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INFORME POLÍTICO DEL COMITE FEDERAL DEL PCE
AL XVI CONGRESO
1. Decíamos en el anterior Congreso: “nunca como ahora ha sido tan históricamente
urgente la superación del actual modo de producir, vivir y consumir dominante en
nuestras sociedades y pocas veces, como ahora, aparece tan lejana su superación
material y cultural".
Afirmábamos también que aparecían “características propias de un cambio de era, de
una nueva fase histórica en la que podrían concurrir factores que alumbren el
surgimiento de una nueva generación revolucionaria que suceda a las que realizaron
las revoluciones francesa y soviética”.
Estas dos citas son aparentemente contradictorias, ya que, por un lado, parece que el
dominio capitalista es tan apabullante que no permite aparecer en el horizonte la
posibilidad de un cambio de tendencia para su superación material y cultural, y, por el
otro, aparecen signos de un cambio en el que podría ir surgiendo una nueva
generación revolucionaria.
No hay contradicción o, en todo caso, hay la contradicción propia de la dialéctica social
y cultural que, en estos momentos, y ya entonces, está librando una dura batalla
entre la globalización neoliberal y las urgentes necesidades democráticas y socialistas
del mundo actual.
Hoy podemos constatar la existencia de un amplio y plural movimiento antineoliberal.
A los comunistas nos corresponde, en este momento, poner nuestros recursos
políticos, teóricos y culturales al servicio de esa “superación material y cultural” del
capitalismo. Hay pues una diferencia importante entre la realidad existente en el XV
Congreso y la actual: hoy, lo que era potencial se está convirtiendo en real y el
dominio neoliberal, que no podemos subestimar, tiene una contrapartida alternativa en
construcción.
2. Se ha dado ya la distancia suficiente para saber qué ha representado la desaparición
de la URSS, el por qué y las consecuencias para sus 16 repúblicas y para el mundo:
empobrecimiento de los ciudadanos y ciudadanas de la ex URSS, mafias, liquidación
de derechos laborales, sociales, educativos y sanitarios, aumento de la prostitución en
general y de niños y niñas en particular, hasta límites de escándalo, reducción drástica
de las expectativas de vida, democracia subordinada a las reglas del control del poder,
de los medios de comunicación y de las fuentes de ingreso. Nada que ver con el
maravilloso mundo democrático que les prometían. Y humillación, mucha humillación.
Y retroceso cultural, mucho retroceso cultural hacia el integrismo religioso, hacia el
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populismo, hacia las ideas más reaccionarias emanadas del neoliberalismo y de la
insolidaridad de una economía llamada de mercado, que a todos los defectos de éste
suma la oligarquización de la misma y de la riqueza. En el plano internacional, acabado
el contrapoder que era la URSS, el vacío lo han llenado las ideas y prácticas que la
historia había deshauciado como inmorales por antisociales y que ahora vuelven
contando con que no hay oposición económica, cultural, política y militar. El mundo no
ha avanzado, se ha vuelto más inseguro, aunque la nueva situación ha creado nuevos
elementos colectivos de defensa popular, como el movimiento antiglobalización.
3. Existe con más fuerza que nunca la realidad de los centros y las periferias (N-S) en el
terreno económico y social, en las condiciones de vida de la gente.
- La globalización neoliberal, forma de expansión del capitalismo actual, reafirma
objetivamente la desigualdad como factor necesario y estructural del sistema.
- No son capaces de alcanzar un consenso lo más amplio posible de la mayoría de los
pueblos porque el sistema no es capaz de dar una vida modesta y digna a todos sus
habitantes.
- Por eso se abre camino la tesis más reaccionaria, sustentada por EE.UU. y seguida
servilmente por la UE, no sin ciertas contradicciones: la de que EE.UU. ejerzan
directamente su dominio y hegemonía política y económica sustentados en su poder
militar, con un presupuesto de más de 440.000 millones de euros (aumento anual
2002 de 48.000 millones de euros). En este cuadro la ONU es un elemento auxiliar,
pero tanto en Irak como en el proceso bélico de después del 11-S actúan por su
cuenta y decisión, acompañados del virreinato de Gran Bretaña, subordinando al resto,
aunque no esté totalmente de acuerdo. Aparecen contradicciones pero no son
capaces, de momento, de originar desencuentros serios.
- La OTAN es el verdadero instrumento de referencia para todos para la imposición de
las políticas del centro a la periferia.
4. El problema de Palestina denota la miseria moral y la opción imperial. Se acepta el
crimen de Sharon y del estado de Israel, permiten el asesinato de un pueblo,
potencian los elementos más integristas con su terrorismo de estado, permiten la
destrucción de las formas de vida, humillan a todo un pueblo y a sus hermanos
árabes. La cultura palestina y su anterior laicismo van siendo engullidos por la
dinámica religioso-terrorista suicida. Las piedras y las movilizaciones de masas son
tratadas a sangre y fuego. Cualquier rasgo de piedad y de justicia de sectores del
pueblo de Israel (que se están movilizando últimamente por la paz, por un estado
palestino y contra la política de asentamientos de su gobierno) son anulados por la
dinámica criminal de los asesinatos y la destrucción de los pueblos. Los jueces belgas
imputan a Sharon, pero éste es recibido con honores en las cancillerías y presidencias,
incluidas las españolas.
5. La geografía de la desigualdad crece, aumentando las zonas de exclusión, marginación
y miseria (Africa, Asia, América Latina - Informe CEPAL y BM). Hambrunas derivadas
de las políticas neoliberales y de los desastres naturales son contempladas con
pasividad criminal por los gobiernos de Honduras, El Salvador, Nicaragua...
6. Se multiplican los conflictos armados por “razones” étnicas, religiosas, por el control de
las riquezas y materias primas, por el litigio fronterizo, por nacionalismos excluyentes
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que no representan la defensa de una base humana, territorial y cultural común, sino
de enfrentamiento e intento de liquidar otras realidades colectivas.
7. La dictadura de los mercados no soluciona los problemas sino que agudiza el
subdesarrollo, la concentración de riquezas en pocas zonas y en pocas manos, la
feminización de la pobreza, el desempleo, la marginación social, el hacinamiento de la
miseria en las grandes urbes que se convierten en los sitios más insalubres y
peligrosos del planeta, el intercambio desigual entre países productores de materias
primas y vendedores de productos elaborados y tecnología, forman una realidad de
caos social e inseguridad.
La degradación ambiental continúa ante la ceguera de los principales productores de
toxicidad, de destrucción agrícola y forestal, causantes de la desertización, de la
contaminación de ríos y mares, de la destrucción de la capa de ozono y el consiguiente
calentamiento de la tierra, del peligro nuclear. Para EE.UU y para algunos de sus
socios, los acuerdos de Kyoto y las conferencias internacionales son papel mojado,
aplicando un verdadero dumping ecológico y social con tal de no reducir, o variar, su
nivel de beneficios.
El “desarrollo” o “crecimiento” neoliberal se ha convertido en un caso urgente de
intervención internacional coordinada. Es un peligro publico global. Sin embargo, los
principales responsables escabullen el bulto y no están dispuestos a reducir su tasa de
beneficios inmorales.
8. Todo esto se produce en medio de crecientes contradicciones entre los propios socios
partidarios de la globalización, que se enfrentan por intereses antagónicos en diversas
zonas y países del mundo (USA-Argentina, UE-Argentina, USA, UE-Mercosur).
Las contradicciones se ven agravadas porque una parte de las clases nacionales
dominantes en los países empobrecidos no ven ya con los mismos ojos la bondad de la
políticas de desregulación, y privatización, contemplan impotentes como sus materias
primas bajan en los mercados internacionales y suben los productos elaborados. Estas
situaciones abren perspectivas de discusión colectiva de los problemas en diversas
zonas. Una de las experiencias más importantes, que está convirtiéndose en un
laboratorio social, económico y político es el caso argentino. Para hablar de él tenemos
que dar primero un sucinto repaso de la historia latinoamericana de las pasadas
décadas, ya que los movimientos del capital nunca se han fundamentado en los
intereses de los pueblos ni en sus necesidades. Los movimientos del capital están
insertos en la lucha de clases por la hegemonía de los pocos detentadores de la
riqueza frente a la mayoría de los creadores de riqueza de las/los trabajadores, de los
explotados, de los empobrecidos y marginados..
En América Latina hace 3 décadas y después se estaba dando un proceso de
movilización social, de lucha guerrillera en algunos focos y de victoria política
democrática en las urnas (caso de Chile en 1970). En conjunto, la convulsión social
hacía peligrar los intereses y privilegios de las oligarquías locales de cada país y de los
EE.UU. en particular. Y no estaban dispuestos a tolerarlo, ni unos ni otros. Y pusieron
en marcha los golpes militares coordinados para terminar con el peligro de posibles
gobiernos de izquierda, con la participación de socialistas y comunistas.
El golpe militar era la preparación del terreno para que las políticas neoliberales se
impusieran en toda regla y acabasen con los vestigios de poder político nacional, más
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o menos cercano y popular, y con los derechos sociales conquistados, bastante
escasos por cierto.
