Los sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y todo el

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Los sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y todo el Sanedrín
y, después de haber atado a Jesús, le llevaron y le entregaron a Pilato.
Pilato le preguntaba: « ¿Eres tú el Rey de los judíos? » El le respondió: «
Sí, tú lo dices. »... Pilato les contestó: « ¿Queréis que os suelte al Rey de
los jjudíos? » ... La g
gente volvió a g
gritar: « Crucifícale!»
... Pilato,, entonces,, q
queriendo complacer
p
a
la gente, les soltó a Barrabás y entregó a
Jesús, después de azotarle, para que fuera
crucificado... Le conducen al lugar del
Gólgota, que quiere decir: Calvario... Le
crucifican y se reparten sus vestidos,
echando a suertes a ver qué se llevaba cada
uno.
Era la hora tercia cuando le
crucificaron...
Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora
nona. A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: « Eloí, Eloí, ¿lema
sabactaní? », - que quiere decir - « ¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has
abandonado? »... Yo Jesús lanzando un fuerte grito, expiró (Mc 15,1-37).
Por eso me ama el Padre, porque
doy mi vida, para recobrarla de
nuevo. Nadie
N di me la
l quita;
it yo la
l
doy
voluntariamente.
Tengo
poder para darla y poder para
recobrarla de nuevo; esa es la
orden que he recibido de mi
Padre. » (Jn 10,17).
Ahora mi alma está turbada. Y
¿qué voy a decir? ¡Padre, líbrame
de esta hora! Pero ¡si he llegado
a esta hora para esto! Padre,
glorifica tu Nombre.
Nombre » Vino
entonces una voz del cielo: « Le
he glorificado y de nuevo le
glorificaré » (Jn 12,
glorificaré.
12 27)
10) Y FUE
SEPULTADO
Y y
ya al atardecer,, como era ... víspera
p
del sábado, vino José de Arimatea,
miembro respetable del Consejo, que
esperaba también el Reino de Dios,
Dios y
tuvo la valentía de entrar donde Pilato y
pedirle el cuerpo de Jesús. Se extrañó
Pilato de que ya estuviese muerto y,
y
llamando al centurión, le preguntó si
había muerto hacía tiempo. Informado
por ell centurión,
t ió concedió
dió ell cuerpo a
José, quien, comprando una sábana, lo
descolgó de la cruz, lo envolvió en la
sábana y lo puso en un sepulcro que
estaba excavado en roca; luego, hizo
rodar una p
piedra sobre la entrada del
sepulcro. María Magdalena y María la de
Joset se fijaban dónde era puesto (Mc
15,42-47)
15,42
47).
9) Y RESUCITÓ
Ó AL TERCER
DÍA,
DÍA SEGÚN LAS
ESCRITURAS,,
ESCRITURAS
Pasado el sábado,
sábado María Magdalena,
Magdalena
María la de Santiago y Salomé
compraron aromas para ir a
embalsamarle
embalsamarle.
Y
muy
de
madrugada, el primer día de la
semana, a la salida del sol, van al
sepulcro.
l
S decían
Se
d í
unas otras:
t
«
¿Quién nos retirará la piedra de la
puerta del sepulcro? » Y levantando
los ojos ven que la piedra estaba ya
retirada; y eso que era muy grande. Y
entrando en el sepulcro
p
vieron a un
joven sentado en el lado derecho,
vestido con una túnica blanca, y se
asustaron Pero él les dice: « No os
asustaron.
asustéis. Buscáis a Jesús de
Nazaret,
el
Crucificado;
ha
resucitado no está aquí.
resucitado,
aquí Ved el lugar
donde le pusieron (Mc 16,1-6).
