Curso de Esoterismo Práctico - Lección de Esoterismo Práctico Nº 21

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Curso de Esoterismo Práctico - Lección Nº 21
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CURSO DE
ESOTERISMO PRÁCTICO
“Siempre se debe avanzar, siempre se debe sembrar y dejar a los demás que recojan la cosecha”.
Cagliostro
PSICOMITOLOGÍA:
AHONDANDO EL CONOCIMIENTO
DE LOS ARQUETIPOS
PERSONALIZADOS
DEL INCONSCIENTE
escribe: GUSTAVO FERNÁNDEZ
En nuestra lección anterior, comenzamos a explorar las posibilidades de activar los
Arquetipos de nuestra mente. Vimos los Arquetipos Universales principales, pero debemos dirigir
ahora nuestra atención a otros, también Universales, pero de efecto más específico. Pues el
conocimiento de todos éstos de poco sirve si no aprendemos a trabajarlo, a activarlos o
atemperarlos, según la circunstancia de nuestra vida que estemos atravesando. Sobre ese punto
profundizaremos hoy.
Las facetas que forman nuestra personalidad pueden ofrecernos unos hallazgos
sorprendentes, como saber que todos albergamos dentro varios guías, cada uno de los cuales es una
valiosa herramienta para conllevar los retos de nuestra vida. A ellos los estudiaremos en la lección
de hoy.
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Curso de Esoterismo Práctico - Lección Nº 21
Leyendo o releyendo antiguas historias de fantasía heroica, no nos costará encontrar
personajes esquemáticos que responden invariablemente a unas características físicas y
psicológicas, así como a determinadas pautas de comportamiento. Cada uno de ellos es en sí no un
personaje, sino un arquetipo y cada uno de estos arquetipos cumple como tal con el papel que se
espera de él, contribuyendo así al feliz desenlace de la historia; generalmente, una búsqueda llena
de peligros con un espléndido tesoro aguardando al vencedor.
Pero, si lo miramos bien, nuestra propia vida puede tener muchas similitudes con estos
relatos de fantasía; recordemos que las historias que nos narran muchas de ellas comienzan con un
reino devastado por algún tipo de mal, una invasión o una plaga maligna. Los protagonistas
emprenden una búsqueda para encontrar un tesoro, que devolverá la salud y la prosperidad al reino.
Del mismo modo, cuando en nuestro interior sufrimos algún tipo de conflicto emocional o
espiritual, nuestra alma se encuentra tan devastada como el reino de una de estas leyendas.
El decirse sí o no a uno mismo está ya vinculado a la misión heroica. A fin de cuentas,
deberemos emprender un viaje para encontrar el tesoro de nuestro verdadero yo. Una vez hallado,
regresaremos a casa y lo utilizaremos para transformar el reino y, en el proceso, también nuestra
propia vida. Como toda misión heroica que se precie, está llena de peligros y obstáculos, pero la
recompensa para quien llegue al final es fabulosa; la capacidad de tener éxito en el mundo, el
conocimiento de los misterios del alma humana, la oportunidad de hallar y expresar nuestros dones
únicos y de vivir en una comunidad de amor con los demás.
Los mitos que otorgan sentido a nuestra vida son primarios y arquetípicos, pero pueden
liberarnos de formas de vida falsas y convertirnos en algo real. Hallar nuestra conexión con estos
patrones eternos nos provee una sensación de sentido y significado propios, aun en nuestros
momentos más crueles y alienados; restaura la nobleza de la vida.
A lo largo de nuestro intrincado periplo, las circunstancias nos harán recurrir a unos y otros;
cada uno de ellos ejemplifica respectivamente una manera de ser en la travesía. Y se trata de doce
de estos guías. Cada uno tiene una lección para enseñarnos, cada uno preside una etapa del camino.
