Por qué se preocupa la teología del futuro

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PRIMERA
PARTE:
PLANTEAMIENTO
DEL PROBLEMA.
Sergio Silva G. SS. CC.
Profesor de la Facultad de Teologia, U. C.
Por qué se preocupa la teología del futuro
1.
EL FUTURO COMO TEMA PERMANENTE DE LA TEOLOGIA
a) LA FE CRISTIANA
es el encuentro del hombre con Dios en la persona de
Jesucristo, mediador, es la participación del creyente en la vida misma de
Dios, como fruto de la "condescendencia" absolutamente gratuita de Dios, manifestada en el "anonadamiento'" de su hijo. Al decir hombre se incluye al
hombre individual y al grupo humano con sus instituciones y su cultura.
Esta dimensión de encuentro personal es constitutiva de la fe cristiana, es
su núcleo más íntimo y auténtico, aunque -a diferencia de otras dimensiones
de la fe, como por ejemplo la doctrinal- es muy difícil de constatar con certeza y, por lo tanto, de controlar con alguna objetividad; de aquí que a menudo
se la posponga en las exposiciones de la fe e incluso, a veces, en la preocupación
de los pastores de la iglesia.
La teología no es más que la reflexión sistemática sobre la realidad de esta
unión que tiende a incorporar a toda la humanidad. Reflexión que se hace con
ayuda de los instrumentos que cada cultura ofrece y, eventualmente, de los
que la misma teología se ve obligada a crear.
b)
Una dimensión de esta unión del hombre con Dios es el futuro.
La Sagrada Escritura y la tradición distinguen claramente dos tiempos de
la unión: el tiempo actual (que se extiende a toda la historia), en que vemos
a Dios como a través de un vidrio oscuro, confusamente, y lo conocemos de
un modo imperfecto; y un tiempo futuro en que lo veremos cara a cara y lo
conoceremos tal como El nos conoce (ver 1 Co 13, 12).
Este futuro se hará realidad para la humanidad en la parusía de Cristo
(su Segunda Venida), en el Día del Señor que pone término a la historia con
la intervención escatológica, definitiva, de Dios, que inaugura en plenitud su
Reinado (ya anticipado en Jesucristo). y se hará presente como un don de
Dios, que el hombre no puede merecer ni conquistar, sino que tiene que recibir, maravillado y agradecido; un don que el hombre no puede ni siquiera
imaginar: "anunciamos -dice Pablo, citando a los Profetas del AT- lo que ni
el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios preparó
SERGIO SILVA G.
para los que lo aman" (1 Ca 2,9); y si no lo puede imaginar, menos lo puede
aún diseñar.
Sin embargo, no se trata de afümar una pasividad total del hombre frente
a este futuro. Por el contrario. Sin la aceptación libre y voluntaria del hombre,
sin su esfuerzo cotidiano por hacer verdad esta aceptación en el cumplimiento
de la voluntad de Dios, este futuro no se realiza. Porque el futuro que la fe
cristiana anuncia es el futuro que Dios promete al hombre corno gracia, un
futuro que se hará realidad corno fruto de una decisión libre y soberana de
Dios; pero cuya realización supone esta aceptación voluntaria del hombre,
porque es el futuro del amor.
Esta participación activa del hombre en la realización del futuro de Dios
hace posible pensar en "adelantarlo"; y está detrás de la idea de los tiempos ya
"maduros" (ver Jn 4,35 y la predicación del Bautista: Mt 3,1-12).
Aunque el futuro escatológico no lo podamos imaginar ni diseñar, sin
embargo no estarnos en una ignorancia absoluta: ese futuro se ha anticipado
en Jesús, en su muerte y resurrección, en su vida y en su ministerio. El es el
futuro de Dios, El es en persona el Reinado de Dios. De aquí que este futuro
pueda ejercer en la historia una infuencia decisiva.
La Teología cristiana ha reflexionado desde sus orígenes sobre este futuro
y sobre la influencia que la esperanza del encuentro definitivo con el Dios de
la Vida debe ejercer ya ahora sobre la vida de los creyentes -experimentada
corno precaria y deseada plena- y sobre su acción en el mundo.