Fue la época de las bayonetas contra los focos de guerrilla y contra los movimientos
sociales, culturales y políticos que, desde posiciones muy diversas, intentaban construir
alternativas en el interior de cada país. Las bayonetas fueron impulsadas, protegidas y
suministradas por Estados Unidos, con la complicidad, tolerancia o pasividad del resto
de socios capitalistas.
Liquidaron generaciones de dirigentes y cuadros políticos, intelectuales, sindicalistas,
activistas sociales. Y liquidaron la democracia realmente existente en diversos países, y
especialmente en Chile como avanzadilla de una lucha política democrática que
representaba una experiencia para toda América Latina y para el mundo: desarrollar
un principio de socialismo amplio frente al sistema capitalista dominante y frente a las
oligarquías locales. Muchos de los actores delincuentes de entonces son los mismos
representantes hoy de las teorías neoliberales..
Lo hicieron a conciencia. Pero fracasaron en su intento de conseguir el consenso
neoliberal en las mayorías populares. El capitalismo actual, la globalización neoliberal,
no es capaz de dar una vida modesta pero digna a todos. Ningún país emergente
puede competir con las sedes centrales del capitalismo. (Las cifras del CEPAL y del BM
son contundentes: ningún país latinoamericano ha conseguido, en los últimos diez
años, mejorar sus condiciones de vida y de trabajo, y en algunos casos han
retrocedido).
Ante su fracaso social, retiran las bayonetas, después de que éstas hayan diezmado el
potencial humano para una alternativa democrática, y ponen en marcha
aceleradamente procesos de democracia formal y/o representativa, acompañados de
la más profunda desregulación de normas de control democrático de las finanzas y de
la economía.
La bancarrota argentina pone de relieve dos cosas:
1ª - el fracaso de un modelo económico: el neoliberal, que no sólo no es capaz de
satisfacer las necesidades del mundo actual, sino ni tan siquiera las de un país rico en
materias primas, en cultura, en experiencia industrial.
2ª - la ineptitud y corrupción de gran parte de sus dirigentes políticos y sindicales
populistas y de sus empresarios es cierta, aunque nada nuevo se descubre con ello ya
que son los mismos políticos, sindicalistas y empresarios que el sistema ha impulsado,
encumbrado, aplaudido y utilizado para evitar el proceso de políticas democráticas y
participativas alternativas a las que el neoliberalismo aplicaba. Y son los mismos
dirigentes que han aplicado a rajatabla los programas y medidas que han producido el
desastre. Programas y medidas dictados por el FMI y el BM.
Sería demasiado fácil culpar a los mensajeros ineptos y corruptos y quitarse de encima
el mensaje neoliberal que ha presidido su actuación.
El sistema neoliberal facilita la creación de monstruos, que luego desecha cuando no le
sirven. Pero el problema para los países empobrecidos es que el sistema neoliberal es
su principal monstruo: en Argentina, en México, en Brasil, en Rusia, en Turquía...
La absoluta desregulación de los mercados financieros y de capitales, el libre cambio
que propicia la debilidad de la moneda propia ante los capitales foráneos, la
competencia desigual frente a los proteccionismos de los EE.UU. y de la UE, el cambio
fijo, la dolarización, la falta de un sector público fuerte y eficiente, imprescindible para
una política económica propia, un sistema fiscal insuficiente y regresivo, la obsesión
única por la inflación y no por el desarrollo sostenible creador de empleo y que
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reduzca la pobreza y, finalmente, la privatización de bancos y empresas a precio de
saldo remata la tarea, al dejar indefensos a los países secundarios.
Este proceso neoliberal que analizamos en la realidad latinoamericana, por ser un
laboratorio muy avanzado de la globalización, tiene una paralelismo natural en todo el
mundo y, en especial, en Europa, ya que la estrategia del capital, en nuestras
realidades, sin los cuartelazos ni gorilazos de América Latina, es la misma aplicada a la
situación concreta de países que, como España, formaban y forman parte de la corte
de los más desarrollados. La dirección ideológica, política y económica la llevaban los
partidos conservadores europeos, pero la filosofía neoliberal fue aceptada y aplicada
en gran parte por muchos partidos socialdemócratas gobernantes, especialmente en el
sur europeo. Allí, en América Latina, los representantes del pensamiento
socialdemócrata aceptaron las tesis de la globalización y aquí, en Europa, en su
mayoría, también. Es justo ahora, vistas muchas de las consecuencias de la
globalización neoliberal, que empiezan a matizar, a cambiar parcialmente sus
orientaciones e, incluso, a participar en los foros antiglobalización. Bienvenidos sean al
club de los creyentes pero que sea para aportar a una alternativa democrática y
tendencialmente socialista, no para instrumentalizar el más importante movimiento
global de raíz democrática y anticapitalista que se ha producido en el mundo.
Resumiendo esta parte, que por su importancia debe tener un especial relieve en
nuestros debates, podemos llegar a las siguientes conclusiones:
En primer lugar, los resultados de la crisis argentina y de otras crisis que la
acompañan, aunque de forma menos espectacular, son, además de una severa purga
social contra los más débiles y ya contra sectores de las clases medias, el desprestigio
de la democracia (todos los políticos son iguales), ya que la identifican con la
ineptitud, la corrupción y la injusticia. Es una situación que crea en sectores de la
juventud que no conocen otras experiencias anteriores la idea de que la democracia
es, básicamente, el derecho de latrocinio a costa de los pobres, con lo cual el caldo de
cultivo de los populismos y nacionalismos de tendencia fascista, de los que tienen
como única patria la cartera, se van abriendo paso. Y, finalmente, reclaman el orden y
la autoridad, al haberse allanado el camino al autoritarismo, que es el eterno
acompañante del capitalismo en épocas de crisis. Nunca identifican crisis con
globalización neoliberal, con capitalismo, solo y únicamente con una mala gestión de
los gestores y con los defectos de la democracia. La izquierda debe tener mucho
cuidado con esta situación.
La tendencia actual de consolidación de las políticas neoliberales conduce a que la
guerra sea inseparable de las mismas, tal como se está expresando en las intenciones
de la administración Bush. Nuestra política debe conducir irreversiblemente al refuerzo
de las ideas de paz y desarrollo sostenible, concretadas en la realización práctica de
los programas aprobados en Porto Alegre y en otros foros, programas que son posibles
por necesarios.
En segundo lugar, tratan de romper los lazos solidarios e instaurar o reforzar la
filosofía del individualismo en el empleo, en las pensiones, en el sistema social, en el
patrimonio y servicios públicos. Las privatizaciones son un elemento esencial en la
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filosofía neoliberal, ya que si no hay bien público no hay sentido público o colectivo en
una sociedad. Predomina la habilidad de los grupos que controlan la economía y las
finanzas y del equilibrista de la especulación de capitales.
Y, en tercer lugar, en la misma línea, los EE.UU. están intentando romper el inicio de
actuación colectiva de varios países (MERCOSUR) e imponer el ALCA, que es su política
frente a América Latina, a la UE y al resto del mundo, ya que representa la
desregulación prácticamente absoluta de los mercados, sin ningún planteamiento
político y democrático de control de la sociedad sobre los negocios privados. De
culminar este proceso, intentado y no conseguido todavía a escala mundial con el
Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI), el neoliberalismo habría dado un paso de
gigante en la imposición de sus tesis de magnicidio jurídico de los derechos de los
pueblos a defender su patrimonio y condiciones de vida con derechos universales.
9. Hay realidades sobre las cuales somos muy críticos, por considerarlas instrumentos de
una parte del capital, y serlo, pero que son vistas por las fuerzas de izquierda en las
latitudes más presionadas por el imperialismo norteamericano, como instrumentos
colectivos (de diversos países) para enfrentarse al dominio y colonialismo económico y
político de los EE.UU. MERCOSUR o la UE no son el modelo que persigue Estados
Unidos. Su modelo es el ALCA (Asociación de Libre Comercio de América) o el Plan
Colombia, rebautizado. El ALCA y el Plan Colombia son el intento de EE.UU. de volver a
la política de los años 70 en Sudamérica y de los 80 en Centroamérica: bayonetas y
fumigación de amplias zonas para los insumisos y asistencialismo para los dóciles.
Cabe continuar denunciando con fuerza la continuación de la presión y del bloqueo de
EE.UU. contra Cuba y la ofensiva contra el gobierno de Chávez en Venezuela,
manteniendo la actitud imperialista intransigente con las realidades que no son dóciles
ni controla.
En esta línea de análisis, nosotros no podemos ver la realidad en blanco-negro
(socialismo-capitalismo) sino entrar en las contradicciones y operar sobre ellas con
nuestras denuncias, propuestas y movilizaciones. Sería necesaria ya una gran
movilización coordinada entre América y Europa contra la globalización y por la
defensa de los acuerdos de Porto Alegre. Actos de lucha conjuntos fortalecerían el
movimiento y contribuirían a la unidad de todos los colectivos y personas
que
creemos que “OTRO MUNDO ES POSIBLE”.
