15.1 LA CREACIÓN DEL ESTADO FRANQUISTA: FUNDAMENTOS IDEOLÓGICOS Y APOYOS SOCIALES. EVOLUCIÓN POLÍTICA Y COYUNTURA EXTERIOR. DEL AISLAMIENTO AL RECONOCIMIENTO INTERNACIONAL. EL EXILIO. 1. FUNDAMENTOS IDEOLÓGICOS. Las características fundamentales del franquismo fueron: a) Dictadura personal de Franco, que se mantuvo hasta su muerte. Concentró cargos: Jefe del Estado, Jefe del Gobierno, Jefe de las Fuerzas Armadas y Jefe del partido único; concentró poderes (ejecutivo y potestad e iniciativa legislativa), se rodeó de ministros de su total confianza y no contó ni con un parlamento representativo ni con una Constitución que limitara sus poderes. Franco se consideraba como un hombre providencial elegido por Dios para la salvación de España. b) Pensamiento identificado con el de las derechas conservadoras y autoritarias europeas de entreguerras. Ideología que pervivió, aunque con matices, hasta los años 70. Los rasgos principales de dicha ideología fueron: - Nacionalismo radical: lo que implicó la represión de los nacionalismos y la prohibición en actos públicos, escuelas e iglesias de los idiomas catalán, vasco y gallego. - Tradicionalismo: defensa de la religión, la familia, el orden y la propiedad. Rechazo de la modernidad y nostalgia de etapas pasadas (se añora la época de los RR.CC. y los Austrias). - Rechazo a toda ideología opuesta al régimen: Rechazo del liberalismo y de la democracia parlamentaria, del marxismo, del socialismo y, de cualquier expresión del movimiento obrero. - Inspiración fascista o nacional-sindicalista. c) Identificación con el Catolicismo, que será la religión oficial del estado. Se impone una estricta moral católica, tanto pública como privada (su incumplimiento llegó a ser identificado como delito en el código penal). La Iglesia controló la educación e impuso su moral a toda la población. d) Militarismo: Debe recordarse que el régimen procede de la guerra y que Franco era militar, lo que se traduce en una tendencia a gobernar la sociedad con estilo militar. e) Pragmatismo: El sistema se construyó de forma improvisada y se fue adaptando a las circunstancias manteniendo intacto lo sustancial, es decir, el poder personal de Franco. Se evoluciona desde un régimen próximo al fascismo hasta una dictadura paternalista que presumía de haber traído a España la paz y el desarrollo. El régimen careció de Constitución escrita. En su defecto, una serie de leyes fundamentales fueron aprobadas a lo largo de la dictadura, adaptándose a las distintas circunstancias (fueron siete: Fuero del Trabajo, Ley Constitutiva de las Cortes, Fuero de los Españoles, Ley de Referéndum Nacional, Ley de Sucesión, Ley de principios del Movimiento Nacional y Ley Orgánica del Estado). g) Carácter fuertemente represivo. El régimen se impuso mediante una dura y constante represión. 2. APOYOS SOCIALES DEL FRANQUISMO El apoyo social del franquismo procede de varios elementos: ejército, iglesia, capital y clases medias. Básicamente le apoyan: Grandes propietarios de tierras, de la aristocracia y la alta burguesía industrial y financiera, grupos que recuperaron el poder económico y social que la II República les había arrebatado. Las clases medias urbanas y los propietarios agrarios, sobre todo en el norte y en ambas Castillas de filiación derechista. Funcionarios de la administración, así como maestros y militares ascendidos por las depuraciones realizadas al término de la guerra civil. Todos ellos presentaban unos rasgos comunes: mentalidad conservadora, defensora de la familia, la propiedad privada, la religión católica y la nostalgia del orden público. Por contra, su respaldo fue casi nulo entre los jornaleros, el proletariado industrial y buena parte de las clases medias urbanas. Existieron distintas “FAMILIAS POLÍTICAS” o grupos ideológicos con enorme fuerza sobre todo en la primera década del franquismo: Los militares sublevados, era la base de permanencia del régimen, de él provienen la mayoría de los colaboradores de Franco (Varela, Moscardó, Carrero Blanco…). Los Falangistas. Poseían una ideología cercana a la fascismos europeos: aspiraban a establecer un régimen totalitario controlado por un partido único: el Movimiento Nacional (nuevo nombre que recibió FET y de las JONS). Monárquicos. Defendían la restauración monárquica en don Juan de Borbón pero inicialmente apoyaron a Franco. Pese a su apoyo, Franco nunca se comprometió con los monárquicos. Católicos apoyo masivo. Muchos religiosos participaron en las Cortes y en el Consejo del Reino. Sólo a raíz del Concilio Vaticano II se produjo cierto distanciamiento entre Franco y la jerarquía eclesiástica. 