Por otra parte la humanidad (cada grupo de la especie humana) siempre
ha transformado el mundo en que vive, siempre ha ido creando un futuro
nuevo. Los materiales empleados en esta construcción son, fundamentalmente,
dos: la naturaleza y el hombre mismo y sus sociedades. Ambos "materiales"
tienen sus leyes propias que hay que respetar no sólo para evitar su deterioro
o su destrucci6n, sino, ante todo, porque en esas leyes se encarna una ley divina.
De aquí la necesidad no s610 de un planteamiento ético, sino propiamente de
uno ético-teo16gico del problema del futuro.
La teología debe, pues, reflexionar también sobre la influencia que este
futuro, creado por el hombre, ejerce, tanto sobre la comprensión del futuro
escato16gico, corno sobre la preparaci6n activa del hombre para su adviento.
Así, el problema que se plantea a la teología es doble: reflexionar, por una
parte, sobre el aporte del futuro escato16gico al futuro que la humanidad va
construyendo en la historia, a las metas que puede, eventualmente, proponerse
y a los caminos que emprende; y reflexionar, por otra parte, sobre el aporte
que este futuro que la humanidad va construyendo presta tanto a la comprensi6n del futuro escatológico corno a su realización, anticipada en el tiempo
histórico, o definitiva en el tiempo escatológico.
POR QUE SE PREOCUPA
2.
LA TEOLOGIA
DEL
FUTURO
7
EL CAMBIO EN LASITUACION DEL FUTURO HUMANO
Algo ha ocurrido en nuestros tiempos, que ha cambiado la situación del futuro creado por el hombre y, que por lo tanto, constituye un desafío para la
fe de los cristianos y para la teología.
a) Hasta ahora la humanidad ha ido creando el futuro de una manerll
espontánea, sin proponerse deliberadamente un diseño que llevar a la práctica.
Sólo algunos acontecimientos políticos, los procesos de conquista del poder y
de expansión de los imperios, han sido fruto a veces de actos deliberados, pero
no han tenido el carácter contemporáneo de un diseño global del· futuro. Una
de las causas decisivas de esta espontaneidad y ausencia de deliberación parece ser la falta de instrumentos transformadores suficientemente potentes, .que
permitieran diseñar nuevas relaciones con la naturaleza y al interior de la
sociedad.
Lo nuevo de nuestra situación es precisamente la aparición de tales instrumentos de transformación dotados de una enorme potencia. Desde los
Tiempos Modernos el desarrollo científico-técnico. y la expansión económica
-dos procesos íntimamente ligados- han ido creando instrumentos de transformación de la naturaleza y de las relaciones sociales que hacen posible pr()ponerse deliberadamente conducir la historia hacia metas previamente diseñadas.
Esta posibilidad abierta por el enorme crecimiento tecnológico de la humanidad se ha visto ratificada por la preparación de procedimientos de plani~
ficación que hacen posible integrar muchos de estos instrumentos de
transformación en una haz coherente, que permite obtener, con bastante
seguridad, los resultados diseñados (aunque junto con estos resultados aparecen
también consecuencias imprevistas, quizá imprevisibles). Como presupuesto
cultural de esta posibilidad de diseñar el futuro hay que señalar el crecimiento
de la conciencia histórica en la humanidad de los Tiempos Modernos, conciencia
que hace posible mirar el pasado como pasado, liberando así la capacidad de
proyectar un futuro que sea diferente de la mera reproducción de ese pasado.