La globalización neoliberal ha supuesto un cambio profundo en las relaciones de
producción. La alternativa a defender no puede ser sólo la denuncia, sino el desarrollo
de la mundialización de derechos humanos (sociales, económicos, cívicos, políticos,
para la paz y el entendimiento).
La política democrática, con perspectivas de carácter socialista, debe enfrentarse a
las políticas neoliberales, decididas en los estados mayores financieros y en los cuatro
países que, alrededor de EE.UU., controlan el mundo.
El FMI, el BM, la OMC deben ser reformados de arriba abajo y el grupo de los siete no
puede continuar sus tropelías económico-sociales. Debe levantarse un contrapoder
social alternativo. Y puede levantarse porque se ha puesto ya en marcha y el rumor de
voces solidarias y de pasos plurales y diversos que intentan acompasarse, va sonando,
aunque todavía débil, en el horizonte. Las luchas populares en Argentina, Ecuador Y
Bolivia, en Perú y Brasil, en Asia y en Europa, han echado abajo determinadas
políticas neoliberales y han contribuido a crear movimientos populares importantes,
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demostrando, en la práctica, que las fuerzas conservadoras deben combatirse con
movilizaciones que sean capaces de destituir presidentes, pero avanzar también en
poner nuevos gobiernos y nuevas políticas, lo cual no se ha hecho todavía. Hemos
entrado en la etapa de construir y de garantizar que las fuerzas democráticas y
socialistas que lleguen al gobierno ejerzan sin bloqueos ni presiones su política.
10. El conjunto de fuerzas plurales y de experiencias diversas que convergen en el
movimiento antiglobalización neoliberal, está compuesto de sectores reformistas,
transformadores, revolucionarios y, en colectivo, son protagonistas ya de las
tendencias al cambio histórico. Se está construyendo una nueva generación del cambio
histórico.
Nos hemos recreado excesivamente en las últimas décadas, especialmente desde el
derrumbe de la URSS, en la derrota de la izquierda y del MO. Incluso hemos
metabolizado en nuestro cuerpo político esta derrota, ampliándola a una derrota
intelectual, cultural y moral. Hay mucho de cierto en esta derrota, pero para hablar en
un sentido propio riguroso y profundo de nuestra derrota, debemos ver si el otro ha
triunfado. Nosotros, lo que representamos, sólo somos una parte de la dialéctica.
¿Puede afirmarse que ha triunfado el neoliberalismo cuando no se puede reunir en
Barcelona su plana mayor por miedo a la respuesta popular, o tiene que blindar
Génova, incluso con actuaciones fascistas de sus dirigentes y fuerzas de represión, o
que estén preguntándose dónde pueden reunirse?
¿Es una victoria del neoliberalismo cuando sectores de participantes en el Foro de
Davos-Nueva York se ven obligados a decir que algo se tiene que hacer ante los
efectos sociales perversos de su globalización? Este Foro, celebrado en Nueva York
para dar más realce a las políticas norteamericanas, casi se convierte en un fiasco para
Bush, porque los propios participantes del mismo no se han plegado a su prepotencia
imperial y porque, en Porto Alegre, el Foro Social Mundial, les arrebataba el
protagonismo. En Suiza, el ministro de economía ha criticado que se haya alterado el
“espíritu tradicional, basado en el diálogo y la convivencia” y el diario Le Temps ha
escrito que el Foro se ha convertido en “una demostración de fuerza de EE.UU., que
impone su agenda al resto del mundo”.
Las opiniones mayoritarias del Foro Davos-N.York, a pesar de los triunfalismos
retóricos, iban en la línea de que en el año 2002 la globalización actual acentuará las
diferencias entre ricos y pobres y que las poblaciones se verán sometidas a la doble
violencia del terrorismo y de las armas de destrucción masiva. Incluso un personaje
tan poco sospechoso como Bill Gates dijo: “La gente que percibe el mundo como
inclinado contra ellos engendra una clase de odio muy peligroso para todos nosotros”.
No fuimos capaces de analizar los cambios que se estaban produciendo en el
capitalismo, que afianzaba su poder, ni tampoco ver las profundas contradicciones que
continuaba generando (o profundizando) el sistema, lo cual ha paralizado nuestra
capacidad de respuesta política y social, o ésta ha sido a la defensiva, no
atreviéndonos a cuestionar radicalmente el sistema, en la creencia de que el socialismo
como horizonte estaba muy lejos de las perspectivas de la izquierda transformadora,
ya no digamos de la izquierda moderada, y de la sociedad.
Sin embargo, en poco tiempo se ha puesto de relieve otra vez la justeza de la tesis de
“socialismo o barbarie”. Los problemas no tienen solución para todos, lo cual es un
fracaso para cualquier sistema. Las necesidades de la gente, la dignidad, la lucidez, la
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solidaridad y la inteligencia de amplios sectores intelectuales y sociales que no
comulgan más con ruedas de molino, han hecho el efecto.
La nueva divisoria entre capitalismo y democracia es la paz y los derechos humanos
para todos y todas, empezando por el derecho a alimentarse, educarse, curarse y ser
libre, algo que no puede dar el neoliberalismo.
La socialización de la política y del poder necesita de una base material y técnica
desarrollada y unas condiciones de vida modestas pero dignas para todos los pueblos
y para todas las gentes. Precisamente lo que el capitalismo no puede dar.
El socialismo vuelve a aparecer en el horizonte de las soluciones, de forma
heterogénea, plural, compleja, pero necesaria. Socializar los problemas (sociales,
ecológicos, culturales, étnicos, de la paz...) es socializar las soluciones:
Nadie sensato puede pensar que los problemas de 6200 millones de personas pueden
solucionarse en la competitividad de un mercado de todos contra todos.
Y ello nos conduce a la política, a la recuperación plena de la política para abordar
problemas y soluciones: Y ya en la política, entramos a fondo en la democracia, la que
tenemos y en la que queremos construir, de la representativa a la participativa.
El socialismo al que aspiramos en esta etapa exige desarrollar la democracia hasta sus
últimas consecuencias: en lo económico (articulando la participación de trabajadores,
sindicatos y organizaciones diversas, y de la universidad, para diseñar a medio y largo
plazo programas y planes); en lo social, analizando y valorando objetivamente las
necesidades materiales básicas (discriminando positivamente las zonas más retrasadas
o pobres) y espirituales (la educación y cultura de raíz humanista y de técnica
rigurosamente científica, imprescindible para una formación plenamente democrática);
en lo militar, a partir de una política de seguridad compartida, de colaboración, de
respeto a normas básicas de derecho internacional y de defensa fundamentada en a)
primero prevenir interviniendo políticamente en los conflictos y b) utilizando el poder
de coerción necesario cuando se vulneren gravemente las normas de convivencia o los
derechos humanos fundamentales, todo ello basado estrictamente en la leyes de
derecho internacional modernizadas y adecuadas al mundo actual. La democracia
política participativa que defendemos no se agota en el acto electoral. La democracia
es para nosotros una fuerza productiva directa ya hoy y mucho más en el proceso de
construcción socialista, ya que no es factible un desarrollo de carácter socialista sin la
necesaria planificación democrática. El mercado debe estar estrictamente subordinado
a la decisión política y a la democracia y debe ser un instrumento decisivo en la
asignación de recursos y riquezas creadas. El mercado a su libre albedrío, que es el
albedrío de las transnacionales y de los pocos países enrocados con EE.UU., que
controlan el tinglado económico-financiero, no sólo no distribuye y redistribuye con
una cierta justicia social, sino que profundiza las desigualdades y las crisis económicas
cíclicas. Cuando media humanidad come muy mal, un tercio apenas come y el resto,
salvo la minoría rica, pasa como puede, no hay equilibrio económico, ni igualdad social
básica, ni dignidad humana.
Ante ello, sólo cabe una actuación: conocer y entender bien lo que ocurre, informarse,
coordinarse y organizarse. Organizar espacios comunes en todas partes, a pesar y en
contra de los gobernantes venales, corruptos y neoliberales, y crear una nueva
realidad social, económica, sindical y política. En definitiva, una nueva cultura de la
democracia, del imperio de la política democrática, buscando un sentido político
unitario y de cambio a la lucha, para que ésta no se desperdicie en agotadoras
acciones sin ningún resultado político (ninguna clase obrera ha hecho más huelgas
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generales que la clase obrera argentina y, al final, al no haber alternativa política
desde la izquierda, se han frustrado los sacrificios de los trabajadores).
Nosotros, unitariamente con otros, desde el PCE y desde IU, podemos y debemos
hacer llegar hasta el último rincón del planeta la idea de que existen soluciones justas
a los problemas actuales: que el desarrollo espectacular de las fuerzas productivas, de
la ciencia y de la técnica, acompañadas del desarme y de la paz, permite solucionar,
en un espacio de tiempo corto, los principales problemas que tan devastadores efectos
sociales producen. Hoy día la ciencia convive con la vida de la gente, forma parte de
ella: Y la ciencia contribuye a solucionar las cosas cuando no se la extorsiona ni se la
utiliza criminalmente para aumentar los beneficios de cuatro desalmados y no para
potenciar una vida mejor y más feliz para todos y todas.