Por su parte, los once discípulos
marcharon a Galilea, al monte que
J ú les
Jesús
l había
h bí indicado.
i di d Y all verle
l
le adoraron; algunos sin embargo
dudaron. Jesús se acercó a ellos
y les habló así: « Me ha sido dado
todo poder en el cielo y en la
tierra. Id, pues, y haced discípulos
a todas las gentes bautizándolas
en el nombre del Padre y del Hijo y
del Espíritu Santo, y enseñándoles
a guardar todo lo que yo os he
mandado. Y he aquí que yo estoy
con vosotros todos los días hasta
el fin del mundo» (Mt 28,16-20).
Al atardecer de aquel día, el
primero de la semana, estando
cerradas, por miedo a los judíos,
las p
puertas del lugar
g
donde se
encontraban los discípulos, se
presentó Jesús en medio de ellos y
les dijo: « La paz con vosotros.
vosotros »
Dicho esto, les mostró las manos y
el costado. Los discípulos se
alegraron de ver al Señor.
Señor Jesús
les dijo otra vez: « La paz con
vosotros. Como el Padre me envió,
t bié yo os envío.
también
í » Dicho
Di h esto,
t
sopló sobre ellos y les dijo: «
Recibid el Espíritu Santo. A
quienes perdonéis los pecados, les
quedan perdonados; a quienes se
los
retengáis,
g ,
les
quedan
q
retenidos. » (Jn 20,19-23)
Os recuerdo,
recuerdo hermanos,
hermanos el Evangelio que os prediqué
prediqué...
...
Porque os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez
recibí:: que Cristo murió por nuestros pecados, según las
recibí
Escrituras;
E it
Escrituras
; que fue
f sepultado
lt d y que resucitó
itó all tercer
t
dí
día,
según las Escrituras
Escrituras;; que se apareció a Cefas y luego a
los Doce
Doce;; después se apareció a más de quinientos
hermanos a la vez
vez...
... Ahora bien, si se predica que Cristo
ha resucitado de entre los muertos ¿cómo andan diciendo
algunos entre vosotros que no hay resurrección de los
muertos? Si no hay resurrección de los muertos, tampoco
Cristo resucitó.
resucitó. Y si no resucitó Cristo, vacía es nuestra
predicación, vacía también vuestra fe
fe...
... Y si Cristo no
resucitó, vuestra fe es vana
vana:: estáis todavía en vuestros
pecados...
pecados
... Si solamente para esta vida tenemos puesta
nuestra esperanza en Cristo,
Cristo ¡somos los más dignos de
compasión de todos los hombres! ¡Pero no! Cristo
resucitó de entre los muertos como primicias de los que
durmieron (1 Cor 15
15,,1-20
20)).
10) Y SUBIÓ
Ó AL CIELO, Y
ESTÁ SENTADO A LA
DERECHA DEL PADRE.
Y dicho esto,, fue levantado en
presencia de ellos, y una nube
le ocultó a sus ojos. Estando
ellos mirando fijamente al cielo
mientras se iba, se les
aparecieron
dos
hombres
vestidos de blanco que les
dijeron: « Galileos, ¿qué hacéis
ahí mirando al cielo? Este que
os ha
h sido
id llevado,
ll
d este
t mismo
i
Jesús, vendrá así tal como le
habéis visto subir al cielo. »
(Hch 1,9-11)
No ceso de dar gracias por vosotros
recordándoos en mis oraciones, para
que el Dios de nuestro Señor
J
Jesucristo,
i t ell Padre
P d
d la
de
l gloria,
l i os
conceda espíritu de sabiduría y de
revelación
para
conocerle
perfectamente; iluminando los ojos de
vuestro corazón para que conozcáis
cuál es la esperanza a que habéis sido
llamados por él; cuál la riqueza de la
gloria otorgada por él en herencia a los
santos, y cuál la soberana grandeza de
su poder para con nosotros, los
creyentes, conforme a la eficacia de su
fuerza poderosa,
poderosa
que desplegó en
Cristo, resucitándole de entre los
muertos y sentándole a su diestra en
los cielos...
cielos (Ef 1,16-23).
1 16 23)
11) Y DE NUEVO
VENDRÁ CON GLORIA
PARA JUZGAR A VIVOS
Y MUERTOS,
MUERTOS
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