3. EVOLUCIÓN POLÍTICA Y COYUNTURA EXTERIOR. A) El primer franquismo. (1939-1945). Periodo dominado por la situación internacional. Aunque España no intervino en la 2ª guerra mundial, su neutralidad fue sólo relativa y en realidad se alineó con las potencias del Eje (entrevista de Hendaya) el gobierno franquista suministró materias primas de carácter estratégico, cooperó en la invasión de la URSS a través de la División Azul, permitió bombardeos sobre Gibraltar y el paso de aviones y barcos. Se establece un régimen nacional-sindicalista, de corte totalitario. Predominio de la familia falangista y militar. La figura más relevante del régimen fue Serrano Suñer (Cuñado de Franco, Falangista y germanófilo, fue Ministro de Gobernación y de Asuntos Exteriores). A partir de 1943, las derrotas del eje hicieron que Franco intentara acercarse a los aliados: destituyó a Serrano Suñer y empezó a enfriar las relaciones con Alemania. B) El aislamiento internacional y el ascenso de los católicos. (1945-1951). Tras la guerra, España quedo aislada de los organismos internacionales por haber prestado apoyo a los fascistas. El régimen quedó bloqueado diplomática y económicamente. o En la Conferencia de Postdam (julio de 1945), se acordó vetar a España como miembro de la ONU. En febrero de 1946, la ONU condenó el Régimen político español y recomendó a todos los países retirar sus embajadores y ministros de España. Solo apoyaron a Franco, el Vaticano, Portugal (donde gobernaba el dictador A. Salazar) y Argentina (Perón). o Además, sufrimos el BLOQUEO ECONÓMICO: España quedó relegada de las ayudas del Plan Marshall (1948). El aislamiento internacional obligó a Franco a seguir una política autárquica que se tradujo en terribles años de escasez, racionamiento y mercado negro. Como respuesta, organizó manifestaciones multitudinarias para protestar contra la ONU, exacerbar el orgullo nacional y agrupar a la mayoría del país en torno a su persona. En este periodo la falange pierde influencia y se inicia el ascenso de los católicos (Martín Artajo y Carrero Blanco). Se abandona la simbología fascista. C) El reconocimiento internacional. (1950-57). Un nuevo cambio en el panorama internacional, la Guerra Fría, hace que las relaciones diplomáticas mejoren. Ahora España resultaba útil para la política de contención del comunismo, lo que permitió a Franco presentarse ante las democracias occidentales como un aliado leal frente a la URSS. En 1950 la ONU revocó la resolución de bloqueo contra España con el consiguiente regreso de los embajadores. En 1953 se firma el pacto con los EE.UU. que suponía la integración económica y militar de España en el bloque occidental y la ayuda económica americana. A cambio, los acuerdos permitían a los estadounidenses construir cuatro bases militares en suelo español y, por unas cláusulas secretas, el tránsito y almacenamiento de armas nucleares. El definitivo reconocimiento internacional de España llegó con su ingreso en la ONU en 1955 y en el FMI en 1957 y entre esa fecha y 1960 a todos los organismos internacionales. Como consecuencia gira la orientación de los gobiernos y aumenta la influencia de la familia católica: Martín Artajo, Ruiz Giménez y Carrero Blanco (que comenzó a ser el “hombre fuerte del régimen”). El periodo se caracterizó también por una mayor liberalización económica (aunque aún moderada). 4. EL EXILIO. El exilio significó para España una grave pérdida demográfica, económica e intelectual. El primer exilio tuvo lugar en 1937 tras la conquista franquista del norte de España. Miles de niños fueron enviados, principalmente, a Rusia (son los llamados niños de la guerra, unos 3.000). Al finalizar la contienda más de cuatrocientas mil personas, abandonaron España llegando a Francia o al norte de África. La mayoría fueron internados en campos de refugiados. Otros optaron por partir hacia América: fundamentalmente a México. Otros se ubicaron en Argentina, Chile, Venezuela y Cuba. La mayoría tuvo que esperar a la muerte de Franco para poder regresar a España. En el exilio se desarrolló una parte muy importante de la oposición política al franquismo. Las instituciones políticas de la República y los gobiernos autónomos catalán y vasco siguieron funcionando. Igualmente la mayoría de las organizaciones políticas y sindicales republicanas mantuvieron su organización en el exilio. 