Resumiendo, un sistema está en crisis, o fracasa como alternativa global, cuando no es
capaz de solucionar equilibradamente y satisfactoriamente los principales problemas de las
gentes. El neoliberalismo está fracasando y no puede superar su situación porque debería
cambiar de orientación y esto no lo hará.
El capitalismo actual fracasa porque no es capaz de dar una vida digna a todos/as y entra
en crisis profunda como opción social y económica, ya que, desaparecida la URSS, se
autocalificó como el imperio del bien, la única alternativa posible. El neoliberalismo daría
una vida material digna para afianzarse sólidamente si ello no redujese su tasa de
beneficios. Pero dar una vida digna a toda la humanidad y mantener su sistema de
ganancias es imposible. Por ello, la gente que recuerda sus promesas de cuando se
derrumba la URSS, ahora ve que a lo máximo que llega es a una política asistencial para
los damnificados de sus políticas, normalmente intentando que la solidaridad y la caridad
humanas parcheen lo que la justicia social e igualdad nunca arreglarán.
Conscientes de sus limitaciones quieren consolidar el núcleo duro del sistema (primer
mundo y aledaños) y hacer una política de desarrollo neoliberal en el resto, política que
fracasa en la mayoría de casos porque en el mercado los países atrasados no pueden
competir con los que controlan tecnología, finanzas y mercado.
La globalización neoliberal no ha cumplido ninguna de las expectativas creadas después
del hundimiento de la URSS. La gran ofensiva de entonces ha acabado con más
armamentismo, más terrorismo, más guerras, más problemas sociales y más destrucción
ambiental.
Ideológicamente no pueden vender más mentiras. Y se encuentran con que un sector
importante del mundo enfila la lucha contra la globalización organizándose en un
movimiento cada vez más amplio. Y ellos quieren destruir o reconducir el movimiento
amenazando o comprando. Es el momento de estar en las amplias plataformas que se
están configurando, manteniendo la propia personalidad.
En las tareas del partido, la implicación de cada organización y militante en el movimiento
contra la globalización no debe verse como algo ajeno al compromiso político, a la
ideología y al programa del partido, sino como algo indisoluble que forma parte de
nuestras señas de identidad: la solidaridad internacionalista, ser consecuentes con el
análisis que hacemos del sistema capitalista, ser capaces de comprender el momento
concreto de desarrollo del capitalismo, entender la complejidad del mundo del trabajo y de
las clases populares, matizar las diferencias entre unos y otros sitios, situar las
reivindicaciones concretas en el marco de una perspectiva general y actual para impedir el
enfrentamiento entre sectores de una misma clase en cada país y con los movimientos
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migratorios. Para ello es imprescindible que los valores y principios de clase no vayan
separados de la lucha social sino que sean una parte de ésta: la lucha cultural e
ideológica. No puede haber concesiones al populismo “nacional” ni a la demagogia.
Equilibrio entre la defensa de los derechos y reivindicaciones propias de las clases
trabajadoras y populares de cada país, unido, sin concesiones de ningún tipo, a un sentido
universalista e internacionalista. Nuestros valores y principios de clase no tienen un
sentido reduccionista, sino internacionalista, apuntan a una democracia plena y al
socialismo.
Desde esta perspectiva debemos contribuir a impulsar y a crear las más amplias y serias
plataformas unitarias, manteniendo nuestra personalidad, no de forma doctrinaria, sino
desde la convicción en nuestras ideas y desde el contraste vivo con las otras ideas de
cambio y de transformación. Somos comunistas sin prepotencias y sin complejos. Es un
gran momento para la política que defendemos, es el momento para construir y para dar
un fuerte empujón organizativo a las ideas que los intelectuales orgánicos del
neoliberalismo habían enterrado hace tiempo. No contaban son Seattle, ni con Praga, ni
con Génova, ni con Porto Alegre, ni con Barcelona. No sabían que les estamos preparando
un buen recibimiento en Madrid, en Sevilla, en Barcelona, en Valencia, este año de
presidencia española. Teniendo el movimiento antiglobalización una raíz objetivamente
anticapitalista, a pesar de contradicciones internas de sus miembros, nuestro campo de
trabajo es amplio y diverso y el mejor existente a nivel operativo en la escala
internacional. Nuestras propuestas unitarias, la defensa de nuestras posiciones, deben
hacerse en el debate y en la movilización del movimiento. Los comunistas, cuando
actuamos bien, somos parte del movimiento real que pugna por cambiar las cosas. Eso,
que ya fue desarrollado por Marx y Engels, es cierto todavía.
A partir de esta evidencia sólo podemos defender una alternativa de carácter democrático
y socialista. El papel de la democracia, ante la progresiva laminación de la intervención
política, incluso en la democracia parlamentaria o representativa, cobra un significado, si
cabe, superior al pasado. Recuperar la democracia es una gran tarea pendiente.
Desarrollar las alianzas en el marco de la lucha social, cultural y política, en un amplio
movimiento en el que somos, sin duda, una de las culturas que tienen entidad política,
organizativa e ideológica, desde un pensamiento de izquierdas fuerte, que tiene que
convivir con otros pensamientos más proclives a una negociación a la baja con la realidad
política y económica neoliberal, es el gran asunto pendiente de las diversas izquierdas que
se mueven en un sentido alternativo a la globalización actual.
El Foro de Sao Paulo, en el que participan el PCE e IU, es un importante instrumento
latinoamericano para la lucha unitaria contra el neoliberalismo y por otro mundo posible.
En él participan activamente desde la izquierda socialdemócrata a movimientos
revolucionarios. Se debe fortalecer y hacer operativo. Asimismo, acabamos de tener un
encuentro, organizado por la FIM, en Montevideo, los partidos comunistas de América
Latina más el PC de Grecia, el PC de Portugal, el PC de España y Refundación Comunista
de Italia. Trabajamos para coordinar esfuerzos y hacer converger criterios de actuación
política.
El encuentro del Foro Social Mundial de Porto Alegre, el pasado mes de febrero, ha
representado un nuevo impulso al encuentro del pasado año y a las importantes
movilizaciones sociales de los dos últimos años. Antes de pasar a unas breves
conclusiones de trabajo sobre el Foro de Porto Alegre de este año, vayan por delante unas
consideraciones políticas que es necesario tener en cuenta antes de las grandes
movilizaciones de este año.
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La primera de ellas es que la propaganda contra el movimiento trabaja de forma
implacable para desacreditar, con imágenes que afectan a unos centenares, a los miles
que se reúnen haciendo frente a prohibiciones, bloqueos y estados de sitio. Gobiernos,
medios de comunicación, derechas económicas y políticas se compichan contra el
creciente movimiento anticapitalista, acusándolo de violento y destructor. La violencia y la
destrucción de verdad, no vienen de unos centenares que equivocan su estrategia o que
están infiltrados por la reacción y por los servicios de información que les utilizan como
agentes provocadores, como se puso de relieve en Barcelona y en Génova, cuando
determinados grupos atacaban a los manifestantes del sindicalismo de izquierda, a los de
Rifondazione Comunista y a miles de participantes de los más diversos movimientos
sociales y culturales pacifistas. La primera violencia viene, no podemos olvidarlo, de los
que especulan, roban y trafican, apoyando a tiranos que asesinan y que utilizan las
cadenas de comunicación de masas para manipular la verdad. Todos ellos son los
responsables de la miseria y humillación de millones de personas. Todos ellos son los
fabricantes de violencia.
Dicho esto, los jóvenes no deben dejarse manipular ni utilizar por provocadores al servicio
del poder, que se disfrazan de ultrarrevolucionarios y utilizan el más radical lenguaje
anticapitalista. La historia ha demostrado siempre que estos mercenarios han conseguido
desviar grandes movimientos de masas hacia la violencia inútil y hacia la derrota. El
momento actual de lucha exige, como siempre, convicción e inteligencia, información y
unidad democrática, prudencia y coraje al mismo tiempo, para que la lucha sea de
millones de personas, no para el redentorismo de unos pocos. El movimiento contra la
globalización no necesita redentores, sino el compromiso creciente de amplios colectivos
que den impulso y coordinación a todo lo que se está desarrollando, con el respeto y
reconocimiento mutuo entre organizaciones y movimientos diferentes pero convergentes,
parcial o totalmente, en sus objetivos.
En Génova, Rifondazione Comunista y la Juventud Comunista jugaron un importante papel
organizativo y político, contribuyendo a generar un proceso de unidad entre una parte del
movimiento obrero clásico y el nuevo movimiento anticapitalista joven y proletarizado,
culturalmente preparado y con compromiso militante. En Porto Alegre 2002 la delegación
plural italiana, cerca de 1000 delegados/as, ha actuado coordinadamente en los acuerdos
para hacer propuestas en los diversos foros de debate. De nuevo Rifondazione Comunista
ha jugado un papel de síntesis unitaria. De ahí debemos aprender, no de ningún tipo de
manipulación instrumental.
