CALIDAD DE VIDA EN ADULTOS MAYORES, ANCIANOS JOVENES Y ANCIANOS MADUROS INSTITUCIONALIZADOS Y NO INSTITUCIONALIZADOS EN LA CIUDAD DE PEREIRA1 QUALITY OF LIFE IN OLDER ADULTS, YOUNG AND ELDERLY NURSING HOME CARE MATURE AND NO HOME CARE IN THE CITY OF PEREIRA María Fernanda Bedoya Jácome2 Paola Andrea Ocampo Guevara3 Resumen El objetivo de esta investigación fue determinar la calidad de vida en un grupo de adultos mayores, ancianos jóvenes y ancianos maduros de los 55 a los 85 años de edad institucionalizados y no institucionalizados de la ciudad de Pereira. Para lograr este objetivo se utilizó una metodología cuantitativa, de tipo no experimental trasversal descriptiva, con una muestra de 15 adultos mayores institucionalizados y 15 adultos mayores no institucionalizados. Obteniendo resultados de 2 evaluaciones, que pretendieron medir el estado mental como criterio de inclusión con el examen mínimo del estado mental y la calidad de vida por medio del cuestionario SF- 36 quien proporciono 9 categorías para dar conceptos generales y de esta forma el cumplimiento de los objetivos planteados. Este estudio concluyo que los participantes no institucionalizados presentan una mejor calidad de vida y estado mental que los institucionalizados, sin embargo los adultos mayores institucionalizados estuvieron dentro del rango de edad de los 65 a los 85 años mientras que la otra muestra estuvo en el rango de los 55 a los 85 años de edad, presentado no mucha diferencia en la media y desviación estándar. Logrando resaltar que la muestra institucionalizada es un poco mayor en edad y no presenta desigualdad con los datos obtenidos de la muestra no institucionalizada, cuyos participantes fueron más jóvenes en edad. 1 Artículo inscrito en la Línea de Investigación Psicología Clínica y de la Salud dirigida por Felipe Ernesto Parrado. 2 Estudiante de X semestre y aspirante al título de psicóloga. Universidad Católica de Pereira. 3 Psicóloga. Asesora de trabajo de grado Palabras claves: Calidad de Vida, Adultos Mayores, Adultos Mayores Institucionalizados, Adultos Mayores no Institucionalizados. Abstract The objective of this research was to determine the quality of life in a group of older adults, young and mature elderly seniors 55 to 85 years of age and not institutionalized institutionalized city of Pereira. To achieve this objective a quantitative methodology, descriptive non-experimental cross, with a sample of 15 elderly institutionalized and 15 no institutionalized elderly was used. Getting results from 2 evaluations, which sought to measure the mental state as inclusion criteria with minimal mental status examination and quality of life by SF-36 questionnaire who provided nine categories to give general concepts and thus fulfilling the objectives. This study concluded that non-institutionalized participants have a better quality of life and mental state institutionalized yet institutionalized older adults were within the age range of 65 to 85 years while the other sample was in the range of 55 to 85 years old, presented not much difference in the mean and standard deviation. Making note that institutionalized sample is slightly older in age and no inequality data from the non-institutionalized sample, whose participants were younger age. Keywords: Quality of Life, Aging, Elderly Institutionalized, no Institutionalized Older Adults. Introducción La calidad de vida según la OMS (1994), es “la percepción del individuo sobre su posición en la vida, en el contexto de la cultura y el sistema de valores en que vive, en relación con sus objetivos, expectativas, estándares y preocupaciones” (OMS, 1994) aunque esta definición se retoma para dar respuesta al término calidad de vida de forma universal, se debe tener en cuenta que existen diferentes variables personales y sociales que determinen la percepción de cada persona. A ello se le suma la nueva expectativa de vida lo que la OMS plantea “debido al aumento de la esperanza de vida y a la disminución de la tasa de fecundidad, la proporción de personas mayores de 60 años está aumentando más rápidamente que cualquier otro grupo de edad en casi todos los países. El envejecimiento de la población puede considerarse un éxito de las políticas de salud pública y el desarrollo socioeconómico, pero también constituye un reto para la sociedad, que debe adaptarse a ello para mejorar al máximo la salud y la capacidad funcional de las personas mayores, así como su participación social y seguridad” Se conoce que la vejez trae consigo varios cambios en el estilo de vida, cambios como la salud, el trabajo, la estructura familiar, la dependencia, relaciones sentimentales, sociales, actividades y lugares de vivienda que pueden afectar a la persona que este atravesando por esta edad. Con el aumento en esa expectativa de vida, se crea una necesidad social para mantener una buena calidad de vida, para ello se hace necesario tener presente la