Los guías y el periplo del héroe
Aunque somos héroes a cada paso que damos, el modo como definimos y experimentamos
el heroísmo está influido por el guía que sea más activo en nuestras vidas, cultural e
individualmente. Por ejemplo, en nuestra cultura cuando pensamos en un héroe, pensamos en un
guerrero aniquilando dragones y rescatando damiselas. Probablemente pensemos en él
(especialmente en la cultura occidental) como un hombre blanco. Las mujeres y los hombres que no
son blancos son los personajes secundarios de la travesía: ayudantes, villanos, víctimas que hay que
rescatar, amantes (no esposas o novias “oficiales”), sirvientes y demás. Pero el arquetipo del
guerrero no es el único, ni siquiera el
más importante. Los doce son esenciales. Cada uno de ellos es al mismo tiempo un guía en el
periplo del héroe y una etapa de éste, ofreciendo algo que aprender como un don o tesoro para
enriquecer nuestras vidas. Aunque también pueden presentarse en su vertiente más negativa, que es
la de Sombra, cuando, por ejemplo, en lugar de formular un plan de acción, nos dedicamos a culpar
a los otros. En vez de aprender de la situación, nos juzgamos o juzgamos a los demás.
Una vez que nos hemos abierto al aprendizaje de los doce modelos arquetípicos, podemos
experimentarlos todos en un mismo día, hasta en una misma hora. Supongamos, por ejemplo, que
enfermamos, o algo amenaza nuestro trabajo o nuestra relación más primordial. En los primeros
momentos, no deseamos considerar el problema (la Sombra del Inocente), pero recuperamos el
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optimismo (Inocente) e investigamos la situación. La siguiente sensación es de impotencia y dolor,
pero luego recurrimos a la ayuda de alguien (Huérfano).
Reunimos nuestros recursos y desarrollamos un plan para abordar el problema (Guerrero).
Al implementar el plan, también nos ocupamos del apoyo emocional que nosotros y otras personas
necesitamos (Bienhechor), etcétera. El movimiento a través de las doce etapas arquetípicas es un
proceso que nos ayuda a desarrollar habilidades invalorables para la vida diaria.
EL INOCENTE
Este arquetipo nos provee del sentido de quiénes somos y qué se puede esperar de nosotros.
Desde el principio de la vida, el Inocente mira a su alrededor en busca de las opciones que puede
elegir. La razón para tener una determinada personalidad es siempre que nos ayude a obtener un
espacio social o familiar, ser admirado y caer bien.
EL HUÉRFANO
En cuanto el Inocente elige un modelo, el Huérfano interior ve qué características
personales deberán ser sacrificadas para satisfacer esta nueva imagen. Por ejemplo, un niño que
elige un modo de vida conservador tendrá que sacrificar el desparpajo, en tanto otro que opte por
una imagen criminal, deberá reprimir la preocupación por los demás. El Huérfano es también la
parte en nosotros que aprende a reconocer y evitar situaciones que pueden lastimarnos. Trata de
protegernos y evitar que seamos abandonados, dañados o víctimas.
EL GUERRERO
Cuando actúa estrictamente en términos del propio interés, está ayudando a desarrollar la
fuerza del Ego; cuando nos impulsa a actuar moralmente o ayudar a otros, colabora con el
desarrollo del Superyó. En los niveles inferiores, el Superyó se define por los valores prevalentes
en nuestros padres y nuestra comunidad, y sus nociones de qué puede ser bueno para los
semejantes. Sus ideales y opiniones conforman un Ego (Yo) ideal, que puede resultar opresivo,
porque tendemos a negar o reprimir aquellos elementos de nuestra propia naturaleza que no son
compatibles con él. A medida que interiorizamos estas
actitudes, el Superyó puede llegar a castigarnos si las violamos. En un nivel superior, el Superyó
refleja nuestros propios valores y, en esencia, es muy semejante a la conciencia.
EL BIENHECHOR
Está asociado con los aspectos más amables del Superyó y nos ayuda a desarrollar un
sentido moral y la preocupación por los demás. El Superyó nos impulsa a sacrificar nuestro propio
bien por los demás para que el grupo pueda sobrevivir. A medida que maduramos, aprendemos
también a reequilibrar nuestro propio bien con el de los demás, de modo que hay cada vez menos
conflicto entre el Yo y el Superyó.
Siente compasión por el planeta y está dispuesto a sacrificarse para remediar el daño que le
estamos infligiendo. Su habilidad para sacrificar el bien menor al bien mayor, y su capacidad para
consolar y educar a otros, son esenciales para desarrollar un psiquismo que tiene espacio suficiente
para el Yo y el espíritu.
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EL BUSCADOR
Persigue la iluminación y la transformación, pero al principio está muy controlado por el
racionalismo del Yo. Aunque el Buscador supone que la “iluminación” se refiere a ser “mejores”,
con mayores “logros”, más “perfectos”, su misión tiene que ver con trascender la mera condición
humana. La iniciación demanda que dejemos de tratar de ascender, para poder descender a las
profundidades y las verdades del alma.