El Foro Social Mundial 2001 planteó algunas líneas de trabajo y propuestas que el Foro
2002 ha ratificado, ampliado e intentado concretar para que no sean solo un punto de
referencia general sino una línea de actuación social, cultural y política. La condonación de
la deuda externa; la eliminación de los paraísos fiscales; un impuesto al dinero
especulativo (Tasa Tobin); una reforma agroalimentaria mundial; nuevas reglas en el
comercio internacional, rechazando las políticas de la Organización Mundial del Comercio
(OMC) y revalorizando las materias primas, impidiendo que el mercado hunda los precios;
nuevas reglas comerciales que defiendan niveles de vida progresivos en el mundo
empobrecido, acompañadas de programas prioritarios en salud, educación y desarrollo
económico, concretados por zonas geográficas, según las necesidades de cada país y su
situación: materias primas existentes, grado de desarrollo industrial, nivel educativo y
sanitario, tipo de agricultura y ganadería... En Porto Alegre también se habló de la
violencia contra la mujer, que es un fenómeno social, multicultural y es realidad en todas
11
las clases, culturas, religiones y países sin excepción. La violencia sufrida por las mujeres
afganas es el ejemplo actual más reciente. Otros dos importantes puntos fueron : la
exigencia de que los Estados reconozcan la necesidad de combatir esa violencia y que se
incluyan en la agenda de la lucha antiglobalización las cuestiones relacionadas con las
mujeres y su opresión.
Consecuentemente con lo anterior, el Foro Social Mundial ha rechazado las políticas del
BM y del FMI por neoliberales, por el desprecio que suponen a las riquezas propias de
cada país, depredadas por el mercado global sin control democrático, por el ajuste social
que imponen, reduciendo los niveles de vida de los más pobres, por no plantear otra
producción y otro consumo para todos y una sociedad más justa y solidaria.
Y, como colofón, se ha reforzado la necesidad de una verdadera ofensiva política
combinada, para el desarrollo, el desarme y la paz. En este sentido, tanto en el Foro de
Movimientos Sociales, como en la Asamblea de Parlamentarios, se han aprobado
resoluciones claras contra la guerra y por la solución dialogada y pacífica de los conflictos,
a partir de una política de prevención.
Ningún comunista, ninguna organización del Partido puede estar fuera de la lucha actual
contra la globalización neoliberal y sus políticas en el mundo y en España. Cada
simpatizante, amigo o amiga del Partido, que haga la prueba de organizarse en el PCE o
en la UJCE, o simplemente, de trabajar con el partido y con Izquierda Unida en el día a
día, enriqueciendo y rejuveneciendo nuestro trabajo.
Conocer todo el proceso político y organizativo de las luchas contra la globalización y
desarrollarlas en cada sitio en que nos movemos. Los comunistas debemos conocer bien la
realidad, ya que somos protagonistas del presente y formamos parte del germen de futuro
que se mueve y crece sin que casi nos demos cuenta. Por eso, aunque digan cada día que
somos una antigualla en tránsito hacia la desaparición, y ponen todos sus medios y a
todos sus plumíferos y parlanchines al servicio de ello, temen la fuerza potencial de ideas
que defendemos, porque saben que son justas para solucionar los problemas y miserias
de tanta gente. Hay momentos difíciles en que no se puede hacer otra cosa que
mantener el tipo, resistir, defender la dignidad y la presencia, para reconstruir en el futuro
la propia historia y relanzar el proyecto de cambio que defendemos. Hoy se debe hacer
todo esto, pero sabiendo que hemos entrado en otra dialéctica con el capital. Que éste no
es invencible. Que está deslegitimado moral y políticamente ante una parte importante de
la humanidad. Que las ideas son importantes. Que con Bush el mundo es más peligroso.
Que se pueden combatir sus políticas, hacerlas retroceder e impulsar otras democráticas y
sociales, que sólo pueden desarrollar las izquierdas y los colectivos que defienden una
ética radicalmente democrática.
Sólo el conocimiento, el impulso moral, el compromiso político organizado y la movilización
definirán los procesos de cambio. Son los pueblos que cambian las cosas, no los actos
terroristas, por espectaculares que sean.
El mundo no debe ser el patio de monipodio del neoliberalismo, sino la patria de los
humanos, de todos los hombres y mujeres, que lo reorganicen y reconstruyan de forma
inteligente, sabia y justa.
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La juventud tiene un papel principal a jugar. Es la parte más dinámica y generosa de la
sociedad y, al mismo tiempo, la más castigada por las políticas conservadoras. Organizarse
y luchar es una necesidad objetiva de la juventud. Ahí, la Juventud Comunista debéis hilar
fino en el análisis, en las propuestas y en el trabajo y no dejaros conducir a debates
inútiles que no os acercarán ni un centímetro al conocimiento de la realidad y a la
juventud que pretendéis organizar.
El gobierno del Partido Popular es en Europa y en España uno de los más firmes
defensores e impulsores de las políticas neoliberales y de la globalización. Aunque hayan
reducido el volumen de su triunfalismo no han asimilado todavía que la economía que
ellos defienden está en estancamiento y recesión por la sencilla razón de que medio
mundo no come apenas y el otro medio tiene un tercio que derrocha lo inimaginable y
otros dos tercios que van tirando sin más. Así no puede haber equilibrio económico y
financiero estable y capaz de ir ampliando progresivamente la zona de bienestar. La
economía real, la riqueza que se produce por los pueblos, no se corresponde con la
especulación, con la economía de casino y con las agencias dedicadas al ejercicio de
comprar y vender en busca del máximo beneficio sin crear ninguna riqueza material o en
servicios, que sea socialmente útil.
El gobierno del PP es la materialización en España del cambio cualitativo que representan
las políticas neoliberales frente a las reglas laborales y sociales avanzadas que el
movimiento obrero y la izquierda han conquistado en un largo proceso histórico. el PP es
el heredero de la derecha española y recoge la defensa de sus valores e intereses pero es,
sobre todo, el partido que con absoluta determinación y sin complejos quiere desarrollar
en España lo fundamental del proyecto neoliberal, laminando parte de los elementos
laborales, sociales y educativos, conquistados durante el franquismo y, posteriormente,
con la UCD y el PSOE. La pretensión del PP es hacer irreversible una realidad, consolidar
un sistema para que nadie pueda desmontarlo posteriormente. Por eso, la necesidad de
derrotar al PP y a sus políticas. Y entender la necesidad de que la izquierda
transformadora sea la que nuclee esta respuesta, ya que de no ser así el debate
continuará siendo entre una versión del neoliberalismo dura y matices social-liberales
dentro de la misma filosofía.
Las políticas del PP potencian la cultura del triunfo personal y el individualismo frente al
sentido más democrático de lo público y de la participación política, intentando diluir el
sentido organizado de la sociedad, convencidos de que así es más fácil imponer sus tesis.
Actúan contra el sentido crítico, que es el único que puede fortalecer una sociedad
democrática, descalificando todo lo que no coincide con sus tesis conservadoras.
El PP da por finalizado el proceso de construcción democrática del estado, cerrando el
paso al federalismo, impone un Plan Hidrológico contra todos, incluso contra la Comisión
Europea, estanca las haciendas locales con el Pacto Local, lo privatiza todo, se enfrenta a
la Universidad y al movimiento estudiantil en su conjunto, produce un retroceso
importante en la construcción de vivienda social, aumenta los gastos militares, no
soluciona los problemas que arrastra la sanidad pública, tiene fenómenos de corrupción,
sus políticas de empleo no solucionan ni el problema del paro ni el de la precariedad
laboral. Y, finalmente, impulsa políticas que pueden representar la ruptura del equilibrio
entre derechos y deberes y libertad ciudadana.
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El PP ha dado de sí lo que podía dar. No es la regeneración democrática como algunos
propagaban, sino un estancamiento, cuando no una regresión democrática. El PSOE
impulsó políticas conservadoras en una serie de aspectos laborales, sociales y culturales,
iniciando un proceso de privatización del sector público. Lo hizo, por sus apoyos y
dependencias, con una cierta prudencia. El PP ha hecho una política sin complejos y sin
concesiones, que ha sido escasamente contestada en el terreno social, sindical, cultural y
político, hasta ahora.
Nosotros nos hemos enfrentado a sus políticas con propuestas alternativas. Hemos estado
y estamos contra las privatizaciones; por una enseñanza pública de calidad y contra la
progresiva privatización y creación de diversos niveles de enseñanza, según las rentas de
procedencia de cada estudiante, siendo conscientes de la mala situación del sector y
sabiendo que hay mucho malestar entre los docentes por la mala aplicación de la LOGSE,
que se debe potenciar la capacidad de esfuerzo y de trabajo de l@s alumn@s y que, en
definitiva, es necesaria una reforma que contemple, entre otras cuestiones importantes, el
tratamiento a dar a los niños y niñas hijos de inmigrantes; por el desarrollo del sistema
público sanitario, por su mejora y porque el gobierno cumpla sus promesas electorales
referentes al número de plazas hospitalarias, camas por habitación, listas de espera, etc...;
por un estado federal que ultime el proceso autonómico y no lo cierre, con un senado
representativo de las CC.AA, con la participación regulada de las CC.AA en la construcción
europea, con derechos básicos generales para todos, que no puedan ser reducidos en
instancias inferiores, con la potenciación de un sentido universal desde la realidad de cada
sitio; con una política de impuestos progresiva que permita al Estado hacer frente a todas
sus obligaciones de inversión social e impulso al conjunto de la economía y de la sociedad
en los momentos de crisis.