percepción sobre el nivel de calidad de vida, lo que convoca a nuevas investigaciones que estudien la forma en la que los adultos mayores, los acianos jóvenes y los ancianos maduros constituyen esta nueva etapa y la calidad en ella, para posteriormente implementar estrategias que vayan en pro de la salud, las actividades y el nivel socio-económico; como lo plantea la OMS ( S.F.) la revolución demográfica está ocurriendo en todo el mundo. Actualmente hay alrededor de 600 millones de personas de 60 años y más; esta cifra se duplicará para el año 2025 y llegará casi a los dos billones para el año 2050 la mayoría de ellos en países en vías de desarrollo. En consecuencia, este proceso de longevidad marca respectivamente el estilo de vida y con ello la calidad, puesto que el DANE (2005) afirma que: (…) En Colombia hay 42’090.500 habitantes, de los cuales 2’617.240 son mayores de 65 años, 54,6% son mujeres y el 45,4% son hombres; con una proporción de 6,6% de adultos mayores entre 60 y 74 años, y 2,4% mayores de 75 años. La esperanza de vida para las mujeres de 60 años y más es de 24,3% (84,3 años) y para los hombres de 65 años y más es de 17,8% (82,8 años). (DANE, 2005) Ahora bien, después de observar las distintas formas de categorizar y proporcionar los índices poblacionales presentados por diferentes entidades estatales, se puede hacer la analogía con respecto a lo sucedido en la ciudad de Pereira; para ello es importante afirmar que el DANE (citado por Plan de Desarrollo Social de Pereira 2012- 2015) afirma que para el año 2012 la población para Pereira asciende a 462.209 habitantes, de los cuales los adultos mayores representan el 12, 61% de la población del municipio. Para entender la relación entre calidad de vida y adulto mayor se planteara un poco la consolidación o conformación de este término y de allí se partirá a exponer diferentes definiciones las cuales tendrán en cuenta las distintas condiciones biológicas, sociales, económicas, culturales y psicológicas para definir como esa persona constituye su vida. Es así como Pinazo, S. & Sánchez, M. (2005) establecen que el concepto más amplio de calidad de vida no apareció en la literatura científica hasta la segunda mitad de los 60, y se consolido en los 70. Dicho concepto nace de un planteamiento científico interdisciplinario y se define como constituido tanto por las condiciones materiales de vida, como por la experiencia vivida por las personas, es decir, por una importante dimensión psicosocial (p.117) “En los años 80, han planteado que se trata de una función de las condiciones «objetivas» y de las condiciones «subjetivas» en la vida de las personas” (Pinazo, S. & Sánchez, M. 2005. p. 118), lo anterior refleja que para consolidar el concepto de calidad de vida se propone que tanto las condiciones objetivas como las subjetivas se encuentren estables y en función de mantener las dimensiones que competen al ser humano. Para ello Carpio, C., Virgnia, P., Flores, C., & Canales, C. (2000) proponen que calidad de vida puede ser concebida como el resultante funcional del estado conjunto de las condiciones biológicas, socioculturales y psicológicas de los individuos, estado que define el modo en que estos se ajustan a las situaciones cotidianas en que su comportamiento, como modo de existencia práctica, tienen lugar, así como los resultados que dicho ajuste tienen sobre el ambiente y sobre el propio organismo (p.2) Diferente a lo que propuesto por Schumaker & Naughtan (1996) en Schwartzman, L. quienes dicen que calidad de vida es la percepción subjetiva, influenciada por el estado de salud actual, y de la capacidad para realizar aquellas actividades importantes para el individuo (p. 13) No obstante Carpio, C. et al. (2000), En otro apartado plantea que las condiciones objetivas de la existencia social de los individuos derivadas de sus circunstancias económicas, políticas, culturales y laborales, ecológicas y legales, tanto como las condiciones físicas generales, constituyen el marco de referencia en el que ubicarse cualquier análisis de las posibilidades que tienen los individuos de alcanzar un grado razonable de calidad de vida. (p.4) Lo anterior es similar a los propuesto por Schwartzman, L. (2003) quien afirmó que calidad de vida es una noción eminentemente humana que se relaciona con el grado de satisfacción que tiene la persona con su situación física, su estado emocional, su vida familiar, amorosa, social así como el sentido que le atribuye a su vida, entre otras cosas (p.14) Se puede entender que calidad de vida se piensa como una forma subjetiva e individual, en la que cada persona clasifica o categoriza su vida de acuerdo a como se establezcan dimensiones como lo psicológico, biológico, cultural, familiar, la salud, situaciones físicas, etc., la persona es la encargada de dar la noción de cómo estas dimensiones o áreas se encuentran establecidas, no obstante sería necesario recordar que