15.2 LA CONSOLIDACIÓN DEL RÉGIMEN. LAS TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS: DE LA AUTARQUÍA AL DESARROLLISMO. LOS CAMBIOS SOCIALES. 1. LA CONSOLIDACIÓN DEL RÉGIMEN: EL TARDOFRANQUISMO (1957-1970). En 1957, el modelo autárquico y totalitarista estaba agotado y el régimen franquista continúa su transformación. La figura clave será el Almirante Carrero Blanco, hombre de confianza de Franco que se rodea de políticos católicos, conservadores y partidarios de la aproximación económica a Europa a los que se les denominó tecnócratas (anteponen la eficiencia a los principios ideológicos). La falange queda definitivamente fuera. Son los “años dorados” del franquismo en los que se produce un espectacular crecimiento económico. A nivel político, sin embargo, lo que caracterizó al periodo fue el inmovilismo (atrincheramiento en los tradicionales planteamientos autoritarios del régimen), con brotes esporádicos de dura represión (creación del Tribunal de Orden Público para reprimir los llamados “delitos políticos”), aunque, eso sí, adoptando una nueva apariencia de modernidad y apertura, e iniciando una serie de tímidas medidas liberalizadoras y sociales (Ley de Prensa, Ley de libertad religiosa, creación del sistema de seguridad social). Cambia igualmente el “tono” del discurso del régimen, dejó de hablarse de “cruzada” en referencia a la guerra civil y en su lugar se mencionaba “bienestar”, “paz”, “trabajo” y “prosperidad”, es decir, valores despojados de toda ideología. El régimen desarrolla la llamada democracia orgánica y realiza la definitiva institucionalización del régimen, sin abandonar su carácter de dictadura personal, con la promulgación de nuevas leyes fundamentales (Ley de Principios Fundamentales del Movimiento, Ley Orgánica del Estado y Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (1969) para garantizar la continuidad del régimen, que instauraba una nueva monarquía en la figura del futuro Juan Carlos I, y obligaba al sucesor a jurar las leyes fundamentales. Por último continúa la apertura hacia el exterior. Entre los hechos más importantes del periodo destacamos: - Visita oficial a España del presidente norteamericano Ike Eisenhower, en diciembre del 59. - Solicitud de ingreso en la CEE (Comunidad Económica Europea, germen de la actual Unión Europea). España no fue admitida pero se consiguió un acuerdo preferencial en 1970. - Reconocimiento de la independencia de Marruecos (1956) y Guinea Ecuatorial (1968), dentro del proceso de descolonización de África auspiciado por la ONU en los años 50, y siguiendo el ejemplo francés. Reclamación de Marruecos de los territorios del Sahara español. 2. LAS TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS: DE LA AUTARQUÍA AL DESARROLLISMO. a) La Autarquía (1939-1951): Tras la Guerra Civil el panorama económico español era desalentador. Destruidas alrededor de 250.000 viviendas y gran parte de las carreteras y vías férreas, sin reservas de oro en el Banco de España y sin la posibilidad de obtener créditos debido a la Guerra Mundial, la actividad industrial había caído en un 30% y la agrícola un 20%. El franquismo adoptó una política económica dirigista (el estado regulaba y controlaba toda la actividad) y autárquica (cuyo objetivo era conseguir la autosuficiencia con respecto al mercado exterior). Como consecuencia se produjo un estancamiento económico generalizado. La década de 1940 fue desastrosa: hambre, malas cosechas, carencia de materias primas, restricciones eléctricas… Se impuso la cartilla de racionamiento que apenas permitía sobrevivir y enriqueció a una minoría acaparadora de productos que vendía en el mercado negro (estraperlo). En estas condiciones se explica la elevada mortandad causada por el paludismo, la diarrea, la tuberculosis, el tifus y la falta de medios para atajarla. b) La Década Bisagra (1951-1957) Durante la década de los 50 se produjo la transición del autarquismo al desarrollismo. A partir del 51 se inició un lento pero significativo cambio hacia una mayor