En la medida que pesemos políticamente, en el futuro muchas de las decisiones del PP
deberán cambiarse, especialmente en el terreno de desarrollar un fuerte sector público
empresarial, fortalecer los sistemas educativo y sanitario públicos, en el campo de los
impuestos para que éstos sean justos para los de abajo y exigentes con los de arriba y,
especialmente, en la creación de empleo estable y con derechos laborales y sociales.
Esta es la política que aprobamos en el anterior Congreso y hemos intentado ser
consecuentes con la misma en los tres últimos años.
El PCE, todas sus organizaciones y militantes deben volcarse al mismo tiempo en la lucha
contra la globalización neoliberal y participar en el amplio movimiento en marcha y contra
las políticas del PP en España, porque es la misma lucha. Debemos conocer bien y en
profundidad tanto lo que ocurre en Porto Alegre como lo que pasa en España en la
situación de los trabajadores y las trabajadoras, o en cualquier otra cuestión que afecte a
la vida de la gente, estableciendo una dialéctica en la que lo general se vea inserto en lo
que uno siente porque le afecta en su ámbito más próximo.
La alternativa política al PP es posible, si se trabaja con sentido unitario y con las
propuestas adecuadas, con la movilización social y con el espíritu puesto en un cambio
cultural en la mentalidad colectiva. La política del PSOE no va en este sentido, queriendo
disputar el poder al PP sin salirse de la filosofía que éste defiende.
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1. A la salida del XV Congreso se eligió una dirección que intentó poner en marcha los
acuerdos en todos los frentes de trabajo: el social, el cultural, el internacional.
Salimos del congreso unidos para abordar una situación compleja en el mundo, en
España, en IU, y en el partido: en el mundo eran momentos de euforia del
neoliberalismo triunfante, en España, el PP y los nacionalismos conservadores
campaban a sus anchas, en IU acabábamos de pasar una crisis y teníamos
dificultades para orientar nuestra política, y en el Partido sufríamos estas
contradicciones a pesar de que nuestros debates internos reflejaban un acuerdo
fundamental en lo más importante.
2. De inmediato debimos hacer frente a la guerra de Yugoslavia que, si bien en un
primer momento, analizamos con casi una total unanimidad de criterios, en su
desarrollo vamos entrando en contradicciones tanto en el partido como en IU, ya
que estando todos contra la acción de la OTAN y contra la guerra, no teníamos
criterios iguales al enjuiciar el proceso de destrucción de Yugoslavia y las
responsabilidades políticas de cada cual, de los protagonistas directos y de los
países que habían contribuido a este desmembramiento. En el plano externo, la
posición del partido y de IU sobre la guerra se enfrentó a las posiciones de todos
los partidos políticos, con la única excepción del Bloque Nacionalista Gallego, a las
de los sindicatos, a los medios de comunicación. Predominó la tesis de que en la
guerra había un culpable, Milosevic, causante de todos los males, enfrentamientos
y matanzas que se produjeron. Fue, de nuevo, hacerle dar un salto mortal a la
historia y demostrar quien mandaba. La guerra de Yugoslavia fue el mejor
escaparate para la política de guerra de los EE.UU., para la exposición y exhibición
de capacidad destructiva para encoger a cualquier posible enemigo, y para la venta
de armamento. Europa, la UE, Solana, los diferentes políticos conservadores,
socialdemócratas y verdes jugaron de nuevo el papel de lacayos. La guerra ratificó
lo que ya sabíamos desde el Golfo: que, en ningún caso, iban a permitir o tolerar
discrepancias de fondo con los EE.UU., con la OTAN y con la llamada comunidad
internacional, que es lo mismo. Sobrevoló en todo el conflicto y desenlace la idea
lanzada por la OTAN y sus voceros de que se estaba eliminando el último reducto
comunista de Europa y que no se iba a tolerar un renacimiento de esta idea. Era
un aviso para el futuro, a pesar de que la Serbia del momento nada tenía que ver
con el comunismo. Lo que pasaba es que no era suficientemente dócil para el
imperio y sus aliados. Finalmente, la extradición de Milosevic por un gobierno títere
demostró la catadura moral de los extradictores y de los que se vendieron por un
puñado de dólares. Las posibles responsabilidades políticas de Milosevic y otros se
debían haber analizado y depurado sin masacrar a todo un pueblo, sembrando más
odio al ya existente. De la misma forma que se tienen que depurar las
responsabilidades de la OTAN y de diversos dirigentes que mandaron bombardear,
ya que son acusados también de crímenes de guerra por organizaciones
internacionales nada sospechosas de complicidad.
El juicio actual es una
caricatura de justicia internacional, con acusadores que han sido puestos por los
mismos que bombardearon Yugoslavia.
3. Las elecciones municipales, autonómicas y europeas de junio de 1999 significaron
una derrota electoral profunda de IU. La pérdida de influencia social de IU se
expresó con claridad, produciéndose una crisis interna y un estancamiento político
15
que aún no ha sido superado plenamente. El debate interno se saldó con un
documento autocrítico y con la ratificación de Julio Anguita como candidato a la
presidencia del gobierno y como coordinador de IU. La situación de IU no mejoró
en los meses siguientes a las decisiones tomadas por IU, según todos los sondeos,
intenciones de voto y encuestas. IU estaba estancada a la baja. La enfermedad de
Julio Anguita exigió la elección de un nuevo candidato. Esta responsabilidad recayó
en mi persona, siendo aceptada única y exclusivamente como una obligación moral
y política por mi parte, con la conciencia de que era un compromiso para hacer
frente a una situación de grave crisis de representatividad de IU hacia la sociedad.
El enfoque del proceso electoral se hizo con el acuerdo de la Presidencia de IU y,
posteriormente, del Comité Federal del partido. Desde el primer momento se
remarcó el carácter soberano e independiente de IU, al mismo tiempo que la
disponibilidad de la organización de llegar a acuerdos de programa si éstos
reflejaban parcialmente la posición de IU. Por eso se aceptó el diálogo con el
PSOE, después de haber rechazado con naturalidad y claridad la propuesta inicial
de éste de petición de retirada de IU de las 33 circunscripciones en las que no se
había obtenido nunca representación parlamentaria y 10 puntos de trámite en los
que se expresaba la política básica del PSOE en economía, social, exterior, etc. La
negociación con el PSOE fue serena y con propuestas programáticas siempre, pero
en ningún momento se permitió que circulara la imagen de que IU, ante un
emplazamiento unitario del PSOE, daba un puntapié a la mesa. IU propuso al
PSOE, frente a la petición de retirada, coaliciones electorales en todos los sitios en
que, previa negociación de un acuerdo programático, fuera posible. No se llegó al
acuerdo pero se siguió negociando para ver las posibilidades existentes. Finalmente
hubo un pacto de aplicación postelectoral con un programa en el cual se incluían
algunas cuestiones de acuerdo y las discrepancias en políticas de fondo, lo cual
permitió a IU explicarlo, al mismo tiempo que se defendía el propio programa y se
pedía el voto para IU. Los resultados electorales fueron imprevistos en un aspecto
principal: la victoria por mayoría absoluta del PP, no prevista en ningún sondeo ni
expresada por nadie. La bajada del PSOE de 141 escaños a 124 era más previsible,
así como la caída de IU de los 21 de 1996 (16 después de la salida de IU de la
Nueva Izquierda y de IC) a los 8 actuales, ya que esta caída se había producido ya
el 13 de junio de 1999 en las elecciones municipales, autonómicas y europeas, y la
tendencia a la baja continuó en los meses siguientes. El acuerdo, cuyas bases en
las propuestas de IU emanaban de los 11 puntos que en mayo de 1998 IU propuso
al PSOE, no tuvo tiempo ni para discutirse políticamente ni para explicarse
ampliamente, lo cual contribuyó a no poder invertir ampliamente la tendencia a la
abstención del electorado de IU, tal como analiza el Comité Federal del PCE, el
17.3.2000, aprobando un informe político por 67 votos a favor y 3 abstenciones,
después de 40 intervenciones de sus miembros, y convirtiendo el informe político
en Resolución para el debate en todo el Partido. Resolución que concreta la
posición del PCE de la siguiente forma: “El resultado electoral del pasado día 12 de
marzo ha supuesto una derrota anunciada, que culmina un ciclo adverso:
elecciones gallegas, vascas, catalanas, municipales, autonómicas y europeas. El
alcance de esa derrota abarca a toda la izquierda y tiene, entre sus primeras
argumentaciones, una fuerte dosis de atonía y nihilismo, infiltrada en el cuerpo
social de la izquierda en virtud del avance de valores conservadores. La salida a
16
esta situación requiere, en primer lugar, un rearme cultural y social, capaz de
movilizar a la gente solidaria y de izquierdas”...