la OMS (1994) propuso que calidad de vida es “la percepción del individuo sobre su posición en la vida, en el contexto de la cultura y el sistema de valores en que vive, en relación con sus objetivos, expectativas, estándares y preocupaciones”. Así mismo Velarde, E. & Figueroa, C. proponen en su trabajo que la definición dada por la OMS en 1994, es la más apropiada para evaluarla, haciendo referencia a que “Debe reconocerse en su concepto multidimensional que incluye estilo de vida, vivienda, satisfacción en la escuela y en el empleo, así como situación económica. Es por ello que la calidad de vida se conceptualiza de acuerdo con un sistema de valores, estándares o perspectivas que varían de persona a persona, de grupo a grupo y de lugar a lugar; así, la calidad de vida consiste en la sensación de bienestar que puede ser experimentada por las personas y que representa la suma de sensaciones subjetivas y personales del “sentirse bien.” (p. 2) Con lo mencionado anteriormente, se ha podido reflejar que hay una constante en cuanto a las dimensiones de lo psicológico, lo social y de la salud, dimensiones que componen el concepto de calidad de vida; es así como en la presente investigación son estas dimensiones las que cobran mayor relevancia en el análisis y comprensión de la misma. De esta forma se desarrolla en un primer momento la dimensión psicológica, para ello se hace preciso mencionar que la calidad de vida y bienestar psicológico “han sido definidos por algunos autores como un continuum entre bienestar y malestar, o entre una situación positiva y una negativa” (Pinazo, S. & Sánchez, M. 2005. p.119). Para comprender lo anterior Diener (1984) & Casas (1996) en Pinazo, S. & Sánchez, M. (2005) afirman que las características que determinar bienestar psicológico son: Se basa en la propia experiencia del individuo, y sus percepciones y evaluaciones sobre la misma. Aunque se admite que el contexto físico y material de vida influye sobre el bienestar psicológico, no es visto como parte inherente y necesaria del mismo. Incluye medidas positivas, y no solo (la ausencia de) aspectos negativos. Ello distancia este campo de estudio de los enfoques tradicionales sobre salud mental. La relación entre aspectos positivos y negativos es un tema de preocupación por parte de los estudiosos del bienestar psicológico, dado que dista mucho aun de ser comprendida. Incluye algún tipo de evaluación global sobre toda la vida de una persona (a menudo denominada satisfacción vital).(p.119) De ahí que la calidad de vida sea un concepto difícil de definir o exponer, puesto que la persona es la que se encarga de explicar o manifestar como ve su vida y como entiende un bienestar psicológico de acuerdo a las situaciones, dimensiones o áreas que en algún momento se han encontrado afectadas por el exterior, es decir, es esa persona la que nos otorga un conocimiento de sí mismo de acuerdo a sus vivencias, a todo esto la valoración subjetiva del estado actual es la que permite evidenciar la relación con esa calidad de vida. “A pesar de ello, los mayores conocen y aceptan sus limitaciones desde la perspectiva del envejecimiento, por lo que es posible que presenten mejores valoraciones sobre su propia salud que si opinasen las personas de su entorno” Abellan (2003) en Pinazo, S. & Sánchez, M. (2005) (p.131) Ahora bien las categorías o dimensiones que competen a la presente investigación se ven relacionadas entre sí, por ello se entiende que en segundo lugar “los problemas de salud «objetivos» en sí mismos no suponen un obstáculo importante para percibir una calidad de vida elevada. En cambio sí que lo son las posibles consecuencias a ellos asociados, como las restricciones de movilidad, de las relaciones sociales o de las oportunidades recreativas” Koch (2000) en Pinazo, S. & Sánchez, M. (2005) (p.131) Se entiende que tal vez la calidad de vida no sea un concepto medible sino más bien sea un concepto valorado, debido a que la valoración la agrega cada sujeto de acuerdo a como estas dimensiones puedan encontrarse o darse en su vida, y lo que para la persona significan. Cuando se aborda el concepto de calidad de vida en los ancianos que se encuentran viviendo aun en sus hogares o domicilios Pinazo, S. & Sánchez, M. (2005) establecen que durante la vejez el peso de la vivienda y la satisfacción que se experimenta con ella cobra especial importancia para los ancianos. Parece ser que al aumentar la edad se constata un aumento del tiempo de permanencia en el hogar. (p.127) Un estudio realizado por Rojo, Fernández- Mayorales y pozo (2000) en Pinazo, S. & Sánchez, M argumentan que respecto a la vivienda, los predictores que más destacan en la satisfacción residencial son: la comodidad de la cocina y el baño, el tamaño y la distribución de la casa, el aislamiento frente a ruidos, el aislamiento antes humedades y temperaturas extremas, y una suficiente luminosidad y ventilación (p.128) Es