teselas.
El primero fue construido con guijarros muy regulares, de color blanco y negro, los
primeros redondos y los segundos alargados, que presentan una disposición en ajedrezado, con cuadrados de los mismos colores, de 0,40 m, de lado aproximadamente. Situamos cronológicamente este, mosaico de cantos rodados en el s. VI a. C., hallándose
sus precedentes en los del Mediterráneo Oriental de la 1.ª mitad del s. VIII a. C. El segundo mosaico, muy fragmentado, es de "opus signimum", se fecha entre el s. II a. C. y
Sila, y probaría la temprana romanización de esta región, pues otros mosaicos de tal tipo
han aparecido en el Levante ibérico o en el valle del Ebro y no son más antiguos que
éste. Entre las piezas excepcionales, de categoría internacional, expuestas en el Museo,
figuran dos lotes de bronces. El más antiguo se fecha en el s. VII a. C., y a mediados del
s. VI a. C. el más moderno.
En el primer lote figura un quema perfumes decorado con dos ciervas y un león,
que obedece a un conocido tipo de pebetero fenicio, lo cual viene a indicar una propagación hacia el interior, desde las colonias o factorías fenicias costeras, de los usos y
ritos provenientes de Oriente, A este lote pertenecen también las asas de-un gran caldero
de bronce decoradas con flores de loto de tipo chipriota y una esfinge alada, ser fantástico introducido por los fenicios y que después gozó de gran aceptación entre los iberos,
Otra pieza extraordinaria es la sortija de los Villares de Andújar, también en el Museo
de Linares, en la que está representada una esfinge debajo del sol alado. Aquí tiene probablemente carácter apotropaico, corno símbolo de Astarté. La forma de la sortija se
documenta-en Siria hacia el 600 a. C.
El segundo lote está compuesto por varias figuras de Astarté de una gran calidad
artística, Las imágenes pertenecían a uno o dos trípodes con sus correspondientes calderos, adornados con estas efigies y con caballos. El trípode/s de Castulo sería del tipo de
los lebetes etruscos hallados en Banditella, en la tumba Barberini en Palestrina, de los
cuencos con bustos frontales de diosas de la Tumba Bernardini y de las dos urnas cinerarias en bronce encontradas en Capua, con caballos y jinetes en la tapadera. Las As
tartas castulonenses, que son muy parecidas, en cuanto al rostro, a unas cabecillas de
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Hathor, de un braseríllo de la Joya, reflejan el arte de Hama, en Siria, región de donde
llegó una serie de influjos en los siglos VIII-VI a. C., quizá portados por elementos sirios en función de las minas.
Un gran número de estos objetos fueron recuperados por el primer guarda del yacimiento de Castulo, D. Bartolomé Lanzas, quien durante muchos años recogió los
mismos, según iban apareciendo, antes de ser comprado el yacimiento por el Estado, y
que constituyeron el primitivo fondo del Museo, De entre ellos destaca asimismo una
pátera de tipo chipriota. Todas estas piezas metálicas son claves para conocer la influencia de la cultura de Oriente en el Sur de España y para establecer las posibles relaciones
entre el mundo fenicio y el indígena.
Castulo ha proporcionado varios conjuntos de armas de época oretana, sobresaliendo el aparecido en la necrópolis de los Patos, con falcata, lanza, regatón y broche de
garfios. Pieza de innegable interés es un regatón de la necrópolis del estacar de Robarinas, damasquinado y un puñal de frontón, también con hilo de plata, de la misma necrópolis, que demuestran que las técnicas industriales y decorativas de la Meseta llegan hasta
Castulo. Un bronce romano muy valioso es una Victoria que debió ser de un aplique.
Cuenta igualmente el Museo con una buena colección de monedas de época ibérica
e hispano-romana, y otra de entalles y camafeos de talleres hispano-roma-nos, probablemente de la propia Castulo.
Aunque la ciudad no ha sido generosa en proporcionar joyas es de destacar ana fíbula de oro visigoda.
Las colecciones cerámicas expuestas documentan los principales períodos protohistóricos y aún históricos tempranos. Dentro de os materiales cerámicos destaca un
lote a mano, decorado con pintura blanca sobre imprimación en rojo, que corresponde a
grandes tinajas de pasta tosca. Los temas decorativos documentan el impacto de los
productos del comercio fenicio en las poblaciones del interior, ya que probablemente los
motivos que embellecen las superficies de estas cerámicas, finos reticulados, "guillotes"
o cables, etc., eran los mismos que aparecían en los tejidos, marfiles y maderas procedentes de Oriente y que también serían objeto de intercambio destinados a las familias
más poderosas del grupo,
Otro conjunto cerámico lo componen las pertenecientes al complejo constructivo
de La Muela. Destaca entre ellas la gran vasija que se corresponde con la fase arcaica de
La Muela, en que los restos ocupacionales nos informan de una actividad metalúrgica
limitada. En el interior de tal vasija se encontraron dos morteros de piedra arenisca y
sendos martillos consistentes en cantos rodados más o menos regulares, circulares y
ovoides (también se hallan expuestos en las vitrinas del Museo). Hay también pequeños
cuencos y cazuelas de paredes finas con línea de carena marcada, con superficies a veces decoradas con tierras roja y amarilla, otras simplemente espatuladas. Vasos pintados
similares se han hallado asimismo en los niveles más profundos de las necrópolis de los
Patos y Estacar de Robarinas, un bello ejemplar de la primera puede contemplarse en el
Museo. Tales cerámicas siguen las pautas estructurales y formales de las halladas en
Huelva, en el Cabezo de San Pedro y en Granada, en Monachil y Galera, a más de en
numerosos lugares del valle del Guadalquivir y del Levante, Un ejemplar completo muy
interesante es un ánfora hallada empotrada en un pavimento del santuario de La Muela,
relacionada con prototipos fenicios de hombro marcado por una arista, asas anulares con
leve acanaladura en el centro y boca estrecha con labio de sección triangular, fechada a
principios del siglo VI a. C.
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José María Blázquez – M.ª Paz García-Gelabert: El Museo Arqueológico de Linares (Jaén)
En las necrópolis oretanas situadas alrededor de la ciudad, y fechadas a finales del
s. V a. C. y mediados del s. IV a. C, se han encontrado numerosos vasos de fabricación
ática, componentes de los ajuares funerarios, Son los vasos habituales del syrnposion
ateniense, corno krateres, kylikes y kántharos. Cuenta pues el Museo con un apreciable
número de ellos.
Entre las cerámicas romanas descuellan las de la necrópolis de la Puerta Norte, de
fecha discutida, pues unos la creen de finales del s. I (A. M. Canto) y otros (J. M. Blázquez) del s. IV, de todos modos prueban la pervivencia de la cerámica de tipo ibérico.
Hay también una buena colección de estampillas de terra sigillata, publicadas por
C. Domergue, y algunos vasos con figuras en relieve, publicadas en Castulo IV, las cuales se encuentran entre las mejores piezas del género aparecidas en España.
Por último cabe reseñar que aunque no se ha excavado ningún edificio árabe, período históricamente bien documentado, el Museo cuenta con varios capiteles importantes de tal época.
Esta es en una síntesis muy reducida una visión de los materiales expuestos en el
Museo Arqueológico de Linares (Monográfico de Castulo), que por su envergadura y la
riqueza de piezas que en él se guardan, ha de estar clasificado entre los monográficos
arqueológicos más interesantes de España.
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