...”Izquierda Unida ha sido insistente en los últimos tiempos, acerca de la
necesidad de establecer diálogo con el PSOE y realizar así políticas coincidentes
desde la izquierda, a pesar de las diferencias existentes. El acuerdo PSOE-Izquierda
Unida ha sido fruto de una actitud consecuente. La premura de tiempo,
ciertamente, impidió una mejor explicación que, en cualquier caso, hemos
procurado hacer con enorme austeridad, rigor y argumentos para la reflexión y el
voto. El acuerdo no debería entenderse como un desesperado intento de “asaltar
la Moncloa”, ni tampoco como un acuerdo contra nadie; sino como una aportación
para favorecer en nuestro país, en un momento de crecimiento de la derecha, un
giro a la izquierda. Para sintetizar, ese acuerdo pretendía ilusionar a la gente y
llamar a la participación, romper la tendencia abstencionista de las izquierdas y, al
mismo tiempo, garantizar políticas de y desde la izquierda.
En líneas generales el acuerdo fue percibido como tardío y apresurado, pero como
un hecho positivo. De entrada y “a pesar” de algunas contradicciones internas, con
el acuerdo ganamos un protagonismo mediático indudable, pero también un
protagonismo social. Este hecho hemos de entenderlo como un cambio en el clima
de receptividad, aunque finalmente –es justo indicarlo- no consiguió sus objetivos.
Recordemos: un acuerdo serio requiere tiempo para explicar, debatir, asimilar y
defender en qué consiste; esa es la forma más eficaz de concitar las ilusiones de
las gentes progresistas y de hacerlo creíble”...
4. Inmediatamente se inició el proceso que desembocó en la VI Asamblea, proceso
en el cual no supimos evitar un fuerte enfrentamiento dialéctico entre
representantes del partido, que desembocó en una Asamblea con 3 candidaturas,
encabezada cada una de ellas por un dirigente del PCE. Los resultados de la VI
Asamblea forzaron el acuerdo político y la integración, cerrando la crisis anterior,
aunque es necesario trabajar más y mejor en el mismo sentido. Después de 16
meses continua siendo imprescindible el trabajo político a fondo, y el impulso de
todo el partido y de todos sus militantes para superar la debilidad política,
organizativa y electoral de IU.
Tras la VI Asamblea de IU, el Comité Federal decidió algunos cambios en la
Comisión Permanente. Aquella propuesta estuvo inspirada en todo momento en la
idea de fortalecer la dirección y el trabajo político y organizativo del partido.
Creo que debemos valorar positivamente las incorporaciones a la Comisión
Permanente, aunque considero que lo hubieran sido más con un mayor grado de
consenso, sin que nadie hubiera salido de la Comisión Permanente. Hoy, en el
marco de un congreso que puede ser importante para nuestro impulso hacia el
futuro, debemos reconocer que en la decisión tomada no se reconoció
suficientemente el trabajo político realizado durante su gestión por los camaradas
que dimitieron de la Comisión Permanente. La sensibilidad política y humana,
especialmente en momentos de tensión, no debería rebajarse.
Este XVI Congreso debe cerrar esta etapa y reabrir otra de profunda convivencia
constructiva entre todos y todas los/las comunistas.
Asimismo, e intentando avanzar en la política de comunicación del partido,
impulsamos cambios en Mundo Obrero. Con el nuevo formato hemos ahorrado
costes muy importantes, al tiempo que gusta más, se ha superado el déficit
17
corriente y ya no hay pérdidas, y, simultáneamente, se han introducido cambios en
los contenidos para vincular más Mundo Obrero al debate y al trabajo político que
el PCE impulsa en la sociedad, en IU, en los movimientos sociales, en el
movimiento sindical, en las instituciones. Debemos seguir mejorando Mundo
Obrero con la implicación militante y organizada de todo el partido.
5. El partido ha realizado en los últimos tres años un trabajo de debate y de impulso
de tareas de los militantes hacia la sociedad, hacia IU y desde IU, hacia el
movimiento sindical, hacia los movimientos nuevos que se reclaman de una
alternativa a la globalización neoliberal. El partido se ha pronunciado e impulsado
la lucha contra la guerra y por la paz, contra la globalización y por una alternativa,
a favor de la igualdad entre hombres y mujeres, contra las políticas del PP. El PCE
ha organizado un debate en torno al 70 Aniversario de la proclamación de la II
República Española, apuntando hacia la creación de un estado de ánimo favorable
a un sistema republicano federal y solidario. Se han desarrollado actividades en el
plano internacional. Ha habido debates y tomas de posición en torno a la juventud
en general y a la UJCE en particular; se han debatido los problemas del
movimiento obrero, de las mujeres, tanto en el Comité Federal como a través de la
Escuela de Formación; ha habido una amplia labor de formación y debate teórico y
se han organizado las Fiestas anuales del partido que, especialmente en el último
año, han tenido un creciente éxito político, cultural y en participación popular y
militante, destacando la labor realizada por las organizaciones y militantes del
partido, por la UJCE y por voluntarios y voluntarias que, sin ser del partido, han
colaborado con su trabajo, contribuyendo al éxito de las mismas.
El partido ha realizado una importante labor en los últimos tres años, aunque se
debe mejorar mucho el trabajo y, sobre todo, conseguir lo que hasta ahora ha sido
imposible: que todas las políticas aprobadas en los órganos de dirección lleguen
hasta el último militante y sirvan para que cada organización actúe
consecuentemente en su ámbito.
En este congreso debemos concretar más el papel del partido, sus contenidos y su
modelo de actuación en la sociedad. Todo ello debe hacerse desde el espíritu de
unidad e integración imprescindible para que las conclusiones políticas que se
aprueben en el Congreso sean ejecutadas de forma inmediata por todas las
organizaciones y militantes. Para ello es necesario situar con fuerza algunas
cuestiones:
§ El PCE es una organización política que aborda, debate y toma posición sobre
todas las cuestiones de carácter político, ideológico, social y cultural que se
producen en la sociedad. El PCE no conoce vetos ni terrenos vedados, salvo los
que determina voluntariamente al no presentarse a las elecciones y,
consecuentemente, no competir directamente en el trabajo institucional, con lo
cual su tarea es apoyar y realizar las decisiones que toma IU en el ejercicio de
sus funciones políticas. El partido no debe competir con IU en ningún terreno,
sino realizar sus propias tareas y procurar que haya toda la armonía política
con IU. El buen funcionamiento de IU depende en gran parte del compromiso
militante y del trabajo organizado de cada militante y organización del partido.
Por ello el partido debe estar bien organizado y tener capacidad para aplicar en
días las políticas aprobadas por sus órganos de dirección, así como organizar y
desarrollar los acuerdos de IU en la sociedad. Las agrupaciones y comités
18
§
§
§
§
§
§
deben funcionar con regularidad y con tareas que cumplir. Es necesario
reorganizar el PCE en todos los ámbitos para simplificar la organización y para
reforzar la eficacia de las actividades a realizar en IU, en los sindicatos y
movimientos sociales, en el terreno del debate cultural e ideológico.
El PCE es una escuela de formación y preparación de cuadros, además de una
organización política capaz de analizar bien la realidad e impulsar las iniciativas
políticas adecuadas en cada momento. El PCE no es un club de debate no
operante en el plano político: se deben reforzar todos los aspectos que
contribuyan a que cada organización y militante sepa qué hacer, cómo hacerlo,
cuando hacerlo y con quien hacerlo. La lucha cultural, por el cambio de valores
conservadores por valores democráticos y socialistas es una tarea fundamental
de los comunistas, nada fácil por cierto en un mundo dominado por las ideas
del individualismo y del triunfo social de unos sobre otros.
La próxima dirección y las direcciones a los diversos niveles deben saber bien
en qué momento estamos, cuáles son los problemas concretos de la gente en
su vida real, por qué mucha gente se encuentra indefensa ante el empresario y
ante la administración y desconfía de, o no cree, en las estructuras sindicales y
políticas, qué modelo productivo se ha ido creando, cómo se articula la relación
política con los trabajadores, quién dirige la opinión pública a través de las
instituciones y los medios de comunicación...
El PCE es profundamente democrático en el terreno formal y en el
funcionamiento organizativo. Debemos analizar si es tan democrático en el
terreno político y de formación de la opinión y en la decisión meditada del
militante después de disponer de los datos para pronunciarse
democráticamente, sin necesidad de estar absolutamente pendiente de lo que
decida su órgano o su dirigente: el comunista, en principio, debe dudar de todo
y analizar las cosas con su buen sentido común: esta es la única forma de que
la democracia partidaria no sea un espejismo o un cuento. La democracia se
construye ejerciéndola, no depositando una confianza ciega en el colectivo
dirigente de turno, sino equilibrando las decisiones que éste toma,
entendiéndolas y aplicándolas consecuentemente.
Pero este sentido y practica democrática deben tener siempre su contrapartida
en la coherencia y cohesión con las decisiones tomadas democráticamente. Un
partido capaz de discutirlo todo y llegar a decisiones que luego no es capaz de
aplicar unitariamente hacia la sociedad es un partido destinado al fracaso. El
partido debe tener una coherencia interna, expresada en que los asuntos
decididos como importantes deben ser defendidos hacia fuera y en todos los
ámbitos de su actuación, con la unidad de acción. Si alguien no está de
acuerdo con una decisión puede no aplicarla, de forma discreta, pero nunca
combatirla.