por ello que “resulta muy importante para los mayores percibir los entornos de su vivienda como adecuados y seguros, tanto desde el punto de vista físico como psicológico. Los ancianos valoran positivamente los entornos limpios y transitables, así como los bien iluminados y seguros” (Pinazo, S. & Sánchez, M. 2005. P.128) Ahora bien aquellos “ancianos que abandonan su domicilio o su lugar de residencia habitual para ingresar en una institución, lo hacen, por citar las causas más habituales, por problemas de salud, por la muerte del cuidador principal o por la imposibilidad de ser atendidos por sus familiares” (Pinazo, S. & Sánchez, M. 2005. p.129) Son múltiples los cambios que da el anciano al pasar de su vivienda a estar institucionalizado Pinazo, S. & Sánchez, M. (2005) mencionan que el hecho de ingresar en una residencia implica: el abandono del hogar, con toda la carga emotiva en él implícita, del contacto regular con familiares o vecinos, de sus animales de compañía y de muchas de sus pertenencias. Además, el entorno residencial generará nuevas situaciones a las que el anciano deberá adaptarse: cambio de relaciones sociales, aumento de la estructuración de las rutinas diarias en las que el tiempo y las actividades dependen de las normas que regulan la vida de los residentes, mayor control sobre sus aspectos vitales y la perdida de ciertas libertades individuales (p.129) Por último el apoyo social refiere Pinazo, S. & Sánchez, M. (2005) constituye uno de los aspectos esenciales para el bienestar subjetivo de los individuos a los largo de todo su ciclo vital, debido a que identifican cuatro áreas principales: las relaciones familiares, las relaciones sociales y de amistad, la participación en actividades de la comunidad y las relaciones personales en el entorno laboral. (p132) En consecuencia los recursos naturales de apoyo o acompañamiento social tienen una sustancial importancia para el bienestar de las personas debido a que: (…) “las personas se sienten más satisfechas con sus vidas y se auto perciben como sanas en la medida que están satisfechas con sus relaciones sociales, y ha sido demostrado en diversas investigaciones que los beneficios que obtienen las personas mayores procedentes de sus redes sociales son similares a los de otras etapas de la vida y los procesos implícitos en las mismas son equiparables” (Pinazo, S. & Sánchez, M. 2005. p. 221) Según Pinazo, S. & Sánchez, M. (2005) en la conceptualización del apoyo social, debemos tener en cuenta todas las dimensiones implicadas, tanto las de nivel estructural como las de nivel contextual. La necesidad de distinguir entre estos niveles radica en que las variables estructurales son requisitos indispensables para que las transiciones de apoyo sean posibles, en tanto que la dimensión contextual se sitúa en el proceso de intercambio mismo y explica las razones que lo motivan y la naturaleza de los recursos movilizados. La dimensión estructural hace referencia del mismo modo a las características del sujeto demandante de ayuda como a las del entorno comunitario donde se encuentran los recursos de apoyo real o posible. La red social es el marco donde se produce la integración social. Dentro de ella se puede distinguir: unos parámetros estructurales (tamaño o número de relaciones, frecuencia de contacto, proximidad física y densidad…), unos elementos interacciónales, que describen la relación entre sujetos y los miembros de la red social (frecuencia de contacto y reciprocidad…), y unos aspectos funcionales, como la provisión de apoyo social (la ayuda que para el individuo se deriva de una determinada red social: ayuda emocional, ayuda instrumental, ayuda informacional). El término «red social» alude a la estructura de las relaciones, en tanto que el término «apoyo social» alude a las funciones específicas de dichas redes. Nuestros vínculos sociales son la génesis de nuestros recursos de apoyo, por lo que falta la integración social (o soledad social) se considera incompatible con el bienestar. También en la dimensión estructural hay que tener en cuenta el perfil psicosocial del individuo receptor que determinará el grado de inclusión/ exclusión social (o marginación en las redes sociales) y la posibilidad que tiene de generar recursos de apoyo. No hay que olvidar que estos procesos están mediatizados por la procedencia socio-cultural de los sujetos y su estado evolutivo, entre otros factores. La dimensión contextual o sistema de apoyo sociales es el sistema donde radican las fuentes de recursos de apoyo a las que los sujetos acuden. Los conceptos de apoyo social y redes sociales se enmarcan (siguiendo la tradición de Lewin en la psicología social) dentro del modelo ecológico que explica el comportamiento humano a partir de la relación dialéctica entre persona y ambiente. (p.221) De allí la importancia de las relaciones sociales, puesto que como lo plantean Pinazo, S. & Sánchez, M. (2005) la