La travesía del Buscador requiere coraje para romper cualquier dependencia y dar un salto a
lo desconocido. El Buscador que hay en nosotros nos desafía a explorar lo que más tememos, de
modo que, al hacer frente a lo desconocido, nos transformamos a nosotros mismos.
EL DESTRUCTOR
Puede que al principio de nuestro periplo interno experimentemos al Destructor dentro de
nuestra psiquis como su sombra negativa; los yoes potenciales que hemos suprimido. Debido a que
han sido reprimidos, encerrados, odiados y envilecidos, no han tenido oportunidad de crecer y
desarrollarse, y así se vuelven crispados, dañinos en sus expresiones.
Asumir la responsabilidad de nuestras sombras nos permite el acceso a las grandes riquezas
del submundo psíquico. Por esta razón el mundo sumergido es descripto con tanta frecuencia como
un lugar lleno de joyas y tesoros al cuidado de monstruos terribles. Todos los héroes saben que no
pueden conquistar el tesoro si no están dispuestos a enfrentarse al dragón. Lo aniquilamos y
obtenemos el tesoro, y, por supuesto, un Yo fortalecido. Cuando volvemos a enfrentarlo, ya
sabemos que nosotros mismos somos el dragón, y conquistamos
los tesoros del alma.
Sin embargo, el Destructor también se presenta bajo el ropaje de Thánatos, el deseo de
muerte y caos. Thánatos puede surgir por medio de la Sombra, destruyendo todo aquello que
creíamos sobre nosotros mismos, pero es también la parte de nuestra psiquis que nos lleva a
envejecer, enfermar y morir.
EL AMANTE
El arquetipo del amante interior se encuentra en la energía erótica de la fuerza vital,
simbolizada por la unión del dios y la diosa interiores. Jung enseñaba que al mundo del espíritu se
accede por medio del elemento contrasexual dentro de la psiquis: para los hombres es el “ánima” y
para las mujeres el “ánimus”. Hay diversas maneras de reconocer este elemento psíquico: el ánima
o ánimus a menudo figura de manera preponderante en nuestros sueños; si nos volcamos a una
forma de expresión artística, muy pronto se manifiesta también en nuestro arte; y nos sentimos
atraídos hacia hombres y mujeres reales que presentan las peculiaridades de nuestra ánima o
ánimus interno.
El matrimonio sagrado dentro de la psiquis representa la unión de atributos psicológicos
opuestos: lo masculino y lo femenino, el cuerpo y el espíritu, el alma y el Yo, la mente consciente e
inconsciente.
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EL CREADOR
Este arquetipo ayuda a germinar la semilla de nuestra verdadera identidad en lo profundo de
nuestro interior. Es parte de lo que llamamos “imaginación” y provee un punto focal para nuestros
esfuerzos imaginativos. Sin imaginación no podemos crear una vida, pero sin un genuino sentido
del Sí Mismo, nuestra imaginación está desenfocada. Genera muchos proyectos e ideas, pero
desperdigados e insatisfactorios.
EL GOBERNANTE
Está asociado con la creación de orden e integridad psicológicas. Su función es ordenar el
reino, y el resultado del proceso es una sensación de paz, unidad y armonía: todas las piezas
esparcidas se reúnen. Es el coordinador del comité, que se ocupa del orden de la psiquis.
Si el gobernante está bien desarrollado, se asegurará de que todas nuestras voces interiores y
todos los arquetipos activos en nuestra vida tengan oportunidad de hacerse oír. Si no lo está,
impondrá orden reprimiendo algunas partes, creando una brecha entre las partes aceptadas y las
exiliadas del psiquismo. Llevado a extremos, esto puede conducir a una guerra civil interna, con
sufrimiento y posible deterioro de la psiquis.
EL MAGO
Actúa como un agente regenerativo dentro de la mente, para uno mismo y para los demás.
Es un alquimista interno, capaz de transmutar bajas emociones y pensamientos en otros más
desarrollados, para ayudarnos a aprender nuevos patrones de conducta y transformar
comportamientos primitivos en otros más sofisticados y adecuados. Puede curar enfermedades (y
también producirlas).