apertura (aunque sin abandonar del todo la política autárquica). Este cambio fue consecuencia del fin del bloqueo internacional, de la ayuda económica y técnica americana y de la formación de nuevos equipos gubernamentales, más liberales en el ámbito económico. c) El Desarrollismo (1957-1975) La consolidación del crecimiento se produce tras la entrada en el gobierno de los ministros tecnócratas del Opus Dei. En 1959 se aprueba el Plan de Estabilización, que rompe definitivamente con el modelo autárquico e intervencionista e implanta una economía de mercado. El plan incluía un conjunto de medidas de reajuste (como la devaluación de la peseta, reducción de gastos del Estado…), los resultados inmediatos fueron traumáticos (disminución de salarios reales, quiebra de empresas no rentables, aumento del paro…) pero dio paso a una década de crecimiento económico vertiginoso que no se detendría hasta 1975. En 1962, se ponen en marcha los Planes de Desarrollo que establecían directrices obligatorias para las empresas públicas e indicativas para las privadas. A éstas, si aceptaban las condiciones del Plan, se les concedían ventajas fiscales, financieras y laborales; y aquellos sectores donde no llega la empresa privada quedarían en manos de la pública. Uno de los aspectos más destacables de estos planes fue la creación de los llamados Polos de Desarrollo (que concedía importantes ayudas y ventajas a las empresas que se establecieran en zonas atrasadas). En los años sesenta la economía española, coincidiendo con una coyuntura económica internacional favorable, tuvo un crecimiento explosivo caracterizado por: Su espectacularidad: entre 1960 y 1970 la renta per cápita se dobló. La media del crecimiento anual se situó en el 7%. La modernización de todos los sectores económicos: En el sector terciario destacó el crecimiento espectacular del turismo y la construcción. El sector que más se desarrolló fue el secundario, en especial las industrias químicas, del metal y del automóvil. El crecimiento tuvo deficiencias importantes: o Estuvo acompañado por un intenso movimiento migratorio hacia el exterior. o Se originaron grandes desequilibrios regionales. Frente al desarrollo de las zonas industriales de larga tradición (Barcelona, País Vasco, Madrid) y los nuevos polos de desarrollo (Valladolid, Zaragoza…), otros territorios quedaron despoblados y rezagados económicamente. o La balanza comercial siguió siendo muy deficitaria. o Elevado coste medioambiental. o Dependencia exterior: el crecimiento estuvo, en buena medida, basado en tres elementos: inversiones de capital extranjero, divisas de los emigrantes y turismo, todos ellos muy vulnerables a las oscilaciones económicas exteriores. 3. LOS CAMBIOS SOCIALES. 3.1. El primer franquismo: Al término de la guerra y durante el primer franquismo, España era una nación demográficamente en retroceso (a los muertos habidos por la guerra y las personas que marcharon al exilio se suma la alta mortandad de la posguerra y la caída de la natalidad). España continuaba siendo un país atrasado y esencialmente agrario, cuya estructura social se diferenciaba poco de la de los años 30. El régimen no impulsó ninguna política de redistribución positiva de la renta. 3.2. El tardofranquismo: Fuerte crecimiento demográfico (pasamos de 29,4 millones en 1957 a 35,8 en 1975, debido a la radical disminución de la mortalidad que se redujo a la mitad (gracias a la mejora del nivel de vida y a las mejoras sanitarias, sobre todo a la introducción de antibióticos), mientras que la natalidad se mantiene alta e incluso aumenta (por razones sociopolíticas y de mentalidad). El crecimiento demográfico estuvo acompañado por un intenso movimiento migratorio, tanto interior (las emigraciones exteriores se dirigieron fundamentalmente hacia Europa), como interior. Modificación de la estructura ocupacional de la población. Por primera vez la población activa, tanto del sector secundario como la del terciario superaba a la del primario. España pasa de ser un país esencialmente agrario a ser un país industrializado y moderno, aunque todavía con notable retraso con respecto a Europa. Igualmente se modernizó la estructura social: partiendo de una sociedad básicamente rural y muy polarizada (una escasa minoría de alto nivel de renta; una reducida clase media y una gran mayoría, apenas diferenciada, de clase baja), se evolucionó hacia una sociedad con predominio de las clases medias (de un 34,1% en 1950 a un 56% en 1975). 