red social, es por tanto, el entramado formado por las relaciones humanas en torno a un individuo, grupo o comunidad. El análisis de la estructura de las redes sociales es el estudio cualitativo del conjunto de relaciones de un individuo, grupo o comunidad a partir de las características de su red social. Para algunos autores, la mera existencia de relaciones parece desempeñar funciones de apoyo. Así, la participación en determinadas relaciones sociales formarles (participación social o integración social) evidencia la capacidad del sujeto para cumplir obligaciones normativas de esos roles. La existencia de esos lazos sociales frecuentemente parece identificarse con la existencia de apoyo social: cuanto mayor es el contacto interpersonal, mayor es el grado de apoyo recibido; sin embargo, la existencia de relaciones sociales no implica en sí misma la provisión de apoyo ni una red social más amplia es siempre sinónimo de mayor apoyo. Por ejemplo, se ha comprobado que los sujetos con problemas de ajuste psicológico tienen redes sociales más reducidas que los sujetos con un ajuste adecuado. (p.225) Método Diseño La metodología que se utilizó para esta investigación fue cuantitativa, de tipo no experimental, las variables independientes no se modificaron de forma intencional, se observaron fenómenos tal y como se dan en un contexto natural, para posteriormente analizarlos, siendo así como la variable “calidad de vida” se conoció en su ambiente natural. Es de diseño trasversal descriptivo puesto que permitió la comparación entre dos grupos de personas, por medio de una variable, describiendo el estado del fenómeno en un momento especificó. Instrumentos Se utilizó como criterio de inclusión el examen cognoscitivo-mini mental para evaluar el estado cognitivo de las personas mediante características como orientación espacio-tiempo, capacidad de atención, concentración y memoria, capacidad de abstracción (cálculo), capacidad de lenguaje y percepción viso-espacial, y por último capacidad para seguir instrucciones básicas. Para medir Calidad de Vida se utilizó el cuestionario de la Salud SF-36, el cual fue Originalmente desarrollado para su uso en los Estados Unidos, el SF-36 ha sido traducido y adaptado para ser utilizado internacionalmente a través del proyecto International Quality of Life Assessment (IQOLA)(Evaluación internacional de la calidad de vida) (Aaronson y cols., 1992; Ware y cols., 1994),dicho instrumento como lo propone el Institut Municipal d’investigació Mèdica. IMIM (2000) es un cuestionario que mide conceptos genéricos de salud relevantes a través de la edad, enfermedad, y grupos de tratamientos. Obteniendo un resultado de 8 escalas de puntuación, dichas escalas son función física, rol físico, dolor corporal, salud general, vitalidad, función social, rol emocional, salud mental y la evolución declarada de la salud. En razón a las consideraciones éticas, se proporcionó un consentimiento informado en el que se explicaba a los participantes y los responsables de los mismos, la confidencialidad de los datos personales, la aplicación del examen mínimo del estado mental, como criterio de inclusión para la investigación y sobre el cuestionario de Salud SF-36, que evalúa calidad de vida, así mismo se pronunció que la participación de la misma se hacía de forma voluntaria y por ello se podía decidir abandonarla en cualquier momento. Procedimiento En un primer momento se estableció un contacto con el Centro de Bienestar de Ancianos San José Pereira, y la Fundación Años Dorados, ambos responden al llamado realizado y establecen las fechas para iniciar el proceso investigativo con los adultos mayores, ancianos jóvenes y ancianos maduros. De igual manera el grupo de adultos mayores tejiendo ilusiones, quienes se reúnen en la semana para realizar algunas actividades aceptan participar en la investigación como aquellos no institucionalizados. En un segundo momento se realiza un acercamiento a los adultos mayores que se encuentran dentro del rango de edad propuesto para esta investigación y se les explica la participación voluntaria en ella, logrando convocar a 53 adultos mayores, ancianos jóvenes y ancianos maduros en condición de institucionalizados o no institucionalizados. Son estos 53 participantes a los que se les aplica el examen mínimo del estado mental, obteniendo la aprobación de 32 participantes en dicha prueba. Posterior a ello se realiza un muestro aleatorio simple, obteniendo 15 participantes institucionalizados de los dos centros y 15 participantes no institucionalizados, a quienes en un cuarto momento se les aplica el cuestionario SF-36 para posteriormente analizar los datos e información obtenida por medio de programas como Microsoft Excel y SPSS. Resultados Resultados Mini-Mental Grafico 1. Desempeño de los adultos no institucionalizados de los 55 a 65 años de edad en el examen cognoscitivo-mini mental En el primer rango de edad que