Nos conecta con el poder de lo divino para salvar, redimir o perdonar. También permite que
estas habilidades crezcan en nosotros a medida que aprendemos a perdonarnos a nosotros mismos y
a los demás; y al hacerlo, a fondo y sin reservas, transformar situaciones negativas en posibilidades
de mayor crecimiento e intimidad.
EL SABIO
El Sabio interior es esa parte de nosotros que observa, tanto cuando meditamos como
durante nuestra vida cotidiana. Puede observar nuestros sentimientos e ideas y dejarlos correr sin
aferrarse a ellos.
Nos permite considerar nuestros patrones patológicos y ver el modo en que han estado
proyectando en el mundo nuestros argumentos y percepciones. Presta atención a dichos patrones y
es capaz de experimentar una verdad mayor que los trasciende.
EL BUFÓN
Representa la multiplicidad de la consciencia. Como los bufones de la corte, que se burlan
del Rey o la Reina, el Bufón está minando continuamente nuestro sentido del Sí Mismo unificado.
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Es el responsable de los deslices freudianos y otras indicaciones de que lo que la mente consciente
piensa que quiere no es todo lo que hay. Nos enseña que siempre estamos expresando nuestros
diversos Sí Mismo en el mundo, no un Sí Mismo único. Es el arquetipo que contribuye a
educarnos, transformarnos e integrar el Ello con otros aspectos de la consciencia y es, en
consecuencia, el receptáculo de la energía psíquica.
Al Bufón no le interesa contribuir al desarrollo individual, la paz interior, la sabiduría o la
productividad. Su función es expresar todas las formas que asumimos en el mundo porque así nos
sentimos bien. Es quien permite que nos expresemos en el mundo, no tanto para transformarlo,
como simplemente para manifestar quiénes somos.
El índice de mitos heroicos
El “índice de mitos heroicos” (IMH) ha sido diseñado para ayudar a las personas a que se
comprendan mejor a sí mismas y a los demás, a identificarse con los diferentes arquetipos activos
de su vida. Cada persona recibe un valor numérico que indica su nivel de identificación con los
arquetipos descriptos. Los doce arquetipos son valiosos y cada uno tiene una importante
contribución que hacer en nuestras vidas. Ninguno es mejor o peor; por consiguiente, no hay
respuestas correctas e incorrectas.
Instrucciones
Puntuar cada una de las 72 oraciones que componen el índice, según el grado en el cual
describan su propia personalidad, tomando como referencia estos cinco números:
Casi nunca me describe
Rara vez me describe
A veces me describe
En general me describe
Casi siempre me describe
Hacerlo tan rápido como sea posible; la primera reacción es frecuentemente el mejor indicador.
Se ruega no omitir ninguno de los puntos, pues ello invalidaría los resultados. Si no se está seguro,
hacer la mejor determinación posible y proseguir.
Cuestionario
1) Recojo información sin emitir juicios.
2) Me desoriento con tantos cambios en mi vida.
3) Mi proceso de autocuración me permite sanar a otros.
4) He decepcionado a los demás.
5) Me siento seguro/a.
6) Dejo el miedo de lado y hago lo que debe hacerse.
7) Antepongo las necesidades de los demás a las mías.
8) Intento ser auténtico/a donde me encuentre.
9) Cuando la vida se vuelve triste, me gusta animarla.
10) Me satisface cuidar de los demás.
11) Los demás me encuentran divertido/a.
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12) Me siento atractivo/a.
13) Creo que las personas en realidad no quieren herirse unas a otras.
14) De niño/a me descuidaron o engañaron.
15) Me siento más feliz cuando doy que cuando recibo.
16) Estoy de acuerdo con la frase: “Es mejor haber amado y perdido que no haber amado
nunca”.
17) Abrazo la vida plenamente.
18) Adopto un punto de vista que tiene en cuenta el futuro.
19) Me encuentro en pleno proceso de crear mi vida.
20) Creo que existen muchas buenas maneras de examinar la misma cosa.
21) Ya no soy la persona que creí ser.
22) Lo espiritual me ayuda a explicar mi realidad.
23) La vida es una angustia tras otra.
24) Me resulta más fácil hacer cosas por los demás que por mí mismo/a.
25) Me siento pleno en las relaciones.
26) Las personas me buscan para orientarse.
27) Temo a los que tienen autoridad.
28) No me tomo las reglas muy en serio.
29) Me gusta ayudar a las personas a vincularse.
30) Me siento abandonado/a.