15.3 ELEMENTOS DE CAMBIO EN LA ETAPA FINAL DEL FRANQUISMO. LA OPOSICIÓN AL RÉGIMEN. EVOLUCIÓN DE LAS MENTALIDADES. LA CULTURA. 1. ELEMENTOS DE CAMBIO EN LA ETAPA FINAL DEL FRANQUISMO. LA AGONÍA DEL RÉGIMEN. Las transformaciones económicas y sociales de los años sesenta y la penetración progresiva de los modos de vida occidentales fueron modificando a la sociedad española hacia una actitud de rechazo del gobierno dictatorial. Como consecuencia se produce un aumento de las protestas y la oposición al régimen. Desde finales de los 60 se observa un aumento de las tensiones internas del régimen entre tres sectores cada vez más definidos: los aperturistas (que querían adaptar el régimen a la realidad social), los inmovilistas, también llamado Bunker (que pretendían mantener intactas las características del régimen) y los conservadores (que aceptaban solo las reformas necesarias para que el régimen se mantuviese sin cambiar sus fundamentos). En 1969 estalló el escándalo MATESA (un caso de corrupción protagonizado por esa empresa de maquinaria textil que tenía amplios apoyos políticos). El escándalo, que fue conocido gracias a la nueva ley de prensa, descubrió la corrupción y miserias del franquismo y transmitió la sensación de inestabilidad. Tras el escándalo, Franco apartó del gobierno tanto a los ministros que habían tenido algo que ver con la estafa, como a los que la habían aireado (Fraga, Solís), creándose un gobierno monocolor, con Carrero Blanco en la vicepresidencia y 11 ministros del Opus Dei. En 1973 Carrero será nombrado Presidente del Gobierno (por primera vez no coinciden en la misma persona la Jefatura del Estado y la del Gobierno) y pretenderá mantener la continuidad del régimen. El asesinato de Carrero, en diciembre de 1973, fue un duro golpe para el sector inmovilista. Fue sustituido por Arias Navarro (representante de la línea dura del régimen) que tuvo que enfrentarse a dos problemas prácticamente insolubles: la crisis económica del petróleo de 1973 (cierre de empresas, inflación, paro, aumento del déficit) y el incremento de la oposición. El nuevo gobierno fue incapaz de conciliar una teórica apertura (en su discurso programático anunció su voluntad de emprender una cierta liberalización, con medidas como el establecimiento del derecho de asociación política) con una práctica represión de toda oposición, decepcionando a todos. A todo ello se unió la presión de Marruecos sobre el Sahara español, aprovechando la agonía de Franco, (movilización de la Marcha Verde de noviembre de 1975). España acabó cediendo y entregando el Sahara a Marruecos. En definitiva, el régimen no supo adaptarse al dinamismo de la nueva sociedad y, pese a los conatos de apertura, al final la respuesta siempre fue la misma: la represión policial. En este contexto de desmoronamiento del régimen Franco moría el 20 de noviembre de 1975, dejando tras de sí un Estado que se derrumbaba y al que sólo mantenían en pie su figura y el aparato represivo. 2. LA OPOSICIÓN AL RÉGIMEN. 3.1. Durante los primeros años del franquismo la oposición en el interior fue muy escasa, ya que se hallaba muy desunida, muchos de sus miembros estaban en el exilio y la represión era muy intensa (se calculan unos 50.000 fusilamientos). Pese a todo: Continuó la actividad clandestina de pequeños grupos del PCE. Los monárquicos conspiraron para derrocar al dictador y hacer retornar la monarquía en la persona del hijo de Alfonso XIII, don Juan de Borbón. Entre 1944 y 1949, se organizó en las zonas montañosas un movimiento de resistencia guerrillero: el maquis, integrado sobre todo por comunistas. Unos cinco mil maquis penetraron por el valle de Arán, se dispersaron por el territorio español y comenzaron una actividad guerrillera que se mantuvo hasta los años cincuenta, momento en que fue disuelto el último maquis. En el exilio las instituciones políticas de la República y los gobiernos autónomos catalán y vasco siguieron funcionando. 