se determinó de los 55 a los 65 años de edad en los adultos mayores no institucionalizados se pudo evidenciar que el promedio de edad es de 64, 3%, ahora bien de acuerdo a las características esenciales que evaluó esta prueba se encontró que estos adultos tienen una puntuación máxima de 100% en orientación tiempo, orientación espacio, registro, nominación, repetición, lectura, escritura y copia, y se presentó un puntaje inferior en calculo, evocación, y comandos. Grafico 2. Desempeño de los adultos no institucionalizados de los 65 a 75 años de edad en el examen cognoscitivo-mini mental Según los resultados obtenidos el promedio para este rango de edad es de 71,3 % y con relación a las características evaluadas, se halló un bajo porcentaje en la orientación en el tiempo, calculo, evocación, escritura y copia, mientras que en registro, nominación y repetición obtienen la más alta puntuación 100%. Grafico 3. Desempeño de los adultos no institucionalizados de los 76 a 85 años de edad en el examen cognoscitivo-mini mental Se presentó un promedio de edad de 78,8% y en relación con las características evaluadas no se alcanza a llegar a la puntuación máxima, sin embargo en comandos y copia los participantes obtuvieron una puntuación de 55,4% y el puntaje más bajo es de 50%. A continuación se presentaran las gráficas con los resultados obtenidos de los adultos mayores, ancianos jóvenes y ancianos maduros institucionalizados. Grafico 4. Desempeño de los adultos institucionalizados de los 65 a 75 años de edad en el examen cognoscitivo-mini mental En el primer rango de los adultos institucionalizados se obtuvo un promedio de edad de 71% y en las características evaluadas alcanzaron una puntuación de 100% en registro, nominación, y repetición, viéndose bajas las características de cálculo, evocación y escritura. Grafico 5. Desempeño de los adultos institucionalizados de los 76 a 85 años de edad en el examen cognoscitivo-mini mental Se evidencio según los resultados que el promedio de edad es de 79,4%, y de este modo se establecen los puntajes según las diferentes características evaluadas son 100% para registro, nominación, repetición y 31% para cálculo siendo este el más bajo. Según los resultados obtenidos del examen mínimo del estado mental, prueba propuesta como criterio de inclusión para la muestra de la investigación, se obtuvo: La prueba se aplicó a un total de 53 participantes mayores de 55 años, de estos 27 eran no institucionalizados, mientras que los otros 26 se encontraban institucionalizados. Se logró evidenciar que en los participantes no institucionalizados están dentro del rango 55 a 85 años, es decir hay adultos mayores, ancianos jóvenes y ancianos maduros, mientras que en los adultos institucionalizados solo se encuentran en el rango de los 65 a los 85 años. Dentro de los participantes institucionalizados se invalidan 7 pruebas ya que superan el límite de edad, y dos ellos desconocían su edad. Todos los participantes obtienen una puntuación de 100% en nominación y registro. Los adultos mayores, ancianos jóvenes y ancianos maduros no institucionalizados obtienen una puntuación entre 80 y 100 % en la orientación en espacio, por el contrario a los participantes institucionalizados puesto que sus puntuaciones se encuentran en un rango de 40 a 100%. En cuanto al tiempo se evidencia una dificultad en todos los participantes. En cuanto a la capacidad de abstracción (cálculo) los datos obtenidos son muy heterogéneos, la puntuación más baja es de 0% por 12 participantes, y 11 participantes con la puntuación más alta 100%. En escritura, lectura y copia los resultados se van a polaridades ya que es 0% o 100%. Resultados SF-36 Grafico 6. Desempeño de los adultos institucionalizados de los 76 a 85 años de edad en el examen cognoscitivo-mini mental En los resultados que se obtuvieron tras la aplicación de la prueba SF-36 a 15 adultos mayores, ancianos jóvenes y ancianos maduros no institucionalizados cuyas edades estaban entre el rango general 55 a 85 años, al igual que con 15 adultos mayores, ancianos jóvenes y ancianos maduros institucionalizados se pudo encontrar lo siguiente. Con respecto a la edad la media para los participantes no institucionalizados fue de 71,0 % con una desviación estándar de 2,5, mientras que la media para la edad de los participantes institucionalizados fue de 80,4 % con una desviación estándar de 3,3. En cuanto a las 9 categorías que evalúa la prueba se halló una media de 77,1% en los no institucionalizados y 51,2% en los participantes institucionalizados con desviaciones de 13, 3 y 28,7 respectivamente en la categoría de función física. Con relación a la categoría de rol físico los participantes obtienen una media de 76,6 % para los no institucionalizados y 31, 5% para los institucionalizados hallando de esta forma un diferencia significativa en cuanto que, el grado de salud ha interferido gradualmente en la realización de