31) Tengo momentos de grandes logros, en los que siento que los he conseguido sin esfuerzo.
32) Tengo cualidades de líder.
33) Estoy buscando maneras de mejorar.
34) Puedo confiar en que los demás confíen en mí.
35) Prefiero asumir las responsabilidades.
36) Intento buscar verdades detrás de las ilusiones.
37) Mi vida exterior cambia cuando cambian los pensamientos interiores.
38) Desarrollo recursos, humanos o naturales.
39) Aceptaría riesgos personales para defender mis creencias.
40) No estoy cómodo/a si dejo pasar una injusticia sin desafiarla.
41) Me esfuerzo por encontrar la objetividad.
42) Mi presencia es a menudo un catalizador para el cambio.
43) Gozo haciendo reír a la gente.
44) Utilizo la disciplina para alcanzar las metas.
45) Siento cariño por las personas en general.
46) Soy hábil para asignar tareas según las habilidades de cada persona.
47) Me resulta esencial mantener mi independencia.
48) Creo que todo y todos en el mundo están interrelacionados.
49) El mundo es un lugar seguro.
50) Las personas en las que he confiado me abandonaron.
51) Me siento intranquilo/a.
52) Me desprendo de las cosas que ya no me sirven.
53) Me gusta animar a las personas demasiado serias.
54) Un poco de confusión es bueno para el alma.
55) El sacrificio por los demás me ha hecho ser mejor persona.
56) Soy tranquilo/a.
57) Me enfrento con las personas ofensivas.
58) Me gusta transformar situaciones.
59) La disciplina es la clave del éxito en todos los aspectos de la vida.
60) No me cuesta inspirarme.
61) No vivo de acuerdo con lo que se espera de mí.
62) Presiento que en algún sitio me espera un mundo mejor.
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63) Doy por sentado que las personas que conozco y con las que me relaciono son dignas de
confianza.
64) Estoy experimentando para hacer realidad mis sueños.
65) Sé que se encargarán de mis necesidades.
66) Tengo ganas de romper algo.
67) Intento manejar situaciones teniendo en cuenta todo lo bueno.
68) Me cuesta decir que no.
69) Tengo muchas buenas ideas, pero poco tiempo para realizarlas.
70) Estoy buscando pastos más verdes.
71) Las personas importantes en mi vida me decepcionaron.
72) Buscar algo es tan importante como encontrarlo.
Instrucciones para la suma de resultados
Debajo del nombre de cada arquetipo hay seis espacios en blanco con los números que
corresponden a las preguntas del cuestionario. Anotar las respuestas (del 1 al 5) en las columnas
debajo. Por ejemplo, si la respuesta a la pregunta 17 fue 5 (“casi siempre”) escribir 5 en el espacio
en blanco junto al 17, el tercer número en la columna debajo de “Amante”. Cuando se hayan
completado todos los espacios en blanco, se suman las columnas.
Inocente
Huérfano
Guerrero
Bienhechor
Buscador
Amante
5
13
34
49
63
65
Tot:
14
22
27
30
50
71
Tot:
6
39
40
44
57
59
Tot:
7
10
15
24
55
68
Tot:
33
47
51
62
70
72
Tot:
12
16
17
25
29
45
Tot:
Creador
2
4
21
52
61
66
Tot:
Mago
8
19
31
60
64
69
Tot:
Gobernante
3
23
37
42
48
58
Tot:
Sabio
26
32
35
38
46
67
Tot:
Bufón
1
18
20
36
41
56
Tot:
Destructor
9
11
28
43
53
54
Tot:
Interpretación de los resultados
Sus resultados más altos indican los arquetipos más activos en su vida. Sus resultados más
bajos (por debajo de 15) son los que en este momento elige reprimir o ignorar. Si el resultado se
acerca al promedio de 15 o menos, tal vez se tenga una aversión por el arquetipo, bien porque:
• Lo ha agotado en el pasado y desarrolló el equivalente de una “alergia”; o bien,
• No lo aprueba, y por lo tanto no se permite manifestarlo en su vida.
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Quizás sienta deseos de contrastar sus resultados con la información que con esta lección se
ofrece sobre cada arquetipo; tenga entonces presente si lo que lee se ajusta a lo que sabe de usted.
Pero recuerde una cosa: siempre somos tres personas en realidad. La que creemos que somos, la
que los demás creen que somos, y aquella que somos verdaderamente.
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