3.2. En los años 50 comenzó una lenta reconstrucción en el interior de España de una auténtica oposición, experimentando cambios significativos: o Renuncia a la práctica violenta. La actividad más común fue la huelga para solicitar reivindicaciones salariales, destacando la de los tranvías de Barcelona de 1951. o El centro de la oposición se estableció en el interior del país y no en el exilio, como había sucedido hasta el momento. o La mayor parte se sus protagonistas estaban integrados en el sistema (en el seno de los sindicatos franquistas y en las universidades), algunos ni siquiera habían vivido la guerra civil. 3.3. A partir de los años 60 se fueron ampliando los frentes de oposición al régimen. Destacaron: 1. El movimiento obrero: comenzó a canalizarse a través de sindicatos no reconocidos por el régimen como USO, ELA-STV y, el más importante, Comisiones Obreras (CC.OO.) (que surgió dentro de la propia organización vertical del franquismo), próximo al PCE (la UGT no tuvo influencia hasta el 76). Las huelgas laborales fueron más frecuentes y a las reivindicaciones de carácter profesional incorporan reivindicaciones de tipo político (derecho de huelga, manifestación…). En 1971 se publica la Ley Sindical que permitía una mayor representatividad de los obreros. Pero ni las asociaciones políticas ni las obreras fueron legalizadas, teniendo que actuar en la clandestinidad. 2. El movimiento estudiantil universitario, con permanentes exigencias de democratización, sobre todo la Universidad de Madrid que se convirtió en un foco de revuelta permanente. 3. La oposición dentro del propio ejército, organizada en torno a la UMD (Unión Militar Democrática). 4. La iglesia católica. A raíz del Concilio Vaticano II (clausurado en 1965), se fue distanciando del régimen: destacaron el Cardenal Tarancón, el clero catalán y vasco que se acercó al nacionalismo, los llamados “sacerdotes obreros” y los “cristianos por el socialismo” (numerosos miembros de organizaciones católicas e incluso sacerdotes colaboraron o militaron en los partidos y sindicatos clandestinos). 6. La oposición política tradicional. Partidos de Izquierda: El Partido Comunista de España (PCE), (hasta bien avanzada la década de los 60 el único partido antifranquista en el interior). Dirigida por Santiago Carrillo. El Partido Socialista Obrero Español (PSOE), fue muy minoritario en el interior del país hasta finales del franquismo. Dirigido por Felipe González desde el Congreso de Suresnes (Francia) en 1974. Los partidos moderados, pequeños partidos que cubrían un amplio espectro ideológico, destacaron los protagonistas del llamado Congreso de Munich en 1962 donde se reunieron miembros de la democracia cristiana, monárquicos, algunos republicanos y el PSOE, para pedir la democratización de España. Franco calificó tal reunión como Contubernio de Munich. Hubo un repunte de Los partidos de carácter nacionalista: Se revitalizaron los históricos (PNV y Ezquerra) y se forman otros nuevos como Convergencia Democrática de Cataluña, liderada por Jordi Pujol. 7. Los grupos terroristas procedentes de: Nuevos partidos de extrema izquierda que derivaron hacia el terrorismo como el FRAP y GRAPO. El nacionalismo radical de ETA, que en su origen fue un grupo de reflexión política dentro del PNV, escindido en 1959, utiliza el terrorismo a partir de 1964. En los últimos años del régimen se inicia un proceso de acuerdo de una acción común de la oposición: el PCE impulsó la Junta Democrática de España (1974) que reclamaba la apertura de un proceso constituyente y proponía un proyecto de “reconciliación nacional” con el fin de agrupar a todas las fuerzas de la oposición. Al año siguiente, el PSOE promovía la Plataforma de Convergencia Democrática en la que se incluyeron demócratas cristianos y liberales. Ambos acabarían uniéndose en la llamada Platajunta que negociará con el gobierno de Adolfo Suárez el contenido de la reforma política llevada a cabo por éste. Ante la oposición la única respuesta fue la represión. Los consejos de guerra y las ejecuciones se convirtieron en escándalos en el ámbito internacional. Por su parte, la extrema derecha (Guerrilleros de Cristo Rey) organizó constantes provocaciones y atentados presionando para que el régimen no cediese a las reivindicaciones de la oposición. 