ciertas actividades y por tal motivo el rendimiento ha sido menor. En la categoría de dolor corporal no se establece una diferencia significativa puesto que los participantes no institucionalizados obtienen una media de 75,9 % con desviación de 20,8, mientras que los institucionalizados obtienes una media de 61, 7 % con desviación de 24,6. La media para los participantes no institucionalizados en la categoría de salud general es de 73, 1 % con desviación 22,3 a diferencia de los institucionalizados quienes obtienen una media de 60, 8% con una desviación de 15,9. Evidenciando de esta forma que frente a la intensidad de dolor y el efecto que este puede tener en las funciones cotidianas se halla un opuesto en los grupos de participantes. Respecto a la categoría que mide el sentimiento de energía, y vitalidad, frente al sentimiento de cansancio y agotamiento los participantes institucionalizados tienen una media de 71,8 % con un contrario a la media de 59,1 % de los institucionalizados. Los adultos mayores no institucionalizados obtienen una media de 81,2 % frente a 74,6 de los institucionalizados en la categoría de función social, con desviaciones estándar de 26,2 y 27,7 respectivamente se puede concluir que los problemas en la salud física o emocional no han interferido en la vida social habitual. En la categoría de rol emocional los participantes no institucionalizados obtuvieron una media de 75,9% con desviación de 38,3 y los institucionalizados una media de 52,4 % con desviación de 52,8 así mismo en la salud mental la puntuación para los 15 adultos mayores, ancianos jóvenes y ancianos maduros no institucionalizados es de 68,6 % con desviación de 18,8 y para los 15 adultos mayores, ancianos jóvenes y ancianos maduros institucionalizados la media es de 59,4% con desviación de 26,7. Discusión Si se tiene presente que el objetivo general de la investigación fue determinar la calidad de vida en un grupo de adultos mayores, ancianos jóvenes y ancianos maduros de los 55 a los 85 años de edad institucionalizados y no institucionalizados de la ciudad de Pereira y para ello se planteó analizar específicamente la dimensión psicológica, social y la salud en general es posible concluir que en la dimensión psicológica se encuentra una diferencia, debido a que obtienen 68, 6% en la media los participantes de la investigación que se encontraban no institucionalizados, frente a los participantes institucionalizados cuya media fue de 59,4 % , lo que permitió esclarecer que factores como depresión , ansiedad, control de conducta y control emocional se encuentran balanceados en ambos grupos, sin embargo la media es superior en los no institucionalizados. Ahora bien frente a la dimensión social se halla una diferencia significativa siendo nuevamente los adultos mayores, ancianos jóvenes y ancianos maduros los que continúan con actividades sociales en su cotidianidad y no permiten que otros problemas como dolencias físicas, problemas familiares y/o dificultades emocionales afecten de manera significativa esta dimensión, entendiendo que los participantes institucionalizados obtuvieron una media de 74,6 % con una desviación de 27,7 frente a los no institucionalizados cuya media es de 81,2 % y la desviación de 26,2. Seguidamente se encuentra la dimensión de la salud en general en la cual se logró observar la mayor desigualdad u posición en la medida de las dos muestras evaluadas ya que la media para los participantes no institucionalizados es de 73, 1 % con desviación 22,3 a diferencia de los institucionalizados quienes obtienen una media de 60, 8% con una desviación de 15,9 entendiendo que esta fue la valoración personal que hizo cada participante con relación a la salud actual, y las perspectivas de salud en el futuro. De esta manera se hace prioritario mencionar que para el análisis de los datos anteriormente expuesto se utilizó el examen minino de estado mental como criterio de inclusión y este permitió deducir que los adultos mayores, ancianos jóvenes y ancianos maduros con un rango de edad de los 55 a los 65 años presentan un buen estado cognoscitivo ya que en más de la mitad de la cantidad de los factores obtienen una puntaje de 100%, mientras que en este mismo rango de edad no se encuentran participantes en condición de institucionalizado. Dificultad significativa para la investigación. Es adecuado mencionar en el rango que va de los 66 a los 75 años de edad se encontró la mayor cantidad de personas para la participación de la investigación, así mismo los puntajes obtenidos frente a las características evaluadas por el examen minino del estado mental coincidieron en una puntuación de 100% para registro nominación y repetición, las otras características resultados diferentes con puntajes inferiores. Por último, el rango de los 76 a 85 años de edad cambia todo lo que se venía estableciendo en el análisis de los resultados puesto que en las características evaluadas