Es lo que muestran las "Utopías" imaginadas a partir del Renacimiento y -en
un nivel menos profundo- la actual conciencia de cambio: hoy se sabe que
el futuro (al menos en cuanto al decorado de la existencia cotidiana) .va a ser
diferente del presente.
b) La mera posibilidad de un diseño practicable de futuro nobastaría~
sin embargo, para mover a su realización. Hace falta que este futuro se haga
también deseable. Es lo que está ocurriendo en nuestra generación al difundirse
cada vez más intensamente y abarcando un creciente número de contemporáneos un malestar frente a la cultura y a la civilización _actuales. En la .base de
este malestar parece estar el hecho de que el desarrollo moderno se ha hecho
en forma que podríamos llamar ''silvestre'', casi como una· prolongación dél
proceso de evolución de la vida vegetal y animal, por el uso de .los mismos
mecanismos de lucha por la vida y selección natural que parecen haberlapresidido. Paradójicamente, a medida que crece nuestra capacidad de transformar
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SERGIO SILVA G.
la naturaleza y la sociedad pareciera que se escapa de nuestro control deliberado
el futuro que vamos construyendo. La cosa se agrava porque desde mediados
de nuestro siglo el crecimiento cuantitativo de la potencia de los instrumentos
técnicos creados así ha hecho que el problema cambie de naturaleza: de seguirse en esta evolución, las tendencias competitivas y de lucha pueden llevar
a la autoaniquilación de la humanidad, no sólo por el arsenal atómico, sino
por la posible destrucción de la naturaleza como consecuencia de su explotación
depredatoria, y por la alienación del hombre, producto de la manipulación
ideológica y sicosocial hecha posible por el refinamiento de los medios de comunicación social y de las técnicas de persuasión elaboradas por la publicidad
y la propaganda.
c) Llegados aquí, pareciera que el deseo de un futuro diferente tiende
a transformarse en una necesidad: si la humanidad quiere sobrevivir y hacer
realidad la paz y una convivencia armoniosa debe empeñarse deliberadamente
en proteger la vida de las tendencias que actualmente la amenazan.
Sin embargo, el mismo diseño del futuro puede convertirse en la peor
amenaza, si se convierte en totalitario. Pareciera que hay que incorporar en
ese diseño -que se ve como deseable e incluso necesario- de alguna manera
la existencia de variables históricas y naturales no controlables.
3.
DISE~O DEL FUTURO: TECNOLOGIA y ESCATOLOGIA
El problema de la relación entre futuro creado por el hombre y futuro
escatológico se plantea, pues, de una manera cualitativamente distinta hoy,
dado que existe no sólo la posibilidad sino también el deseo e incluso la necesidad de que el hombre tome en sus manos su historia y trate de conducirla
hacia una meta que asegure una vida plena para todos.
En este Seminario trataremos de examinar lo más exactamente posible
el alcance y los límites de esta posibilidad, de este deseo y de esta necesidad
de diseñar el futuro: buscaremos también el sentido que esto tiene para la fe y
para el futuro escatológico que los creyentes esperamos. Y nos preguntaremos
por el aporte de los cristianos a la construcción de un futuro más humano.
Por la importancia que tienen para el desarrollo de este Seminario, hemos
preparado otros dos temas introductorios, que ya han sido tocados aquí al
pasar, que se refieren al malestar frente a la cultura actual y a los procedimientos de planificación que han hecho posible el diseño del futuro.
DEBATE
• J.
MORENO
pregunta hasta dónde se justifica la noción de futuro sobre el telón de
fondo del actual desarrollo de los conceptos de fonna, estructura y sistema.
Para buscar una respuesta, Sn..vA propone distinguir dos tipos de futuro: el que se
produce por obra de causas encadenadas físicamente como producto de tendencias ya
operantes en el presente, y el que es fruto de la libertad, que habría que llamar adviento.
POR QUE
SE PREOCUPA
LA TEOLOGIA
DEL
FUTURO
11
El primer futuro puede entenderse mecánicamente, a la manera como Newton interpreta
el mundo físico; por ello, puede ser conceptualizado estructuralmente. El futuro-adviento quizás no.
••
ZAÑARTU
considera que hay que profundizar el problema de la libertad, sobre todo
porque la planificación del futuro pone en las manos del hombre un poder enonne que
puede ser mal usado. No basta -como propone la ponencia- con dejar algunas cosas
no previstas o sitio para lo imprevisible al planificar.
••
VIAL se pregunta dentro de qué temporalidad cabe hablar de un futuro escatológico,
porque además del tiempo newtoniano y del adviento, hay otras dimensiones o maneras
de concebir el tiempo que podrían considerarse.
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