Estimados clientes: Enviamos a continuación un resumen de una Sentencia muy interesante de responsabilidad médica dictada por la Suprema Corte de Justicia (SCJ) el 13 de marzo de 2013, la cual se impone tener presente. Básicamente estos son los hechos constitutivos del caso: Los herederos del paciente promovieron un juicio contra la institución de salud por responsabilidad médica originada en una mala praxis y en no haber recogido el previo consentimiento informado del paciente. Al paciente se le había realizado una ecografía transesofágica y no se le había informado previamente que uno de los riesgos de dicho estudio era la perforación esofágica, extremo que con posterioridad determinó el fallecimiento del paciente. Los herederos reclamaban sus daños y perjuicios, y el daño premuerte, esto es, el daño (sufrimiento) que se produjo al paciente durante el lapso que sobrevivió. La institución de salud contestó la demanda y aparentemente habría citado en garantía al médico. La Sentencia de Primera Instancia No. 15 de fecha 15/09/2011 dictada por el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil de 7mo Turno señaló que no existió mala praxis, pero que el médico no informó al paciente sobre la posibilidad de una consecuencia como la verificada -perforación esofágica- y que a la postre determinó el fallecimiento del paciente. La sentencia hizo lugar a la demanda y a la excepción de garantía y condenó de forma solidaria a los citados. Los demandados apelaron. Los actores al evacuar el traslado del recurso de apelación interpuesto por los demandados centraron sus agravios en la ausencia de información y no manifestaron que les agraviaba que la sentencia de primera instancia determinara que no existió mala praxis. La Sentencia de Segunda Instancia No. 112 de fecha 9 de mayo de 2012 dictada por el Tribunal de Apelaciones en lo Civil de 3er Turno entendió que existió una omisión de informar. Sin embargo, revocó la sentencia de primera instancia y desestimó la demanda en todos sus términos y la pretensión de reembolso contenida en la citación a terceros. Av. Libertador 1680 Piso 2 | CP. 11100 | Montevideo | Uruguay | Telefax (598) 29013020* | [email protected] El Tribunal de Apelaciones señaló que no se podía pronunciar sobre si existió o no mala praxis porque los actores no se habían agraviado sobre dicho extremo, esto es, quedó firme lo determinado por la sentencia de primera instancia (no existió mala praxis). Asimismo, sostuvo que no se configuró incumplimiento por parte de la demandada porque la omisión de informar que hace incurrir en responsabilidad refiere a los riesgos previsibles y que además, no hay incidencia causal de la omisión sobre el resultado, pues ante un riesgo bajo (0,02% de probabilidades de que se produzca), el hombre medio no hubiera decidido prescindir del examen indicado por su médico. En definitiva, se rechaza en segunda instancia la demanda, con la discordia parcial de una Ministra (Dra. Mary Alonso). Los actores interpusieron contra dicha sentencia recurso de casación. La Sentencia No. 188 de fecha 13 de marzo de 2013 dictada por la Suprema Corte de Justicia acogió el recurso de casación e hizo lugar a la demanda, confirmando la sentencia de primera instancia en todos sus términos. Señala la sentencia de la Corte que la ausencia de información al paciente y/o sus familiares surgía de la propia declaración del médico, quien expresó que como se trataba de una complicación muy rara no se la informó, pues entendía que no debía someter al paciente a un estrés tal, de forma previa a la realización de un estudio. No se agregó el consentimiento informado por escrito y, a su vez, el médico declaró que él no confeccionaba dichos documentos. La Corte citó prestigiosa doctrina que señala "...basta infringir la obligación de obtener el consentimiento para condenar al médico, aunque la intervención se haya desarrollado sin culpa alguna", como ocurrió en este caso según sentencia de 1º y 2º instancia. Entiende la Corte que la omisión de informar al paciente determina la existencia de responsabilidad, pues constituye una obligación del médico informar con claridad y exhaustivamente al paciente sobre los riesgos de la operación, de las incidencias y porcentajes posibles de secuelas lesivas; y que es de rechazo que el médico resuelva, dejando al paciente ajeno a que decida por sí, a optar por uno u otro procedimiento, o a rechazar someterse a determinada técnica. Agrega la Corte que se incurrió en responsabilidad en tanto se vulneró la dignidad y autonomía moral del paciente, al privarle a decidir sobre algo que le concernía en forma privativa. Adicionalmente entiende la Corte que se expuso al paciente a un riesgo grave, que se concretó deteriorando su estado psico-físico durante el lapso que sobrevivió (lo que surge acreditado con la propia HC) y que el hecho ilícito de no informar al paciente Av. Libertador 1680 Piso 2 | CP. 11100 | Montevideo | Uruguay | Telefax (598) 29013020* | [email protected] tuvo como consecuencia que no tuvo oportunidad de evitar el resultado dañoso del tratamiento. Entiende la Corte que existió un daño premuerte y que el mismo es transmisible a sus herederos, quienes tienen derecho a obtener su reparación. En definitiva, se revoca la Sentencia de segunda instancia y se confirma la de primera instancia, haciendo lugar a la demanda (no tenemos datos sobre los importes reclamados por los actores y los montos de condena). Dicha sentencia cuenta con la discordia de los Ministros Larrieux y Chediak que entienden que la no información de riesgos excepcionales no genera responsabilidad y que si no hubo mala praxis no corresponde la indemnización íntegra del daño moral. PRECISIÓN: cuando ocurrió este problema con el paciente no estaba vigente la Ley No. 18.335, cuyo Decreto Reglamentario es terminante en cuanto a que, en un caso como este, debía contarse con un consentimiento informado por escrito, del cual surgieran los riesgos frecuentes, poco frecuentes y personales. Antes de la entrada en vigencia de esta ley, de regla el consentimiento informado podía recabarse de forma oral o escrita, salvo los casos en que existía una norma que disponía que debía preceptivamente recabarse por escrito (eran casos muy concretos y puntuales). Con posterioridad a la Ley No. 18.335 el consentimiento informado debe recabarse por escrito de forma previa a cada procedimiento "invasivo", no definiendo la norma qué se entiende por dicho término ("invasivo"), extremo que -en algunos casos- puede generar dudas sobre si un procedimiento es invasivo o no. A su vez, con posterioridad a la citada norma, dicho consentimiento debe contener todos los requisitos previstos en el Decreto Reglamentario de la citada ley. Estimamos que esta sentencia es muy importante en tanto permite visualizar el rumbo de las tendencias jurisprudenciales en la materia. Quedamos a sus órdenes por cualquier aclaración y/o ampliación que necesiten. Saludos. Dra. Clarisa Rodríguez Schettini Departamento Jurídico Rueda Abadi Pereira Av. Libertador 1680 Piso 2 | CP. 11100 | Montevideo | Uruguay | Telefax (598) 29013020* | [email protected]