de los no institucionalizados los puntajes son bajo siempre encontrándose entre los 40 y 50 %, mientras que en los participantes institucionalizados se obtienen puntajes de 100% en características como registro, nominación y repetición, y las otras superan el puntaje medio de 50%. Recomendaciones Para próximas investigaciones con poblaciones de adultos mayores es recomendable solo tomar un rango de edad, puesto que el análisis de la presente se dificulto debido a que en el rango de los 55 a 65 años no habían estado presentes participantes institucionalizados, y esta dificultad solo se conoce hasta el momento de la tabulación y análisis de los datos obtenidos. Esta investigación permite al lector interesarse por estudiar otras dimensiones de la definición calidad de vida y a su vez demencias según la edad y estilo de vida de la persona. Es oportuno establecer una muestra mayor y así poder relacionar los cambios o variaciones en las puntuaciones. El plantearse en la metodología una entrevista semi-estructurada para recoger más datos y entender de forma más conclusa lo que piensa el participante acerca de su estilo de vida actual. Bibliografía Brugmann, A., Castaño, D., Cicero, M., Colotla, V., Espinosa, A., Gallegos, X., Hernández, L., Hernández, E., Jurado, S., Loredo, O., Sánchez, J., & Valle de Martínez, R. (1998) CODIGO ETICO DEL PSICOLOGO. México: editorial Trillas Carpio, C., Pacheco, V., Flores, C., & Canales, C. (2000) “calidad de vida: un análisis de su dimensión psicológica” Rev. Sonorense de psicología 2000, Vol. 14, No. 1 y 2, 3- 15 Centro de Bienestar de Ancianos San José Pereira (S.F.). Recuperado de http://ancianospereira.org/historia.html Coronado, J., Díaz, C., Apolaya, M., Manrique, L. & Arequipa, J. (2009) “percepción de la calidad de vida relacionada con la salud del adulto mayor residente en la ciudad de Chiclayo”. Articulo original, Rev. Acta Med Per 26 (4) DANE (2005). Recuperado de http://www.dane.gov.co/index.php?option=com_content&view=article&id=75&Ite mid=72 Dueñas, D., Bayarre, H., Triana, A. & Rodriguez, V. (2009) “calidad de vida percibida en adultos mayores de la provincia de Matanzas” Rev. Cubana de medicina general integral. 2009; 25 (2) Estado Unidos Mexicanos (S.F.) Mini examen del estado mental (MMSE). Recuperado en: http://www.dgplades.salud.gob.mx/descargas/dhg/M_E_E_M.pdf Fundación Años Dorados FUNDAD (S.F). Recuperado en http://fundad.com.co/ Martínez, J. Acosta, H. Dussan, J. Bolívar, J. Bedoya, W. Ramírez, J. & Giraldo, F. (2011) “calidad de vida en ancianos institucionalizados de Pereira” Rev. Colomb. Psiquit., vol.40/ no. 4: 700- 708 Molina, J., Uribe, A., Figueroa, J. (2013) “Dolor, calidad de vida y estado anímico relacionados con la salud de pacientes ancianos hospitalizados” Rev. Pensamiento psicológico, Vol.11, No. 1, 2013, pp. 43-53 Schwartzman, L. (2003) Calidad de vida relacionada con la salud: aspectos conceptuales. Ciencia y enfermería IX (2): 9-21 Hernández, R. Fernández, C & Baptista, P. (2007) fundamentos de metodología de la investigación. México. D,F.: Mc Graw Hill Institut Municipal d’investigació Mèdica. IMIM (2000) “Manual de puntuación de la versión española del Cuestionario de Salud SF-36”. Barcelona OMS (S.F.) Recuperado de http://www.who.int/es/ OME (S.F.) examen cognoscitivo- mini mental. Recuperado de http://www.ome.es/media/docs/Novedad_Test_Minimental.pdf Papalia, D., Sterns, H., Feldman, R., Camp, C (2009) Desarrollo del adulto y vejez. Mexico: Mc Graw Hill Pla-Vidal, J., Téllez, J., Alarcón, R. (2012) Psicogeriatría una visión integral del envejecimiento humano. Bogotá. Colombia: JAVEGRAF Plan de desarrollo social de Pereira (2012-2015). Recuperado de http://portal.pereira.gov.co:7778/portal/page?_pageid=78,23777&_dad=portal&_sc hema=PORTAL Pinazo, S., & Sánchez, M (2005) Gerontología actualizaciones, innovación y propuestas. España: PRINTED IN SPAIN Polit, D & Hungler, B. (2000) investigación científica en ciencias de la salud. México. D, F.: MC Graw Hill Reynoso, L., & Seligson, I. (2005) psicología clínica de la salud un enfoque conductual. México: Editorial el Manual Moderno Trujillo, S., Tovar, C. & Lozano, M. “formulación de un modelo teórico de la calidad de vida desde la psicología” Univ. Psychol. Bogotá (Colombia) 3 (1) 89-98. Vega, V., Jenaro, C., Flores, N. Cruz, M., & Lerdo de Tejada, A. (2013) “evaluación de la calidad de vida de adultos con discapacidad intelectual institucionalizados en Chile”. Universitas Psychologica, 12(2), 471- 481 Velarde, E. & Figueroa, C. (2002) Evaluación de la Calidad de Vida. Salud Publica México, vol.44, No. 4: 349- 361 Vélez, R. Agredo, R. Jerez, A. & Chapal, L. (2008) “calidad de vida y condiciones de salud en adultos mayores no institucionalizados en Cali, Colombia”. Salud pública. 10 (4): 529- 536. Vera, M. (2007) “significado de la calidad de vida del adulto mayor para sí mismo y para su familia”. AnFacMed Lima; 68 (3) 284-285.