3. EVOLUCIÓN DE LAS MENTALIDADES El régimen impuso una rígida concepción de vida basada en los valores tradicionales, militares y de intransigencia religiosa. La mentalidad ultraconservadora impuesta puede resumirse en: - Una moral escrupulosa y estricta de inspiración católica. - Una obediencia ciega y absoluta a cualquier superior en jerarquía (de hijos a padres, de trabajadores a jefes, de todos los españoles a Franco). - Una división estricta de funciones según el sexo (el hombre para el trabajo y la guerra; la mujer para el hogar) y una total supeditación de la mujer respecto al hombre. En los años 60, en correspondencia con el desarrollo económico y las transformaciones sociales y contrastando radicalmente con el inmovilismo y la represión política, se producen cambios profundos en la mentalidad. El nivel de vida mejoró y apareció la sociedad de consumo: los salarios subieron, se generalizaron el teléfono, la nevera, la lavadora, el SEAT 600, las vacaciones y, en general, la cultura del ocio. Se fueron imponiendo nuevos gustos, modas y costumbres procedentes de Europa (a través del turismo, los emigrantes, la difusión de la televisión y el propio régimen que buscó la integración en la CEE). Europa se convirtió en el modelo, no solo económico, sino también de libertad en lo político y en las formas de vida que los españoles aspiraban a alcanzar. Uno de los cambios más destacados fue el papel de la mujer que a partir de los 60 comienza a liberarse. También se produjo una progresiva, aunque lenta, secularización de la sociedad La nueva mentalidad, opuesta a la conservadora y autoritaria de los años 40 y 50, se resumía en un afán de libertad moral, cultural y política y empujaba, cada vez con más fuerza, hacia la democracia. 4. LA CULTURA EN LA ESPAÑA DE FRANCO. El triunfo del franquismo supuso el fin de la Edad de Plata de la cultura española. Entre 1939 y 1955, con el exilio de buena parte de los intelectuales y artistas, las manifestaciones culturales estuvieron inspiradas en los principios estéticos y doctrinales del franquismo: clasicismo y los gustos artísticos y exaltación del nacionalismo español y del catolicismo militante (nacional-catolicismo). Todo lo vanguardista fue rechazado. La educación, sobre todo durante la etapa autárquica, fue controlada por la Iglesia, incluida la Universidad, que, al igual que sucedió con los maestros republicanos, fue depurada. La rígida censura que aplicaba el régimen afectó a todas las actividades intelectuales y a los medios de comunicación, pero no pudo evitar que algunos escritores como Camilo José Cela en La familia de Pascual Duarte (1942), Dámaso Alonso en Los Hijos de la ira (1944), o Buero Vallejo en Historia de una Escalera (1949) reflejaran las duras condiciones de vida que existían bajo la dictadura. Entre 1956 y 1975 y, sobre todo con el desarrollismo, cambió el mensaje del franquismo, que propició en la sociedad española la cultura de evasión: cine folklórico, comedia intrascendente o la sub-literatura (folletín). Este modelo cultural se vio favorecido por la inauguración de la televisión en 1956, convertida en el medio por excelencia para difundir los valores del régimen. La respuesta de los intelectuales fue un mayor compromiso social: nacía la denominada generación realista de la posguerra, con obras como El Jarama de Sánchez Ferlosio, Las ratas de Delibes o Tiempo de silencio de Martín Santos. Igualmente el cine se renovaba con García Berlanga (Bienvenido Mr. Marshall), y Bardem (Muerte de un ciclista), directores que, desde la ironía o el realismo, reflejaban la sociedad española de una manera crítica. La Durante los años sesenta, se publican obras de autores prohibidos hasta entonces como Ramón J. Sender o Antonio Machado. Y una hornada de nuevos autores publicaron obras con un claro signo desmitificador de la Guerra Civil: Miguel Delibes, Buero Vallejo, Torrente Ballester, Camilo José Cela. Junto a ello aparece una literatura experimental, con prosistas como Juan Goytisolo y poetas como José Ángel Valente. Durante estos años adquirieron gran difusión de semanarios políticos y culturales como Cuadernos para el Diálogo, de tendencia democristiana y Triunfo, de ideología de izquierdas. Desde el punto de vista educativo, la tasa de analfabetismo se reduce al 1,5% de la población (Ley General de Educación de 1970) y la cifra de estudiantes universitarios se multiplicó por diez desde 1960. La cultura española siguió desarrollándose también fuera del país. Entre los intelectuales del exilio destacaron el poeta comunista Rafael Alberti y el ensayista liberal Salvador de Madariaga.