Es incompatible con la unidad y coherencia del partido la creación y
mantenimiento de fracciones permanentes, que acaban siempre funcionando
como un partido dentro del partido. Si no hay cohesión entre todo el partido,
éste no sirve para gran cosa.
La constante descalificación del partido, o de sus órganos de dirección, o
ambas cosas a la vez, son tremendismos al estilo de que el partido está en la
UVI o en coma; es echarse piedras sobre el propio tejado y el camino más
19
recto a la destrucción, y no a la superación de los problemas políticos y
organizativos existentes.
6. Tenemos una serie de importantes cuestiones a impulsar con fuerza y sobre las
cuales hay posición política que debe reafirmarse:
a) El impulso del sentido republicano del partido con iniciativas políticas y
culturales. El PCE defiende un estado federal solidario y republicano, y esto es
una acción política y cultural permanente que debe realizarse sin voluntarismos
irreales y sin demoras paralizantes. El PCE no es nacionalista ni debe tener
derivas o erratismos nacionalistas de ningún tipo, que irían contra su sentido
internacionalista y universal. Otra cuestión es que el PCE debe tener en cuenta,
como siempre ha tenido, la identidad colectiva popular, la lengua y la cultura
en que se insertan su militancia, su trabajo, la clase trabajadora y las capas
populares que intenta representar.
b) Durante un período largo predominó entre los comunistas una posición
errónea, fruto de una lectura e interpretación mecánica e infantil de las tareas
de los clásicos del marxismo y también, cabe decirlo, de la dureza de la lucha
social: era la teoría de la clase contra clase, que simplificaba la complejidad de
la estructura de clases y los valores y principios básicos de la clase obrera.
Posteriormente, se fue aclarando, por la tozudez de la realidad y se instaló en
el centro de la lucha de clases el proceso de conquista y desarrollo de las
libertades en una convergencia popular. El proceso al socialismo, se llegó a la
conclusión, pasa por la democracia y, en ésta, juegan un papel importante
sectores populares que no son asalariados.
Los fenómenos fascistas y la necesaria defensa de las libertades y de la
democracia reforzaron esta concepción, ya de por sí justa, ya que la
composición del sentido de clase en valores y principios fundamentados en el
trabajo, en el civismo y en la libertad, aglutina a diversos sectores populares.
El papel de las ideas en la lucha cultural y la práctica, como laboratorio de su
justeza, conduce a la hegemonía de valores diferentes a los dominantes, si se
acierta en el análisis y en las propuestas políticas referentes a principios sobre
el trabajo, los bienes colectivos, la igualdad, la corresponsabilidad, el esfuerzo
de cada uno y una.
Los sectores populares, implicados objetivamente en las alianzas y susceptibles
de comprometerse, deben tener claro los objetivos a alcanzar en cada
momento. Es la forma de hacer avanzar proyectos de cambio, de
transformación, cambiando la relación de fuerzas por la creciente hegemonía
de unas ideas, principios y valores sobre los valores conservadores que
gobiernan. Para nosotros, que defendemos la democracia en todos sus
aspectos y hasta sus últimas consecuencias, como vía al socialismo, es
fundamental acertar en algo imprescindible, cual es una buena política de
alianzas.
La política de alianzas, que debe verse de forma matizada por su complejidad.
No podemos ver las alianzas en sentido unilateral como si lo único existente en
este terreno fueran los pactos con el PSOE. Las primeras y fundamentales
alianzas son con nuestros seguidores, con los movimientos sociales, culturales
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y sindicales, y con las personas que, sin estar encuadradas, tienen un
compromiso político para el cambio o para las reivindicaciones populares.
Hoy, en España, las alianzas deben pasar por un acuerdo social y cultural para
hacer retroceder las políticas del PP, organizando para ello a todos los sectores
que defienden políticas más avanzadas socialmente. Esto exige trabajar más y
mejor con las organizaciones profesionales, que tenemos muy abandonadas,
con los sindicatos, movimiento feminista y movimientos sociales, con la COAG y
la COPYME...
Continuar trabajando por la construcción de una alternativa que desaloje al PP
del poder, para realizar otras políticas.
c) Trabajar para el relanzamiento de IU y que ésta se fortalezca como alternativa
de izquierdas. No puede haber ninguna organización del partido que no tenga
sus planes de acción para fortalecer IU y para proyectar su trabajo y su imagen
hacia la sociedad, de acuerdo con las políticas que en cada momento apruebe
IU Federal e IU en los diversos ámbitos. El llamamiento a los y las militantes
para su participación en IU debe ser algo natural en las tareas del partido.
d) Impulsar la militancia de los comunistas en CC.OO para que las políticas de
este sindicato sean las más adecuadas a la necesaria confrontación con la
derecha, sus valores y sus políticas. Es en CC.OO donde reside la fuerza de
miles de trabajadores con los cuales podemos construir una nueva realidad
social.
El PCE defiende en política sindical lo mismo que ha defendido siempre: un
sindicalismo de clase, democrático, participativo e independiente.El PCE tiene
su propia política para actuar en el movimiento obrero y sindical. Una política
forjada y aprobada en los últimos años y coincidente en muchos aspectos con
las tesis de la corriente crítica de CC.OO., tesis que creemos acertadas en el
análisis de lo que ocurre en el mundo y aquí, y, consecuentemente, en las
propuestas de acción sindical adecuadas.
El proceso de reconstrucción capitalista en marcha ha afectado a toda la
izquierda, también a CC.OO. En ese proceso, a nuestro entender, no se
analizan bien las nuevas formas de explotación que se ponen en marcha y que
parecen menos agresivas que en el pasado. Nuestra actitud, como militantes
comunistas, es que CC.OO tenga una fuerte capacidad reivindicativa,
movilizadora, democrática y participativa. Por razones obvias, de necesidad
objetiva de los trabajadores y trabajadoras y porque el sindicalismo y, en
concreto, CC.OO deben formar parte del bloque social alternativo que
construya una mayoría de cambio.
e) La celebración de una Conferencia para la redacción del Manifiesto-Programa
del partido que parta del Manifiesto del PCE para la Izquierda, adecuado a las
nuevas realidades, con un compromiso explícito de este Congreso para que
ésta se celebre antes de dos años.
Asimismo, una Conferencia de Organización para aplicar y profundizar los
acuerdos del Congreso, para conocer con exactitud qué somos, quiénes somos
y dónde estamos, hablando de cada federación del partido y no eludiendo los
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problemas que afectan al conjunto del partido y al conjunto de direcciones y
organizaciones.
En resumen, el PCE defiende un programa político centrado en combatir las políticas
neoliberales del PP en lo económico y social, en lo laboral, en los servicios públicos.
Combatir los planes conservadores del gobierno en la universidad, en la sanidad, en la
política de aguas, en los contenidos de la democracia. El PCE impulsará la lucha por lo
más concreto en la vida de la gente, junto a la lucha ideológica por otros valores que se
enfrenten a los conservadores predominantes.
El PCE hará un esfuerzo máximo para la unidad con todas las fuerzas democráticas y de
izquierdas que en España, en la UE, en América Latina y en el resto del mundo luchan
contra el sistema neoliberal y pugnan por construir una alternativa al mismo. El PCE
combatirá a la OTAN, como instrumento represor al servicio del imperialismo, los Planes
ALCA y Colombia y todas las formas de control político-militar.
Este congreso debe aprobar sin dudas las tareas a realizar por el partido, las formas
fortalecerse, organizándose bien y con el aumento de la capacidad política y cultural
cada militante. Este congreso debe definir qué partido queremos, para que no haya
ningún momento confrontación con IU, sino sintonía en la elaboración de la política y
una práctica consecuente.
de
de
en
en
Nosotros y nosotras queremos contribuir a construir un futuro mejor, para lo cual es
necesario definir bien qué somos y para qué servimos, y cual es nuestro papel en la
sociedad. No somos un elemento secundario en este mundo. Tenemos historia, cultura
política y organizativa y compromiso militante; por tanto tenemos futuro.
Tenemos un gran reto, con las mujeres, pues son pocas las afiliadas, por lo que tenemos
que revisar qué hacemos mal y con una parte importante de la juventud generosa con sus
semejantes y combativa, pero recelosa y reacia a organizarse políticamente. Solo la
podemos convencer con el ejemplo y éste empieza en nuestros debates, decisiones y
talantes. La juventud es el elemento imprescindible para que la cadena de lucha que nació
con nuestros antepasados y conquistó una vida mejor para una parte de la humanidad,
continúe hasta la total emancipación de todos los seres humanos. Esto puede ser una
utopía, pero no es una quimera, y las utopías pueden realizarse si hay la voluntad, el
esfuerzo y la inteligencia para ello. El mundo actual exige una fuerte pasada por la
izquierda, por una profunda democracia, por el humanismo socialista. Podemos contribuir
a hacer realidad los sueños si soñamos despiertos.
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